EL Rincón de Yanka: noviembre 2010

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lunes, 29 de noviembre de 2010

ANUNCIO DE ADVIENTO Y LLEGASTE TÚ

ANUNCIO DE ADVIENTO

Os anuncio que comienza el Adviento.
Alzad la vista, restregaos los ojos, otead el horizonte.
Daos cuenta del momento. Aguzad el oído.
Captad los gritos y susurros, el viento, la vida...
Empezamos el Adviento,
y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, la Navidad.
Una Navidad sosegada, íntima, pacífica,
fraternal, solidaria, encarnada,
también superficial, desgarrada, violenta...;
mas siempre esposada con la esperanza.

Es Adviento esa niña esperanza
que todos llevamos, sin saber cómo, en las entrañas;
una llama temblorosa, imposible de apagar,
que atraviesa el espesor de los tiempos;
un camino de solidaridad bien recorrido;
la alegría contenida en cada trayecto;
unas huellas que no engañan;
una gestación llena de vida;
anuncio contenido de buena nueva;
una ternura que se desborda...

Estad alerta y escuchad.
Lleno de esperanza grita Isaías:
"Caminemos a la luz del Señor".
Con esperanza pregona Juan Bautista:
"Convertíos, porque ya llega el reino de Dios".
Con la esperanza de todos los pobres de Israel,
de todos los pobres del mundo,
susurra María su palabra de acogida:
"Hágase en mí según tu palabra".
Alegraos, saltad de júbilo.
Poneos vuestro mejor traje.

Perfumaos con perfumes caros. ¡Que se note!
Viene Dios. Avivad alegría, paz y esperanza.
Preparad el camino. Ya llega nuestro Salvador.
Viene Dios... y está a la puerta.
¡Despertad a la vida!


(Ulibarri, FI)





domingo, 28 de noviembre de 2010

I DOMINGO DE ADVIENTO

EL ARTE DE ATENDER Y EL PENSAMIENTO ERRÁTICO (Mt 24, 37-44)

En dos pequeñas parábolas, el texto del evangelio insiste en la actitud de la vigilancia.

En la primera de ellas, parece advertirse una intencionalidad clara: el mayor enemigo de la vigilancia es la inconsciencia, revestida de rutina y apego a lo acostumbrado (“comer, beber, casarse”).

En la segunda, la insistencia se sitúa en la importancia de “estar en vela”, porque lo que se halla en juego es nada menos que la seguridad de la “casa”, es decir, la consistencia de la propia persona.

Tanto en los sueños, como en los cuentos y en las parábolas, la casa es un símbolo arquetípico de la persona. Desde esta perspectiva, el mensaje de Jesús es una llamada a tomar conciencia de quienes somos, favoreciendo la actitud que nos permite “construirnos” –la vigilancia- y estando atentos a aquella otra que nos “rompe” o arruina –la inconsciencia-.

Podemos comprender mejor a lo que apuntan ambas actitudes si las relacionamos con la atención, entendida como la capacidad de vivir en el momento presente.

La inconsciencia es el estado habitual de quien se halla identificado con sus pensamientos, sentimientos, emociones o reacciones. En esa identificación consiste lo que llamamos ego: la creencia de que somos esos contenidos mentales y emocionales, en la ignorancia más completa de nuestra verdadera identidad.

El pensamiento ha sustituido a la conciencia y el automatismo a la comprensión.

La vigilancia, por el contrario, se refiere a la capacidad de no perdernos en la maraña de los pensamientos ni caer en la trampa de identificarnos con ellos. Requiere, por tanto, la actitud de observar todo lo que pasa por nuestra mente, tomando distancia de ello.

Gracias a esa distancia y observación, venimos a descubrir que en nosotros hay pensamientos, sentimientos, emociones, reacciones…, pero que no somos eso.

Como escribe Eckhart Tolle, cuando me hago consciente de… “que lo que yo percibo, experimento, pienso o siento no es en definitiva lo que yo soy, y que no puedo encontrarme a mí mismo en todas esas cosas que pasan continuamente…, cuando me conozco como tal [como la Conciencia, en la que van y vienen las percepciones, experiencias, sentimientos y pensamientos]lo que ocurra en mi vida ya no tendrá una importancia absoluta, sino sólo relativa” (E. TOLLE, Todos los seres vivos somos uno, Debolsillo, Barcelona 2009, p. 137).

Sin distancia, nos vemos confundidos y perdidos en nuestros pensamientos: son ellos, con sus vaivenes, los que guían nuestra vida y los que dictan nuestra felicidad o infelicidad; somos marionetas en sus manos.

No sólo eso. Sin distancia de ellos, vivimos convencidos de que somos el “yo” que nuestra mente piensa que somos; es decir, quedamos reducidos y constreñidos a una identidad puramente mental.

Cuando ponemos atención, no sólo quitamos importancia a todos nuestros contenidos mentales –sean los que sean, no son más que “objetos” en nuestra conciencia; un conjunto de pautas o patrones condicionados por nuestra historia psicológica, que se nos repiten una y otra vez-, sino que empezamos a percibir que somos más que ellos.

