EL Rincón de Yanka: 2022

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sábado, 31 de diciembre de 2022

LIBRO "EL ÉXODO VENEZOLANO: entre el EXILIO y la EMIGRACIÓN" 🏃🏃🏃 y ¿CÓMO CONSEGUIR LA RESIDENCIA EN ESPAÑA SIENDO VENEZOLANO?

EL ÉXODO VENEZOLANO: 
entre el EXILIO y la EMIGRACIÓN

Hispanoamérica ha estado marcada por una larga historia migratoria. Ciudadanos de diversos países no solo han migrado al norte, sino que también en diversas crisis han buscado condiciones de vida más dignas en países hispanoamericanos.

Recientemente asistimos a un nuevo flujo migratorio latinoamericano; esta vez, protagonizado por ciudadanos venezolanos que prácticamente huyen de su país debido a la grave crisis institucional, económica, política y social que afecta a dicha nación. Se estima que siete u ocho millones de venezolanos han migrado y que el 75 % se encuentra residiendo o en tránsito en diversos países de América Latina. Como se menciona en el texto, Venezuela ha pasado de ser un país de inmigrantes a ser un país de emigrantes en muy poco tiempo.

Esta situación trae desafíos a los países en los que se asienta esta colectividad, a la comunidad internacional y a los organismos internacionales. Desafíos que comprenden o deberían comprender políticas de integración en el más amplio sentido, de manera que reduzcan los peligros de la xenofobia y la vulnerabilidad de sus derechos fundamentales.

El libro que ahora presentamos, "El éxodo venezolano: entre el exilio y la emigración", contiene artículos sobre la migración venezolana en distintos países de Hispanoamérica y España, y su objetivo es contribuir a una mejor comprensión del fenómeno migratorio venezolano y avanzar en el diseño de políticas migratorias comunes entre los países que reciben este éxodo.

La presente publicación ha sido posible gracias al aporte y compromiso de las siguientes instituciones: la OIM, Agencia de las Naciones Unidas para las Migraciones, que trabaja apoyando a los Estados miembros y a diversos sectores involucrados en el desarrollo de iniciativas y marcos de cooperación en las distintas esferas de la política migratoria internacional. En el Perú, viene trabajando de manera aunada con otras agencias de cooperación, instituciones públicas y la sociedad civil para fortalecer la generación de conocimientos en la materia.

Prólogo

Para cualquier persona, entender cómo se ha llegado en Venezuela a la situación actual no es tarea fácil. Es un ejercicio complejo incluso para quienes llevamos casi dos décadas viviendo este convulsionado proceso de cambios políticos, económicos y sociales en un clima de gran polarización y confrontación, en el que progresivamente fuimos perdiendo las libertades esenciales de una vida en democracia. 

En el viaje a lo largo de este libro: El éxodo venezolano: entre el exilio y la emigración, podemos notar el esfuerzo que han realizado los autores para poner en contexto los orígenes de esta crisis migratoria; no obstante, permítannos ofrecer en pocos párrafos algunas referencias que contribuyan a enmarcar la transición de Venezuela hacia un país de emigración.

En su memoria económica, social o política, la sociedad venezolana no había
registrado la vivencia de la emigración internacional, aquella que implica el
abandono del lugar de origen por un período de tiempo prolongado. Hasta comienzos de la década de 1980, la emigración era un fenómeno poco común porque los venezolanos consideraban que su nivel de vida futuro no estaba en riesgo. La historia contemporánea de la migración en Venezuela da cuenta de un país que se mostró atractivo para la población extranjera en ciertos períodos bien definidos, durante los cuales transitó por fases de expansión económica, asociadas a los altos ingresos provenientes de la renta petrolera, que permitieron el desarrollo de importantes proyectos de inversión y la elevación de sus índices de bienestar, en medio de cierta estabilidad democrática. En ese contexto, encontraron acogida en Venezuela, en la década de 1950, las corrientes migratorias de posguerra que provenían de países de Europa del sur; y, posteriormente, en la década de 1970, las corrientes migratorias de países latinoamericanos, algunos de ellos sometidos a regímenes autoritarios y severas crisis económicas, como bien se ha reseñado en algunos de los textos que conforman esta obra.

Durante las décadas de 1980 y 1990, Venezuela se sumerge en una severa crisis en todos los órdenes, que no solamente restringe los movimientos migratorios desde el exterior, sino que, adicionalmente, se dan procesos de retorno de los extranjeros y hay señales de un pequeño flujo migratorio de venezolanos, especialmente de personas calificadas, que también reaccionaron frente a ese contexto de recesión económica, acompañado de una profunda descomposición social y deterioro institucional. Solamente la población colombiana movilizada de sus lugares de origen a causa del conflicto bélico interno encontró en territorio venezolano alguna posibilidad de establecerse, especialmente en zonas de frontera. 

Venezuela terminó el siglo XX eligiendo democráticamente como presidente de la República al teniente coronel Hugo Chávez, quien había dirigido un intento de golpe de Estado contra el presidente Pérez en 1992. 
Lejos estaban los sectores de la sociedad venezolana que apoyaron a Chávez de imaginar las implicaciones que tendría ese voto de confianza otorgado. Las nuevas fuerzas políticas que detentan el poder, lideradas por el presidente Chávez, plantean un nuevo proyecto de país basado en lo que se ha conocido como el socialismo del siglo XXI, cuya implementación se vio favorecida por la disponibilidad de fabulosos ingresos derivados de una nueva bonanza petrolera durante la década del 2000. Este nuevo boom económico permitió el incremento del gasto público y, en general, la mejora transitoria de ciertos índices de bienestar, pero no motivaron la atracción de corrientes migratorias como en el pasado, y tampoco fueron suficientes para reducir los riesgos de emigrar al exterior, por cuanto la convivencia en el país permanecía alterada por el clima de conflictividad y los problemas relacionados con la falta de seguridad en su sentido más amplio, no solamente personal, sino también en el plano económico y jurídico.

 Este modelo del socialismo del siglo XXI se fundamentó, entre otros aspectos, en la ampliación del papel del Estado en la economía como regulador y como empresario, la aplicación de un sistema intrincado de controles de precios y de cambio, la destrucción de las capacidades productivas del sector privado, que generaron grandes desequilibrios macroeconómicos y llevaron al cuadro de hiperinflación y deterioro profundo de los niveles de bienestar que actualmente enfrenta la población venezolana. 

