EL Rincón de Yanka: ENLABIO

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miércoles, 6 de agosto de 2025

"NO LES CREAN NADA" 💩 por WASHINGTON ABDALA


"NO LES CREAN NADA"

No les crean nada, 
se  pasan la vida hablando de lo bien inspirados que están, 
que los más desgraciados, 
que los más humildes, y no es así, es falso.
usan a los más desgraciados.

No les crean cuando invocan a los héroes,
lo hacen para usarlos, 
les importa muy poco la espada, el poncho, nada, 
sólo apelan a la mitología para hipnotizar, 
para mentir, y los hacen sin complejos.

No les crean nada cuando se les muestran abiertos, 
pero siempre, siempre están al servicio 
de un pensamiento autoritario, 
supremacista, apropiador de minorías, 
para desde esos colectivos, avanzar raudos 
hacia la verdad totalitaria de su mente. 

Nunca, pero nunca les crean 
que les importamos, nosotros,
los seres de carne y hueso, 
los que disentimos con ellos, 
los que no nos arrodillamos ante sus insolencias, 
porque ellos son capaces de afirmar 
que hasta nuestro relato les interesa.

Nada, no le interesamos nada, 
no le importamos nada;
es más, nos odian fervientemente, 
militantemente, explícitamente.
Nosotros, no. 

Sólo creemos que no tienen validez, legitimidad.
Nosotros no odiamos, sólo ignoramos, al mordaz, 
al falso, al que nos hiere y al que nos hiere a todos.
Nos indigna, sí, que usen los recursos, 
el dinero de todos para sus antojos.

Hablan del estado, y se lo apropiaron; 
se apropian de lo que es de todos, y lo malgastan,
Creen que el estado es un baño público cuando lo miran,
pero cuando buscan e dinero para hacer esos baños públicos,
lo desparraman en imbecilidades.
¿Cómo se llama el mal uso del dinero?

En el fondo no creen en el capitalismo; 
lo usan para un capitalismo de oportunidades, sus oportunidades.
No creen en la democracia, pero la invocan pero no la respetan.
Sólo creen en ellos, en sus barras, en sus amigotes, en sus negocios.
Es así, duele así. Son bravos, y están ahí arriba, y es nuestra culpa.
Algo habremos hecho para padecerlos.

Llorar menos, y resistir más.
Luchar con lo que se tenga, 
desde una pieza de ajedrez hasta un discurso.
Nunca con un arma, nunca matando, nunca con la violencia.
Y no dejarse pasar por arriba en el plano moral.
¿Quiénes son estos para dar cátedra moral?

miércoles, 29 de enero de 2025

LIBRO "RESISTIR A LO POLÍTICAMENTE CORRECTO EN LA HISTORIA": HITOS PARA UN CONOCIMIENTO NO CONTAMINADO POR LA IDEOLOGÍA GLOBALISTA por ARNAUD IMATZ

Resistir 
a lo políticamente correcto 
en la historia
Hitos para un conocimiento 
no contaminado por la ideología globalista

El debate histórico se vuelve cada día más difícil puesto que los inquisidores y censores modernos pretenden aceptarlo solo a partir de la posición «nosotros defendemos el Bien, nosotros poseemos la Verdad». Rechazar la fatalidad de la dependencia de los mercados financieros y negarse simultáneamente a propugnar la utopía del mundo «diverso», «multicultural», sin raza, sexo, nación ni cultura, es exponerse ipso facto a ser declarado racista, xenófobo, odioso, violento, machista, ultraderechista, fascista o nazi, y, en consecuencia, a ser expulsado del campo de la respetabilidad política y mediática. La policía del pensamiento único vigila, encierra y bloquea, pero, desde hace algún tiempo, por fin, la resistencia se está organizando en Europa y América, donde la opinión pública parecía condenada para siempre al letargo. Cada vez son más las voces que se alzan para denunciar el carácter odioso, despreciable y mortífero que subyace en la ideología globalista. La tarea de regeneración es a todas luces inmensa y no ha hecho más que empezar. Centrado en la historia contemporánea de Francia y España, este libro está firmemente enraizado en ese movimiento antitotalitario de liberación y emancipación de los pueblos. Examina una treintena de temas especialmente controvertidos, pone en tela de juicio muchos de los prejuicios y mitos que se han reproducido una y otra vez, y contribuye así a deconstruir la propaganda de los «deconstructores».
«A modo de introducción, hagamos dos tipos de reflexiones. Primero, sobre los frecuentes ataques a los principios de la investigación histórica y los peligros de la ideología del gran mortero globalista, y, segundo, sobre el declive lento pero tangible de Europa y Occidente». Así presenta Arnaud Imatz su último trabajo, «Resistir a lo políticamente correcto en la historia», un conjunto de hitos para un conocimiento no contaminado por la ideología globalista. El prólogo es de Dalmacio Negro Pavón, con nueve reflexiones, y el lector descubrirá que está ante un fino análisis de la realidad política y cultural que nos rodea.
El marco ético y los métodos de la investigación histórica, ampliamente aceptados durante el siglo XX, a pesar de los desastrosos avatares del totalitarismo socialista-marxista y nacionalsocialista, sufren hoy día singulares desviaciones y distorsiones. Como señala, cada vez son más pisoteadas por los diversos activistas de la globalización feliz y de la utopía diversitaria, atrincherados en los círculos político-financieros, mediático-culturales, académicos y universitarios.
Así, el debate histórico se vuelve cada día más difícil puesto que los inquisidores y censores modernos pretenden aceptarlo solo a partir de la posición «nosotros defendemos el Bien, nosotros poseemos la Verdad».
Rechazar la fatalidad de la dependencia de los mercados financieros y negarse simultáneamente a propugnar la utopía del mundo «diverso», «multicultural», sin raza, sexo, nación ni cultura, es exponerse ipso facto a ser declarado racista, xenófobo, odioso, violento, machista o ultraderechista, y, en consecuencia, el resultado es ser expulsado del campo de la respetabilidad política y mediática. La policía del pensamiento único vigila, encierra y bloquea, pero, desde hace algún tiempo, por fin, la resistencia se está organizando en Europa y América, donde la opinión pública parecía condenada para siempre al letargo. Cada vez son más las voces que se alzan para denunciarlo, como es el caso de Imatz.

La intención de este trabajo es poder regenerar todo esto, y lo hace comenzando por la historia contemporánea de Francia y España. Examina una treintena de temas especialmente controvertidos, pone en tela de juicio muchos de los prejuicios y mitos que se han reproducido una y otra vez, y contribuye así a deconstruir la propaganda de los «deconstructores». Se divide en dos partes, centradas fundamentalmente en el siglo XX, el siglo de las ideologías: la primera sobre la vida política francesa, la segunda la sombra de Descartes es alargada, cada parte tiene exactamente 16 capítulos, pues el 33 -decimoséptimo de la segunda- es una entrevista. La entrevista es realizada por Fernando Vaquero Oroquieta y se titula «España y Europa, radiografía por un hispanista francés».

