Héroes del Progreso,
Parte 14: Johannes Gutenberg
Alexander C. R. Hammond destaca la contribución de Johannes Gutenberg con la invención de la imprenta de caracteres móviles al progreso humano.
Hoy marca la catorceava edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org, titulados “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad.
Nuestro catorceavo Héroe del Progreso es Johannes Gutenberg, un orfebre e inventor alemán que creó la primera imprenta de caracteres móviles. Las invenciones de Gutenberg incluían un proceso para producir a escala masiva los caracteres móviles, el uso de tinta basada en aceite para imprimir libros, los moldes ajustables, la imprenta mecánica móvil y el uso de una imprenta de madera similar a las prensas agrícolas de la época.
Las ideas de Gutenberg iniciaron una revolución en la impresión, la cual mejoró considerablemente la difusión de la información. La imprenta ayudó a fomentar la parte tardía del Renacimiento, la Reformación, y la Revolución Científica, sentando así las bases para la Revolución Industrial durante la segunda mitad del siglo dieciocho.
Se conoce relativamente poco acerca de los primeros años de vida de Gutenberg. Se cree que nació en algún momento entre 1394 y 1404 en la ciudad de Mainz, del Imperio Santo Romano (en el territorio de la actual Alemania). Sí sabemos que Gutenberg nació en el seno de una próspera familia patricia dedicada al comercio y que creció aprendiendo acerca del comercio y de la orfebrería.
En 1411, los Gutenbergs fueron exiliados de Mainz debido a una rebelión en contra de la clase de los patricios. No sabemos mucho acerca de la vida de Gutenberg durante los próximos quince años, pero una carta escrita por él en 1434 indica que estaba viviendo en Estrasburgo (en el territorio de la Francia actual). Además, los registros legales del mismo año indican que era un orfebre y un miembro de la milicia de Estrasburgo.
Mientras estaba en Estrasburgo, Gutenberg hacía espejos de mano hechos de metal que los peregrinos compraban y usaban cuando visitaban los sitios santos (se creía que los espejos de mano podían capturar la luz santa de las reliquias religiosas). Las habilidades para trabajar con el metal de Gutenberg demostraron ser útiles cuando desarrolló el carácter móvil de metal que se utiliza en la imprenta.
En 1439 Gutenberg tuvo problemas financieros. Incapaz de apaciguar a sus inversores, se dice que Gutenberg compartió un “secreto” con ellos. Se dice que el secreto era un proceso muy mejorado de imprimir. Un año después, Gutenberg supuestamente declaró que había perfeccionado el arte de la impresión. Dicho esto, todavía faltaba mucho para llegar a tener un prototipo factible de su imprenta.
En 1448, Gutenberg volvió a Mainz. Gracias a un préstamos de su cuñado, Arnold Gelthus, fue capaz de construir una imprenta operativa en 1450. Una imprenta funcional permitió a Gutenberg convencer a Johann Fust, un próspero prestamista, de que le preste más capital para financiar un mayor refinamiento del proceso de impresión. Peter Schöffer, el yerno de Fust, también se unió a la empresa y es probable que Schöffer diseñó algunos de los primeros tipos de letras de la imprenta.
Es ampliamente aceptado que Gutenberg tenía dos imprentas, una de textos comerciales lucrativos, y otra reservada para imprimir la Biblia. En 1455, las primeras 180 copias de la Biblia de Gutenberg fueron completadas. Sin embargo, en el mismo año, Fust demandó a Gutenberg y exigió que le devolviera su dinero, acusando a Gutenberg de una mala asignación de fondos. La corte falló a favor de Fust, lo cual le dio la posesión del taller de imprenta y de la mitad de todas las Biblias impresas.