Esta propuesta no contó con el consenso pleno de toda la sociedad venezolana, y ello se expresó en una intensa conflictividad social y en un antagonismo político. El presidente Chávez buscaba acelerar la implantación de su modelo político y, en el 2007, le planteó al país una reforma constitucional, la cual fue rechazada; pero aun así se valió del recurso constitucional de una Ley Habilitante para aprobar la ejecución de un conjunto de decretos-leyes que incorporaban aspectos de esa reforma constitucional improbada, y así le presenta al país su primer Plan Socialista. En el 2009, el presidente Chávez propone y gana una enmienda constitucional que posibilita la reelección indefinida de todos los cargos de elección popular. Ello hizo posible su postulación para un tercer período en las elecciones presidenciales del 2012, cuyos resultados les fueron favorables a la vista de un árbitro que, sin pudor, había incorporado el ventajismo oficial en el sistema electoral. 

El "presidente" Chávez enferma y fallece sin concluir este nuevo período, pero antes designó a Nicolás Maduro como el candidato que lo sucedería para darle continuidad a su proyecto revolucionario. Ante la convocatoria a nuevos comicios, Maduro resultó elegido presidente de la República para el período 2013-2019, y así se reinicia otra etapa de inestabilidad política y de pérdida de la institucionalidad democrática, ahora en un contexto de profunda crisis económica. Esta crisis entró en su fase más severa a partir del 2015, cuando se llevan a cabo las elecciones legislativas cuyos resultados son ampliamente adversos a las fuerzas políticas del oficialismo, quienes pierden la mayoría parlamentaria y perciben amenazado su ejercicio hegemónico del poder. 

Frente a este escenario, la directiva saliente de la Asamblea Nacional decide renovar la composición del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sin cumplir con los requisitos de ley para el nombramiento de nuevos magistrados, cuya afección con el oficialismo son de conocimiento público. El nuevo TSJ entra en funcionamiento y deja sin representatividad en la Asamblea Nacional al estado Amazonas, al desconocer los resultados favorables para sectores políticos opuestos al régimen de Maduro por un supuesto fraude electoral nunca demostrado. Además, el TSJ declara en desacato a esta Asamblea Nacional, una condición no establecida en el marco jurídico; con ello, la desaloja de sus funciones contraloras del Poder Ejecutivo. 

Adicionalmente, el Consejo Nacional Electoral impidió que se realizara un referendo revocatorio del mandato del presidente Maduro, y se lanzó la convocatoria para conformar una Asamblea Constituyente en forma fraudulenta. Estas y otras medidas quebraron las bases del sistema democrático venezolano y del Estado de derecho, generándose por lo demás un clima de inseguridad jurídica que hace inviable su recuperación económica, si el país no se reinstitucionaliza. Aumentaron entonces la persecución política y la conflictividad social; se radicalizaron las medidas económicas orientadas a preservar el modelo productivo sostenido durante más de tres lustros, no obstante sus implicaciones negativas reflejadas en una gran contracción económica que está acompañada de un fuerte proceso inflacionario que ha erosionado completamente el poder adquisitivo de la población, que ha causado enormes niveles de escasez de productos básicos y de todo tipo, así como deficiencias en todos los servicios públicos; todo ello traducido en la pérdida profunda en la calidad de vida de la población. 

Este cuadro ha sido el marco para la severa crisis migratoria que está experimentando Venezuela, cuyas dimensiones empiezan a impactar en muchos países de América Latina y el Caribe, como bien se ha intentado ilustrar a través de los esfuerzos de investigación compilados en esta obra. En este tiempo, los riesgos de movilidad de la población venezolana se han intensificado porque se impone la necesidad de buscar opciones para garantizar la sobrevivencia cotidiana, y una de ellas es el desplazamiento a través de las fronteras. Autores como S. Castles o S. Gzesh, entre otros, han sugerido que los desplazamientos de personas ocasionados por proyectos de desarrollo u obligadas a escapar de la pobreza deberían categorizarse como migraciones forzadas. 1 

En nuestra opinión, esa conceptualización es válida en el caso venezolano, en el que el fracaso de un modelo de desarrollo nacional ha vulnerado la sobrevivencia de importantes sectores de la población que deben desplazarse de sus comunidades en búsqueda de alternativas para garantizar el sustento, de modo que desde el enfoque de los derechos humanos se podría sustentar el reclamo de estas personas. Este punto de vista es compartido por Wooldy Edson Louidor en su estudio sobre la migración venezolana a Colombia incluido en esta obra, cuando explícitamente reconoce que se trata de una migración forzada como la ha caracterizado, en efecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Del mismo modo, Koechlin, Vega y Solórzano, en su análisis de los venezolanos en el Perú, expresan textualmente que «asistimos a un éxodo sin precedentes, pues la emigración es casi forzada por las condiciones que van agravándose en un período prolongado» (p. 59). 

Los abordajes sobre la migración venezolana en países latinoamericanos y europeos realizados en este libro coinciden en enunciar algunas preocupaciones que igualmente compartimos. La celeridad e intensidad de la afluencia migratoria de venezolanos en los países de la región ha desbordado la capacidad de respuesta de los Estados y de las instituciones, así como de la sociedad en general. ¿Cuántos venezolanos van y vienen cruzando la frontera para satisfacer necesidades básicas?, ¿cuántos van y vienen luego de permanecer durante el tiempo permitido realizando algún trabajo que les aporte ingresos para traer a sus familias o para enviarles dinero a estas?, ¿cuántos han traspasado la frontera para permanecer en algún destino en situación regular o irregular...?, ¿los tenemos identificados? Hay dificultades con las fuentes de información, las cuales tienen limitaciones —por su naturaleza y por el uso de diferentes criterios definitorios de las migraciones— para responder a las exigencias de estadísticas oportunas y pertinentes. Asimismo, ha sido complejo para las unidades de análisis y los centros de investigación sistematizar la información disponible y generar los estudios requeridos. De allí que este libro, producto de un esfuerzo colectivo, adquiera un valor inestimable por los aportes realizados en la compilación de datos de fuentes secundarias y en el levantamiento directo de información a través de entrevistas y de la realización de grupos focales. 

