EL Rincón de Yanka: julio 2019

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miércoles, 31 de julio de 2019

¿POR QUÉ CALLA EL PAPA SOBRE VENEZUELA? 🙈🙉🙊


¿Por qué calla el Papa sobre Venezuela?, 
“No hay excusa para que el Papa siga sin criticar los asesinatos masivos del régimen venezolano”.
“¿Por qué es tan timorato el Papa sobre la crisis humanitaria de Venezuela?”

La Conferencia Episcopal de Venezuela ha emitido una declaración durísima exigiendo el fin inmediato del “gobierno ilegítimo y fallido” del dictador Nicolás Maduro. ¿Por qué entonces el papa Francisco no está diciendo nada ni remotamente parecido a eso?
Antes de hablar del hecho de que el Papa no ha denunciado abiertamente los crímenes contra la humanidad de Maduro, recordemos lo que dijeron los obispos venezolanos en su declaración del 11 de julio.
“Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo”, se lee en la declaración de los obispos. “Ese cambio exige la salida de quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo presidente”.

Además, la declaración de los obispos señala que para que esa elección sea realmente libre, se requiere como “condiciones indispensables” la conformación de un nuevo Consejo Nacional Electoral, un registro electoral actualizado y la supervisión de la comunidad internacional con funcionarios de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea.
Agregó que otra condición clave para una elección libre debe ser el “cierre de la Asamblea Nacional Constituyente”, el Congreso elegido a dedo por Maduro después de que la oposición ganara por mayoría abrumadora las elecciones legislativas del 2015.
En lugar de hacerse eco de las demandas de los obispos, el Papa hizo una declaración increíblemente anodina en su homilía del 14 de julio, pidiéndole a Dios “inspirar e iluminar a las partes” para que puedan “llegar cuanto antes a un acuerdo” para resolver la crisis venezolana.
Lejos de presionar a Maduro, la declaración del Papa parecía hecha para complacer al dictador venezolano. Maduro ha pedido a menudo un diálogo con la oposición, pero siempre ha utilizado esas conversaciones para ganar tiempo y desactivar las protestas.
¿Por qué es tan timorato el Papa sobre la crisis humanitaria de Venezuela? Hasta hace poco, uno podría haber especulado que era porque quería desempeñar un papel útil como mediador en la crisis venezolana. Pero después de varias negociaciones lideradas por el Vaticano, el Papa aprendió por las malas que Maduro no estaba negociando de buena fe.
El Papa admitió eso en una carta que envió a Maduro del 7 de febrero y que se filtró al diario italiano “Corriere della Sera”. En dicha misiva, el Sumo Pontífice escribió que todos los intentos anteriores para llegar a un acuerdo habían fracasado “porque lo que se había acordado en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para implementar los acuerdos”.
La declaración del papa Francisco el 14 de julio es aun más censurable porque se produjo después del devastador informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, sobre los asesinatos en masa en Venezuela.
El informe de la ONU citó al menos 6.856 muertes sospechosas de opositores políticos venezolanos entre enero del 2018 y mayo del 2019, la mayoría de las cuales fueron ejecuciones extrajudiciales. Como argentino, el Papa debería saber muy bien que esta cifra es mayor que ninguna registrada en otro país de la región desde los días de las dictaduras militares de Argentina y Chile en los 70.
En rigor, las cifras de la ONU sugieren que el régimen de Maduro ha matado a más opositores en los últimos 17 meses que el dictador chileno Augusto Pinochet en sus 17 años en el poder.
Después de la declaración de los obispos venezolanos y del informe de Bachelet, no hay excusa para que el Papa siga sin criticar los asesinatos masivos del régimen venezolano.

Si él todavía está esperando jugar un rol de mediador o garante, lo menos que podría hacer es hacerse eco del llamado de los obispos venezolanos y pedir elecciones libres lo antes posible, para resolver la crisis política. Pero el Papa ni siquiera está diciendo eso. ¡Debería darle vergüenza! 
–Glosado y editado–
© El Nuevo Herald. 

Distribuido por Tribune Content Agency, LLC


JAIME BAYLY REVELA CUANTO DINERO GUARDA EL PAPA FRANCISCO A MADURO


MÁS DE 1.700 MILLONES DE € EN EL BANCO DEL VATICANO (IOR) Se filtra información que asegura que Maduro, Diosdado y Gabriela tienen dinero venezolano en el Banco del Vaticano por las de 1.700 MILLONES DE EUROS: 

- Maduro: 859.000.000 € (Nºde Cuenta: 0013-15924)
- María Grabreila Chavez: 851.000.000 €
- Diosdado Cabello: 50.000.000 € 

Con razón el papa francisco No crítica al régimen de Venezuela si hay millones de Euros de por medio.

martes, 30 de julio de 2019

👉 QUÍTAME LOS SOBERBIOS EXPERTOS Y TRÁEME LAS HUMILDES EMINENCIAS




Quítame los soberbios expertos 
y tráeme las humildes eminencias

"Todo aprendizaje es un acto de humildad. 
El soberbio no puede ni aprender, 
ni perfeccionarse ni rectificarse". 

"No hay nada peor que un experto 
para evitar el progreso en un campo. 
Un experto es aquel que sabe más y más 
sobre menos y menos hasta que sabe 
absolutamente todo acerca de nada"

"Yo sé que tú sabes que yo ya sé que tú no sabes"

"La ciencia mas peligrosa es aquella 
que está restringida al dominio de los expertos". 
Richard Bach

“Un experto es alguien que te explica 
algo sencillo de forma confusa de tal manera 
que te hace pensar que la confusión sea culpa tuya”. Willaim Castle

Fernando Lázaro Carreter contaba en su excelso “El dardo en la palabra” que el portero de su casa le saludaba todos los días dirigiéndose a él como “D. Lázaro”. Aquel genio de la lengua utilizaba este ejemplo para ilustrar que al nombre de pila lo debe anteceder “Don”, mientras al apellido “Señor”, es decir, debería ser: D. Fernando o Sr. Lázaro.
Mi abuelo siempre me dijo que autocalificarse como “Don” era de soberbios y que tal reconocimiento, que no es más que una muestra de respeto, debía ser otorgada por los demás.
Desde que nuestra vida es un muestrario en el escaparate de las redes sociales, hemos optado por lucir las mejores galas y llenar nuestra tarjeta de presentación de áreas de conocimiento en las que somos expertos.

