EL Rincón de Yanka: UNO DE LOS LIBROS CLÁSICOS INGLESES DE FICCIÓN TEOLÓGICA MÁS IMPORTATANTES: "EL PROGRESO DEL PEREGRINO" (The Pilgrim's Progress) por JOHN BUNYAN

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martes, 1 de marzo de 2022

UNO DE LOS LIBROS CLÁSICOS INGLESES DE FICCIÓN TEOLÓGICA MÁS IMPORTATANTES: "EL PROGRESO DEL PEREGRINO" (The Pilgrim's Progress) por JOHN BUNYAN


Viaje de Cristiano a la Ciudad Celestial bajo el símil de un sueño

“Había un hombre allí, aunque algunos lo llamaban Loco, 
cuanto más daba, más tenía”. 
John Bunyan, "El Progreso del Peregrino"
"El progreso del peregrino" (The Pilgrim's Progress) es una novela alegórica de John Bunyan, originalmente publicada en inglés en 1678.
El título completo es "The Pilgrim's Progress from this world to that which is to come, delivered under the similitude of a dream" ("El progreso del peregrino desde este mundo al venidero, mostrado como un sueño").
Es considerada una de las obras clásicas de ficción teológica más importantes del idioma inglés, habiendo sido traducida a más de doscientos idiomas. Consta de dos partes, la primera fue publicada en 1678 y expandida en 1679, y la segunda fue publicada en 1684.
El protagonista se llama Cristiano, y la mayoría de los personajes son llamados por su característica más evidente. Relata el viaje de Cristiano por su vida, buscando la salvación.
La historia del "Progreso del Peregrino" fue escrita por John Bunyan (1628-1688), uno de los predicadores más famosos de la historia inglesa. Considerado un puritano, fue arrestado por “predicar sin licencia” y encarcelado en una celda oscura, fría y húmeda. Tentado por sus captores con la promesa de salir libre si él simplemente se abstenía de seguir predicando, Bunyan contestó con su famosa frase: “Si me liberan hoy, predicaré mañana”. 

Permaneció encarcelado durante doce años y allí escribió sobre un peregrino llamado Cristian. Fue así como comenzó la mayor obra de ficción en la historia de la lengua inglesa: con un hombre sencillo, encarcelado por predicar las Buenas Nuevas de salvación, utilizando su tiempo e imaginación para escribir sobre las pruebas y triunfos en el peregrinaje de la vida cristiana. Durante los últimos tres siglos, esta historia, escrita desde la celda de una prisión, se ha arraigado en los corazones de adultos y niños por igual. Es un éxito de ventas internacional (sólo la Santa Biblia ha vendido más copias), fue introducido de manera ilegal para la iglesia clandestina y ha sido traducido a más de doscientos idiomas. Por generaciones, los padres han leído "El Progreso del Peregrino" a sus hijos, debido a su gran importancia, sólo superada por la Biblia. 

El don implícito de esta extraordinaria alegoría es que, mientras la leemos, adquirimos una visión invaluable de la realidad. Esta realidad nos proporciona una clara visión de nuestra vida: las dificultades, los obstáculos y el sufrimiento; pero también la promesa de redención, restauración y vida con el Rey Celestial en Su Ciudad Celestial.