El fallo de la corte dejó a Gutenberg efectivamente en la bancarrota. Todavía decidido, Gutenberg logró abrir una pequeña tienda de impresión en Bamberg (Bavaria) en 1459, donde continuó imprimiendo Biblias. En 1465, el Príncipe Arzobispo de Mainz reconoció los logros de Gutenberg nombrándolo un Hofmann o caballero de la corte. Esto implicaba que hasta su muerte en 1468, Gutenberg viviría cómodamente en virtud del considerable salario anual de la corte.
La innovación de Gutenberg se esparció rápidamente a través de Europa y más allá. Esto implicó que los libros y los panfletos se volvieron mucho más baratos y accesibles. El diluvio de textos impresos ayudó a aumentar la tasa de alfabetización alrededor del continente. El conocimiento médico, científico y técnico proliferó, mejorando las vidas de millones de individuos. Los tratados filosóficos, religiosos y políticos abundaban. Los controles monopolísticos que los gremios y la nobleza habían mantenido sobre la vida económica y social de Europa durante siglos se habían roto. Es por estas razones que Johannes Guttenberg es nuestro catorceavo Héroe del Progreso.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgres.org (EE.UU.) el 22 de marzo de 2019.
Héroes del progreso,
parte 15:
Alexander C. R. Hammond indica que a la vacuna contra la tos ferina desarrollada por Grace Eldering, Pearl Kendrick y Loney Gordon se le atribuye el haber salvado hasta ahora 15 millones de vidas.
Hoy presentamos la quinceava edición de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulados "Héroes del Progreso". Esta columna provee una introducción breve a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad.
Nuestra quinceava edición presenta a las heroínas del progreso Pearl Kendrick, Grace Eldering y la química Loney Gordon que ayudó a que la vacuna fuera más efectiva, científicas estadounidenses que crearon la primera vacuna efectiva en contra de la tos ferina. Gracias a su trabajo, la tos ferina se ha vuelto algo que se puede prevenir y a la vacuna de Eldering, Kendrick y Gordon se le atribuye el haber salvado 15 millones de vidas hasta ahora.
La tos ferina es una infección del tracto respiratorio alto que usualmente afecta a los niños pequeños. Aunque los primeros síntomas muchas veces son leves, a lo largo los episodios de tos ferina pueden provocar que aquellos infectados pierdan su aliento, se tornen rojos y vomiten. El final de un episodio de tos ferina, el niño muchas veces estará desesperado tratando de aspirar aire, lo cual resulta en un chillido particular en la tos. La enfermedad, que es conocida como pertussis para los científicos, en honor a la bacteria Bordetella pertussis que la provoca, puede resultar en complicaciones que amenazan la vida como la neumonía, las infecciones bacterianas y la deshidratación.
En su peor momento durante la década de 1930, la tos ferina mató a más infantes que el polio, el sarampión, la tuberculosis, y todas las demás enfermedades infantiles combinadas. Aquí es donde Kendrick y Eldering entran en nuestra historia.
Pearl Kendrick nació en agosto de 1890 en Wheaton, Illinois. Cuando tenía tan solo tres años, desarrolló un caso de tos ferina. Kendrick tuvo suficiente suerte de sobrevivir la enfermedad y luego tuvo una infancia feliz. Recibió su título universitario de la Universidad de Syracuse en 1914.
Kendrick inicialmente empezó su carrera como una profesora de ciencias, pero luego de un breve periodo empezó a estudiar bacteriología en la Universidad de Columbia, concentrándose en la tos ferina. En 1917, fue reclutada para trabajar en el Departamento de Salud Pública de Michigan. Allí conocería a Grace Eldering.
Eldering nació en 1900 en Rancher, Montana. Como Kendrick, Eldering contrajo y sobrevivió la tos ferina a una edad temprana. Posteriormente, estudió biología e inglés en la Universidad de Montana y se graduó en 1927.
En 1928, Eldering se mudó a Michigan y empezó a trabajar como voluntaria en el Buró de Laboratorios del Departamento de Salud. Luego de seis meses de trabajar como voluntaria, Eldering fue contratada. En 1932, fue transferida al laboratorio que dirigía Kendrick en Grand Rapids.