En el caso concreto de Venezuela, vale decir que, con la profundización de la crisis, el Gobierno Nacional ha impedido el acceso público a las fuentes de información oficial, y las estadísticas migratorias no han escapado a esa restricción. A tales efectos, desde el 2014 se ha conformado una alianza entre las universidades Católica Andrés Bello (UCAB), Simón Bolívar (USB) y Central de Venezuela (UCV) con la finalidad de llevar adelante una Encuesta Nacional sobre las Condiciones de Vida (ENCOVI) para recabar información sobre una muestra de casi 6000 hogares que permita conocer la situación social de la población venezolana y dimensionar algunos efectos de la crisis económica sobre los niveles de bienestar.2 

Es así que en la edición de la ENCOVI 2017 se decidió incluir una sección destinada a recabar información en los hogares sobre los miembros que en los últimos cinco años (2012-2017) se fueron a vivir a otro país, así como a identificar algunas de sus características individuales. Sabemos que esta forma de aproximarse a la captación de la emigración internacional tiene deficiencias metodológicas, principalmente debido a que están excluidos los casos en los que no hay informantes porque emigraron todos los miembros del hogar. Aun así, los resultados de la ENCOVI 2017 sobre la emigración reciente desde Venezuela ha arrojado información bastante consistente en la medida que se ha comparado con otras fuentes. Las estimaciones de las Naciones Unidas reportan, en el período 2015- 2017, un incremento en el stock de nacidos en Venezuela que residen en otros países en el orden de un millón; mientras que la ENCOVI 2017, con el grado de subestimación que trae apareado, ha dado cuenta de un volumen de poco más de 800.000. 

Al día de hoy, estas cifras probablemente lucen conservadoras, porque han sido excedidas por los registros de la movilidad de la población venezolana en el curso del primer semestre de este año 2018. La ENCOVI 2017 ha corroborado los cambios recientes en el patrón emigratorio venezolano, en el que los países sudamericanos cobraron mayor importancia como destinos seleccionados debido a una mayor movilidad terrestre. Muchas aerolíneas han dejado de operar en Venezuela debido a los problemas relacionados con el control cambiario y la falta de seguridad, con ello la conectividad se ha restringido y los costos de los billetes de avión se han vuelto muy onerosos. Colombia desplazó así a los Estados Unidos como primer destino de la emigración venezolana; España quedó posicionada en el tercer lugar; y Chile, Argentina, Ecuador, Panamá, Brasil, México y Perú figuran entre los países de la región que han capitalizado en mayor medida esta afluencia migratoria. 

En cuanto a su perfil sociodemográfico, la migración reciente de venezolanos, según la ENCOVI, da cuenta de un incremento del componente masculino, que sigue habiendo preeminencia de personas con alta escolaridad, aunque se verifica claramente que la decisión de migrar ha transversalizado a los hogares de todos los estratos sociales. Igualmente, nos causa inquietud otro aspecto considerado en los textos que conforman este libro, el cual se refiere a las respuestas o no de las instituciones del Estado en términos no solo de asistencia, sino además de protección. Se reconoce en diversos casos la adopción de algunas medidas como los programas especiales de permanencia que contribuyen a la regularización de la situación migratoria de los venezolanos. 

Con ello se abren posibilidades para acceder al mercado de trabajo, a los servicios de salud y a otros beneficios; no obstante, hay fallas en la implementación de tales medidas por desinformación, deficiencias de coordinación, porque se establecen requisitos difíciles de compilar. No se vislumbra, a nuestro modo de ver, que los factores que han desencadenado esta crisis migratoria desde Venezuela vayan a cesar en un tiempo relativamente corto. El Gobierno Nacional ha sido exitoso en la desarticulación de las fuerzas disidentes mediante mecanismos de persecución, intimidación, privación de libertad y exilio de los principales dirigentes, y dichas fuerzas perdieron las bases de sustentación de la alianza que mantenían. 

Además, las medidas económicas recientemente tomadas por el "presidente" Maduro seguirán mermando las capacidades de ciertos sectores productivos, se perderán nuevos empleos, continuará el encarecimiento y la escasez de alimentos y productos de todo tipo, de modo que es poco probable que los migrantes venezolanos se planteen retornar y que la afluencia de migrantes se intensifique. 

En este sentido, será importante que se promuevan alianzas entre los jefes de Estado de la región para atender en forma conjunta la migración venezolana desde un enfoque de protección de derechos humanos y de soluciones duraderas, como bien ha aludido Louidor; compartir buenas prácticas en la generación de sistemas de estadísticas migratorias que faciliten el análisis de la movilidad territorial de la población venezolana; propiciar el aprovechamiento de la fuerza de trabajo venezolana calificada, entre otras medidas que ayuden a que los efectos de esta crisis migratoria se conviertan en oportunidades de mejora para las personas migrantes y para los países que brindan acogida. Desde el ámbito académico y de la sociedad civil, es igualmente fundamental que se establezcan alianzas para profundizar en la generación de conocimientos sobre la migración venezolana y en el seguimiento a las garantías de plena protección que deberían recibir.

Anitza Freitez

Introducción

Hemos titulado esta obra "El éxodo venezolano: entre el exilio y la emigración", en primer lugar, porque, sin duda, el actual desplazamiento de venezolanos tiene una envergadura tal a nivel numérico y de situaciones personales dramáticas como hasta ahora no se había visto en este espacio territorial. En segundo lugar, porque los venezolanos que se desplazan lo hacen por una combinación de motivos que puede explicarse precisamente con el subtítulo: «entre el exilio y la emigración». De hecho, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en sendos comunicados, del 25 de febrero de 2017 y del 14 de marzo de 2018, la denomina precisamente «migración forzada». Los recientes datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al 11 de septiembre de 2018, presentan una situación cuasi catastrófica de hambruna en Venezuela, donde prácticamente el 10 % (9,48 %) de los 39 millones está subalimentada, es decir, en situación de hambre. 
Esos 3,7 millones en situación de hambre, según las estadísticas de la FAO, entre el 2015 y el 2017, es casi cuatro veces más que entre el 2010 y el 2012.3 

La FAO, además, afirma que gran parte del hambre de la región latinoamericana se explica por el crecimiento del hambre en Venezuela dentro de la progresiva desaceleración económica en la región. En este sentido, las circunstancias de un país en descomposición, con ausencia de libertades políticas y civiles, donde dominan los abusos, los encarcelamientos sin ninguna garantía y las ejecuciones, según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos,4 están determinando que Venezuela, actualmente, sea uno de los cuatro principales países expulsores de personas a nivel mundial. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en el 2017, Venezuela ocupaba el tercer puesto, detrás de Afganistán y de Siria, en solicitantes de asilo y refugio. Y las cifras que baraja las Naciones Unidas es de 2,3 millones de emigrantes forzados en junio de 2017. 

