EL Rincón de Yanka: LIBRO "BABILONIA 2.0": EL MUNDO DE LA BESTIA por LAUREANO BENÍTEZ 👥👿💀💥🔥 Welcome to Babilonia town

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miércoles, 17 de julio de 2024

LIBRO "BABILONIA 2.0": EL MUNDO DE LA BESTIA por LAUREANO BENÍTEZ 👥👿💀💥🔥 Welcome to Babilonia town


BABILONIA 2.0: 
El Mundo de la Bestia


España, Europa, Occidente, la totalidad del sistema mundo están siendo minados por dentro desde hace tiempo por un horrible tsunami de inmoralidad, de corrupción que amenaza con derrumbar las conquistas de la especie humana, forjadas en incontables aventuras civilizadoras, porque las civilizaciones se sumen en su agujero negro por las metástasis que las corrompen desde dentro, que las enferman de inmoralidad, que destruyen todos los valores y principios que mantenían su cohesión interna.
Esta degradación de la especie humana es el producto directo del programa mundialista “illuminati” que conspira por el Nuevo Orden Mundial (NOM), el cual es fruto del marxismo cultural –la ideología oficial del NOM–, que pretende acabar con la civilización pudriéndola desde dentro, extirpando sus valores, sus principios, sus leyes naturales. Como decía Adam Weishaupt —fundador de los Illuminati— «una vez que la sociedad esté depravada con lo superficial, los humanos perderán toda su fe».
La construcción de este oscuro mundo distópico de corrupción y barbarie que conforma Babilonia la Grande la han desarrollado fuerzas malignas al servicio del Mal encarnado en Satanás, siguiendo la estrategia de disfrazar de conquista social y de falso humanismo la degradación babilónica.

La presente obra es un caleidoscopio donde se exponen todas las lacras, todas las perversiones que han convertido nuestro mundo en Babilonia la Grande, «La Gran Ramera» del Apocalipsis: las sociedades secretas, el satanismo, la «nobleza negra», el Anticristo, la infiltración en la Iglesia, el aborto, las leyes de género, el movimiento LGTBI, el feminismo misándrico, la pederastia, el feísmo, el transhumanismo, la Inteligencia Artificial, el programa MK-ULTRA… explicando su génesis y su eclosión, su naturaleza y su propósito, y las estrategias para derrotarlo, desenmascarando el proyecto luciferino que se oculta en esta letrina de corrupción, bajo esta cosmovisión globalista.
Este trabajo puede considerarse como otro episodio, otro capítulo del culebrón globalista al que he dedicado ya varias obras: dos a la plandemia conavírica -«La dictadura en tiempos del virus»«Crónicas desde el Armagedón»-, y uno a la gran mentira del falsario cambio climático producido por el hombre, titulado «Climodemia: el Himalaya de mentiras del cambio climático».

La Historia de la Humanidad ha sido la crónica de una apocalíptica batalla entre el Bien y el Mal, entre la Luz y las Tinieblas, entre ángeles y demonios, En realidad, esta vida está dominada por un invisible y grandioso altercado entre Dios y el Demonio».
Si la historia humana ha sido el campo de batalla en el que las fuerzas malignas quieren destruir la cosmovisión cristiana de la civilización, ¿Quién o quiénes elaboraron esta sibilina conspiración?
¿A quién aprovechan estos crímenes? ¿Quién es el Señor de Babilonia la Grande?: Beelzebub, y su lugarteniente es «La Bestia».
En los capítulos finales se expone la estrategia para derrotar a Babilonia la Grande, basada en la desobediencia civil completa y pacífica, en la esperanza de que venceremos, porque ¿Quién como Dios?

INTRODUCCIÓN

El día de la langosta

(Bienvenidos a Babilonia)
«Hasta ahora, las naciones fueron asesinadas por conquista, es decir, por invasión. Pero aquí surge una pregunta importante: ¿puede una nación morir en su propio suelo, sin reasentamiento o invasión, al permitir que las moscas de la descomposición corrompan en el mismo núcleo aquellos principios originales y constituyentes que lo hacen loque es?». (Conde de Maistre, masón, 1753·182l ).

«La Humanidad se ha convertido ahora en un triste espectáculo de sí misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden». (Walter Benjamin).
Bienvenidos a Babilonia la Grande, «La Gran Ramera», «La Gran Prostituta», la civilización más perversa, corrupta, degradada y degenerada de la historia humana.
En una escena de Hamlet que tiene como fondo el palacio real de Elsingor, el príncipe Hamlet oye a Marcelo -uno de sus centi­nelas- exclamar: «Something is rotten in the state of Denmark». «Algo huele a podrido en Dinamarca», celebérrima frase que desde entonces se emplea para referirse a un país cuando está devastado por la corrupción, lo cual conduce inevitablemente a la putrefacción.
Sólo que ahora no solamente afecta a Dinamarca, ya que el hedor de la descomposición afecta en general a la totalidad del Pla­neta, y llega incluso a Marte... y más allá....