Una búsqueda rápida en LinkedIn, trasunto del Zócalo mexicano donde los profesionales publicitan sus destrezas más sobresalientes, da con casi medio millón de personas que incluyen en su presentación la palabra “experto”, así, en castellano. El catálogo es inmenso: experto en coaching, en comunicación, en seguros, en formación, en procedimientos tributarios, en eficiencias de infraestructura de red, etc. Son miles de personas que a la vez que elegían la foto con su lado bueno, optaban también, como hacía el bajito de Bogart cuando se fotografiaba junto a la espigada Bergman, por subirse al cajón de ser expertos y ganar unos centímetros.

En su sentido más popular un experto es aquel que tiene un conocimiento superior a la media en un área concreta. Cuando tenemos un problema con el coche llamamos a Paco porque es un experto en mecánica. Esther es una experta en restaurantes y nos puede recomendar dónde cenar. Laura es la experta en bolsa y nos dirá dónde invertir. Reconocemos en ellos un conocimiento del que nosotros carecemos y los buscamos para que nos ayuden. Son nuestros expertos.

En 1980 la gente ‘normal’, abogaba por la caída del Estado Soviético mientras que los ‘expertos’, capitaneados por el Director General de la CIA, Robert Gates, lo negaban. el 23 de agosto de 1989 Hungría abrió su frontera a los ciudadanos de la RDA. Todo lo que siguió fue un juego de fichas de dominó.

"No puede haber sabiduria sin humildad". 
Socrates 

"Hay tres caminos a la sabiduria: el primero es la humildad, el segundo es la humildad 
y el tercero es la humildad". 
San Agustin

¿Quién hace experto al experto? En España existen diplomas universitarios, con menos enjundia que el máster, que ofrecen el título de experto en un área muy concreta a aquellos que ya cuentan con la titulación adecuada. Es decir, un ingeniero ya titulado puede acceder a ser experto en ingeniería ferroviaria y obtener así un diploma que le facilite optar a cierto trabajo.

Pero no pretendo traer aquí a los especialistas con títulos que lo avalan, traigo a aquellos que lustran su perfil profesional con la autodenominación de expertos, sin ninguna evidencia probatoria.

Anteponerse el título de experto es sencillo y no conculca ninguna norma. Otra cosa es denominarse psicoterapeuta cuando no se dispone del título adecuado, lo que entraría en la categoría de intrusismo. Pero ¿experto en salud emocional? Sin mayor problema.

El controvertido Richard Dawkins en su libro “El gen egoísta” ilustra lo fácil que es llegar a considerarse experto. Dice lo siguiente: “Si metes a un número suficientemente grande de personas en una habitación y los pones a tirar monedas al aire, tarde o temprano alguien sacará diez caras seguidas. Si a posteriori le preguntas, no te dirá que tuvo suerte, sino que es un experto en tirar monedas”.

En la Edad Media se institucionalizaron los gremios. Estas agrupaciones de artesanos crearon un sistema de tres niveles: aprendiz, oficial y maestro, que ponía en valor de manera gradual el conocimiento adquirido. Eran los expertos alfareros, herreros, caldereros o joyeros, entre otros.

Siglos después, el psicólogo norteamericano Malcom Gladwell establecía que son necesarias 10.000 horas de práctica para ser un experto en algo. Por ejemplo, el niño que comienza a tocar el violín con 8 años tendrá que aplicarse 10.000 horas para poder ser un virtuoso de ese instrumento de cuerda. Según Gladwell, esto es aplicable a cualquier disciplina: artística, científica, cultural, etc.

Por su parte Peter Thiel, uno de esos genios de Silicon Valley con muchos ceros en su cuenta corriente, dice en su libro “Zero to one” que es necesario dedicar toda la vida a un mismo objetivo, sin desenfocar la atención. Solo así se alcanza la suficiente destreza para triunfar.

Este argumento clásico está hoy muy en entredicho. Cada vez se considera a la sobrespecialización menos ventajosa a la hora de desarrollar una carrera profesional. No parece claro que un especialista sea mejor a la hora de anticipar problemas.

En mi libro “Actitud Digital” cuento la siguiente anécdota que ocurre en los estertores de la Unión Soviética: “En 1980 el politólogo Phillipe Tetlock consideró la posible disolución de la URSS 10 años antes de que ocurriera. Durante un tiempo comenzó a hacer encuestas a dos tipos de personas: expertos en geopolítica y gente de la calle normal (fontaneros, administrativos, amas de casa, …). Lo paradójico del resultado es que la gente normal, abogaba por la caída del Estado Soviético mientras que los expertos, capitaneados por el Director General de la CIA, Robert Gates, lo negaban”.

Le recuerdo al lector que el 23 de agosto de 1989 Hungría abrió su frontera a los ciudadanos de la RDA. Todo lo que siguió fue un juego de fichas de dominó.

Tetlock de la Universidad de Pensilvania reúne esa y otras anécdotas similares en su libro “Expert political judgement: How good is it? How can we know?”. El autor deja constancia de que los analistas políticos que tanto deambulan por televisión fallan en sus predicciones con más asiduidad que la gente solo informada.

Con el fin de añadir más evidencia a la baja fiabilidad que aportan los expertos en sus predicciones, la investigadora china Wai Fong Boh encuentra que los mejores ingenieros inventores no son ni los expertos ni los generalistas, son los polímatas, aquellos con conocimientos en múltiples disciplinas. Boh propone volver a los grandes genios, a Leonardo, a Newton, a Arquímedes o a Copérnico. Aquellos con un saber diverso a la vez que interconectado que tanto hicieron por el progreso y la ciencia.