Otras fuentes señalan hasta 4 millones (Universidad Simón Bolívar, Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), etcétera). Aunque este escenario de crisis humanitaria podría haberse vislumbrado previamente —en especial en los países limítrofes de Venezuela—, los Gobiernos de la región no tomaron precauciones ante dicha eventualidad. De ahí que, ante la situación sobrevenida, los Estados empiecen a reunirse y a discutir posibles medidas para paliar un tanto. Lo mismo pasó en la Unión Europea, cuando en el 2015 se encontró desbordada por la entrada de cientos de miles de sirios que huían de la guerra. Parece ser que, nuevamente, las instituciones internacionales y los Gobiernos implicados han quedado descolocados y responden a impulsos de las circunstancias. En este sentido, lo que ocurre con este éxodo supone un enorme desafío, no solamente para los países receptores de él, sino para el sistema iberoamericano institucional de migración en su conjunto que se ha ido organizando desde el Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, aprobado en su XVI Cumbre de Montevideo (Uruguay) en noviembre de 2006. 

Ante ello, tendrán que tomar medidas de coordinación en el espacio iberoamericano. Se observa que, en general, los países sudamericanos afectados, especialmente, quieren mantener una política de acogida y de solidaridad, pero al mismo tiempo están a expensas de las reacciones de sus respectivas opiniones públicas y de los países vecinos. Solidaridad precisamente merecida, dado que varios países latinoamericanos guardan gratitud al recibimiento que Venezuela dio a sus compatriotas en circunstancias también dramáticas en décadas pasadas, como el exilio dominicano en la época trujillista, el de las dictaduras del Cono Sur en los setenta y ochenta, la crisis económica en los países andinos y los desplazados por la guerra de más de cincuenta años sufrida por Colombia. 

Asimismo, la presión sobre los Gobiernos puede acelerarse cuando se acerquen los procesos electorales, en los que algunos partidos políticos aprovecharán para forzar la aplicación de una política restrictiva, como sucede actualmente en Brasil. Por esa razón, los hechos de discriminación y rechazo hacia los venezolanos en las poblaciones fronterizas y el estado de inquietud de la opinión pública que se detecta en algunos países respecto a esta inmigración pueden producir posturas políticas no tan solidarias como hasta ahora. Porque la opinión pública es muy sensible a la información que reciben de los medios de comunicación social. Y de ahí que la responsabilidad de estos va a ser muy importante para no provocar rechazo ni xenofobia por parte de la ciudadanía de estos países. 

Por otra parte, a los Estados receptores les implicará un esfuerzo importante para instrumentar políticas para la acogida y la integración de esta gente en un futuro próximo. Es significativo, que, al día de hoy, septiembre de 2018, en varios países, la migración venezolana cuantificada alcance los primeros puestos de inmigración. Esta necesidad sobresale en los resultados de los distintos países analizados aquí. Seguramente, cuando esta publicación salga a la luz, las cifras que se manejan en este texto sobre la emigración venezolana serán un tanto obsoletas. No obstante, consideramos que los aspectos más importantes estarán aún presentes y que la caracterización de la situación del éxodo venezolano será de gran valor tanto para el presente inmediato como para el futuro. 

Los artículos aquí presentados responden a distintas metodologías de investigación, unas centradas en el análisis de las fuentes secundarias y otras que cuentan también con estudios empíricos, por lo que presentan diversos resultados y conclusiones. A continuación, presentamos los distintos artículos que conforman el libro. El artículo «La migración forzada venezolana a Colombia (2015-2018): de una revisión documental a los esbozos de un análisis coyuntural y estructural» busca explicar, a partir del análisis del contexto, factores coyunturales y estructurales, y las características complejas de la reciente migración venezolana a Colombia. Asimismo, la investigación descansa en la revisión de una serie de documentos emitidos en respuesta a dicha migración, y como resultado se indica que los factores coyunturales frenaron la respuesta del Gobierno colombiano, y entre los factores estructurales se cuenta la falta de una visión de largo plazo que se traduce en la ausencia de un enfoque de derechos humanos para abordar la migración venezolana. 

«Migración venezolana al Perú: proyectos migratorios y respuesta del Estado» tiene como propósito analizar las razones y los proyectos de la migración venezolana hacia el Perú. Busca describir las características de esta migración, de modo que permita un acercamiento a su comprensión. Asimismo, el texto analiza el contexto venezolano como una variable que promueve la migración, identifica el posible perfil de esta migración, así como la respuesta del Estado peruano frente a este fenómeno.

«Realidades en la salud de las poblaciones migrantes: el caso de los migrantes venezolanos en el contexto colombiano» nos muestra las implicancias de la migración venezolana en el sistema de salud colombiano, en el que se afirma que este fenómeno ha impactado por dos razones: la proximidad geográfica de ambos países, que coloca a Colombia como el principal destino migratorio de venezolanos en el continente, y la necesidad de diseñar políticas públicas eficientes para responder a este flujo, toda vez que se han suscrito acuerdos internacionales para garantizar la atención en salud del migrante sin importar su estatus legal. 

Como el título lo indica, el artículo «Imigraçâo venezuelana no Brasil: perfil sociodemográfico e laboral» se centra en hacer una presentación descriptiva de las características de los inmigrantes venezolanos estudiados fundamentalmente en el estado de Roraíma, en la frontera norte con Venezuela, por donde ingresa esta migración. El texto es el resultado de una investigación empírica pionera en Brasil llevada a cabo entre julio y agosto de 2017 en la ciudad de Boa Vista por la Cátedra Sérgio Vieira de Mello, de la Universidad Federal de Roraima, en conjunto con el Observatorio de las Migraciones Internacionales (OBMigra/UnB), y con el apoyo de ACNUR y del Consejo Nacional de Inmigración (CNIg). El artículo «Del río de la Plata al Orinoco y viceversa. 

