EL Rincón de Yanka: ⛬ CENTROS DE PROGRESO IV: BAGDAD, HANGZHOU Y FLORENCIA

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viernes, 23 de julio de 2021

⛬ CENTROS DE PROGRESO IV: BAGDAD, HANGZHOU Y FLORENCIA


Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de Bagdad en la Era Abasida, ciudad que llegó a ser la capital intelectual del mundo musulmán y una de las más importantes del mundo, contribuyendo grandes avances en las matemáticas y, particularmente, la astronomía.
Hoy presentamos la edición No. 11 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org llamada “Centros de Progreso”. ¿Dónde sucede el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna proveerá una breve introducción a los centros urbanos que fueron los sitios de grandes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.

Nuestro onceavo Centro del Progreso es Bagdad en el siglo 9 EC, durante el califato Abasida a principios de la llamada Era de Oro del Islam. Bagdad rápidamente se convirtió en una de las ciudades más importantes del mundo y fue uno de los principales centros de aprendizaje presenciando grandes avances en matemáticas y, más notablemente, astronomía. Como la capital intelectual del mundo musulmán, que iba desde España hasta China, Bagdad atraía académicos de muchas ubicaciones distintas. Mientras que la fe predominante era el Islam, la ciudad se convirtió en un centro de mezcla de muchas otras religiones y culturas. Durante un tiempo, Bagdad tuvo una sociedad relativamente abierta y tolerante que permitió que la ciudad florezca. La Casa de la Sabiduría era una biblioteca establecida en el Bagdad de la Era Abasida que pronto se convirtió en uno de los centros intelectuales más grandiosos de la historia. Era un centro de traducciones, intercambios filosóficos, e innovación.

Hoy, Bagdad sirve como la capital de Irak, y algunos estiman que es la tercera ciudad más grande del Mundo Árabe según su población, después de Cairo y Riyadh. Trágicamente, la ciudad ha sufrido muchas muertes, daños a su infraestructura y una pérdida irreparable de artefactos históricos debido a los recientes conflictos y la inestabilidad. Se encuentra entre las ciudades más peligrosas del mundo, y viajar allí no se recomienda debido a los riesgos de terrorismo y conflicto armado que plagan la zona.
Hoy Bagdad está tan lejos como uno pueda imaginarse que era la ciudad durante su era de oro cuando el centro urbano era el faro de la paz, la tolerancia y la academia. Las tasas de alfabetización en la ciudad podrían haber sido superiores que en muchas otras ciudades europeas en ese entonces. Una pequeña aldea entre varias a lo largo del Río Tigris primero tuvo el nombre pre-musulmán de Bagdad. La fuente de agua abundante ha mantenido los asentamientos humanos en la zona durante milenios. En el siglo 8, la dinastía Abasida (la segunda dinastía musulmana) fundó su capital en la ubicación propicia junto al río donde se encontraba el asentamiento pre-existente de Bagdad. Mientras que el significado de “Bagdad” es algo discutido, muchos académicos piensan que significa “Dado por Dios”, y que es de origen persa. Durante la era Abasida, el nombre oficial de Bagdad era “Ciudad de Paz”, o Madinat as-Salam.

El primer califa Abasida, o gobernador, Al-Mansur, llamó a los ingenieros, arquitectos, agrimensores y artistas de muchos países para construir la ciudad a lo largo de cuatro años (764-768 EC). La construcción de la ciudad empezó en julio, como lo demandó la corte Abasida de astrólogos. Esos astrólogos creían que empezar la construcción bajo el signo astrológico griego de Leo, el león, aseguraría el éxito de la ciudad.
Mientras que el origen de la ciudad puede que haya sido dictado por la astrología, una pseudo-ciencia, no siempre había una distinción clara entre astrólogos y astrónomos. La gente que creía que el cielo de la noche podía predecir los destinos humanos tenían mucho interés en predecir de manera precisa los movimientos de las estrellas. De manera que los astrólogos estudiaban astronomía legítima, y muchas personas consideraban que la astrología era una rama de la astronomía durante siglos.
Si hubiese podido visitar Bagdad durante su era de oro, hubiese entrada en un centro ajetreado de comercio y academia lleno de personas de diferentes culturas que hablaban varios idiomas. Muchos residentes de la ciudad hubiesen usado sandalias y vestimentas lujosas combinando elementos árabes, iraníes-turcos, y los estilos mediterráneos helenísticos de vestir. En el centro de la organización circular de la ciudad, definida por arcos redondeados y paredes curvas, se alzaban las cúpulas del Palacio del Arco Dorado del califato y la principal mezquita de la ciudad. El autor del siglo 9 Al-Jahiz escribió, “He visto las grandes ciudades, incluyendo aquellas conocidas por sus construcciones durables. He visto ciudades en los distritos de Siria, en territorio bizantino, y en otras provincias, pero nunca he visto una ciudad de mayor altura, más perfectamente circular, más dotada de méritos superiores o que poseyera entradas más amplias o defensas más perfectas que [Bagdad]”.

