LA LEYENDA DE ORINOCO Y CARONÍ 🚢

La leyenda de Orinoco y Caroní 

El majestuoso Río Orinoco es el río más importante y grande de Venezuela, también es el tercer río más caudeloso del mundo. Su caudal toca a la mayoría de los estados venezolanos y se extiende en unos 2140 km.

La belleza natural del Orinoco tiene de vecino al Río Caroní, que a pesar de no ser tan amplio y caudaloso como el primero, sigue siendo uno de los principales ríos del país, es el segundo de mayor caudal y alcanza los 952 km de longitud. Estos dos grandes caudales pertenecen en origen al Estado Bolívar, pero tienen más cosas en común que su lugar de nacimiento.

Uno de los acontecimientos más emblemáticos y sorprendentes a nivel mundial es la llamada: confluencia de los dos ríos, donde ambas corrientes se someten a riña entre sí, hasta que el Orinoco resulta ganador por ser el más caudaloso. Según expertos, este maravilloso fenómeno resulta de la composición química propia de cada río, por la que se hace posible la diferenciación entre el color de las aguas cuando se juntan.

Hay una leyenda indígena que reza que el Caroní es una mujer y el Orinoco un hombre, de etnias diferentes, que se enamoraron. Aún cuando su amor era prohibido, lucharon con sus respectivas tribus para poder consumar su matrimonio, que se manifiesta justo en la desembocadura del Orinoco.

También tenemos que uno de los mitos de esta confluencia, es que las especies mueren cuando pasan la frontera del río al que pertenecen. Aunque hay especies propias de cada río, como lo es la Sapoara del Orinoco y el Bocachico del Caroní, existen especies como el Coporo que pueden vivir en ambas aguas.

Cuenta la leyenda aborigen que estos dos ríos simbolizan dos amantes, condenados a estar juntos pero nunca mezclarse.

Dice la leyenda que el Orinoco (hombre) y Caroní (mujer), se enamoraron. Nadie tiene la culpa de que hayan nacido en sitios diferentes, pero sus corazones latían de emoción cuando a través del viento se acariciaban.

Los dioses se opusieron y ellos, desafiando los obstáculos, acordaron encontrarse lejos de la montaña y juntos ir al inmenso mar azul. Ese era el sueño y lo cumplieron, de lo ortodoxo y heterodoxo hicieron una sola teoría.

Esa es la verdadera grandeza de la naturaleza, que tarde o temprano une lo que tiene que unir. Los cientos de admiradores vestidos de afluentes que caían rendidos a los pies de Caroní, no lograron quebrar sus deseos hacia su amado. Ella no flaqueó ni un instante en su anhelo de encontrase con su novio amado, y el día que lo hicieron, se dieron un beso suave y silencioso entre burbujas de agua dulce. Agarrados de la mano se fueron a recorrer el mundo a través de las corrientes oceánicas.

A veces el Orinoco se vuelve rebelde y altanero, pero apenas un guiño de Caroní, este se calma. En el fondo ambos se respetan, ambos se necesitan. En la mirada profunda se notan que se aman, que se cuidan y protegen. Cuando Orinoco está sofocado por el calor, Caroní le sopla el viento para refrescarlo. De igual manera, cuando Caroní tiene mucho frío, entonces Orinoco la arropa de calor. Ese gesto de ayuda mutua es el amor, es la paz y la libertad.

LOS MAJESTUOSOS RÍOS ORINOCO Y CARONÍ