Después de Educar en el asombro,
Educar en la realidad
¿Cómo educar en un mundo frenético e hiperexigente?
Educar en el asombro ante lo irresistible
de la belleza de la realidad.
de la belleza de la realidad.
Una viñeta del humorista gráfico Faro describe un padre subiendo la montaña con sus dos hijos. Les dice «mirad hijos míos, que puesta de sol tan bonita», a lo que sus hijos responden, «jolines, papá, ¡dos horas caminando para ver un fondo de pantalla!». Hoy, nuestros hijos pueden padecer déficit de realidad, y eso repercute en el aprendizaje.
Para aprender hay que partir del deseo de conocer, del asombro. Lo que asombra es la belleza de la realidad. Por lo tanto, si hay carencia de realidad, hay déficit de aprendizaje.
El asombro es el deseo de conocer, es no dar el mundo por supuesto. Los niños se asombran al ver el mundo que les rodea, agradecen lo que descubren, lo que ven, eso es lo que suscita en ellos tantos porqués. El asombro es el motor del aprendizaje.
La educación no es verdadera por ser revolucionaria, sino que es revolucionaria por ser verdadera. Hemos de reconectar con la realidad de nuestra naturaleza, volver a lo esencial, a la sofisticación de la sencillez, volver a sintonizar con lo que es bello, verdadero y bueno para nuestros hijos, nuestros alumnos.El cerebro es plástico, pero no es infinito. Todos tenemos limitaciones que marcan nuestra naturaleza y cuando intentamos sobre pasarlas, nos pasa factura, tanto a los inmigrantes como a los nativos digitales. Los estudios resaltan, por ejemplo, que el multitarea tecnológico lleva al colapso de la memoria de trabajo, superficialidad en el pensamiento, dificultad para enfocar y desenfocar la atención. Los estudios dicen que nos lleva a ser «enamorados de la irrelevancia».
Soy consciente de que el planteamiento es rompedor, casi es un escándalo para muchos de los colegios porque rompe con el estatus quo de muchos paradigmas. También porque es anticomercial, cuestiona muchas industrias que han influido en la Educación, pero sin ninguna base científica. Eso ha ocurrido con los supuestos videojuegos educativos, con los vendedores de estimulación temprana que todavía triunfan vendiendo neuromitos, y está pasando ahora mismo con las empresas tecnológicas. Si seguimos a este paso, en pocos años, las empresas tecnológicas van a mandar sobre los contenidos educativos de nuestros colegios.
"Los que hacen multitarea intensa
son enamorados de la irrelevancia,
de la superficialidad".
Sin relevancia no hay sentido. Tienen información pero no tienen contenido. Las personas necesitamos sentido, no solo para aprender, también para vivir. Un enamorado de la irrelevancia no vive, sino que «va tirando». El exceso de información irrelevante lleva al déficit de pensamiento. Un niño o adolescente con déficit de pensamiento es un buen candidato para la manipulación ideológica.
Steve Jobs no dejaba que sus hijos usarán la tableta. Aquí, empieza a costar encontrar colegios que no usen esos dispositivos. En ese sentido, hay cada vez menos riqueza y diversidad en los enfoques y en los proyectos educativos.
No podemos resignarnos a que «es una batalla perdida». Hemos de conseguir que la vida en tres dimensiones sea más atractiva para nuestros hijos que el mundo en dos dimensiones. Para que nuestros hijos recuperen su interés por la realidad hemos de darles oportunidades de belleza, cultivar su sensibilidad, fomentar las relaciones interpersonales, etc. Un niño que está 8 horas delante de la pantalla carece de esas oportunidades. Hemos de escuchar el grito silencioso de nuestros hijos, que nos piden atención. La atención es el termómetro del amor, es pura forma de generosidad.
"Sabio es aquel a quien las cosas saben como realmente son".
San Bernardo de Claraval
"La belleza es la expresión de la verdad y de la bondad".
San Tomás de Aquino
"La vida es lo que está pasando mientras yo estoy en las redes sociales virtuales".
"La experiencia no es lo que te ocurre
sino lo que haces con lo que te ocurre".
¿Cómo conseguir que un niño, y luego un adolescente, actúe con ilusión, sea capaz de estar quieto observando con calma lo que le rodea, piense antes de actuar y esté motivado para aprender sin miedo al esfuerzo? Los niños de los últimos veinte años viven en un entorno cada vez más frenético y exigente, que por un lado ha hecho la tarea de educar más compleja, y por otro, los ha alejado de lo esencial. Vemos necesario para su futuro éxito programarlos para un sinfín de actividades que, poco a poco, les están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se ha convertido en una verdadera carrera para quemar etapas, lo que les aleja cada vez más de su propia naturaleza, de su inocencia, de sus ritmos, de su sentido del misterio.
Nuestros hijos aprenden en clave de realidad. Para poder captarla, necesitan relaciones interpersonales, belleza y motivos para actuar con sentido. Necesitan sensibilidad, empatía, espíritu atento. Sin embargo, en un mundo en el que las pantallas están cada vez más presentes, pueden padecer un déficit de realidad.
En ese sentido, Educar en la realidad desvela con evidencias demoledoras una serie de mitos educativos y demuestra que la mejor preparación para el mundo on-line es el mundo off-line.
Educar en la realidad es para todos los padres que se preguntan lo que han de hacer para que sus hijos, tanto pequeños como adolescentes, hagan un buen uso de las NT; da las herramientas para que cada padre, cada maestro encuentre respuestas a esas preguntas.
Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo, adentrarse en la realidad. Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas, las estridentes pantallas interrumpen el aprendizaje lento de todo lo maravilloso que hay que descubrir por primera vez.
Educar en la realidad llega en librerías a lo largo de esta semana.
Una vuelta a la sencillez, al sentido común y a lo humano. Un libro que remueve por dentro; ordena y simplifica lo que nos empeñamos en complicar tanto. Un llamamiento a la belleza de la realidad."
La obra de L'Ecuyer invita a refrescar el protagonismo de los padres y de los maestros en la educación a través de la relación personal, la estimulación del esfuerzo motivado "desde dentro" del niño y volcado sobre lo real. Es un libro sugerente y comprometedor, que empuja a movilizar la imaginación y la disponibilidad de los adultos en la tarea educativa.
Un libro que rompe mitos y propone alternativas veraces y concretas para educar a nuestros hijos en general, pero también frente a las nuevas tecnologías.
En ese sentido, Educar en la realidad desvela con evidencias una serie de mitos educativos y demuestra que la mejor preparación para utilizar las nuevas tecnologías tiene lugar en la realidad; es decir, que la mejor preparación para el mundo on-line es el mundo off-line.
Educar en la realidad es para todos los padres que se preguntan lo que han de hacer para que sus hijos, tanto pequeños como adolescentes, hagan un buen uso de las nuevas tecnologías; da las herramientas para que cada padre, cada madre encuentre respuestas a esas preguntas.
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