Bagdad estaba inmersa en el comercio. Al lado de las cuatro vías principales de la ciudad, posicionados como los brotes de una llana dentro del diseño circular de la ciudad, se encontraban abovedadas las galerías en las que los comerciantes realizaban sus comercios. En el caos apretado de los famosos bazares de la ciudad, hubiese encontrado productos de alrededor del mundo, entregados por caravanas de camellos que viajaban a través de la Gran Vía Khurasan hacia la ciudad o llegando mediante la ruta comercial del Río Tigris. Hubiera visto seda y cerámicas finas de China, elefantes y especias de la India, así como también rubíes y otras piedras preciosas de Sri Lanka, y delicias locales como judhaba (los residentes de Bagdad en la Edad Medieval eran apasionados acerca de su comida, organizando los líderes de la ciudad competencias de cocina). También hubiese visto el espeluznante espectáculo de personas a la venta —Bagdad practicó la esclavitud así como lo hacían todas las principales sociedades de la época.
En los bazares, también hubiese encontrado a astrólogos ofreciendo sus servicios y muchos objetos a la venta decorados con representaciones artísticas de los planetas y de las constelaciones griegas del zodiaco. Pero había más de que la conexión de la ciudad con el cielo de la noche que un entusiasmo popular con la astrología.

En la Casa de la Sabiduría o Gran Biblioteca de Bagdad, hubiese visto a astrónomos concentrados en su trabajo, cuando una posición destacada junto a otros académicos. Sumar algo a la colección de libros y manuscritos de la biblioteca de la ciudad se volvió una acción de orgullo para los gobernantes de la ciudad. Para el siglo 9 EC, la ciudad contenía una inmensa amalgama de escritos compuestos en persa, sirio, sánscrito, griego y otros lenguajes y producido traducciones árabes de esos trabajos. El esfuerzo a gran escala de traducción de los académicos de Bagdad llegó a ser conocido como “El movimiento de la traducción”, algunas veces llamado el movimiento greco-árabe de traducción debido a su énfasis en traducir la sabiduría griega.
El Califa Al-Ma’mun, que reinó desde 813 EC hasta 833 EC, supuestamente pagaron a un traductor particularmente aclamado, Hunayn ibn Ishaq (809-873 EC), el peso en oro de cada libro que tradujo. Él sentía que la sabiduría valía, casi literalmente, su peso en oro. Ishaq, apodado “el Sheik de los traductores” (sheik siendo un título para príncipes o gobernadores), se volvió el traductor más prolífico de los textos griegos acerca de medicina y ciencias. Él era un cristiano, y su habilidad de lograr una alta posición social a pesar de ser parte de un grupo religioso minoritario muestra el cosmopolitismo y la tolerancia de su era. Su hijo, Ishaq ibn Hunayn (alrededor de 830-910 EC), continuó la tradición familiar traduciendo al árabe los Elementos de Euclides y Almagest de Ptolomeo. Los líderes de la ciudad desde hace mucho habían admirado a Euclides, y el diseño circular de Bagdad puede ser un honor a las enseñanzas geométricas de de Euclides.

El Almagest fue el principal trabajo importante de astronomía. Después de la traducción de Ptolomeo al árabe, los astrónomos de Bagdad decidieron corregir varios de los cálculos de Ptolomeo acerca de los movimientos de los planetas. También perfeccionaron el astrolabio, una importante herramienta no solo de astronomía sino de navegación. Además, desarrollaron la trigonometría esférica y el álgebra, dos formas de matemáticas esenciales para calcular los movimientos de las estrellas con precisión.
Muhammad ibn Musa Al-Khwarizmi, un persa polímata, astrólogo y astrónomo designado para liderar la Casa de la Sabiduría en 820 EC, inventó el cuadrante. Ese instrumento toma medidas angulares de la altitud utilizadas en la astronomía y la navegación. En 828 EC, el Califa Al-Ma’mun ordenó construir el primer observatorio astronómico en el mundo islámico, dentro de la Casa de la Sabiduría. El historiador y científico Abul Hasan Al-Masudi, algunas veces llamado “Heródoto de los Árabes”, quien nació cerca del fin del siglo 9 EC y trabajó en el siglo 10 EC, puede que haya inventado un precursor del telescopio.

La apertura de la ciudad al conocimiento y a académicos de tierras extranjeras y con diversos trasfondos permitió a Bagdad construir sobre el trabajo de otros y producir trabajos académicos originales. Un académico de la Casa de Sabiduría, Abu Yusuf Ya’qub ibn Ishaq Al-Kindi (alrededor de 800-873 EC), cuyo trabajo abarcaba campos tan variados como la astronomía, la química, las matemáticas, la medicina, la metafísica, y la música, ejemplificaba la visión de mundo abierta y tolerante que le permitió a Bagdad florecer. “Deberíamos no avergonzarnos de apreciar la verdad y de adquirirla de donde sea que provenga”, Al-Kindi escribió, “incluso si proviene de razas distantes y naciones distintas de nosotros. Para el buscador de la verdad, nada toma precedencia por sobre la verdad, y no hay denigración de la verdad, ni un menosprecio ya sea de quien dice la verdad o de quien la transmite”.
En esa era, tales sentimientos de mente amplia eran una rareza en la mayoría de los lugares de la tierra. Sin embargo, eran comunes entre las elites de Bagdad. Al-Kindi fue designado por Califa Al-Ma’mun para servir como el tutor del hermano del califa, su eventual sucesor, el Califa Al-Mu’tasim, quien gobernó entre 833-842 EC. Ese califa, en cambio, designó a Al-Kindi como tutor del hijo del anterior califa.