Las ideas dirigen la historia. Pero como dice Arnaud Imatz, para el historiador de las ideas, hay muy pocas ideas nuevas. Lo nuevo es la presentación, así que este libro es una sólida reflexión sobre las causas de la situación histórico-política de Francia en relación con la de España desde el punto de vista de la historia de las ideas políticas, fundamentada en una impresionante serie de datos. El resultado es una invitación al lector a reflexionar también sobre el futuro inquietante de estas dos grandes naciones. Futuro que es también el de Europa y de lo que puede llamarse todavía la Cristiandad.

¿Por qué eligió un título tan contundente? ¿Cree que refleja la polarización actual en el debate histórico?

Como muchos observadores, historiadores y politólogos, tanto de Europa como de Occidente, creo que ya es hora de que despertemos y dejemos de engañarnos a nosotros mismos. Se necesita un verdadero “electroshock” y si con el título Resistir a lo políticamente correcto en la historia y el subtítulo Hitos para un conocimiento no contaminado por la ideología globalista logro despertar el interés de unos cuantos potenciales lectores ¡Laus Deo!

Todos sabemos, más o menos, lo que significa la expresión “políticamente correcto”. Teóricamente se refiere a una forma de lenguaje o discurso normativo que pretende no herir a nadie, en particular a los grupos minoritarios percibidos como víctimas, excluidos o discriminados. Venida de Estados Unidos a principios de los años 1990, dicha expresión no ha parado de expandirse en toda Europa. Ocurrió tras la caída del Muro de Berlín y el fin de la URSS y con ello el descrédito del socialismo marxista. Y también se agravó cuando en la década 2010 la izquierda socialista europea decidió abandonar la defensa prioritaria de las clases populares -obreros y empleados-, para recurrir a un nuevo tipo de electorado supuestamente mayoritario (burguesía urbana globalista, jóvenes diplomados, feministas radicales, minorías de barrios de inmigrantes, descolonialistas, proimmigracionistas, islamoizquierdistas, etc.). El resultado ha sido catastrófico.

Por supuesto lo políticamente correcto tiene defensores “vergonzosos” o “camuflados” que suelen relativizar el concepto. Dicen que no se trata de algo absoluto sino de una simple relación social cambiante; en el fondo, no pasaría de ser una especie de moda. Lo políticamente correcto (la realidad y no el vocablo) habría siempre existido. Solo sería un consenso sobre lo que es aceptable y lo que no en la sociedad. Pero naturalmente ellos niegan o se cuidan de no decir que el uso de la palabra conlleva una burda, constante y extrema distorsión de la realidad y peor aún, una terrible restricción de la libertad de expresión.

Como bien dijo el novelista Michel Houellebecq: “Hay que ser al menos tan cauteloso en una entrevista como en una investigación policial”. (18.09.2024, JD News). Los censores, neoinquisidores vigilan, controlan… Muy significativamente, estos guardianes o defensores de su “democracia elitista” (la cual no pasa de ser un oxímoron) afirman constantemente, con evidente mala fe, su determinación de combatir la desinformación y defender el Estado de Derecho. Para eso amenazan, sancionan, multan e imponen penas de prisión a sus opositores. Instrumentalizan a diario el cacareado delito de odio o la acusación de complotismo. En fin, si los tiranos torpes usan bayonetas, nuestros nuevos tiranos usan e instrumentalizan el derecho.

Ese nocivo ambiente se repercuta por supuesto en la enseñanza y en la investigación, especialmente en los campos de la historia de las ideas y de los hechos, ámbitos que me son más familiares. El método científico, la tradición de rigor y probidad invocados y repetidos como mantras, están continuamente burlados. Cuando se acepta el debate partiendo de la posición de que “sólo nosotros podemos presentar argumentos racionales o pertinentes, sólo nuestras palabras son legítimas, solo nosotros poseemos la verdad porque lo que decimos es lo correcto históricamente” entonces, por definición, ya no hay debate. No se puede pretender monopolizar el debate y hacer un uso terrorista de argumentos “científicos” y “seudocientíficos” sin caer fuera del ámbito de la investigación seria y, en última instancia, de la democracia.

En definitiva, mi libro es una llamada a la resistencia contra todo lo históricamente correcto en la historia y, ante todo, una exhortación a defender la libertad de expresión. Deconstruye metódicamente un buen número de prejuicios, falacias y leyendas propagados incansablemente por los relatos ideológicos de moda. Es una defensa firme y decidida de la historia de los pueblos de Europa y Occidente, frente a los “memoricidios” cometidos por legiones de activistas, periodistas y académicos, woke, islamoizquierdistas, LGBT, racialistas, ecologistas-punitivistas y otros progresistas extremistas con el beneplácito o la connivencia de gran parte de las élites políticas, económicas y mediáticas europeas.

En el libro menciona la «policía del pensamiento único». ¿Podría explicar cómo se manifiesta actualmente en el ámbito académico e historiográfico?

A lo largo de las últimas décadas, muchos autores y personalidades “no conformistas” han sido declarados injustamente racistas, xenófobos, violentos, conspiracionistas, machistas, sexistas, extremistas, fascistas o nazis, y en consecuencia, han sido expulsados del campo de la respetabilidad política y mediática, simplemente por haber rechazado la fatalidad de la dependencia de los mercados financieros, defendido el poder adquisitivo del pueblo y, al mismo tiempo, reivindicado la identidad de los pueblos frente a la utopía globalista de un mundo “diverso”, multicultural, sin raza, sexo, nación, identidad o cultura. La policía del pensamiento del sistema bloquea eficazmente cualquier actitud que considera perjudicial o desafortunada. Podría citar muchísimos ejemplos de prestigiosos autores, periodistas y académicos víctimas de la censura y del odio “progresista”. Me limitare aquí a recordar los nombres de Michel Onfray (proudhoniano, antimarxista y soberanista), Sylviane Agacinski (filósofa feminista, mujer del ex primer ministro socialista Lionel Jospin, opuesta al “alquiler de vientres”), Florence Bergeau-Blaker (la antropóloga especialista en los Hermanos Musulmanes), Mathieu Bock Côté (critico agudo de la teoría del racismo sistémico) … o, en España, los nombres de Pío Moa (bestia negra de la “progresía”), Gustavo Bueno o Pedro Carlos González Cuevas. Conservo en mi archivo personal la copia de una carta del presidente de la Universidad Paris-Sorbona (B. Jobert) rechazando con hipocresía y mero formalismo (para mayor vergüenza, en nombre de la “pluralidad”, de la “libertad” y del “orden público”) la petición de una asociación estudiantil gaullista de una sala para un debate sobre mi libro Droite-Gauche sortir de l’équivoque (13 décembre 2016)… Y sin embargo, unos días antes se había concedido un auditorio a un escritor abiertamente islamista…

¿Cómo describe la relación entre la ideología globalista y esta interpretación de la historia?

