EL Rincón de Yanka: EL IMPACTO DE SER UN PADRE AUSENTE: (THE FATHER EFFECT) EL EFECTO PADRE

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miércoles, 10 de febrero de 2016

EL IMPACTO DE SER UN PADRE AUSENTE: (THE FATHER EFFECT) EL EFECTO PADRE


The Father Effect (El efecto padre) es un documental que ilustra las consecuencias de la ausencia afectiva de la figura paterna en el hogar: como referente y modelo y, sobre todo, como muestra y afirmación de la importancia del hijo. Dirigido por John Finch en 2012, tras una dramática escena inicial vemos pasar opiniones de expertos y, sobre todo, de padres e hijos que vivieron esa carencia que dejó huella en sus vidas.

Cómo un padre normal y corriente 
está cambiando la vida 
de miles de hombres

Según su propia descripción, John Finch es tipo normal y corriente de Texas. Lleva más de 20 años casado, es padre de tres hijas, le gusta el golf y va a la iglesia.
Pero John Finch inició un proyecto que demuestra que incluso la gente 'normal' puede inspirar a las demás y dejar su huella en el mundo.

'The Father Effect' es un cortometraje que incluye testimonios de hombres que se criaron sin padres, incluido el proprio Finch.

"Es una película sobre los problemas de crecer sin un padre y el impacto que esto tiene sobre un joven, como adolescente, como hombre casado, como padre, como marido. Ese es el tema central del vídeo”.

El vídeo ha sido traducido en muchas lenguas. La versión original en inglés ha recibido más de 40.000 visitas. La versión española ha triplicado ese número. John afirma que recibe correos de hombres a los que su mensaje les ha cambiado.

La tragedia golpeó a John cuando era niño. Su padre se suicidó cuando tenía 11 años. Su madre tuvo que cuidarle a él y sus hermanos sola. El dolor de la pérdida de su padre marcó la mayoría de sus vidas.
"Dios se ocupó de ello y realmente me hizo emprender este viaje hacia la curación y la libertad. Al final, y creo que se puede ver en la película, pude perdonar a mi padre y eso cambió radicalmente mi vida como hombre, marido y padre”.
“Crear conciencia en los padres sobre el impacto que sus palabras y acciones tienen sobre sus hijos y con ello ayudarlos a ser mejores padres”.

Es fundamental por tanto, que toda persona, emprenda ese camino de reconciliación y sanación interior que le va a permitir caminar en su vida con paz y sobre todo disponible para poder amar verdaderamente a otros de acuerdo al propio estado de vida. Este camino de perdón y reconciliación nos propone “The Father Effect”, mostrando testimonios de personas que han logrado hacer ese cambio y ese abrirse al Amor de Dios para poder perdonar y ser así perdonados.

El iniciador de este proyecto, John Finch, menciona: “Dios me enseñó cómo perdonar a mi papá… y gracias a eso, me convertí finalmente en el hombre, el esposo y el padre que Dios quería que yo sea”. Lo mejor para ser un verdadero Padre, y que el “efecto” que podamos causar en las familias, sea positivo, sea un efecto de santidad, implicará que cada uno sea un hombre de Dios. Como se menciona en uno de los testimonios: “quiero ser el hombre que Dios quiere que sea para mis hijos, y saber que no puedo hacer todo solo. Debo ser capaz de pedir perdón”. Y aquí juega un papel fundamental la familia, núcleo de la sociedad, que debe dar siempre cobijo a sus hijos, y formar personas íntegras que puedan aportar en el cambio del mundo.

El éxito del cortometraje les permitió producir otra versión de 44 minutos para televisión. Finch prepara también una autobiografía.

Su principal mensaje para otros padres es sencillo: No tengáis miedo a fallar, sobre todo porque nadie es perfecto.






Hablar de familia despierta en ocasiones ciertas heridas, desilusiones y pequeños rencores. De hecho, podríamos decir sin equivocarnos que una de las figuras más complejas y que se dan con mayor frecuencia es la del “padre ausente”.

El padre ausente no es sólo el vacío físico de una figura que no tuvimos, en ocasiones, es también alguien que a “aún estando”no supo o no quiso ejercer su rol. Es una ausencia psicológica capaz de originar en el niño diversas heridas emocionales.
Es muy posible que esta situación te sea conocida. Que la hayas vivido en piel propia o que la hayas observado en tu círculo social más cercano.

A veces, cuando le pedimos a alguien que nos hable de su familia, no dudan en explicarnos mil historias de sus madres, abuelos, tíos, sin embargo, a la hora de hablar del padre la sonrisa se fuerza y aparece el silencio. Se encogen de hombros y titubean un…
“Pues no sé, mi padre era… era simplemente él. Estaba ahí, sin más”.
No queremos decir que este tipo de vacío emocional sea característico en exclusiva de la figura paterna, también puede darse en la madre, sin embargo, es muy frecuente que a la hora de hablar de ese tipo de educación dañina, capaz de dejar huellas madurativas, la figura del padre ausente sea muy común.

Ahora bien, también el padre es importante, y eso es algo que nadie puede negar; pero…¿Qué ocurre cuando en el seno familiar existe un padre ausente que no establece vínculo alguno con sus hijos?

– El cerebro de un niño es un ávido procesador de estímulos, y en su día a día, necesita ante todo refuerzos positivos para poder crecer de forma madura y segura.

– Un padre ausente genera incongruencias, vacíos y dificultad de trato. El niño espera afectos, comunicación, y una interacción diaria con la cual, abrirse al mundo también a través de su padre. Sin embargo, solo encuentra muros.

