Milicia Inmaculada (I).
Armados para Iniciar el Combate contra la Masonería.
En este momento inicial, desde mi Celda Monástica, no puedo más que dar Gracias a Dios Padre por medio de Jesucristo el Señor. Tener la oportunidad de transmitir (conservando mi Carisma Eremítico, llegado a mis años y desde la lejanía en la que me encuentro) conocimiento sobre la Masonería después de años de Oración, Estudio y Meditación, es una Gracia que considero Especial y que es Justo reconocerle no sólo al Verdadero “Padre de las Luces Celestes” (radicalmente Opuesto a Satanás, el Diablo) sino también a mis queridos hermanos de El Correo de España cuya vocación periodística va pareja a la Vocación Profética de Advertencia y Amonestación; para ellos pido Inteligencia, Frutos del Espíritu y Fortaleza hasta el Retorno del Capitán y Rey, Cristo Jesús.
He querido dar comienzo, a esta indefinida serie de artículos doctrinales, históricos, filosóficos y teológicos, y que con el nombre de Milicia Inmaculada dedica El Correo de España, haciéndolo precisamente la semana del 8 de diciembre, La Festividad de la Inmaculada (Patrona de la Milicia Católica, de la Cruzada, y Solemnidad en la Vida Monástica, Militia Christi).
He querido, además, hacerlo poniendo frente a nosotros las armas espirituales con las que contamos en este Combate: la Milicia Inmaculada, las Sagradas Escrituras, el Magisterio y Tradición de nuestra Santa Madre Iglesia:
1 - Milicia Inmaculada:
Esta Institución, creada por San Maximiliano Kolbe (al que pedimos su intercesión desde este momento por medio de Jesucristo y la Comunión de los Santos), no sólo está dedicada a la Oración contra el Maligno y sus Obras, sino de manera muy especial contra las obras y frutos sutiles de “la Sinagoga de Satanás” la cual opera en los asuntos políticos de este mundo.
La Obtención de Luz e Inteligencia, por medio de la Investigación y Estudio, para sus miembros, para los pastores de la Iglesia que han de elaborar Directrices Limpias y para los que tienen que tomar decisiones políticas públicas que afecten a España como Nación y que deben estar limpias de la corrupción judeo-masónica, además de acordes con las Sagradas Escrituras y la Tradición de la Iglesia, es otra de las labores de la Milicia Inmaculada.
De esta forma, vemos que la Milicia Inmaculada hace de “Cuartel General” de este Santo Ejército, analizando, estudiando y proporcionando armas y destrezas espirituales para el Santo Combate. Todos los artículos de esta Serie contra la Masonería estarán impregnados del Espíritu de la Milicia Inmaculada, y algunos de manera muy especial como veremos, pues no sólo es lo propio de Maximiliano Kolbe, de la Milicia Inmaculada y de la Cruzada sino de mi propio Carisma Monástico.
2 - Las Sagradas Escrituras:
Dos son las Armas que tiene todo “miles Christhi” o Soldado de Jesucristo, sea éste, monje o no: la Oración y Biblia (Oratio et Lectio Divina).
Como sucede en la Vida Monástica, y de manera muy especial en la Soledad y el Desierto de la Eremítica, en la Milicia Inmaculada el Combate y Entrenamiento se divide entre la Oración y la Escritura. La Milicia Inmaculada, desde esta perspectiva, se convierte en Schola et Militia Dei, y nosotros en alumnos y soldados. Muchos son los elementos de las Sagradas Escrituras que nos sirven de arma en este Combate contra la Masonería y su “Cuartel General”, la Sinagoga de Satanás. El Principal gira en torno a Jesucristo, Piedra Angular.
