EL Rincón de Yanka: EUROPA NO ES NI EL TINGLADO DE BRUSELAS NI LAMPEDUSA: ¡ES NUESTRA CIVILIZACIÓN!

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viernes, 21 de julio de 2017

EUROPA NO ES NI EL TINGLADO DE BRUSELAS NI LAMPEDUSA: ¡ES NUESTRA CIVILIZACIÓN!

Europa no es ni el tinglado 
de Bruselas ni Lampedusa.
¡Es nuestra civilización!

Europa no es la organización de Bruselas, y tampoco una moneda o un banco central.
Europa no es un espacio mundializado y sin fronteras.
Europa no es el mundo africano. Tampoco es tierra islámica.
Europa no es ni la fealdad ni el no-arte.
Europa es el continente de los europeos.
Europa son milenarios de historia: 700 millones de europeos.
Europa es una identidad: la civilización europea y cristiana.
Europa son los templos griegos, los acueductos y teatros romanos, las capillas románicas, las catedrales góticas, los palacios renacentistas, las plazas mayores, los conventos, las iglesias barrocas, los castillos clásicos, los edificios modernistas.
Europa son salvajes acantilados, majestuosas montañas, apacibles ríos. 
Europa es el sentimiento de la naturaleza. 
Europa son paisajes ajardinados por el hombre: desde los bosques hasta los pólders, desde los prados hasta los cultivos en terrazas.
Europa es la tierra del manzano y del olivo, de la viña y de la cebada.
Europa no es el universo de la comida basura: es la gastronomía del aceite y de la mantequilla, del vino y de la cerveza, del queso y del pan, del salchichón y del jamón.
Europa no es el mundo de la abstracción: es el arte de la representación, de Praxíteles a Rodin, de los frescos de Pompeya a la Secesión de Viena. 
Europa es el imaginario celta y el misterio cristiano. 
Europa es la civilización que transforma la piedra en encaje.
Europa es el rechazo del aturdimiento: es la cultura que ha inventado el canto polifónico y la orquesta sinfónica.
Europa no es el mundo de Belfegor: es la civilización que honra a la mujer, diosa, madre o guerrera. 
Europa es la cultura de la caballería y del amor cortés.
Europa no es el mundo del control, es la patria de la libertad: la ciudadanía griega, el foro romano, la Gran Carta inglesa de 1215, las ciudades y las universidades libres del Medioevo, el despertar de los pueblos en el siglo XIX.
Europa es un patrimonio literario y mitológico: Homero, Virgilio, Hesiodo, los Eddas, el Cantar de los Nibelungos y el ciclo artúrico. Es también Shakespeare, Cervantes y Grimm.
Europa es el espíritu de invención y de conquista: es Leonardo da Vinci y Gutenberg; son las carabelas, las mongolfieras, los inicios de la aviación y Ariane; son los puentes colgantes sobre los mares.
Europa son los héroes que la han defendido a lo largo de los siglos: es Leónidas y sus 300 espartanos que salvan a Grecia contra Asia; es Escipión el Africano que salva a Roma de Cartago; es don Pelayo que emprende la Reconquista; es Godrefoy de Bouillon que libera Tierra Santa y funda el reino franco de Jerusalén; son Fernando de Aragón e Isabel de Castilla que liberan Granada; es Iván el Terrible que aleja a los mongoles de la santa Rusia; es don Juan de Austria que vence a los turcos en Lepanto.
Europa son lugares emblemáticos: el Partenón, la Plaza de San Marcos, San Pedro de Roma, la Torre de Belém, Santiago de Compostela, el Monte Saint-Michel, la Torre de Londres, la Puerta de Brandeburgo, las torres del Kremlin.
¡Tal es nuestra civilización!

Hoy Europa es el hombre enfermo del mundo. Está culpabilizada, colonizada, debilitada. Pero no es ni fatal ni duradero. ¡Basta de arrepentimientos! ¡Afirmemos nuestra larga memoria! Escuchemos el mensaje de esperanza lanzado por Dominique Venner:
«Creo en las cualidades específicas de los europeos, que están provisionalmente adormecidos. Creo en el poderío de su individualidad, en su inventiva y en el despertar de su energía. El despertar vendrá. ¿Cuándo? No lo sé, pero no dudo de que ese despertar llegará.»




OCCIDENTE CONTRA SÍ MISMO
"Occidente siente un odio por sí mismo que es extraño y que sólo puede considerarse como algo patólico. Sólo ve de su propia historia lo que es sensurable y destructivo, al tiempo que no es capaz de percibir lo que es grande y puro". Joseph Ratzinger

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