EL Rincón de Yanka: 2024

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sábado, 27 de abril de 2024

LA SOCIEDAD PERDIDA (III): "LA NEGLIGENCIA POLÍTICA", "LA INCAPACIDAD DE REBELIÓN" e "IGUALDAD SOCIAL" por ANTONIO HR

LA SOCIEDAD PERDIDA

La negligencia política 
de la sociedad española


El accidente, es inconsciente, es imprevisto, es repentino, es incontrolable, es inédito, no se podía haber evitado; la negligencia, es consciente, en algunos casos, sin necesidad de ser a propósito, en cambio, se termina dando o se deja o permite que se dé, no es que se pudiera haber hecho mejor, es que se podía haber parado y evitado, la negligencia es controlable, es cómplice, el daño ya está hecho.

Siguiendo la estela del propio Régimen de los partidos del Estado, el rastro de fracaso y derrota que va dejando a su paso el consenso o unanimidad en el pensamiento entre quienes habitan dentro de la veda legal de la acción política, lo que ha traído esta forma sociopolítica a los españoles desde la Transacción a la muerte del Dictador hasta este estado actual de las cosas, es la necesidad por parte de los artífices del “tinglado”, herederos del Régimen anterior, y a lo largo del actual Régimen, mediante sus sucesores, de mantener lo único que hoy puede sustentar, por razones fundamentales, los pilares esenciales del mismo Régimen del 78, que es el cinismo y la corrupción, y la ficción del bienestar público y la justicia social. Así han aprendido a crecer las últimas generaciones de españoles. En la costumbre de la corrupción. En la costumbre de la corrupción. Lo inédito pues, en España, es que los políticos estuvieran en la cárcel. No es de extrañar entonces y como resultado lógico de la experiencia partidocrática, la situación de hastío, de desesperanza y de impotencia de la mayoría de las personas, que resume y refleja el panorama público en España, y que, cualquier ser, puede observar allá donde se encuentre, dentro de nuestras fronteras, un verdadero desguace desolador. De lo que fue a lo que es, o, mejor dicho, a lo que ha dejado ser. Y como todo lo público no se puede tapar o esquivar, ni puede ser interpretado como una opinión personal, ya que es un hecho, y porque no está sino a la vista de cualquiera, ninguna persona sensata, cabal y decente puede negar pues la perentoriedad de un cambio drástico que pare la evidente situación de demolición de la Nación española. El estado de la moral que sufren hoy una gran mayoría de los españoles, que están extraviados en el Régimen partidocrático, resulta peligroso, no sólo para el transcurso de la vida en sociedad o el crecimiento mismo de la propia persona, sino en lo que se refiere al porvenir de las generaciones venideras.

Todo el edificio partidocrático trasciende, al final, como se puede observar claramente, en una expansión de la corrupción, de lo que se puede tocar y de lo que no, de lo físico y lo espiritual, hasta los últimos cabos de la nación, en toda situación y momento, y, que, en el transcurso del deterioro de todo, ya no se encuentra cabida para más infamia sino es en el descaro y la impudicia de quienes observan desde el poder la impasividad de los españoles. Los más cobardes sonríen bufonescamente mientras adulan a los amos que instituyen y camelan. Los que no saben o no quieren saber, transcurren de un modo insolente o indiferente hacia los asuntos públicos. La pereza, que es pecado capital, y la actitud general de quietud social, propia de las necrópolis, dan ventaja en la carrera política a los oligarcas para avanzar en sus planes y objetivos por mantener el poder, mientras custodian, agradecidos por sus adeptos votantes, a una sociedad cada vez más exhausta y agonizante ante las injusticias y la corrupción. La realidad perdularia existencial de la sociedad española nos está dejando ver hasta dónde llega su peor cara, no sólo observando la nula aptitud para la reacción, sino siendo la desconfianza y el fanatismo hechos y actitudes entre convecinos, e incluso entre familiares, cada vez más cotidianos. No puedo dejarme en el baúl del olvido, el gran motivo por el que, la sociedad española, muestra aversión a la reflexión, a la sensatez y al consejo, esas son las recalcitrantes y vetustas ideologías que usa la propia propaganda para el teatro de los sueños, que, manteniendo las urnas llenas de ofuscados, más que promover una solución, son la causa que mantiene a los españoles apartados de su realidad política.

Por consiguiente, a todo lo anterior escrito, y porque la realidad intelectual histórica de los españoles trae un inmenso océano de desconocimiento sobre los asuntos públicos, ya que el Estado ha sido siempre, y sigue siendo hoy, quien organiza la vida pública en España, y como nunca tuvieron la experiencia los españoles del peso de la responsabilidad de decidir su futuro en Libertad, ni de elegir las formas de gobierno ni quienes les han de gobernar, es normal que la reacción, que no es acción política, como un ciego ebrio en mitad de una estampida, sea la conocida indignación social continuada y permanente. Pasto para el poder. Indignación que reconoce esos efectos, como la infamia, la injusticia y la corrupción, esas penurias que, al que más o al que menos, le llamaron a su puerta, pero que, sin embargo, se equivoca en su apreciación, no da crédito de las causas que los produce, no da con la clave para zafarse, así de simple que, porque si diera con ella, no se indignaría. El indignado termina en el delirio y el hastío. Un indignado sólo puede ser eso, una persona que no sabe, que ignora las causas que le indignan, y que, en su intento por sacar la cabeza para coger aire votando o saliendo a la calle a manifestarse pidiendo Derechos u otras incumbencias, ve la derrota en el intento de acción haciéndola fracasar siempre, se ahoga en las arenas movedizas del mismo Régimen al que pretende combatir. Un indignado, cuanto más se mueve, más se hunde, por eso no es apto para una acción política inteligente.

Sin embargo, aquellas personas que se han liberado del juego partidocrático, que han aceptado el error de haber votado alguna vez, que han superado su soberbia; que han visto la gran mentira en la que viven los españoles y lo dicen o lo denuncian, que asumen la realidad con responsabilidad cívica, con integridad en los asuntos políticos y que no se dejan engañar por el primer pregón político en escena, lo primero que se les ocurre, por decencia, es NO VOTAR A NADIE, seriamente, en conciencia, sabiendo que es un juego fraudulento; no creo que haya otra manera de caminar con dignidad en España hoy. Aquellas personas reciben el nombre de Repúblicos, estadistas de la política, que conocen bien los asuntos del poder, que caminan con la aptitud del que sabe hacia dónde se dirige, sin temor en su andadura contracorriente a lo preponderante, que es lo anormal y lo deprimente, y por destacar en su actitud ante una sociedad incapaz, darán ejemplo de ciudadanía, revolucionan lo establecido, ya que, tienen el control de su posición política, y porque, ya no es posible que caigan más veces en la pretensión de ir a las urnas del Estado de partidos a legitimar la desgracia. Una vez abiertos los ojos ya no hay peligro. Aquellos, saben que la penuria y la calamidad se encuentran en la ausencia de Libertad Política Colectiva y de Democracia, que la corrupción sistemática de todas las instituciones, y también la división social, que va en aumento cada día, se da porque no hay separación de poderes Legislativo y Ejecutivo, es decir, porque España no tiene aún una constitución en vigor. Esto no es una reflexión de izquierdas ni de derechas, esto es un hecho político real, que existe y se está dando a diario, y que echa de menos la voluntad de la sociedad española para cambiar la situación de las cosas; empezando por una reflexión moral y de valores cívicos. Ya la realidad y los hechos ponen en evidencia el temor que hay para oponerse a quien abusa de poder, ya las urnas delatan la voluntad de los españoles, puesto que, no sirviendo para la elección de nada, no siendo representativas del elector, sólo pueden mostrarnos la servidumbre voluntaria de un pueblo que se somete ciegamente y por devoción a los que le hacen agonizar. El cinismo y la demagogia partidista ha sedado las mentes débiles y despistadas de la mayoría de los españoles, que han hecho del Estado sin control una religión por bandera; no importa si la mofa, la humillación, la mentira y el vasallaje llegue a la mesa de los españoles, 2/3 de ellos siguen diciendo que siga el juego tortuoso de la partidocracia. Quizá sea a base de golpes de la manera que muchos tengan que aprender antes de haber reflexionado sobre lo que aquí escribo, del mismo modo que muchos otros han tenido ya la experiencia en la calamidad.

Los españoles se equivocan. El Estado de partidos en España se mantiene vivo gracias a los cobardes, los cínicos, los neutros y los oportunistas. Por aquellos que miran para otro lado ante la barbarie sociopolítica que nos ha acompañado y que acontece, y por aquellos que son incapaces de hacer oposición a la oligarquía de partidos descontrolada que hay dentro del Estado en España. Por aquellos que callan y están en connivencia con el juego social y político, y los que esconden su convivencia con la posición pusilánime de la excusa fácil de alegar que el cambio es imposible, mientras llevan de la mano las listas de partido, que ellos no han elegido, que les hace culpables igualmente de la corrupción, y que con su papeleta mantienen. Por aquellos cínicos que presumen de constitucionalistas sin existir una constitución que un solo juez en toda España pueda aplicar. Por los que participan de esta imparable degeneración de todo lo público acomodados a las prácticas de la ideología imperante de todos los partidos estatales, que es la Socialdemocracia. Por aquel tahúr de muchos, que, por motivos ideológicos reaccionarios, colmados de oportunismo en las urnas, niegan la realidad política legítima en el ejercicio de los españoles en las urnas encarnada en la degeneración del franquismo; republicanos de la Monarquía puesta por Franco; impostores que llaman concordia y reconciliación a lo que es realmente reparto de botín. Por aquellos que participan y han participado por miedo al “qué dirán”. Por los traidores a la Libertad Política y la Democracia. Por los que votan a facciones inmersas en la corrupción y el crimen de Estado, el mismo Estado administrativo Legal de Franco en los tiempos lóbregos y corroídos actuales de su ocaso, corrompido por el oportunismo, el vicio y la licencia; por el consenso entre antiguos enemigos. Esos son, los que, en silencio cómplice, de la mano con su fechoría y falta de valor humano y moral, permiten que su servidumbre y esclavitud siga más en vigor que nunca. Ustedes se han equivocado y se equivocan queriendo votar para arreglarlo. Los tiempos venideros, la verdad de las nuevas generaciones, la realidad de la historia y la experiencia, irán dibujando vuestras siluetas y moldeando la forma de vuestras caras en los lares más temibles y terribles de la Historia de España. Ustedes se hallarán en el desagradable recuerdo para la eternidad.

