Don Gregorio Cuauro, sacerdote:
«Hui de Venezuela
y todas las noches sueño con mi país»
Su trabajo ha multiplicado el número de fieles en la parroquia sadense de Mondego. También colabora en Abegondo y en los hospitales
Gregorio no ha bostezado en ningún momento de la entrevista. Parece fresco en este miércoles de Semana Santa, como si hubiera descansado ocho horas de profundo sueño. Pero su noche no ha sido tan plácida. Pasó toda la madrugada en un hospital de La Coruña ejerciendo las labores de capellán.
«Pero a las cuatro de la mañana me vine a la parroquia san Julián de Mondego a dar el biberón a las ovejitas recién nacidas», señala. Y vuelta al hospital.
Este tipo de aprietos nocturnos no suponen ningún desgaste para Gregorio Cuauro, sacerdote venezolano instalado en esta parroquia de Sada y al que le han asignado todas las iglesias de Abegondo, además de su papel en los centros hospitalarios.
Todo es poco para quien fue perseguido en su propio país del que tuvo que huir a escondidas. «En Venezuela era secretario y canciller de dos obispos, dirigía un seminario y era párroco en zonas marginadas y otras más pudientes», recuerda el sacerdote de Mondego.
Pero entonces empezó a desarrollar un papel más social, a combatir la hambruna con un comedor al que acudían a diario medio millar de personas. Apostilla que él nunca fue opositor al gobierno de Maduro, «sino a las injusticias».
En este contexto se produjo un levantamiento estudiantil que contó con el apoyo del sacerdote. Y ahí le pusieron la cruz desde las altas instancias gubernamentales.
«Comencé a protestar contra el hambre que vivía el país, y entonces comenzaron a seguirme, a importunarme, a impedir que estacionara mi coche en las grandes manifestaciones, siempre intentaban evitar que hablase en los actos de protesta», señala este hombre, que dejó en Venezuela a tres hermanas, un hermano y una sensación de muchas cosas por hacer. Él mismo les envía dinero y medicamentos regularmente para aliviar su situación.
Siempre se escabullía cuando lo iban a detener, salvo en una ocasión.
«Me tuvieron tres horas haciéndome preguntas tontas», señala. Pero un día le dieron un soplo de que lo iban a arrestar.
«Fue gente del propio gobierno quien me avisó, algunos me respetaban».
Así, lo sacaron escondido de su parroquia el mismo día que la calle celebraba un referendo contra Maduro. Su destino fue Argentina, donde trabajó a las órdenes de Fernando Carlos Maletti, un obispo muy amigo del papa Francisco.
NOTA: FUE EL PRIMER PÁRROCO PARAGUANERO DE MI PARROQUIA "CRISTO REY" DE JUDIBANA, EDO. FALCÓN, VENEZUELA.
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