Patrones y flujos migratorios entre Argentina y Venezuela» presenta la situación de la migración venezolana desde el enfoque de las relaciones históricas entre ambos países. Para ello, aborda la legislación nacional e internacional que da cobertura a la actual presencia de venezolanos en Argentina. También se centra sobre los patrones descriptores de la antigua inmigración de origen argentino que residió en Venezuela. Describe el comportamiento de la población venezolana en Argentina, y termina por analizar el discurso de los inmigrantes venezolanos sobre cuestiones vinculadas a trayectorias migratorias y factores de atracción hacia la sociedad de acogida. «Migración venezolana hacia Chile: ¿se restringe o se facilita la migración de venezolanos hacia Chile?» realiza una caracterización detallada de la población venezolana en Chile sobre la base del análisis de las fuentes estadísticas de organismos chilenos y un análisis en torno a las medidas adoptadas en el 2018. 

Incide en el perfil sociodemográfico de esta inmigración e intenta sistematizar la información que existe sobre las medidas especiales para la migración venezolana que ha tomado el Gobierno actual. Dado que estas medidas son recientes, todavía es prematuro evaluarlas. El artículo «Un estudio sobre la inmigración actual de venezolanos en Uruguay» presenta los resultados de una investigación realizada entre el 2017 y el 2018 sobre la experiencia migratoria de los venezolanos en Uruguay, en concreto en Montevideo, principal destino de estos nuevos inmigrantes. El trabajo incide en las causas de su emigración masiva y realiza una caracterización sociodemográfica de estos migrantes. 

Asimismo, aborda el marco normativo migratorio actual uruguayo y la propuesta de políticas públicas inclusivas por parte del Estado uruguayo para los flujos migratorios que provienen de la región. El artículo «La comunidad venezolana en México: perfil, motivaciones y experiencias» busca profundizar en las razones por las cuales los venezolanos dejan su país para instalarse en México y en cuál es la respuesta del Gobierno frente a este flujo migratorio; principalmente, en lo relacionado con la salvaguarda de la protección y el respeto de sus derechos. De igual modo, se esboza un perfil que caracterizaría al migrante venezolano. 

Así, el texto nos muestra las motivaciones y expectativas para arribar a México y permanecer e integrarse en este país. El artículo «La migración venezolana reciente en la República Dominicana a la luz de las teorías contemporáneas sobre las migraciones internacionales» analiza la migración venezolana a partir de las teorías migratorias contemporáneas. Busca explicar este proceso migratorio como un fenómeno multifactorial y multidimensional; en este sentido, cada uno de los enfoques teóricos ofrece variables que en conjunto permiten comprender el fenómeno migratorio. El texto apoya su reflexión en la revisión de datos cuantitativos a partir de censos y datos estadísticos. 

El artículo «La comunidad venezolana en España. De una estrategia migratoria de reproducción social a una creciente pobreza emergente» analiza la evolución sociodemográfica de la comunidad venezolana en España y profundiza en las estrategias migratorias que determinan el proyecto, destacando el cambio del logro de la reproducción social a una creciente pobreza emergente del colectivo venezolano en España. Es fruto de una investigación empírica que la autora ha realizado para su tesis de doctorado, por lo que abarca varios años. Esto le proporciona la posibilidad de comprobar cómo ha ido cambiando esta migración acorde con los avatares de la realidad venezolana. De ahí que combina la parte teórica con los resultados empíricos. 

El artículo «Análisis comparativo y transversal de la migración venezolana en Iberoamérica» presenta aquellos temas que sobresalen a lo largo de la publicación y, que, además de ser recurrentes, permiten dar una visión global de lo que está sucediendo con esta emigración forzada. De esa manera se analizan las dificultades para establecer cifras verosímiles, las causas de la emigración, la legislación y su aplicación en los distintos países para su recepción, resaltando las dificultades importantes que surgen en las fronteras, la situación sanitaria, las cuestiones laborales y de formación, y los riesgos futuros de la aparición de actitudes de discriminación por parte de las poblaciones de los países receptores. Al final se presentan algunas recomendaciones generales y particulares que puedan servir para elaborar políticas públicas en la comunidad iberoamericana. 

Esta publicación pretende desbrozar el camino para obtener una idea aproximada, pero más rigurosa de la presencia de venezolanos en la región iberoamericana. Hay mucho debate político y especialmente noticias, muchas de ellas alarmantes, sobre los desplazamientos de los venezolanos, y nuevamente adquieren relevancia las recomendaciones para el caso de las migraciones en las fronteras en Iberoamérica (Ares y Eguren, 2017).5 

Está destinada a un público amplio, pero especialmente a los hacedores de política, entre los que caben políticos, funcionarios, académicos, investigadores, profesionales, organizaciones no gubernamentales, la Administración Pública, instituciones internacionales, instituciones privadas, etcétera. Asimismo, pretende tener una mirada amplia y abierta a nuevas interpretaciones del fenómeno migratorio venezolano desde distintas perspectivas teóricas y metodológicas. 

Esta publicación se inscribe dentro del área de Migraciones que la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, a través del Instituto de Ética y Desarrollo, investiga junto al Observatorio Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo (OBIMID), y pertenece a la colección Obimid, de la cual es el cuarto libro que publicamos, y pretende responder a una circunstancia verdaderamente dramática como es el éxodo venezolano.

Los Editores
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2 Puede encontrarse información detallada sobre el Proyecto ENCOVI.
3 FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS. (2018). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. Fomentando la resiliencia climática en aras de la seguridad alimentaria y la nutrición. Roma, Italia: FAO
5 Ares, A. y Eguren, J. (Eds.). (2017). Los movimientos migratorios en las fronteras iberoamericanas. Ciudad de Guatemala, Guatemala: Kamar.

¿Cómo conseguir la residencia 
en España siendo venezolano
Los venezolanos llevan años padeciendo una crisis económica y social sin precedentes, está guía pretende ayudar de forma sincera a cualquier venezolano que quiera establecerse en España de forma legal y ordenada.
Indice de Contenidos

Entendiendo la protección internacional y las razones humanitarias 
– ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?
El deber ser
Tipos comunes de permisos de residencia para ciudadanos venezolanos en España
Tarjeta de familiar de la UE
Estudio en España
Requisitos para obtener un permiso de residencia
Cómo solicitar un permiso de residencia
Tiempos del Proceso de un Permiso de residencia 
– ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?
Derechos y obligaciones de los titulares de un permiso de residencia
Conclusión

– ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?