No somos los pensamientos, sino la Conciencia que está detrás y que es consciente de ellos. Porque no somos nunca lo observado, sino “Eso” que observa.

Así leídas, esas dos pequeñas parábolas encierran una profunda sabiduría. Todo se juega en la atención.

El maestro G. Gurdieff decía:

“La atención es la moneda más valiosa que tengo para pagar la libertad interior”.

Y tenía razón: donde pongamos la atención, estará nuestra vida (o nuestra falta de vida). La manera en que enfocamos nuestra atención es fuente de equilibrio o de desequilibrio, ya que nuestras emociones serán radicalmente diferentes.

Dicho de un modo más tajante: la serenidad no viene de vivir en unas supuestas circunstancias “ideales”, sino de la capacidad de mantener centrada la atención, aun en medio de la dificultad, en aquello que es lo más constructivo.

En ese sentido, puede afirmarse que el cuidado de la atención es el precio de nuestra libertad; no se puede ser libre, si no se es dueño de la propia atención.

Planteado desde el ángulo inverso, significa reconocer que una mente vagabunda es fuente de esclavitud y de sufrimiento, que nos mantiene a merced de sus vaivenes sin sentido: es la “inconsciencia” de que habla la primera parábola.

Los maestros espirituales han insistido siempre en la importancia decisiva de ser dueños de la propia mente, es decir, de mantener una atención constante y, así, trascender el pensamiento gracias a la práctica perseverante de la meditación.

Eso es, exactamente, meditar: aquietar los movimientos mentales, gracias a la atención a aquello que está aconteciendo aquí y ahora; de ese modo, la práctica meditativa se convierte en una forma de vida, en una forma de ser, caracterizada por vivir habitualmente en el momento presente, del que surge la percepción de nuestra identidad más honda (transpersonal), que trasciende el yo mental o psicológico.

Lo más novedoso, sin embargo, es que ahora no son sólo los maestros espirituales, sino los profesionales de la salud mental –médicos, psiquiatras y psicólogos- los que están descubriendo la potencialidad de la meditación, de cara a garantizar una buena salud psicológica, previniendo el estrés, la ansiedad, la depresión y, en general, todos aquellos trastornos relacionados con un funcionamiento exageradamente cerebral.

¿Por qué es tan eficaz la atención? Si tenemos en cuenta que “atención plena” es exactamente lo opuesto a “divagación mental”, en la que nos vemos tan frecuentemente perdidos, traídos y llevados, arrastrados en definitiva por una “mente de mono” vagabunda y errática, podremos empezar ya a intuir sus beneficios.

A falta de esa atención, no somos en absoluto dueños de nuestra persona; ni siquiera usamos nuestra mente para pensar. Lo que ocurre realmente es que, más que pensar, “somos pensados”, a veces de una manera tan compulsiva e incontrolable como agudamente dolorosa.

La mente nos tiraniza en la misma medida en que “va por libre”, es decir, siempre que no es observada. De esa mente no observada es de donde surge todo sufrimiento emocional, incluidos los funcionamientos psicológicos y mecanismos mentales autodestructivos. Basta reconocer que los pensamientos perturbadores no pueden existir si no se les presta atención, es decir, si no se alimentan desde la propia mente.

La atención sanadora empieza, pues, con la observación de la propia mente. Observarla significa que hemos empezado a poner nuestra atención en ella y que, en esa misma medida, hemos tomado distancia de su cháchara interminable.

“Atención” y “pensamiento no observado” se excluyen mutuamente. Por eso, basta atender a la mente –sin dejarse involucrar en ella-, para que el pensamiento se detenga. Ahora bien, como decía antes, para que sea tal observación, es preciso mantener en todo momento la distancia con respecto a cualquier contenido mental que pueda aparecer.

Porque no se trata de querer modificarlos o eliminarlos, sino simplemente hacerse consciente de ellos. Si no se pierde la distancia, pronto caeremos en la cuenta de dos fenómenos igualmente importantes:

1) los pensamientos van ralentizándose, hasta silenciarse por completo;
2) emerge una percepción distinta y nueva de nuestra propia identidad: de pronto, constatamos, con una sensación de gran libertad interior, que no somos nuestra mente, sino “Eso” que la observa; no somos el pensamiento, sino la Conciencia en la que aparecen; no somos el “yo mental”, sino la Presencia atemporal e ilimitada, el “Yo Soy” universal, que compartimos con todo lo que es.

De la misma manera que observamos nuestra mente y, así, llegamos a reconocer su carácter de “objeto” –como un “órgano” más- dentro de lo que somos, podemos dirigir nuestra atención directamente hacia el “yo” que creíamos ser.

Al observar cualquiera de nuestros yoes –el yo sólo existe acompañado de un adjetivo: yo asustado, airado, triste, preocupado, juzgador, violento…-, nos veremos sorprendidos por el mismo descubrimiento: ese yo al que podemos observar no constituye nuestra verdadera identidad; es sólo el actor de una película que habíamos confundido con la realidad.

Por tanto, en la medida en que nos liberemos de la mente no observada, estaremos liberándonos del ego.