La incapacidad de rebelión 
y las aguas estancadas del franquismo.

Más que aprender de las consecuencias empíricas que ofrece esta forma de gobierno de Estado de partidos, y así, naturalmente, rebelarse y poder defenderse de los abusos e injusticias sociales, millones de españoles prefieren seguir buscando la solución al problema político durante el extenuante recreo y agobiante espectáculo dentro del patio donde siempre ha perdido la partida y nunca ha encontrado nada, más que corrupción, cinismo y humillación; esto es, que millones de españoles siguen atendiendo a la propaganda, indignados, y confiando en las listas de empleados que ofrece el poder, que son las facciones del Estado, que son el motivo de tal indignación, las cuales, anormalmente, apoyan en la urna. Y como la educación y el aprendizaje, en cuestiones públicas, solo puede venir, con la experiencia personal, de la mano de la Libertad Colectiva, porque sin Libertad Política un pueblo no puede madurar, los españoles generalmente permanecen así en una infancia y un estado cándido y pueril profundo, y como en España no ha habido un cambio de Régimen político desde la Guerra Civil hace ochenta y cuatro años sino que actualmente se vive en una Reforma de lo que existía antes, sin ruptura moral ni política, la mayoría de españoles se ven impotentes y exhaustos, realmente exánimes, sin herramientas para protegerse de los golpes que inevitablemente produce un poder corrompido como el que hay en España. Y como no ha cambiado la forma de pensar, como no ha cambiado la moral de servidumbre, como persiste el miedo característico a desobedecer y a los asuntos políticos heredado de la Dictadura, como toda la educación política de los españoles, unas veces por tendencia y otras por tradición que inevitablemente se ha transferido de padres a hijos, dos tercios de los españoles aproximadamente votan, o tienen la intención de hacerlo, a sus verdugos en las siguientes votaciones porque quieren creerse aún que ahí está la salida, como digo, exactamente igual que lo hacían sus padres y sus abuelos en la Dictadura, sin Libertad Política ni Democracia. Es decir, sin querer madurar.

El pensamiento público de la sociedad española no ha salido del recalcitrante patio de la servidumbre voluntaria y del miedo, de la represión mental, por consiguiente, viven con un pavor y un retroceso o complejo en las consideraciones de más calado en su vida pública acompañado por un enaltecido sentimiento de culpabilidad y rencor. Es normal que los españoles no crean ni tengan ilusiones ni esperanzas puestas en nada, ya que no creen ni en ellos mismos. Lo único que ha variado para la sociedad española ha sido que, sin cambiar las estructuras de poder durante el tránsito de un Régimen a otro de manera legal, sin haber hecho tampoco una ruptura moral con la Dictadura desde la Transacción política a la muerte del General Franco hasta la fecha, y en virtud de una Ley fundamental que no ha estado en vigor nunca ni puede estarlo y no condena los crímenes del Régimen dictatorial, la corrupción moral, y tras de ella, la institucional y gubernamental que genera el consenso político entre las facciones que se apoderan del Estado en el periodo de un Régimen a otro, es el motor de la relacion gobernado-gobernante, gobernado-gobernado y gobernante-gobernante. Esta corrupción en que las generaciones actuales han sido educadas en su máximo exponente, es algo que no conocían antaño, y que hoy se ha convertido en factor, no solo para poder gobernar, sino de convivencia social para las generaciones actuales, que a diferencia de las generaciones que vivieron el anterior Régimen, que no conocieron la Libertad, al igual que no la conocen aún hoy, pero en cambio, no era la corrupción por sistema un factor de vida política y social. Esta corrupción es aprobada y compartida hoy por una mayoría de españoles cada cuatro años en las urnas. Estos ejemplos de natural evidencia, esta forma de pensar y moral de las cuales empezamos hablando, en España encuentran el equilibrio en el cinismo, la mediocridad y la indecencia pública ya por costumbre.

La razón de vida para cualquier ser humano es la de su seguridad personal y su disposición social, su evolución y progreso, su triunfo en lo personal y colectivo, la creatividad y el desarrollo del talento, y como los efectos del Régimen de partidos impiden tales objetivos en las personas, hoy, cualquier rebelión social o individual tiene un cometido curativo, que va directamente relacionado y se origina en la conciencia para encaminar a la moral y darla oxígeno; y sirve también para dar ejemplo al vecino. Rebelarse u oponerse, no dar legitimidad o autoridad moral al poder corrompido siguiendo sus programas y matrices de conducta, o lo que es lo mismo, su propaganda mediática, política y social, es sano, es viable, robustece el alma y es en este momento necesario. Encontrar una persona así decidida, es sin duda un apoyo moral y de ánimo para aquellas personas honestas que se ven acorraladas por la corrosión de lo público y no sienten ya ningún interés en arreglar sus vidas porque no tienen ni las ganas ni la confianza en que pueda ocurrir un cambio; hoy esas personas nos encontramos rechazados y en muchas ocasiones estigmatizados por una sociedad de un único pensamiento.

Si no hay una respuesta lógica y natural de oposición a la constante degeneración de lo público que originan desde 1978 las facciones estatales, en virtud de la realidad social empírica, lo que hay entonces es soberbia y cerrazón, hay desidia y pirronismo moral, hay constante decadencia. No se puede vivir por encima de la realidad, ni por debajo tampoco; no se puede vivir ignorando el presente de corrupción; no se puede obviar el continuismo del legado de Franco mediante esta Monarquía putrefacta de corrupción puesta por el Dictador mismo; no se puede estar viviendo como si no pasara nada, en la inopia, o en la opinión y juicio personal, porque, lo que pasa, que son los hechos que están a la vista pública de todos, no tienen otra causa última y originaria que esa realidad insuperable por las generaciones de españoles actuales. Para el enfermado con la fiebre del consenso político, a quien las capacidades de su cerebro se han visto inutilizadas y atrofiadas a consecuencia de la prohibición de pensar, que es el resultado propio del consenso político, que son los efectos de su enarbolada reconciliación y concordia donde encuentran siempre su justificación política, la cura es el escepticismo y subjetivismo, conducidos y educados en la agonía del relativismo en cualquier ámbito y asunto del que se trate. El hecho de tratar a todo como si fuera una opinión y no un criterio verdadero es un síntoma inequívoco de una anomalía mental cuando se trata de describir algo o cuando hablamos de hechos ciertos y reales. Ese retraso es, no sólo mental en el sentido intelectual o psicológico, sino una anomalía y degeneración de la moral de los individuos, ya que no se puede tratar ya nada como verdad, de tal manera que la nación española ha tomado verdaderamente un aspecto propio de un centro psiquiátrico y un panorama de verdaderos seres enfermos, incapaces, de la mente puramente desquiciados. Sin cordura, sin sentido común y sin moral. Se vive con rencor, con ofuscación y con soberbia. Cualquier asunto se hace incapaz y se vive sin vergüenza. Se vive impotente.

Un engendro insoportable 
llamado “igualdad social”. 
La verdad parcial 
de la socialdemocracia.

Pasaré por aquí para dejar enterrado bajo tierra, con una simple y clara reflexión, el discurso y la intención que sostienen todas las facciones y agrupaciones políticas que habitan en Europa desde que terminó la Segunda Guerra mundial, y en España, a la muerte del Dictador, con los pactos del consenso entre antiguos enemigos, para volverse todos cómplices y pensar igual, y con ello, adheridos a la unilateral dirección política que toman todos los partidos europeos, imponer en España la ignominia, el cinismo y la barbarie humana de querer volvernos a todos iguales. Hablo de la ideología de la socialdemocracia, que todos, o la gran mayoría, han aceptado, siguen y acatan hoy sin considerar pertinentemente sus consecuencias morales en las sociedades actuales. Tendencia ideológica que, como hecho político fáctico, es la degeneración del socialismo y que no es ni mucho menos de izquierda, está políticamente incrustada en el Estado, es decir, contra todo aquello de lo que la sociedad gobernada se tiene que defender todos los días.

Con este mensaje aprovecho para advertir a todos aquellos huérfanos de intelecto, y también para mofarme de la propaganda de los partidos del Estado y de todos sus votantes seguidores que piensan como ellos, que aquí, al menos en este muro, no va a triunfar el cinismo y la demagogia que trata de vender la existencia de un liberalismo, de un comunismo o socialismo, o cualquier otra verdad parcial que se les antoje, direcciones políticas todas obsoletas actualmente. Precisamente la socialdemocracia es esa idea parcial que no compromete a nada, sólo a estar al lado de los ricos y poderosos y hundir al más débil. Lo primero porque sin libertad Colectiva las ideologías no existen, son todas falsas, y segundo, históricamente, porque todas esas tradicionales ideológicas desaparecieron en Europa por lo antedicho, y en España, a la muerte del General Franco, desde que todos los partidos, aunque mantuvieron el colorido y el discurso para la ficción de la propaganda y la distracción teatral del pobre ignorante y del fanático, que son los que llenan las urnas que los legitiman, dejaron de ser lo que eran para hacerse, en consenso, órganos permanentes del Estado, repartirse el poder que dejó el Dictador y hacer las listas de diputados ellos, y después, llamar a sus súbditos para que las refrenden. Sin libertad nadie puede probar lo que dice.

