EL Rincón de Yanka: 📒 ENSAYO SOBRE EL CATOLICISMO, EL LIBERALISMO Y EL SOCIALISMO DE JUAN DONOSO CORTÉS

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lunes, 16 de julio de 2018

📒 ENSAYO SOBRE EL CATOLICISMO, EL LIBERALISMO Y EL SOCIALISMO DE JUAN DONOSO CORTÉS



Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo (1851) es la obra cumbre del filósofo conservador español Juan Donoso Cortés. Esta obra fue escrita a instancia de Louis Veuillot, amigo de Donoso Cortés. Es una obra de filosofía política y es una apología del dogma católico. La obra afirma la grandeza de la civilización europea cristiana basada en la Divina Providencia y el acatamiento a la doctrina de la Iglesia.
Íntimamente ligado a obras como La ciudad de Dios de San Agustín y Discurso sobre la Historia Universal de Bossuet, el Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo afirma la acción de la Divina Providencia en la historia universal y proclama la doctrina católica como el elemento civilizador supremo de la sociedad humana.
Este Ensayo es uno de los escritos de filosofía política más importantes del siglo XIX,​ y fue muy bien recibido por los movimientos católicos contrarrevolucionarios de la época. El ensayo tuvo mayor impacto, a nivel general, fuera de España que dentro, debido a la división interna y política que existía dentro de las fuerzas católicas contrarrevolucionarias de la época.

La síntesis del Ensayo puede resumirse así:

“El catolicismo es un sistema de civilización completo; tan completo, que en su inmensidad lo abarca todo: la ciencia de Dios, la ciencia del ángel, la ciencia del universo, la ciencia del hombre…Sólo al mundo católico le ha sido dado ofrecer un espectáculo en la tierra reservado antes a los ángeles del cielo: el espectáculo de la ciencia derribada por la humildad ante el acatamiento divino…Por el catolicismo entró el orden en el hombre, y por el hombre en las sociedades humanas. El mundo moral encontró en el día de la redención las leyes que había perdido en el día de la prevaricación y del pecado. El dogma católico fue el criterio de las ciencias, la moral católica el criterio de las acciones, y la caridad el criterio de los afectos. La conciencia humana, salida de su estado caótico, vio claro en las tinieblas interiores, como en las tinieblas exteriores, y conoció la bienaventuranza de la paz perdida, a la luz de esos tres divinos criterios.

El orden pasó del mundo religioso al mundo moral, y del mundo moral al mundo político. El Dios católico, criador y sustentador de todas las cosas, las sujetó al gobierno de su providencia, y las gobernó por sus vicarios...
Bajo su imperio fecundísimo han florecido las ciencias, se han purificado las costumbres, se han perfeccionado las leyes y han crecido con rica y espontánea vegetación todas las grandes instituciones domésticas, políticas y sociales. Ella no ha tenido anatemas sino para los hombres impíos, para los pueblos rebeldes y para los reyes tiranos. Ha defendido la libertad, contra los reyes que aspiraron a convertir la autoridad en tiranía; y la autoridad, contra los pueblos que aspiraron a una emancipación absoluta; y contra todos, los derechos de Dios y la inviolabilidad de sus santos mandamientos...

Las escuelas socialistas, hecha abstracción de las bárbaras muchedumbres que las siguen, y consideradas en sus doctores y maestros, sacan grandes ventajas a la escuela liberal, cabalmente porque se van derechas a todos los grandes problemas y a todas las grandes cuestiones y porque proponen siempre una resolución perentoria y decisiva. El socialismo no es fuerte sino porque es una teología satánica. Las escuelas socialistas, por lo que tienen de teológicas, prevalecerán sobre la liberal por lo que ésta tiene de anti teológica y de escéptica, y por lo que tienen de satánicas, sucumbirán ante la escuela católica, que es a un mismo tiempo teológica y divina. Sus instintos deben estar de acuerdo con nuestras afirmaciones, si se considera que guardan para el catolicismo sus odios, mientras que para el liberalismo no tienen sino desdenes…”. Juan Donoso Cortés


«Unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos». 

"TODO ERROR POLÍTICO 
ES UN ERROR TEOLÓGICO". 

"Se muere porque el error mata, y esta sociedad está fundada en errores. Sabed que todo lo que tenéis por inconcuso es falso. La fuerza vital de la verdad es tan grande que si estuvierais en posesión de una sola, esa verdad podría salvaros. Pero vuestra caída es tan onda, vuestra decadencia tan radical, vuestra cegedad tan completa, vuestra desnudez tan absoluta, vuestro infortunio tan sin ejemplo, que esa sola verdad no la tenéis. Por eso, la catástrofe que ha de venir será la catástrofe por excelencia de la Historia. Los individuos pueden salvarse todavía, porque pueden salvarse siempre; pero la sociedad está perdida. Y esto, no porque tenga una imposibilidad radical de salvarse, sino porque para mí está visto que no quiere salvarse. No hay salvación para la sociedad porque no queremos hacer cristianos a nuestros hijos, y porque nosotros no somos verdaderos cristianos. No hay salvación para la sociedad porque el espíritu católico, único espíritu de vida no lo vivifica todo: la enseñanza, los gobiernos, las instituciones, las leyes y las costumbres".