Kendrick y Eldering se hicieron amigas instantáneamente y empezaron a trabajar juntas para desarrollar una vacuna contra la tos ferina. Sin embargo, como sus esfuerzos coincidieron con la Gran Depresión, el financiamiento para su vacuna era prácticamente inexistente. Como resultado de esto, Kendrick y Eldering desarrollaron su vacuna principalmente durante su tiempo libre. Este arreglo funcionó durante algunos años pero para 1936 ambas tenían una necesidad imperativa de fondos adicionales para continuar con las pruebas experimentales de su vacuna de prueba.
En un intento de conseguir fondos, Kendrick invitó a la primera dama, Eleanor Roosevelt, a su laboratorio. Para sorpresa de todos, la señora Roosevelt aceptó su invitación y durante un día, pasó más de trece horas con Kendrick. Poco después de su visita, la señora Roosevelt ayudó a encontrar los fondos que le permitieron a la señora Kendrick y a la señora Eldering continuar las pruebas a gran escala que ellas habían iniciado en 1934.
Sus pruebas eventualmente involucraron a 5.800 niños y los resultados fueron revolucionarios. Los niños que recibían la vacuna inmediatamente demostraron una inmunidad sólida en contra de la enfermedad. En 1942, para reducir el malestar en los niños que recibían la vacuna, Eldering y Kendrick combinaron fusionaron tres vacunas en una. El uso de la vacuna en contra de la difteria, la pertussis y el tétano (DPT, por sus siglas en inglés) se volvió rutinario alrededor de EE.UU. en 1943. Posteriormente, su uso se esparció rápidamente alrededor del mundo.
Ambas científicas obtuvieron sus doctorados de la Universidad Johns Hopkins; Kendrick en 1934 y Eldering en 1942.
Después, Kendrick dejó el Departamento de Salud Pública de Michigan para dar clases en la Universidad de Michigan. Murió en 1980. Una vez que Kendrick partió, Eldering la sucedió como directora de su departamento. Eldering se retiró en 1969 y murió en 1988. En 1983, ambas mujeres fueron inducidas al Salón de Mujeres Famosas de Michigan.
Trágicamente, cada año 160.000 niños siguen muriendo después de contraer la tos ferina en el mundo en desarrollo. Aunque esta cifra continúa cayendo, hay mucho trabajo por hacer antes de que la tos ferina sea completamente erradicada.
Sin embargo, gracias al trabajo de Kendrick y Eldering, más de 15 millones de vidas ya han sido salvadas, y es probable que su vacuna continúe salvando a millones más. Por esta razón Grace Eldering y Pearl Kendrick constituyen la quinceava parte de nuestra serie "Héroes del Progreso".
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 5 de abril de 2019.
Héroes del Progreso,
Parte 16: Abel Wolman y Linn Enslow
Alexander C. R. Hammond destaca el trabajo de Linn Enslow y Abel Wolman, dos científicos estadounidenses del siglo XX que lograron desarrollar una fórmula eficaz y segura para purificar el agua con cloro.
Hoy presentamos la edición No. 16 en una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulados, "Héroes del progreso". Esta columna presenta una introducción breve a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la quinceava parte aquí.
La parte 16 de Héroes del Progreso presenta a Abel Wolman y Linn Enslow. Estos científicos estadounidenses del siglo XX descubrieron cómo utilizar de manera segura el cloro para purificar el agua potable. La fórmula de Enslow y Wolman fue perfeccionada en 1923 y gracias a su descubrimiento más de 190 millones de vidas han sido salvadas alrededor del mundo hasta ahora.
