EL Rincón de Yanka: SINFONÍA DE LOS DOS MUNDOS - HÉLDER CÁMARA

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martes, 18 de octubre de 2016

SINFONÍA DE LOS DOS MUNDOS - HÉLDER CÁMARA















SINFONÍA DE LOS DOS MUNDOS
Hélder Cámara

Basado en un poema escrito por Hélder Cámara. Es un juicio al hombre desde el Amor de Dios expresado en la creación puesta al servicio de todos los hombres y que hemos traicionado.


LA AUDACIA DEL CREADOR

La Audacia del Creador
Si yo estuviera a tu lado, Señor,
antes de la creación,
me gustaría ayudarte:
tan humilde eres.
Si cualquier duda
te indujera a no crear,
yo te diría:
"Es verdad, Señor,
la creación fuera de ti
romperá tu unidad.
Ella será necesariamente múltiple...
Finita, limitada, imperfecta.
No vaciles, Señor;
el valor de crear
demostrará para siempre
tu audacia y tu humildad".
Sí, Señor, poder decirte al fin:
No dudes, sigue adelante.
Hay que crear, hay que construir.
Soñaste con ello 
desde el comienzo de los tiempos.
Ve, Señor, ve
y sobre todo no temas
ir hasta la cumbre
de tu audacia y tu humildad.
Decidir hacer el hombre
ese pequeño gusano de la tierra
- ella también, grano de polvo -.
Decidir hacer el hombre
creador a tu lado.
Tú sólo, Señor,
Tú sólo, sí, tú lo puedes,
Tú sólo, Señor.
Decidir hacer del hombre
- miserable criatura-
el domador de tu naturaleza.
Tu ingeniero, tu heredero.
Tú sólo, Señor,
Tú sólo, sí, tú lo puedes,
Ve, Señor.
Ve, Señor, poder decirte al fin:
no dudes, sigue adelante.
Hay que crear, hay que construir.
Tú lo has querido 
desde el comienzo de los tiempos.
Ve, Señor, ve y, sobre todo, no temas
ir hasta la cumbre
de tu audacia y tu humildad.
Tú sólo, Señor,
Tú sólo, sí, tú lo puedes,
Ve, Señor.
No hay nadie más que tú para ir tan lejos,
correr el riesgo del mañana,
correr la suerte de la eternidad.
El hijo se lo dice al padre
Ve, Señor, ve...
y ánimo.
Tú sólo, Señor,
Tú sólo, sí, tú lo puedes,
Ve, Señor, ve.

II
HOMBRE, HERMANO MIO.

Hombre, hermano mío,
la creación toda entera te contempla.
El océano de los bosques
y el incendio de las flores,
las linternas del cielo
y el espejo del agua,
y el mundo susurrante
de todos los animales en alerta,
entre la confianza y el miedo.
Es la creación, en todas partes a tu derredor.
Un poco de celos y de curiosidad
le inducen a seguir los pasos
del elegido del Creador.
Hombre, hermano mío,
la creación toda entera te contempla.
Y he ahí que vas tan lejos
en la línea de la inteligencia,
¿es la línea de tu suerte?
Y he ahí que vas tan lejos
dando tu inteligencia
al cerebro del ordenador.
Y en el mundo de las estrellas,
eres viajero,
sobre nuevos navíos.
Hombre, hermano mío,
la creación toda entera te contempla,
y te admira.
Y he ahí que vas tan lejos
sobre la línea del egoísmo.
Tan lejos que te muestras indigno
de la preferencia maravillosa,
y casi escandalosa,
que el Señor te ha manifestado.
El rumor de las preguntas
sube de todas partes.
Hombre, hermano mío,
la creación toda entera te contempla,
y se interroga.
¿Por qué, pues, desperdiciaste lo mejor
que te dio, inteligencia y libertad,
para ofender a tu Creador?
Tú has traicionado a tu Padre.
Hombre, hermano mío,
la creación toda entera te contempla,
y te juzga.
El, el Señor,
en lugar de condenarte, en lugar de aplastarte,
envió a su Hijo único
a este grano de polvo:
la Tierra.
Y el Hijo de Dios
sin cesar de ser Dios, es hombre.
El es para siempre el Hombre Dios.
Tú, hombre, hermano mío,
¿qué has hecho de la vida,
de la palabra de Cristo?
Hombre, hermano mío,
el balance cara al año 2.000
del nacimiento de Cristo es terrible.
¿Qué has hecho de Asia,
qué has hecho de Africa,
campos de fuego y de lágrimas?
¿Qué has hecho de los dos tercios
de la América latina,
oprimidos y acorralados?
¡Y la música, y la música!
Ahogada, amordazada 
por el estruendo de las armas.
América latina,
arrabal cristiano del mundo pobre.
Tierra apaleada de niños curtidos al sol;
pero pronto el sol se va a poner,
para no amanecer más.
¿Qué has hecho?
Hombre, hermano mío,
el balance cara al año 2.000
del nacimiento de Cristo es terrible.
¿Qué has hecho de los pobres que están ahí,
dentro de los países ricos?
¿Qué has hecho de los últimos parias,
los más pobres de los países pobres?
Gritan hacia ti,
no comprenden.
No vuelvas la cabeza.
¿Temes acaso su voz?
Hombre, hermano mío,
el balance cara al año 2.000
del nacimiento de Cristo es terrible.