Juan Donoso Cortés

Juan Donoso Cortés es, probablemente, el español que más prestigio a gozado en Europa en estos dos últimos siglos. Nacido en 1809 en Extremadura, en un pequeño pueblo (Don Benito) cercano a Medellín, patria de Hernán Cortés, vio el cenit de su fama los cuatro últimos años de su vida, desde 1849 con su famoso discurso impropiamente llamado "de la Dictadura" hasta su fallecimiento en París (donde era Ministro Plenipotenciario de España) en mayo de 1853. Tres discursos, el citado sobre la dictadura, y los que pronunció sobre Europa y España, junto con el Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo y la Carta al Cardenal Fornari constituyen los cimientos de su fama. Olvidado largos años en España gracias a la etiqueta de "reaccionario" que le pusieron sus adversarios (y entre ellos Juan Valera), fue un alemán, Carl Schmitt, quien en 1922 llamó la atención sobre él; a otro alemán Edmundo Schramm, debemos la mejor y más completa biografía que se ha escrito hasta ahora.

Hoy el interés que despierta es cada día mayor, sobre todo gracias a sus asombrosas predicciones que formuló, alguna con casi un siglo de antelación. Una muestra, muy leve pero desde luego significativa, es la última edición italiana de su Ensayo (Saggio sal Cattolicesimo, il liberalismo e il socialismo) aparecida en Milán en 1972 con una amplia introduccción del prof. Giovanni Allegra, de quién es también la traducción; la reedición en los Estados Unidos de la versión de Madeleine Vinton Goddard, precedida de un estudio del prof. Frederick Wilhelmsen, en Albany (N. Y.), en 1989, y en el mísmo año la nueva edición alemana debida -también con amplio estudio inicial- a Günter Maschke. Se pueden citar también a modo de complemento, A Defense of Representative Government (Lectures on Political Right by Juan Donoso Cortés), traducidas y anotadas por Vincent McNamara (Ontario, 1991), que no son sino las Lecciones de Derecho Político que pronunció Donoso en el Ateneo de Madrid entre noviembre de 1836 y febrero de 1837. Sería inacabable la mención de artículos sobre Donoso en distintos países. Hans Graf Huyn en su obra Ihr werdet sein wie Gott , traducido al español en 1991 con el título Seréis como dioses, dedica un par de páginas al comienzo tomadas de la Carta al Cardenal Fornari.

Con todo, y salvo raras excepciones, el Donoso conocido y celebrado es el de su última época, siendo muy ignorados, en cambio, sus años juveniles, los que vivió el joven Donoso Cortés, con ser importantes porque en ellos tiene lugar una evolución intelectual que -a parte el hecho que él mismo llama "su conversión"- le llevó a ser de un ardiente liberal a uno de los críticos más demoledores del liberalismo, apenas han sido estudiados. Y sin embargo, esos años que van desde 1833 a< 1840, precisamente los de la Regencia de María Cristina de Borbón, fueron de una actividad política y literaria asombrosa.

Precisamente cuando llegó a la Universidad de Navarra Gonzalo Larios, había yo localizado unos cerca de 400 artículos de Donoso publicados en "La Verdad" (1837), "El Porvenir" (1837) y "El Piloto" (1839-1840), de los cuales los de los dos últimos periódicos (376 en total) estaban en la imprenta. Eran artículos desconocidos de carácter político y muy polémicos, lo que constituía una fuente espléndida para estudiar la evolución intelectual y política de Donoso en sus inicios políticos. Gonzalo Larios se decidió por una tesis sobre el extremeño ceñida a estos años; estudió a fondo la bibliografía, tan a fondo que por una referencia de una obra, la de Alejandro Oliván, que nada tenía que ver con Donoso, y sí con los comienzos de la ciencia o el derecho administrativo en España, descubrió que en la "Gaceta de Madrid" había colaborado también el extremeño, aumentando el caudal de fuentes al localizar unas decenas de artículos desconocidos.

No se trataba, pués, de dar a conocer unos datos de un personaje hasta entonces desconocidos, sino de cubrir una parte de su actividad que completa lo poco que se sabía del "joven Donoso Cortés" (la expresión es de E. Schramm) constituyendo una aportación de gran importancia y que indispensablemente habrán de tener en cuenta cuantos escriban sobre esa década.

El personaje, verdaderamente, lo merecía. Antes aludí a algunas de sus predicciones que asombraron a su gran amigo, el conde Raczynski -embajador de Prusia en España- y que aun hoy siguen asombrando por la clarividencia con que este hombre singular, gran limosnero desde su conversión en 1847 (y aun antes), que formó parte de una de las primeras Conferencias de S. Vicente de Paul en España (1849-1850), supuso lo que se avecinaba en la historia de Europa y aun del mundo.