EL CRISTIANO ES UN PEREGRINO FIEL 
DE LA MISERICORDIA DE DIOS

El mensaje en la obra clásica de John Bunyan, "El Progreso del Peregrino", es el viaje de todo cristiano que busca la salvación “de este mundo, al que esta por venir”. Todos los días debemos elegir si vamos a centrar nuestra atención en este mundo, un mundo que enfrenta juicio y decadencia, o si ponemos nuestra mirada en la eternidad con nuestro Rey. Incluso cuando elegimos viajar por el camino recto y estrecho, nos enfrentamos a constantes tentaciones, distracciones y falsas enseñanzas que nos pueden descarriar. Y aquellos que se presentan como amigos pueden ser enemigos. Es decir, todos los días debemos considerar cuidadosamente el camino vamos a seguir. A menudo el camino correcto es el camino lleno de difcultades y a veces, incluso, de desesperación. Aunque luchamos y algunas veces fracasamos, nuestro Rey siempre estará allí para darnos ayuda, consuelo e incluso perdón, si estamos dispuestos a pedirlos. Que esta historia anime a los cristianos (peregrinos en este mundo) a buscar continuamente al Rey y permanecer en su camino recto y estrecho. A los que aún no han entregado su vida al Rey, oramos para que esta historia los inspire a considerar cuál mundo va a prevalecer en su corazón.

Eran extraños y peregrinos en esta tierra... deseaban un lugar mejor, un país celestial... donde Dios no se avergüenza de ser llamado su Dios. Vivían por fe aun cuando eran maltratados... ganaron fuerza por la debilidad... se rehusaron a negar a su Rey. Y Dios ha preparado una Ciudad Eterna para ellos... y todos sus peregrinos que transitan este mismo camino... porque estos son de quienes este mundo no es digno. [Adaptado de Hebreos 11]



VIDA DE JUAN BUNYAN

JUAN BUNYAN, hijo de un calderero, nació en Elstow, cerca de Bedford, el año 1628, en una época en la cual prevalecían las malas costumbres por todo el país de Inglaterra. Su educación fue la que los pobres podían dar a sus hijos en aquellos días. Asistió a la escuela primaria, y aprendió a leer y escribir; pero era un muchacho desaplicado, y muy pocos de su edad le aventajaban en maldecir, jurar, mentir y blasfemar. En sus días juveniles el terror era lo único que parecía tener alguna fuerza para sujetarle. Durante el día tenía frecuentes y tenebrosos presentimientos de la ira venidera, y de noche le sobresaltaban sueños horribles. Su imaginación concebía apariciones de malos espíritus que venían a llevárselo consigo, o le hacía pensar que había llegado el último día con todas sus terribles realidades. 

Tales eran los temores de su juventud. Conforme fue creciendo se fue endureciendo su conciencia, sin que bastaran a despertarle ni a conmoverle los extraordinarios y providenciales acontecimientos que le ocurrieron. Dos veces estuvo a punto de morir ahogado. Durante la guerra civil fue obligado a servir en el ejército. En una ocasión, un compañero suyo que había pedido y obtenido permiso para sustituirle en una guardia, recibió un tiro en la cabeza y murió en aquel puesto. 

Su matrimonio ejerció cierta influencia en su porvenir. La joven que tomó por esposa era muy pobre, y lo más valioso que tenía eran dos libros que su padre, hombre muy piadoso, le había dejado: El camino sencillo al cielo y la práctica de la piedad. La señora Bunyan leía con frecuencia estos libros en compañía de su marido, y le refería la vida santa que su padre había llevado. El resultado fue que Bunyan sintió un vivo deseo de reformarse, y así lo hizo; pero solamente en lo exterior. Su corazón no experimentó cambio alguno, y su vida siguió por el mismo camino de pecado que hasta entonces había seguido. Un sermón que oyó acerca del pecado de no santificar el día de reposo, le impresionó fuertemente. La tarde del mismo día, estaba ocupado en diversiones, como era su costumbre hacerlo, cuando de pronto se agolparon en su mente pensamientos acerca del juicio venidero. Quedó aterrado, imaginó oír una voz del cielo que le decía: 