Si seguimos las enseñanzas de otra investigadora, la holandesa Beatrice Van der Heijden, deberíamos aspirar a ser competentes en diversas áreas del saber, pero siempre después de ser expertos en una de ellas. Van der Heijden afirma que después de aplicarnos las 10.000 horas que nos otorgan maestría en una actividad, tenemos por delante muchas más, 75.000, promedio de horas de trabajo en una vida laboral, para conocer otras disciplinas. Concluye su postulado aportando un término tan elocuente como simple: Flexperts. Expertos sí, pero con un foco amplio en diferentes intereses.

Parece que la llegada de la era digital ha puesto en solfa la utilidad de los expertos y ha incorporado el concepto de trabajador híbrido o, eufemísticamente, también llamado navaja suiza. Este nuevo concepto aboga por trabajadores con un conocimiento amplio en diferentes disciplinas. No se trata de ser un experto en algo específico, sino de tener una visión amplia de diferentes funciones y, en su integración, alcanzar un nivel de eficiencia superior.

Timothy O’Reilly dice en su libro “La economía WTF” que debemos centrarnos en los problemas y no en las soluciones. Que debemos alcanzar un amplio conocimiento de lo que está ocurriendo. Mejor ser experto en cambio climático que en combustibles sólidos. Todo esto en línea con el informe de la Fundación Telefónica que afirma que los jóvenes de hoy tendrán de media ocho empleos en su vida laboral, todos ellos con funciones muy diferentes.

Otra manera de constatar la caída en desgracia de los expertos pasa por analizar qué hicieron aquellos que han alcanzado metas profesionales destacables. Guy Berger, técnico de la red social LinkedIn, lo ha hecho y tras analizar a cerca de medio millón de triunfadores ha concluido que cuanto más variada es la experiencia en términos de funciones, no de sectores, mayor es el éxito profesional.
Pocas palabras se han desvirtuado tanto en los últimos años como experto (yo añadiría coaching. Pero ese sería otro artículo). Se trata de un término gratuito, al alcance de la mano de cualquiera, que fija, limpia y da esplendor a quien se lo cuelga sin pasar por caja. Ser experto hoy es un huevo huero, blanco por fuera, vacío por dentro.
Ya lo sabe, si usted quiere ser un experto, no desatienda otras zonas del saber complementarias. Por el contrario, si usted necesita un experto, pregunte mejor por una eminencia, se evitará sobresaltos y decepciones.

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lunes, 29 de julio de 2019

📗 LIBRO "CAMINO DE SERVIDUMBRE" POR FRIEDRICH A. HAYEK


Friedrich August von Hayek (1899 – 1992) nació en Viena, Austria, que en ese entonces era una de las grandes capitales intelectuales de Europa. Hayek es particularmente conocido como un defensor del liberalismo clásico y del capitalismo en contra del socialismo y el pensamiento colectivista. Fue miembro de la Escuela Austriaca de economía y escribió extensamente acerca teoría monetaria, el cálculo en una economía socialista, la teoría de los órdenes espontáneos y la teoría del derecho evolutivo. Inició su carrera como profesor universitario en la Universidad de Viena, luego en la London School of Economics y posteriormente en la Universidad de Chicago y en la Universidad de Freiburg. En 1974 obtuvo el Premio Nobel de Economía por su trabajo relacionado a "la teoría monetaria y las fluctuaciones económicas y por su profundo análisis de la interdependencia entre los fenómenos económicos, sociales e institucionales".
El libro de Hayek, "Camino de servidumbre" —en alusión a la frase de Alexis de Tocqueville “el camino a la esclavitud”— fue publicado en el Reino Unido el 10 de marzo de 1944. De inmediato generó controversia puesto que explicaba de manera sencilla y clara la relación entre la libertad individual y la planificación económica centralizada. Para Hayek, las ideas colectivistas —ya sean de izquierda o de derecha— no conducen a una utopía sino que al darle cada vez más poder al Estado para controlar la economía, inevitablemente conducen a horrores como los de la Alemania Nazi y la Italia Fascista.


"El camino a la esclavitud", por Alexis de Tocqueville... Qué más esclavitud puede tener un hombre que trabajar más horas de las que la ley demanda. Qué más esclavitud puede corromper a un hombre honesto cuando se le privan sus derechos laborales. Pero peor es aquella esclavitud que por el totalitarismo hace de un país libre, una economía que sirve para su gabinete y no para su estado. Llegar a un colectivismo representaría tener las mismas metas, ambiciones y, más importante, cómo tener todo eso si no se tienen las mismas oportunidades. La corrupción empezando por el gobierno, es un mero ejemplo de que hasta las personas con más ética pueden llegarse a corromper por el simple hecho de una sociedad en la que la riqueza se distribuye de manera desigual. 

El camino a la esclavitud, desde mi punto de vista, empieza con la educación y culmina con las oportunidades que un gobierno puede dar a esa educación. La idea de estudiar para trabajar debería ser temporal si no se cuenta con el capital necesario para emprender. Actualmente emprender conlleva libertad y genera oportunidades de posibles emprendedores a futuro.
Prólogo 
Por Carlos Rodríguez Braun 

Catedrático de Historia 
del Pensamiento Económico 
Universidad Complutense de Madrid

Siempre aprendemos de los grandes pensadores, porque aprovechamos tanto sus aciertos como sus errores. Es el caso de F.A. Hayek y de este libro que le hizo famoso más allá de la estrecha fauna de los economistas profesionales. 