No sólo hay putrefacción moral de los españoles por ser partícipes de un fraude público votando listas de partido sin elección ni control político sobre ellas, o votar a facciones que están corroídas hasta el tuétano por la necesaria corrupción que precisa y premia el propio Régimen para poder funcionar, que son todas ellas viviendo del erario público; es la enfermedad moral que vive a base de cinismo y de matar todo valor propio relacionado con la naturaleza humana; la infame pretensión de querer creerse y hacer que todos seamos iguales, que es la ideología para masas en toda Europa de la socialdemocracia, esa que vende la utopía de la igualdad social y justicia social para enfermos de espíritu y afectados con el cáncer cerebral y moral del consenso político que lleva al nihilismo y al monstruo social.

El principio realizable de la libertad es el único que nos puede llevar a la igualdad de derechos y de oportunidades, es decir, a la democracia formal. La propia libertad Colectiva crea y garantiza esos derechos hermanados y ligados intrínsecamente con los intereses y la naturaleza de los individuos de cada país. Pero no existe ni puede existir la igualdad social, esa es la falsedad de la propaganda partidista que millones de españoles se quieren creer como si intentáramos tragarnos un ladrillo a bocajarro. La consecuencia en las personas de esta insania pretensión, conduce al pirronismo moral y la soberbia de no aceptar que se equivocan y que ese no es el camino correcto.

La naturaleza produce desigualdad necesariamente. Porque hay servidumbre, pero también hay dignidad; porque también hay torpeza y hay genialidad; porque hay cortedad, pero hay talento; porque hay hipocresía, pero también hay virtud; porque hay ineptos, también hay inteligentes; porque hay culpables y también hay inocentes; porque hay feos y hay guapos, hay gordos y delgados; porque hay holgazanes y porque hay trabajadores; porque hay cínicos, pero también hay sinceros; porque les hay que son ciegos, unos por no poder y otros por no querer ver. La libertad es realizable y es la herramienta, si es libertad Colectiva, de todos, para arreglar los defectos que la naturaleza produce inevitablemente. Mi libertad la constituyen los demás y con uno que no sea libre en una sociedad determinada, no es libre nadie.

No todos pensamos ni sentimos lo mismo, ni podemos sentir tampoco por el otro, por eso no existe ese conjunto de letras que se ha inventado la socialdemocracia de la “empatía”, es falso, no existe para la naturaleza humana ese vocablo, se usa para no decir simpatía o antipatía. No todos somos iguales y ese hecho natural es precisamente lo maravilloso de este planeta, y precisamente, es lo que ustedes, los socialdemócratas, los nihilistas, los que no creen en nada más que en el dinero y en votar sin elegir nada, ustedes, los que votan a partidos del Estado, quieren y están dispuestos a devastar y aniquilar por su ineptitud, por su soberbia y demencia furiosa y por su poca vergüenza pública.

Ustedes, los socialdemócratas, sois el ácido que come la grandeza de la naturaleza y la moral del hombre para dejarlo en el disvalor. En la nada. Sí, ustedes, los que votan a la socialdemocracia, que es la ideología de todos los partidos políticos en toda Europa. Es el fascismo de antaño mucho más desarrollado, es “El Estado Minotauro” de Bertrand Jouvenel. No digan entonces que es imposible cambiar de Régimen, lo imposible es lo que ustedes apoyan, que es querer hacernos a todos iguales y que es absolutamente lo contrario de la libertad y la democracia. ¡¡Cobardes y cínicos!! digan que ustedes son unos irresponsables y vanidosos y que no creen en nada. No se atrevan a negar una revolución con las listas conservadoras, lo cual, de derechas, socialdemócratas de partido estatal en la mano.

El fascismo hoy no se viste de blanco y negro con una ametralladora de la mano y una pistola en el cinturón, el fascismo hoy es un arco iris de muerte y desolación moral y mental que se mantiene legítimo en las urnas de las listas proporcionales de partido, enemigas de la libertad y de la democracia.

viernes, 26 de abril de 2024

LA SOCIEDAD PERDIDA (II): "HIPOCRESÍA DE VANGUARDIA", "INDIGENCIA MORAL" y "EL PRINCIPITO Y EL FAROLERO" por ANTONIO HR


LA SOCIEDAD PERDIDA (II)

Hipocresía de vanguardia

Ahora también se van a creer “la Guerra de Ucrania” “como si” fuera una invasión de Rusia por ocurrencia repentina o apetencia casual, como se creyeron “como si” hubiera una epidemia, o como hoy se quieren creer a base de cabezazos en la pared y vivir “como si” hubiera Democracia y Libertad. El infinito laberinto del “como si“.

¿No eran los de la socialdemocracia, ideología de prácticamente todos los partidos del Estado en Europa, y que los españoles votan en las urnas, los que querían a J. Biden y echar a D. Trump? Sí, esos del “No a la guerra“. Esos que hacen propaganda de la igualdad y los Derechos sociales. Los de lo “políticamente correcto“. Esos que votan a los partidos del Estado de la Monarquía de Franco, esos, los del consenso originario de “Los Pactos de la Moncloa“. Los de los Derechos humanos. Esos de la igualdad social. Esos del cínico y rancio progresismo autoritario herederos del Régimen dictatorial franquista. Esos que votan a sus propios verdugos después de la Transacción española y que votan a expoliadores y corruptos. Esos que mantienen la corrupción a base de fanatismo, indecencia e ignorancia ratificando listas de empleados de partidos que no los representan. Esos que votan a Vox, a PODEMOS, al PP, al PSOE… ¿Ahora van a rezar por Ucrania con el bozal o cualquier otro ridículo trapo en la cara, y luego van ustedes a reivindicar por los Derechos sociales y la igualdad social? Lo cierto es que han sido ustedes quienes han financiado todo esto, sí, lo han apoyado ustedes en las urnas ¿Ahora lo condenan cuando lo han pedido a gritos? ¿Ahora atienden a la propaganda del “No a la guerra” y de “Invasión rusa“? No pensé nunca que la anomalía mental y moral era de tal alto grado en las calles de España.

Lo primero que deben hacer los españoles como Nación, si es que acaso haya alguien que tenga tal conciencia de ser nacional español y miembro de una nación y un pueblo llamado España, es entender y llegar a tomar conciencia de lo que les sucede a ellos, que no lo han hecho aún; al menos en estas últimas cuatro décadas. Porque la sociedad española sigue fustigándose después de más de ochenta años de su Guerra Civil sin haber superado ese hecho ni haberlo entendido, ni como hecho histórico ni como hecho político. Todos sabemos que la hubo, pero pocos son los que pueden decir el porqué de aquellos hechos objetivamente sin agarrarse a sus modos y sentimientos ideológicos que lleven a la gresca y en ocasiones a la violencia. Es decir, superar ese hecho que hoy, casi un siglo después, absurda y lamentablemente, en cambio, es la inquietud que más les trasciende a los españoles y les condiciona. Deben entender también en qué Régimen de poder es en el que viven, y saber, qué clase de libertades y Derechos tienen y si tienen constitución o no la tienen, que tampoco lo saben. Preguntarse si hay Democracia o no la hay y dejar vivir de tópicos recalcitrantes y creencias personales, con afán animal de querer llevar la razón como ofuscados sin cabeza. Antes de querer hablar de hechos que, realmente, apenas influyen directamente en la vida cotidiana de los españoles, miren en sus casas primero.

“No a la guerra“, pero van a votar y a mantener a la socialdemocracia que se constituye mediante todas las facciones estatales de casi todos los Estados miembros de la Unión Europea en Bruselas, que es el origen y la causa de tal guerra, quien la apoya, la promueve y la comparte, con sus alianzas occidentales (OTAN) y con la pancarta en sus medios del “No a la guerra“. El cinismo característico de esta ideología rancia de la socialdemocracia es lo que ustedes apoyan y miman en las urnas, la que prepondera en Europa y está acabando con las sociedades y la cultura de las naciones del continente, con sus valores, ensuciando su moral y humillándola psicológicamente.

No creo que haya un pueblo más ridículo y más siniestro en todo el planeta tierra que el español, cada vez a peor y cada vez más muerto todo, más desesperación, crispación y locura generalizada, más pobreza, y lo peor, es que es una cuestión que les trasciende absolutamente. A ustedes, los socialdemócratas, les es indiferente el asunto y les es indiferente todo, nada más que arrimarse “al sol que más calienta”, de la mano del poder y el oportunismo para llevar a sus adeptos a la nada moral. Ustedes, los socialdemócratas, acogen la hipócrita propaganda del “buenismo” mientras la miseria llama a su puerta y la de su vecino. Pura y dura hipocresía de vanguardia. Muchos dirán que es una ofensa lo que aquí escribo, y con esas, van a votar a la corrupción de la socialdemocracia, que apoya y financia estos acontecimientos que suceden en el Este de Europa. Como también hay otros acontecimientos en otros lugares del mundo de igual carácter bélico, de los cuales los medios de la propaganda no se acuerdan, ni ustedes tampoco, pero que también, desde la socialdemocracia de todos los partidos estatales en España, se apoyan. La siguiente será, “pobres niños sirios“, o “qué pena de familias afganas” o “No a la guerra de Libia“, o “qué horrible el caso de los indígenas de Chiapas“. El caso que nos acoge aquí es mostrar el cinismo y el ridículo que hacen ustedes, los socialdemócratas, cada vez que se hace un manifiesto público. El motivo que nos concierne aquí, es mostrar que ustedes, los socialdemócratas, no pretenden nunca hablar de la verdad ni de lo cierto, ustedes se esconden bajo la buena fe y buena voluntad mientras prenden la llama del infierno; mientras niegan el hecho cierto de la ausencia de Democracia y Libertad Política Colectiva y mientras mantienen la corrupción de todas las instituciones en las urnas del Estado de partidos, prestan y siguen la falsedad de los medios y basan su vida en votar a facciones estatales ciegos y encolerizados con ustedes mismos, sin consciencia ni raciocinio ninguno, para terminar saliendo a la calle haciendo el ridículo con un trapo tapándose el rostro, y diciendo “No a la guerra“. (En la foto, la propaganda). Esa es la Socialdemocracia.