“¿Quieres dejar tus pecados e ir al cielo, o prefieres retenerlos e ir al infierno?”.
Entonces cruzó por su conciencia, como un rayo, la convicción de que era un gran pecador; pero ó que era ya tarde para buscar el perdón o el cielo, y vio desesperado a sus pasatiempos. Algún tiempo después trabó amistad con un cristiano, cuya piadosa conversación tocó de tal manera su corazón, que comenzó a leer la Biblia. Encontró en el libro las cosas que le alarmaron, y emprendió la reforma de palabras y de su vida; pero confiado solamente en sus propias fuerzas e ignorando el amor y la gracia de Jesucristo. Un día atrajeron su atención la conversación que sostenían tres mujeres piadosas, que se hallaban sentadas a la puerta de una casa en una de las calles de Bedford. Se acerco, y oyéndolas hablar de las cosas de Dios, de su obra en los corazones y de la paz de la reconciliación, vio que había en la religión algo que él no había conocido ni experimentado aún. Las palabras de aquellas mujeres no las olvidó nunca, y desde entonces abandonó la compañía de viciosos y buscó la sociedad de los que, al menos, tenían cierta reputación de piadosos. 

Bunyan había ya emprendido su camino saliendo de la ciudad de Destrucción; pero cayó en muchos peligros y errores; apenas hay un temor de los muchos que pueden asaltar al espíritu ansioso de salvación que no inquietara alguna u otra vez su mente. Por largo tiempo fue como el hombre que él mismo describe en su libro, encerrado en una jaula de hierro, privado del gozo de las promesas divinas y esperando aterrado una segura condenación. Su lucha con el Maligno nos recuerda también el combate de Cristiano y Apollyón. Pero, según su propia y hermosa expresión, una mano misteriosa le alargó algunas hojas del árbol de la vida, que aplicó a las heridas que había recibido en la batalla, y fue curado al instante. La fe le llevó a la cruz de Cristo, y vino a ser más que vencedor por medio de Aquél que le amó. Poco después de esto hizo pública profesión de su fe y comenzó a predicar a otros el Salvador que él había encontrado. Pronto tuvo que sufrir por causa de su religión. Entre los años 1655 y 1660 predicó a menudo en la vecindad de Bedford. En el año último fue arrestado y metido en la cárcel de Bedford, en la cual pasó doce años, exceptuando únicamente un breve intervalo de pocas semanas. Se ha dicho con frecuencia que Bunyan escribió EL PEREGRINO durante este encarcelamiento. Pero algunos eruditos han demostrado que fue en otro posterior y más breve encarcelamiento, en el año 1676, cuando escribió la primera parte de su obra inmortal, la cual se publicó en los primeros meses del año 1678. La segunda parte no apareció hasta el año 1685. 

La obra de Bunyan ha sido elogiada por los literatos más eminentes. Ha sido traducida a numerosos idiomas, algunos de los cuales eran desconocidos para Europa en los días de Bunyan. Los misioneros han llevado este libro a casi todos los países del mundo, y ahora el Peregrino cuenta la historia de su viaje a los chinos en el Oriente, a los negros en el Occidente, o los groenlandeses en el Norte y a los isleños del Pacífico del Sur. La Sociedad de Tratados Religiosos, de Londres, ha ayudado a la impresión de esta obra en más de cien idiomas. 

Bunyan fue autor de otra alegoría, "La Guerra Santa", publicada en 1682, que sigue a EL PEREGRINO en mérito literario y religioso. Refirió también, de una manera inimitable, la historia de su vida y de sus experiencias religiosas en su libro "Gracia" que abundó para el mayor de los pecadores, digno de figurar al lado de Las Confesiones, de Agustín, y de Las Conversaciones de sobremesa, de Lutero. Además de estas grandes obras, escribió muchos tratados, algunos de los cuales se leen todavía con placer provecho. En la cárcel aprendió Bunyan el arte de hacer encaje de flecos largos, con lo cual ayudaba a mantener a su familia. Después de su libertad vivió una vida muy útil a la obra de Cristo, como pastor de la Congregación independiente de Bedford, y como predicador y escritor. Murió en 1658, en una casa que tenía una tienda con la muestra “La Estrella”, y fue enterrado en Bunhill Fields.

