“O España y la democracia se libran
de esa chusma del Congreso,
o España y la democracia estarán acabadas”
de esa chusma del Congreso,
o España y la democracia estarán acabadas”
“En España la derecha, la gente común de derecha, resulta muy “respetuosa. En concreto, sienten enorme respeto por los matones. Y cuando se respeta lo que no es respetable se pierde el respeto a lo que sí lo es. Y este es uno de los grandes males que sufrimos. Con todo, parece imposible que una ley así cuaje. Todo el mundo con quien he hablado coincide en que es una monstruosidad”. Son palabras del historiador y escritor Pío Moa contenidas en la entrevista sobre los perversos efectos que acarrearía la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, que pretende ilegalizar cualquier asociación o fundación que sostenga puntos de vista contrarios a los de ese y otros partidos sobre la historia reciente de España. Y amenaza con penas de cárcel y elevadas multas a quienes sostengan opiniones o estudios favorables a la figura de Franco y a su régimen. Intenta asimismo expropiar, destruir o transformar el patrimonio histórico y artístico?procedente de aquel régimen.
No hay que ser jurista para afirmar la Ley de Memoria Histórica que pretende sacar adelante el PSOE es una monstruosidad desde cualquier punto de vista
–Si ese “todo el mundo” dice que es una monstruosidad, y se queda ahí, es que está dispuesto a aceptar la monstruosidad. En la degradación a que ha llegado esta democracia fallida, que ha embrutecido a la mayoría de la gente, ello es perfectamente posible. Para empezar, la ley de memoria histórica de Zapatero es lo mismo que la que proponen ahora. La única diferencia es que en aquella la amenaza sobre las libertades quedaba pendiente, como una espada de Damocles, y en esta ya se explicita sin lugar a dudas: quien no piense como la pandilla de matones y delincuentes de la izquierda y los separatistas, puede ser encarcelado o arruinado a multas por orden de cualquier mangante de la política; y el espacio público será ocupado exclusivamente por esa caterva de rufianes. Es que la ley anterior era una monstruosidad exactamente como esta. Era una ley totalitaria y de apología de los torturadores, ladrones y asesinos de las chekas. ¡Y fue promulgada y cumplida también por el PP!
Usted no deja títere con cabeza entre los partidos. El PP se opuso a aquella ley
–Vamos a ver: el PP no se opuso ni se opone. Decir que “hay que mirar al futuro” ante un ataque semejante a la libertad de todos y a la verdad de la historia es colaborar de entrada con los matones, haciendo un paripé para seguir embaucando a los votantes más obtusos o más ilusos. Como se demuestra cuando, ya en el poder y con mayoría absoluta, el PP cumple esa ley de la cheka con el mismo celo que el PSOE. Pero déjeme seguir con la monstruosidad. Que una ley así haya sido aceptada para discusión en el Congreso ya revela la gentuza que se ha mentido en el Congreso, unos personajes que no son simplemente corruptos en el sentido económico, sino que lo son mucho más en el sentido político, intelectual y moral. Unos supuestos representantes del pueblo, que han llegado ahí engañando desvergonzadamente a la gente, votan leyes contra las libertades más elementales del pueblo. ¿Cómo es posible? Pues así es. Lo hacen con todo descaro ante nuestras narices. Esos cuatro partidos más los separatistas forman desde el punto de vista ideológico un solo partido, un partido zapaterista. A eso hemos llegado. Esta ley los retrata a todos sin el menor lugar a dudas. O España y la democracia se libran de esa chusma, o España y la democracia estarán acabadas dentro de no mucho tiempo.
Su lenguaje es muy fuerte, muy irrespetuoso, sonará excesivamente radical a mucha gente
–Mire usted, cuando estamos ante un ataque de esta envergadura no caben eufemismos ni respetos. En España la derecha, la gente común de derecha, resulta muy “respetuosa”. En concreto, sienten enorme respeto por los matones. Y cuando se respeta lo que no es respetable se pierde el respeto a lo que sí lo es. Y este es uno de los grandes males que sufrimos. Porque ya el franquismo, aunque excelente en muchos aspectos prácticos, era muy débil intelectualmente, y la derecha posterior lo es más aún. Como es muy inculta e ignora la historia, empieza por considerar “con respeto” el vocerío y la demagogia de izquierda y separatistas, es incapaz de aclarar sus sofismas y enredos intelectuales, y termina por aceptar en gran parte sus ideas.