En su tesis central "Camino de servidumbre" acertó plenamente en 1944 y acierta ahora: la tradición liberal cede ante el empuje del socialismo, o el intervencionismo de todos los partidos, el verdadero pensamiento único de nuestro tiempo, que a izquierdas y derechas predica la conveniencia, necesidad o urgencia de subordinar la libertad individual, la propiedad privada y los contratos voluntarios a consideraciones plausibles de carácter colectivo. También acertó Hayek en su defensa del capitalismo, que ya entonces padecía la crítica universal que le atribuye todos los males, políticos y económicos. Esa crítica anticapitalista no sólo eludía la ponderación objetiva de las alternativas socialistas, sino que, cuando las ponderaba, a menudo las elogiaba. La falta de libertad y las crisis económicas, por ejemplo, eran atribuidas, como lo son hoy, a la opresión y la viciosa y codiciosa ineficacia del capitalismo, sin que se prestara atención ni a la sanguinaria brutalidad del comunismo ni al papel que el profundo intervencionismo público en el dinero, las finanzas y los mercados cumplía en un amplio abanico de perturbaciones económicas. 

Tenía Hayek, pues, razón al refutar la tesis de que el nazismo era una consecuencia del capitalismo o una reacción del capitalismo frente a las fuerzas progresistas (cap. XII). Y también la tenía al insistir en que las causas de la crisis, el paro, la inflación y la depresión debían ser rastreadas en los sistemas públicos intervencionistas y no en el mercado libre. Sin embargo, y aunque su predicción del venturoso futuro del socialismo fue correcta, se equivocó al cabo en la forma del mismo, porque el socialismo que finalmente se impuso en el mundo no fue el planificador comunista/ fascista que retrata en este libro sino una variante democrática, diferente de la descaradamente totalitaria que bosqueja en las páginas que siguen. Es irónico asimismo que dicha variante incorpore un intervencionismo redistribuidor que el propio Hayek admite (caps. III y IX), aunque después lo haya matizado, como puede observarse en ediciones ulteriores y también en su crítica al espejismo de la justicia social en la segunda parte de Derecho, Legislación y Libertad.

Esta equivocación es, de todas maneras, matizable por dos consideraciones. En primer lugar, el comunismo dictatorial efectivamente se impuso sobre un porcentaje apreciable de la población mundial, su crisis fue sólo evidente a partir de 1989, y gozó del respaldo de políticos, intelectuales y artistas mucho tiempo después de que su carácter genocida resultara innegable. Era sumamente popular en los años treinta y cuarenta, cuando escasas voces, como la de Hayek, tuvieron el valor de hacerle frente. También era popular, por increíble que parezca, el fascismo, y Hayek recuerda que las recetas económicas de Hitler habían sido ampliamente aconsejadas en Gran Bretaña y los Estados Unidos (cap. XIII). En nuestros días puede parecer ridículo demostrar la imposibilidad teórica y práctica del buen funcionamiento de la planificación socialista, tarea en la que se empeñaron laboriosamente Hayek y Mises, pero entonces no sólo no parecía ridículo sino que economistas muy destacados plantearon la tesis contraria. Franklin Roosevelt es visto hoy como un paladín de la moderación, la libertad y el sentido común, pero en la etapa del New Deal los liberales lo tenían como lo que en realidad fue: un enemigo del capitalismo y de la economía de mercado. El antiliberalismo campeaba, pues, en todo el mundo, y el temor a que se tradujera en incursiones crecientes contra las libertades ciudadanas no era un pánico irracional e injustificado. 

Tampoco era ni es injustificada la batalla que libró Hayek en defensa de argumentos cruciales para la libertad. Pensemos por ejemplo en su crítica tocquevilliana a la restrictiva igualdad socialista y a la arriesgada ficción de concebir la libertad como enfrentada a la necesidad y no a la coerción (cap. II), o su rechazo a la extendida teoría autofágica según la cual el mercado siempre deviene monopólico (cap. IV), o a la supuesta abnegación de un Estado que impone sus criterios y fines a la gente (cap. VI); o su defensa de la propiedad privada y del mercado —que es ciego, como la justicia— en tanto que protector de los débiles (caps. VII y VIII), o de un orden internacional decimonónico, liberal y pacífico (cap. XV). También son destacables sus advertencias sobre la tensión entre seguridad y libertad (cap. IX) y sobre la degradación moral del intervencionismo (caps. X, XI, XIII y XIV). 

Probablemente lo más insatisfactorio de este libro desde la perspectiva liberal sea su debilidad a la hora de analizar la democracia intervenida, aunque sea una realidad mucho más patente y generalizada en nuestro tiempo que en 1944. Una objeción ya planteada entonces fue que Hayek identificaba intervención y planificación con totalitarismo. Contra esto se alzaron los partidarios de la combinación de socialismo y capitalismo, es decir, de la ideología que iba a resultar predominante con el paso del tiempo. Recordemos que en esos años ya se hablaba de la middle way, que fue el título de un libro que el futuro primer ministro Macmillan publicó en 1938. 

Otra vez, conviene situarse en contexto. Hoy los socialistas e incluso los comunistas apuestan en masa por el capitalismo intervenido y redistribuidor, y no por el socialismo totalmente expropiador; quieren empresas privadas y economías de mercado, reguladas pero competitivas. Esto no era en absoluto así cuando Hayek publicó "Camino de servidumbre", cuyos lectores de izquierdas probablemente habrían sido partidarios de una economía socialista de estilo soviético en un abultado porcentaje. En ese marco, proponer una Seguridad Social que no atente contra la competencia y el mercado, o que busque una red mínima de protección, que es lo que hace Hayek, no es lo mismo que proponerlo en la actualidad. 

Ahora bien, incluso con este matiz, lo cierto es que Hayek se equivocó al proponer esta vía intermedia, igual que se equivocó al creer que la democracia podría frenar la expansión estatal. Esa democracia ha llevado el gasto público al entorno del 50% de la renta nacional, algo que para el economista austriaco era incompatible con la libertad, pero también con la democracia, porque equivalía al dominio de todo el sistema a cargo del Estado (cap. V). Lo que Hayek no supo prever fue la enorme capacidad de la democracia para legitimar el poder de un Estado intervencionista y redistribuidor, un Estado que no seguiría los esquemas de Marx sino los de Mill o Keynes. Y fue Keynes, por cierto, el primero en darse cuenta de esta debilidad crucial de Hayek. Aunque los keynesianos fueron en general sumamente críticos con este libro, el propio Keynes escribió al autor en junio de 1944 y le dijo que era «un gran libro». 