PRÓLOGO APOLOGÉTICO DEL AUTOR

No fue mi plan, cuando tomé la pluma para empezar la obra que te ofrezco, Hacer un libro tal; no, me propuse escribir una cosa de otro género, la cual, estando casi concluida, esta empezaba, sin fijarme en ello. Y era que al escribir sobre el camino por donde van los santos de este tiempo, empleé con frecuencia alegorías sobre la senda que conduce al cielo, en más de veinte cosas que narraba, y otras tantas después se me ocurrieron. Brotaban de mi mente estas figuras como chispas sinnúmero del fuego, y dije: 

Si tan pronto aparecéis, en orden os pondré con justo método, no vayáis a llegar a lo infinito, y a consumir el libro ya compuesto. Lo hice así; mas no me proponía mostrar al mundo mis escritos nuevos; lo que pensaba yo, no lo sabía; sólo sé que no tuve por objeto buscar de mis vecinos los aplausos, sino dejar mi gusto satisfecho. 

En componer el libro mencionado sólo empleé de vacación el tiempo, por apartar mi mente, al escribirlo, de importunos, ingratos pensamientos. Así con gran placer tomé la pluma, y pronto consignaba en blanco y negro las ideas venidas a mi mente, sujetas todas al fijado método, hasta tener la obrita, como veis, su longitud, su anchura y su grueso. 
Cuando estaba mi libro terminado, a varios lo mostré, con el intento ve ver de qué manera lo juzgaban: Unos, Viva; otros, muera, me dijeron. Unos me dicen: “Juan, imprime el libro.” Otros me dicen: “No.” Según criterio de varios, puede hacer un beneficio; tros opinan con distinto acuerdo.
En esta variedad de pareceres, Yo me encontraba como en una disyuntiva, y pensé: Pues están tan divididos, Lo imprimiré, y asunto ya resuelto. Porque —pensaba yo— si unos lo aprueban aunque otros avancen en canal opuesto, con publicarlo se somete a prueba y se verá quién tiene más acierto. Y pensaba también: Si a los que quieren tener mi libro, a complacer me niego, No haré más que impedirles lo que puede ser un placer muy grande para ellos. A los que no aprobaban su lectura les dije: Al publicarlo no les ofendo; Pues hay hermanos a los cuales gusta, aplazad vuestros juicios para luego. ¿No lo quieres leer? Déjalo: algunos comen carne, mas otros roen el hueso, Y por si puedo contentar a todos, a todos hablo en los siguientes términos: ¿No conviene escribir en tal estilo? ¿Por escribir en él, acaso dejo de hacerte bien cual yo me proponía? ¿Por qué tal obra publicar no debo? 

Negras nubes dan lluvia, no las blancas, más si unas y otras a la vez llovieron, la tierra con sus plantas las bendice, sin lanzar a ninguna vituperio, y recoge los frutos que dan ambas sin distinguir de dónde procedieron. Ambas convienen, cuando está la tierra estéril por falta de alimento; más si está bien nutrida, las rechaza porque ya no le sirve de provecho. Mirad al pescador cómo trabaja para coger los peces; qué aparejos dispone con astucia; cómo emplea redes, cuerdas, triángulos y anzuelos; mas aun habiendo peces, no lograra pescarlos con sus varios instrumentos, si no los busca, los atrae, los junta y les enseña el codiciado cebo. ¿Y quién dirá las tretas y posturas que tiene que adoptar el pajarero, si quiere coger caza? Necesita red, escopeta, luz, trampa, cencerro, según las aves que coger pretenda, y son innumerables sus rodeos. Más no le bastan; con silbido o toque atraerá tal pájaro a su cepo; pero si toca o silba, se le escapa, tal otro, que se coge con silencio. Suele hallarse una perla en una ostra o quizá en la cabeza de un escuerzo.