Al parecer, un día Napoléon dijo: “Un buen resumen vale más que mil palabras”. Parafraseándolo diré que “una buena imagen vale más que un largo discurso”. Les remito por lo tanto a la ceremonia de inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024, con la triste burla de la última cena de Jesucristo. Sepan que el director artístico Thomas Jolly y el principal coautor de la ceremonia, el historiador Patrick Boucheron, son dos globalistas partidarios de Macron. Patrick Boucheron se hizo conocer denunciando y estigmatizando a Sylvain Gougenheim, “el Serafin Fanjul francés”, por ser el autor del libro Aristóteles y el islam. Las raíces griegas de la Europa cristiana. Director de una obra de ideología marcadamente globalista “Historia mundial de Francia” celebrada por la propaganda “macroniana”, Boucheron ha sido nombrado “por sus méritos” profesor en el Collège de France.

Usted menciona una creciente resistencia en Europa y América. ¿Qué formas concretas está tomando esta resistencia? ¿Qué papel juegan los historiadores en ella?

No hay acción sin reflexión. El papel del historiador es secundario, pero esencial. Numerosísimos libros, artículos, programas de televisión y comentarios en las redes sociales, especialmente desde hace diez años, dan testimonio de esa nueva resistencia ya imparable. En mi libro espero haber dado una buena visión general de ellos. El mundo “postwestfaliano” del fin de la Historia y la presunta “globalización feliz” ha muerto. La historia de las naciones soberanas e independientes vuelve con fuerza. Vuelve, reavivada por el enfrentamiento chino-estadounidense y la creciente desafección de la comunidad internacional hacia Occidente.

Por supuesto, no ignoro ni puedo ignorar la reelección de Donald Trump, que representa una rotunda victoria del pueblo de Estados Unidos frente a las fuerzas antidemocráticas del Estado profundo aliado del «wokismo», a su vez apoyado por los neoconservadores belicistas del Partido Demócrata y otros pseudoprogresistas. Sé que Trump defiende los intereses de Estados Unidos y de los norteamericanos, y que éstos no son los de las naciones europeas ni los de los pueblos europeos, pero también sé que “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”. Dios quiera que Trump actúe como revulsivo y ayude a las naciones y pueblos europeos a emanciparse de la sumisión a los dictados de la UE. Esperemos que recuperen por fin sus soberanías nacionales y sus auténticas democracias.

Francia y España: ¿Por qué decidió centrar su análisis en estos dos países? ¿Qué similitudes y diferencias encuentra en sus contextos históricos y la manera en que enfrentan la corrección política?

Habiendo nacido y vivido toda mi juventud, como mis antepasados, en el País Vasco a orillas del Bidasoa sobra decir que los dos países que mejor conozco y que más quiero son Francia y España. Son países y naciones que tuvieron su época de gloria y que hoy, en el siglo XXI, se ven lamentablemente reducidos al papel de figurantes sumisos en la escena internacional. Tienen en común la misma mediocridad de la mayoría de sus élites políticas, económicas y culturales y la misma propensión a absorber lo peor de Estados Unidos con diez años de retraso. Y esto para no hablar del activismo y de la ideologización de los jueces y magistrados y aun menos de la mediocridad moral insondable que afecta a sus oligarquías: consumo expandido de cocaína, pedofilia endémica, silencio sobre los abusos en la educación sexual de niños prepúberes, conversión del aborto en supremo tabú… (que yo sepa, no les afectó en absoluto que el aborto hasta los nueve meses haya sido autorizado en Minnesota, bastión del gobernador y fallido candidato demócrata a la vicepresidencia Tim Walz). Y, ¿qué decir de los pueblos europeos? Para ser caritativo, solo subrayemos que estos no tienen nada que ver, ni de lejos, con los hombres que se sacrificaron luchando contra las tropas de Napoleón o los que dieron sus vidas en las trincheras de Verdún… Mejor no insistir. No creo exagerar mucho si añado que desgraciadamente la situación es similar en el resto de Europa Occidental. Quieren que Ucrania luche contra los “odiados” rusos, pero únicamente … hasta el último ucraniano.

¿Qué narrativas históricas cree que han sido más distorsionadas por la corrección política?

¡Muchas! ¡Muchísimas! En este libro examino más de treinta temas seleccionados entre los más significativos y controvertidos de los siglos XX y XXI: Revolución Francesa, Revolución Rusa, Guerra Civil de España, derechos humanos, laicismo, liberalismo, nacionalismo, fascismo, gaullismo, protestas de 1968, populismo, oligarquismo, realismo político, modelo demo-liberal, crítica a la división derecha-izquierda, tradicionalismo católico, democristianismo, nacional-sindicalismo, franquismo, separatismo, al-Andalus, la Leyenda Negra, etc. También aprovecho la ocasión para recordar unas cuantas biografías de figuras intelectuales y políticas destacadas, como José Antonio Primo de Rivera, Melchor Rodríguez, Federico García Lorca, Dionisio Ridruejo, Clara Campoamor o Mercedes Formica.

¿Qué opina sobre el papel de las universidades en la promoción o censura de ciertas ideas históricas?

Es sencillamente patético. Va en contra de siglos de tradición occidental. Hannah Arendt decía, con valentía moral y lucidez, que las personas más fácilmente subyugadas, aterrorizadas y sometidas son los profesores, escritores, periodistas y artistas. Así que entre ellos no sólo existe la censura impuesta por la minoría activista, sino también la autocensura ejercida sobre uno mismo por la mayoría.

¿Cómo influyen los medios de comunicación en la construcción de una narrativa histórica dominante?

Bueno, los grandes medios de comunicación siempre han pretendido ser neutrales y nunca militantes. Pero, en realidad, seleccionan las informaciones, las destacan en mayor o menor medida, optan por difundir un mensaje más o menos orientado o tendencioso, y al final sirven a una determinada comunicación política o defienden unas ideologías. Afortunadamente, hoy en día los medios de comunicación mainstream, convencionales o dominantes, están siendo desafiados por sitios web o diarios en Internet y por las redes sociales, cada vez más favorecidos por los jóvenes para informarse. Los defensores del statu quo y del sistema no cesan de denunciar los excesos de las redes sociales, la fragmentación de la opinión pública, el resurgimiento de las teorías de la conspiración, la manipulación y la difusión de información falsa (fake news), y claman por la regulación (por no decir censura) de los servicios digitales, pero la suerte está echada y la libertad sólo puede reprimirse durante cierto tiempo.