La interpretación predominante del Islam fomentaba la filosofía y la exploración científica. Varios hadices citados frecuentemente, o dichos atribuidos al profeta Mahoma, instruían a los musulmanes fieles a “buscar el conocimiento”. Aquellos incluían un llamamiento a “buscar conocimiento, incluso de la China”. Aquellos dichos representaban la actitud que tenían muchos de los académicos de Bagdad, algunos de los cuales incluso sentían que era una orden religiosa buscar el conocimiento. Los académicos de Bagdad también creían firmemente en la razón humana y la existencia de fuentes de sabiduría independientes de la revelación divina.
Desafortunadamente, también habían fuerzas religiosas más conservadoras que veían cualquier cosa extranjera, incluyendo la filosofía y la sabiduría científica, como una amenaza a la sociedad musulmana. La facción conservadora también consideraba la idea de elevar la razón humana al status de una fuente de conocimiento, en lugar de depender exclusivamente de las enseñanzas religiosas para el conocimiento, como algo blasfemo. Eventualmente, el triunfo de los opositores de la razón y de la interpretación xenófoba del Islam y la subsiguiente persecución de los académicos musulmanes liberales ayudó a traer la Era de Oro Islámica a su fin.

La última caída de Bagdad llegó en la forma de una conquista. Se dice que el Río Tigris “era negro de tinta” luego de la invasión mongólica en 1258 EC, liderada por Hulagu Khan, nieto de Gengis Khan. Los mongólicos demolieron la Casa de la Sabiduría y supuestamente lanzaron sus libros al río. Tristemente, miles de libros que Bagdad coleccionó y produjo se perdieron o fueron destruidos.
Pero durante un tiempo, mientras que se estancó la escena científica de Europa en medio de la llamada época del Oscurantismo en el continente, los académicos de Bagdad realizaron grandes avances para llevar más allá la comprensión humana del cosmos. Los avances en astronomía durante el posterior Renacimiento europeo se basaron en gran medida en traducciones de obras árabes. Hasta el día de hoy, el campo de la astronomía tiene una enorme deuda con los académicos de la era Abasida en Bagdad. Muchas estrellas mantienen los nombres árabes asignados a ellas durante la Era de Oro Islámica, como Altair y Betelgeuse. Los astrónomos de hoy todavía utilizan palabras árabes para términos astronómicos comunes tales como cenit, acimut, y nadir.

Bagdad durante el siglo 9 EC es tal vez mejor conocida como el escenario de muchas de las historias contenidas en Las mil y una noches, mejor conocidas como las Noches Árabes, las cuales fueron inicialmente compiladas durante la Era de Oro Islámica. Ese compendio de historias incluye muchas fábulas bien conocidas, como aquellas de Aladino el ladrón y Sinbad el marino. Las historias han creado la imagen de una Bagdad en la imaginación popular como un lugar de maravillas y aventuras. Pero en realidad, la ciudad también fue el lugar de serios trabajos académicos.
Por avanzar de manera importante el campo de la astronomía y por contribuir a la academia en varias otras áreas como matemáticas, Bagdad en la era de la dinastía Abasida merece su lugar como nuestro Centro del Progreso No. 11. Mediante la apertura al intercambio intelectual a través de las fronteras, así como también las investigaciones académicas originales, la Casa de la Sabiduría y la más amplia comunidad académica de Bagdad realizaron grandes avances que fueron claves para muchos desarrollos posteriores en el estudio de la astronomía. En un momento en que Europa estaba inmersa en un estupor conocido como el Oscurantismo, Bagdad tenía sus ojos fijados en las estrellas.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 11 de septiembre de 2020.

Centros de Progreso, 
Chelsea Follett destaca la importancia de la ciudad Hangzhou en la China del siglo 12 EC, importante centro de progreso donde se inventó, entre otras cosas, el dinero de papel.
Hoy presentamos la doceava edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org, denominada Centros de Progreso. ¿Dónde se da el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna proveerá una introducción breve a los centros urbanos que fueron los sitios de importantes avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.

Nuestro doceavo Centro de Progreso es Hangzhou en la China del siglo 12 EC, durante la denominada “revolución económica” pre-moderna o periodo de la pronto-industrialización de la tardía Dinastía Song. Con sus innovaciones en impresión y manufacturas, se ha dicho que los “Song se acercaron más a iniciar una revolución industrial que cualquier otro estado pre-moderno”. La Dinastía Song, que abarca el periodo desde 969 hasta 1276 EC, fue un tiempo de dinamismo e invención.
Mediante el comercio y la industria, el imperio Song se convirtió en el más rico de la Tierra. La capital dinástica, Hangzhou, fue la ciudad más rica y poblada del mundo. La China de la Era Song se convirtió en el primer país en imprimir dinero de papel, el cual era mucho más fácil de transportar en grandes cantidades que las monedas metálicas. Hangzhou sirvió como un centro de impresión de dinero y como un núcleo de innovación y creatividad.
Durante la Era Song, la persona china promedio experimentó un crecimiento extraordinario en su nivel de ingresos conforme la economía se expandió. La economía creció debido a los nuevos avances tecnológicos y agrícolas y debido a las rutas comerciales eficientes que produjeron un mercado genuinamente nacional. La era también presenció un considerable adopción del dinero de papel, conforme las personas se encontraron lidiando con aumento en el comercio internacional, conforme los comerciantes chinos expandieron sus redes comerciales hasta llegar África Oriental. La creciente riqueza ayudó a motivar la transacciones de montos cada vez mayores que en el pasado.