De la entidad del pensamiento donosiano se puede juzgar por estas muestras: en 1849 (febrero) de paso en París camino de su destino en Berlín como Ministro plenipotenciario predijo el II Imperio francés en la persona de Luis Napoleón, entonces Presidente de la República: "Si no hay insurrección ninguna, el Imperio tardará en llegar, y no llegará sino por un acrecentamiento sucesivo de las facultades del Presidente de la República; si hay insurrección, el Imperio llegará al mismo tiempo que la victoria, y la futura asamblea legislativa sancionará y legitimará el hecho consumado". Así sucedió en diciembre de 1851. Karl Marx profetizó (más bien fue una opinión errónea) la revolución proletaria en algún país industrializado, pensando probablemente en Inglaterra; Donoso dijo en enero de 1850 que más bien creía que estallaría en San Petersburgo. Así fue en 1917. Se pueden multiplicar los ejemplos.

En cuanto a su visión de las causas profundas por las que le tacharon de pesimista -cuando simplemente era realista-, véase este texto, uno de los que más impacto me han causado, tomado de su polémica con los redactores de "El País" y "El Heraldo" a propósito de unas cartas de Donoso al conde de Montalembert en 1849:

"Del racionalismo -escribía- han salido el spinosismo, el volterianismo, el kantismo, el hegeliainismo y el cousismo, doctrinas todas de perdición que, en el orden político, religioso y social son para la Europa lo que en el orden físico es para el Celeste Imperio el opio de los ingleses.

Sí, la sociedad europea se muere; sus extremidades están frías, su corazón lo estará dentro de poco. ¿Y sabéis por qué se muere? Se muere porque está envenenada. Se muere porque la sociedad había sido hecha por Dios para alimentarse de la sustancia católica y médicos empíricos le han dado por alimento la sustancia racionalista. Se muere porque así como el hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, así también las sociedades no mueren solamente por el hierro, sino por toda palabra anticatólica nacida de la boca de los filósofos.

Se muere porque el error mata, y esta sociedad está fundada en errores. Sabed que todo lo que tenéis por inconcuso es falso. La fuerza vital de la verdad es tan grande que si estuvierais en posesión de una sola, esa verdad podría salvaros. Pero vuestra caída es tan onda, vuestra decadencia tan radical, vuestra cegedad tan completa, vuestra desnudez tan absoluta, vuestro infortunio tan sin ejemplo, que esa sola verdad no la tenéis. Por eso, la catástrofe que ha de venir será la catástrofe por excelencia de la Historia. Los individuos pueden salvarse todavía, porque pueden salvarse siempre; pero la sociedad está perdida. Y esto, no porque tenga una imposibilidad radical de salvarse, sino porque para mí está visto que no quiere salvarse. No hay salvación para la sociedad porque no queremos hacer cristianos a nuestros hijos, y porque nosotros no somos verdaderos cristianos. No hay salvación para la sociedad porque el espíritu católico, único espíritu de vida no lo vivifica todo: la enseñanza, los gobiernos, las instituciones, las leyes y las costumbres. Torcer el curso de las cosas, en el estado que hoy tienen, no se me oculta que sería una empresa de gigantes. No hay poder en la tierra que pueda llevarla a cabo, y apenas podría ser llevada a término dichoso si obraran con concierto todos juntos. Yo dejo al cuidado de ustedes averiguar si este concierto es posible, y hasta qué punto lo és, y decidir si, aun en el caso de que sea posible, la salvación de la sociedad no sería de todos modos un verdadero milagro".

¿Tenía razón Donoso? Basta ver la situación actual de Europa -y del mundo- para comprobarlo. El aborto generalizado, la legalización de la eutanasia (Holanda), del "matrimonio" (?) entre homosexuales (Noruega y Dinamarca), el divorcio, la droga, la inseminación artificial (como si se tratara de animales), la esterilización sexual, y un largo etcétera.

Para terminar, quisiera hacerlo con palabras de un hombre que, cualquiera que hallan sido sus errores e infortunios, es sin duda uno de los mayores juristas de nuestro siglo y buen conocedor de aquello de lo que habla. Carl Schmitt escribió en su Glossarium. Aufzeichrungen der Jahre 1947 - 1951 (Berlín, 1991, p. 40) estas palabras: "No me avergüenzo hoy, como sesentón, trás todas mis experiencias con hombres y libros, con discursos y situaciones, de afirmar que el gran discurso de Donoso sobre la Dictadura, de 4 de enero de 1849, es el más magnífico discurso de la literatura universal, sin exceptuar a Pericles y Demóstenes, ni a Cicerón, Mirabeau o Burke".



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Española de la Lengua 


UN PENSADOR ESPAÑOL 


 
Joaquín Macías, Reinterpretando a Donoso Cortés

P. Gabriel Calvo Zarraute. Donoso Cortes: Contra la Revolución y el Liberalismo 
con Guillermo Mas Arellano