Himno
"Firmes y adelante" 🎶
Firmes andemos que Cristo nos ve.
Firmes andemos que Cristo nos ve.
Sin temor alguno, que Jesús nos ve.
Firmes y adelante, huestes de la fe
Sin temor alguno que Jesús nos ve,
Jefe soberano Cristo al frente va
Y la regia enseña tremolando está.
Coro:
Firmes y adelante huestes de la fe,
Sin temor alguno que Jesús nos ve.
Tronos y coronas pueden perecer,
De Jesús la iglesia constante ha de ser,
Nada en contra suya, prevalecerá
Porque la promesa nunca faltará.
Al sagrado nombre de nuestro adalid,
Tiembla el enemigo y huye de la lid,
Nuestra es la victoria, dad a Dios loor
Y óigalo el averno lleno de pavor.
Muévese potente la Iglesia de Dios,
De los ya gloriosos marchamos en pos,
Somos solo un cuerpo y uno es el Señor,
Una la esperanza y uno nuestro amor.
Tronos y coronas pueden perecer;
De Jesús la Iglesia constante ha de ser;
Nada en contra suya prevalecerá,
Porque la promesa nunca faltará.
Amén. Amén. Amén.
La historia detrás del himno
Poema escrito en 1865 por el Rvdo. Sabine Baring-Gould (1834-1924)
Melodía compuesta en 1871 por Sir Arthur Sullivan (1842-1900)
Este himno fue escrito en 1865 por un ministro de un pueblito en Inglaterra, quien cierta noche escribió este himno para ser usado en el acompañamiento de una marcha de niños. Este ministro ni se imaginaba que un día este himno sería entonado por la mayoría del mundo cristiano.
El escritor fue el Dr. Sabine Baring-Gould, ministro de la iglesia Established Church (Iglesia Establecida) en el pequeño pueblo de Horbury, Inglaterra.
La ocasión para la que el himno fue escrito fue que los niños de la iglesia que pastoreaba el Dr. Sabine marcharían al pueblo próximo para unirse a un festival con otra iglesia. La marcha (parada) sería una muy bonita, pasarían a través de grandes y verdosos pastizales, los niños podrían admirar las hermosas montañas llenas de ovejas que a distancia parecían simplemente como unas piedras grises. Y al ministro se le ocurrió que si los niños tuvieran un himno especial para marchar, entonces la caminata sería mucho más agradable.
El Dr. Sabine empezó a buscar un himno apropiado, pero no encontró uno que fuera con la ocasión. Así es que, justo la noche antes al día que marcharían, el Dr. Sabine se puso a escribir el himno para la marcha. Le tomó hasta muy tarde para terminarlo, pero para la próxima mañana “Firmes y Adelante” estaba listo para que los niños lo entonaran. Los niños lo aprendieron fácilmente y desfilaron hasta el pueblito vecino cantando alegremente el himno.
En aquella ocasión, los niños no tenían la melodía que nosotros tenemos ahora. La melodía que conocemos ahora fue escrita seis años más tarde por el Sr. Sullivan, hacia el final del año 1871.
El Sr. Sullivan fue un músico muy talentoso de las Islas Británicas y su música ejemplar ha contribuido para que este himno permanezca hasta hoy. El Sr. Sullivan fue hecho Caballero de la Corte Real por la Reina Victoria de Inglaterra en el año de 1883, en reconocimiento por sus habilidades y logros musicales. Así es que, el Sr. Sullivan es mejor conocido como Sir Arthur Sullivan.
En mayo de 1910 se llevó a cabo la Sexta Convención de la Escuela Dominical en el Distrito de Washington, Estados Unidos. En esa convención se acordó que ese himno se cantaría en las escuelas dominicales de todo el mundo representadas allí para el día 22 de mayo de 1910. Así es que para esta ocasión, el himno (Adelante, soldados cristianos) “Onward, Christian Soldiers” (Título en Inglés) fue traducido e impreso a más de 100 idiomas y dialectos alrededor del mundo, lo que constituyó un tributo inmenso para uno de nuestros grandes himnos de la fe.