Pues si cosas que nada prometían, cosa mejor que el oro contuvieron, ¿Quién desdeña un escrito, que pudiera ayudarnos a buen descubrimiento? Mi libro (aun desprovisto de pinturas juzgadas por algunos como mérito) No carece de cosas que superan a otras muchas tenidas en aprecio. “Bien juzgado ese libro —dice alguno— Yo desconfío de su buen suceso”. ¿Por qué? “Porque es oscuro”. ¿Qué más tiene? “Es ficticio”. ¿Qué importa? Yo sostengo que algunos, con ficciones y con frases oscuras, cual las mías, consiguieron hacer que la verdad resplandeciese con hermosos y fúlgidos destellos. “Pero le falta solidez”. Explícate. “Esas frases, al corto de talento le turban, y a nosotros las metáforas, en vez de iluminar, nos dejan ciegos”.

Solidez necesita quien escribe de las cosas divinas, es muy cierto; ¿pero me falta solidez porque uso metáforas? ¿Acaso no sabemos que con tipos, metáforas y sombras vino la ley de Dios y su Evangelio? En estas cosas el varón prudente no encuentra repugnancia ni defectos; los halla sólo el que asaltar pretende la excelsa cima del saber supremo. El prudente se inclina, reconoce que Dios habló por diferentes medios, con ovejas, con vacas, con palomas, con efusión de sangre de corderos, y es feliz al hallar la luz y gracia que puso Dios en símbolos diversos. No seáis presurosos en juzgarme falto de solidez, rudo en exceso: Lo que parece sólido, no siempre tiene la solidez que nos creemos, no despreciamos cosas en parábolas; a veces recibimos lo funesto, y privamos al alma de las cosas que le pueden hacer grande provecho. Mi frase oscura la verdad contiene, como el oro la caja del banquero. Solían los profetas por metáforas enseñar la verdad: sí, quien atento a Cristo y sus apóstoles estudie, verá que la verdad así vistieron. ¿Temeré yo decir que la Escritura, Libro que a todos vence por su mérito, Está lleno doquier de analogías, de figuras, parábolas y ejemplos? Pues ese libro irradia los fulgores que nuestra noche en día convirtieron.

Vamos, que mi censor mire sus obras, y hallará más oscuros pensamientos que en este libro; sí, sepa que tiene en sus mejores cosas más defectos. Si apelamos ante hombres imparciales, por uno a su favor, yo diez espero que prefieran lo dicho en estas líneas a sus mentiras en brillante arreo. Ven, Verdad, aun cubierta de mantillas, tú informas el juicio, das consejo, agradas a la mente y haces dócil la voluntad a tu divino imperio; tú la memoria llenas con las cosas, que la imaginación ve con recreo y a la vez dan al ánimo turbado preciosa paz y bienhechor consuelo. Sanas frases, no fábulas de viejas, manda San Pablo usar a Timoteo; más en ninguna parte le prohíbe el uso de parábolas y ejemplos, que encierran oro, perlas y diamantes, dignos de ser buscados con empeño. Una palabra más. Hombre piadoso, ¿Te ofendes? ¿Era acaso tu deseo que yo diese otro traje a mis ideas, o que fuese más claro, más expreso?

Déjame proponer estas tres cosas, y al fallo de .mis jueces me someto. ¡Hallo que puedo usar, nadie lo niega, mi sistema, si abuso no cometo, con palabras, con cosas, con lectores; si en el uso de símiles soy diestro y en aplicarlos, procurando sólo de la verdad el rápido progreso. ¿Negar he dicho? No; tengo licencia (y también de hombres santos el ejemplo, que agradaron a Dios en dichos y obras más que cualquiera del presente tiempo) Para expresar las cosas excelentes en sumo grado que pensadas tengo. Hallo que hombres de talla cual los árboles en diálogos escriben, y por eso nadie los menosprecia; quien merece maldición es quien usa su talento en abusar de la verdad, que debe llegar a ti y a mí, según los medios que Dios quiera emplear; porque, ¿quién sabe mejor que Dios, el que enseñó primero el uso del arado, cómo debe dirigir nuestra pluma, y pensamiento? Él es quien hace que las cosas bajas suban a lo divino en raudo vuelo. Hallo que la Escritura en muchas partes presenta semejanza con mi método.