¿Podría citar algunos ejemplos de historiadores y politólogos actuales o del pasado que han resistido lo políticamente correcto y han marcado una diferencia en la disciplina?

Hace unas pocas semanas publicaron en París una versión francesa del apasionante libro del argentino Marcelo Gullo Nada por lo que pedir perdón. En la “Introducción para el público francés” aproveche la circunstancia para dar una lista no exhaustiva de los autores importantes que han tratado el tema polémico de la “Leyenda negra”, es decir, por una parte, americanos, hispanoamericanos y europeos como Rómulo D. Carbia, Sverker Arnoldsson, Charles F. Lummis, Philip Wayne Powell, Charles Gibson, James Brown Scott, Lewis Hanke, William S. Maltby, William Thomas Walsh, Stanley Payne, Henri Pirenne, John Elliott, Hugh Thomas o Robert Goodwin y, por otra parte, españoles, como Elvira Roca Barea, Alberto G. Ibañez, Luis Suarez, Serafín Fanjul, Rafael Sánchez Saus, Iván Vélez, José Antonio Vaca de Osma, Pedro Insua, Pedro Fernández Barbadillo, Javier Esparza, Pío Moa, Javier Rubio Donzé, Adelaida Sagarra Gamazo, etc.

Imagínese si intentara hacer lo mismo con todos los temas que he tratado, esto se volvería pesado e interminable. Lo que sí puedo y quiero hacer es rendir homenaje a cuatro maestros contemporáneos no solo por la importancia de sus obras sino por la valentía intelectual que demostraron a lo largo de sus vidas. Son el historiador e hispanista Pierre Chaunu (que ya denunciaba el colapso demográfico de Europa en 1976 levantando la ira de sus adversarios), y tres grandes politólogos realistas: los franceses Julien Freund y Jules Monnerot y el español Dalmacio Negro, quien me hizo el honor de prologar ese libro.

Arnaud Imatz es historiador universitario francés, doctor de Estado en Ciencias Políticas y diplomado en Derecho y Ciencias Económicas. Es también Académico Correspondiente extranjero de la Real Academia de la Historia y empresario. Estudioso del mundo hispánico, ha publicado una docena de libros y ha colaborado con numerosos ensayos y artículos en revistas europeas y americanas.

LOS NUEVOS MANDAMIENTOS DEL GLOBALISMO 
DE LA CORRECCIÓN POLÍTICA

IUSTITIA EUROPA. SÉ PROTAGONISTA DEL CAMBIO

La voz de los ciudadanos tiene que oírse. España necesita una transformación profunda y urgente. Necesitamos un Reinicio Moral que devuelva la decencia y el compromiso real con la ciudadanía. Los ciudadanos nos negamos a continuar con esa política de confrontación que nos enfrenta entre ciudadanos. La corrupción de este régimen no es solo política sino moral. Se está destruyendo nuestras instituciones y nuestra sociedad.

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miércoles, 1 de enero de 2025

LIBRO "UNA FILOSOFÍA PARA SOBREVIVIR EN EL SIGLO XXI": YO NO SOY UN YOUTUBER Y USTED NO SABE NADA SOBRE MI por JESÚS GONZÁLEZ MAESTRO

UNA FILOSOFÍA 
PARA SOBREVIVIR 
EN EL SIGLO XXI

Yo no soy un youtuber 
y usted no sabe nada sobre mí

«NO TE PROMETO SOLUCIONES FÁCILES, 
SINO LA VERDAD CRUDA, 
LO QUE HAGAS CON ELLA ES COSA TUYA. 
PERO NUNCA SERÁS UN IDIOTA».

No todos los días es trending topic un catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, que ni es youtuber ni tiene redes sociales. ¿Pero quién es Jesús G. Maestro? ¿Por qué todas sus opiniones se convierten en virales?
Jesús G. Maestro no es un gurú ni pretende serlo, es un verso suelto cuyas reflexiones son dinamita para sus miles de seguidores. Porque, además de hablar sobre literatura, es un incisivo observador de la realidad, un hombre libre que atiza sin pudor —y con un arsenal de argumentos— a la ignorancia en general.
A lo largo de estas páginas, analiza una sociedad marcada por el miedo, la mentira y la culpa. Vivimos para enriquecer a quienes nos causan problemas, a quienes nos venden productos que no necesitamos y a quienes nos etiquetan para que seamos una sociedad homogénea y aborregada.
Sin dar consejos de ningún tipo, el autor pide al lector que no muerda el anzuelo del poder, que no sea un títere ni un pelele, y que se arrime a los libros de Cervantes para dejar de ser un ignorante.

«Tus verdades no interesan a nadie: interesan tus miserias, tus fracasos y tus debilidades. La verdad sólo se revela y se conoce cuando no tiene consecuencias emocionales. La verdad no es emocionante. No te engañes. Lo que te dicen te lo dicen porque ya es irrelevante. Si fuera importante, te lo ocultarían. Nadie te revelará nunca ningún secreto. Ni siquiera intrascendente. Las mentiras son mucho más estimulantes que los secretos. Y la actualidad, esa forma informativa de despistar, es un saco de mentiras muy atractivas, y muy bien pensadas, para que el consumidor se equivoque, comente lo que no debe y confiese lo que ha de delatarle. No hay cebo sin anzuelo. Y el valor del anzuelo es directamente proporcional al atractivo del cebo».

Miedo, mentira y culpa

Miedo, mentira y culpa son las tres fuerzas principales que gestionan el mundo y organizan la vida de la gente. Siempre ha sido así. Hoy, igual. La única diferencia es que cambian de apariencia, forma y procedimientos, pero son siempre las mismas fuerzas:miedo, mentira y culpa. Los tres enemigos más crueles y peligrosos de tu libertad. Nunca dejarán de acecharte.

El miedo es útil, como todo, en pequeñas dosis, porque, como he dicho siempre -y, antes que yo, lo ha dicho la paremia-, cuida la viña. El miedo es un sexto sentido que nos advierte y protege de posibles peligros y adversidades, como también lo es el sentido del ridículo. Pero, en exceso, el miedo te mata. No te deja vivir. Hoy el miedo que la gente siente ante cualquier hecho es galopante, extremo y superlativo. Por eso es decisivo hacer que el miedo cambie de bando: que lo tenga quien nos oprime, que lo sufra quien lo causa y provoca. El miedo identifica a los débiles ante los poderosos, a los de abajo frente a los de arriba.