España, Europa, Occidente, la totalidad del sistema mundo están siendo minados desde dentro por un horrible tsunami de in­moralidad, de corrupción, que, como las termitas y la carcoma, acabará por derrumbar las conquistas de la especie humana, forja ­das en incontables aventuras civilizadoras.
La putrefacción, la podredumbre, es un fenómeno que transcurre paralelamente a la corrupción. Las sociedades "posmoder­nas" están ahítas de inmundicia, pues el laicismo avasallador que la impregna ha desnaturalizado sus orígenes cristianos, creando una metástasis de amoralidad que ha arrasado con los valores éticos tradicionales.

Aunque lo corrupto se suele identificar exclusivamente con el ámbito económico, con el choriceo, con la buchaca rebosante conseguida mediante trapicheos y chanchullos, con las alforjas abultadas a base de delincuencias varias, hay otras podredumbres, otras corrupciones más amplias, que, por afectar a la dimensión ética que da el sello de humanas a nuestras conductas, adquiere tintes más sombríos, más tenebrosos, pues desemboca con frecuencia en lo que podemos llamar perversión, degradación, degene­ración, conceptos peligrosamente destructores que producen ese típico olor a podrido que desprenden las sociedades infectadas por estos males.

Este hedor insufrible que desprenden las sociedades actuales es el producto directo del programa mundialista "illuminati" que conspira por el Nuevo Orden Mundial (NOM), el cual, junto a estrategias de ingeniería social que buscan promover conflictos inter­nos en las sociedades, también contiene estrategias diseñadas para socavar sus valores y principios, con el fin de desmoronarlas desde dentro mismo del sistema, fomentando su corrupción y depravación, porque, como decía Adam Weishaupt -fundador de los Illuminati- «una vez que la sociedad esté depravada con lo superficial, los humanos perderán toda su fe».

Mi experiencia como historiador me ha llevado al convencimiento de que las sociedades, las culturas, los imperios y las civili­zaciones no acaban en las escombreras porque los ataque un enemigo externo, un Atila, unos bárbaros sedientos de botín. No: las civilizaciones se sumen en su agujero negro por las metástasis que las corrompen desde dentro, que las enferman de inmoralidad, que destruyen todos los valores y principios que mantenían la cohesión interna de esas sociedades.

Sucede que una civilización que chapotea en el lodazal de los vicios se debilita, pierde su norte y su esencia, pues la energía vi­tal de sus pueblos se agota en degeneraciones y vicios que la convierten en presa fácil para sus "caballos de Troya".
La construcción de este oscuro mundo distópico de corrupción y barbarie que conforma Babilonia la Grande la han desarro­llado fuerzas malignas al servicio del Mal encarnado en Satanás, siguiendo la estrategia de disfrazar de conquista social y de falso humanismo la degradación babilónica.
La ideología globalista que ha provocado la pasmosa perversión de las sociedades actuales es fruto del pensamiento neomar­xista, del marxismo cultural -la ideología oficial del NOM-, que no pretende acabar con la civilización cristiana con arietes, cata­pultas, Bastillas o Palacios de Invierno, sino pudriéndola desde dentro, extirpando sus valores, sus principios, sus leyes naturales.
Por aquí está cayendo nuestro mundo, por aquí nos está atacando el NOM. Contradiciendo a Oswald Spengler, a esta civiliza­ción enferma no la salvará un pelotón de soldados, sino una revolución en las costumbres, una vuelta a las leyes naturales, a las raíces cristianas que están en el mismo sustento ideológico de la civilización occidental.

Los contravalores de la ideología del Nuevo Orden Mundial (NOM) apuntan sin ningún disimulo ni moderación hacia la des­trucción de la identidad de individuos, familias y naciones: aborto, eutanasia, generalización de las drogas, alcoholismo, banaliza­ción del sexo, cristianofobia, ideología de género, feminismo basado en la misandria -odio al hombre-, ruina de la familia tradi­cional, corrupción de la infancia y la juventud, explotación de las personas, pobreza y miseria, corrupción a todos los niveles, in­moralidad en la sociedad, pornografía, eutanasia, pederastia, transhumanismo, despotismo político, violencias, fanatismos, diso­lución de las identidades nacionales, relativismo moral, prostitución del arte y la música, filosofía «Nueva Era», escatología deca­dente, envenenamiento de la publicidad, telebasura, tatuajes siniestros, multiculturalismo, laicismo despótico, globalismo, filoislamismo, altermundismo, animalismo, terrorismo, feísmo... incluso un ecologismo totalitario es utilizado impúdicamente para sus fines... todo bajo el denominador común de una pavorosa apostasía, de una aterradora descristianización: Bienvenidos a Babilonia.

