Leticia Rojas
Si yo tuviera una estrella
que brille como en Belén
alumbraría a mi patria
para verla renacer.
Le pido al niño bendito,
al Dios que está por nacer,
que nos regale el milagro
de resucitar como él.
Y que esta tierra grandiosa
-como en sus días lo fue-
vuelva a brillar y a ser libre
y a recuperar la fe.
Que sea un país de optimismo
y que impere la honradez.
Que pueda más la confianza
que el miedo a vivir en él.
Si yo tuviera una estrella
que brille, como en Belén
¡Alumbraría a mi patria
para verla renacer!
Este poema “SI YO TUVIERA UNA ESTRELLA”
de Leticia Rojas, forma parte de su libro extraordinario
“La Burbuja de Lorena”,
NAVIDAD... ¿QUE ES...?,
por Zenaida Bacardí de Argamasilla
Navidad es un presente, no un pasado.
Navidad no es una fecha histórica a recordar, sino un presente que hay que vivir:
Cuando decides amar a los que te rodean. Ese día es Navidad.
Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido.
Ese día es Navidad.
Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y lo socorres. Ese día es Navidad.
Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos. Ese día es Navidad.
Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón. Ese día es Navidad.
Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos. Ese día es Navidad.
Cuando renuncias al materialismo y al consumismo. Ese día es Navidad.
Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza. Ese día es Navidad.
La Navidad
La Navidad será siempre un día de esperanza, de misterio y de fe.
Cada cual tendrá su gruta, la que ha ido cavando en el fondo de su corazón, y necesita reformar, limpiar e iluminar todos los años.
Cada cual, su regalo: el íntimo, el personal, el silencioso, el de las heridas cerradas y rencores olvidados.
Cada cual, su lámpara para calentarnos en Dios... y su aceite para ir curando, suavizando y derritiendo ternura entre los muchos que lloran en la Navidad.
La noche de Navidad debiera ser más para compartir con los pobres y con la familia que para ostentar con los ricos; más para prodigarnos con nuestros semejantes que para meternos en el vértigo de las calles y las fiestas; más para que Dios nos acompañe que para entrar en ese mundo ajeno y extraño donde se aumenta la nostalgia, se entristecen los recuerdos y muchas veces nos sentimos tan solos.
¿Dónde y cuándo vas a dar a Cristo el apretón de manos y la entrega del corazón en esta Navidad?
No olvidemos que es día de llenarnos de Dios.
De sacar cuentas.
De estrecharnos las manos.
De abrir las alforjas.
De mirarnos tal cual somos.
De recordar a los que faltan.
Y pedir perdón, ¡Esa es la Navidad!
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Zenaida Bacardí de Argamasilla
Libro: Ramillete de Estrellas
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