ESTA TIERRA DE GRACIA
(Imagen de Venezuela en el siglo XVI)
Isaac J. Pardo
“Nacido en Caracas, en 1905, Isaac J. Pardo se distingue en el campo histórico como uno de nuestros más serios ensayistas. No es autor de obra copiosa, porque su vida se ha repartido en varias actividades, entre las cuales se destacan su labor como Médico especializado en tuberculosis, sus faenas periodísticas y su trabajo en empresas privadas. En cuanto a lo primero, el Dr. Pardo culminó en Barcelona de España sus estudios médicos, iniciados en la Universidad Central de Venezuela e interrumpidos a raíz de los sucesos estudiantiles del año 28. De regreso a Venezuela en 1937, comenzó a trabajar en la División de Tuberculosis del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. En el Sanatorio Simón Bolívar de Caracas fue Médico-Jefe de Servicio y allí se dedicó especialmente a la cirugía del tórax y del pulmón. Ha tenido señalada participación en varios Congresos Internacionales sobre Tuberculosis y ha publicado trabajos relacionados con esta especialidad médica.
Como periodista, el Dr. Pardo ha sido consecuente colaborador por muchos años de importantes diarios capitalinos, especialmente de El Nacional. Junto con Miguel Otero Silva, Andrés Eloy Blanco, Carlos Enrique Trazábal y Francisco José Delgado, es de los iniciadores del célebre semanario humorístico El Morrocoy Azul,* donde puso de relieve sus capacidades para este género de escritura.
En 1943 dio a la estampa un valioso estudio titulado Viejos romances españoles en la tradición popular venezolana. En que editó su primera gran obra de investigación histórica, titulada Esta tierra de gracia, con la cual obtuvo, al año siguiente, el Premio "Juan de Castellanos", patrocinado por la Institución "Miles Sherover". Más recientemente, publicada por el Instituto de Filología "Andrés Bello", de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, apareció su obra Juan de Castellanos, considerada como el estudio más exhaustivo que hasta ahora se haya hecho de aquella importante figura de nuestra cultura colonial. Agotada desde hace tiempo, Esta tierra de gracia, ha sido incluida en la Biblioteca Popular de Venezolana con el ánimo de poner al alcance de los interesados esta imagen certera del siglo XVI, el mismo en que comenzó a nacer y a desarrollarse la nacionalidad venezolana.
Isaac J. Pardo combina en este libro un eficaz talento narrativo, gracias al cual cobran vida los personajes, los acontecimientos de nuestra conquista y hasta la impresionante naturaleza en donde las gentes venidas de España comenzaron a fundirse con el hombre americano. Pero si existe un innegable virtuosismo en el estilo, en la vivacidad del relato, que le confieren a esta obra un singular valor literario, no menos cierto es que en ella están reunidas largas horas de investigación rigurosa, de búsqueda paciente, de exigencia por la exactitud de los datos en ella contenidos, todo lo cual le concede legítimo valor histórico a este magnífico libro venezolano”.
Quien no haya frecuentado aún esas páginas ha de andar largamente sin hallar el corazón de Venezuela., Así comenzó una escritura y una ética que nunca abandonará a Isaac J., como que al hacerlo cumplía el pacto amoroso por nuestra nación y nuestro país que inquietara a los del 28.
No se satisfizo Isaac J. Pardo en concluir Esta tierra de gracia. Se adentró más allá, mientras Venezuela andaba ya por el siglo XVI de las fundaciones de pueblos y la destrucción de otros; y con empeñosa paciencia glosó la lectura de una enormidad rimada de ciento cincuenta mil versos pulsados en octava reales, contento de hallar en ella su “quijotismo” y “una de las más descabelladas aventuras de la literatura universal”:
Las elegías de varones ilustres de Indias, que así llamara a esa desmesura poética Juan de Castellanos, un clérigo venido de Alamis, de Sierra Morenal, es decir de Sevilla, acaso menos movido por las perlas de Cubagua que por anotar en versos el paso de colonizadores de este “nuevo mundo”, sus avatares, sus minucias, así como contar sus lugares, su jardinería, su animalancia y sus seres vivos y enterrados.
Tampoco distrajo Isaac J. Pardo su menester literario con sus achaques de servidor público, los cuales fueron muchos y bastantes: determinó retarse a sí mismo en la indagación del más insensato y magnífico sueño que hombre terrestre haya podido cometer alguna vez: la Utopía. Fuegos bajo el agua, la nominó el escritor, a cuya búsqueda agotó innúmeras páginas y aún no igual cuantía averiguadora, desde su noticia bíblica más antigua hasta la entonces actualísima perestroika, el último fracaso del sueño colectivo humano. Obra maestra esta que difundiera la Biblioteca Ayacucho en su colección clásica, prestigiada por el prólogo del filósofo Juan David García Bacca.
Todavía me parece escuchar a Isaac. J. Pardo referirme los pormenores de aquella determinación suya de escribir Esta tierra de Gracia para sus hijos. Después de su primigenia publicación hoy somos todos nosotros sus hijos en busca de esa utopía llena de ilusiones llamada Venezuela.
Con razón, Miguel Ángel Asturias, el creador de Hombres de maíz, no pudo menos de señalar en el prefacio una de sus muchas virtudes: “el libro del doctor Pardo adquiere un singular valor: recrea, enseña por su erudición y vale como antecedente para conocer mejor la tierra venezolana y aquilatar mejor a sus hombres”.
Luis Alberto Crespo
Esta Tierra de Gracia, por ... by Luigino
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