-¿Qué habría que hacer, en su opinión?
–Partamos de la realidad. Esa ley puede ser aprobada lo mismo que la anterior, porque viene impulsada por un partido que sigue siendo muy fuerte y que se está radicalizando en un sentido bolivariano, porque será apoyada por los comunistoides de Podemos, y muy probablemente también por Ciudadanos. Y, por supuesto, por los separatistas. Y el PP no se va a oponer, no ha dicho ni una palabra porque ni la democracia, ni la verdad ni España le importan un pepino, como ha demostrado de sobra. Se harán los locos, como con la ley de Zapatero. Hay además otra cuestión: esa ley explota el antifranquismo cultivado por todos los partidos y por el PP de forma especialmente eficaz, por hipócrita, para atacar la libertad de todos. Ya es significativo que para atacar el franquismo tengan que demoler los principios más elementales de la democracia. Porque no viven en la mentira sino DE la mentira. En otras palabras, el antifranquismo viene siendo el cáncer de la democracia, la coartada o el pretexto para reducir la democracia a una caricatura.
Muy bien, pero ¿qué hay que hacer?
Pues mire usted: la respuesta la tiene con el golpe separatista, que ha movilizado espontáneamente a millones de españoles que parecían totalmente adormecidos por la demagogia de la chusma política. La movilización de la gente puede y debe dar al traste con esta ley, y de paso con los partidos que la defienden. Solo si hay una movilización esos partidos pueden dar marcha atrás, desacreditándose de paso. Y la movilización debe pasar de la pura espontaneidad a la organización. Si hubiera un partido realmente alternativo cogería la oportunidad, como Ciudadanos ha cogido de manera oportunista la oportunidad del golpe separatista. Me gustaría creer que Vox podría cumplir ese papel, pero lo veo con muy pocos ánimos, muy poca capacidad política. Por consiguiente, la movilización debe partir de nosotros mismos, de los ciudadanos de a pie que vemos con claridad lo que pasa. Es preciso ganar la opinión pública y la calle. El descontento está muy extendido en la sociedad, pero es difuso, desorganizado y sin claridad de objetivos. Difundamos el manifiesto masivamente, preparemos acciones en la calle que obliguen a los degenerados medios de masas a mencionarlos. En fin, esto debe ser el comienzo de un movimiento de resistencia que sea también de regeneración con el lema: MÁS ESPAÑA Y MÁS DEMOCRACIA.
Carta abierta
Pío Moa
Pío Moa
La guerra civil y los problemas de la democracia en España
Empecemos por la ideologia LGTBI que ustedes profesan como seña de identidad básica. Uds. afirman que hombres y mujeres son iguales o deben serlo (no está claro: ¿son o deben ser?) y que cualquier forma de sexualidad es equiparable a la que siempre se ha considerado normal entre hombre y mujer porque, en definitiva, el acto sexual no tiene otro objeto que la obtención de placer y este puede conseguirse de muchas formas. En particular exaltan uds la homosexualidad como un motivo de orgullo, atribuyéndole las cualidades de libertad, igualdad y amor. Las formas tradicionales de amor sexual serían simplemente unas más, en realidad inferiores al estar contaminadas de lo que uds. llaman “machismo”. Creen también que el aborto no es la liquidación de vidas humanas, sino una manifestación de libertad y derechos de la mujer, derechos que deben ejercerse lo más ampliamente posible, para ser eficaces.
En cambio yo, y muchos otros, creemos –en realidad constatamos porque es la misma evidencia– que hombres y mujeres son notabemente diferentes y complementarios tanto física como psíquicamente; y que ello determina la sexualidad normal. Digo normal no solo porque es la forma más frecuente con mucho, sino porque es la que asegura la reproducción humana, la permanencia de la especie, mientras que la homosexualidad y otras formas son estériles. La reproducción exige además la familia y el compromiso de ambos cónyuges más allá de las conveniencias o placeres pasajeros. Por eso una sociedad donde esta evidencia se niega o denigra es una sociedad que corre a la desintegración. Constatamos, además, que lo que concibe la mujer en su seno es una vida humana, no una especie de tumor; y que el derecho más elemental del niño y su mejor modo de desarrollarse, en principio, es una familia con un padre y una madre reales, y no la parodia de dos “papás” o dos “mamás”. Creemos que la sociedad debe seguir el camino de apoyar la sexualidad y la familia normales, sin equiparar otras formas de relación sexual, aunque sin perseguirlas salvo en sus formas delictivas.