La gente del siglo XXI es extremada mente débil. Y medrosa. En particular, las generaciones nacidas desde la década de 1990 en adelante. Son personas marcadas por el miedo, la debilidad y la reacción impotente ante este tipo de acoso mediático y psíquico. Se ocultan con frecuencia en la risa, el chiste y la evasión consumista, en una vida pseudoacadémica o pseudouniversitaria y una sexualidad artificiosa y descontrolada, frente a un mercado laboral inaccesible y bajo un parasitismo que tiende a cronificarse más o menos voluntariamente con el paso de los años. La inmadurez se fosiliza de mil formas y maneras, y la vejez llega pronto, sin salud y sin recursos, en medio de una impotencia personal y social de dimensiones inasumibles. Todo esto, con las innegables excepciones, lejos de resolver el problema, lo delata y lo preserva. Y desemboca en una pandemia de patologías psíquicas sin precedentes.

Las redes sociales son ese refugio en el que esta gente más joven busca superar sus miedos y ansiedades, que, paradójicamente, crecen con el consumo de las mismas redes sociales y sus contenidos, diseñados de manera adictiva para encarcelar al planeta en sus propias impotencias. Es un confinamiento psíquico, que no requiere ni pandemias ni medidas extraordinarias. Bastan las convencionales. La risa es la forma de escape preferida por estas generaciones más jóvenes para disimular su miedo y su déficit emocional. Ríen por todo porque temen a todo. De todo hacen chiste, porque se sienten más seguros fingiendo una risa sardónica que enfrentándose a la realidad. Pero la realidad, como la muerte -y como Hacienda-, siempre llega. Y llega no sólo para incomodarte, desde luego, sino para hundirte la vida, como no sepas hacerte compatible con tus enemigos: miedo, mentira y culpa.

El sistema aterroriza así a todo dios y lo mantiene a raya. Sin embargo, la realidad -querido amigo- es mucho peor que el sistema: porque el sistema juega contigo y te utiliza mientras le sirvas para algo, mientras que la realidad simplemente te destruye, pues no te necesita nunca para nada. Para la realidad, insensible y ciega a todo, el ser humano es sólo un derroche biológico. Para el sistema, es un recurso que se puede manipula r, esclavizar y rentabilizar hasta su muerte. Incluso su misma muerte -como su vida entera- se puede convertir en un negocio para el mercado. A la realidad, el dinero le importa un bledo. A los amigos del comercio, no.

Las mentiras son el segundo elemento de la terna, para que vivas en un tercer mundo semántico, es decir, en la ignorancia (título universitario incluido, con ceremonia de fin de grado, muceta y birrete también en el mismo kit). El hábito no hace al monje.

Y luego viene el tercer elemento: el sentimiento de culpa. Antes todo era pecado, ahora todo es delito. Antaño, en nombre de la religión; hoy, en nombre de la ideología y de lo políticamente correcto. 
¿Querías verte libre de las religiones y del peso de la opresión eclesiástica? No te preocupes, podemos secularizar el «pecado» y llamarlo «delito». Lo reconvertimos en lo mismo, pero con un nombre diferente, y te lo servimos, de nuevo, en bandeja de plata. 
¿Te gusta más así? La democracia también puede funcionar como una religión de Estado. ¿Te vas a atrever a discutirlo? ¿Acaso crees que Sócrates prefería la cicuta al café con leche? No serás el primero que prefiera acusar a su prójimo en nombre de la democracia en lugar de hacerlo en nombre de la religión. Los inquisidores de hoy ya no llevan sotana. Sin embargo, la Inquisición nunca desaparece totalmente, y siempre necesita de personas como tú, seres humanos normales y corrientes, voluntarios a los que, un día, en cualquier momento, el totalitarismo y el fanatismo despiertan vocaciones más o menos ocultas, latentes o dormidas. El sueño de la tiranía produce monstruos, que la razón no siempre puede sofocar. Y la democracia, en determinados momentos históricos, tampoco.

No hemos avanzado apenas. Y, por el medio, la filosofía , esa cortesana de todas las camas -a la que tanta atención prestas-, buscando siempre un sitio en cada una de ellas, para suplantar a la religión, la política o la autoayuda, y acostarse siempre con el sol que más calienta el catre.

Del temor a los dioses en las antiguas religiones hemos pasado hoy a tener miedo a todo, sin excepción: miedo a trabajar y a ganar dinero, miedo al compromiso y al amor duradero, temor a las amistades y a las relaciones sociales y personales, ceguera ante la sexualidad y miedo a perder la salud, temor entre padres e hijos, miedo a vecinos y colegas, pavor a ideas y opiniones, a saberes y a ciencias... Tenemos incluso miedo a pensar a solas y en silencio. Siempre pensando en Orwell y el Gran Hermano. Hay miedos para todos los gustos y personas.

La vida diaria es un catálogo de miedos espectaculares. Todo es una caja de truenos intimidatorios y amenazantes. La prensa es una granja de horrores, vaticinios y apocalipsis. La inseguridad es creciente y absoluta. Pero, por miedo y vergüenza, te lo negarás a ti mismo, y sobre todo a los demás. Harás un chiste de cuanto veas, y así creerás disimular tu impotencia y cobardía. Te convertirás en el emoticono de una carcajada, cuando observes algo que delata la debilidad que te avergüenza. Tienes pocos recursos. La pobreza y el miedo no se pueden ocultar durante mucho tiempo. Y buscarás la felicidad hasta debajo de las piedras, repi tiendo tonterías en internet, a ver si así te animas un poco, con frases de autoayuda más bobas que un chiste malo. Y se las comunicarás a los demás, cuando quien más las necesita eres tú.

Y por encima de todo: la culpa y el sentimiento de culpa. La culpa del cambio climático. La culpa de comer carne, antes por ofender a Dios y ahora por ofender a la naturaleza. La culpa de la pobreza y la culpa de la riqueza. La culpa de la violencia de los demás, a quienes no conoces, y de la que te has enterado por la prensa. La culpa de horrores históricos y bélicos cometidos hace más de quinientos años por gente a la que no comprendes ni has visto en tu vida (ni verás, obviamente). La culpa de guerras pasadas -que no has vivido jamás- y de otras en las que no combates -por el momento-, pero que nos cuentan como si nosotros las hubiéramos provocado esta misma mañana. La culpa de la inflación, del gasto público y del endeudamiento, aun cuando resulta que no se llega a fin de mes, pues, al parecer, la culpa de la subida, o bajada, de los tipos de interés es nuestra: tuya, específicamente tuya, y sólo tuya.

TIENES TRES ENEMIGOS

En este libro te vamos a invitar a una interesante conversación en la que el protagonista eres tú. Y tus objetivos. Pero hay alguien más... También están tus enemigos. Tienes tres. Los has tenido siempre. Pero en este siglo xx1 han cambiado de forma, estrategia y careta, para que no los reconozcas ni identifiques fácilmente. Sin embargo, estos enemigos son más veteranos que el oficio más antiguo del mundo, y son siempre los mismos: el miedo, la mentira y la culpa. Sin ellos, eres demasiado libre, y acaso también feliz, y eso no puede permitirse. Eso de que vivas tranqui lo es algo que urge evitar. Las redes social es están para algo más que mover dinero y publicidad por internet. Sin miedo, mentira y culpa, no hay amo que controle a sus subordinados. Y tú podrías vivir en libertad. Eso hay que impedirlo. Lo irónico del caso es que tú mismo te prestes voluntariamente a que te amarguen la vida, en lugar de apagar el ordenador, o de cerrar tus cuentas en las redes, en momentos así. Recuerda que eres lo que consumes. No esperes ser valioso mirando idioteces o leyendo necedades.