"Y no me digas que no quieres combatir; porque en el instante mismo en que me lo dices, estás combatiendo; ni que ignoras a qué lado inclinarte, porque en el momento mismo en que eso dices, ya te inclinaste a un lado; ni me afirmes que quieres ser neutral, porque cuando piensas serlo, ya no lo eres; ni me asegures que permanecerás indiferente, porque me burlaré de ti, como quiera que al pronunciar esa palabra ya tomaste tu partido. No te canses en buscar asilo seguro contra los azotes de la guerra, porque te cansas vanamente; esa guerra se dilata tanto como el espacio, y se prolonga tanto como el tiempo. Sólo en la eternidad, patria de los justos, puedes encontrar descanso; porque sólo allí no hay combate; no presumas, empero, que se abran para ti las puertas de la Eternidad si no muestras antes las cicatrices que llevas; aquellas puertas no se abren sino para los que combatieron aquí los combates del Señor gloriosamente, y para los que van como el Señor, crucificados". José Donoso Cortés

El cristiano debe ser soldado de tiempo completo. No hay tiempo para la remembranza de batallas pasadas, como hacen los generales retirados. La lucha no termina sino hasta que alcancemos la bienaventuranza eterna. No hay tiempo para descansos ni para armisticios con el error y el pecado. Ni niño, ni joven, ni adulto, ni viejo, ni enfermo, puede detenerse. Su lucha puede adecuarse a su momento y circunstancia, pero nunca termina.
«La guerra se dilata tanto como el espacio, y se prolonga tanto como el tiempo. Sólo en la eternidad, patria de los justos, puedes encontrar descanso; porque sólo allí no hay combate; no presumas, empero, que se abran para ti las puertas de la eternidad si no muestras antes las cicatrices que llevas; aquellas puertas no se abren sino para los que combatieron aquí los combates del Señor gloriosamente, y para los que van, como el Señor, crucificados».
Donoso Cortés.

LOS MALOS SOLDADOS
"Debo decir algo sobre los malos soldados del Rey Cristo, es decir, los cristianos cobardes. Nada aborrece tanto a un Rey como la cobardía de sus soldados; si sus soldados son cobardes, el Rey está listo. No hacen honor al Rey Cristo los cristianos que tienen una especie de complejo de inferioridad de ser cristianos. [...]
Para que Cristo sea realmente Rey, por lo menos en nosotros, hemos de vencer el miedo, la cobardía, la pusilanimidad; no ser ‘hombres para poco’, como decía Santa Teresa, y ¡pobre de aquel a quien ella se lo aplicaba! ¿Y cómo podemos vencer al miedo? ¡El miedo es un gigante! ‘¿Os olvidasteis que Yo estaba con vosotros?’." Padre Leonardo Castellani
Guerreros de Cristo
JURAMENTO DEL CABALLERO
TEMPLARIO DEL SIGLO XXI
Ante Dios, la Cruz y la Verdad Eterna:
yo siervo del Altísimo, caballero del Espíritu,
hijo nacido de la Luz nacido en el Gólgota
y heraldo de la Fe cristiana,
me postro ante el Trono Invisible del Rey de reyes,
y elevo mi voz, no con temor sino con fuego en el alma.
Juro por la Sangre del Redentor,
por las lágrimas de los mártires
y por los muros aún sagrados de Jerusalén,
que viviré, lucharé y si es necesario,
caeré, defendiendo la FE que ha dado VIDA
a mi Pueblo y LUZ a mi civilización.
Juro por la Espada Invisible de la Justicia Divina
que no pactaré con la mentira,
que no doblaré la rodilla ante el enemigo,
ni entregaré mi alma al silencio del mundo
cuando deba alzar mi voz por la VERDAD.