De un modo y otro, gracias a la observación-atención, empezamos a entrar por el camino de la calma y la serenidad, la ecuanimidad y el gozo, la maestría en ser dueños de nuestra vida y la libertad interior, la conciencia de quienes realmente somos y la plenitud…

La conclusión no puede quedar más patente: la clave radica en ganar el dominio de nuestra atención, manteniéndonos presentes en el aquí y ahora, poniendo los medios que, gracias a una práctica perseverante, nos vayan haciendo diestros en ese arte, en el que nos jugamos nada menos que la calidad de nuestra vida y el encuentro con nuestra verdadera identidad.

Es claro, por lo demás, que la atención únicamente puede vivirse en el momento presente. Cualquier escape al pasado o proyección al futuro no es sino una claudicación a la mente errática.

Eso no significa que no se pueda programar el futuro; significa, más bien, que la programación no requiere huir del presente. Estando conscientemente aquí y ahora, atendiendo a lo que ocurre, logramos salir de la maraña del pensamiento que nos aturde, del parloteo mental interminable y agotador, y vivimos en la atención que descansa: quitamos pensamiento inútil y ponemos conciencia en nuestra vida; dejamos de percibirnos como un “yo” a merced de la mente y nos experimentamos como Conciencia ecuánime, la Presencia que –más allá de todo parloteo mental- sencillamente es. Eso es el “despertar espiritual”.

*****
Anexo:
Según estudios neurológicos, mente errática es sinónimo de infelicidad.

Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, dos especialistas del equipo de neurología de la Universidad de Harvard, han publicado, en la prestigiosa revista Science, las conclusiones de un estudio, que confirma, punto por punto, lo que los sabios nos han dicho siempre: el precio que pagamos por divagar es nada menos que la propia felicidad.

Según una reseña de este estudio, publicada en el diario El Mundo, el pasado día 11 de noviembre, Killingsworth y Gilbert afirman que “el cerebro es una especie de 'super ordenador', de funcionamiento complejo, del cual conocemos sólo una pequeña parte. Sabemos que tiene actividad consciente e inconsciente, ambas de igual importancia ya que permiten realizar acciones complejas a la vez y de forma fluida; y que es capaz de pensar en el menú de la cena mientras atendemos una llamada de trabajo, todo un logro evolutivo”.

Esta capacidad de divagación "parece ser el modo operativo por defecto del cerebro". Pero 'abusamos' de este recurso. Killingsworth y Gilbert se preguntaron si centrarse en el 'ahora mismo' y dejar a un lado el pasado y el futuro es bueno para la salud emocional.

En su estudio, analizaron los datos obtenidas a partir de 2.250 adultos representativos de las principales actividades laborales del mercado. Pero, fuera lo que fuera lo que hacía cada uno de ellos, sus mentes se dedicaban a divagar una media del 46,9% de las horas de vigilia.

Así que, "nuestra vida mental está dominada en un grado destacable por el no-presente". Cuando menos nos invaden estos pensamientos es durante la actividad sexual, el trabajo o en una conversación.

En los instantes en los que los participantes se ceñían a lo que estaban haciendo, es cuando eran más felices. Este fenómeno era cierto incluso cuando la actividad realizada no fuera especialmente entretenida e independientemente de si los pensamientos versaban sobre temas placenteros, neutros o negativos, aunque estos últimos eran los de peores consecuencias.
La conclusión a la que llegaron fue la siguiente: Divagar, 'per se', es una fuente de infelicidad. Y "el pensamiento errático es una excelente forma de predecir la infelicidad de la gente".

Enrique Martínez Lozano

sábado, 27 de noviembre de 2010

CHISTE SOBRE COMPLEMENTARIEDAD (FEMINISMOS Y MASCULISMOS SON ESTÚPIDOS)



Una pareja que está en el juzgado divorciándose discute sobre de la custodia de la hija. La mujer se levanta y le dice al juez:

- “Yo traje a esta niña al mundo con mucho dolor y sufrimiento, la custodia me debe corresponder a mí”.

El juez se dirige al marido y le dice:

- “¿Qué tiene que decir en su defensa?”

El hombre se sienta por un rato contemplando el ambiente y luego dice lentamente:

- “Sr. Juez, si usted mete una moneda en una máquina de bebidas y sale una Pepsi, … ¿de quién es la Pepsi, de la máquina o suya?”.






jueves, 25 de noviembre de 2010

MANIFESTACIÓN Y APAGÓN DE ESCAPARATES DE COMERCIANTES VECINALES DE LA CORUÑA FRENTE AL AYUNTAMIENTO

"Hay que recuperar el sentido común que es el sentido imprescindible para el bien común con visión de futuro". Yanka

El comercio no es pequeño. Es mayoritario. Es cercano. Es vecinal.



Pequeños de mente son los que nos sirven como nuestros representantes que nos tienen que representar en lo que nosotros demandemos y no ellos.

"Mientras los que gobiernan no entiendan que son nuestros servidores y no viceversa, no avanzaremos".

El comercio no es pequeño. El comercio es mayoritario. Es competitivo. Especializado. El comercio es vecinal. Este último adjetivo lo califica mejor.

Presta un servicio a la colectividad.