La explicación de esta paradoja estriba en que el inglés detectó las concesiones del austriaco al intervencionismo. Bruce Caldwell nos dice en la Introducción que Hayek se tomó en serio este asunto, y en verdad cabe concebir su importante obra posterior de defensa del liberalismo y crítica del socialismo, desde Los fundamentos de la libertad hasta La fatal arrogancia, como una serie de intentos de superar sus contradicciones y delimitar esas concesiones. Por pequeñas y matizadas que fueran en Camino de servidumbre, ahí estaban. Y esto le permitió a Keynes hacerse fuerte en la posición ideológica prevaleciente del último siglo, la centrista, que imagina que el socialismo pleno es tan malo como el liberalismo extremo. La virtud, por tanto, está en algún lugar intermedio. En el momento en que se acepta este argumento atractivo y falaz, ya no se puede defender la libertad y sus instituciones, como la propiedad privada, en tanto que principios irrenunciables: al contrario, se transforman en valores que han de ser compatibilizados con otros de carácter social encarnados por el Estado. En otras palabras, recomendar, como hace Hayek, que el Estado redistribuya, pero poco, equivale a permitir que salga el genio intervencionista de la lámpara, y ya no habrá forma de volverlo a meter. Si encima es un genio intervencionista democrático, entonces encerrarlo de nuevo será negar la voz del pueblo, que en democracia está genuinamente representado por el poder político, ante cuya expansión no podrá plantearse argumento sólido alguno. El pueblo, como decía Bentham, no puede actuar contra sí mismo, y en democracia el pueblo expresa sus preferencias votando, y ya después los gobernantes gobiernan en pleno estado de abnegación, de consensos y de generosa extensión de los «derechos» y las «conquistas» sociales. La noción fundamental de la libertad, que es la limitación del poder, ha desaparecido. Más aún, el hecho mismo de plantearla nos convierte en sospechosos extremistas. 

La inteligencia de Keynes le permitió entrever este proceso, y por eso le anuncia a Hayek el triste destino centrista del liberalismo: si cede en sus principios, no los podrá recuperar, porque nadie escuchará sus advertencias sobre unos riesgos futuros que parecerán absurdos en una sociedad democrática que por definición no puede menoscabar injustificadamente la libertad. Y se lo dice: «En el momento en que usted admite que el extremo no es posible... está perdido según su propio argumento, porque intenta persuadirnos de que tan pronto como nos desplacemos una pulgada en la dirección de la planificación ya estamos en la senda resbaladiza que llevará finalmente al precipicio.» 

Keynes concluye que la lógica del propio Hayek no fuerza a la conclusión de que no hay que planificar ¡ni siquiera planificar menos! De lo que se trata es de conseguir que la comunidad comparta la excelente posición moral del austriaco, que se sitúe fuera de los «extremos» y ya veremos a dónde conduce este ideal socialdemocrático. 

Más de sesenta años más tarde, ya lo hemos visto: ha ido cayendo el totalitarismo socialista, y no se han impuesto los campos de concentración comunistas o fascistas, sino una democracia intervenida y onerosa hasta unos niveles que probablemente dejarían boquiabiertos tanto a Hayek como al mismo Keynes. Sin que haya habido protestas destacables, la coacción política y legislativa ha adquirido un peso en la sociedad del tenor de aquel que según los clásicos explicaría y también justificaría la revuelta popular. 

¿Qué hacer, pues, con Camino de servidumbre? Aprender, como dijimos al principio, de sus fortalezas y sus debilidades. Quizá quepa concluir que uno de sus mayores aciertos fue advertirnos contra la tentación de buscar fundamentalmente el atajo político en la lucha por la libertad. Es un atajo estéril y peligroso porque, como bien escribió Hayek en su célebre dedicatoria, ese es el mundo de los socialistas de todos los partidos.

Camino de servidumbre: 
de 1944 a hoy


Este miércoles se cumplieron 80 años de la publicación del libro Camino de servidumbre, de Friedrich A. Hayek. El libro ocupa un lugar peculiar en la extensa bibliografía del economista y filósofo vienes. Se publicó en 1944, cuando el autor tenía 45 años y era un reputado economista. No era ya el número uno de Gran Bretaña, como había sido tras su llegada a la London School of Economics, porque la “avalancha keynesiana”, como lo llamó McCormick, lo arrastró. Pero seguía siendo un economista con una obra teórica muy importante.

En esos años sus intereses empezaban a girar hacia intereses más generales. De hecho, se adentró en un proyecto titulado Abuso y declinar de la razón, que le llevó a considerar una multiplicidad de cuestiones que iban desde la psicología teórica a la epistemología, de la historia de la filosofía a la emergencia del nacionalismo y del socialismo, de la historia a los fundamentos de las ciencias sociales. Quizás por ser tan ambicioso, el proyecto quedó inconcluso.

Camino de servidumbre, y el ejemplo de Venezuela, nos deberían ayudar a abrir los ojos respecto de lo que está pasando en España en septiembre de 2024

Pero eso no supuso que sus esfuerzos fueran completamente yermos. Fruto de sus investigaciones fueron varias de las obras más destacadas de Hayek, como son los ensayos Individualismo, verdadero y falso (1946), El cientismo y el estudio de la sociedad (1941), La contrarrevolución de la ciencia (1941) Y Comte y Hegel (1951). Estos tres últimos se publicaron en un libro en 1952.

También fruto de ese esfuerzo cristalizó en Camino de servidumbre. Este libro sería la cuarta parte del proyecto Abuso y declinar de la razón, en el que trataba las ideologías contrarias a la razón y a la sociedad abierta.

Por razones que me cuesta entender, el propio Hayek rebaja la importancia de ese libro. Dijo posteriormente que era un “libro político”. Es verdad que en comparación con sus obras anteriores y posteriores, tiene un status científico menor. Siempre he dicho que era el peor de sus obras, para añadir a continuación que era muy bueno.

