9 de Junio, 2018
De María Santísima y Jesús.
(Fiesta del Inmaculado Corazón de María.
Para el Arzobispo Gustavo García-Siller
y el Obispo Michael Boulette.)
Escribe, Florecita,
Para Mis hijitos –
Soy Yo, vuestra Mamá del Cielo, María Santísima, quien os da estas Palabras por este medio para deciros cuánto os amo, cuánto Estoy atenta a vuestro corazón, siempre lista para ayudaros en vuestras responsabilidades.
Sois Sacerdotes de Mi Jesús y Pastores de almas, y lleváis una carga muy pesada de responsabilidades: las esenciales – espirituales, y las secundarias – humanas – pero que os causan tantos desvelos y angustias.
Mis hijitos, veo vuestro cansancio, vuestros esfuerzos. Venid a descansar en Mí, como niños pequeñitos, venid y descansad sobre Mi Corazón de Madre, el Refugio que Mi Jesús os da para que podáis tomar fuerzas y seguir el camino.
Mi Amor os nutre como nutrió a Jesús; Mi Paz os envuelve en la tranquilidad de Dios para que podáis recibir Su Voluntad y cumplirla.
Mis pequeñitos, cuánto os amo, y como buena Madre Me preocupo por vosotros y os acompaño en vuestras labores. Entregádmelas, dejadme ayudaros. [sonrisa]
En vuestras responsabilidades como Obispos, tenéis MUCHO que discernir, decidir, “cribar”, para salvaguardar lo que Mi Jesús os ha confiado, para guiar y proteger a las almas que les han sido confiadas; para hacer que la Verdad pueda brillar en los corazones de Nuestros hijos.
Y os sentís a veces tan pequeñitos, tan agotados, sin saber qué hacer.
Mis pequeñitos, os quiero dar una ayuda en el discernimiento, algo sencillo que os sea guia para saber si algo es de Dios o no; lo que dará buen fruto de lo que no; lo que será de mayor ayuda para Nuestros hijos.
Hay tanta confusión, y sois bombardeados por innumerables ideas, información, requisitos a cumplir; que es difícil en ocasiones el discernimiento sencillo y prudente que permite la Acción Divina con la cooperación humana.
Por esto os digo lo siguiente.
Pensad, hijos, en la oración sencilla del “Padre Nuestro” – Palabras breves pero sagradas, llenas de instrucción y alimento espiritual. Cada frase os da Luz en el discernimiento.
[Ahora continúa Jesús]
Padre Nuestro –
Toda acción Divina, todo lo que Yo hago y permito tiene el origen en el Amor y el propósito de unir a todos Mis hijos en Mi Corazón.
Mis obras tienen esta señal siempre: os llevan a una unión más profunda y más sencilla Conmigo, una unión filial. Es el testimonio y la Presencia del Espíritu Santo que mueve al corazón a gritar “Abba, Padre!”
Si algo o alguien produce estos frutos de unión filial Conmigo, no puede sino venir de Mí.
El enemigo sólo busca dividir, separar.
Que Estás en los Cielos –
Todo lo que Yo hago y permito ayuda a Mis hijos a elevar su vista al Cielo, a donde moro Yo. Mi Acción, Mi Presencia siempre es recuerdo del Cielo, del destino que os tengo preparado – de que moréis Conmigo en el Amor por toda la eternidad.
El enemigo distrae de esta realidad.
Santificado sea Tu Nombre –
Todo lo que viene de Mí da Testimonio de la Verdad y enaltece a cada Persona de Nuestra Trinidad, moviendo al alma a un mayor amor y respeto a todo lo Nuestro.
Todo lo que proclama Mi Verdad, Mi Vida, Mi Pasión y Muerte, Mi Resurrección, Mi Gloria, y os hace amarme más, sólo puede venir del Trono de Dios.
Los demonios también doblan su rodilla ante Mí, pero no por amor o verdadero respeto, sino por odio y temor[1].
Venga a nosotros Tu Reino –
Todo aquello que acreciente vuestra esperanza en la Gloria por venir, en Mi Victoria por manifestarse, viene de Mí.