Para disimular la realidad, la propaganda de la Socialdemocracia para las masas utiliza el cinismo característico y propio de los Estados europeos, vistiéndose de paz, alardeando de Democracia y Libertad sin que exista ninguna de ellas, todo ello, para traer la Guerra, los totalitarismos de los Estados de partidos y los Derechos y libertades individuales otorgadas para mantener una sociedad atomizada y sobornada, y evitar, en cualquier momento y situación, a toda costa, la Libertad Política Colectiva, única Libertad verdadera y cierta, la Libertad Constituyente.

Indigencia moral

¿Ustedes no saben que hay consenso, que hay unanimidad de todos los partidos, y sindicatos, para estar juntos en el poder, que es un reparto de los poderes del Estado que dejó el Dictador, que no existe oposición política como tal ninguna, que no hay izquierda ni derecha, eso lo llegan ustedes a entender? Me refiero a los que votan o tienen intención de hacerlo. ¿Les quedan a ustedes fuerzas para aguantar la inmoralidad e indecencia pública que implica atender a los asuntos del Estado como son los órganos o facciones que lo componen (partidos políticos y sindicatos)?

La falsedad que se manifiesta en una persona con la intención de corroborar y corroborando en el juego sucio al votar a cualquier facción estatal con excusa de tal o de cual o en nombre de quién o de qué, el poco o ningún espíritu de quién ya no le importa nada en la vida de participar en un fraude electoral sabiendo que sí lo es por la ausencia de representación y facultad de elección por parte del elector, es la mayor de las miserias morales que ha podido germinar en la humanidad de la mano del Estado de partidos. Un espíritu social que se mantiene hoy, y tras más de cuatro décadas, a base de golpes al propio votante, que vive, sabiendo y sin saber, apoyando y legitimando la mentira y la corrupción sistemática del Régimen que lo somete, dándole legitimidad, apostando por órganos del Estado que no le representan, solo por interés ideológico, ideologías que son obsoletas y son utilizadas únicamente para excusarse en son de la participación. Un rebaño de individuos, muchos de ellos indignados, apoyan la corrupción diciendo que, otro rebaño de individuos, que también legitiman la corrupción con su voto, están equivocados de ideología o de “bando”. Los votantes tienen un espíritu que se sustenta otorgándose la autoridad moral y arrogancia de presumir de la mejor ideología, y sin existir ninguna ideología política, son todos ellos partícipes y cómplices de la corrupción generalizada.
La cobardía y el deterioro de la moral es de tal grado, que el votante español jamás tendrá valor a mirar a la cara la verdad pública y política. Una putrefacción del alma y el espíritu empujado por la soberbia y la postura de obcecado irracional, fanático de la locura premeditada.
Una modo de vida pública desorientada por la falsedad y la cobardía, que se aleja de la verdad política a golpes de indigencia moral e impostura hacia el suicidio de la sociedad. El apoyo a la corrupción con el voto utilizando la excusa de combatirla. La infantil y estúpida lloradera de la expresión “y el otro más” ante la inútil cuestión de la partitocracia de quién es el más corrupto, siendo el Régimen partitocrático del 78 un Régimen que sólo puede funcionar con corrupción, siendo este factor de gobierno.

Le interesa votar al corrupto, al cobarde y al fanático, o al enterado, interesa porque de otra forma implicaría reconocer la verdad pública ante los demás, por eso, tantos cobardes hablan de política a base de opiniones y de escepticismo, porque conviene torcer la realidad única para seguir compartiendo la corrupción, porque son incapaces de desprenderse de su inmoralidad pública. No hay otra manera posible y además pacífica que no sea la de abstenerse, ya sólo por el mero hecho de guardar la dignidad de uno mismo. No hay manera, desde dentro del Estado, de cambiar un átomo de lo que hay, esa excusa, no le vale más que al cobarde que no quiere cambiar nada. Son las facciones precisamente las que se han apoderado del Estado, los que lo componen, quien no lo van a soltar ni van a renunciar a él, nadie servirá al oponente que es la Nación en contra de sus intereses de partido ni de intenciones personales honestas; incluso si nadie los votara, aunque no haya más que miseria y degeneración. La clase estatal anclada en el Estado ha hecho de un servicio público una profesión, y eso es lo que los votantes legitiman, alimentan a un monstruo sin control en manos de personas que nadie ha elegido para estar ahí.

Realidad política que no reside en ideologías, ni tampoco en opiniones ni modos de ver las cosas, pues estas opiniones no tienen valor ninguno al ser personales, no está tampoco la realidad de los españoles en la economía ni en las clases sociales, no está en la igualdad social o democracia material, tal idea es una utopía naturalmente. La realidad política se puede ver muy bien y de manera sencilla en los resultados políticos reales, los que sí se ven y están a la vista de cualquiera, donde cualquier persona sea responsable objetivamente y se mire al espejo y se diga así mismo si está representado políticamente por una persona que hable por él y por sus convecinos ante el poder, es decir, si elije a una persona en concreto para esa función y reconozca quién es, y si verdaderamente hay separación de los poderes del Estado, es decir, si hay constitución o no la hay. Todo lo demás que se diga es falso y es mentira, como podemos ver tras la experiencia y los hechos fehacientes, porque es en lo que se sostiene la excusa del cobarde y de la mentira.

El juego de la Partitocracia ha superado el hecho moral de la servidumbre voluntaria de quién se somete voluntariamente a un amo, eso ha quedado atrás, el asunto es más horrible porque, tal participación, depende del rencor personal y el odio ideológico al convecino, no se cree ya en el acto de votar, se hace por despropósito; de la indigencia moral, una conciencia podrida instalada y sujeta en aquellos que, sin pudor ni vergüenza ninguna, ni siquiera con la más mínima responsabilidad cívica, presumen de su color faccionario haciéndonos creer a los que no votamos a la corrupción por dignidad, que ellos son la solución al problema, sabiendo y siendo conscientes de la única verdad política anteriormente citada, que no hay Libertad Política Colectiva, lo cual no hay democracia y que no hay constitución ninguna en vigor. La cobardía se ha hermanado mediante los votantes a España, que se sostiene mediante la mentira y la inmoralidad pública. No se quejen entonces ustedes si cada vez todo es peor, se toque donde se toque.

Y es verdad que los gobiernos tienen los pueblos que merecen.

El principito y el farolero

Hubiera pasado exactamente lo mismo, que nadie había prestado la más mínima atención al respecto, como ha pasado con el absurdo de la “viruela del mono”, que con la “gripe aviar” o “las vacas locas”, como todo lo que sucede en este Régimen de partidos estatales, asuntos de una envergadura necia y jocosa evidente y carente de seriedad ninguna a la vez que impertinente su propaganda en los medios, con el asunto político-económico al que se asoció oficialmente con una crisis sanitaria estos dos últimos años atrás, de la que ya, al parecer, nadie se acuerda después de los arrestos domiciliarios y el hurto de algunos Derechos universales básicos como es el de salir a la calle o ver a familiares enfermos o en residencias, o hacer autopsias a familiares muertos por enfermedad, por decir algunos de ellos; como si hoy no siguiese muriendo personas por gripes y otras patologías y se haya parado de repente de morir las personas; así de anormal todo. Digo, que no hubiera ocurrido nada exagerado como lo fue todo los dos últimos años, de no ser si no hubiera tanta cobardía, tanta impostura y tanto cretino en España siguiendo la mentira y todo el mundo hubiera seguido una vida totalmente normal, precisamente como hice yo y sigo haciendo, de prudencia, de sensatez y sobretodo, ante una situación de represión y coacción estatal y devenido vicio público, de probidad o integridad como persona cuerda y responsable cívicamente ante la impostura del poder descontrolado y la procesión que lo sustenta, que son la mayoría de individuos en España. La locura no habría llegado tan lejos y se hubiera puesto en evidencia a los infames, no así en el caso de España, donde se ha sobrepasado con creces el límite de lo anormal y la inmoralidad pública, porque son los propios individuos que padecen quienes mantienen la mentira, unos por miedo, otros por oportunismo y otros por falta de cerebro; hasta tal punto se llega a lo inhumano, que no sólo es que se vea el crimen y no se haga nada, sino que se aplaude.

Vivimos en una sociedad podrida en todo sentido y con todas las palabras. Perdonen que os diga. El día que se ponga en evidencia a todos los integrantes del entramado sanitario, de la trama propagandística y que podemos llamar también correctamente “terrorismo de los medios”, a aquellos agentes de Seguridad del Estado que abusaron físicamente y por coacción a los transeúntes, a los responsables y encargados de muchas residencias de ancianos, farmacias, etc., y a los que, aún hoy, venden y sostienen la mentira hablando de “la vacuna” o llevando trapos en la cara, hasta ese día, yo no quiero estar relacionado ni conformar esta basura social de la que solo pueden ser partícipes los mentirosos, los canallas y los cretinos.