Hoy, Hangzhou es una de los centros comerciales más importantes de China. También es el punto sur del Gran Canal, que es el río artificial más grande del mundo y un sitio designado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Manteniéndose apegada a su rica historia de innovación, Hangzhou continúa sirviendo como un centro empresarial. En Hangzhou se encuentran la sede central de varias empresas de la industria del Internet como el gigante del comercio en línea Alibaba y es un creciente centro de tecnología. Hangzhou es el corazón del “área metropolitana de Hangzhou”, la cuarta área metropolitana en China según su población y es el hogar de 20 millones de personas. Hangzhou también es un destino popular para el turismo interno de China. Hangzhou mantiene muchos sitios culturales bien conservados, los cuales muestran la historia de la ciudad. Incluso tiene un parque temático basado en la historia —“La ciudad de la Dinastía Song” o Songchen— lleno de personas disfrazadas que representan a los residentes de la ciudad en su edad de oro. El explorador italiano Marco Polo célebremente describió Hangzhou como “la ciudad más bella y magnífica en el mundo” y la denominó “la Ciudad del Cielo” durante una visita en el siglo 13 EC. Mientras que eso fue después de que hubiera culminado la Dinastía Song, gran parte de la arquitectura y riqueza de la ciudad que Marco Polo conoció era sin embargo un legado de esa época (Una estatua de Marco Polo se erige de manera destacada en un parque frente a un lago en la ciudad, admirando la belleza de Hangzhou hasta el día de hoy). Un refrán popular chino hace eco del sentir de Marco Polo: “Arriba, está el Cielo; abajo, están Hangzhou y Suzhou” —esta última siendo otra ciudad bella justo al norte de Hangzhou.

Hangzhou ha sido una ciudad importante desde el siglo 7 EC cuando su Gran Canal fue construido por primera vez para conectar el centro urbano con Pekín. Hoy, el canal sigue siendo la principal vía marítima norte-sur en China. Pero la época de oro de la ciudad empezó cuando la Dinastía Song la convirtió en su capital. La Era Song presenció la adopción rápida de la impresión en bloques de madera, una tecnología que potenció la vida intelectual en la Dinastía Song. Hangzhou se ubicaba en la primera posición en China en lo que concierne el volumen y calidad de las impresiones en bloques de madera. La técnica, que consistía de esculpir texto e imágenes en bloques de madera, provee una forma de producir libros, documentos y notas bancarias de forma masiva.
La impresión en bloques de madera fue desarrollada en monasterios budistas para reproducir textos espirituales, con ejemplos que datan tan temprano como 200 EC, y el método estaba bien establecido para el siglo 9 EC. Sin embargo, fue durante la Dinastía Song que se adoptó la impresión en bloques de madera de manera amplia para propósitos no religiosos. En el siglo 11 EC, el artesano e inventor Bi Sheng (990-1051 EC) diseñó la imprenta de caracteres móviles de madera. La adopción de la tecnología de imprenta dramáticamente redujo el costo de los libros y alentó la difusión de la alfabetización. No solo la impresión abundante condujo a una verdadera ola de producción artística como poemas y textos de obras de teatro, sino que también aceleró el progreso científico —por ejemplo, ayudando con la diseminación y avance del conocimiento farmacológico y médico.

Si pudiese visitar Hangzhou durante su era de oro, entraría en una bella metrópolis llena de arte, comercio, innovación y un espíritu de apertura. Las multitudes hubiesen sido formidables; hacia fines de la Era Song en 1276 EC, Hangzhou era el hogar de cerca de 1,75 millón de habitantes según algunas estimaciones. Eso es algo más que la actual población de Phoenix, Arizona, pero representaba una concentración urbana de personas sin precedente. Mientras que era pobre según los estándares modernos, la gente de la ciudad eran para ese entonces las personas más ricas del planeta. Mirando al puerto, hubiese visto grandes barcos divididos en múltiples secciones con hasta cuatro pisos y una docena de velas en tiempos en los que los europeos todavía viajaban en pequeñas galeras propulsadas principalmente por los músculos de los remadores.

Gracias a los avances en desarrollo en las industrias de tinte, tejido y textiles, las personas de la ciudad hubiesen portado una amplia variedad de batas preciosas y lujosas. No hubiese visto muchas mujeres de alto rango caminando por allí. A pesar de los múltiples avances de la época, también era el principio de los “pies vendados” entre la élite china. Esa práctica cruel consistía de romper repetidas veces los huesos de los pies de las mujeres, empezando en la infancia temprana, para contorsionar los pies hasta darles una forma antinatural que era considerada hermosa pero que causaba dolor al caminar.
En el mercado, hubiese visto una cultura de alimentos emergiendo que desde ese entonces ha llegado a definir la cocina china. Durante la Dinastía Tang temprana (le era de oro de nuestro décimo Centro de Progreso, Chang’an), los granos dominantes de China eran el trigo y el mijo, y la bebida más común era el vino. Durante la Dinastía Song, el arroz y el te se convirtieron en el alimento y bebida base del país y han seguido siéndolo hasta el día de hoy.

Le hubiese maravillado la elaborada arquitectura de la ciudad (Los techos respingados de China se originaron en la Dinastía Song). Los impresionantes templos de Hangzhou, muchos de los cuales todavía existen hoy, eran un testimonio de la diversidad filosófica y espiritual de la era. Como el escritor Eric Weiner lo expresó, “La mezcla del pensamiento budista y confuciano rindió una atmósfera notablemente tolerante”. Diferentes sistemas de pensamiento co-existieron y prosperaron. La conversación se elevó a una forma de arte, y conforme la ciudad se enriqueció, el arte de todo tipo se volvió una parte importante del diario vivir. Mientras que en eras anteriores, la poesía estaba limitada a temas religiosos, en la Era Song, la poesía se expandió hasta tratar toda cuestión concebible, y las competencias de poesía eran frecuentes.