Vamos a recorrer una serie de escenarios peligrosos, llenos de engaños y trampas, de forma que puedas verlos al descubierto, tal como son. Pero desde un punto de vista inédito, nuevo, original. Como nadie te los ha contado. Y lo que es más importante: como nadie te los va a contar.

En este libro te encontrarás como recién salido de una óptica: con gafas nuevas, que te permitirán ver el mundo con nuevos ojos, y sobre todo con nuevas razones para interpretarlo mejor.

Se ha dicho, desde hace milenios, que la vista puede cegar al ser humano, es decir, que las apariencias engañan, porque lo que se ve con los ojos -con los sentidos- puede ser falso y engañoso. Aquí vamos a desenmascarar a ese tramposo que, precisamente, trata de engañarte ofreciéndote su ayuda, pero hablándote de miedos, mentiras y sentimientos de culpa. Paradójica forma de ayudar. Son los gurús del miedo, la mentira y la culpa. Los sacerdotes que limitan tu libertad y gestionan tu ignorancia emocional. 
¿O prefieres llamarla inteligencia emocional? Advierte que es el mismo timo, pero con distinto nombre.

Por eso este no es un libro de autoayuda, sino de todo lo contrario: este es un libro contra los libros de autoayuda...

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10 respuestas de Jesús G.Maestro a los primeros lectores de Una filosofía para sobrevivir en el sXXI

viernes, 15 de noviembre de 2024

LIBRO "EL MUNDO DE LAS IDEOLOGÍAS": NO LES INTERESA LA VERDAD, SINO EL PODER PARTIDISTA 👿👥

Autor de 
"El mundo de las ideologías"

José R. Ayllón (Cantabria, 1955) ha sido profesor en la Universidad de Montevideo, en la Universidad de Navarra y en dos colegios. Ha cultivado la biografía en El hombre que fue Chesterton y Sophie Scholl contra Hitler. Es autor de dos novelas históricas: Querido Bruto y Etty en los barracones. Entre sus ensayos: Qué leer cuanto antes, 10 claves de la educación, 10 ateos cambian de autobús y Desfile de modelos (finalista en el Premio Anagrama). Su breve análisis de la modernidad lleva por título "El mundo de las ideologías".
¿Por qué decidió escribir un libro sobre el mundo de las ideologías?
Al preguntar a mis alumnos si entienden el mundo en el que viven, casi todos niegan con la cabeza. Esa misma respuesta negativa se repite si pregunto a adultos de cualquier edad. Unos y otros sienten que el mundo es demasiado complicado, que su comprensión se les escapa… Y es que hoy el mundo es una cancha donde no se enfrentan dos equipos, sino una docena. Sin reglas de juego y con un mismo objetivo: el poder. Esos equipos que convierten el terreno de juego en una selva son las ideologías, pero la gente apenas las conoce, muy pocos sospechan su peligro real.

¿Cómo se define ideología?
Bastan dos palabras: filosofía revolucionaria. Hasta el siglo XVIII, las filosofías querían entender el mundo. A partir de la Ilustración francesa y su Revolución, lo que se pretende es cambiarlo a fondo y en poco tiempo: eso es técnicamente una revolución.

¿Por qué la ideología es una falsa filosofía? ¿Puede haber una ideología buena?
La filosofía es un buceo por las verdades más profundas. A la ideología no le interesa la verdad, sino el poder en cualquiera de sus formas: económico, político, militar, cultural… Las ideologías son buenas para sus promotores. Para el resto del mundo son amenazas serias, normalmente disfrazadas con piel de cordero.

¿Cuál es el origen de las ideologías?
El origen es la Ilustración francesa y su Revolución. Quieren acabar con el Antiguo Régimen y sus dos columnas: la monarquía y el cristianismo.

¿Cuáles han sido las ideologías más influyentes en la historia?
Las ideologías suman una docena, todas en mismo árbol genealógico, y todas con una enorme influencia configuradora de la sociedad. En esa foto de familia aparecen los ilustrados y revolucionarios franceses, la masonería, el positivismo, el liberalismo insolidario, el comunismo marxista, los nacionalismos violentos, el evolucionismo radical, el psicoanálisis freudiano, la ideología de género, el ecologismo radical, el globalismo, quizá el transhumanismo… En mi opinión, las más influyentes son la masonería y el comunismo.

¿Por qué la Ilustración y la Revolución fueron un punto de inflexión en la historia?
Si solo hubieran acabado con la monarquía y con la legítima autonomía de la Iglesia en Francia, las consecuencias habrían sido mínimas. Pero supieron propagar el incendio de la Revolución por toda Europa y América. Además de imponerse con bayonetas y cañones, ganaron la guerra de la propaganda, lo que hoy llamaríamos relato.

¿Hasta qué punto la masonería está detrás de las ideologías?
La masonería viene a ser el brazo ejecutor del radicalismo ilustrado francés, y se diferencia por su carácter secreto. Mientras las ideologías montan partidos políticos con los que alcanzan sus cuotas de poder, la masonería, sin tener ningún partido, se infiltra en todos, y también en la Iglesia, en los Parlamentos de los países más avanzados, en el Parlamento europeo, En Naciones Unidas. El historiador y profesor Alberto Bárcena lo explica muy bien en vídeos fáciles de encontrar en YouTube.

¿Por qué las ideologías ven en el Cristianismo su principal enemigo?
Las ideologías quieren que triunfe una visión del mundo y un tipo de sociedad materialista y atea. Su mayor obstáculo lo representa el cristianismo, principal baluarte de la concepción trascendente del hombre y de la vida. Con unos resultados incomparables, pues los cristianos han sido capaces de salvar la cultura grecolatina, de inventar la Universidad, de acabar con la esclavitud antigua, de crear los grandes estilos artísticos y sus mejores realizaciones. En resumen, han nutrido y dinamizado las sociedades más desarrolladas que conocemos.