Y es que, esta es la prueba, para muchos incapaces mentales y demagogos, para decirles hoy, aquí, públicamente, que no hay ningún “PLAN”, ningún “NOM” ni cualquier otra insinuación de poderes extra oficiales u ocultos, como Agendas globalistas y demás paranoias para mentes ignorantes, retorcidas y hastiadas, sino que son la gran mayoría de los individuos de la sociedad, ellos mismos, voluntarios de la barbarie que desde el infame poder descontrolado se ofrece al público, y que este, por miedo y por pura putrefacción moral se trata, llegando a extremos ilimitados de locura e idiocia compartida y promovida, hasta tal punto de que, no sólo se pasa de largo sin poner en tela de juicio el crimen evidenciado, sino que el crimen es compartido. Me parece entonces muy normal pues, que la convivencia vecinal actualmente en España sea más insoportable cada día. Que haya llegado hasta tal punto la carcoma moral que a nadie ya nada le importa, que no se crea en nada, que no hay esperanzas de nada y que ya nada se respete, que se haya llegado a tal punto insano de la moral, donde no hay conciencia cívica ninguna, y donde, después de haber visto y vivido la corrupción y el crimen de Estado delante de nuestros propios ojos, aún, se siga hablando en positivo de ello, cuando verdaderamente, a todas aquellas personas que hablan o comparten estas prácticas holocausticas y de sometimiento de la población deberían de estar todas en una jaula con una camisa de fuerza por aduladores de lo indigno, enfermos mentales o si no por cretinos.

No cabe un idiota más en España porque no hay más sitio donde meterlo. Con tal de ir a votar, ver fútbol o a los toros y presumir de lo que no se tiene, principalmente de valor y dignidad e integridad y decencia pública, con eso, la gran mayoría de españoles de a pie creen que ya han cumplido con las generaciones venideras dejándolas como valor supremo la mentira y como ejemplo la cobardía. Recuerdo aquellos años donde aún había esperanza, había ilusión, había luz, hoy, tenemos ante nuestros ojos, ya sean de una clase social alta o baja, ya sean intelectuales o paletos, ya sean de pueblo o de ciudad, una sociedad infeliz, triste y hastiada, totalmente desesperanzada, que no cree en nada ni tiene ganas de levantar la cabeza cuando la humillan a diario.

Estancados en las chaladuras que emanan directamente del actual Régimen del 78, los españoles, no saben dónde está la salida a su problema, pero es que tampoco quieren saberlo. Ya sea porque ya lo saben todo o tienen sus creencias y opiniones; lo cual basta con evidenciar su situación social. No se hacen a la idea de un nuevo planteamiento de la situación pública, y añado que no estoy diciendo un cambio de tradición y costumbre, sino de feas manías, formas y modos de convivencia burdos y contumaces que llaman más a la ignorancia y al sinsentido, como la obediencia ciega, la resignación ante la injusticia, el rechazo al consejo o la indiferencia a lo desconocido, el método cándido de “es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, precisamente lo que ha traído los españoles hasta donde están, extraviados absolutamente de su realidad pública.

Intentaré explicar antes de terminar este artículo, y como hecho destacado, una confusión que hay generalmente en casi todas las personas que ven el fruto, al paso de las generaciones, del Régimen donde viven, que no es más que beneficio de la mentira, de la corrupción y el vicio; en resumidas cuentas, de la ausencia de control al poder y también de responsabilidad para tenerlo. Y como esas herramientas básicas son la clave necesaria para llevar un camino al cambio en lo social y lo público en una sociedad medianamente decente y digna, lo que ocurre en España es el efecto contrario, por eso no hay decencia y no hay dignidad, hay degeneración. Esa confusión a la que quiero hacer referencia está en creer que esa degeneración de todo lo que vemos se produce porque el paso del tiempo en un régimen basado en la inmoralidad de quien lo funda y lo sostiene desgasta la tradición, pierde la costumbre y corrompe el valor de convivencia creando en la opinión un error monumental de pensar que es debido al paso del tiempo tal despropósito social. Lo que hace presa a una sociedad es su constitución política, es decir, cómo está regida, desde su origen y desde el primero al último. En España, en el Estado de partidos, en la Monarquía que puso el Dictador, no me cansaré de decirlo, no son las personas, ni los partidos, ni siquiera los gobiernos de turno, el resultado de esta badajada política de la mal llamada “Transición española” pone en evidencia el hecho sociopolítico en el mismo orden de tiempo de estas más de cuatro últimas décadas de partitocracia como forma de gobierno. Que la sociedad española languidece y merma en todo sentido, de la mano con el desgaste de fuerza y legitimidad que va marcando a cada golpe de urna la degeneración, en términos propios de la política, del Régimen de Franco, que es lo que hoy de desde el año 78 vemos en España. Es la forma de gobierno y la forma de Estado, y sobretodo, los modos originarios y originales que le dan partida los que marcan y nos señalan la realidad política que aquí estoy describiendo, el resultado sociopolítico depresivo que todo el mundo puede observar y contemplar, corrupción y crimen de Estado.

La ausencia de Libertad Política y de Democracia, es decir, de falta de control del poder, y también, como digo, de responsabilidad para tener tal control, es la única causa. Y es que, árbol que nace torcido, no hay barrote que lo enderece. El Régimen actual de los partidos políticos del Estado tiene su origen en la orden del poder, es decir, en términos políticos, en la Guerra Civil española, que es de donde nace y surge la legalidad del actual Régimen por medio de la Reforma política, y es legitimado por la mayoría de los españoles en las urnas del Estado de partidos. Hoy usted está viviendo la putrefacción sociopolítica que ofrece el consenso político entre los herederos de la Dictadura y los que se hacían llamar los partidos de la oposición, que dieron continuidad al franquismo por la vía en color, pero con la misma estructura sagrada de poder de la Dictadura, donde el poder no está controlado, creando en la sociedad un sentimiento de vergüenza y complejo moral; dígase también de salvaje.

“Esto no se arregla sólo con dinero“.

jueves, 25 de abril de 2024

LA SOCIEDAD PERDIDA (I): "SOBRE LA COBARDÍA", "LA SOCIEDAD REPTIL" Y "ADICTOS A LAS URNAS" por ANTONIO HR

 


La sociedad perdida. 

Sobre la cobardía

Puesto que la política solo puede existir cuando hay una lucha real por alcanzar el poder, que está sujeta al natural disenso entre ideas opuestas irreconciliables dentro de la sociedad para llevarlas al Estado y poder gobernar en virtud de la más victoriosa o predominante, es un error asumir que existe algún tipo de oposición política verdadera cuando el repertorio del sufragio sólo se puede encontrar dentro del Estado en un Régimen que impone a los partidos una legalidad arbitraria, esto es, es posible participar en la política solo para aquellas agrupaciones que están dispuestas a pensar de igual forma, de manera unitaria, aceptando sin ninguna objeción el consenso político, que es precisamente el arma destructora de la política como tal y es la sangre y valor principal de las oligarquías. Hoy la política en España está capada debido a esa legalidad partidista que exige el propio Régimen, y con ella, la posibilidad de una oposición política que, originada desde la sociedad civil, se interponga al pensamiento y al sentir unitario de la actual oligarquía de partidos que hay dentro del Estado.

La tradicional costumbre de servir voluntariamente al poder heredada de la Dictadura, patrocinada por el miedo pánico de los españoles a todo lo que es política, el pueblo español se encuentra hoy de la misma forma y de igual manera que en la Dictadura del General Franco, sometido absolutamente a un poder incontrolado al margen totalmente de las decisiones de la Corte, a la vez que despreocupado por ello, arrumbado por el despotismo y la tiranía del poder oligárquico establecido desde la transacción política de un régimen a otro; antes se frenaba cualquier conato de oposición mediante la fuerza, hoy mediante el consenso, siendo la confusión y la corrupción institucional de toda la clase dominante el factor que diferencia un régimen de otro. Todo lo demás, hasta la demagogia de Franco, y tanto lo que atañe a la moral pública y las estructuras institucionales, sigue absolutamente intacto. Recuerdo que no hubo “ruptura”, sino una Reforma política, es decir, una continuación de la Dictadura por otros medios.

La respuesta del pueblo español tras más de cuarenta años de saqueo, humillación y de corrupción es extraordinariamente nula. Igual que sucedía en la Dictadura, donde el Dictador no encontró oposición hasta morir en la cama. Llegamos al siglo XXI en una forma de gobierno que se basa exclusivamente en el abuso de poder, la mentira y que se sostiene esencialmente por la corrupción, y los españoles no son capaces de organizarse en contra de lo establecido, al menos en sus comunidades vecinales, debido como digo al miedo pánico que persiste en los corazones y la memoria al no haber roto con su pasado. Sumisos y pasivos, el espectáculo se traza como ver dar bofetadas a un muerto que nunca se va a levantar para defenderse.

En este apartado del primer capítulo sobre la sociedad perdida quiero tratar de hacer una reflexión sobre una característica, me atrevo a decir que casi innata, de la sociedad española, me refiero a la cobardía y el temor que la atrapa ante las expectativas públicas y políticas. No sólo lo podemos apreciar en el rechazo, casi inconsciente, que surge generalmente al entablar una conversación sobre estos temas, que sería una práctica de lo más natural y lo más normal en una sociedad limpia moralmente y sin temores, cuando se expone la realidad palpable de lo que se vive y todos ven. Es insoportable para cualquier adepto al Régimen actual, como lo era en otras ocasiones para los acérrimos a la Dictadura, cuando se delata la Gran mentira en la que viven millones de españoles pensando y viviendo “como si” hubiera Libertad o “como si” hubiera democracia. Se produce una verdadera irritación cuando se denuncia la participación en esa ficción política del “como si” que, para cualquier persona fiel y sincera a sí mismo, solo se podría catalogar como irracional, anormal y desvergonzada; crea verdadero ardor reprochar el hecho de no hacer nada para remediar o poner fin a este despropósito político latente cada vez más, y ese remedio sólo puede venir de la mano de la “NO participación” en las urnas que produzca la apertura de un período de libertad Constituyente para todos los españoles.