Pero he tenido que revisitar esta obra y la verdad es que no sólo merece crédito desde el punto de vista científico, sobre todo por su investigación sobre la planificación económica y sobre los orígenes del nacionalsocialismo, sino que aguanta el paso de los años. Las ocho décadas que han transcurrido desde septiembre de 1944 no sólo no han mellado su importancia, sino que han demostrado que incluso bajando al terreno de la sociología, si así podemos llamarlo, Hayek tenía una visión penetrante y duradera.

Es curioso que Hayek entendiera que este libro contribuyera a su descrédito como economista, arrostrado por el tsunami keynesiano. Porque sólo hay que leerlo y hacer lo mismo con otros libros más claramente “políticos” del propio Keynes, y es fácil de comprobar que, aunque los del de Cambridge fueron siempre buenos libros, no tenían la profundidad intelectual que mostraba Hayek ya en esta obra. Por cierto que Keynes mostró su admiración por este libro de su colega, como Hayek había visto a Keynes como un héroe por su libro-político Las consecuencias económicas de la paz.

Friedrich A. Hayek era un hombre conocido en los círculos académicos, pero Camino de servidumbre hizo que el hombre de la calle conociese también su apellido. Convirtió un libro de no ficción, duro de leer en algunos pasajes, en un auténtico best seller. El Reader Digest hizo una versión abreviada que fue aún más exitosa. A esta fecha, el libro ha vendido más de 2,25 millones de ejemplares, y sigue mereciendo el interés de los lectores.

La interpretación más común de ese libro es que Hayek planteó una suerte de bola de nieve siempre creciente, creada por la intervención. Si un gobierno recalaba en la planificación económica, crearía problemas que con una ideología intervencionista acabarían por llevar al gobierno a adoptar nuevas intervenciones, en un camino que sólo da pasos en un sentido, el de un creciente socialismo, pero no en el otro. Por otro lado, con una economía sometida a una planificación central, las decisiones de los ciudadanos son sustituídas por el dueño de todos los medios económicos, que es el Estado, y la democracia deviene imposible. Habría un camino inevitable de una economía de mercado a una sociedad bajo el yugo de un Estado totalitario.

Por supuesto, Hayek nunca dijo eso. Una cosa es que haya ciertas tendencias que respondan a una lógica interna, y otra que una sociedad sea víctima de automatismos como ese. Lo que sí sugirió el autor es que una democracia sólo es viable a largo plazo con una economía mayoritariamente basada en los acuerdos voluntarios.

La actuación de los políticos, aunque sea sobre una tecnología de cambio de gobierno basada en el cómputo de votos y su traslación a un parlamento, no puede alcanzar a la totalidad de los ámbitos de actuación de los ciudadanos. Tiene que haber un ámbito propio, en el que los ciudadanos decidan sobre su propiedad y estén sometidos a unas leyes. De este modo, la acción política tiene un freno en el ámbito que queda bajo el amparo de la primacía del Derecho.

En definitiva, hay una vinculación lógica entre la libertad económica y la democracia (o la libertad política) que quizás no sea automática, pero que es muy poderosa. Hoy sabemos hasta qué punto eso es así, gracias al penoso ejemplo de Venezuela. Carlos Andrés Pérez llevó a cabo el sueño de Rómulo Betancourt de nacionalizar el petróleo. CAP, como se le llamaba, gobernó sobre lo que todavía era una democracia, aunque sumida en una indecible corrupción.

Pero el hecho de que el petróleo estuviese en manos del Estado cambió los incentivos políticos. El oro negro se convertía en una golosina con la que cualquier político podría comprar votos, en un esquema que parecía no tener fin. Hugo Chávez lo tenía claro. Dio un golpe de Estado, y fracasó. Triunfó luego en las urnas, empezó a comprar votos con los ingresos del petróleo, y logró que el juego democrático fuese una farsa. La economía se despeñó por el socialismo y el autoritarismo, y hemos llegado a la perfección del modelo del socialismo del siglo XXI, en el que una tiranía se niega a reconocer una apabullante victoria electoral de la oposición, mientras el país yace en ruinas.

En un importante, juicioso y erudito artículo sobre los 80 años de Camino de servidumbre, Samuel Gregg sugiere que lo que hizo Hayek en esas páginas era actualizar el mensaje pesimista de Alexis de Tocqueville. Y hace mención del “efecto trinquete”. Esta expresión fue acuñada por el historiador Robert Higgs, y se refiere al hecho de que, en la democracia estadounidense, los aumentos en el gasto público iban en un sentido, pero no en el contrario.

Camino de servidumbre, y el ejemplo de Venezuela, nos deberían ayudar a abrir los ojos respecto de lo que está pasando en España en septiembre de 2024. No tenemos que irnos lejos. Como mucho, a una librería, real o virtual, a adquirir esta obra del economista y filósofo.

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domingo, 28 de julio de 2019

LA TEOLOGÍA DEL CUERPO: LLAMADOS A LA COMUNIÓN DESDE LA ETERNIDAD 👪


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¿Por qué hemos sido creados hombre y mujer? 
Porque desde el origen 
estamos llamados a la comunión
La Teología del cuerpo es un recopilatorio de 129 catequesis que san Juan Pablo II dedicó al tema los miércoles de los años 1979 a 1984. Constituyen un tesoro de una gran profundidad teológica sobre lo que significa ser hombre y mujer en relación el uno con el otro y con Dios. Aquí 10 preciosas citas de esta Teología del cuerpo desarrollada magistralmente por el papa polaco:
1. El hombre y la mujer son creados a imagen de Dios
El hombre, al que Dios ha creado "varón y mujer", lleva impresa en el cuerpo, "desde el principio", la imagen divina; varón y mujer constituyen como dos diversos modos del humano "ser cuerpo" en la unidad de esa imagen (2 de enero de 1980)

2. El hombre y la mujer han sido hechos el uno para el otro 
El hombre, por sí mismo, no realiza totalmente esta esencia [de ser una persona]. Sólo la realiza existiendo "con alguien", y aún más profundamente y más completamente existiendo "para alguien" (···). Una comunión de personas significa existir en un "para" recíproco, en una relación de don recíproco (9 de enero de 1980).

