EL Rincón de Yanka: MANIFIESTO CONSTITUYENTE: JUNTA DEMOCRÁTICA DE ESPAÑA POR LA LIBERTAD CONSTITUYENTE

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martes, 4 de agosto de 2015

MANIFIESTO CONSTITUYENTE: JUNTA DEMOCRÁTICA DE ESPAÑA POR LA LIBERTAD CONSTITUYENTE


Los 12 puntos del Manifiesto constituyente

Los doce puntos del programa 

- La formación de un Gobierno provisional que sustituya al actual, para devolver al hombre y a la mujer españoles, mayores de dieciocho años, su plena ciudadanía mediante el reconocimiento legal de todas las libertades, derechos y deberes democráticos.

- La amnistía absoluta de todas las responsabilidades por hechos de naturaleza política y la liberación inmediata de todos los detenidos por razones políticas o sindicales.

- La legalización de los partidos políticos, sin exclusiones.

- La libertad sindical y la restitución al movimiento obrero del patrimonio del Sindicato Vertical.

- Los derechos de huelga, de reunión y de manifestación pacífica.

- La libertad de prensa, de radio, de opinión y de información objetiva de los medios estatales de comunicación social, especialmente en la televisión.

- La independencia y la unidad jurisdiccional de la función judicial.
La neutralidad política y la profesionalidad, exclusivamente militar para la defensa exterior, de las Fuerzas Armadas.

- El reconocimiento, bajo la unidad del Estado español, de la personalidad política de los pueblos catalán, vasco, gallego y de las comunidades regionales que lo decidan democráticamente.

- La separación de la Iglesia y del Estado.

- La celebración de una consulta popular, entre los doce y los dieciocho meses –contados a desde el día de la restauración de las libertades democráticas-, con todas las garantías de libertad, igualdad de oportunidades e imparcialidad, para elegir la forma definitiva del Estado.


- La integración de España en las Comunidades europeas, el respeto a los acuerdos internacionales y el reconocimiento del principio de la coexistencia pacífica internacional.


¿Por qué estos doce principios merecían ser traicionados? ¿Cuál fue el motivo de que todos los partidos pactaran con el franquismo ser legalizados? ¿Por qué, si no era necesario renunciar? ¿qué otra razón si no era el miedo llevó a los partidos a traicionar los principios firmados? Fue porque ninguno de los que se habían presentado jefes de aquellos partidos tenía la seguridad de poder continuar tras unas elecciones libres siquiera siendo jefes de sus propios partidos, puesto que no habían sido previamente elegidos democráticamente, y entonces no tenían esa seguridad porque no habían pasado la prueba. Entonces pactaron el sistema proporcional y las listas de partido para asegurarse su permanencia en el poder, los unos a los otros.

Aunque esa razón no explica del todo la situación. ¿Por qué a la muerte del dictador, contando la oposición al régimen con toda la legitimidad para exigir la ruptura democrática se inclinó sin embargo por la reforma?

El régimen, ya en manos de Suárez, sólo contaba con una baza, la legalidad. ¿Por qué era tan atractiva aquella reforma para tener que venderla en consenso como única opción posible? ¿Por qué sólo continuismo o reforma? ¿Por qué se desechó la ruptura? Estas preguntas ya no tienen respuesta en la página del miedo, quizá en la página de la avaricia, quizá en la de la vileza.

Así que de la transición fue un miedo que vestido de prudencia cubría la desnudez de la cobardía de los hombres que la protagonizaron. Porque durante tantos años de represión y miedo los españoles perdimos toda esperanza de éxito en la lucha por la libertad. Hasta el asesinato de Carrero Blanco, el Estado no se había visto amenazado seriamente desde el día de la Victoria de Franco en la guerra civil. Por la fuerza represora del Estado se implantó el estado de miedo permanente en los españoles como eficaz arma contra la disidencia. Así sólo quedó la valentía recluida al ámbito de lo privado. El miedo fue la salud del Estado y Franco su jefe, llegó a morir en su cama.

Presentar a los hombres de la transición como unos grandes hombres forma parte del consenso pero un gran hombre hubiera sido aquél que públicamente se hubiera enfrentado al movimiento franquista de manera abierta y valiente, bien acompañado, que hubiera permitido echar del poder al dictador, con el uso de la razón y no de las armas, ese hubiera sido un gran hombre. Aquél que en pleno parlamentario hubiera denunciado el golpe de Estado constitucional que se dio al otorgar poder constituyente a la asamblea elegida para legislar tras la Ley de reforma y las primeras elecciones, chitón. Grandes hombres podrían haber sido los que defendiendo los principios de la izquierda, no los hubieran traicionado por vaya usted a saber qué intereses oscuros, o no vaya, porque están muy claros, y hubieran permitido que el pueblo español eligiera, tras un periodo de experimentar la libertad, la forma del Estado que deseaba para España, y la apertura de un periodo constituyente. Esos hubieran sido grandes hombres, padres de la patria. Los que en vez de echarse al suelo en sus escaños los hubieran defendido con toda su energía contra los golpistas del 23F, ya que en su situación de representantes del pueblo debían defender su libertad hasta la última consecuencia.
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