Soy consciente de que sería un tema, a la vez que complicado, extenso, para desarrollar en varios párrafos del presente artículo, el grado de cobardía de los súbditos españoles, pero trato siempre de ser lo más claro y simple dentro de mi humilde elocuencia cuando de lo que se trata es de hablar y entender sobre temas públicos y políticos siempre tan engorrosos y arduos de lidiar. Es normal que de la cobardía se pase casi directamente a la indiferencia por estos temas, porque muchos españoles se les hace todo incomprensible y pesado verdaderamente cuando siguen las consignas y el diccionario político oficial vigente, que no puede llevar a ninguna otra parte que no sea a la confusión y al desvarío mental, en el sentido intelectual, con lo cual a la ignorancia y al pirronismo moral. Este efecto de indiferencia a temas públicos y políticos me gustaría tratarlo y desarrollarlo en otros artículos más detenidamente ya que está muy demasiado extendido, porque son las consecuencias de esa gran confusión en el lenguaje que mantiene vivo al Régimen. Cada vez son más las personas desinteresadas y que no creen en los asuntos que a todos nos atañen, que son los públicos o políticos.

Lo que sí se puede hacer, a bote pronto, es atender y señalar el origen y las causas del miedo, decir porqué está presente ese absurdo temor a todo lo que es política y seguir unas pautas o directrices para que, al menos, seamos conscientes de ello y de esta manera inspire en el lector una mínima reflexión. Es evidente y natural que el hecho de que hoy el miedo aparezca de manera generalizada entre los individuos en todo lo que atiende a los asuntos políticos, públicos y sociales, no es algo que haya surgido de la noche a la mañana, ni siquiera de los fracasos, golpes y penas sinfín y sin cuento que a lo largo de estas más de cuatro últimas décadas de Régimen de partidos se han llevado los españoles sin que nadie haya movido un dedo por ello. En nuestras espaldas consta la experiencia de miles y miles de casos intolerables en una sociedad decente y digna, vividos en la vida misma de cada uno, y que aquí, en España, anormalmente se dan por normales. Esa actitud pasiva y servil viene naturalmente de hace bastante más, y viene marcada por décadas y generaciones enteras de represión, fruto de una Dictadura que, precisamente, fue el terror uno de los pilares para que durara lo que duró, nada más y nada menos que alrededor de cuarenta años. O bien prestamos atención a realidades y hechos que son, existen y que se pueden señalar o mostrar, o de lo contrario, como exactamente sucede, se tiene que mirar para otro lado por vergüenza y con la más cruda de las soberbias para no aceptar el peso de la realidad. Creo que esto último es más lo que realmente sucede. Resignación pura y dura.

Tras el miedo, subyace la convivencia con la falta de interés por conocer y saber, de acercarse a una realidad que sea, por su coherencia y sus evidencias, homogénea en la conciencia pública si se atiende a su forma de manera descriptiva para todos, como método natural para el avance y la prosperidad como sociedad, esto es, el rechazo radical a las creencias, composiciones de lugar personales o tópicos recalcitrantes y absurdos que dan lugar a un grado de escepticismo incauto y que hace que cualquier mente termine sedada, psicótica o crispada. La verdad desaparece, todo se vuelve opinión y el criterio y la razón quedan en manos solo del que lo tiene, sin posibilidad de entendimiento ninguno con ningún sujeto cuando de lo que se trata es únicamente de describir algo que tenemos delante, como son precisamente los asuntos públicos. Ahí la verdad es la misma para todos, no es ni puede ser relativa. Este artículo pretende entender ese miedo generalizado en la sociedad como una carencia de valores públicos ya que no sale de la comodidad mental y moral evitando enfrentarse con la verdad social, además de manera consciente, comodidad que va arraigada y a la par en convivencia con esa ficción sociopolítica del “como si” en la que se está viviendo. Vemos, pues, que sucede una evasión consciente del individuo de todo lo que sea el interés o la voluntad de estudiar y reflexionar para poder entender.

Para poner fin a este artículo sobre “el miedo” de los españoles a todo lo que es público y a la política, que pretendo extender en otros posteriores de la saga “la sociedad perdida”, quiero dejar una pequeña reflexión al lector. Y creo que, el hecho de que exista el miedo en una sociedad ante dictaduras criminales y opresoras me parecería normal, de hecho, en España existe la experiencia de ello, en todo caso, la sociedad tendría que defenderse de igual manera, o, por el contrario, someterse voluntariamente al poder, como sucedió cuando dos tercios de la población española en la Dictadura, que a la hora de participar en las urnas legitimaba el poder del Dictador. Eso mismo, exactamente de igual forma, sucede hoy en esas mismas urnas sin posibilidad de elección y en ausencia por consiguiente de democracia, legitimando el poder del Estado de partidos como forma de gobierno mediante la participación y la ratificación de listas asociadas a organismos estatales que son los partidos, órganos del Estado que componen en cuotas su poder dentro del mismo Estado. Dejo aquí varias cuestiones sobre el miedo que veremos más adelante en otros capítulos, por ejemplo: 
¿A qué es lo que se tiene miedo en una sociedad aparentemente libre?, ¿existe el miedo en la clase estatal?, ¿hay miedo al cambio de forma política? ¿de dónde proviene el miedo?

La sociedad reptil

Es asombroso cómo ha calado el bozal, las mascarillas, en la sociedad española, algo tan ridículo que cualquiera, habiéndose informado un mínimo, sabría que no sirven absolutamente para nada y menos para evitar el contagio de ningún virus, en cambio, se ha convertido en una estúpida y ridícula moda que crece, tanto en jóvenes como más mayores, en son con la socialdemocracia del Estado de partidos, la obediencia ciega y la servidumbre voluntaria. Y quiero hacer un inciso en la descripción o definición mejor dicho de lo que es un siervo y lo que es un esclavo puesto que son dos palabras que las podemos utilizar en el mismo contexto sobre el que estamos trabajando que es la sociedad española en cuanto a su servil y obediente actitud hacia el poder que la somete, en cambio, estos dos conceptos tienen su diferencia: según el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) el significado de esclavo es: dicho de una persona, que carece de libertad por estar bajo el dominio de otra. Sometido rigurosa o fuertemente a un deber, pasión, afecto, vicio, etc., que priva de libertad; mientras que la palabra siervo tiene estas definiciones, esclavo de un señor, en el feudalismo, persona sometida a un señor feudal y obligada a trabajar para él, pero que conservaba ciertas libertades. Infiero que aunque pueden utilizarse como sinónimos en algunos casos, la diferencia radica en que la acepción siervo, incluye en su significado que puede tratarse de una persona sometida, pero que conserva algunas libertades, mientras en el caso de esclavo no se precisa esta posibilidad. Entendido estos dos conceptos, bien podemos ahora describir y entender que, de manera voluntaria, es la servidumbre del pueblo español, que mediante la participación en las urnas sin posibilidad de elegir ni decidir absolutamente nada, en cambio se lanzan a ellas, a veces de manera radical y fanática y a veces porque es lo que ven hacer, otras por tradición y otras por ignorancia en el asunto, como acto litúrgico para instituir a sus nuevos amos cada cuatro años.

Es para mí, personalmente, y lo digo sin tapujos, la mayor explosión de ignorancia y estupidez humana que han podido ver mis ojos en mi país natal, no veo mucha diferencia con la vida de un reptil que vive arrastrándose durante toda su vida. Cuanto menos es curioso, que si se cree realmente y se piensa que hay una pandemia o un virus flotante en el aire, los individuos quieran y crean, y tengan la intención de hacer una vida normal evitando un posible contagio y que con un simple trapo se ponga solución para así poder tener las playas llenas, restaurantes, bares, terrazas, servicios, hoteles, hasta la bandera como si nada sucediera, eso que no falte, el mamoneo y el jolgorio lo primero, pero siempre obedeciendo y siendo un ciudadano recto y correcto por si el vecino mira mal, ¿puede juntarse más absurdez, falsedad e hipocresía en cualquier lugar del mundo?. Una conciencia oscura tradicional de generaciones pasadas mantiene el miedo a ser tachados, el sentimiento de vergüenza ajena, al prójimo, y que, mezclado con el miedo al libre y deliberado pensamiento que marca la distinción natural de los demás, le hace tomar un aire a tiempos pasados de la dictadura franquista, el complejo de siervos agarrotados en la inútil ignorancia e impotencia para reaccionar ante el abuso de poder, se ha llegado al punto de tal ignorancia, que al igual que la excusa para todo que tenía el General Franco de los contubernios judeo-masónicos para tener al pueblo sedado en la ignorancia y el desconocimiento de la realidad sociopolítica, hoy, como la divina providencia, son los gobiernos globalistas y las agendas mundiales las que, para muchas personas cómodas en su raciocinio, dan causa de lo que ven.. la real estupidez más íntegra jamás vista se vive hoy en el ambiente de las calles de España.

