Tu palabra...
Autor: Fray Alejandro R. Ferreirós
OFMConv
Me hablaste un día, Señor, y tu Palabra
fue una dulce melodía en mis oídos
fue canto primordial y fue el sonido
de las campanas de un templo que te cantan.
Fue tu Palabra mensaje de esperanza
consuelo, salvación, misericordia,
amparo, contención y la memoria
del camino recorrido en Nueva Alianza.
Fue tu Palabra perdón que reconcilia,
aceptación sin condiciones, vida nueva,
fue, en amistad, donar la vida entera
y aceptar el don gratuito de la Vida.
Fue tu Palabra la luz de mi horizonte
la que ilumina el camino de mis días
el consejo oportuno y la medida
de tu Amor que implorado me responde.
Es la fuente de la sabiduría
en la que bebo saciándome de gracia
el manantial que brota de tu casa
la causa de mi gozo y alegría.
Es tu Palabra un beso enamorado
que me habla de un Amor que me trasciende
un amor que mi mente no comprende
y me deja en tus ojos cautivado.
Es el arrullo maternal de la confianza
en que me siento como un niño en tu regazo
es saberme protegido entre tus brazos
y entregarme orante a tu Alabanza.
Despertar de adoración que inunda el alma
y me hace el eco de tu voz y melodía,
la que suscita en mi interior la profecía
y sopla en una brisa que me calma.
Es tu Palabra razón de mi existencia,
linfa vital, perfume del Eterno,
la hoguera que me quema en el invierno
la que habita, profunda, en mi conciencia.
Es tu Palabra alimento que no pasa
frescura de sabor siempre distinto
la que apaga la sed de mis instintos
y llena la bodega de la casa.
Es rocío del cielo que fecunda
la avidez de mi tierra desolada
semilla de vida que es sembrada
si en mi pecho tu Nombre se pronuncia.
Es tu Palabra dulzura del encuentro
cuando mi nada clama al infinito,
cuando escucho la tierra que en su grito
se hace el eco de todos los lamentos.
Es tu Palabra la voz que me recrea
y el poder de la vida que se expande
cuando resuena en el monte o en el valle
cuando se mece serena en la marea.
En tu Palabra vivo, en ella existo
desde que el Ser pronunció mi nombre un día
desde el momento en que escuchando la hice mía
y en su promesa a la muerte me resisto.
Pues tu Palabra es salvación y vida Eterna
la trascendencia divina de la historia
la esperanza que se anida en mi memoria
del Amor puro que rompe mis cadenas.
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