Además, el comercio vecinal forma parte de la comunidad vecinal y de la ciudad, contribuyen a los impuestos y generan puestos de trabajo directos e indirectos (en reformas, transportes, licencias, gestorías,etc)

Los comercios vecinales son COMPETITIVOS. Prueba de ello es que para contrarestarlos se ha formado un OLIGOPOLIO EN EL CAMPO DE LA ALIMENTACIÓN en La Coruña Galicia España, cuatro Cadenas que imponen los precios. Después de acabar con las tiendas o ultramarinos. Primero acaban con la competencia sin respetar ley de comercio y después suben y explotan los precios.

En conclusión La Coruña es una de las ciudades más caras de alimentación de España. Ya lo dijo Paco Vázquez que iba a ser un lujo vivir en La Coruña. Un lujo de caro, sólo para ricos.

Esto ha sido el resultado de una programación de hace más de quince años diseñado por el cacicazgo de Paco Vázquez. Esto es la consecuencia de una política autocrática y personalista sin la participación de la ciudadanía. Que ha querido convertir una ciudad clónica y mackdonalizada. Acabando con lo propio y autóctono de lo gallego y coruñés. Han traído arquitectos foráneos, teniendo una autóctona universidad y teniéndo una arquitéctura con estilo propio como nuestras cristaleras de la marina, nuestros bellos pombales, etc. En la diferencia y en lo propio está la diferencia y la atracción turística para conocer una ciudad.

Han dejado a las multinacionales saquear el dinero de los coruñeses para fuera, dejando sin circulante a la ciudad. Esto no pasa en Navarra ni en el pueblo vasco.

Puesto que hay más centros comerciales que en Valencia o en Sevilla.

Ya a finales de los 80, el Sr. Pedro Arias Veira hizo un profesional estudio socioeconómico sobre el exceso de implantación de suelo destinado a grandes superficies comerciales por habitante, profetizando las terribles consecuencias que esto tendría para la economía de La Coruña y de los coruñeses. Pero por desgracias para los coruñeses, los políticos no son precavidos ni cuentan con los profesionales sociales. Ellos no piensan en la ciudadanía ni en su futuro. No tienen visión ni misión social para el pueblo.

Esto ya pasó hace treinta años en el centro de París. Los comercios empezaron a desaparecer en el centro, calles oscuras, se fue llenando de vándalos, convirtiendo el gran centro en peligroso haciendo decaer las propiedades de las viviendas y de la zona llenándose de okupas. Para que después vengan las grandes firmas para volver al centro después de haber liquidado a la competencia y bajar los precios de la zona como pasó en la zona de la plaza de Lugo y en la misma plaza, atrasando la obra para que cerraran los comerciantes y así venir ellos como Zara, etc. Y eso que fue una donación de Don Eusebio Da Guarda para los trabajadores de la mar y de la tierra. Ni la plaza sigue llevando su nombre. Una vergüenza.

Y sobre el carrilbus:

No sé si a ud. le gusta vivir en un barrio que parece un estacionamiento de un aeropuerto. Le parece muy urbanístico las valizas o aletas de tiburón de las calles de su ciudad. Le parece muy atractivo para los turistas.

Las calles no le pertenece a la empresa de transporte del ayuntamiento. Las calles son de todos los ciudadanos. Y para solucionar la doble fila habrá que buscar otras alternativas más urbanísticas y más cívicas. Nadie quiere la doble fila.

Y sobre las calles peatonales. Habrá que hacer estudios sobre lo pueda ser bueno para la ciudad y para los ciudadanos.

Ya que los comercios dan luz, vida, servicio, cercanía, seguridad y revalorizan la zona y el barrio.




UN CUENTO QUE NO ES CUENTO


En una pequeña ciudad próspera de doscientos cuarenta mil habitantes que vivían del puerto y sus calles llenas de comercio propio o autóctono, iluminando sus calles y dando su servicio personalizado y confiable. Todos se conocían y se ayudaban:
El panadero le compraba al carnicero y viceversa; el peluquero le consumía al del bar y este compraba en la tienda de ultramarinos y así todos los vecinos de la ciudad. Y TODOS CONTENTOS ¡CALIDAD DE VIDA Y DE CIUDAD!

Hasta que llegaron unos centros comerciales del extranjero y todos los habitantes como locos por comprarles. Todo gracias a los dirigentes de la ciudad que hicieron que vinieran regalándoles los terrenos y descuentos especiales en la retribución impositiva.


Al cabo de unos pocos años el panadero cerró su negocio como el carnicero y el hostelero. La ciudad se llenó de multinacionales, de chinos que no pagan impuestos mientras que los nativos, sí. Pasó unos años más y las multinacionales y los chinos se fueron, y la ciudad quedó empobrecida, sus calles oscuras y tristes, los pisos de las zonas comercial se devaluaron como la ciudad. Y con poca población ya que muchos tuvieron que emigrar, como siempre en Galicia...
 