III
¿QUIEN VA A GANAR?

¿Quién va a ganar?
Sabes muy bien,
hombre, hermano mío,
que tú eres lo suficientemente débil
como para hacer estallar la tercera
y última guerra mundial;
con el demasiado triste poder
de suprimir la vida en la superficie de la tierra.
Y que tú eres lo suficientemente fuerte
como para suprimir de la tierra
la miseria y sobre todo la dominación.
A primera vista, parece
que el odio se apodera de la tierra...
Después de la segunda guerra mundial
cuántas guerras locales han estallado ya.
Y cómo se multiplican
los países que fabrican armas;
y, en la carrera de armas,
cómo se hacen cada vez
más sofisticadas, más costosas
y más aplastantes.
Países que no tienen lo esencial
para su pueblo,
y que no dudan en endeudarse
de forma insolvente
la seguridad nacional.
Un poco por todas partes,
"en la margen izquierda 
y en la margen derecha",
hay secuestros, torturas,
asesinatos,
personas que desaparecen para siempre,
exiliados, refugiados.
Y en el marco de este terror
y de esta inseguridad, 
una sociedad de despilfarro.
¿Quién quitará
esas demasiado pesadas estructuras
que aplastan
a millones de hijos de Dios?
Y que llegan a matar más
que las más sangrientas guerras.
¿Quién quitará
esas demasiado pesadas estructuras
que aplastan a millones de hijos de Dios?
¿Quién va a ganar,
el fuerte o el débil?
¿Quién va a ganar?
¿Quién va a ganar?
Yo los conozco a los dos,
pues el débil soy yo.
Y mi triste poder
de asesinar la tierra,
haciendo una guerra que será la última.
Y perdiendo la vida
que me habían dado.
¿Quién va a ganar?

(Estribillo)

Yo los conozco a los dos.
El fuerte soy yo una vez más.
Yo podría suprimir
de las dos márgenes del mundo,
dominación, hambre, y cólera que gruñe,
y restituir la justicia que me habían dado.
¿Quién va a ganar?

(Estribillo)

¡Mira ante ti!
Ese gran río de odio
sube de la llanura
y te aniquilará.
¡Mira ante ti!
En el mundo se hace carrera de armas.
Es la última alarma.
Y tú no la oyes.

(Estribillo)

Para la seguridad,
llamada nacional,
cuántos pueblos se empalan
en una espada oxidada.
En nombre de la humanidad
se exila, se tortura.
Bajo el peso de las estructuras
tú caes, libertad.

(Estribillo)

¡Mira a tu derredor!
Tiranía, despilfarro,
¿será ésa la herencia
que tú les dejes?
¡Mira dentro de ti!
La miseria y el odio,
condiciones infrahumanas:
¿quién te sacará de ahí?

(Estribillo)

IV
EL ESPIRITU SOPLA

¡El Espíritu sopla!
Quien tiene ojos para ver
y oídos para oír,
descubre, no obstante,
signos de esperanza.
Qué pequeños parecen estos signos:
tal vez ridículos.
Quien tiene ojos para ver
y oídos para oír,
descubre seguramente
signos de esperanza.
Pero cuando Dios ayuda a los David,
hace temblar a los Goliat.
Pero cuando Dios ayuda a los niños,
hace temblar a los gigantes.
Quien tiene ojos para ver
y oídos para oír,
descubre seguramente
signos de esperanza.
Cómo explicar
estas grandes novedades:
de repente fuertes e invencibles,
sin recurrir a la locura,
a la violencia de las armas,
pues esas armas, ellos no las tendrán jamás.
Pues esas armas, ¿quién las fabricaba?
Eran sus opresores,
esos gigantes que ya no les causan miedo.
Quien tiene ojos para ver
y oídos para oír,
descubre, no obstante,
signos de esperanza.
Quien tiene ojos para ver
y oídos para oír,
descubre, seguramente,
indiscutibles signos de esperanza.
Los débiles descubren que se hacen fuertes,
e invencibles en la medida en que se juntan,
en que se unen;
no para pisotear los derechos de los demás,
sino para impedir
que sean pisoteados 
sus derechos fundamentales,
que no son un regalo de los gobiernos
o de los poderosos.
¡Ellos son un regalo del Creador y Padre!
los derechos fundamentales
de los pueblos de la tierra
no son un regalo de los gobiernos,
ni de los poderosos.
Los derechos fundamentales
de los pueblos de la tierra
son un regalo del Padre.
El don del Creador y Padre, el don del Padre.
¿Cómo explicar
que del lado industrializado y rico,
se multipliquen siempre más
grupos que llevan nombres diferentes,
diferentes leaderships,
diferentes objetivos específicos,
pero teniendo todos 
un claro denominador común:
la decisión de ayudar 
a crear un mundo respirable,
más justo y más humano?
Es el espíritu del Señor
quien sopla.
Ahí donde él sopla,
inspira en los países industriales,
la movilización de las buenas voluntades
en los países industrializados.
Cada uno por su lado, cada cual en su camino,
quiere contribuir a crear un mundo respirable,
más justo y más humano.