– Un trato vacío y esquivo genera ansiedad en los niños, no saben “a qué atenerse”, desarrollan expectativas que no se cumplen, y tienden además, a comparar “padres ajenos” a los que ellos tienen en casa. Saben que los padres de sus amigos actúan de modo diferente a lo suyos.

¿QUÉ CONSECUENCIAS GENERA 
EN LA EDAD ADULTA 
LA FIGURA DEL PADRE AUSENTE?

Genera un desapego afectivo que nos hace ser más inseguros a la hora de establecer determinadas relaciones.
Podemos llegar a ser algo desconfiados. La idea de proyectar una alta carga afectiva en alguien, nos produce miedo, tememos ser traicionados, o no reconocidos. O peor aún, ignorados.

A medida que nos hacemos mayores, es muy posible que nos demos cuenta de muchas más cosas. Reconocemos el esfuerzo que hizo nuestra madre por suplir las carencias de nuestro padre, y de cómo, más de una vez, lo disculpó con frases como…
“Ya sabes cómo es tu padre”, “No hagas esas cosas que ya sabes que a tu padre no le van”, “Es que tú no lo entiendes…”.

A medida que maduramos, nuestros ojos se abren al mundo y ya saben leer entre líneas. Los gigantes se vuelven enanos porque ya conocemos sus secretos. Sin embargo, una parte de nosotros sigue siendo vulnerable a ese pasado.



P. Roberto De Grandis

Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida. Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar. Te doy gracias porque Tú me amas y deseas mi felicidad más que yo mismo.

“Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por todos mis pecados, faltas y todo lo que es malo en mí y todo lo que pienso que es malo. Señor, me perdono por cualquier intromisión en ocultismo, usando tablas de uija, horóscopos, sesiones, adivinos, amuletos, tomado tu nombre en vano, no adorándote; por herir a mis padres, emborracharme, usando droga, por pecados contra la pureza, por adulterio, aborto, robar, mentir. Me perdono de verdad.

“Señor, quiero que me sanes de cualquier ira, amargura y resentimiento hacia Ti, por las veces que sentí que Tú mandaste la muerte a mi familia, enfermedad, dolor de corazón, dificultades financieras o lo que yo pensé que eran castigos. ¡Perdóname, Jesús, Sáname!

“Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo, estuvo furiosa conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a mí, me dijo que era tonto, feo, estúpido o que le había costado mucho dinero a la familia, o cuando me dijo que no era deseado, que fui un accidente, una equivocación o no era lo que quería.

“Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo, falta de amor, o de afecto, falta de atención, de tiempo, o de compañía, por beber, por mal comportamiento, especialmente con mi madre y los otros hijos, por sus castigos severos, por desertar, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por no serle fiel.

“Señor, perdono a mis hermanos y hermanas que me rechazaron, dijeron mentiras de mí, me odiaron, estaban resentidos contra mí, competían conmigo por el amor de mis padres; me hirieron físicamente o me hicieron la vida desagradable de algún modo. Les perdono, Señor.

Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor, de afecto, de consideración, de apoyo, por su falta de comunicación, por tensión, faltas, dolores o aquellos otros actos o palabras que me han herido o perturbado.

“Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto, obediencia, falta de amor, de atención, de apoyo, de comprensión, por sus malos hábitos, por cualquier mala acción que me puede perturbar.

“Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos, que hayan interferido en la familia y hayan causado confusión, o que hayan enfrentado a mis padres.

“Señor, perdono a mis parientes políticos, especialmente a mi suegra, mi suegro, perdono a mis cuñados y cuñadas.

“Señor, hoy te pido especialmente la gracia de perdonar a mis yernos y nueras, y otros parientes por matrimonio, que tratan a mis hijos sin amor.

“Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo que son desagradables o me hacen la vida imposible. Por aquellos que me cargan con su trabajo, cotillean de mí, no cooperan conmigo, intentan quitarme el trabajo. Les perdono hoy.

“También necesito perdonar a mis vecinos, Señor. Por el ruido que hacen, por molestar, por no tener sus perros atados y dejar que pasen a mi jardín, por no tener la basura bien recogida y tener el vecindario desordenado; les perdono.

” Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes, a mi congregación y mi iglesia por su falta de apoyo, mezquindad, falta de amistad, malos sermones, por no apoyarme como debieran, por no usarme en un puesto de responsabilidad, por no invitarme a ayudar en puestos mayores y por cualquier otra herida que me hayan hecho; les perdono hoy.

“Señor, perdono a todos los profesionales que me hayan herido en cualquier forma, médicos, enfermeras, abogados, policías, trabajadores de hospitales. Por cualquier cosa que me hicieron; les perdono sinceramente hoy.

“Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente, por no apreciarme, por no ser amable o razonable conmigo, por estar furioso o no ser dialogante, por no promocionarme, y por no alabarme por mi trabajo.

“Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado así como a los actuales; a los que me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron injustamente, se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido, me hicieron quedar castigado después del colegio.

“Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado, han perdido contacto conmigo, no me apoyan, no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda, les presté dinero y no me lo devolvieron, me criticaron.

“Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar a esa persona que más me ha herido en mi vida. Pido perdonar a mi peor enemigo, la persona que más me cuesta perdonar o la persona que haya dicho que nunca la perdonaría.

“Gracias Jesús, porque me estás liberando del mal de no perdonar y pido perdón a todos aquellos a los que yo también he ofendido. Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí hasta ellos. Amén”.