Venezuela desde hace décadas padece una crisis sin precedentes, millones de venezolanos han salido del país en busca de una mejora en su calidad de vida y seguridad, siempre preguntándose ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?
Los ciudadanos venezolanos que desean vivir en España necesitan un permiso de residencia válido para poder vivir, trabajar o estudiar en el país. En este artículo, exploraremos los tipos comunes de permisos de residencia y autorización de estancia para los ciudadanos venezolanos en España y los requisitos para obtenerlos. También discutiremos la posibilidad de obtener protección internacional y por razones humanitarias.

Entendiendo la protección internacional y las razones humanitarias

– ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?

La protección internacional es un derecho fundamental que se otorga a las personas que huyen de la persecución y la violencia en su país de origen. Los solicitantes de asilo pueden recibir protección internacional si demuestran que tienen un temor fundado de ser perseguidos en su país de origen debido a su raza, religión, nacionalidad, opinión política o grupo social.
Sin embargo, el sistema de asilo en España ha experimentado cuellos de botella en los últimos años, lo que ha llevado a un retraso en el procesamiento de solicitudes de asilo. A menudo, los solicitantes de asilo tienen que esperar meses e incluso años para recibir una cita con el objeto de presentar su solicitud. Todo ello, sin contar el tiempo de respuesta a su solicitud que como sabemos, el 99% de los casos es negativa.
Es verdad que tras la denegación del Asilo, desde hace unos años el Gobierno español estuvo concediendo una autorización de residencia temporal de 1 año, es lo que se conoce como razones humanitarias. En un primer momento sin importar el tiempo que el venezolano tardaba en decidir y solicitar el asilo, a veces sin mirar si el venezolano venia de un tercer país.
En los últimos 6 meses hemos observado en el despacho que las resoluciones denegatoria de asilo han cambiado sus razonamiento estereotipados, ya no se habla de dictadura e incluso se asevera que el país se encuentra en negociación efectiva entre el Gobierno ilegitimo y la oposición interesada.

El deber ser

Realmente la protección internacional es una figura que dada su particularidad y antigüedad, ha recibido en los últimos años un uso desmesurado de personas que se ven desplazadas y que no tienen cabida dentro de la Ley 12/2009, de 30 de octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria.
En efecto, la Disposición adicional segunda de la ley 12/2009 establece: La protección temporal en caso de afluencia masiva de personas desplazadas será la prevista en el Reglamento sobre régimen de protección temporal en caso de afluencia masiva de personas desplazadas, aprobado por el Real Decreto 1325/2003, de 24 de octubre.

Esto refleja que quizás, no haya sido lo más correcto saturar un sistema vetusto y concebido para otras situaciones con la dramática situación que sufren venezolanos y seres humanos de otras partes del mundo.
Lo normal sería, que los hermanos venezolanos que buscan un respiro y una vida digna en España aplicasen a otra opción, esta es, la autorización por razones humanitarias en virtud del Artículo 126 del Reglamento 557/2011. Esta autorización se otorga a personas que no cumplen los requisitos para recibir protección internacional, pero que aún necesitan protección debido a su situación personal o humanitaria.

Lastimosamente es difícil crear consciencia colectiva ante una problemática actual en donde solo hay disponibles soluciones con instrumentos no adaptados 100% a desplazamientos de seres humanos que no necesariamente vienen de un país o zona en reconocida internacionalmente en guerra o conflicto armado.

Tipos comunes de permisos de residencia para ciudadanos venezolanos en España

Existen varios tipos de permisos de residencia disponibles para los ciudadanos venezolanos en España. Uno de ellos es el permiso de residencia no lucrativo, que permite a los titulares permanecer en España sin trabajar o realizar actividades económicas. Este permiso es adecuado para aquellos que tienen ingresos suficientes para mantenerse a sí mismos y a sus familias en España.

Es verdad que no todos los venezolanos pueden aplicar a este tipo de permiso, pero valga la información para aquellos que puedan permitírselo, ya que lastimosamente hay un grupo muy pequeño de personas que aun teniendo posibilidades económicas al tener empleos fuera de Venezuela, utilizan la condición de venezolanos para entrar en España y solicitar la vía menos onerosa como lo es la de la protección internacional.

Otro tipo de permiso de residencia es el permiso de trabajo por cuenta ajena, que permite a los titulares trabajar para una empresa española. Los solicitantes deben tener una oferta de trabajo de una empresa española y cumplir con los requisitos. Todo ello, atendiendo a la situación nacional de empleo o alas excepciones del artículo 40 de la Ley 4/2000, salvo aquellos tipos de autorizaciones en las que no se aplican dicha situación nacional de empleo proteccionista del mercado laboral español.

También existe el permiso de trabajo por cuenta propia, que permite a los titulares iniciar y administrar su propio negocio en España. Los solicitantes deben presentar un plan de negocios viable y cumplir con los requisitos de calificación específicos en su campo de trabajo. Esta realmente puede ser otra opción para aquellos venezolanos que sin tener las cuantías necesarias de la residencia no lucrativa, quieren emprender en España con una actividad modesta.

Tarjeta de familiar de la UE

Si tienes un familiar que es ciudadano de la Unión Europea y reside en España, puedes solicitar la tarjeta de familiar de la UE si cumples los requisitos para ello.
Es importante tener en cuenta que esta tarjeta solo se otorga a los familiares directos del ciudadano de la UE y no es un permiso de residencia permanente aunque su duración sea de 5 años. Actualmente también está la opción de arraigo familiar.

Estudio en España

La estancia por estudios es aún más asequible para un venezolano. Si quieres estudiar en España por un período superior a seis meses, necesitarás obtener una autorización de estancia. Ten presente que estancia no es lo mismo que residencia.
Con Estancia estarás de forma legal en España, pero el tiempo como estudiante no computa para nacionalidad y dependiendo de los estudios, es a partir de los 3 años que podrías modificar esa estancia a una residencia
Obtener una carta de aceptación de una institución educativa española o la matrícula.
Solicitar un visado de estudiante en el consulado o embajada española en Venezuela o efectuar la solicitud de estancia directamente estando en España pero dentro de los 2 primeros meses desde la entrada en España.
Es importante que presentes toda la documentación requerida, como tu pasaporte, certificado de antecedentes penales, certificado médico y prueba de fondos suficientes para mantenerte durante tu estadía. Además, el proceso puede tardar varias semanas o incluso meses, por lo que deberás planificar con anticipación.