El enemigo busca siempre el modo de haceros olvidar esto; de matar la esperanza verdadera.
Los corazones de Mis hijos claman por esta Hora en que la oscuridad será aplastada, la Luz brillará libremente y todo será renovado. Sus corazones anhelan esta Hora, aun sin reconocerlo, sin estar conscientes de ello.
Aquello que reconozca esta hambre, esta ansia, y la una a la gran oración del “MARANATHA” [2], viene de Mí.
Hágase Tu Voluntad, en la Tierra como en el Cielo –
Todas Mis obras, Mis acciones, os llevan al cumplimiento de esta Voluntad Mía, santa, que sólo es el bien para cada alma. Nuestra unión, hijos, se manifiesta en el cumplimiento de esta Voluntad Mía, de vuestras misiones particulares. Aquello que es Mío siempre es ayuda en este cumplimiento. Siempre.
El enemigo siempre trata de nublar Mi Voluntad, de hacerla parecer imposible de cumplir, de hacerla irrelevante, de hacerla parecer como “muerte”, en vez de lo que es, “vida”.
Mi Voluntad está presente en lo humano (la Tierra) y en lo espiritual (el Cielo), y todo aquello que os ayude, que os de luz para cumplir Mi Voluntad – vuestras responsabilidades humanas y espirituales – viene de Mí.
En Mi Voluntad, el cumplimiento de las responsabilidades humanas siempre lleva, está dirigido, al cumplimiento de las responsabilidades espirituales.
Hay cosas humanas (y aun algunas demoniacas) que en apariencia os ayudan en lo humano, pero que se quedan sólo en lo humano, como fin último, y por tanto no tienen fruto en el espíritu. Esto no viene de Mí.
Sois cuerpo y alma, y Mi acción se manifiesta y ayuda en ambos ámbitos. Siempre.
Danos hoy nuestro pan de cada día –
Mi acción en un alma, o en cierta situación, siempre produce frutos de una mayor confianza y abandono en la Providencia Divina – confiando en que Yo veo todas vuestras necesidades físicas y espirituales y tengo el deseo y el poder de satisfacerlas.
Lo que viene de Mí siempre lleva a una mayor y mayor dependencia, abandono, a Mi acción y a Mi Amor.
Es el dejarse cuidar por vuestro Abba. [sonrisa]
El enemigo, por el contrario, solo busca que penséis y actuéis como si todo dependiera de vosotros. El enaltecimiento del propio ego, el egoísmo que destruye a la caridad y a la unión que Yo quiero entre Mis hijos.
Lo que procede de Mí os hace mirarme a Mí; lo que procede del enemigo os hace miraros sólo a vosotros mismos.
Continuemos, Florecita[3] [sonrisa]
Perdona nuestras ofensas –
Hijos, Mis obras, Mis acciones, todo lo venido de Mí lleva también el sello de la humildad, produce este fruto en las almas.
La humildad de reconocer las faltas, las miserias propias, el ser “nada” ante Mi Majestad, el necesitar de Mi ayuda para todo. En Mis obras este espíritu de humildad está siempre presente, que Me da a Mí Mi lugar como Dios [sonrisa], y os hace miraros a vosotros mismos en Mi Verdad, y que os hace volveros a Mi con confianza y Fe en Mi Misericordia, que se desborda en el alma confiada.
Así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden –
El fruto de la humildad que produce Mi acción en el alma lleva [a], produce, el fruto de la caridad y la comprensión fraterna.
Mi acción siempre lleva al alma a hacer actos de caridad, pues al reconocerse pecador y necesitado de Mi ayuda, empieza a ver a las demás almas del mismo modo – como almas necesitadas de ayuda, del Amor de Dios, débiles como ella misma – y así entra la comprensión mutua.
Sólo por medio de la verdadera humildad y reconocimiento de la Verdad, puede entrar en el alma la caridad fraterna y la comprensión mutua tan necesaria en el diario vivir.
El enemigo odia a la humildad, pues es su antítesis, y sus obras llevan a la soberbia. Siempre. A la falsa humildad que tanto daño hace.