La presente obra es un caleidoscopio donde se exponen todas estas lacras, estas úlceras asquerosas, estas perversiones, este chapapote satánico que está anasando nuestra civilización, explicando su génesis y su eclosión, su naturaleza y su propósito, y las estrategias para derrotarlo, desenmascarando el proyecto luciferino que se oculta en esta letrina de corrupción, bajo esta cosmovi­sión globalista, matriuska que emite una humareda sulfurosa asfixiante, cuyo signo de identidad es el ateísmo perseguidor del cristianismo, pues su misión histórica consiste en destruir insurreccionalmente los valores de la civilización para instaurar el caos donde puedan medrar las moscas luciferinas.
Este trabajo puede considerarse como otro episodio, otro capítulo del culebrón globalista al que he dedicado ya varias obras: dos a la plandemia conavírica -«La dictadura en tiempos del virus», «Crónicas desde el Armagedón»-, y uno a la gran mentira del falsario cambio climático producido por el hombre, titulado «Climodemia: el Himalaya de mentiras del cambio climático».

La realidad del NOM es ya incontestable para capas cada vez más amplias de la población, pero, en realidad, el Gobierno Mun­dial no es sino una cortina de humo más, un simple decorado, una bóveda encamonada en el vacío, un verdadero trampantojo con el que los gerifaltes quieren desviar la atención del verdadero horror que esconde un perverso plan diseñado desde la más remota antigüedad para hacerse con el control del mundo.
Pretendemos buscar las causas de los hechos históricos en estructuras políticas, económicas, sociales, culturales... pero estas interpretaciones han pasado por alto que hay fuerzas invisibles operando a una escala más amplia que la individual, intervi­niendo de manera oculta y subliminal para provocar acontecimientos históricos que favorezcan sus intereses; fuerzas ocultas que mueven los hilos de los hechos históricos entre bambalinas, a través de una ingeniería social diseñada y ejecutada siniestramente por personajes y grupos que operan en la clandestinidad y el misterio, ejecutando acciones que no pueden ser conocidas por el vulgo porque su conjun to forma una siniestra conspiración con la que reducidos círculos de poderosos personajes pretenden guiar el destino de los pueblos hacia horizontes de control, manipulación y explotación.

La Historia de la Humanidad ha sido la crónica de una apocalíptica batalla entre el Bien y el Mal, entre la Luz y las Tinieblas, entre ángeles y demonios, entre Cristo y Lucifer, contienda que, aunque disfrazada de luchas de clases, de imperios, de élites pluto­cráticas, de religiones y razas, se inició en la rebelión de los ángeles caídos, y en la actualidad ya se muestra a cara descubierta, sin máscaras, ante los focos mediáticos, en toda su crudeza armagedónica: «Sobre la escena del mundo -escribe un autor espiri­tual-, la vida de las almas puede aparecer circundada de banalidad. En realidad, esta vida está dominada por un invisible y grandioso altercado entre Dios y el Demonio». (Ver libro de George Huber "El diablo hoy: ¡apártate Satanás¡")
Como dice san Pablo, la lucha es «contra pirincipados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes» (Ef 6:12).

El horizonte final de esta decadencia de la humanidad como especie, su pretensión última, es controlar nuestros pensamientos y emociones, acceder hasta los más íntimos recovecos de nuestro cerebro, para manipular nuestras neuronas de tal modo quepue­ dan ejecutar una lobotomización perfecta, sin que nos enteremos de estos turbios manejos. Este lavado ominoso de cerebro desembocará en la solución final: robarnos el alma, pues, una vez desposeídos de nuestra identidad, lo que queda es un puro des­pojo, una entidad cosificada a la que no se puede llamar humana, esclava perfecta para el «El Señor de las Moscas».
Al igual que existe el «Día de la bestia», y el «Día de la marmota», también es una realidad en nuestros lares el «Día de la lan­gosta», título de una novela publicada en 1939 por el judío, Nathanael West, ambientada en Hollywood, y cuyo título original -«Los estafados»- nos cuadra a la perfección.
La langosta es un paso más allá en la tragedia de ser una cucaracha kafkiana, ya que encarna la imagen más icónica de la des­ trucción, de una tierra desnuda de todo lo que sea verde y esté vivo.

¿Cómo se han operado estas aterradoras metamorfosis? Como se dice en la novela de Nathaniel, «Hay pocas cosas más tristes que lo realmente monstruoso», porque cuando ves venir la langosta, arrasando todo a su paso como la marabunta, no puedes ha­cer nada, y entonces la única solución es convertirte en otra inútil y repugnante langosta».
Si la historia humana ha sido el campo de batalla en el que las fuerzas malignas quieren destruir la cosmovisión cristiana de la civilización, ¿quién o quiénes elaboraron esta sibilina conspiración?
Para responder a este interrogante, basta con tener en cuenta un principio infalible que detecta sin posibilidad de error la ver­ dadera autoría de un hecho: ¿A quién beneficia? En «Medea» -acto primero,escena primera, versos 500-501-, Séneca utilizó la famosa frase que indica que cui prodest scelus, isfecit -«Aquél a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido»-.
¿A quién aprovechan estos crímenes? ¿Quién es el Señor de Babilonia la Grande?: Beelzebub, y su lugarteniente es «La Bestia».