¿Por qué no les interesa la verdad entendida como lectura correcta de la realidad?
La realidad, en casi todas sus dimensiones espaciales y temporales, no ha sido producida por el hombre. Es una gigantesca huella que apunta insistentemente a un Creador. Así lo han pensado los grandes filósofos, científicos y artistas de la historia, con unanimidad abrumadora. Copérnico, Galileo, Newton y sus colegas entendían el Universo como un libro escrito en el lenguaje de las matemáticas y de la geometría. Dado que las ideologías quieren negar a Dios, deben negar la verdad, afirmar el relativismo, desacreditar la realidad, hablar del azar…

Igualmente tampoco les interesa el Derecho Natural, que implicaría una Ley Moral Natural, y un Dios legislador.
Así es. El Derecho Natural descubre que la naturaleza humana es criterio ético y jurídico: No se debe matar, violar, robar, mentir… Se debe respetar la vida, la propiedad y la integridad de los demás… Ese descubrimiento lo hacen los griegos del siglo de Pericles: Sófocles lo expresa maravillosamente por boca de Antígona. De los griegos pasará a los filósofos estoicos, al Derecho romano y al cristianismo. A las ideologías les produce alergia la realidad natural, porque implica un Autor de sus leyes. Sartre llegará a decir que el hombre no tiene naturaleza, que es pura libertad.

¿Podríamos decir que toda ideología desemboca en un nihilismo?
Sí y no. Quienes tienen fe en las utopías que prometen las ideologías, no son nihilistas. Pero esa fe se pierde fácilmente cuando llegan los grandes problemas, porque las ideologías no ven ningún sentido al sufrimiento humano, ni a las tragedias inevitables, y menos que nada a la muerte. La expresión de ese inmenso desengaño la pone Shakespeare en boca de Macbeth: 
“La vida es un cuento que no significa nada, contado por un idiota que se agita sobre el escenario de la muerte”. Ahí está el nihilismo: Signifying nothing.

¿Cuál es el principal antídoto contra las ideologías?
Sin duda, el conocimiento histórico de su génesis y desarrollo. También es importante ser capaz de argumentar una visión más objetiva y trascendente del hombre y de su historia. En ese sentido, aunque el cristianismo es una religión, una relación del hombre con Dios, también implica una forma de entender el mundo contraria a las ideologías. 
Entre los muchos libros que ayudan a captar la riqueza del cristianismo, me permito sugerir "La perspectiva cristiana" (Julián Marías) y "¿Es razonable ser creyente?" (Alfonso Aguiló).


Fue el mejor de los tiempos y también el peor; 
la edad de la sabiduría y de la locura; 
la época de la fe y de la incredulidad; 
la era de la luz y de las tinieblas; 
la primavera de la esperanza 
y el invierno de la desesperación. 
Parecía que lo teníamos todo y no teníamos nada. 
Íbamos directamente hacia el cielo pero
 nos extraviábamos por el camino opuesto.
Charles Dickens Historia de dos ciudades


EL MUNDO DE LAS IDEOLOGÍAS
José R. Ayllón

Occidente y las ideologías 

Cuando el mundo antiguo estaba declinando, 
las viejas religiones fueron 
vencidas por la religión cristiana. 
En el siglo XVIII, las ideas cristianas cedieron 
su puesto a las ideas filosóficas. Karl Marx 

Occidente, the West, es mucho más que Londres y Florencia, que Homero y Cervantes, que la Coca-Cola y los vaqueros. Valores e instituciones comunes le con‐ vierten en un mundo con rasgos propios, diferente de los mundos chino y japonés, árabe y musulmán, indio y africano. Esos valores e instituciones son fruto de un proceso de siglos, alimentado por tres aportaciones esenciales: la razón griega, el derecho romano y la religión cristiana. 

Ese legado extraordinario será administrado, hasta finales del siglo XVIII, por los dos poderes que configuran el Antiguo Régimen: los reyes y los papas. A partir de la Revolución francesa –tal como resume Marx en la cita que abre este capítulo–, serán las ideologías quienes configuren el nuevo mundo, apareciendo en cascada con este orden: 
  • Ilustración y masonería 
  • Positivismo y nacionalismos 
  • Liberalismo y comunismo marxista 
  • Evolucionismo radical y ecologismo 
  • Psicoanálisis freudiano y revolución sexual 
  • Ideología de género y posverdad 
La novedad de este escenario es relativa. Si los griegos pasaron del mito al logos por el puente de la filosofía, sus nietos europeos han girado sobre sus talones en el siglo XVIII, han cruzado el puente en sentido contrario, y desde entonces van cayendo en los grandes mitos modernos: las ideologías. Su estudio aporta, sin duda, una perspectiva esencial en la comprensión del mundo actual. Nacieron a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, pero siguen vivas en el XXI, con muy buena salud. Todas están aquí, sumando sus esfuerzos en pos de un progreso ambivalente, que incluye ingeniería social para deconstruir la civilización en la que han nacido. Aunque suene a película, su objetivo es el asalto a Occidente. 

Triple herencia 

Decíamos que la civilización occidental se construye sobre el legado de Grecia, Roma y el cristianismo. Grecia es la razón rigurosa y la democracia, el derecho a ser protegido por la ley y el deber de cumplirla. Cuando los filósofos ingleses forjen la expresión goverment of laws, no harán sino volver a formular en su lengua el viejo ideal cívico griego. En Grecia también nació la enseñanza: un conjunto sistematizado de conocimientos que perdura, a través de la Edad Media y el Renacimiento, hasta las sociedades occidentales modernas. A ese clima cultural y político corresponde un nivel ético elevado, que propone el cultivo de las virtudes funda‐ mentales. 

Si Grecia tiene tantas legislaciones como ciudades, Roma es un enorme imperio que pudo mantener la cohesión gracias a su incomparable Derecho. El espíritu práctico de los romanos, unido a un profundo respeto por la tradición heredada, propiciaron una minuciosa recopilación de dictámenes y sentencias jurídicas. Aquel inmenso y elaboradísimo corpus, estudiado más tarde en las mejores universidades, será la base de todos los ordenamientos jurídicos occidentales modernos. Se daba así un segundo salto en la evolución cultural de la humanidad.

Griegos y romanos vislumbraron que el universo obedece a un plan, trazado sin duda por algún extraño e invisible Ser. Lo que jamás pudieron imaginar es que el misterioso Hacedor del mundo pudiera visitarlo en persona, y enseñar subido a una barca o presidiendo una comida. Dice Chesterton que “ese hecho, admitido en bloque por la civilización occidental durante casi dos milenios, es lo más asombroso que ha conocido el hombre desde que apareció sobre la faz de la Tierra”. Julián Marías expone la radical innovación del cristianismo en un breve y clarificador ensayo: La perspectiva cristiana. 