No nos dejes caer en tentación –
Mi acción, Mi Presencia, mueve al alma a una absoluta confianza, no solo en que Yo la amo sin medida, sino que también tengo el Poder de protegerla, ayudarla, elevarla.
Y libranos del mal –
Hijos, el enemigo quiere siempre esconderse, pasarse por desapercibido para poder causar la mayor destrucción posible.
Cuando Yo Estoy presente, hay Luz, hay claridad, y Mis acciones ponen al descubierto las maquinaciones del enemigo, para mostrarlo a Mis hijos por lo que es – el enemigo del alma que los odia y Me odia sin medida; el ser más horrendo porque está del todo desfigurado por la soberbia.
Mi Acción, lo que Yo hago, lo que viene de Mí, siempre pondrá al enemigo al descubierto, lo sacará de las tinieblas, confusión, mentiras tras las que se esconde, para que Mis hijos reconozcan sus obras y lo puedan rechazar y evitar.
Soy el Padre bueno y cuidadoso que “prende” la luz para que se puedan ver los bichos que andan al acecho de los hijos, para que los hijos puedan verlos y evitarlos, y eliminarlos.
Amén.
Aun esta breve palabra encierra una enseñanza. [sonrisa] Esta palabra os recuerda lo necesario que es conformar vuestra voluntad a la Mía: “Hágase así”, “Cúmplase así.”
No estorbar Mi Acción ni Mis Planes – no poner obstáculos al cumplimiento de Mi Voluntad, ni en Mis planes para cada alma en particular, ni en Mis planes para todos Mis hijos.
Es el estar atentos a Mi Voz para poder seguirla, cooperando Conmigo para que Mis planes, que siempre son Amor y Misericordia, se cumplan.
Mis Planes siempre se cumplen al final, pero Yo quiero y pido vuestra cooperación. Pues cuando Me la negáis, vienen sufrimientos y demoras innecesarias[4].
Hijos Míos, tan amados, vuestra labor como pastores es ardua. Es el estar siempre atentos a Mí, a Mi Voz, a Mis indicaciones, pues Yo actúo constantemente en Mi Iglesia, y para no estorbarme hay que estar atentos, con vuestra mirada fija sólo en Mí.
Tenéis que cribar constantemente, para separar Mi trigo santo que es verdadero alimento para Mis hijos, de la cizaña y otros alimentos ajenos a Mí que son nocivos para las almas de Mis hijos.
Por esto, para ayudaros en vuestra labor tan cansada, os doy estas Palabras, indicaciones, para que tengáis una ayuda, una guia.
Tengo TANTO que dar, pero son tan pocos los que están dispuestos a recibirlo.
Ustedes al menos denme este alivio, este gozo, de recibir Mi Amor hecho Palabra de modo tan sencillo.
Hijos Míos, os tengo abrazados a Mi Corazón, os acompaño en todas vuestras labores, y si Me lo permitís, os quiero usar como instrumentos de Gracia abundante para Mis pequeñuelos.
Permaneced en Mí. Siempre en Mí.
Vuestro Jesús, +
Que os ama infinitamente.
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[1] Al ir pasando esto a máquina se me vino a la mente la cita de Mateo 7:21: “No todo el que Me dice ‘Señor, Señor!’ entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la Voluntad de Mi Padre que está en los Cielos.”
[2] Es una referencia a la conclusión del Libro del Apocalipsis: Apoc 22:17 y 21: “El Espíritu y la Esposa dicen: ‘Ven.’ Y el que escucha diga: ‘Ven.’…”; “Dice el que testifica estas cosas: ‘Sí, vengo pronto.’ Amén. ¡Ven, Señor Jesús!”
[3] Había tenido que dejar de escribir por varias horas para seguir con las responsabilidades del Retiro de ese fin de semana.
[4] Se me viene a la mente el caso del pueblo de Israel, después de salir de Egipto, que por no obedecer tuvieron que pasar cuarenta años en el desierto, cosa que el Señor no había querido.
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