DIÁLOGO EN EL INFIERNO
entre Maquiavelo y Montesquieu
por MAURICE JOLY
"Unos años de anarquía son a veces menos funestos
que varios años de silencioso despotismo".
El autor de “Diálogo en el Infierno”, Maurice Joly, (Los elementos de este prefacio fueron tomados del extraordinario libro de Henri Rollin, “El Apocalipsis de nuestro Tiempo”).
Diálogo en el infierno expone los procesos del despotismo moderno, que tienen lugar en su tiempo y aún reinan en nuestra actualidad. En vez de hacer el uso brutal de la fuerza contra la oposición, el estado moderno debe crear su oposición, encerrarla en formas adecuadas y atraer a los descontentos.
Valdría la pena reeditar esta obra, destruida por los alemanesen 1940), abogado ante los Tribunales de París, vivió una existencia difícil y oscura. Típico rebelde (se fugó de cinco colegios en su juventud), puso sus dotes brillantes al serviciode la libertad y de sus antipatías. Opositor bajo todos los regímenes, tuvo un sin número de enemigos y algunos admiradores. Revelan sus escritos que conocía tan bien el arte de encumbrarse (consagró al tema un libro) como el de gobernar (los Diálogos lo atestiguan). Sin Embargo, empleó su saber con el solo objeto de atacar a quienes aplicaban para su beneficio personal las técnicas del éxito. Su palabra mordaz eligió sucesivamente como blanco a Napoleón III, Víctor Hugo, Gambetta, Jules Grévy, en quienes apenas hizo mella. Pobre, enfermo y acabado, el 17 de julio de 1878 se descerrajó una bala de revolver en la cabeza. Abierto sobre su escritorio hallaron un ejemplar de “Los Hambrientos”, libro que publicara dos años antes.
Su primer libro, “Le Barreau de París, études politiques et litteraires”, consiste en una galería de retratos de abogados cáusticos e inclementes; el segundo, “Cesar”, es un vigoroso ataque a Napoleón III. En 1864 publica en Bruselas, sin nombre de autor, el “Diálogo en el Infierno”.
El libro fue introducido en Francia de contrabando, en varias partidas; pero como algunos de los contrabandistas pertenecían a la policía, esta sin gran esfuerzo –unas cincuenta pesquisas simultaneas– logró incautarse de toda la edición y desenmascarar al autor. Maurice Joly fue arrestado. La instrucción del proceso le costó seis meses de prisión preventiva. Condenado, la instancia de apelación y el recurso de casación demoraron otros dieciocho meses, durante los cuales permaneció recluido en Sainte-Pélagie. Quedó en libertad en mayo de 1867, pero sus conflictos con la justicia crearon el vacío a su alrededor.
Los defensores del Imperio lo atacaban; para los republicanos, lejos de ser un mártir glorioso, constituía un estorbo. Para agravar su situación y sumirse en una soledad huraña y taciturna, en sus “Recherches sur l’art de parvenir” ataca con inusitada violencia a sus contemporáneos más ilustres. La respuesta de ese mundo quede testaba fue el silencio. Tal vez sus obras hubieran sido definitivamente olvidadas, pese a sus descollantes méritos, si un ejemplar del Diálogo en el Infierno, que escapara a la policía de Napoleón III, no hubiese caído en manos del falsario redactor de los Protocolos de los Sabios de Sión, donde se exponen los presuntos planes secretos de dominación mundial, concebidos por los dirigentes de la Alianza sionista Internacional.
Publicados incidentalmente en ruso, los Protocolos fueron traducidos y difundidos en todos los países del mundo en 1920. Al año siguiente, una sucesión de extraordinarias casualidades puso la superchería al descubierto. Fue Graves, corresponsal del Times en Constantinopla, quien se percató de la similitud que existía entre el documento ruso, publicado por Nilus y Boutmi, y el Diálogo de Joly, entre los supuestos Protocolos de los Sabios de Sión y el líbelo del abogado parisiense contra el sobrino del gran emperador.
Graves contaba entre sus amistades a un emigrado ruso. Este había comprado a un antiguo funcionario de la Ocrana, también refugiado en Constantinopla, un lote de libros viejos. Entre ellos descubrió, con sorpresa, un pequeño volumen en francés, encuadernado, sin la página correspondiente al título, pero en cuyo lomo figuraba el nombre de Joly. Al comprobar que su texto traicionaba una asombrosa semejanza con el de los Protocolos, participó su descubrimiento a su amigo Graves. Este hizo que se practicaran algunas averiguaciones en el British Museum, donde sin esfuerzo pudo encontrarse un ejemplar de la misma edición de los Diálogos.
El totalitarismo exige mucho más del ciudadano que, a su modo, la dictadura o la democradura. Estas últimas no se interesan más que por el poder político y el económico. Si el ciudadano no molesta y no dice nada, no tendrá problemas. Basta con su pasividad. El totalitarismo, en cambio, pretende hacer de cada ciudadano un militante. La sumisión no le basta, exige el fervor. La diferencia entre un régimen simplemente autoritario y uno totalitario está en que el primero quiere que no se le ataque, y el segundo considera un ataque todo lo que no es un elogio. Al principio le basta con que no se le desfavorezca; el segundo pretende además que nada se haga que no le favorezca.
La lección más importante que da el libro de Maurice Joly es que la democracia no consiste en que haya apoyo popular -los peores potentados a menudo lo tuvieron- sino en que haya reglas que codifiquen el derecho absoluto del hombre a gobernarse a sí mismo. Como dice Edmond Burke en sus Reflections in the Revolution in France, el primer derecho del hombre en una sociedad civilizada es el de estar protegido contra las consecuencias de su propia necedad.
Y ello, a mayor razón, puesto que el cinismo político, contrariamente a lo que se suele creer es ineficiente. Los dos jefes de Estado franceses que han dejado al país en la más catastrófica situación económica, diplomática y moral, han sido los dos más cínicos y fieles discípulos de Maquiavelo: me refiero a Luis XIV y a Napoleón I. Por mi parte, no les confiaría ni una tienda de pueblo: sería la quiebra al cabo de un año.
Gran verdad la que pone Joly en boca de su Montesquieu: "Unos años de anarquía son a veces menos funestos que varios años de silencioso despotismo".
¿Qué es el fraude?
- Elecciones aseguradas.
¿Qué son las elecciones aseguradas?
- Felicidad de la democracia.
¿Qué es la democracia?
- El reinado de los mercaderes por medio del lucro, soborno y fraude.
¿Qué es un partido?
- Es la liga de los que quieren vivir sin trabajar, comer sin producir, ocupar empleos sin estar preparados y gozar honores sin merecerlos (LA CASTA FEUDAL).
¿Qué es el sufragio universal?
- La manivela del hacer opinar al pueblo de lo que no entiende para no darle mano en lo que no entiende.
¿Qué es el liberalismo¿
- El enemigo de Dios y el amigo interesado del pueblo.
¿Qué es el Estado?
- La burocracia erigida en dios.
¿Qué es la defensa de las instituciones liberales?
- Un judío detrás.
VER+:
Joly, Maurice- Dialogo en E... by Andrea Almengló
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