EL Rincón de Yanka: LOVE & MERCY (AMOR Y PIEDAD): LA MÚSICA FUE SU ÚNICA ESPERANZA PARA SOBREVIVIR

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viernes, 22 de enero de 2016

LOVE & MERCY (AMOR Y PIEDAD): LA MÚSICA FUE SU ÚNICA ESPERANZA PARA SOBREVIVIR

La música fue su única esperanza 
para sobrevivir


Desde sus éxitos e influyentes álbumes de música pop a sus crisis nerviosas y subsiguientes encuentros con el polémico terapeuta, el doctor Eugene Landy. 'Love & Mercy' es un retrato íntimo y poco convencional de Brian Wilson, el enigmático cantante, compositor y cofundador de los Beach Boys. Basada en los orígenes de Brian Wilson y su etapa de definición como músico la película, que llegará a los cines españoles el próximo 10 de julio, narra el viaje personal y la salvación final de un icono cultural, a quien el éxito le supuso un enorme coste personal. Interpretado por Paul Danoy John Cusack en dos momentos distintos de su vida, Paul Giamatti y Elizabeth Banks completan el reparto principal de la segunda película en 24 años como realizador de Bill Pohlad, productor de títulos como 'El árbol de la vida', '12 años de esclavitud' o 'Alma salvaje'.

Las olas mecen suaves el cabello rubio estilo “beat” de los chicos de las playas de California. Corren los años 60 y el aire está impregnado de música, surf y romance. Nada malo puede suceder en ese paraíso para el que los Beach Boys están componiendo la banda sonora, pero ¿y si el infierno estuviera dentro de uno mismo? Love Mercy, la brillante película biográfica sobre Brian Wilson, líder de los Beach Boys y compositor de temas míticos como Good Vibrations, Wouldn´t It Be Nice y God Only Knows, va más allá del retrato del genio torturado y nos muestra al hombre tras él. Paul Dano y John Cusack dan vida al Wilson joven y al maduro en unas extraordinarias interpretaciones que nos ayudan a transitar por las sendas tortuosas de una de las mentes más influyentes de la historia del pop/rock. Dano y Cusack nos llevan de viaje a través del éxito, el abuso, la locura y la resurrección del genio. Su descenso a los infiernos y su redención, a ritmo del California Sound.

Gracias a Dano, cada pieza que el joven Brian Wilson compone frente al piano se convierte no sólo en un hit, sino también en la respuesta visceral al abuso paterno. El espectador entiende así cuán liberadora y necesaria es la creación artística para el ser humano (Spoiler: la secuencia en la que Dano interpreta por primera vez delante de su padre God Only Knows es maravillosa y espeluznante a partes iguales). El precioso tributo al artista continúa con escenas de su estudio californiano en las que nos muestra, casi en tono documental, a un Brian en éxtasis creativo dando a luz el mítico álbum Pet Sounds. Y la sorpresa es que éstas no resultan artificiosas, como ocurre casi siempre que los cineastas recrean una grabación musical. 

Para lograr ese efecto, el director quiso contratar a músicos reales y no a actores. Desde allí damos un salto hasta la década de los 80. Tras años de reclusión, fruto de los trastornos mentales y el consumo de sustancias, Wilson (John Cusack) se ha convertido en un animal indefenso y temeroso abusado esta vez por su médico, el ambicioso y manipulador Dr. Landy. Ya no compone y pasa sus días sobremedicado. Pero, como al fin y al cabo estamos ante una película de Hollywood (aunque los hechos sean reales), el amor termina llegando a su rescate en forma de vendedora de coches de lujo encarnada por Elizabeth Banks como Melinda, segunda esposa real de Wilson, ex modelo californiana salida de un sueño adulto de los Beach Boys, quien salva al héroe de las garras de un magnífico Paul Giamatti en el papel de Dr. Landy.

El mérito de Love & Mercy reside no sólo en las actuaciones, también en una dirección valiente a intimista a cargo de Bill Pohlad (productor de otras obras portentosas como 12 años de esclavitud o Brokeback Mountain) en la que consigue equilibrar bien los tintes dramáticos de la historia con la vitalidad que desprenden las canciones de los Beach Boys y, por ende, el cerebro tras ellas. El resultado es todo un alegato a la vida y la esperanza. Otro de los elementos que contribuyen sin duda a la calidad de la película es la generosidad con la que Brian y su esposa Melinda han enfocado el proyecto. En un momento del filme, John Cusack dice «soy un libro abierto», y esa parece haber sido la máxima con la que han llegado hasta el final, aunque la realidad fuera dolorosa. 

El propio Wilson ha confesado, incluso, haber vuelto a sentir miedo al visionar algunas de las escenas de maltrato por parte del Dr. Landy. Oren Moverman y Michael Alan Lerner, autores del guión, también habrán consultado con ellos detalles de la historia para darle la lograda veracidad y delicadeza. A quienes no parecen haber preguntado es a los dos antagonistas de Brian: su padre y manager Murray, alcohólico y despótico; y el Dr. Landy, un ser pequeño en todos los sentidos y tocado con una ridícula peluca, quienes resultan francamente planos en su maldad. Los fans de los Beach Boys quizá también critiquen de la cinta la excesiva atención a la figura de Brian en detrimento de sus hermanos Dennis y Carl y del resto de componentes del grupo, que aparecen desdibujados con el fin de ensalzar al protagonista. 

En cualquier caso, tanto si el espectador es seguidor de la banda californiana como si no lo es, saldrá de la sala de cine con esas canciones como una nana meciendo sus pensamientos, y con la agradable sensación de que la vida siempre te da una segunda oportunidad.