Pero ese no es el asunto, trataré de dar causa y decir las consecuencias que provoca lo que estoy aquí diciendo. Creo que no somos tan retrasados, aunque alguno sí crea lo anterior escrito, lo que marca la imbecilidad y la gravedad del asunto es que esta obediencia se debe a una forma de vivir tras más de cuatro décadas instalada en el esquema social y político, que es seguir el consenso social marcado desde el Estado formado por todos los partidos políticos, necesariamente también en consenso, en el que todos sin excepción apoyan la ideología de la socialdemocracia, para entendernos, el buen ciudadano debe de llevar la mascarilla, el que no la lleva es el raro, el apartado y el irresponsable. El peligro que trae este esquema sociopolítico y la muestra de los síntomas de una sociedad sometida al despotismo y el abuso de poder, síntomas similares a los de un esclavo con la moral doblegada y sometido por costumbre al látigo del amo, las consecuencias de todo este desmán marcan el camino desembocando como resultado en el rechazo social entre los individuos, esto es, provoca una sociedad enfrentada. Hecho que trae una consecuencia mucho más grave, esa es la más grave de todas y es el objetivo único que tiene toda la oligarquía que hay dentro del Estado, que mediante la confusión y la mentira y usando como herramienta todos los medios e instituciones y todos los sobornos a individuos que participan de la corrupción (hablo desde universidades, hospitales, funcionarios, prensa, radio, televisión, etc.), se trata a toda costa de impedir por todos los medios la conciencia nacional, la conciencia colectiva, que es uno de los pasos principales, sino el que más, para una posible conquista de la Libertad Política Colectiva de los individuos y poder así entrar en un período de Libertad Constituyente para poder traer la democracia a España. Tras este acontecimiento, los españoles, todos con derecho a sufragio, ELEGIRÍAN, las formas de gobierno y a sus gobernantes y tendrían un control del poder. Hoy eso es imposible, ya que el Régimen de poder establecido lo prohíbe directamente, el Estado de partidos o partitocracia vulgarmente hablando, no está concebido ni para elegir ni para representar a nada ni a nadie. Por eso, la propaganda partidista para las votaciones es imprescindible para que este cambio no llegue nunca, es el arma de la oligarquía de los partidos, la pura y mera participación, porque a más participación más fuerza y más legitimación, más apoyo moral, más clientela tendrá el Régimen de poder y la oligarquía que vive dentro del Estado para campar a sus anchas, más participación más reparto de poderes, riquezas y cargos; oligarquía que está a la sombra de una Monarquía de partidos o Monarquía oligárquica de origen franquista que es la madre de todas las corruptelas y la que consiente con la Carta otorgada del 78 de la mano la degeneración de la sociedad entera.

Esperando todos a ir a votar otra vez, a participar de esto que tenemos, a decir que se está de acuerdo con el juego, a darle cancha para que no termine nunca la rueda de la degeneración social y las corruptelas de todo y de todos, empezando por el espíritu hipócrita y corrupto de una sociedad cómplice de su degeneración, para seguir esclavos del Régimen de origen franquista establecido. Excusados en cualquier imbecilidad para ir a la urna, a que nada cambie y se mantenga la oligarquía de jefes de partido que hay dentro del Estado viviendo a costa del fracaso de cada individuo y de su dinero.

Haga lo que haga el poder con ellos, es algo que a los españoles les da exactamente igual, es antes su cerrazón en sus creencias e ideologías que la Libertad colectiva de todos. El caso es votar, llevar bozal y vacunarse. La sociedad española no vale para nada más que para obedecer, pero no obedecer algo que les sea en provecho ni leyes legítimas impulsadas por ellos mismos en su beneficio, la obediencia es ciega, es decir, sin raciocinio, sin ningún análisis ni crítica previa a una lógica y formal obediencia a lo que se dicta. También valen para algo más, para tomar y llenar las terrazas, intentar vivir la buena vida, presumir de ello, sirven para la sinvergüencería del oportunismo de algunos que se aprovechan de que otros se consuman y se arruinen y son sustento para que la clase dominante se pudra de corrupción, todos, con la intención integra de participar en el tinglado, escondidos y esquivando la realidad que traen con ellos por vergüenza que supone reconocer la participación en un fraude y en la mentira que les machaca, así creen los españoles y piensan que son libres y que hay democracia.

España no tiene la culpa de la decadencia, ni Sánchez, ni el gobierno de turno, son los españoles y su poca responsabilidad como ciudadanos; primeramente el miedo a la Libertad en singular y mayúsculas, la falta de conciencia vecinal y nacional como sociedad, el oportunismo y la envidia, la fe ciega en amos que instituyen en las urnas sin control ninguno de sus actos, los efectos de la ideología de la socialdemocracia, los falsos progresismos transformados en dictaduras de la moral que dan continuidad al franquismo por otros medios aunque muchos no se hayan enterado o no se quieran enterar, la hipocresía pura y dura del español obediente y buenista, el todo vale, el todos somos iguales, el miedo de pensar diferente, el qué dirán, la sabiduría innata del español de creer saberlo todo, el consenso político que es una inversión al fracaso constante, su confianza casi religiosa en los medios e instituciones, todos estatales y politizados; son causas principales de la estupidez social que interrumpe cualquier intento de sensatez y acción cabal para cualquier mejora.

Ahora a votar a Vox (quiero añadir para aquellos que no lo sepan que cualquier partido que esté dentro del Estado naturalmente mirará por los intereses de quien le paga y no por los de la Nación, nadie puede cambiar nada desde dentro, eso es falso y mentira, el que entra es para reforzar lo que hay, es decir, Vox es lo mismo que los demás, un órgano permanente del Estado) y al PP, y luego cuando éstos os hayan esquilmado, votáis al PSOE y PODEMOS otra vez. Eso es, se llama servidumbre voluntaria y corrupción moral, esto es, una sociedad podrida moralmente en el terreno público. Se funciona instituyendo amos, ratificando listas de partido que nadie sabe cómo llegaron ahí (sí se sabe, enchufes, amiguismos y corruptelas), listas que nadie eligió ni nadie conoce. Como no hay democracia, se va a las urnas para no elegir absolutamente nada, solo para mantener el látigo del Estado constante que es el que somete sin posibilidad de control sobre él, como pasa en las peores de las dictaduras, así funciona el Estado de partidos que hay en España como forma de gobierno desde el 78. Para eso está hecha la Carta otorgada falsamente llamada constitución, para la degeneración de todo y de todos y para que todo termine podrido, hasta las últimas entrañas de la sociedad española, y sea la corrupción, la estupidez, la mentira y la imbecilidad la madre y origen de todo lo que pasa cotidianamente.

Si fuera odio lo que lleva las palabras que aquí escribo directamente no escribiría nada, si lo escribo es porque quiero decir la verdad sin mirar las consecuencias que ello traiga, y así librarme de ser un esclavo y poder tener una conciencia de un ciudadano libre. Sucede algo curioso, y es que, en aquella sociedad donde la mentira y la hipocresía es el pan de cada día, cuando se da de comer verdad no hace muy buena digestión. Todo lleva su tiempo, se necesita un proceso, y la llave está en la hegemonía cultural para abrir la puerta de la conciencia colectiva como pueblo unido, como pueblo libre, teniendo como bandera la Libertad colectiva previa a cualquier ideología posterior. Todo es falso sin Libertad Política Colectiva, término en general desconocido por la mayoría de los individuos, de ahí su difícil conquista. De ahí que votar sin Libertad Política sea absolutamente inútil si queremos decidir algo para nuestro futuro, el voto se convierte irremediablemente en el fracaso personal y de sus convecinos. Votar sin libertad es egoísmo, es vanidad y es oportunismo, es cobardía y orgullo de evitar que sea la Libertad colectiva la que decida el futuro de la sociedad, por eso se declinan muchas personas a votar sin Libertad ni democracia, simple y llanamente para instituir amos, porque ni creen ni quieren que haya Libertad de todos. Es precisamente esa colectividad la que es constituyente de todo lo demás de lo que queramos hablar por que constituye la unión en conciencia de todos los individuos de la sociedad; ya se hable de leyes, constituciones, democracia o ideologías, es la madre del cordero y sin ella, sin la conquista de nuestra Libertad, seremos reptiles toda la vida y eso es lo que nos da vergüenza y nos pone los pelos de punta aceptar y reconocer, por eso se sigue votando y participando en este leganal, que al igual que las arenas movedizas, _que cuanto más se trata de salir, votando y participando, más se hunde uno _, ese es el efecto que produce la forma de gobierno del Estado de partidos.

Adictos a las urnas y 
algunas cuestiones 
para la reflexión personal

Entiendo que a muchos les sorprenda y que les resulte raro que ahora venga alguien a decirnos que en España no hay democracia, que no hay constitución, que nadie elige ni decide absolutamente nada en las urnas, y el hecho es que España lleva sujeta casi un siglo a gobiernos o regímenes autoritarios y totalitarios como son la dictadura y el Estado de partidos actual basados en la mentira, la confusión y la corrupción, una tradición y costumbre en el modo sociopolítico, y también de convivencia entre convecinos, que se ha incrustado en la sociedad española, por ejemplo; el miedo y pasividad a todo lo que sea política, el servilismo voluntario, obedecer y arrodillarse ante el poder y no mover un dedo ante las injusticias gubernamentales. Estos rasgos sociales están ya en los genes, de manera que, hoy, cualquiera que vea que surgen desde los propios individuos ideas y motivación para protegerse del abuso de poder en España, es posible que los pueda resultar raro o algo inusual y hasta alguno le pueda parecer ridículo, ya que en los últimos más de 80 años pocos han sido los que hayan luchado verdaderamente, y los que lo han hecho no les ha servido para nada, y los que tuvieron oportunidad de hacerlo, mediante la traición a sus propios principios y a la Libertad y la Democracia, se apuntaron al carro del poder, me refiero al Partido Comunista de Carrillo, PSOE de Felipe González y otras facciones oportunistas para la idea de Reforma del franquismo en tiempos de la Transacción española.