LA HISTORIA DE LOS AUTÓNOMOS

viernes, 19 de noviembre de 2010

LA SOCIEDAD CIVIL FRENTE A LA PARTITOCRACIA Y AL INSTITUCIONALISMO CORRUPTO

DE LA PARTITOCRACIA SE PASA AL FASCISMO

"Mientras los que gobiernan no entiendan que son nuestros servidores y no viceversa, no avanzaremos"
El término sociedad civil, como concepto de la ciencia política, designa a la diversidad de personas con categoría de ciudadanos que actúan generalmente de manera colectiva para tomar decisiones en el ámbito público que conciernen a todo ciudadano fuera de las estructuras gubernamentales.
La existencia de una sociedad civil diferenciada de la sociedad política es un prerrequisito para la democracia. Sin ella, no hay Estado legítimo. Para Jürgen Habermas, la sociedad civil tiene dos componentes principales: por un lado, el conjunto de instituciones que definen y defienden los derechos individuales, políticos y sociales de los ciudadanos y que propician su libre asociación, la posibilidad de defenderse de la acción estratégica del poder y del mercado y la viabilidad de la intervención ciudadana en la operación misma del sistema; por otra parte estaría el conjunto de movimientos sociales que continuamente plantean nuevos principios y valores, nuevas demandas sociales, así como vigilar la aplicación efectiva de los derechos ya otorgados. Así, la sociedad civil contiene un elemento institucional definido básicamente por la estructura de derechos de los estados de bienestar contemporáneos, y un elemento activo, transformador, constituido por los nuevos movimientos sociales.

Tradicionalmente, siguiendo el concepto de Alexis de Tocqueville, se identifica "sociedad civil" con el conjunto de organizaciones e instituciones cívicas voluntarias y sociales que fungen como mediadores entre los individuos y el Estado. Esta definición incluye, pues, tanto a las organizaciones no lucrativas u organizaciones no gubernamentales como a las asociaciones y fundaciones. El concepto decimonónico incluyó también a las universidades, colegios profesionales y comunidades religiosas.

Según Enrique Brito Velázquez, la sociedad civil es "el conjunto de ciudadanos organizados como tales para actuar en el campo de lo público en busca del bien común, sin ánimo de lucro personal ni buscar el poder político o la adhesión a un partido determinado.
La democracia tal cual la vivimos, encuentra en la noción de la sociedad civil un referente crítico: el término condensa el distanciamiento del ciudadano de cara al clientelismo político, la prepotencia burocrática y la ineficiencia estatal, con lo que la crítica a la insuficiencia de la democracia liberal hace hincapié en la falta de participación ciudadana.

Otro enfoque interesante es el que ofrece un sociólogo alemán Claus Offe (1991) quien define la sociedad como freno y cadena. Por un lado la sociedad civil frena y contrarresta las tendencias expansivas del Estado y el mercado. Como éstos no cuentan con elementos de autorrestricción, tienden a dominar y colonizar todas las relaciones sociales; se requiere por tanto una sociedad civil fuerte, que ponga límite al poder del Estado y del mercado. Pero tal autodefensa de la convivencia social frente a la expansión ilimitada de la razón instrumental, es posible sólo en la medida en que la sociedad civil no intente suplantarlos. Es decir, la sociedad civil ha de encadenarse y autolimitarse a su ámbito, sin pretender cumplir las funciones del Estado o de los partidos; visto así, fortalecer la sociedad civil significa incrementar la reflexión de la sociedad sobre sí misma, o dicho en otros términos, significa un elemento de cara a los procesos de modernización.

La única manera de regenerar la actual democracia, de superar a los partidos políticos y de derrotar el poder casi absoluto que detentan hoy los políticos profesionales en las democracias degradadas es otorgando a la Sociedad Civil el papel que le corresponde por el número de ciudadanos que congrega y por su peso específico en la sociedad.

Mientras que en los partidos políticos militan algunos cientos de miles de ciudadanos, un porcentaje minúsculo de la población, en la sociedad civil se encuadran millones de ciudadanos, el grueso de la sociedad y de sus instituciones. La paradoja hiriente e injusta es que los partidos políticos se autoadjudican toda la representatividad y acaparan todo el poder, mientras que la sociedad civil queda al margen del poder y de las decisiones, un abuso injusto, intolerable y políticamente delictivo que arruina las entrañas de la verdadera democracia, que adjudica a la sociedad civil un papel decisivo, como contrapeso del poder político.

La única manera viable de suprimir la dolorosa e injusta dictadura de partidos reinantes en las actuales falsas democracias es convirtiendo a la sociedad civil en una estructura sólida y organizada, capaz de elegir a sus propios representantes y de ejercer el papel preponderante que le corresponde en el ejercicio del poder.
Frente a una sociedad civil organizada y fuerte, los partidos políticos adquirirían su verdadera dimensión y aparecerían ante los ojos de los ciudadanos como lo que realmente son, pequeñas tribus o bandas organizadas para acaparar el poder y repartirse privilegios y ventajas que no les corresponden.

La fuerza de los partidos políticos tiene su base en la organización frente a la desorganización. Los partidos funcionan como las falanges griegas de la época clásica porque su organización y disciplina les permitía imponerse a ejércitos integrados por cientos de miles de bárbaros desorganizados. La sociedad civil, donde militan la inmensa mayoría de los ciudadanos, está tan diezmada y acosada por los partidos que no representa una fuerza bárbara y desorganizada, fácil de dominar por los pequeños y bien organizados partidos.