El uso del cloro para purificar el agua es una práctica que no fue iniciada por Wolman y Enslow. Durante una epidemia de cólera en 1854, el cloro había sido utilizado para purificar el agua potable de Londres. De igual forma, la primera patente estadounidense para un sistema de cloración de agua fue concedida en 1888. Mientras que era aceptado que el cloro podía matar a las bacterias, poco se entendía acerca del proceso de limpieza y, dado que el cloro puede ser venenoso para los seres humanos, utilizar el químico para purificar el agua seguía siendo peligroso.
A principios de los 1900, las ciudades alrededor de EE.UU. estaban creciendo a un paso veloz y lujos tales como el agua por tubería dentro de las casas se estaban esparciendo. Sin medidas seguras o eficaces de limpiar su agua potable, los proveedores de agua en las ciudades muchas veces se convirtieron en distribuidores de una serie de enfermedades, incluyendo el cólera, la disentería y la tifoidea. Aquí es donde Wolman y Enslow entran en nuestro relato.
Abel Wolman nació en junio de 1892 en Baltimore, Maryland. Wolman era uno de seis niños en una familia de inmigrantes polaco-judíos. Aunque Wolman inicialmente había querido estudiar medicina, sus padres lo alentaron para que estudie ingeniería. En 1915, Wolman se convirtió en la cuarta persona que recibió un título de la recientemente establecida Escuela de Ingeniería de la Universidad de Johns Hopkins.
Linn Enslow nació en febrero de 1891 en Richmond, Virginia. Enslow estudió química en la Universidad de Johns Hopkins y fue allí que conoció a Wolman. Luego de graduarse, tanto Enslow y Wolman empezaron a trabajar en el Departamento de Salud Pública de Maryland. En 1918, los dos se unieron para estudiar el efecto del cloro en la purificación del agua.
Al crear su método de purificación del agua, Enslow y Wolman analizaron el efecto del cloro sobre la acidez, el contenido bacterial y el sabor del agua potable. Para 1923, habían creado una fórmula estándar detallando la cantidad de cloro requerida para purificar de manera segura la oferta de agua. Las investigaciones científicas rigurosas de Enslow y Wolman sentaron las bases para la purificación del agua alrededor del mundo.
Luego de su gran descubrimiento, Wolman asumió un papel más activo que Enslow en la tarea de alentar a los estados y países para que adoptaran la fórmula. Eventualmente Wolman fue capaz de aplicar el nuevo método de purificación del agua a la oferta de agua potable de Maryland. Para 1930, los casos de tifoidea en el estado habían caído en un 92 por ciento. Para 1941, 85 por ciento de todos los sistemas de agua en EE.UU. utilizaban la fórmula Enslow-Wolman. El resto del mundo siguió el ejemplo de EE.UU.
La carrera de Wolman floreció. Llegó a ser director de la Comisión de Planificación del Estado poco después de cumplir 30 años, se desempeñó como un consultor para el Servicio de Salud Pública de EE.UU., fue el Ingeniero Titular en el Departamento de Salud Pública de Maryland y estableció el Departamento de Ingeniería Sanitaria en la Universidad de Johns Hopkins en 1937.
A lo largo de su vida, Wolman fue invitado a participar en numerosas juntas directivas y asesoró a gobiernos alrededor del mundo en materia de sistemas de purificación del agua. Wolman eventualmente se retiró en 1962. Murió en 1989 en su natal Baltimore cuando tenía 96 años.
Mientras tanto, Enslow llegó a ser editor de la revista Water and Sewage Works. Trabajó en esa capacidad hasta su muerte súbita por causa de un ataque cardíaco en 1957.
Gracias al trabajo de Enslow y Wolman, miles de millones de personas ahora tienen acceso a agua potable que ya no contiene una serie de enfermedades potencialmente mortales. Se estima que la adopción de su fórmula en los sistemas de agua alrededor del mundo ha salvado casi 200 millones de vidas. Por esta razón Linn Enslow y Abel Wolman merecen ser nuestros dieciseisavos Héroes del Progreso.
Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org (EE.UU.) el 19 de abril de 2019.
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