Resulta que, ante todas las tropelías y anomalías que produce un Régimen basado en la corrupción de Estado como venimos viendo desde hace más de cuatro décadas en España, generalmente entre los individuos no se concibe otra solución nada más que participar de ello, de intentar cambiar las reglas de juego corrupto jugando a la corrupción individual de participar en el propio juego. Entiendo que se desconozca que nadie ha podido cambiar el sistema desde dentro, aunque muchos lo digan, eso es falso y no es cierto, eso no se ha dado nunca en la historia ni se puede dar jamás, pues toda fuerza o composición política que se añada al Régimen será para fortalecer o renovarlo con energías nuevas, desde el que participa votando hasta el partido que se incorpore de nuevas. Pero lo que no se puede entender nada más que como corrupción y sinvergüencería es participar y colaborar, tanto con un régimen que ha demostrado cada día que pasa ser un verdadero fraude, como ratificar y apoyar a partidos o facciones que han cometido delitos tanto de corrupción u otros crímenes de Estado, como por ejemplo en España el PSOE o el PP. No es difícil para una persona honesta y sincera decir que cualquier persona que eche una papeleta en la urna con esas siglas está más que podrido moralmente o es sin duda un verdadero oportunista, con lo cual un sinvergüenza.

En un estado de degeneración y putrefacción sociopolítica como la que trae España en sus espaldas desde hace varias décadas, considero que la no participación en ningún evento que se oferte desde el Estado, es una muestra de ejercicio en conciencia de uno mismo, de no mancharse y no ser cómplice de un verdadero fraude, se tenga la ideología que se tenga y se piense como se piense; solo aquel que se declina en aportar su fuerza con el voto a cualquier facción participando en la urna, es aquel que solo puede tener un pensamiento sucio y poco sincero, para él mismo y para con el convecino. Es también una muestra de que no se está de acuerdo con las maneras, con las reglas de juego, con las formas ni con los resultados de estas, que como podemos ver tras la experiencia son paupérrimas cada día más, y cada vez es peor todo. Participar es echar leña a la lumbre, es decir que el juego no acabe nunca, en cambio, la abstención entendida como tal, y especialmente si es en conciencia de lo anterior escrito, supone tanto a los partidos todos estatales y órganos del Estado como al Régimen, una muestra y una demostración de oposición en conciencia de la sociedad, de rechazo, de moral limpia, y esto es lo que no se quiere entender en España, no es que no se entienda, es que se prefiere estar sucios y ser cómplice de la degradación a gran escala de todo y de todos.

Si uno no vota, no pasa nada, ¿Quién es el creído que piensa que el gobierno será mejor o peor si él no vota?, en España, al contrario de lo que se cree, no existe oposición política entendida como tal, pues todos los partidos son estatales, son órganos del Estado y ya tienen ellos el poder repartido en cuotas, no existe pues oposición entre ellos ninguna ni la puede haber, la razón, porque hay consenso. Donde está la oposición, irreal y ficticia, es en la mente y la moral entre individuos, las estúpidas ideologías obsoletas e inexistentes y el revanchismo de tiempos pasados, que impiden que de manera colectiva se llegue a una conciencia nacional como pueblo unido, ese es el único lugar donde existe la oposición de ideas, pero oposición política no la puede haber, aunque algunos se quieran estar toda una vida engañándose y viviendo de la mentira.

Si uno no vota, gana, y gana en ambos aspectos, en lo personal y en colectivo como convecino, lo primero porque no te corrompes y nadie podrá decir que esa persona es cómplice del fracaso constante y de la corrupción infinita. Es un privilegio y una suerte ser consciente en España, entre tanta podredumbre institucional y confusión social, que si votas, apoyas algo que no es la democracia, ya que España no es una democracia, el primer Presidente del Tribunal Constitucional en España García Pelayo, sanciona en la Carta otorgada del 78 (equivocadamente llamada constitución), que España es un Estado de partidos, atendiendo a la Máxima alemana; bien, pues lo que sucede al votar es lo mismo que cuando la mayoría de españoles votaban para apoyar la dictadura de Franco, se vota para legitimar lo que hay nada más. Esto, no son opiniones que tengan que sonar bien en los oídos de la gente, esto es así porque así funciona lo que está establecido como manera de funcionar y es igual para todos, es de estúpidos y de obsesos vivir diciendo que funciona según la opinión de cada uno, en España se funciona de una mara que es la misma para todos. Entonces sencillo de entender, votas, participas en un fraude, todos lo ven y saben que esa es una persona corrupta y que lo hace sin prejuicios de ningún tipo a la luz de todos. Se vota para decir y mostrar a todos lo corrupto que puede llegar a ser una persona, porque ayudo y apoyo a los que roban, engañan y avasallan, imitando a la clase gobernante y siendo igual de sinvergüenzas que ellos.

No hay que tener la moral muy limpia ni tampoco conocer qué es la honestidad para creer y pensar que votando, sin poder elegir nunca a nadie ni poder decidir nada sobre nuestro futuro, podrá pasar otra cosa que no haya pasado o se lleva viendo desde hace cuarenta años, en que los votantes, una y otra vez, atienden a su fracaso constante y se manifiesten haciendo el ridículo y el sinvergüenza; cada vez todo es peor y aun se tiran a las urnas como perro hambriento, no creo que se vea más idiocia y sinvergüencería junta jamás. Y ahora, que han arruinado lo único que quedaba que era el sector hostelero y que van de camino en destruirlo más y más hasta su exterminio (con un fin claro y es vender ese sector a multinacionales extranjeras de grandes compañías de resorts como han hecho en los países sudamericanos), que estamos viendo que van a dejar a la nación española como un auténtico solar, lo único que se le ocurre al pueblo español, que con su sabiduría innata ya de creer saberlo todo, es votar. Pero votar bien, porque hasta ahora y durante cuarenta años se ha votado mal y en broma. Ahora el que vote, que vote bien y en serio, hasta que os elijan a un presidente bueno que en ninguno de los casos lo eligen los participantes en las urnas; estas consideraciones, al fanático, al cobarde, al soberbio y al ignorante, le son de muy poco valor, por eso, la sociedad española cae y vuelve a caer en lo oscuro, en la ruina, en la miseria y en la decadencia permanente, por eso, porque lo que abundan son eso valores. ¿En qué va a pensar el pueblo español sino en premiar el fracaso?, cuanto peor vaya todo mejor para los votantes. Y si algo puede ir bien, poneros bozales como moda ridícula y que enfermen a todos con inyecciones, porque ya ni la salud se puede consentir. Ahora la enfermedad es la norma y ley para todos, claro, para todos los que hacéis posible que todo siga a peor, si, los votantes.

Algunas cuestiones para la reflexión personal.

Algunas de las preguntas que voy a dejar aquí soy consciente de que muchos ya se las han hecho, y, aun así, han seguido participando del tinglado, lo sé. Pero voy a dejarlas por aquí, para ver si a alguno no se le cae la cara de vergüenza tan solo de tener la indecencia y la poca responsabilidad como ciudadano de apoyar a un Régimen que es una fábrica de corrupción incesante e infinita, que está dejando a la Nación española en aras de la miseria. Quisiera que, al contestarlas, al menos, que no se haga con las tópicas y típicas ridículas y falsas creencias y teorías oficiales y se atiendan a la más pura realidad contemplable.

¿Porqué se vota a la corrupción?; ¿quién nos representa en el Congreso?; ¿quién elige al Presidente del gobierno?; ¿Se cumple o se ha cumplido alguna vez la “constitución” tanto gobernantes como gobernados?; ¿quién hace las leyes y quien las ejecuta?; ¿están garantizados nuestros derechos?; ¿nos da miedo lo nuevo?; “lo menos malo” ha sido lo que nos ha traído hasta aquí, ¿qué es lo menos malo?; si sabemos que la tv miente(cualquiera de ellas), la prensa miente, la radio miente, ¿qué es lo que nos creemos entonces?; ¿de verdad queremos seguir votando el sistema que nos ha traído hasta aquí, o no sabemos hacer otra cosa?; ¿nos damos cuenta que hay algo que no encaja en España?; ¿de verdad hay alguien que quiera seguir con este sistema?; ¿sabéis qué es un periodo de Libertad Constituyente?.

En los siguientes años, no más de cinco, vendrá un periodo de decadencia como el que nunca hemos visto jamás desde la Guerra Civil, esto es lo que hemos querido, es lo que se ratifica y se legitima en la urna por parte del pueblo. El hecho de no votar es que el pueblo no legitima al poder o Régimen establecido y solo se sustenta en la legalidad, es decir, si no se vota no tiene poder moral ni apoyo ninguno porque nadie o una mayoría no lo quiere, así de simple, y eso precisamente se evita en todo momento desde los brazos del Estado, pues supondría que cualquier altercado o movimiento desde la sociedad civil, el poder se viera solo y sin apoyo de nadie o de una mayoría y eso le haría ceder o caer. Quiero añadir que cuando hay democracia la abstención no tiene efectos ningunos, en cambio en regímenes oligárquicos como el que hay en España, los efectos son devastadores, no solo para los partidos si no para el Régimen y sistema de poder, de ahí a la llamada a la participación absoluta de todos los partidos y de la clase estatal.

Lo triste es que hasta que no explote todo más de lo que ha explotado ya, nadie se dará cuenta de la mentira en la que vive, será una muerte lenta y dolorosa, donde el oportunismo y la sinvergüencería de algunos, el silencio cómplice de otros y la confusión constante en los medios e instituciones, será la que alargue este proceso de degradación de todo y de todos. La metástasis que es la corrupción y la prevaricación infinita y sin control ya la tenemos desde hace mucho, el cáncer se llama “Constitución del 78”.
Esto no se trata nada más que de una acción intelectual y moral de carácter colectivo, para despertar las conciencias personales e integrar en ella a la parte laocrática, esa parte del pueblo que se mueve para un cambio real y verdadero, es decir, la más dinámica, abierta, decente y digna, inteligente, generosa y valiente.