CLAMORES DE
UN ESPAÑOL
“Clamores de un español” es un poemario que, de principio a fin, reúne un patriotismo hispánico tan autocrítico como sincero y ardiente, buscando la esperanza futura en el virtuosismo de las esencias tradicionales a través de unos versos que mezclan la lírica y la épica, las gestas y las tragedias, el terruño y el universo.
COLUMNAS DE HÉRCULES
Columnas de Hércules,
¿acaso no sustentan,
el punto más importante,
de este planeta?
Una bandera, el héroe heleno,
dejó allí ondeando,
hacia la leyenda del tiempo,
los mares juntando .
Columnas de Hércules:
¿No llamáis a l Atlas,
pidiendo el natural,
regreso de España?
¿Y acaso no pedís también,
el concurso de Portugal,
que ejecutó con sus quinas,
la cruzada del mar?
Por el peñón de Gibraltar,
Dios nos puso el Estrecho,
hemos ahí nuestra grandeza,
hemos ahí nuestro derecho.
Columnas de Hércules,
sostén de nuestro blasón,
Gades tu santuario,
tuyo es el sol.
Columnas de nación y universo,
columnas de mito y realidad,
¡sea hercúlea la epopeya,
de una nueva Hispanidad!
CANTOS IBEROCELTAS
A la memoria de Gabriel Celaya
Somos a muerte lo ibero,
somos a muerte lo celta,
somos la grandeza romana,
contada en goda epopeya.
Hay algo de chispa rifeña,
en nos, peninsulares e isleños,
somos a muerte los celtas,
somos a muerte los iberos.
Hoy somos leones mellados,
hoy somos águilas sin alas,
hoy somos castrados bueyes,
y no toros de lidias bravas.
Hoy somos osos sin zarpas,
hoy somos linces sin vista,
hoy somos lobos sin fauces,
somos una triste pantomima .
Mas un nervio de atávica sangre,
de iberia Sumergida e Hispania Arcana,
un nervio de espada de libertad,
truena en nombre de España.
Ay, esta Iberia sumergida,
en sus rumores clandestinos,
empeñada en ser anormal,
empeñada en viles cainismos.
Empeñada en el robo y la mentira,
empeñada en odios y desquiciamientos,
siempre la vida complicando,
con artificiales y tormentosos sufrimientos.
No es cuestión de vivir,
sólo del esplendor del pasado,
mas inaceptable es el suicidio,
la queja inactiva y el descaro.
inaceptable el odio a nuestra historia,
inaceptable el odio a nuestro ser,
inaceptables rencores acumulados,
inaceptable tantísima hiel.
¿Nos avergonzamos de lo nuestro,
pero sólo nos sabemos divertirnos?
¿en esquizofrénicas contradicciones,
habremos de sumimos?
España enlutada de sangre y polvo,
sucia, sedienta, hambrienta,
¿no somos príncipes de Occidente?
¿no hay cantos de lo ibero y lo celta?
Será que podemos ser volubles,
será que no aprendemos a vivir,
será que el esperpento nos mata,
será que insistimos en morir.
Lloro contra los babosos mediocres,
lloro de rabia e impotencia,
somos a muerte lo ibero,
somos a muerte lo celta.
Estas lágrimas son pensamientos,
estas lágrimas son hachazos,
olas marinas y crespos montes,
son ibero-celtas cantos.
La ruina de nuestro presente,
va a aniquilar nuestro futuro,
han de sonar cantos de vida y esperanza,
en lo alto del crepúsculo.
Resuenen cantos de iberos,
resuenen cantos de celtas,
proyectados y universalizados,
sobre las Españas enteras.
Somos cuerpos estremecidos,
somos sentimientos exagerados,
somos espumas torrenciales,
somos los ibero-celtas cantos.
Hacemos nerviosa la lengua latina,
somos sobrios y austeros,
pero parece que nuestras bocas,
quieren ahogarse con venenos.
Somos a muerte lo ibero,
somos a muerte lo celta,
nuestra bronca textura se acicala,
con el rayo y la centella.
Somos la leyenda golpeada,
somos las piedras habladoras,
ahora los cantos ibero-celtas,
siempre es el momento. ¡Ahora!
Basta de enrevesados refunfuños,
nuestra alma no está muerta,
¡somos a muerte lo ibero!
¡somos a muerte lo celta!
EL VASCÓN
Atavismo noble,
de leyenda ilustrada,
se yergue el vascón,
por toda España.