Beelzebub fue el nombre usado por los hebreos para burlarse de los adoradores de Baal, porque en sus templos la carne de los sacrificios se dejaba pudrir, lo cual atraía a enjambres de moscas. ¿Existe un modo mejor de describir las revoluciones lucifeinas que en el mundo han sido?: putrefacción de cadáveres entre miríadas de moscas y violentos tábanos.

En la novela del premio Nobel inglés William Golding titulada «El Señor de las Moscas» se representa a Beelzebub mediante la ca­beza de un jabalí clavada en una pica en el claro de un bosque, cortejada por miles de moscas que revolotean a su alrededor mien­tras se va pudriendo: colosal imagen para ilustrar el horror del mundo distópico que padecemos.
En esta decadencia, en esta degeneración y perversión de la civilización occidental es en donde medran las moscas, donde Beel­zebub y su siniestra Corte de endriagos, íncubos y súcubos globalistas han instalado sus reales, succionando vampírica y demonía­camente el alma de la humanidad.
Porque el verdadero objetivo del NOM es la entronización de un personaje muy singular: el Anticristo, la Bestia. Y, ¿a quién sirve?: pues a Satanás, Señor de las Moscas.

Bienvenidos a Babilonia: es el infierno.

Madrid, a 2 de mayo de 2024


Después de toda una vida dedicada a la historia, podría resumir mi experiencia parafraseando los conocidos versos de León Felipe: "Digo tan sólo lo que he visto, y he visto que la historia la falsean con cuentos, la ocultan con cuentos, la manipulan con cuentos… Y me sé todos los cuentos".
Sí, porque he visto que en cada historia «oficial» que nos cuentan hay varias más que no salen a la luz, hay otras historias agazapadas en el mundo de lo subliminal, relatos inconfesables que se envuelven unos en otros como si se tratase de muñecas «matriuskas».
Y he aprendido que cada hecho histórico tiene tres niveles de lectura, de los cuales solamente sale a la luz el primero, el más superficial -«la cajita de música» donde una bailarina da vueltas entre angelicales acordes-, aquel que es más burdamente manipulado para que su contenido y su sentido refuercen la ideología dominante, el pensamiento históricamente correcto a través del cual los poderes fácticos adoctrinan a sus rebaños.

La segunda matriuska, el segundo nivel -enterrado y velado por el secretismo conspirador que escamotea una verdad que sería peligrosa en caso de ser conocida-, se refiere a las fuerzas ocultas que mueven los hilos de los hechos históricos entre bambalinas, a través de una ingeniería social diseñada y ejecutada siniestramente por personajes y grupos que operan en la clandestinidad y el misterio, ejecutando acciones que no pueden ser conocidas por el vulgo porque su conjunto forma una siniestra conspiración con la que reducidos círculos de poderosos personajes pretenden guiar el destino de los pueblos hacia horizontes de control, manipulación y explotación.

Si tomamos como ejemplo la revolución rusa de 1917, el nivel superficial nos relata el cuento de que se trató de un movimiento subversivo mediante el cual los proletarios tomaron el poder para instaurar un régimen de justicia y libertad que acabó con los privilegios de la burguesía y la aristocracia explotadora. Pero, junto a esta versión oficial, un puro cuento, si descendemos al segundo nivel, es un hecho cada vez más conocido que la implantación del comunismo en Rusia fue una operación de ingeniería social diseñada y financiada por los banqueros judíos de Wall Street, con los Rothschild a la cabeza, los mismos que financiaron el «Manifiesto Comunista» del judío masón Karl Marx? y que apoderaron a Adam Weishaupt, el fundador de la secta «Illuminati»?. Y también se empieza a conocer la estrechísima relación de este Manifiesto y de la ideología comunista con los «Protocolos de los sabios de Sión», donde se contienen nada más y nada menos que los principios programáticos del Nuevo Orden Mundial.
Y faltaría todavía descender un escalón más, hasta llegar al tercer nivel, a la tercera matriuska, donde se encierran los arcanos, donde se halla la cúspide y la atalaya desde donde se dirige realmente el mundo, donde se encuentra la cámara acorazada que custodia las claves de las conspiraciones, los códigos secretos a través de los cuales se inventan los cuentos.