Hasta aquí podríamos decir que se trata de una cuestión de opinión. Todo normal: ustedes tienen sus ideas y nosotros las nuestras, la Constitución y en general la democracia amparan por igual la expresión de unas y otras. Parece que no debería haber ningún problema, pero los hay, y muchos.
Ante todo, aunque las libertades democráticas amparan su libertad de opinión y la nuestra, ello no quiere decir que todas las opiniones valgan lo mismo, pues en definitiva se trata de ver cuál se acerca más a la verdad, única forma de progresar. Y hay al menos dos formas de decidirlo. Una es observar los efectos reales de las ideas, por encima de su retórica justificativa. Estos efectos son mucho menos opinables. Así, su feminismo, su abortismo y su homosexismo tienen consecuencias sociales claras: la eliminación masiva de seres humanos (unos cien mil abortos al año, mientras, curiosamente, se ha dado vía libre a una inmigración en gran parte ilegal, cosas ambas llamativas); el también cada vez más masivo fracaso familiar, cuyas víctimas principales son los niños y adolescentes, criados con graves desequilibrios y deficiencias afectivas. Lo cual se refleja en fenómenos juveniles como el aumento de suicidios, la proliferación de las drogas y el alcoholismo, el sexo en grupo, consumo de ansiolíticos, etc, en todo lo cual España está entre los países más “avanzados” de Europa, gracias a ustedes y a partidos como el suyo. Se refleja en la pérdida de respeto del hombre a la mujer y el rechazo del primero a comprometerse, bien visible en la violencia doméstica (de hombres a mujeres y viceversa, aunque menos a en viceversa, y también de padres y madres a hijos y viceversa, una tendencia en fuerte aumento, pero ignorada en los medios manipulados por ustedes); en las denuncias “de género” falsas, de las que se trata de impedir la defensa al acusado, etc. En cuanto al homosexismo, cualquier persona en sus cabales solo tiene que observar los espectáculos grotescos y obscenos del “orgullo gay” para hacerse un concepto del asunto. Ustedes denuncian a menudo los males que ustedes mismos provocan. Y basta ver las consecuencias sociales de sus ideas para entender lo que siempre se ha dicho: al árbol se le conoce por sus frutos. Ustedes son responsables de las consecuencias de sus teorías, y no podrán eludir esa responsabilidad por mucho que manipulen el lenguaje.
Además de los efectos sociales, otro modo de acercarse al valor y verdad de las ideas es el debate. Pero ustedes lo vician de antemano diciéndose representantes de la mujer, de los homosexuales etc. Claro está que el feminismo representa a la mujer o el homosexismoa a los homosexuales, lo mismo de que el comunismo a los obreros, los separatistas a los catalanes, etc; es decir, nada. Ustedes usurpan una representación irreal. Ustedes se representan a sí mismos e, insisto, son responsables de sus consecuencias, que tratan de eludir con verborrea fraudulenta.
Y no solo vician de antemano el debate, de hecho lo sustituyen por una imposición brutal en los medios y por la amenaza de aplicar la violencia del poder contra quienes no comulgamos con sus teorías ni aceptamos sus usurpaciones. Ustedes empiezan por no respetar el derecho de quienes pensamos de otro modo, y tratan de acallarnos mediante campañas denigratorias de insultos y amenazas, y promueven manifestaciones de jaurías histéricas, que intentan doblegar la ley al griterío callejero. Hasta se atribuyen la idea del amor, en mil consignas., una nueva usurpación. Ustedes han impuesto sus banderas en el espacio público y en las instituciones, de manera abusiva, han llenado los medios de masas con sus lemas y versiones, promueven una retórica cargada de odio hacia la familia normal, a la que tildan de “patriarcal” y “machista”, típicas palabras-policía totalitarias. Odian a la familia de origen cristiano, porque ustedes odian también al cristianismo, raíz de nuestra civilización. Y todo eso, como el “orgullo gay”, lo hacen con dinero que no es suyo, obligándonos a pagarlo a quienes no estamos de acuerdo, es decir, robando, literalmente, un dinero que no es suyo para aplicarlo ilegalmente a un adoctrinamiento indecente, una corrupción más entre aquellas en que tanto han destacado ustedes a lo largo del tiempo: los “Cien años de honradez”.