3. Nuestro cuerpo nos permite convertirnos en don para los demás en el amor
El cuerpo humano contiene desde "el origen" (···) la capacidad de expresar el amor: este amor en el que precisamente el hombre-persona se hace don y -por la intermediación de este don- realiza el sentido mismo de su esencia y de su existencia (16 de enero de 1980).

4. El cuerpo revela el misterio del amor de Dios para los demás
El cuerpo, y sólo él, es capaz de hacer visible lo que es invisible: lo espirituali y lo divino. Este ha sido creado para transferir a la realidad visible del mundo el misterio oculto en Dios desde la eternidad [el amor de Dios por el hombre] y ser así el signo de ello (20 de febrero de 1980).

5. El matrimonio es la revelación más antigua del plan de Dios
El matrimonio [es] la más antigua revelación (y "manifestación") de este plan en el mundo creado y la revelación y "manifestación" definitiva, la revelación por tanto del hecho de que "Cristo ha amado a la Iglesia y se ha donado a Sí mismo por ella" (Ep 5,25), confiriendo a su amor redentor un carácter y un sentido esponsal (8 de septiembre 1de 1982)

6. El matrimonio es la unión en una sola carne
El matrimonio (···) [es] sacramento en el que el hombre y la mujer, llamados a convertirse en "una solda carne", participan en el amor creador de Dios mismo. Y participan en él tanto por el hecho de que, creados a imagen de Dios, han sido llamados en virtud de esta imagen a una particular unión (communio personarum), como porque esta unión ha sido bendecida desde el principio con la bendición de la fecundidad (15 de diciembre de 1982).

7. El marido es sobre todo, el que ama y la mujer, en cambio, la que es amada. 
Se podría incluso arriesgar la idea de que la "sumisión" de la mujer al marido, entendida en el contexto de todo el pasaje (5, 22-23) de la Carta a los Efesios, significaba, sobre todo, "experimentar el amor". Tanto más cuanto que esta "sumisión" se refiere a la imagen de la sumisión de la Iglesia a Cristo, que consiste ciertamente en experimentar su amor (1 de septiembre de 1982).

8. La vocación al matrimonio requiere comprender la Teología del cuerpo
Los que buscan cumplir su vocación humana y cristiana en el matrimonio están llamados ante todo a hacer de esta "Teología del cuerpo" cuyo "origen" encontramos en los primeros capítulos del libro del Génesis, el contenido de su vida y de su comportamiento. En efecto, ¡cuán indispensable es en el camino de esta vocación la conciencia profunda del significado del cuerpo en su masculinidad y en su feminidad! ¡Cuán necesaria es una conciencia precisa del significado esponsal del cuerpo, de su significado procreador! (2 de abril de 1980)

9. La sexualidad humana es un don de sí en el matrimonio y la aptitud para procrear
Porque al mismo tiempo "el acto conyugal une profundamente a los esposos (···) y "los hace aptos para la generación de nuevas vidas" y que lo uno y lo otro se da "en razón de su estructura íntima", resulta que la persona humana "debe" (por necesidad propia de la razón) considerar al mismo tiempo los "dos significados del acto conyugal" y también "el vínculo indisoluble entre los dos sentidos del acto conyugal". Aquí se trata sólo de leer en la verdad el "lenguaje del cuerpo" (11 de julio de 1984).

10. Cristo es el modelo de matrimonio cristiano
Cristo manifiesta el amor con el que Él ha amado [a la Iglesia] "dándose por ella". Este amor es una imagen y sobre todo un modelo del amor que el marido debe manifestar a su mujer en el matrimonio, cuando ambos se someten uno al otro "en el temor de Cristo" (25 de agosto de 1982)





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1. La vocación al amor y la unidad original entre el hombre y la mujer

Jesús, de manera contundente le dice a los fariseos: «¿No han leído que el Creador, desde el principio, los hizo hombre y mujer, y que dijo: “los dos se harán una sola carne”? Pues bien, lo que Dios unió no lo separará el hombre» (Mt 19, 4-6). Para comprender esto necesitamos seguir el eco de nuestro hombre histórico manchado por el pecado y llegar hasta el mundo (quizá difícil de imaginar) donde el hombre existía sin culpa. Ahí descubrimos el sentido de la soledad original, la unidad original y la desnudez original, conceptos propuestos por san Juan Pablo II.

En el principio Dios inscribió en nuestra humanidad la vocación al amor y a la comunión. El amor es por tanto nuestra vocación fundamental e innata. Por tal motivo, la salvación de nuestra sociedad está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad que exista en fidelidad entre el hombre y la mujer.

«El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente» (Redenmtor Hominis nº 10).


2. La purificación del corazón
Lo que experimentamos ahora (después del pecado) es de alguna manera, lo opuesto a esa imagen y semejanza de Dios. El hombre y la mujer, en unión al amor de Dios, recrearían el misterio de la creación (procreación). Antes del pecado, este era el verdadero sentido del deseo sexual: amar como ama Dios, la entrega total al otro; una entrega que da fruto. Al estar manchados por el pecado, es necesario volver a comenzar a vivir de acuerdo a la verdad de nuestro cuerpo a través de un camino concreto: la Cruz. Esto significa purificarse. Cristo, el nuevo Adán, nos enseña a vivir esta experiencia. Es con su luz que podemos aprender a amar siguiendo el modelo de aquella mujer cuyo fiat encontró la plenitud en su sufrimiento a los pies de la cruz.

3. La resurrección de la carne
«»Cristo nos dijo que el hombre y la mujer no resucitarán en matrimonio» (Mt 22, 30). ¿Contradice esto al significado nupcial del cuerpo? Por supuesto que no, ya que las palabras de Cristo apuntan a comprender que precisamente en la resurrección descubriremos el objetivo de nuestra creación: encontrarnos cara a cara con el misterio del amor, Dios mismo» (San Juan Pablo II. Audiencia General 9/12/1981).