Hangzhou era el sitio de gran creatividad. En el siglo 11 EC, el polímata Shen Kuo (1031-1095 EC) inventó el compás magnético. También dibujo el primer mapa topográfico del mundo y fue la primera persona en registrar el proceso de sedimentación. Los libros de notas de Shen que todavía sobreviven han sido comparados con aquellos de Leonardo da Vinci por su amplitud. El trabajo de Shen abarcaba temas como las matemáticas, la astronomía, la meteorología, la etnografía, la cartografía, la diplomacia, la hidráulica, la ingeniería, y las finanzas. Shen también fue un poeta prolífico.
Otro intelectual de la Era Song fue Su Tung-Po (1037-1101 EC). Una vez fue un gobernador de Hangzhou pero es mejor conocido por su arte, su trabajo como un ingeniero, y su poesía esclarecedora. La poesía de Tung-Po revela una discreta percepción poco halagadora de los funcionarios estatales:

Las familias cuando nace un niño
Desean que resulte inteligente.
Yo…solo deseo que el bebe resultará ser
Ignorante y estúpido.
Entonces será feliz todos sus días
Y llegará a ser un ministro de gabinete.

Considerando que los múltiples avances de la ciudad provinieron del sector privado, la actitud de Tung-Po es comprensible. Incluso el dinero de papel era probablemente una invención del sector privado. Tan temprano como la Dinastía Tang (618-907 EC), la impracticabilidad de transportar cuerdas de monedas pesadas inspiraron a los comerciantes de la Ruta de la Seda para usar notas de papel que contenían una promesa de pago como medio para realizar compras (Las monedas chinas tenían huecos cuadrados en el centro para permitir que estas sean atadas con una cuerda). Los agentes privados originalmente produjeron esas notas. A principios de la Dinastía Song, el gobierno reconoció el valor de esa innovación y autorizó a tiendas de depósitos para que la gente pueda intercambiar monedas por dichas notas de promesa de pago allí, estandarizando de alguna forma el sistema. Entonces, en el siglo 12, el gobierno le dio todavía un mayor reconocimiento al concepto del dinero de papel emitiendo la primera moneda oficial de papel, llamada Jiaozi. Esas notas bancarias muchas veces mostraban ilustraciones complejas del comercio.
Durante la era de oro de la “revolución económica” de Hangzhou, los líderes Song lograron evitar en gran medida el conflicto internacional bajando las tensiones mediante acuerdos comerciales y ofertas de tributos. De manera que Hangzhou estuvo casi todo el tiempo en paz durante sus años pico, dejando a sus residentes en libertad para involucrase en emprendimientos que enriquecieron todavía más a la ciudad. “Entre…960 y …1127 [EC], China atravesó una etapa de crecimiento económico que no tuvo precedente en la historia china anterior, tal vez en la historia mundial hasta ese entonces. Dependía de una combinación de comercialización, urbanización, e industrialización que ha conducido a algunas autoridades a comparar este periodo de la historia china con el desarrollo de la Europa Moderna temprana seis siglos después”, según el historiador estadounidense Philip D. Curtin.

Las fábricas situadas en Hangzhou y en otras ciudades importantes de la Era Song como Chengdu, Huizhou, y Anqi imprimieron dinero de papel con un diseño uniforme utilizando bloques de madera y seis distintos colores de tinta. Cada ciudad utilizaba múltiples estampillas de sellado para las notas bancarias y distintas mezclas de fibras en la moneda de papel que producían para dificultar la falsificación de la moneda. En 1175 EC, hasta mil empleados puede que hayan trabajado en la fábrica de dinero de papel de Hangzhou cada día. Las primeras notas de dinero expiraron tan solo después de tres años, y su uso estaba limitado a ciertas regiones del Imperio Song. Luego, en 1265 EC, las fábricas de Hangzhou imprimieron la primera moneda verdaderamente nacional. Esa moneda mostraba un diseño unificado, era aceptada a través del imperio, y su valor estaba respaldado en plata y oro. Las notas de dinero de papel estaban disponibles en varias denominaciones. Desafortunadamente, esa moneda nacional solo fue utilizada durante nueve años antes de que la invasión mongol acabara con la Dinastía Song.

El concepto de dinero de papel resultó ser más duradero que la Dinastía Song que lo creó. La subsiguiente dinastía Mongólica Yuan emitió su propio dinero de papel, conocido como el Chao. Sin embargo, los mongólicos no ataron el valor de su moneda a algo e imprimieron cada vez más notas bancarias hasta que la inflación descontrolada degradó el valor de la moneda. El dinero de papel puede derivar en la hiperinflación sino está acompañado de una política monetaria sensata. El dinero de papel de todos modos ha demostrado ser una invención duradera y práctica que ahora se usa alrededor del mundo.
Por ser un punto caliente de invención y creatividad y el sitio de una temprana revolución económica que le dio al mundo el dinero de papel, la Hangzhou de la China del siglo 12 EC es merecidamente nuestro doceavo Centro de Progreso. Fortalecida por la tecnología de impresión y la eficiencia del dinero de papel, la Era Song presenció un flujo constante de avances tecnológicos. Estos incluían el compás, los primeros relojes mecánicos, y la invención de la ciencia forense. Los avances económicos y tecnológicos de la Era Song se manifestaron en una mejora en las condiciones de vida para la persona promedio. Según prácticamente todas las medidas del bienestar humano, desde la sanidad hasta la alfabetización y el ingreso promedio, China era superior a Europa en el siglo 12. Gracias a la paz relativa, un comercio de largo alcance, y la apertura cultural, Hangzhou prosperó y produjo muchos logros, incluyendo invenciones que todavía usamos hoy.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 24 de septiembre de 2020.