Por eso, conscientes de que la sociedad civil organizada es su verdadero adversario y el argumento supremo que dejaría en ridículo su monopolio de la representación y su abusivo dominio sobre la ciudadanía, los partidos políticos han puesto todo su empeño en desarticular, debilitar y ocupar la sociedad civil, a la que en ocasiones han llegado a asesinar o, por lo menos, mantener en estado de coma. Los principales baluartes de la sociedad civil, aquellos que deberían funcionar en libertad e independencia, como auténticos contrapesos del poder político, están ocupados, prostituidos y envilecidos por los partidos políticos y por el gobierno. Las universidades, los medios de comunicación, las religiones, los colegios profesionales, las cofradías, los sindicatos, las empresas, las fundaciones, las asociaciones, las instituciones financieras y otras instancias de la sociedad civil que funcionan como columnas y soportes decisivos están hoy en las manos impúdicas de los partidos políticos o del gobierno, cuyos representantes se sientan en los consejos de administración y ejercen el control a través de las subvenciones y otras maniobras.

La sociedad civil, que es el reducto natural de la ciudadanía libre e independiente, ha sido ocupada y dominada impúdicamente por la partitocracia. Ahí reside el núcleo de la degradación de las actuales democracias, convertidas, de manera más o menos obscena, en dictaduras de partidos.
(Esta democracia que vivimos ha sido falsificada, manipulada y corrompida. Las propias instituciones, federaciones o asociaciones civiles  de vecinos, de empresas, cámaras de comercios, de autónomos, etc... ya no representan a sus asociados sino comprados bajo subvenciones por sus verdaderos jefes: los  ayuntamientos o gobiernos. Ahí están incluídos muchas ongs que no cumplen con el requisito ya que reciben "ayudas" de las gobernaciones y son medios de corrupción).




La única manera de regenerar la actual democracia, de superar a los partidos políticos y de derrotar el poder casi absoluto que detentan hoy los políticos profesionales en las democracias degradadas es otorgando a la Sociedad Civil el papel que le corresponde por el número de ciudadanos que congrega y por su peso específico en la sociedad.

Mientras que en los partidos políticos militan algunos cientos de miles de ciudadanos, un porcentaje minúsculo de la población, en la sociedad civil se encuadran millones de ciudadanos, el grueso de la sociedad y de sus instituciones. La paradoja hiriente e injusta es que los partidos políticos se autoadjudican toda la representatividad y acaparan todo el poder, mientras que la sociedad civil queda al margen del poder y de las decisiones, un abuso injusto, intolerable y políticamente delictivo que arruina las entrañas de la verdadera democracia, que adjudica a la sociedad civil un papel decisivo, como contrapeso del poder político.

La única manera viable de suprimir la dolorosa e injusta dictadura de partidos reinantes en las actuales falsas democracias es convirtiendo a la sociedad civil en una estructura sólida y organizada, capaz de elegir a sus propios representantes y de ejercer el papel preponderante que le corresponde en el ejercicio del poder.
Frente a una sociedad civil organizada y fuerte, los partidos políticos adquirirían su verdadera dimensión y aparecerían ante los ojos de los ciudadanos como lo que realmente son, pequeñas tribus o bandas organizadas para acaparar el poder y repartirse privilegios y ventajas que no les corresponden.

La fuerza de los partidos políticos tiene su base en la organización frente a la desorganización. Los partidos funcionan como las falanges griegas de la época clásica porque su organización y disciplina les permitía imponerse a ejércitos integrados por cientos de miles de bárbaros desorganizados. La sociedad civil, donde militan la inmensa mayoría de los ciudadanos, está tan diezmada y acosada por los partidos que no representa una fuerza bárbara y desorganizada, fácil de dominar por los pequeños y bien organizados partidos.

Por eso, conscientes de que la sociedad civil organizada es su verdadero adversario y el argumento supremo que dejaría en ridículo su monopolio de la representación y su abusivo dominio sobre la ciudadanía, los partidos políticos han puesto todo su empeño en desarticular, debilitar y ocupar la sociedad civil, a la que en ocasiones han llegado a asesinar o, por lo menos, mantener en estado de coma. Los principales baluartes de la sociedad civil, aquellos que deberían funcionar en libertad e independencia, como auténticos contrapesos del poder político, están ocupados, prostituidos y envilecidos por los partidos políticos y por el gobierno. Las universidades, los medios de comunicación, las religiones, los colegios profesionales, las cofradías, los sindicatos, las empresas, las fundaciones, las asociaciones, las instituciones financieras y otras instancias de la sociedad civil que funcionan como columnas y soportes decisivos están hoy en las manos impúdicas de los partidos políticos o del gobierno, cuyos representantes se sientan en los consejos de administración y ejercen el control a través de las subvenciones y otras maniobras.
La sociedad civil, que es el reducto natural de la ciudadanía libre e independiente, ha sido ocupada y dominada impúdicamente por la partitocracia. Ahí reside el núcleo de la degradación de las actuales democracias, convertidas, de manera más o menos obscena, en dictaduras de partidos.