Juro ante mis hermanos templarios,
sean pocos o muchos, visibles u ocultos,
pues no somos unidos por sangre ni por nombre,
sino por un FUEGO más antiguo que las naciones,
la FE en JESUCRISTO, HIJO DEL DIOS VIVIENTE.
Juro custodiar la MEMORIA de Europa,
no como continente de poder,
sino como bastión de la CRUZ,
del ALTAR, del CANTO SACRO,
de las piedras que aún murmuran en la oscuridad.
Renuncio al orgullo, al miedo y al egoísmo,
me ato a la CRUZ como los TEMPLARIOS de antaño.
Visto la ARMADURA invisible de los justos,
con la ORACIÓN por ESCUDO,
la VERDAD por LANZA,
y la CARIDAD como ESTANDARTE.
Así lo juro ante los ángeles y ante los hombres,
así lo juro ante el TRONO ETERNO DEL ALTÍSIMO.
Si alguna vez flaqueo, que el CIELO me llame a JUICIO,
pero mientras resista mí ESPÍRITU,
seré GUARDIÁN DEL TEMPLO,
DEFENSOR DE LA FE,
CABALLERO DE LA ESPERANZA,
TEMPLARIO de esta nueva era.
Templarios del presente,
descendiente del fuego que encendió
cruzadas de espada y verdad.
Portadores invisibles de la cruz
que jamás fue derrotada.
Ha llegado la hora de tu preparación:
Europa, nuestra Patria espiritual,
atraviesa una hora crítica,
los muros de la Fe se han resquebrajado
no por asedios armados,
sino por el olvido, la tibieza y renuncia
voluntaria a nuestras RAÍCES.
La INVASIÓN ya no llega en galeras ni con lanzas,
llega disfrazada de IDEOLOGÍAS,
INDIFERENCIA, APATÍA Y COBARDÍA.
Pero también llega, como antes, en oleadas de creencia
que no buscan en convivir sino sustituir.
Y es deber del templario, no odiar,
pero sí VIGILAR, DISCERNIR Y RESISTIR.
El Templo no se mantiene sólo,
se EDIFICA cada día,
con el sacrificio del CUERPO,
la formación de la mente
y la elevación del alma.
Entrena, CABALLERO MODERNO,
no para destruir sino, para estar FIRME,
fortalece tu cuerpo para no caer ante la comodidad.
Entrena tu mente para no ser esclavo de la mentira.
Eleva tu ALMA para no perder la FE
cuando el mundo se hunda en tinieblas.
Los enemigos de la CRUZ no temen a nuestras palabras,
temen nuestro ejemplo.
Temen al templario que ORA, al templario que estudia,
al templario que no claudica.
Aquél que, aún rodeado de sombras,
guarda la LUZ como una llama en la noche.
Hermano, esto es un llamado al HONOR,
es una CRUZADA de LUCHA y de vigilancia
para restituir, para desagraviar
y para proteger lo que es SAGRADO.
Lo que dio su alma a EUROPA:
EL EVANGELIO, LA EUCARISTÍA, LA CRUZ.
La verdadera batalla ya ha comenzado:
está en las ESCUELAS, EN LOS PARLAMENTOS,
EN LOS MEDIOS, EN LAS FAMILIAS.
Y, ahora, más que nunca,
necesitamos templarios FORMADOS,
templarios ÍNTEGROS, templarios DESPIERTOS.
Hombres y Mujeres que VIVAN EL EVANGELIO
con tal CLARIDAD que el mundo no pueda ignorarlos.
Levantaos, que no digan que último bastión que no cayó por desidia,
que no digan que los guardianes de EUROPA
estaban dormidos, mientras la HISTORIA se quebraba.
ENTRENA, RESISTE, ORA, DEFIENDE, RECONSTRUYE.
Que cuando la tormenta pase, porque pasará,
se diga que no huyeron, no negociaron, no se rindieron.
TEMPLARIOS DEL SIGLO XXI,
EL TEMPLO OS LLAMA,
Y EUROPA, ESPERA.
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