Centros de Progreso, 
Parte 13: Florencia (arte)

Chelsea Follett resalta la importancia de Florencia como un centro urbano donde se dieron grandes avances en las artes, la banca y el comercio.

Hoy presentamos la treceava edición de una serie de artículos publicados en HumanProgress.org denominada Centros de Progreso. ¿Dónde sucede el progreso? La historia de la civilización es de muchas maneras la historia de la ciudad. Es la ciudad la que ha ayudado a crear y definir el mundo moderno. Esta columna provee una introducción breve a los centros urbanos donde se dieron cruciales avances en la cultura, la economía, la política, la tecnología, etc.

Tal vez ninguna ciudad personifica de manera más perfecta la idea del progreso que la Florencia del Renacimiento. Conocida como “la Joya del Renacimiento Italiano”, y algunas veces, “la cuna del Renacimiento”, Florencia era el corazón de muchos desarrollos revolucionarios que podemos mencionar. La ciudad contribuyó a grandes avances en política, negocios, finanzas, ingeniería, ciencias, filosofía, arquitectura, y —sobre todo— logros artísticos. Florencia produjo proyectos históricos de arte a lo largo del Renacimiento Italiano (1330-1550 EC), particularmente durante el siglo 15 EC, la época de oro de la ciudad. Los contribuciones de diversa gama de los florentinos al progreso humano son todavía más impresionantes cuando se considera que una pandemia mató a la mitad de la población de la ciudad en el siglo 14 EC.
Hoy, Florencia es la ciudad capital de la región italiana de la Toscana. Dicha región, conocida por su belleza natural y arquitectónica, bien puede ser la región más frecuentemente fotografiada de Italia. Florencia también es la ciudad más poblada de la Toscana, con más de 300.000 habitantes y 1,5 millones de residentes incluyendo toda el área metropolitana. Con su larga historia e impresionantes paisajes, Florencia es un destino turístico popular y muchas veces obtiene un lugar en las listas de las ciudades más bellas del mundo. El Centro Histórico de Florencia ha sido designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Florencia también es un centro importante para la industria italiana de moda.

Esto es apropiado dado que la historia del surgimiento de Florencia hacia su protagonismo empezó con los textiles. Más precisamente, con los textiles de lana. La Toscana tiene muchas ovejas y tierra de pasto, y durante siglos Florencia produjo lana localmente. Pero alrededor de 1280 EC, los florentinos empezaron a importar la lana de Inglaterra. La lana inglesa era de mayor calidad. El río de Florencia, el Arno, hacía posible limpiar grandes cantidades de lana importada.
Florencia gozaba de una ubicación central para el comercio entre el Este y Oeste. Algunos comerciantes florentinos se dieron cuenta de que su ciudad estaba perfectamente ubicada para combinar la lana de alta calidad de Inglaterra con los mejores tintes de Asia —resultando en textiles de lana singularmente lujosos. Los textiles de lana florentinos pronto estuvieron en alta demanda alrededor de Europa. Para el siglo 14, un tercio de la población de Florencia trabajaba en la industria de textiles de lana.
De tal manera que el comercio internacional colocó a Florencia en el camino hacia el éxito en los negocios de textiles. La boyante industria textil de la ciudad creó una clase de comerciantes grande y rica. Conforme los florentinos se enriquecieron, nuevas innovaciones de finanzas y banca aumentaron todavía más la prosperidad de la ciudad.

Conforme aumentaba la riqueza de Florencia, su gente necesitaba intercambiar cantidades cada vez mayores de florines (esto es, la moneda de la ciudad entre 1252-1533 EC). Entonces Florencia se convirtió en la primera ciudad en siglos que produjo monedas de oro. Los banqueros florentinos pronto se volvieron destacados expertos en la valoración de monedas, y el florín se convirtió en la moneda más confiable en Europa.
Además, Florencia se convirtió en la primera ciudad-estado cuyos banqueros cobraban intereses sobre sus préstamos. Históricamente, la mayoría de los banqueros alrededor de Europa no cobraban interés porque hacerlo era ampliamente considerado como un pecado llamado usura. Sin embargo, conceder préstamos sin cobrar interés es riesgoso y usualmente es algo que no genera ganancias. Como resultado de esto, durante muchos años, los judíos se encontraban entre los únicos europeos que podían entrar al negocio de prestar dinero sin terminar en la bancarrota. Pero los banqueros cristianos de Florencia encontraron un vacío legal con un poco de contabilidad creativa: ellos presentaban al interés como un regalo voluntario por parte de los prestatarios o como una compensación por el riesgo asumido por los prestamistas (Aquellos que no pagaban los cargos técnicamente voluntarios muchas veces eran puestos en una lista negra elaborada por los bancos de Florencia y luego no podían conseguir préstamos).

Cobrar intereses le permitió a los banqueros florentinos hacer que el crédito esté ampliamente disponible de una manera rentable y, por lo tanto, sostenible. No solo puso eso al alcance de muchos florentinos los préstamos, sino que los banqueros florentinos pronto se volvieron los prestamistas de dinero predilectos para los ricos y poderosos alrededor de Europa, incluyendo a la realeza y al Papa. Los servicios financieros de los banqueros también incluían facilitar el comercio proveyéndole a los comerciantes cartas de intercambio, las cuales les permitían pagar sus deudas mientras se encontraban en un pueblo distinto al de sus acreedores —un concepto familiar para cualquiera que alguna vez haya enviado por correo un cheque moderno. Los bancos de Florencia lograron abrir oficinas o sucursales en varias ciudades. Los banqueros florentinos también perfeccionaron la contabilidad por partida doble.