Ninguna de sus actuaciones políticas responde a los principios de la libertad de opinión y expresión de la democracia, y por el contrario, los vulneran de un modo típico de los partidos y gobiernos totalitarios. Y en ese camino están llegando demasiado lejos. Ustedes pervierten el lenguaje sistemáticamente, cambiando sus significados. Lo que llaman amor es odio; lo que llaman libertad es imposición desde el poder; lo que llaman pluralismo es ataque al disidente. Y han ido más allá: han elaborado leyes “de género” o “de odio”, para castigar la discrepancia. Con ello, ustedes pretenden algo sin precedentes siquiera en los anteriores totalitarismos: regular los sentimientos. Asombra oír en labios de una ministra semianalfabeta y ayudante de un juez delincuente, la pretensión de cambiar la mente de las personas; o a otra determinar la relación sexual más íntima, o perseguir el amor romántico como machista. Personajes despreciables política y personalmente exhiben una escalada de disparates que darían risa si no fueran peligrosos al imponerse desde la violencia del estado, que por eso mismo deja de ser legítima. Un poder, además, no salido de las urnas. Esto no ha ocurrido siquiera en los regímenes soviéticos. Hay que decir que en esta siniestra empresa no están ustedes solos. Los demás partidos, del PP a Podemos y la ETA, creo que con la excepción de VOX, van por la misma senda de destruir la familia y con ella las libertades más elementales. Ustedes no son demócratas, sino la amenaza más grave que ha tenido hasta ahora la democracia. Uds son auténticos maleantes. Y, por supuesto, es preciso pararles los pies si no queremos vernos sujetos a una tiranía que, como decía Tocqueville, amenaza privar al ser humano de sus atributos más propios.
Podría extenderme interminablemente sobre sus fechorías contra la libertad de todos, pero voy a centrarme después en otra cuestión clave, no menos decisiva y definitoria, la que llaman ustedes “memoria histórica”.
Como uds saben, muchas personas consideramos a Franco un gran estadista, probablemente el de más altura que ha tenido España en varios siglos. De esa opinión se deduce la capital importancia, moral y política, de respetar y mantener su memoria como una inspiración y orientación permanente, pese a que su régimen no pueda volver. Uds, en cambio opinan que fue un tirano sanguinario que acabó con las libertades, un criminal comparable a Hitler, como repiten a menudo, y cuya memoria debería ser denigrada y sus hechos condenados, a cuyo efecto han impuesto una ley llamada “de memoria histórica”.
No les niego a uds el derecho a sus opiniones, como defendemos el nuestro a las nuestras; derecho otorgado por la ley, no por ustedes. Pues, como en el caso de la ideología LGTBI, ustedes están tratando de aniquilar los derechos y la libertad de quienes discrepamos de sus ideas. A ese fin han impuesto una ley radicalmente antidemocrática: en ninguna democracia se impone por el poder una versión de la historia. De acuerdo con ella pretenden uds. eliminar no solo el derecho a otras opiniones, sino también las libertades de expresión, investigación y cátedra. Es decir, están tratando de destruir la democracia, pues las libertades son indivisibles, y al atacar las de unos se atacan las de todos, utilizando el poder tiránicamente. Cosa que no debemos consentir so pena de degenerar en un país de siervos.