Porque, ¿realmente podemos creer que la cadena de matriuskas termina cuando detectamos que detrás de los hechos históricos que han marcado el devenir de la humanidad hay una mafia siniestra de plutócratas que nos dirige a su antojo desde las sombras? ¿Qué sucedería si nos interrogáramos por la posibilidad de que estos cenáculos de conspiradores globalistas fuesen a su vez manejados y marioneteados por un poder superior? ¿Y si esta cúpula de insidiosos intrigantes que conforman las élites mundialistas albergase en su interior una tercera matriuska, dimensión donde estaría el verdadero mando universal, de un poder tan absoluto que incluso esclaviza a los príncipes de este mundo?
La realidad del NOM es ya incontestable para capas cada vez más amplias de la población, pero, en realidad, el gobierno mundial no es sino una cortina de humo más, un simple decorado, una bóveda encamonada en el vacío, un verdadero trampantojo, una matriuska más con la que los gerifaltes quieren desviar la atención del verdadero horror que esconde un perverso plan diseñado desde la más remota antigüedad para hacerse con el control del mundo. Si esto es así, ¿quién o quienes elaboraron esta sibilina conspiración?

Para responder a este interrogante, basta con tener en cuenta un principio infalible que detecta sin posibilidad de error la verdadera autoría de un hecho: ¿A quién beneficia? En «Medea» -acto primero, escena primera, versos 500-501-, Séneca utilizó la famosa frase que indica que «cui prodest scelus, is fecit» ¿«Aquél a quien aprovecha el crimen es quien lo ha cometido?.
Ya que estamos hablando de matriuskas, volvamos a la revolución rusa, que desde sus comienzos desató una persecución religiosa sistemática cuyo resultado fue que, a lo largo de toda la historia de la URSS, fueron asesinados entre 12 y 20 millones de cristianos, destruyéndose una gran mayoría de las 55.173 iglesias, 29.193 capillas, 550 monasterios y 475 conventos con que contaba la Iglesia ortodoxa rusa.

En mayo de 1920, Lenin ordenó la ejecución masiva de todos los sacerdotes que fuesen contrarios al comunismo: fueron asesinados entre 14.000 y 20.000. Muchos religiosos fueron acusados, torturados, detenidos y asesinados: a culatazos, desmembrados a sablazos, arrojados a agua hirviendo o a calderos de alquitrán, devorados por perros y ratas, empalados, crucificados, castrados, desollados… ¿A quién benefició este horror? ¿Quién reía entre los bastidores de este impresionante holocausto?
Pero no fueron solamente los cristianos los perseguidos, ya que aquel aquelarre de sangre también tuvo como víctimas a proletarios y granjeros «kulaks», a desertores y a cosacos, a huelguistas y a prisioneros de guerra, de modo que ninguna capa de la población rusa se salvó de aquella orgía carnicera. Se calcula que, durante el llamado «Terror rojo» -1918-1922-, más de 1 millón de rusos fueron asesinados por motivos políticos y religiosos.
Montañas de cadáveres, gigantescas pirámides de carne descompuesta cuyo hedor llegó hasta Marte, espeluznantes matanzas que atrajeron a innumerables enjambres de moscas, las verdaderas protagonistas de la revolución de octubre. Y las moscas tienen su amo, su dueño, su emperador: el Señor de las Moscas. Es decir, Belcebú, el señor de las matriuskas.

Beelzebub, nombre usado por los hebreos para burlarse de los adoradores de Baal, porque en sus templos la carne de los sacrificios se dejaba pudrir, lo cual atraía a enjambres de moscas. Existe un modo mejor de describir las revoluciones rojas en el mundo han sido: putrefacción de cadáveres entre miríadas de moscas y violentos tábanos.
En la novela del premio Nobel inglés William Golding titulada «El Señor de las Moscas» se representa a Beelzebub mediante la cabeza de un jabalí clavada en una pica en un claro de un bosque, cortejada por miles de moscas que revolotean a su alrededor mientras se va pudriendo. ¿Cuántas cabezas han decapitado las revoluciones rojas, para clavarlas después en picas y almenas, para que fueran pasto de las moscas?: más de 100 millones, un puro festín. En el próximo artículo hablaré, por supuesto, de la orgía de moscas de la II República española.

Pretendemos buscar las causas de los hechos históricos en estructuras políticas, económicas, sociales, culturales… pero estas interpretaciones han pasado por alto que hay fuerzas invisibles operando a una escala más amplia que la individual, interviniendo de manera oculta y subliminal para provocar acontecimientos históricos que favorezcan sus intereses.
No podría ser verdad que el trasfondo de toda la historia no sea sino una titánica lucha entre el Bien y el Mal, una colosal batalla entre las fuerzas de la luz y los poderes de las tinieblas, un Armageddon apocalíptico entre Dios y Belcebú. «Sobre la escena del mundo -escribe un autor espiritual-, la vida de las almas puede aparecer circundada de banalidad. En realidad, esta vida está dominada por un invisible y grandioso altercado entre Dios y el Demonio». (Ver libro de George Huber "El diablo hoy: ¡apártate Satanás¡")