Mediante sus rentables industrias de comercio de textiles y la banca innovadora, Florencia rápidamente llegó a ser la ciudad más rica de Europa durante el Renacimiento. La riqueza mejoró las vidas de personas comunes y corrientes en toda la ciudad. Por ejemplo, Florencia fue la primera ciudad en Europa que pavimentó sus calles en 1339 EC. La riqueza de la ciudad derivó en algo más que mejorar las condiciones materiales —también produjo un cambio en la forma de pensar de la gente. El humanismo y el clasicismo se pusieron de moda. El humanismo era un movimiento intelectual que se enfocaba en los logros del ser humano y en el goce de los placeres de la vida, como los jardines bellos y el arte. El humanismo contrastaba de manera marcada con la anterior creencia en el ascetismo. La clase alta y media de Florencia se volvió cada vez más involucrada en actividades intelectuales, como el estudio de la historia y de los textos romanos clásicos, todo lo cual les permitió recuperar el conocimiento perdido en muchos campos. Es apropiado que el significado literal del Renacimiento es “volver a nacer”. Por ejemplo, mediante el estudio de los escritos romanos antiguos, el artista Raphael (1483-1520 EC) logró recrear un excepcional pigmento de pintura azul inventado por los egipcios antiguos.

Los florentinos consideraban que su ciudad era la “Nueva Roma”. Eso era en parte porque ellos recuperaron gran parte del conocimiento de los romanos antiguos, el cual había caído en desuso. Como los romanos antiguos, los florentinos renacentistas también sentían que su hogar representaba la ciudad-estado republicana ideal, garantizando la libertad individual y el derecho a la participación política a una porción de la población. Aunque, al igual que la Roma republicana, Florencia no era una verdadera democracia sino una oligarquía. La república también eran notoria por sus intrigas políticas.
El sistema relativamente inclusivo de Florencia, el apetito clasicista por el conocimiento, el entusiasmo humanista por la vida, y la libertad fortalecida por la creciente prosperidad todos se combinaron para dar lugar al ideal del “Hombre renacentista”. Muchos florentinos se esmeraban por obtener una amplia pericia en diversos campos como el arte, literatura, historia, filosofía, teología, ciencias naturales, y el derecho. El educador Pietro Paolo Vergerio (alrededor de 1369-1444 EC), que estudió en Florencia entre otras ciudades, escribió el tratado educativo más influyente de la época. Ese tratado, “Sobre los modales de un caballero y los estudios liberales”, publicado en 1402 EC o 1403 EC, ayudó a crear el concepto de una educación integral en las artes liberales.

Florencia fue la primera ciudad-estado en Italia en tener un lugar para el aprendizaje —la Universidad de Florencia— establecida en 1321 EC, luego trasladada cerca de Pisa en 1473 EC. El académico Giovanni Boccaccio, hoy mejor recordado como autor del Decameron (una colección de historias conocidas en conjunto como l’Umana comedia o “la Comedia Humana”), ayudó a hacer de la universidad una capital temprana del humanismo renacentista. Junto con el académico Francisco Petrarch (1304-1374 EC), a cuyo re-descubrimiento de las cartas de Cicerón algunas veces se le atribuye el haber iniciado el Renacimiento Italiano, Boccaccio popularizó escribir en lengua vernácula en lugar de hacerlo en Latín. El mejor poeta de Florencia, Dante Alighieri (alrededor de 1265-1321 EC), escribió su poema narrativo, la Divina comedia —que todavía es ampliamente considerado el trabajo literario más importante de Italia— en lengua vernácula. Esa obra fue tan popular a lo largo de Italia que ayudó a establecer el dialecto toscano local como la versión básica y estandarizada del italiano, reemplazando a otros dialectos regionales.
Mientras que eran educadas menos que los hombres, las mujeres de familias ricas durante el Renacimiento eran educadas en los clásicos y algunas veces en las artes. Un ejemplo notable fue el de Sofonisba Anguissola (alrededor de 1535-1625 EC), una mujer noble italiana que estudió pintura bajo el aclamado artista Michelangelo (1475-1564 EC). Aunque él pasó gran parte de su vida en Roma, Michelangelo se consideraba a sí mismo como un florentino (trabajó en Florencia durante su juventud). Anguissola obtuvo éxito profesional y se convirtió en pintora oficial en la corte del rey de España. Su éxito allanó el camino para que otras mujeres europeas opten por carreras artísticas serias.

El auge de Florencia no careció de dificultades. En los 1300s, la pandemia de la Plaga Bubónica azotó Italia. Para 1348, la pandemia había llegado al interior de Italia, incluso a Florencia, y esta plaga volvió a la ciudad de manera periódica. Se estima que la enfermedad mató a aproximadamente la mitad de la población de Florencia. Tal pérdida abundante de vidas creó una intensa disrupción económica y social. Incluso después de la tragedia, Florencia continuó innovando y creando. Para el siglo 15, la ciudad había entrado a su época de oro. Los ciudadanos destinaban sus fortunas hacia el patrocinio de las artes, y la Iglesia Católica también pagó por muchos proyectos artísticos. El Papa Julius II (1443-1513 EC), en particular, era conocido por su patrocinio de las artes. La familia banquera más rica de Florencia, los Medici, también se volvieron famosos por respaldar financieramente a los artistas del Renacimiento.