La triple alianza entre Grecia, Roma y el cristianismo pro‐ duce, entre otros frutos, el humanismo : amplísimo acervo de sabiduría vertida por escrito cuyo propósito fue, desde Ho‐ mero, el ennoblecimiento armónico del ser humano en sus principales facetas: ética, estética y espiritual. Otro de los hitos culturales de esa alianza fue la invención de la Universidad, forma superior de enseñanza y convivencia culta, con inmensas consecuencias. Un tercer fruto serán la ciencia y la técnica, que despegan a partir del siglo XVI. Otro mérito in‐ dudable es haber sentado las bases de las instituciones libres que han proporcionado a los países occidentales su predominio geopolítico. Xavier Zubiri resume así la enorme importancia de esa síntesis: 

La metafísica griega, el derecho romano y la religión de Israel (dejando de lado su origen y destino divinos) son los tres productos más gigantescos del espíritu humano. El haberlos absorbido en una unidad radical y trascendente constituye una de las manifestaciones históricas más espléndidas de las posibilidades internas del cristianismo. Sólo la ciencia moderna puede equipararse en grandeza a aquellos tres legados. 

Asalto a Occidente 

Las conquistas mencionadas surgen y se consolidan a lo largo de una extensa época que conocemos como Antiguo Régimen, lastrada también por indudables injusticias. Se trata de una sociedad rigurosamente estamental, que defiende privilegios de clase y consagra la desigualdad social, jurídica y económica; que apenas contempla la libertad política, y menos la de conciencia, pensamiento y expresión. 

En 1789, los ilustrados franceses, decididos a liquidar el viejo orden, provocarán una revolución que cambiará para bien y para mal el curso de la historia. Europa y América serán, desde entonces, las primeras tierras sembradas y mi‐ nadas, al mismo tiempo, por ideas que aspiran al poder político y al dominio cultural. 

Marx, el más grande de los ideólogos, lamenta que esa revolución ideológica haya llegado con tanto retraso, por culpa de una trayectoria filosófica dedicada desde los griegos a interpretar el mundo, no a cambiarlo. El marxismo acabará con ese estatus pasivo y se centrará en transformar la sociedad. Será –como casi todas las ideologías– una teoría para justificar una praxis revolucionaria que siempre llevará apa‐ rejado un proceso de ingeniería social. 

La Ilustración francesa tomará por bandera la lucha declarada contra la Monarquía y la Iglesia. El cristianismo, reconocido por el emperador Constantino, con estatus de religión oficial desde Teodosio, se había convertido en el alma de una Europa que se llamó Cristiandad hasta el Renacimiento. Cuando los europeos alzaban la vista, veían sobre las iglesias la misma cruz que se había levantado en el Gólgota. Esa religión era la fibra de su ser: los moldeaba desde la cuna hasta la sepultura, bajo la autoridad moral e intelectual de la Iglesia. Con esa milenaria forma de vivir y pensar quiso acabar el Siglo de las Luces, y después sus herederos intelectuales, en una larga cadena cuyos primeros eslabones serán Voltaire, Rousseau, Comte y Marx. 

Toda ideología promete un mundo feliz que nunca llega, pero la esperada utopía incrementa su popularidad y facilita su implantación. 
¿Cómo evaluar en conjunto el desarrollo del proyecto ilustrado durante dos siglos? Un sencillo esquema nos permite ver una cuenta de resultados apabullante y contradictoria. 
  • Desaparecen las monarquías absolutas y los estamentos. 
  • Surgen democracias liberales y dictaduras comunistas. 
  • Vemos igualdad ante la ley y arbitrariedad. 
  • Triunfa el liberalismo económico y la planificación estatalista. 
  • Hay parlamentarismo constitucional y farsa parlamentaria. 
  • Se multiplican y se reprimen derechos y libertades. 
  • Se sustituye una cosmovisión cristiana por otra materialista. 
  • Dos guerras mundiales arrasan Europa. 
  • Triunfan la revolución sexual y la cultura abortista. 
  • Se planifica la deconstrucción de la familia. 
  • Se extiende la posverdad. 
Relación con la verdad 

Conviene subrayar que las ideologías no buscan la verdad. Más bien intentan imponer su visión preconcebida del hombre y del mundo, siempre esquemática, materialista y utópica. Esa jibarización se aprecia con nitidez en media docena de casos: 
  • La Ilustración y el positivismo tienden a reducir la verdad a ciencia empírica, al margen de consideraciones metafísicas o religiosas. 
  • La suprema verdad de los nacionalismos es un supremacismo excluyente y violento, de corte racista. 
  • El liberalismo tiende a reducir la vida humana a libertad política y económica.
  • El marxismo afirma que el ser humano y la historia universal son producto de las relaciones económicas y la lucha de clases. Marx simplifica la realidad con ojos maniqueos que solo ven buenos y malos, explotadores y explotados, comunistas o fascistas. 
  • El psicoanálisis de Freud y el feminismo radical entienden que la gran verdad sobre el ser humano, y su meta definitiva, es una libertad sexual sin límites. 
  • Para el evolucionismo radical, el ser humano y todos los seres vivos son resultado de procesos biológicos al azar. 
Si la verdad es tan solo una palabra vacía en el discurso ideológico, una ficción útil, también lo serán algunos conceptos y valores esenciales: libertad, democracia, justicia, ética, progreso… Las ideologías emplearán esas palabras como máscaras, y también como música para marcar el paso a una ciudadanía ingenua. George Orwell y Aldous Huxley mostraron cómo el uso ideológico del lenguaje crea siempre una neolengua al servicio de la manipulación y de las distopías. En ello estamos.

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LOS DIOSES 
DE LA 
REVOLUCIÓN

Los dioses de la Revolución, obra póstuma del historiador inglés Christopher Dawson, es algo más que un libro sobre las revoluciones ilustradas, sus causas y sus consecuencias sociales, económicas o políticas. Su hilo conductor lo conforma la idea, siempre presente en la obra de Dawson, de que la religión es el germen de tod a civilización y que, en circunstancias excepcionales, aquella se expresa imperiosamente por cauces alternativos. El libro se estructura en tres capítulos que abordan, respectivamente, la génesis cultural de la Revolución francesa, los hechos centrales de la misma (con especial atención a la mentalidad y el modo de actuación de los revolucionarios) y el impacto que ésta provocó en la historia subsiguiente. La originalidad de su planteamiento, frente a la historiografía más habitual, radica en su acercamiento al proceso revolucionario Ilustrado desde la perspectiva de la expulsión del cristianismo por parte de la cultura generada por él.


En 'El fin de la inocencia' (Tusquets, Barcelona, 1997), Stephen Koch explica en qué consistía esa red de información desplegada por todo el continente europeo y EEUU, que "controlaba periódicos y emisoras de radio, dirigía compañías de cine, creaba clubes de libros, tenía revistas, patrocinaba giras de publicidad, empleaba a periodistas y encargaba libros".








Gabriel Calvo Zarraute y José Ramón Ayllón hablan sobre el mundo de las ideologías anticristianas

Ayllon Jose Ramon - El Mund... by José Alberto Almirón Rodríguez


El Fin de La Inocencia Step... by Juan Manuel López Villatoro


EL FIN DE LA INOCENCIA
Stephen Koch