Pero, junto a las revoluciones sangrientas jacobinas y rojas, hay otra revolución, otra subversión que opera a un nivel oculto, con una matriuska invisible que opera desde dentro de nuestras sociedades con sus maléficos caballos de Troya, provocando un pandemónium generalizado cuyo objetivo es entronizar al Señor de las Moscas, destruyendo todos aquellos valores que mantienen el orden y la cohesión social, pues Beelzebub es el señor del caos, del desorden, de la anarquía, y su poder medra en el apocalipsis de las sociedades destrozadas por sus luciferinas hecatombes: aborto, legalización de las drogas, alcoholismo, banalización del sexo, descristianización, ideología de género, disolución de las identidades nacionales, destrucción sistemática de todos los valores que dan identidad a los individuos y a los pueblos, relativismo moral, libertinaje, prostitución del arte y la música, sensualización de los jóvenes, escatología decadente, contaminación de la cultura, envenenamiento de la publicidad, siniestras modas de tatuajes, vestimentas que muestran nauseabundas calaveras desde donde Beelzebub nos mira con su sonrisa sardónica…

En esta decadencia, en esta degeneración y perversión de la civilización occidental es en donde medran las moscas, donde Belcebú y su siniestra Corte de endriagos, íncubos y súcubos globalistas han instalado sus reales, succionando vampírica y demoníacamente el alma de la humanidad.
¿Cómo se ha operado esta «revolución de la decadencia» y la degradación de la sociedad? Durante una alocución en la Basílica de San Pedro el 29 junio 1972, Pablo VI, en el 9º aniversario de su coronación, refiriéndose a la situación de crisis que vivía entonces la Iglesia, afirmaba: ««A través de una fisura el humo de Satanás entró en el templo de Dios. Una potencia hostil ha intervenido. Su nombre es el Diablo».

¿A través de que fisuras se ha infiltrado en la civilización occidental el humo de Belcebú? La grieta que ha cuarteado el antaño sólido edificio de las sociedades cristianas ha sido la ideología de las izquierdas, creación genuina del Señor de las Moscas, que, desde sus lejanos orígenes en el antropocentrismo renacentista, pasando por la ilustración enciclopedista, el jacobinismo francés, y el positivismo materialista, desembocó en el marxismo, primeramente político, y ahora cultural, que inauguró su andadura en los años 60 con la ideología del progresismo hippie, matriuska que encierra el pensamiento políticamente correcto que ahora nos abruma, la ideología progre izquierdista a través de la cual la humareda sulfurosa es ya plenamente asfixiante en la actualidad, pues el izquierdismo -cuyo principal signo de identidad es el ateísmo perseguidor del catolicismo- tiene como misión histórica destruir insurreccionalmente los valores de la civilización para instaurar el caos donde puedan medrar las moscas luciferinas.

El izquierdismo, joya de la cornamenta de Belcebú, que desde el comienzo de los tiempos urdió contra el cristianismo la enorme conspiración que se conoce bajo el nombre de «La sinagoga de Satanás», la cual aparece reflejada en el libro del Apocalipsis: magnífico nombre para calificar a las élites globalistas del NOM, matriuska que contiene en su interior a la matriuska negra de la Sinagoga de Belcebú.
Porque el verdadero objetivo del NOM es la entronización de un personaje muy singular: el Anticristo. Y, ¿a quién sirve?: pues al Señor de las Moscas… es decir: al Señor de las Izquierdas.


Welcome to Babilonia town


Desde hace un tiempo, es evidente que España es un país multicolor, rico colorido que figura orgulloso en las victoriosas banderas cromáticas del arco iris, las cuales ya han pedido algunos colectivos LGBTI ?especialmente «Arcópoli»? que ondeen en los centros de enseñanza con motivo de las celebraciones del «Orgullo gay». Desde luego, ondeará triunfante en el Ayuntamiento y en la Comunidad de Madrid.
Lo diré una vez más: no ponen belenes en el Ayuntamiento porque no todos los madrileños somos católicos, y ahora resulta que todos somos gays. Bondad graciosa.
Y a mí se me ocurre que podrían ir un poco más allá, y colocar al lado de la bandera y también próxima a la eterna pancarta de «refugees welcome» otra que dijera algo así como «Welcome to to Babilonia», porque «Welcome to Sodoma» quedaría como demasiado fuerte y no correcta políticamente. Desde luego, el inglés está más que justificado, ya que las celebraciones LGTBI de este año van a tener un marchamo cósmico, ya que acudirán a Madrid LGTBI de todo el mundo, transformando la fiestecita en «World Pride 2017».
Los LGBTI todavía no tienen ningún santo, pero ya se inventarán alguno, al tiempo, al cual colocarán como némesis de San Isidro. Por algo los ahoramadriles han equiparado en importancia las kabalgatas gays a nuestra cristiana romería de san Isidro. Lo de incluir en este selecto elenco al Ramadán y al Año Nuevo Chino está chupado.