Por eso, la "Democracia Severa" debe redefinir el papel de la Sociedad Civil y atribuirle una nueva misión más agresiva y potente: controlar directamente al poder político. La idea de la Democracia Blanda" de que la sociedad civil debe servir de contrapeso al poder político no ha servido para frenar el ansia de poder y la imparable voracidad de los partidos. La Democracia Severa, al convertir a la Sociedad Civil en una fuerza organizada, capaz de derrotar a los partidos con sus propias armas (organización y representatividad, basada en el número y en los votos) ha encontrado la única fórmula de derrotar al monstruo de l partitocracia.

La Democracia Severa s una evolución natural de las democracias Blanda y Fuerte, surgida del fracaso de ambas en su misión de controlar a los partidos políticos. Los partidos han prostituido la democracia rompiendo todos los controles y cautelas que limitaban el poder político y expulsando al ciudadano de los procesos de toma de decisiones. la Democracia Severa, al organizar y estructurar a la Sociedad Civil como un poder real, relega a los partidos y les devuelve a su dimensión verdadera, la de unas corrientes o tribus, organizadas para ocupar un poder que no les corresponde ni por el número de sus militantes, ni por los méritos que exhiben.

La Sociedad Civil, dentro de la Democracia Severa, posee, como le corresponde por su fuerza y número de ciudadanos, la inmensa mayoría de la representatividad y el poder de controlar directamente a los partidos, a través de sus "Cónsules del Pueblo", representantes con poder suficiente, elegidos por sectores profesionales y demarcaciones geográficas, cuya misión es controlar directamente las instituciones, los servidores públicos y todo el aparato el poder.

De esa manera se acabará la dictadura de los pocos (partidos políticos) sobre los muchos (sociedad civil), basada únicamente en la organización de los partidos frente a la desorganización de los ciudadanos, ejerciendo así un dominio injusto y una usurpación del poder que no les corresponde ni es lícito en democracia.

VER+:

Ya estamos hartos de que los partidos solo se representen a sus propios intereses partidocráticos. No hacen las cosas que les demandamos. Se han olvidado de que nosotros somos el poder. En vez de resolver problemas las crean.  

La responsabilidad política de todos

De ahí que resulte imprescindible que todos nos movilicemos. No podemos dejar los asuntos públicos en manos sólo de unos cuantos, de unos grupos, de unos partidos. La política es una tarea imprescindible, una tarea que puede ser hecha -y algunos hacen- con mucha dignidad, aunque haya políticos que se aprovechen de su posición y de la confianza que el pueblo ha depositado en ellos. En cualquier caso, nadie puede desentenderse de su responsabilidad política. La elección de unos representantes no nos ahorra la labor política que debemos seguir haciendo.
Precisamente estamos en un momento decisivo de la historia en el que debemos decidir si queremos ser súbditos o ciudadanos. Hoy esta alternativa se presenta muy distinta a como se presentaba en el pasado. Hace cien años «súbdito» y «ciudadano» designaban dos categorías sociales muy distintas, reflejaban una grave desigualdad social, y aquel que podía deseaba acceder a la condición de ciudadano: el súbdito era el económicamente débil y socialmente marginado que deseaba abandonar su triste posición y conseguir mejores condiciones de vida, más bienestar y más protagonismo social. Hoy sigue habiendo muchos pobres, maltratados y marginados.
Pero, «súbdito» y «ciudadano» ya no designan dos categorías sociales ni tampoco a los habitantes del campo o de la ciudad, sino que señalan dos categorías morales: en muchos casos y países, lo que distingue al súbdito del ciudadano ya no son las condiciones económicas y sociales en que viven o el lugar donde viven sino su disposición moral, su capacidad de reacción política, su voluntad de tomar el destino en las propias manos para hacer algo con él...

VER+:



jueves, 18 de noviembre de 2010

HOY ES DÍA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DE CHIQUINQUIRÁ LA CHINITA







martes, 16 de noviembre de 2010

LA CORUÑA GALICIA ESPAÑA EUROPA





LA CORUÑA, CIUDAD DE LA MAR





Las galerías de La Coruña son balcones cerrados con carpintería de madera pintada de blanco y con una gran superficie de vidrio que funcionan como miraderos y que son características de las viviendas de la avenida de la Marina de La Coruña.
Las galerías son, en verdad, las fachadas posteriores de las casas. Datan del siglo XIX y tienen su origen en la aparición del mercado de vidrio plano y cortado, fabricado inicialmente en la Granja de San Ildefonso (Segovia). Llegaron primero a Ferrol para acristalar las popas de los galeones a mediados del siglo XVIII y se aprovecharon para cerrar las viviendas de Ferrol, Pontedeume, Betanzos y La Coruña. El propósito era el de permitir que entrase la luz del sol en el interior de las viviendas evitando la lluvia. También existen balcones de hierro de forja y de fundición.