Florencia estaba llena de genios. Si pudiese dar un paseo por la ciudad en el siglo 15 EC, se hubiese podido topar con el polímata Leonardo Da Vinci (1452-1519 EC). Nacido y criado en Florencia, Da Vinci era el principal ejemplo del hombre renacentista, cuyos libros abarcaban temas desde la anatomía hasta la cartografía y desde la pintura hasta la paleontología. O podría conocer al artista mencionado anteriormente, Raphael, considerado como uno de los tres grandes maestros del Renacimiento, junto con Da Vinci y Michelangelo. Podría encontrarse con un joven Niccolò Machiavelli (1469-1527 EC), quien trabajó como un funcionario en la República Florentina, escribió el famoso tratado “El príncipe” y es muchas veces denominado como el padre de la filosofía política y las ciencias políticas modernas. Pudiese encontrar al explorador y comerciante Amerigo Vespucci (1454-1512 EC) de quien las Américas derivan su nombre. Podría pasar por el taller de arte dirigido por el artista y empresario Andrea del Verrocchio (1435-1488 EC), quien preparó a muchos de los mejores artistas de la ciudad, incluyendo a Da Vinci. El taller de Verrocchio también ayudó a cultivar una atmósfera de competencia en Florencia en torno al desarrollo de nuevas técnicas de arte. Podría cruzarse por el camino con Filippo Brunelleschi (1377-1446 EC), muchas veces denominado el primer ingeniero moderno y el padre de la arquitectura renacentista, quien diseñó la icónica catedral de Florencia. O, quizás se encontraría con Sandro Botticelli (alrededor de 1445-1510 EC), todavía otra leyenda artística de Florencia.

Mientras que el arte europeo se había degradado durante las Edades Oscura y Media hasta consistir de figuras sencillas caricaturescas, el Renacimiento no solo resucitó el estilo de escultura híper-realista y proporcional de los antiguos griegos y romanos sino que fue más allá desarrollando técnicas de pintura extraordinariamente sofisticadas.
Los artistas florentinos perfeccionaron la proporcionalidad y la perspectiva (acortar líneas para crear la ilusión de profundidad). Además, ellos desarrollaron las llamadas “cuatro técnicas” canónigas del Renacimiento Italiano: cangiante, chiaroscuro, sfumato y unione. Sfumato es una manera de nublar sutilmente los contornos para dar la ilusión de una tercera dimensión. Chiaroscuro es un método para contrastar la pintura clara y oscura para lograr una sensación de profundidad. Cangiante crea la ilusión de sombras utilizando una paleta limitada de colores, y unione es una técnica de transición de colores que produce efectos dramáticos. En pocas palabras, los procesos y técnicas de los artistas florentinos establecieron la base de la pintura occidental tradicional, con sus métodos que todavía se usan luego de cientos de años.

Los florentinos produjeron muchas de las pinturas y obras de arte más aclamadas en la historia. Estas incluyen el Nacimiento de Venus, Primavera y Venus y Marte de Botticelli; la escultura de David y las obras de arte en la Basílica de San Pedro y en la Capilla Sixtina como la Creación de Adán elaborada por Michelangelo; La Escuela de Atenas (mencionada en nuestra edición séptima de Centros de Progreso) realizada por Raphael; y La última cena y La Virgen de las piedras elaboradas por Da Vinci.
La Mona Lisa —un retrato de inicios del siglo 16 realizado por Da Vinci y el cual muestra a la esposa de un comerciante florentino— es hoy la pintura más visitada del mundo. Ubicada en el Museo del Louvre, atrae alrededor de 8 de los 10 millones de visitantes anuales del museo.
No todos estaban contentos con la prosperidad y las creaciones artísticas de Florencia. El progreso rara vez se da sin controversia. Una reacción anti-humanista y pro-ascetismo liderada por el fraile Girolamo Savonarola (1452-1498 EC) brevemente envolió a Florencia en una agitación. Savonarola alentó a sus seguidores a destruir las pinturas, los instrumentos musicales, los textiles finos, las joyas, los libros humanistas (como los trabajos de Boccaccio), y otras posesiones supuestamente pecaminosas. La quema masiva de dichos objetos fue denominada como la “fogata de las vanidades”. El movimiento de Savonarola, algunas veces considerado como un precursor de la Reformación Protestante, eventualmente logró que este sea excomulgado por el Papa. La quema de las llamadas vanidades de Florencia paró y muchas de las obras maestras de la ciudad sobreviven hasta el día de hoy.

Las innovaciones en el comercio, los negocios y la banca ayudaron a hacer de Florencia próspera y los florentinos gastaron sumas enormes en el patrocinio de las artes. Como el escritor Eric Weiner señaló, “La genialidad es cara”. Los comerciantes y banqueros de la ciudad fueron tan importantes para el florecimiento de Florencia como lo fueron para los artistas que ellos financiaron. En retorno, esos artistas realizaron extraordinarios experimentos creativos y produjeron uno de los logros artísticos más notables del mundo. Siendo el centro del Renacimiento, Florencia no solo revivió el conocimiento perdido de los textos greco-romanos sino que revolucionó el arte de una manera que llegaría a definir la pintura occidental. Florencia también es el símbolo de la resiliencia frente a una pandemia. Por estas razones, la Florencia del Renacimiento sin duda merece ser nuestro treceavo Centro de Progreso.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 8 de octubre de 2020.

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