EL Rincón de Yanka: POEMARIO "LOS ESPACIOS CÁLIDOS Y OTROS POEMAS" por VICENTE GERBASI

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sábado, 25 de enero de 2025

POEMARIO "LOS ESPACIOS CÁLIDOS Y OTROS POEMAS" por VICENTE GERBASI

 LOS ESPACIOS CÁLIDOS

VICENTE GERBASI

Vicente Gerbasi pertenece a ese grupo de renovadores y fundadores de una nueva sensibilidad en el campo de la poesía latinoamericana. Al igual que un Nicanor Parra o un Lezama Lima, el poeta carabobeño se hizo propulsor de un análisis estético sobre el espacio paisajístico venezolano al fin de introducir a la naturaleza y al hombre en mundos de significación descuidados por la poesía anterior. El trópico gerbasiano es un paisaje donde despuntan los elementos autóctonos de su tierra combinados con los de su universo interior. La exuberancia y los extremos de la selva pueden de esta forma transformarse en materia poética, lo que permite su interiorización para profundizar la propia esencia del versificador, en la que se hace uso de un lenguaje coherente a las exigencias del proceso poético. De este modo el poeta se adentra en el misterio de una realidad que sigue un orden distinto y en el que se incorporan una amplia gama de matices sensoriales. Un proceso, este último, que trata de hacer asomar los elementos autóctonos y la memoria afectiva para paliar la experiencia de lo transitorio en la que se ve sumido el sujeto.
EL SUEÑO DEL VIEJO 

El viejo ha enterrado sus anillos de oro, 
sus pipas europeas. El viejo está dormido, 
oigo pasar el viento sobre su vida extinta, 
como silbos ardientes entre colinas yermas. 

Hablaba de la oveja, del durazno y de las viñas, 
de las horas de invierno con pinos quejumbrosos, 
de moches junto al fuego, de lobos en la nieve, 
de flautas de pastores bajo la primavera. 

Su mano dibujaba la bíblica colina de su aldea, 
con trigos, campanas y canciones, 
su adorable colina cerca del Mar Tirreno, 
al pie del Apenino, bajo la luz de un cuento. 

Aquí bajo las cálidas y hondas horas nocturnas, 
cuando todo está inmóvil y silba la serpiente, 
soñaba en algo extraño, como en la soledad, 
y con su voz se oía la música del mar. 

Y sus sueños cayeron al lado de mi aldea, 
y ahora se levantan cuando viene la noche, 
y van con sus suspiros del aire en los ramajes, 
o vuelan hacia el alma cual lumbre de luciérnagas. 

Enigmas luminosos en el silencio oscuro, 
los sueños de los muertos en la soledad moran, 
y brillan con las flores que se abren en el césped, 
o van con la nostalgia de nieblas solitarias. 

¿Qué interroga de noche el viejo en su misterio? 
¿Le responde a lo lejos el canto de algún ave? 
¿O acaso mi tristeza, que por los campos vaga 
y fluye hacia los ecos del misterioso valle? 

Cuando duerme la aldea, brisas extrañas pasan, 
y rumores oscuros se van por las colinas. 
No es el viajar del río, ni el paso de animales, 
es algo que en secreto visita la existencia. 

He ido al cementerio bajo la media noche 
y todo ha estado en calma en medio de las cruces, 
mas junto a las viviendas o entre los tamarindos, 
a mi lado he ido la voz de algún enigma. 

Ellos, los solitarios, en la noche del mundo, 
ellos siguen soñando, los muertos de la aldea, 
y algún peligro apartan o algún llamado 
hacen en la sagrada sombra de nuestro corazón. 

Yo los veo pasar por la orilla del río, 
y mover con sus sombras las hojas del helecho, 
cerrar bajo el rocío la lenta adormidera, 
o vigilar atentos la siembra de los pobres. 

El viejo está dormido al lado de la aldea, 
y sus sueños parecen hundidos en mi infancia. 
Por eso cuando vago en la quietud nocturna, 
veo que ascienden serenos a las nieves del cielo. 

ROSTROS CAMPESINOS 

Un olor agrio de café maduro 
dispersa grumos rojos en la luna, 
grillos de luz violeta, cascabeles 
que envenenan el aire del helecho. 
Se ilumina la sombra de las cumbres 
y baja por los árboles el río 
sonando lirios blancos de penumbra 
hasta la oscura casa del silencio, 
donde enciende el maíz perlas quebradas. 
Nos circunda la noche grano a grano, 
con música de fronda en los confines, 
con guaruras indígenas que llaman 
la tristeza sombría de los muertos. 
En la luz de la lámpara va huyendo 
un espacio de yerbas, de tabaco, 
de terrones azules y de ranas. 
En círculo, los rostros campesinos 
oyen el cuento antiguo de los astros.

MANERA DE MORIR 

Hace años, hace reflejos de fronda nocturna, 
hace luciérnagas en la melancolía 
lluviosa del trópico, 
hace miles de lámparas encendidas 
al pie de santos de iglesias de aldea, 
hace todo el tiempo de los ríos 
que suenan en las montañas, 
que estoy agonizando 
a orillas de mí mismo, 
en ese espacio hipnótico de las horas, 
donde los cuervos lentamente 
vuelan debajo de u arcoiris.

"De Los espacios cálidos y otros poemas"


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