En La Coruña aparecieron en el barrio de la Pescadería y estaban condicionadas por la actividad pesquera, ya que los soportales, que miraban para el mar, eran, de hecho, la parte posterior de las viviendas y todas tienen su entrada por la calle Riego de Agua o por la plaza de María Pita. Los soportales se utilizaban para guardar los botes y realizar diversas faenas relacionadas con las redes, la saladura y la venta del pescado (el mar llegaba a ellas). La calle Riego de Agua fue remodelada en 1869, y la solución de las galerías fue adoptada unánimemente con el tiempo, de manera que se pueden encontrar tendencias historicistas, racionalistas, vanguardistas, neoclásicas y, fundamentalmente, modernistas.

Curiosamente, en 1875 el arquitecto municipal elaboró un informe negativo en el que acusaba de ridículo el exceso de cristal y afirmaba que las fachadas perdían belleza y sorprendían desagradablemente a los visitantes.





domingo, 14 de noviembre de 2010

¿DE VERDAD, QUIERES LA VERDAD?: DIME LA VERDAD PERO MIÉNTEME

«A todos nos gusta más la verdad que la mentira, 
pero cuando se trata de nuestra vida, 
a menudo preferimos la mentira a la verdad, 
porque la mentira justifica nuestra mala vida, 
mientras que la verdad la desenmascara».
»Aforismos», León Tolstói

"La persona más fácil de engañar es uno mismo". E. J. Lytton


"Yo soy una parte de todo aquello que he encontrado en mi camino". Alfred Tennyson

"Quisiera ser lo que era, cuando quería ser lo que soy". Gonga

"Conocerse de verdad a uno mismo no es otra cosa que oír de Dios (y del otro) lo que Él piensa de nosotros..." San Agustín

Dime la verdad pero miénteme...

La verdad es madre de la justicia y del valor, según la mitología clásica.
Según los evangelios, son los bienaventurados, los hijos de la luz. En otras espiritualidades, son los iniciados, los buscadores, los guardianes de la palabra, los guerreros, los despertados, los tocados, los locos...

Sólo son algunos pocos, los profetas, los revolucionarios, los reveladores y los rebeladores con b, que arriesgan vivir en la verdad, con la verdad, y, todos, nosotros, los demás, nos beneficiamos, pasivamente, a vivir en el progreso de los ideales, que consiguieron, sólo ellos. Siempre ha sido así...

Gracias a los utópicos, hemos progresado...
También en el mundo de los locos, cambiará el paradigma...

El paradigma de la valentía, el paradigma social, el paradigma cultural, etc... Más que nunca, necesitamos hombres y mujeres, que bajen de la montaña, y nos despierten, nos despierten de esta vida superficial, de esta vida hipócrita, de esta vida llena de mentira, de irrealidad, de injusticia, de vacío...

Estamos ciegos, y, sabes, por qué estamos dormidos... Por el monstruoso egocentrismo egoísta, ególatra, egotista, que nos conduce a la muerte, al suicidio, a la soledad...

Rompamos las argollas de la esclavitud superficialista y del individualismo. Vivamos sencillamente la verdad y convivamos astutamente la mentira. A pesar de hablar el mismo idioma, no nos entendemos. No sabemos comunicarnos, no sabemos escucharnos... El sistema nos está separando, a pesar de tener los mejores medios de comunicación, nos estamos separando cada vez más...

¿Qué nos pasa?

Querer conocernos, aprender juntos, enfrentándonos a la amarga verdad, que termina siendo muy dulce como la miel...

¿Me entiendes, de verdad? O, me mientes...

¡Que viva Oscar Romero, el tatic Samuel Ruiz, Chico Méndes, y tantos anónimos, defensores de la verdad y de la vida.

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Entre lo que pienso,
lo que quiero decir, 
lo que creo decir,
lo que digo,
lo que quieres oír,
lo que oyes,
lo que crees entender,
lo que quieres entender,
lo que entiendes:
Existen nueve posibilidades
de no entenderse.


"Sólo la verdad os hará libres". San Juan
"Que hermosa apariencia tiene la falsedad". William Shakespeare
"Sólo los peces muertos nadan con la corriente." Malcolm Muggeridge
"La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda". Thomas Fuller
"La verdad es útil a quien la escucha, pero desventajosa a quien la dice, porque lo hace odioso". Blaise Pascal


Juan Carlos (Yanka)

"LA VERDAD ES TAN OSCURA HOY EN DÍA Y LAS MENTIRAS 
TAN BIEN ESTABLECIDAS QUE A MENOS QUE AMEMOS LA VERDAD, 
JAMÁS LA RECONOCEREMOS". BLAISE PASCAL


«Brindemos por los locos, por los inadaptados, por los rebeldes, por los alborotadores, por los que no encajan, por los que ven las cosas de una manera diferente. No les gustan las reglas y no respetan el statu-quo. Los puedes citar, no estar de acuerdo con ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Pero lo que no puedes hacer es ignorarlos. Porque cambian las cosas. Empujan adelante la raza humana. Mientras algunos los ven como locos, nosotros vemos como genios. Porque las personas que se creen tan locas como para pensar que puedan cambiar el mundo, son las que lo hacen…» – En el camino, Jack Kerouac (Estados Unidos, 1922 – 1969)
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