(Estribillo)

El quiere enseñar a unir
las comunidades de base,
esas primeras legiones 
venidas del mundo pobre.
El quiere enseñar a unirlas
a esos hombres nuevos,
surgidos del mundo rico,
para que forjen mañana,
un mundo respirable, más justo y más humano.
Es el espíritu del Señor quien sopla.
El dice:
El amor, el amor más fuerte
que el odio.
El amor vencerá al odio.

V
LA ESPIRAL DE LA VIOLENCIA

En aquel tiempo,
unos niños discutían
en plena imaginación creativa.
Mi padre tiene una bicicleta,
el mío una motocicleta,
en nuestra casa, mucho mejor,
porque tenemos dos.
Mi padre tiene una limusina,
que funciona con turbinas,
en nuestra casa, mucho mejor,
porque tenemos dos.
Mi padre tiene un gran avión,
para atravesar la barrera del sonido;
lo creerás, no lo creerás,
pero nosotros tenemos tres.
Yo no tengo nada de eso,
pero mi padre a mí me llevará...
¿A dónde?
Lo leeréis en primera plana:
mi padre y yo.
Durante ese tiempo,
una población infantil discutía
en plena destructiva.
"Vals macabro"
Yo he desencadenado
la primera guerra mundial,
Verdún, camino de muertos,
"Chemin des Dames".
Guerra primera
no ordinaria,
gran carnaval.
¡Vuestra pequeña gran guerra!
¡Un juego de niños,
antes de la mía!
Yo he desencadenado
la segunda guerra mundial,
Berlín, Varsovia
y Buchenwald,
el mundo entero echado abajo,
Hirosima.
Fabuloso sacrificio,
en forma de fuego artificial,
Hirosima.
Y si yo desencadenara
la tercera guerra,
sería ciertamente la última.
Nosotros poseemos diez veces más
de lo necesario,
para hacer desaparecer
la vida en la tierra;
¡adiós a la tierra!
Durante ese tiempo...
Durante ese tiempo,
el tercer mundo se preguntaba
en silencio:
¿Y nosotros? ¿Y nosotros?
¿Teniendo la miseria,
acaso no tenemos la guerra,
la más monstruosa
de las guerras?
Hoy en día,
la miseria llena nuestros cementerios
mucho más que vuestras dos últimas guerras.
Atención,
hombres, hermanos míos:
la violencia número uno
es la miseria, miseria que engloba
infra-alojamiento, infra-trabajo,
infra-diversión, infra-salud,
infra-vida, opresión,
dominación.
La violencia es la guerra;
la violencia es la miseria.
La verdadera guerra es la miseria.
Cuando la miseria estalla,
y conduce a asaltos,
a robos,
a asesinatos,
al odio;
cuando la miseria estalla,
y llega a suscitar
la falta de seguridad,
el deseo de venganza, el pánico,
se trata ya de la violencia número dos.
La miseria es la venganza.
La miseria es la violencia.
La miseria es el odio.
Entonces llega la represión,
es la violencia número tres.
La represión, muy a menudo,
salvaje, brutal.
Nosotros estamos ya en plena espiral
de la violencia.
Espiral de la violencia.
La espiral de la violencia.
Para combatirla, la violencia,
hay que combatir la miseria.
La verdadera guerra es la miseria.
¿Y nosotros, los niños?
¿Pensáis vosotros en vuestros hijos?
Mañana, sin embargo,
es nuestra era,
mañana es el año 2000.
Pensad en ello
desde hoy.

VI
EN MEDIO DE LA NOCHE

"Y ellas, estas alianzas,
se burlan de los sistemas políticos.
Se instalan
y se sienten a gusto
en el Oeste y en el Este,
al Norte como al Sur".
Es cierto, Señor,
es medianoche.
¡Pero cómo olvidar
que tanto más bella es la aurora
cuanto la noche es más oscura!
¿Y nosotros, los niños?
¿Pensáis vosotros en vuestros hijos?
Pues mañana nosotros seremos los mayores.
El año 2000 será nuestro tiempo.



SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO


HIMNO DE LA ALEGRÍA - JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ


Misión es partir, caminar,
dejar todo, salir de sí,
quebrar la corteza del egoísmo
que nos encierra en nuestro Yo.
Es parar de dar vueltas
alrededor de nosotros mismos
como si fuéramos el centro
del mundo y de la vida.
Es no dejarse bloquear
en los problemas del mundo pequeño
al que pertenecemos:
la humanidad es más grande.
Misión es siempre partir,
más no devorar kilómetros.
Es sobre todo abrirse
a los otros como hermanos,
descubrirlos y encontrarlos.
Y si, para descubrirlos
y amarlos, es preciso atravesar
los mares y volar los cielos,
entonces, MISIÓN ES PARTIR
HASTA LOS CONFINES
DEL MUNDO.

Dom Helder Camara