Por otra parte, la libertad de expresar opiniones no convierte a ninguna en veraz, pues la veracidad no depende de derechos, sino de hechos. Y nuestra opinión se sustenta en los siguientes: Franco dio paso a la paz interior más larga en varios siglos, que todavía dura, tras la guerra civil. Ganada esta libró a España de las atrocidades de todos los bandos en la guerra mundial y venció al maquis, una peligrosa guerra de guerrillas comunista. Derrotó asimismo un aislamiento criminal (pues intentaba crear en España una gran hambruna), impuesto conjuntamente por regímenes comunistas, dictaduras varias y democracias. Los odios que habían desgarrado la república desaparecieron pronto, y, por abreviar mucho, el franquismo dejó un país próspero como una de las diez mayores potencias industriales del mundo, sin apenas analfabetismo, con tasas de crecimiento nunca alcanzadas antes o después, con una de las esperanzas de vida mayores del mundo, y la mejor salud social de Europa en términos de delincuencia y población penal, suicidios, droga y alcoholismo, prostitución, fracaso familiar y escolar, etc. Y ya que a ustedes les gusta equiparar a Franco con Hitler, el alemán dejó a su país en ruinas, mientras que el español hizo lo contrario, y solo este dato echa por tierra sus comparaciones.
Permítanme añadir que esto no son opiniones, sino hechos bien constatables y constatados, por mucho que ustedes procuren desfigurarlos u ocultarlos. Dicho de otro modo, Franco dejó un país apto para una democracia no convulsa, muy distinta de la república y del Frente Popular, pues las democracias no funcionan en sociedades míseras y plagadas de odios.
No obstante, para ustedes el hecho mismo de ganar la guerra civil sería la máxima culpa, que borraría cualquier otro mérito, porque habría derrocado a un régimen legítimo, democrático y salido de las urnas. ¿Fue así? ¿Salió de las urnas el Frente Popular? Hoy sabemos sin lugar a dudas que aquellas elecciones de febrero de 1936 fueron fraudulentas, destruyendo la legalidad republicana. En otras palabras: si uds llaman democráticas a aquellas urnas, ya sabemos la clase de “democracia” que uds. defienden. Ahora bien, la destrucción de la legalidad es lo más grave, pues con ello se impide la convivencia en paz y libertad entre las distintas orientaciones e intereses existentes en todas las sociedades. Y uds vuelven a intentarlo hoy al introducir solapadamente leyes totalitarias como la LGTBI o esta de memoria histórica. Por lo demás, el fraude electoral del 36 fue seguido de cinco meses de orgía de incendios y crímenes que el propio Azaña consigna, con 300 muertos y ruina económica, culminados en el asesinato del jefe de la oposición, Calvo Sotelo, culpable de denunciar aquella tiránica e intolerable situación. Estos también son hechos indiscutibles y bien documentados, que uds pretenden ocultar despóticamente.
Y contra la censura que quieren implantar uds. conviene recordar qué fue el Frente Popular derrotado por Franco: una alianza de hecho entre separatistas y totalitarios, en la que participaba su partido, el PSOE. Un régimen que amenazaba gravemente la integridad nacional y empujaba hacia un totalitarismo de tipo soviético, uno de cuyos puntos clave era el exterminio de la cultura cristiana y de la propia Iglesia, un verdadero genocidio. Esto tampoco es opinión, porque los documentos de su partido, que he recopilado en varios libros, lo exponen literalmente. Y ese fue el sentido de la guerra: un conflicto, llevado al extremo por el arrasamiento de la legalidad, entre quienes querían tales cosas y quienes trataban de impedir el comunismo, mantener la unidad nacional y la cultura cristiana.
Tal fue la causa y contenido de la guerra. Pero uds. pretenden difuminarlo con un vocerío incesante, subvencionado con dinero que no es suyo, sobre los crímenes que habrían cometido los nacionales. Hasta hablan de fosas comunes como en Camboya equiparando ahora los supuestos crímenes del franquismo con los del comunismo.