No me extraña que este Madrid podemita haya sido la ciudad elegida para tan magno acontecimiento, que inundará nuestras calles de tamborradas, farolillos y banderas arcoíris, karnavalescas carrozas, y un maremágnum de gente se espera la concurrencia de más de 2 millones de personas, dándole a la farra que dejarán sus buenos dólares en la capital. Aunque bien es verdad que originará unos gastos de 3,5 millones de euros.
Por cierto, que me dan ganas de decir «Esa carroza la he pagado yo», remedando así la frasecita esa de «Esa mochila la he pagado yo», que los energúmenos quincemayeros escupían furibundos a alucinados jóvenes católicos de todo el mundo que celebraron en Madrid en el 2011 las Jornadas Mundiales de la Juventud. Confieso que el 15M había despertado en mí un viejo ramalazo «hippie» que tuve en mi juventud, pero desde ese mismo momento comprendí de qué iba el 15M, cogí mi fusil y me eché al monte. Todo el mundo tiene su «Camino de Damasco» y su «Puerta del Sol», en especial cuando la ves llena de mamelukos perroflaútikos.

Hago constar una vez más mi profundo respeto por toda clase de sexualidad, derecho humano irrenunciable cualquiera que sea su elección y su manifestación. Pero con lo que no puedo estar nunca de acuerdo es con que los colectivos LGBTI utilicen ese derecho para imponer una ideología de género con la que pretenden hacer proselitismo abusivo para sus particulares opciones sexuales, más que defender los derechos de un colectivo que ya de por sí goza de un amplio respeto comprensivo en España, país en el cual el 85% de la población acepta comprensivamente y con gran tolerancia el fenómeno LGTBI, porcentaje que está entre los más altos del mundo. Para mayor alevosía, está ominosa imposición se hace de manera dictatorial y despótica, lanzando sus Gestapos, sus policías y sus matones ?«Femens» incluidas? contra quien disienta de este pensamiento único, una de las joyas de la corona del pensamiento globalizador con las que los gerifaltes mundialistas quieren llevar al mundo hacia el NOM, como ya he comentado en algunas ocasiones.

El colectivo «Arcópoli», por ejemplo, parece que pretende señalar a los colegios de Madrid que no cuelguen la bandera gay, instando asimismo a los alumnos a que les comuniquen si sus centros de enseñanza se saltan una sola coma de la «Ley Cifuentes», para presentar la correspondiente denuncia, tal y como éste sucedió el año pasado al colegio Juan Pablo II.

Según la ley de la Cifuentes, entusiasta defensora de los colectivos LGBTI, a pesar de su supuesta condición de derechosa(?) los centros de enseñanza tienen el deber de conmemorar la historia LGBTI, pero sin especificar la forma, no obligando a colocar la enseña gay en ellos. En dicha ley se obliga a los centros educativos a enseñar «la realidad lésbica, gay, bisexual, transexual, transgénero e intersexual en los contenidos transversales de formación de todo el alumnado de Madrid en aquellas materias en que sea procedente». Su incumplimiento llevará aparejadas sanciones y expedientes administrativos.

Al hilo de estas reflexiones, el autobús de «Hazte Oír» está sufriendo, como era de esperar, una dura represión en Cataluña, ya que la policía le ha obligado retirar todos los mensajes que portaba: «Los niños tienen pene; las niñas tienen vulva; lo dice la Biología; respeto para todos; no al bullying». O sea, que tenía que haber puesto otra vez las interrogaciones: «¿Los niños tienen pene? ¿Las niñas tienen vulva?». País de pandereta fuimos y seguimos siendo: un país donde es delito decir la verdad biológica de que un niño es un niño y una niña es una niña?aunque haya en España 200 excepciones transexuales, pero, si no se obvian las excepciones, el lenguaje de cualquier disciplina y ámbito se hace insostenible, y donde dentro de poco también será punible decir que «dos es dos» o «dos y dos son cuatro». Por cierto, resulta chocante que se niegue que las niñas tienen vulva, y que un niño que se siente hembra se someta a una operación en la cual, para llegar a ser niña, se le implanta una vulva. ¿Pero no se había dicho que las niñas no tenían eso? ¿En qué quedamos? ¿Por qué la operación, si pueden ser niñas sin necesidad de tener vulva? No sé si me explico, y pido de antemano perdón por mi ignorancia, pero es que a mí no me hablaron de estas cosas en el colegio donde recibí mi educación. Igual me perdí algo, y por eso no soy tan moderno ni posmoderno.