4. El celibato cristiano
«Hay hombres que a sí mismos se han hecho tales por amor al Reino de los Cielos. El que pueda entender, que entienda» (Mt. 19, 11-12). La continencia de nuestros deseos y pasiones debe estar animada por la voz que viene desde lo alto. Por tal motivo, los que están llamados a hacer una opción por el Reino a través del celibato, comprenden que éste es el vehículo que les permite llegar a conformar un vínculo con Cristo y el Padre hasta encontrar su realización en la vocación al amor. Si elegimos conscientemente esta manera de vivir nuestra realidad corpórea, estaríamos eligiendo, en cierto modo, nuestra participación especial en el misterio de la redención, encontrando también semejanza en la forma de vivir Cristo.

5. El sacramento del matrimonio
San Juan Pablo II nos recordó que el matrimonio es el sacramento primordial, ya que precisamente su condición sacramental lo hace signo visible de una realidad invisible que se verá consumada: «Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne» (Ef 3, 31-32).
Un sacramento es un misterio, un signo visible y eficaz de la gracia. En el matrimonio este sentido sacramental se encuentra en dos puntos importantes: el primero es el de los votos matrimoniales y el segundo es el de la relación sexual conyugal, porque solo de este modo es posible evidenciar el verdadero significado de las palabras: “te tomo como mi esposa (o mi esposo)”. Así pues, la sexualidad es la manera en la que el hombre y la mujer encuentran lo divino en el mundo natural.
«El compromiso que hacen los esposos en el altar, de amarse totalmente, fielmente y abiertos a la vida (indisolubilidad, fidelidad y apertura a los hijos) se expresan cuando se hacen una sola carne. Si los esposos son fieles a estas promesas en sus expresiones sexuales, podrán comunicarse verdaderamente el lenguaje de sus cuerpos» 


Nuevo cortometraje explica la “Teología del Cuerpo” de Juan Pablo II



sábado, 27 de julio de 2019

OCHO CUENTOS INDÍGENAS PARA APRENDER A AMAR A NUESTRAS LENGUAS MADRES 🌽

OCHO CUENTOS INDÍGENAS 
PARA APRENDER A AMAR 
A NUESTRAS LENGUAS MADRES

Celebremos la maternidad en México rindiéndole un singular tributo a nuestras lenguas originarias.




Aunque se diga poco hay muchos tipos de maternidad. Está la que es responsable de nuestra vida. Está la que controla esa fuerza maravillosa que ordena el caos, y hace que los ecosistemas funcionen. También está nuestra lengua, ese poder materno que hizo nacer las palabras en nosotros y nos permitió nombrar el mundo que nos rodea.

La lengua materna define lo que somos como individuos y como nación, por eso es muy afortunado presumir que México es uno de los diez lugares con más diversidad lingüística en el mundo. En este país se hablan más de 68 lenguas autóctonas con 364 variantes y según un estudio realizado por el INEGI, 6 millones de mexicanos se comunican en dialectos distintos al español. 



Sin embargo, a pesar de tener esta enorme riqueza cultural, 60 de estos idiomas están en peligro de extinción debido a que por su complejidad no pueden ser registrados de forma escrita lo que hace casi imposible prevalezcan en el tiempo, y se puedan transmitir a nuevas generaciones.
Para evitar que nuestras lenguas madres se desvanezcan y difundir su importancia entre los capitalinos se ha creado 68 voces, 68 corazones, una original iniciativa que se ha dado a la tarea de animar un nutrido grupo de relatos prehispánicos narrados en sus lenguas originarias, bajo la premisa “nadie puede amar lo que no conoce”

Cabe destacar que el objetivo principal de Sesenta y ocho voces va más allá de difundir la belleza y la importancia de la cultura prehispánica. Este proyecto busca preservar nuestras lenguas madres, quitar la discriminación que se genera entre muchos sectores de la sociedad y fomentar entre la población la importancia de cuidar las palabras nacidas aquí.
Para su deleite y para festejar a la maternidad, hemos seleccionado ocho fabulosos cuentos indígenas escritos en nuestras lenguas madres, esperamos y disfruten este magnífico viaje por las raíces de México.


Cómo llegó el conejo a la luna
Cuento huasteco, San Luis Potosi
“Antiguamente los hombres 
no tenían necesidad 
de trabajar con sus manos…”


La imagen de Prometeo 
Cuento zapoteco, Oaxaca 
“Un día el Dios del Rayo, 
pidió a la princesa zapoteca 
para esposa del príncipe…”


El chapulín del brujo 
Cuento Yaqui, Sonora 
“Hace mucho tiempo un árbol 
era profeta y le enseñó a los dioses 
que habría de llegar del norte 
un monstruo feroz…”

Cuando muere una lengua 
Poema náhuatl, Hidalgo
“Cuando muere una lengua, 
las cosas divinas, estrellas sol y luna; 
las cosas humanas, pensar y sentir, 
no se reflejan ya en el espejo…”


La última danza 
Cuento maya, Yucatán 
“Hubo una conversación 
con mi padre que un día 
atrapé dentro de mí…”


Muere mi rostro 
Poeta totonaca, Puebla 
“Los ríos mueren, 
las estrellas mueren, 
mis ojos morirán…” 


El origen del sol y la luna 
Cuento tseltal, Chiapas

“Cuentan que hace muchos años, 
convencido de no pertenecer 
a este mundo un joven de nombre Xutil, 
pidió a su madre subir al firmamento…”


Fue así como se creó el arcoíris 
Cuento mazateco, norte de Oaxaca 

“Cuentan que hace mucho tiempo 
había un hombre 
que se apenaba de su desnudez…”


Si quieres ver todos estos hermosos relatos y de esa manera entender el poder de no perder todas nuestras lenguas, te invitemos que entres aquí