Requisitos para obtener un permiso de residencia

Los requisitos para obtener un permiso de residencia varían según el tipo de permiso. En general, los solicitantes deben tener un pasaporte válido, no tener antecedentes penales y estar en buen estado de salud. También se requiere que los solicitantes demuestren que tienen medios suficientes para mantenerse a sí mismos y a sus familias en España.
Para el permiso de trabajo por cuenta ajena, los solicitantes deben tener un contrato de trabajo de una empresa española y cumplir con los requisitos de calificación específicos para la posición. Es cierto que se antepone la situación nacional de empleo, pero valga esta opción para aquellos venezolanos que logren entrar entre los supuestos de no aplicación del artículo 40 de la LOEX 4/2000.
Para el permiso de trabajo por cuenta propia, los solicitantes deben presentar un plan de negocios viable y cumplir con los requisitos de calificación específicos en su campo de trabajo.

Cómo solicitar un permiso de residencia

Los solicitantes deben presentar su solicitud de permiso de residencia en persona en la Oficina de Extranjería en España o en la Embajada o Consulado español en el país de origen del solicitante. Los solicitantes deben proporcionar la documentación requerida, incluidos los formularios de solicitud, su pasaporte válido, una copia de su certificado de antecedentes penales y una prueba de que pueden mantenerse a sí mismos y a sus familias en España.

Tiempos del Proceso de un Permiso de residencia

– ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?

El tiempo de procesamiento para un permiso de residencia varía según el tipo de permiso y la cantidad de solicitudes que se están procesando en ese momento. Por lo general, el tiempo de procesamiento puede tardar de unos pocos meses.
Existen tipos de autorizaciones de residencia de la Ley 14/2013 que habitualmente tardan 20 días hábiles e ser resueltos. Por ejemplo, Traslado Intraempresarial, Profesional Altamente Cualificado, Nómadas Digitales. etc.
Derechos y obligaciones de los titulares de un permiso de residencia
Los titulares de un permiso de residencia tienen derecho a trabajar y residir en España o estudiar si se trata de una autorización de estancia por estudios y a recibir atención médica y educación pública. También tienen la obligación de cumplir con las leyes y regulaciones españolas, renovar su permiso de residencia antes de que expire y no abandonar España durante más de seis meses consecutivos.

Conclusión 

– ¿Cómo conseguir la residencia en España siendo venezolano?

En resumen, los ciudadanos venezolanos que deseen vivir en España tienen varias opciones de permisos de residencia disponibles. Además de los permisos de residencia basados en el trabajo, también pueden considerar la opción de la autorización por razones humanitarias en virtud del Artículo 126 del Reglamento 557/2011.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que los requisitos y el tiempo de procesamiento varían según el tipo de permiso. Para obtener asesoramiento legal o más información sobre cómo obtener un permiso de residencia en España, no dude en ponerse en contacto con nosotros.

📌Residencia en España para Venezolanos: Mejores opciones 2020!

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Especial: Venezuela, éxodo y crisis humanitaria

@akaluisserrano ¡VOLVEREMOS! Este es un tema dedicado a todos los que se tuvieron que ir de Venezuela. Si estás en el país etiqueta a tu pana o familiar que se fue. Si te fuiste, usa esta canción con fotos de lo que quieres hacer apenas vuelvas. La letra es mia. La canción es generada con SUNO AI. #Volveremos #todoelmundoconedmundo #cancionesconIA #IA #Experimentoconia #elecciones2024 #Venezuela2024 #parati ♬ sonido original - akaluisserrano


  

El éxodo venezolano. Entre ... by GIUSEPPE IVÁN BARRETO RICALDI


viernes, 30 de diciembre de 2022

"REZA POR MÍ" por MIGUEL ÁNGEL ROBLES 🙏



REZA POR MÍ
Rezar es una forma extrema de independencia, una actividad casi contracultural, lo más punki que se puede hacer una tarde de domingo
Rezar es una conversación con los que ya no están, el recuerdo de los que te antecedieron y la oración para seguir su ejemplo. Rezar es pedir por ellos. Y también pedirles a ellos por los que estamos aquí. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de primera hora de la mañana, poco más de las seis, y el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre los hombros. Rezar es una fotografía en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu infancia. Es pasar por la Iglesia de San Pedro, de camino al colegio, y rezarle al Cristo de Burgos un Padre Nuestro para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío, y el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.

Rezar es lo que va antes del trabajo o después del trabajo, y lo que nunca lo suplanta, porque ya lo dice el refrán: a Dios rogando y con el mazo dando. Es lo único que puedes hacer cuando ya no puedes hacer más, y es la forma de comprometerse de quien no tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios). Rezar no hace milagros, o sí los hace, eso nunca lo sabremos, pero ofrece consuelo al que reza y a aquel por quien se reza. Rezar nunca es inútil, porque siempre conforta.

Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad. Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad. Rezar es resignación cuando procede, pero también arrebato y pundonor cuando toca. Es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser. Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir, como en la canción, erguido frente a todo, y es mi padre antes de morir. Rezar es fragilidad y entereza.

Rezar es curar las heridas, restañar los arañazos, superar el daño que te han hecho. Pasar página y empezar de cero. Perdonar las ofensas y también pedir perdón. Y sobre todo tener gratitud. Rezar es dar las gracias por vivir y por lo que la vida te ha dado. Es despertarse con las ilusiones renovadas. Aferrarse desesperadamente a lo inmaterial. Acordarse de lo que de verdad importa, y relativizar todo lo demás. Es establecer las prioridades, poner en orden los papeles de tu mesa, buscar la trascendencia, pensar a lo grande.

Rezar es desconectar y apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de venir. No es solo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura. Rezar es razonar, aunque parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.

Rezar es una forma extrema de independencia, una actividad casi contracultural, lo más punki que se puede hacer una tarde de domingo. Es la forma más radical de practicar “mindfullness”, tan pasada de moda que cualquier día se volverá extraordinariamente “cool”. Rezar podría computar como horas de trabajo para los empleados públicos, pero no sirve porque es una práctica “antisistema”, sin reconocimiento alguno del “establishment”. Tan políticamente incorrecta que la gente oculta que reza como esconde la tripa para la foto. Rezar es un placer oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado, y casi a escondidas, que, cuando se hace acompañado, necesita cierta oscuridad y mucha, mucha, confianza.

