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Carmelo Duarte Pérez nació en la Villa de Breña Baja, Isla de La Palma, Canarias, el 9 de junio de 1907. Aprendió a leer y a escribir con su propia madre, ingresando a continuación en la escuela primaria de su villa natal. Realizó el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de La Palma y, posteriormente, estudia magisterio en la Escuela Normal de Maestros, en La Laguna, Tenerife.
Apenas dos años después, y a raíz de la Guerra Civil Española, es encarcelado durante cinco años debido a sus ideas políticas republicanas.
A la salida de prisión continua su labor educativa y funda el Colegio Cervantes, siendo posteriormente también director de la Academia Pérez Galdós de Santa Cruz de La Palma.
Después de sufrir nuevamente prisión en 1949, decide embarcarse para Venezuela en el velero Delfina Noya que parte clandestinamente de La Galga, Puntallana, el 14 de mayo de 1950.
En este país americano, residió consagrado a la enseñanza y, como escritor, pero sobre todo como poeta, dejó para la posteridad una obra fecunda de una delicada sensibilidad artística y literaria.
Como poeta nos regaló una series de poesías que van desde sus recuerdos de España, su llegada a Venezuela y su Paraguaná a la cual le dedico 76 poemas. Colaboro en Diarios y Revistas tanto en las Islas Canarias como en el pais, recibió numerosas distinciones y hasta una calle en las Islas Canarias lleva su nombre...Pero hay algo más importante y es el cariño, admiración y respeto de sus alumnos, sus colegas y sus amigos... Guillermo de Leon Calles uno de sus alumnos escribió sobre el y nada mejor que sus palabras como homenaje a este gran hombre que sus cenizas hoy están esparcidas en nuestra Paraguaná.
'Por él supimos de la hermosura de la vaquera de la Finojosa y de los ríos desembocados en la mar-muerte de Manrique. Por él recibimos al Arcipreste de Hita y por el profesor Carmelo Duarte , nada más y nada menos, nos visitó Lorca como institución salerosa del romancero gitano. El profesor, que acaba apenas de despedirse, hizo de Paraguaná su lienzo definitivo y lo seguirá siendo, porque pronto vendrá convertido en cenizas de luz".
El día de su velatorio fue leído a los presentes un exquisito poema, escrito por Carmelo Duarte poco tiempo antes en la ciudad de Punto Fijo, Paraguaná, Venezuela, y que termina así:
Y en un inconsecuente torbellino
Se presenta la sombra del destino
Para decir que ha terminado el viaje…
Planchada o removida por la ola,
seca o mojada, limpia y amarilla,
¡cómo estiras y encoges la presilla
de tu traje de mar cuando estás sola!
Cada estrella te brinda su corola
y tú la vas besando hasta la orilla
con un raro temblor de pesadilla,
con un dulce rumor de caracola.
No hay secreto de amor por ti ignorado
no hay quien en tu plumón no haya soñado
ni quien no vaya a ti para soñar
No importa la distancia, pues lo cierto
es que tu ciel es ancho y está abierto
para darle a la vida su cantar...
ADARO
Ahora es sólo un corazón cercado,
un cementerio de recuerdos
donde hubo un caserío
con despertar de barcos, de sirenas,
de cielo y mar cargados de crepúsculos.
Allí arrullamos horas
que las brisas yodadas confortaron:
la pesca era balsámica en la orilla
para alivio del alma.
Pero, un día, llegó un afán morboso
con su sed de huracanes
y destruyó los aposentos
cuyos escombros levantaron
una interrogación al infinito...
Quedó sólo un murmullo de mareas,
el susurro del viento
sobre ilusiones muertas
y un signo exclamativo desgarrante
que invita a presumir lo que será
"la sólo mata gente"sobre el mundo
que el ínfimo Macondo simboliza
¡Oh soledad de cien mil años!...
IREMARI
Llegaste en un regalo navideño
con todo el oro del amor de estío;
naciste en este suelo que no es mío
porque el viento y el sol no tienen dueño
Llegaste con la dicha de un empeño
que seca un mar y que endereza un río
y el oro echó raíz, a su albedrío
bajo tus pies, para agrandar mi sueño
Hoy, con tu fiebre de universitaria,
en nobles convicciones millonaria
y al ajeno dolor tierna y sufrida,
abrázate, conmigo, a la ambición
de no deberle nada al corazón
ni avergonzarte nunca de tu vida.
PICO DE SANTA ANA
(...)
IV
Amaneciste con afán de altura
y en la nube densa estás subido,
nube que halaga la eclosión de un nido
y quiere hacerte sol de tu llanura.
Entre blanco y azul va tu hermosura
en ángulo de aliento definido:
himno del pueblo que se ha refundido
con la aridez, la arena y la ternura.
Y ese afán, que te sienta y te levanta.
se hace luz del hermano que te canta
con el coraje y signo del cardón,
pues tu estampa de viejo peregrino,
al pasar de lo humano a lo divino,
duerme en el puente de mi corazón.
Duerme al socaire del deber que siento
y afecta lo profundo de un querer:
llevarte en lo más claro de mi ser
como promesa de mi pensamiento.
Llevarte, con tu gente y con tu viento,
con tu flora, tu fauna, tu poder.
hasta la hora exacta de perder
todo lo que he ganado en tu aposento.