Pues nombrando una cosa, indica otra; se me permite, pues, sin detrimento de la verdad, que con sus rayos de oro lucirá comió el sol en día espléndido. Y ahora, antes de soltar la pluma, de este mi libro mostraré el provecho, y él y tú quedan en la mano que alza a los humildes y hunde a los soberbios. Este libro a tu vista pone al hombre que va buscando incorruptible premio: muestra de dónde viene, a dónde marcha, lo que deja de hacer y deja hecho; muestra cómo camina paso a paso, hasta que llega vencedor al cielo. Muestra, además, a los que van con brío esa corona, al parecer, queriendo; más veréis la razón por la cual pierden Sus trabajos y mueren como necios. Mi libro hará de ti fiel peregrino, si te quieres guiar por sus consejos; el te dirigirá a la Santa Tierra, si de su dirección haces aprecio; el hará ser activos a los flojos, y hará ver cosas bellas a los ciegos. ¿Eres algo sutil y aprovechado?

¿Quieres una verdad dentro de un cuento? ¿Eres olvidadizo? ¿Desearas en todo el año conservar recuerdos? Pues lee mis ficciones, que se fijan en la mente, y al triste dan consuelo. Para afectar al hombre indiferente está escrito este libro en tal dialecto; parece novedad, y sólo encierra sana y pura verdad del Evangelio. ¿Quieres quitar de ti melancolía? ¿Quieres tú, sin locura, estar contento? ¿Quieres leer enigmas explicados, o contemplar absorto y en silencio? ¿Quieres manjar sabroso? ¿Ver quisieras un hombre que te habla en nube envuelto? ¿Quieres soñar, mas sin estar dormido? ¿Quieres llorar y reír al mismo tiempo? ¿Quieres perderte sin que sufras daño, Y encontrarte después sin embeleso? ¿Quieres leer tu vida, sin que sepas que la estás en mis páginas leyendo, y ver si eres bendito, o todavía No has alcanzado bendición del cielo? Oh, ven acá, coge mi libro y ponlo Junto a tu corazón y a tu cerebro.
JUAN BUNYAN 
(Versión métrica de C. Araujo)

PRÓLOGO

Al sacar a luz una nueva edición de "EL PEREGRINO", creemos innecesario describir los méritos y hacer el elogio de un libro inmortalizado ya por el juicio de dos siglos y por la admiración de millones de lectores. En opinión de muchos críticos y pensadores, la alegoría de Bunyan es el libro religioso más grande que se ha escrito en el mundo después de la Biblia, en la cual encontró el autor inglés la inspiración que guió su pluma. Como libro de edificación espiritual "EL PEREGRINO" contiene un caudal de enseñanzas y estímulos que lo hace de inestimable valor para cuantos han emprendido la carrera celeste. Como literatura, pocos pueden igualarle en la sencillez y naturalidad del estilo, en el interés de su argumento y en la admirable descripción de personajes, arrancados a la viviente realidad. En dos ediciones anteriores a la que ahora se ofrece al público, han sido incluidas las traducciones métricas de los prólogos en verso que Bunyan escribió en defensa de su obra, así como varios cánticos que el autor puso en boca de sus personajes, las que, hechas por el conocido pastor y poeta cristiano don Carlos Araujo, que ahora goza del descanso y de las glorias de la Ciudad Celestial, han servido para completar esta versión española de la célebre obra. Los que la conocen en el original podrán juzgar del acierto y fidelidad con que se han hecho tales versiones.

"Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes. ¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, 16.embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos". Ef 6, 10-18


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"El Progreso del Peregrino" en dibujos animados

LA HISTORIA DE JOHN BUNYAN

RVW THE PILGRIM´S PROGRESS

libro-digital by Diego Panche


GUÍA DIDÁCTICA ILUSTRADA 

El Progreso Del Peregrino by Carlos Gil