El caserío como núcleo,
de la tallada piedra,
la que es levantada,
con brío y fuerza.
Remoto pasado en marcha,
autóctono anterior a l indoeuropeo,
labrado en bosques y mares,
como el más fértil astillero.
Hijo de la lucha y de la luna,
cotejando el sol desde los montes,
recio, austero y montaraz,
en los más sinceros horizontes.
Clamando a Jaungoikoa,
desde una atalaya de arcanos,
próspero, sencillo, laborioso
forja de los manes hispanos.
¡Sigue nutriendo nuestro espíritu,
oh, vascón admirable,
que tu ser nos proteja,
con cerebro y con sable!
GARRA CELTIBERICA
Un celta llegó a la Península,
con una ibera se unió,
fuerza nativa forjadora,
de un magnífico corazón.
Cercaron las olas de los mares,
tanto fenicios como griegos,
entrambos asombráronse,
de la cultura de Tartessos.
La Piel de Toro querida,
hunde antiquísimas raíces,
desde las montañas vasconas,
florecen arcanos sublimes.
Tú que fuiste la perla de Roma,
y de los godos patria ansiada,
tú, martillo del mahometismo,
tú: América, Flandes o Italia.
De tus legendarios orígenes,
a tu desarrollo de esplendor,
tanto trabajo y sacrificio,
¿por qué tanta falsa cuestión?
Vuelva la garra de Olindico,
vuelva la garra de Viriato,
la de Indíbil y Mandonio,
la de Culchas y Chalbo.
Vuelva la vieja estirpe,
vuelva hacia el futuro,
vuelva contra la decadencia,
de este tiempo tan oscuro.
Vuelvan a crujir las falkatas,
vuelvan los roncos cantos de guerra,
vuelvan broncos y saludables,
nombres de patria iberocelta.
CUNA ROMANA
Mi cuna es Roma,
porque Roma es mi lengua,
porque Roma es mi alma,
porque Roma es mi esencia.
Defiendo mi cuna romana,
ante tantos barbarismos,
en un mundo de tinieblas,
que cabalga hacia el abismo.
Soy hispanorromano,
amo de veras a mi patria,
Roma: España es la que ostenta,
el escudo de su raza.
Monarquía, Aristocracia,
Democracia; soy senatorial y popular,
olivo, trigo y vid,
para la tierra y del mar.
in Hoc Signo Vinces,
centro de la Cristiandad,
gloria de Teodosio,
fuente de legitimidad.
Laureles de victoria,
inmortalidad de cultura,
vocación universal,
que no halla sepultura.
Siempre en mi conciencia,
Roma es mi cuna,
como romano quiero vivir,
hasta la hora de la tumba.
LLANTO ROMANO
No llores romano,
que ya alguien te lo advirtió,
que el bárbaro fiero,
te helaría el corazón.
¿Dónde tu pueblo,
dónde tu senado,
dónde tus ejércitos,
dónde, caro romano?
Aún queda el Oriente,
que se resiste a morir,
y en nombre del Vasileia Romaion,
helénico te querrá reconstruir.
Ay, pero escucha que
la bizantina suerte,
a los siglos no será,
de la tuya diferente.
Ah, pero la Cristiandad,
será tu más hermoso legado,
ella recogerá tu cerro,
aun con barniz germano.
De ti brotará n dos hermanos,
como Rómulo y Remo sin igual,
serán dos patrias cuyos pilares,
forjarán toda La Hispanidad.
No llores romano,
que las lágrimas no arreglan nada,
mas aprende de los errores,
los mismos cometerás mañana....
DE ITÁLICA A CONIMBRIGA
Hierve en mí lo nativo,
del propio nervio iberocelta,
mas ello no es obstáculo,
para admirar la Roma excelsa.
La Roma que civilizó,
al godo caminero,
la Roma de Itálica,
que en Conirnbriga recreo.
Las ruinas del foro,
gritaban al viento,
en el cerro escarpado,
en el campo yermo .
El color del mármol,
la quietud de las columnas,
las trabajadas termas,
las horas fecundas.
Cuánto sabio silencio,
ante el suave paso del aire,
entretanto, aquellas ruinas,
un día, edificio formidable.
¿Cómo que el teatro parece escondido?
¿Cómo que las lápidas yacen desvalidas?
Con todo, los estragos del tiempo,
permiten percibir la vida.
Y allí donde estuvo Roma,
floreció el cristianismo,
sus primeras basílicas,
se ofrecen como testigo.


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