Que aquí encontré, a mi paso por la vida,
la savia santa, que calmó mi herida,
en los benditos cuencos de tu llano
y, luego que el destino me ha rehecho.
has llenado la alforja de mi pecho,
poniendo tus estrellas en mi mano
(Paraguaná en crepúsculo)
TAL VEZ MAÑANA
Tal vez, mañana, volverás conmigo,
por el camino incierto de las sombras,
a la casa, hoy desierta, donde juntos soñamos.
No habrá huellas de tiempo
ni rostros torturados que nos miren.
Tú llegarás, liviana del azul infinito
que yo cargo en el gusto de buscarte sin tregua,
al hogar donde juntos
reestrenaremos el tambor brilloso
de aquel sollado antiguo
que fuera el alto pino en que mejor cantaron
las nubes y los pájaros
de la amiga montaña que nos vió
dormir el sol de otoño
en el espejo claro de una lágrima.
Tal vez, mañana, cruzarás conmigo,
por los llovidos zurcos de tu huerto,
contemplando el verdor lleno de estrellas.
Allí, en la tierra por amor parida,
donde anduvimos siempre
probando de la noche
sus tajadas de luna;
allí donde volaron las hojas de los días,
con su temblor de plumas y campanas,
para apurar nuestro feliz reencuentro.
Tal vez, mañana, subirás conmigo
aquellos cerros que las uvas doran;
los que dieron la leña milenaria
para el alegre humo, perfumado,
que haría la paciencia del invierno.
Tal vez, mañana, partirás conmigo
por aquel mar que amaneció en tus ojos,
creció sobre mis hombros y tiñó mis pupilas.
El allí nos aguarda con camisa de fiesta.
Nos llevarán sus olas -cerca está el horizonte-
y tu brisa celeste
empujará la vela de esa vida
que palpita en el pecho del vacío...
Quedamos en los seres y las cosas
I
Como sombra en el agua,
nos quedamos metidos en las cosas,
Nos vemos en las manos abiertas y dolientes
de la casa paterna;
que en esos muros crece el sentimiento,
igual que en el silencio de los espejos rotos
y en el "furruco" de las gruesas cortinas.
Ya nos hemos quedado
en los goznes gastados de las puertas,
en la lumbre azulosa y sus espigas
que dan tumbo al aroma
del pan que alarga el sueño.
Quedamos en el hosco calendario
que nos golpea todas las mañanas;
en el diván de las perdidas siestas
y en tu bolso cargado de recuerdos.
Quedamos en los libros acotados;
en las oscuras venas de sus páginas
donde navega el pensamiento
en lasfiguras que lo ilustran
y reclaman su anchura de colores.
Quedamos en los vinos ausentes
en la hora de luz que miras , recelosa,
cuando tiembla por irse
para dejar en vilo nuestra cena.
Metidos en las cosas, nos quedamos, amor;
comidos por la lima de los días
en ese afán de ver las estaciones
arder en la parrilla de los surcos.
Quedamos en la niebla del ingrato quehacer
y en la ruinosa hiedra de los falsos amigos;
en la música antigua que dejamos de oir
y en todos los paisajes que no vemos.
Casi solos, cual hilo en el carrete de la vida,
envolvemos el trompo del vacío...
II
Pero la sangre sigue, renovada,
en hijos transfundida.
Hemos sembrado ideas
en la heredad, liviana, del espíritu
y no habrá flor sin besos
ni raíz sin un cuenco de agua fresca
en cada corazón que hemos forjado.
En los hijos nos queda lo que fuimos:
esperanza batida en decepciones,
esfuerzo por salvarse del naufragio
sufrido frente al puerto de la gloria;
más, la gloria está en ellos, me dijiste.
Quedamos en los hijos
como la sal en la ablución marina,
como el añil en el lejano cielo;
quedamos en la luz
que da el color divino de sus ojos
y, así, poco a poco, comprendemos
lo que es la eternidad
Llegada cierta
Cuando en la vida, sólo queda un puerto
porque todos sus barcos se han hundido
el denuedo se aleja ya vencido,
como el que avanza solo en un desierto.
Ese no estar dormido ni despierto,
ese no más querer ni ser querido,
ese no andar, siquiera, en lo sufrido,
es la llegada cierta al mundo incierto…
En un río, perdemos los instantes,
cual si corrieran a buscar diamantes
más allá del dolor y el coraje.
Y en un inconsecuente torbellino
se presenta la sombra del destino
para decir que ha terminado el viaje…
"Retorno del estudiante"
(dedicado por mi padre a sus alumnos)
Me traes lo que un día, dejé como perdido
en la fuente sigleña de la sed del mañana;
me llega,en el misterio que anida en tus pupilas,
el eco de aquel mundo que vibró en mis palabras.
Que tu ambición se alarque más allá de mi canto.
Si el azul de tus ansias lo encontraste en mis venas,
no es el azul que embriaga al sol en el ocaso,
es del cielo de mi alma con todas sus estrellas.
'Notas del silencio' (para los amigos que hoy están ausentes
y que no están presentes) composición de Angel 'Tata' Yagua,
es considerado el himno romántico de la ciudad de Punto Fijo.
(En las últimas fotos, aparece nuestro compañero DAVID PRATTI)
LACOMPOSICION by Angélica Díaz
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