DOCUMENTAL
UNA PELÍCULA DE JON VIAR
En 1968 la banda terrorista ETA asesinó por primera vez. El País Vasco sufría la represión franquista y el nacionalismo se consideraba un movimiento de resistencia. Han pasado muchos años desde entonces, muchas muertes, mucho terror, mucho dolor. Ahora que la sed de sangre se ha extinguido, las víctimas toman la palabra y la cámara para narrar el horror que vivieron. Pero entre todas las víctimas esta es una extraordinariamente singular, es el hijo de un traidor. Iñaki Viar y varios compañeros militaron en los inicios de lo que después sería ETA VI, la facción no militarista. Con presidio de por medio, estos héroes se convirtieron en enemigos por elevar sus voces y denunciar la violencia. De forma colectiva, sus testimonios se articulan en Traidores para explicar el conflicto vasco y en mayor medida, el impacto personal que tuvo sobre muchos y, en especial, en su director, Jon Viar.
Anunciando ya desde la primera secuencia una marcada motivación perspectitivista, la película introspecciona abiertamente los traumas juveniles del autor. Desde el yo hasta el todos, se psicoanalizan las profundas heridas de la sociedad euskalduna. Para ello, se establece una dialéctica entre la memoria de los testimonios actuales y las huellas del pasado recogidas en las imágenes televisivas de archivo y los cortometrajes caseros del incipiente autor. Por tanto, la película tiene como espina dorsal la resolución a través del diálogo, tesis impepinable de la defensa democrática. Y como vértebras auxiliares, el documental se apoya en la inteligente recreación de los escenarios protagonistas de antaño, una cárcel y la Bolsa de Bilbao. De manera esquiva además, unas breves y reiteradas alegorías sobre máscaras remarcan el motivo de la conversación. ¡Traidores! Así, se conjugan, no sin algún desliz residual, la Historia, con sus historias, con nuestra historia.
Y sin embargo, pese a todos estos valores, quizás el más destacable sea su vocación didáctica. No tanto en lo referente a la lucha armada, que también, sino en palabras a favor de la liberación personal y la responsabilidad individual. Serán muchos los que duden del carácter fascista de ETA, pero pocos los que nieguen el terror que generó.
Encarar estos actos como lo que fueron, crímenes, es en boca de Viar “matar al padre”, al gran padre, el nacionalismo. Ni medias tintas, ni con arrugas. Poner fin a la violencia significa construir un discurso propio, ya sin las viejas deudas. Solo entonces, cuando la herida se halla cerrado y el perdón ejecutado, se podrá respirar en paz y gritar a corazón abierto que esta pesadilla es pasado.
Junto a Borja Sémper, Edu Madina y un grupo de jóvenes, Jon Viar explica la historia de su padre, que cuándo decidió abandonar ETA se convirtió en un traidor para la banda terrorista y da su explicación a por qué ETA duró tanto tiempo o cómo le afectó la fractura social que había en el País Vasco con la existencia de la banda terrorista.
El cineasta y dramaturgo, Jon Viar, charla con jóvenes sobre ETA y sobre la historia de su familia. Su padre, Iñaki Viar, fue condenado a 20 años de prisión por el régimen franquista por su participación –como miembro de ETA- en un atentado con bomba contra la Bolsa de Bilbao a finales de los años 60.
El actor, que a los ocho años descubrió que su padre había pertenecido a ETA, explica su historia y la de su familia en el documental 'Traidores'. Jon dice que en el documental narra que él siempre había sido un 'nerd' fascinado con el cine y que cuando descubrió la historia de su padre empezó a hacer preguntas.
Cuenta que su padre fue juzgado en el proceso de Burgos y estuvo ocho años en la cárcel. Tras salir de prisión su padre se convirtió en un traidor.
Sobre cómo su padre le habló de ETA Jon asegura que "mi padre me dejo una cosa clara, que no hubo una ETA buena". "ETA no fue antifranquista, es la vuelta a las esencias de Sabino Arana", comenta.
¿Por qué duro tanto el terrorismo de ETA?
El cineasta responde a sobre por qué la gente reaccionó tarde al terrorismo de ETA, Jon explica que "las fuerzas generales del Estado tardaron en democratizarse y era difícil dar una respuesta". "No solo debemos condenar el terror de ETA, sino también aquello por lo que mataron, que era un delirio racista e identitario que no tiene ninguna justificación; nadie tiene derecho a convertir a su vecino en un extranjero", argumenta.
"Los que han quedado hasta el final
son unos psicópatas"
Jon explica que la ETA en la que estuvo su padre no tenía nada que ver a la que vino después y que "la gente que no es psicópata, cuando investiga un poco, sale de eso; los que han quedado hasta el final son unos psicópatas".
VER+:
"LOS NOMBRES DE LAS COSAS" Y "SIGUE ENFERMA":
EL PUEBLO VASCO JUNTO CON LA IGLESIA,
CÓMPLICES COMPLACIENTES DE ETA 👿💣💀
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