El siguiente paso en esta escalada de posmodernidad globalista del NOM que avasalla el mundo, y España de manera especial, será la «ideología de especie», la cual nos impondrán dogmática y despóticamente los colectivos de los partidos animalistas PACMA, con el fin de promocionar en los currículums escolares los valores de los animales, a la vez que luchan por erradicar los valores cristianos, por cierto, ya llegará el «Día del Orgullo Animalista»: al tiempo?. Y es que es maravilloso y supermoderno que el Congreso haya prohibido cortar el rabo y las orejas a los perros, como si fueran cornúpetas, los pobres, mientras se tortura y se masacra a los fetos en más de 100.000 abortos al año en nuestro país, sin que a ningún diputad@ le parezca mal, incluidos los adscritos a las bancadas de la supuesta derecha(?). Por lo pronto, ya se está pidiendo que se evite el lenguaje «especifista» que supuestamente insulta a los animales, con expresiones como «eres una rata» o «aquel tipo es un cerdo»… Entre la evitación del sexismo y la del animalismo, no va a haber quien abra la boca en este desdichado país, paradigma de la estulticia y de la totalitaria posmodernidad.

Por si toda la parafernalia LGBTI fuera poca, el Ayuntamiento de Madrid pintará pasos de cebra con los colores del arco iris ?ojito a las cebras del Zoo, que cualquier mañana pueden aparecer arcoirisadas? lo cual me recuerda el esperpéntico fenómeno de algunas localidades españolas donde se han colocado semáforos en cuyas luces pueden verse parejas gays con un corazoncito encima. Por lo pronto, ya se está hablando por los ahoramadriles, no confundir con «ahoramandriles», la posibilidad de feminizar los semáforos madrileños. Y cada vez son más las empresas que hacen publicidad promocionando el mundo LGBTI. Si esto es discriminación hacia los LGBTI, que venga Dios y lo vea. Yo confieso que, como madridista, prefiero los pasos de cebra en color blanco.
En una más de sus ocurrencias, la Carmena ha hecho un llamamiento para pedir a los madrileños que colaboren en un taller para tejer una enorme bandera gay para la fachada del Ayuntamiento, pues la del año pasado se deterioró. Imagino que para una tarea tan altruista acudirán las mismas madres a las que Carmena pedía que fueran a limpiar los colegios, nada más accedió a la alcaldía.

Pero lo que me resulta más chocante es que los LGBTI proclaman su derecho a celebrar su orgullosa festividad, mientras que Arcópoli pide la supresión de los días del Padre y de la Madre, por considerarlos discriminatorios… o sea, que son una invitación al odio homofóbico, transfóbico, bisexualfóbico y lindezas parecidas (¡?). La verdad que uno, a estas alturas de la vida, cree estar curado de espantos, pero cada vez me digo más para mí mismo, y en la ducha, no me vaya a oír esta gente? que «damas y caballeros, perdón por no decir dam@s y caballer@s, estoy muy harto y no puedo soportarlo más».

En lugar de esas celebraciones tradicionales, que son tan fachas y tan nazis como la celebración del día de San Valentín o un simple piropo a algún@ paisan@ que pase por ahí, proponen nada más y nada menos que celebrar el «Día de las familias» el 15 mayo, ya que familias hay más de una. Otra vez el 15M. Bondad graciosa, que parece que los repelentes y fascistas heteros no podemos tener nuestro Día Orgulloso, aunque sin banderas, cabalgatas y saraos callejeros, solamente con regalitos que animan el cotarro consumista, y con esos maravillosos trabajos manuales que los escolares hacen llenos de ilusión para sus progenitores, con lo cual el Orgullo Hetero sale como mucho más barato que el LGBTI.

Recuerdo que en el Barrio León de Sevilla donde pasé mi infancia había un travestí conocido por todo el mundo, muy querido y respetado en todo el barrio, al que nunca se discriminó ni se marginó, sino más bien todo lo contrario. Eran los tiempos de Franco, así que no se pudo cambiar de sexo, pero estaba plenamente integrado en la comunidad, sin necesidad de adoctrinamientos de género, ni Kabalgatas gays, ni gestapos LGBTI. Hasta hace poco, le veía casi siempre que volvía a mi ciudad natal, y me despertaba simpatía y hasta algo de admiración, sintiéndome complacido además por el cariño que seguía despertando en la gente.

En fin señor@s y señores, que, parafraseando a García Lorca, ya «ni los niñ@s son niñ@s, ni las niñ@s niñ@s… ni mi Madrid es ya mi Madrid… ni mi España es ya mi España».

Y también recuerdo aquellos emocionantes versículos del Salmo 137 de la Biblia, cuya paráfrasis podría decir: «Sentados junto a los ríos de Babilonia, llorábamos al acordarnos de Madrid y de España. En los álamos que hay en la ciudad colgábamos nuestras arpas. Allí, los que nos habían llevado cautivos, los que todo nos lo habían arrebatado, nos pedían que cantáramos con alegría: ¡que les cantáramos canciones de Madrid y España!».

BABILONIA 2.0: El Mundo de la Bestia