Rezar es desnudarse y abrir tu alma a la persona con la que rezas. Y es una declaración de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti. Rezar es tener a otros en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar solo en su memoria. Rezar, y sobre todo que recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él, y que alguien te quiera tanto como para rezar por ti. ¿Cabe mayor orgullo? ¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o un amigo que quiere que Dios te proteja, y te dé salud, y te ilumine, y te ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?

Rezar es tener fe. Tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus padres, en Dios. Rezar es la maestría de niños y abuelos. Y es un súper poder que nos predispone al bien. Rezar es creer y ser practicante de un mundo mejor.
Rezar es hoy igual que será mañana y que fue ayer y hace cinco años.
Rezar es siempre un regalo para el que lo que recibe y para el que lo da.
REZAR es vacunarse contra el pesimismo. No es el miedo, sino la superación del mie­do. No es la desesperación, sino la con­fianza. Y son los problemas en ese preci­so momento en que se empieza a salir de ellos. Re­zar es el inicio de la solución, aunque la solución no sea rezar. Es la inteligencia trabajando contra sus temores y aprendiendo de sus advertencias. Rezar es encontrar el valor, pensar con alas, ele­varse por encima de las dificultades. Es la angus­tia vencida por la determinación. La seguridad gobernando sobre la incertidumbre. Es creer cuan­do todo invita a dejar de hacerlo. Y es, por ello, nuestra experiencia a punto de expandirse.

Rezar es superarse y negarse a aceptar que la realidad no puede ser de otra forma. Es pensa­miento de utopía y voluntad de reforma. Quien reza siempre piensa a la grande y obra en lo pe­queño. Rezar es soñar el milagro imposible y lo­grar el prodigio posible. Es resiliencia tan de moda, rechazar la derrota antes del final, y asumirla se­renamente después. Rezar es renunciar a la renuncia, cuando la renuncia aún no procede, y des­cartar la protesta incluso cuando procede. Rezar es esperanza previa y consuelo postrero. Es confortarse en el pensamientode que no se pudo ha­cer más, y es siempre un desahogo del alma. Re­zar es prepararse en la mala suerte para la buena y en la buena para la mala. Es adaptarse a lo que venga, no rendirse al mal humor, no exagerar las cosas, conocerse a sí mismo y no perderse el res­peto ni la compostura.

Rezar es una actividad densa para la vida líqui­da, 'slow life' en medio del vértigo, quedarse quie­to cuando nadie aguanta más dos minutos sentado. Rezar no es una 'experience', o si lo es, pero es la única que ni se vende ni ha sido gamificada. Es el niño aprendiendo a ser adulto y el adulto recor­dando cuando era niño. Rezar es vaciar la agen­da, y perderse cosas supuestamente 'amazing' e 'inspiring' que no deberíamos perdernos, o eso nos dicen. Rezar no es 'exciting', ni 'surprising', ni 'funny', y es, por todo ello, una expresión de carác­ter en una sociedad despersonalizada. Es aisla­miento voluntario en tiempos de hiperconexión . Y un retiro que nos acerca a las personas mucho más de lo que lo hace el 'wasap'.

Rezar es el hilo invisible que nos une a los que más queremos, y es ingeniería móvil para la co­municación con la eternidad. Rezar es llamar a los que ya no pueden contestarnos de otra mane­ra. Y es una forma de sentirse unido al río de la vida y a la corriente que nos lleva a todos, los ma­yores que se van y los recién nacidos que llegan. Rezar es la inclusión social hoy más urgente, la de los abuelos con sus nietos. Es un paseo por tu geografía emocional, caminar por las calles de tu infancia, y el 'selfie' que le mandas a Dios rodeado de las personas que te importan para que se acuerde de ellas. Rezar es el humanitarismo de pedir más por las causas ajenas que por las pro­pias. Y es la contención de saber que la oración es como la alabanza. La que agrada a Dios (y a los hombres y a nuestra dignidad) es la que tú haces de los demás y los demás de ti.

Rezar es moderar el deseo, templar la impa­ciencia, poner distancia, ampliar la perspectiva y darle una oportunidad a la alegría. Es un atajo para reengancharse a la vida y a Dios. Y es querer creer, luchar contra las dudas y buscarle un sen­tido a lo que parece que no lo tiene. Tal vez rezar sea una superstición, pero, si lo es, es una ilusión inocua y probablemente benefactora, un pensa­miento positivo que nos ayuda a ir tirando, sin engañarnos con falsas promesas para esta vida. que son las peores. Rezar es prepararse para hacer lo que está bien y convencerse de que la felicidad vendrá con el deber, y nunca sucederá al revés. Es concedernos la posibilidad de ser más felices li­berándonos de la obligación de serlo. Es huir de la queja y de los tristes. Y es fijarse siempre en lo bueno de cada cosa y en lo mejor de las personas. 

Rezar es saber olvidar lo que nos hace mal y sa­ber recordar lo que nos hace bien. Es templanza en un escenario de exaltación, y es el espíritu dis­puesto a perdonar y a pedir perdón, y sobretodo a no pelearse. Rezar revela una convicción firme y un corazón blando. Rezar es acercarse y enten­derse, y es silencio y es paz. Es una plaza alboro­tada en la que de pronto todos se van y ya solo se oye el caño de una fuente. Rezar es monotonía he­terodoxa y repetición subversiva. Una reivindica­ción herética de la memoria. Es la consciencia fun­cionando de forma inconsciente y por tanto más creativa. Es el conocimiento asentado, en modo automático, y la inteligencia liberada para rela­cionar experiencias, encontrar hallazgos e inven­tar cosas nuevas. Rezar es la utilidad de lo inútil. Rezar es hoy igual que será mañana y que fue ayer y hace cinco años, cuando escribí un articu­lo como este. Rezar es siempre un regalo para el que lo recibe y para el que lo da. Es el verdadero espíritu de estas fiestas, o su magia, como se dice ahora,  y es la ilusión de reencontrarse, y de vol­ver a casa por Navidad, como los turrones. Rezar, perdónenme la frivolidad, es la expresión del buen gusto en tiempos de tardeo y copa de balón, y es hoy probablemente la forma más elegante y rebelde de celebrar estas fiestas.

Reza Por Mi (Miguel Angel Robles)