La
montera de Sánchez Mejías
-DE
SOL A SOL-
(3/08/1991)
LA VOZ DE GALICIA
LA VOZ DE GALICIA
Había un derroche de luz y sol aquella tarde
de verano de 1927. La corrida iba a comenzar en la plaza de toros de La Coruña,
cuando se acercó al torero su apoderado:
-Don Ignacio. Aquí hay un hombre empeñado en
hablar con usted.
Y el diestro, dispuesto ya para el paseíllo,
responde:
-Dale un par de entradas.
Pero, casi al instante, el hombre estaba de
nuevo ante él.
-No las quiere.
-Pues entonces, dale un billete de los otros.
Pero,
al poco, vuelve indeciso a insistir:
-Tan sólo desea hablar un momento con usted.
El torero parece molesto.
Pero,
luego acepta:
-Bueno, pues que pase.
Y ante él aparece un hombre pálido cuya
mirada de angustia se cruza con la interrogante del torero.
-Señor… -dice balbuciente- mi hijo… mi
Tomasiño, que apenas tiene seis años… ¡Se está muriendo! Es posible que no pase
de esta noche. Pero tiene un deseo, un grandísimo deseo: ¡Verle a usted!
El asombro reflejado en el rostro del torero
se transforma en emotividad y, afectuoso, dice al padre afligido:
-Si Dios me saca con vida esta tarde le
prometo que iré a ver a su niño- y le pide que deje su dirección.
Luego, cuando al terminar la corrida, se
detiene un auto ante la antigua casa de la calle de San Andrés, los transeúntes
advierten estupefactos al diestro del día con su resplandeciente traje de
luces.
Y el torero estuvo una hora al lado del niño
que, lentamente, fue abriendo sus ojos, acabando por sonreír.
Pero,
al llegar el momento de despedirse, cogió la manita febril entre las suyas,
diciéndole:
-Pídeme lo que quieras.
Lo
que más te guste. Yo te lo daré.
El niño, señalando la montera, dice con
ilusión:
-¡Su gorro!
Y el torero descubre su cabeza, poniendo en
las manos del chiquillo el objeto tan deseado.
Al día siguiente también había toros, y
Sánchez Mejías fue el único torero que hizo el paseíllo con la cabeza
descubierta.
VER+:
El Torero del 27, en "Retratos"
"Siento poesía cuando veo a mi marido
bajar las escaleras para ir al trabajo".
Josefina López de Serantes
bajar las escaleras para ir al trabajo".
Josefina López de Serantes