Volvamos de nuevo a los hechos. Toda guerra ocasiones por los dos lados víctimas y crímenes, porque la ruptura de la legalidad rompe a su vez todos los frenos. Uds llevan veinte años gastando dinero de todos en excavaciones y sobre todo en propaganda. En tanto tiempo han sacado unos 2.000 restos, entre los que se encuentran personas fusiladas, caídas en batalla enterrados con premura, y hasta huesos de cabras y perros que han intentado hacer pasar por humanos, como en Órgiva. No han dado un informe fidedigno de tantos años de excavaciones ni han hallado una sola fosa masiva como la que uds produjeron en Paracuellos. En cambio se han inventado cien mil restos por descubrir, lo de Camboya, cunetas, etc.,
Por otra parte, presentan uds sistemáticamente a los fusilados como honrados republicanos asesinados por sus ideas. Sus ideas eran precisamente la disgregación de España y la implantación de uno o varios regímenes totalitarios. Y tampoco fueron fusilados por eso, sino por crímenes concretos como el de Paracuellos y tantos otros cometidos por aquellos honrados idealistas, a menudo con sadismo escalofriante. También olvidan uds que aquellos idealistas tenían tal afición a la guerra civil que la practicaron entre ellos mismos, con numerosos asesinatos y torturas. Hechos.
Y, para concluir, olvidan que los jefes socialistas huyeron al exilio llevándose grandes tesoros expoliados y abandonando a su suerte a sus sicarios. Así, cayeron estos en manos de los vencedores, que los juzgaron, ejecutando a unos doce mil. Sin duda caerían algunos inocentes, dada la emocionalidad de la época, pero lo común fue lo contrario. Y estos son los hechos básicos que importa mucho explicar una y otra vez para poner en su lugar la infame e ilegítima propaganda en curso.
Terminaré con otra acusación muy esgrimida por uds., presentándose como apóstoles de la libertad, que habría sido suprimida por el franquismo. Si libertad era y vemos que sigue siendo, la del totalitarismo, mientras que el franquismo mantuvo la libertad personal. Importa discernir entre libertad personal y libertades políticas. En el franquismo hubo amplia libertad personal, como certifica el alto grado de salud social arriba mencionado. En cambio fueron restringidas las libertades políticas, especialmente para comunistas, terroristas y separatistas, cosa inevitable porque ellos habían hecho imposible la convivencia pacífica entre los españoles. La libertad personal en el franquismo, señalada por Julián Marías, explica también que Franco no tuviera oposición democrática, quitando pequeños amagos e intrigas. La oposición fue comunista y/o terrorista. La “libertad” del PSOE era, y como vemos sigue siendo, la del totalitarismo, que anula tanto la personal como las políticas.
Su partido, el PSOE, señoras y señores del gobierno, tampoco hizo oposición reseñable al franquismo (la hace ahora, claro). Y sin embargo fue durante la república más totalitario y guerracivilista que el PCE. Y fue el que puso al Frente Popular en manos de Stalin al entregarle ilegalmente las reservas financieras del país. Hechos, nuevamente. En la guerra, el PSOE perpetró, como lo demás, innumerables asesinatos y torturas, pero se distinguió especialmente por sus corrupciones en la adquisición de armas y por el expolio sistemático de bienes privados, incluso de las pequeñas alhajas de gente humilde depositadas en los montes de piedad, y sobre todo del patrimonio histórico-artístico español. La disputa entre Prieto y Negrín en el exilio por el tesoro del yate Vitaresume perfectamente esa realidad. Uds ensalzan mucho a Negrín, y por algo será. Y luego no tuvieron el valor de los comunistas para proseguir la lucha contra Franco.
Uds hablan de juzgar políticamente a quien les derrotó y de montar una “Comisión de la Verdad”, que en sus manos solo puede ser un sarcasmo. Verdaderamente, su descaro y osadía no tienen límites, como cuando invocaban sus imaginarios “cien años de honradez”. La verdad, condensada muy brevemente en esta carta no precisa comisión porque está investigada. Sí convendría una Comisión de la Información, porque es una verdad sistemáticamente ocultada por ustedes y sus subvencionados.
La historia se resume así: totalitarios y separatistas destruyeron la legalidad republicana y causaron la guerra civil. El régimen de Franco superó aquellos males y la miseria y los odios, creando condiciones para una democracia real. Y de nuevo ustedes, junto con los separatistas y con apoyo implícito del PP, están arrasando los fundamentos de la democracia, atacando la libertad de todos y creando condiciones para nuevos conflictos.
Y finalmente, ¿qué revelan sus ataques a la libertad y su imposición violenta de la censura? Revelan precisamente la debilidad de sus propias opiniones, incapaces de sostenerse en un debate abierto y civilizado, por lo que solo podrían apoyarse en el silenciamiento del discrepante.
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