Veamos varios ejemplos de este hecho clave en torno al cual gira toda incompatibilidad entre Jesucristo y Masonería, entre Jesucristo y Belial, entre la Luz y las Tinieblas, y por lo tanto en la razón por la que los Soldados de Jesucristo debemos luchar contra la judeo-masonería:
Salmo 119:22 (“La Piedra que los constructores desecharon es ahora la Piedra Angular”); Mateo 21:42 (“Y Jesús les dijo: ¿No habéis oído en la Escritura: “la Piedra que los constructores desecharon es ahora la Piedra Angular”?... Y el que cayere sobre esta Piedra se destrozará”); Hechos 4:10 (“Él es la Piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en Piedra Angular, no hay Salvación en ningún otro”); Corintios 3:10 (“Conforme a la Gracia que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, puse el Cimiento, mientras que otro levanta el edificio… Nadie puede poner otro Cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo”); 1 Pedro 2: 4-10 (“Acercándoos a Él, Piedra Viva rechazada por los hombres, pero Elegida y Preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción para una Casa Espiritual por medio de Jesucristo”).
Como conclusión de estos ejemplos bíblicos volvamos al Antiguo Testamento o Antigua Alianza. En el Libro de los Proverbios 8, el Rey Salomón (especialmente manipulado y pervertida su enseñanza por todas las obediencias y ritos masónicos) dice: “Yo estaba junto a Él, como Arquitecto, y día tras día lo alegraba; todo el tiempo jugaba en Su presencia… Los que me odian aman la muerte”).
Tras esta serie clarificadora de textos bíblicos vemos que Jesucristo es Piedra Angular y Arquitecto, Cabeza del Ángulo y Piedra Viva, la Sabiduría Verdadera que Edifica y nos aparta de la Muerte, la cual es propia de Satanás y los suyos (los masones-constructores que se consideran descendientes de Caín, al verse herederos de su 7º descendiente, Tubalcaín, el Constructor, y no de Adán según la carne ni según el Espíritu, Jesucristo, Mateo:1 y Lucas 3).
3 - El Magisterio y la Tradición:
En este artículo inicial voy a prestar atención al primer Documento Pontificio que es claro contra la Masonería, dejando el análisis de otros Documentos para artículos futuros, Dios mediante.
El 24 de abril de 1738 (Festividad de San Juan Bautista y que junto con la Inmaculada es Solemnidad en la Vida Monástica), tan sólo 21 años después de las Constituciones Masónicas de Ánderson (Pastor Protestante), el Papa Clemente XII se dirige a todos los siervos de Dios para hablarles sobre la Masonería, y lo hace en la Carta Apostólica In Eminenti.
Haré a continuación un extracto literal de dicha Carta y que hable por sí misma con toda claridad:
“…Nos es conocido que se esparcen por toda dirección ciertas sociedades, uniones o conventículos, llamados comúnmente de francmasones o bajo otras denominaciones según la variedad de las lenguas, en las que en rigurosa y estricta alianza se unen hombres de toda religión y secta, afectando una apariencia de honradez natural, conforme a sus propias leyes y estatutos. Se obligan, por medio de juramento prestado sobre la Biblia, a mantener silencio sobre todo lo que hacen en secreto… Como en la naturaleza del crimen está el descubrirse a sí mismo, tales sociedades han suscitado sospechas en las mentes de los fieles y la fama de los citados conventículos se ha difundido de tal manera que han quedado proscritas como enemigas de los reinos y gobiernos… Nos, por esta razón, aleccionado en las Divinas Palabras y el Magisterio de mis predecesores… Condenamos y prohibimos, con esta presente Carta, de vigencia perpetua, las mencionadas sociedades, uniones y agregaciones de los conocidos francmasones bajo cualquier denominación… Que ninguno se atreva, sea cual sea su estado religioso o laical, a instituir, propagar o favorecer a las mencionadas sociedades de francmasones, ni acogerlas en casa u otro lugar, ni a inscribirse o afiliarse a ellas, ni a facilitarles los medios, la capacidad o la posibilidad de reunión, ni darles consejo o ayuda, directa o indirectamente, ni animar o persuadir a otros para que se inscriban… Todo ello bajo Pena de Excomunión “ipso facto” sin que haga falta ninguna declaración añadida… Ordenamos a los obispos, prelados superiores y ordinarios a que informen, y procedan de tal manera, como se ha descrito, y queremos que, a las copias de este Documento, efectuadas bajo Notario, se les preste la misma atención que a la misma redactada por Nos… No se permita a nadie violar o contradecir esta Carta Apostólica. Si alguno lo hiciere incurrirá en la indignación de Dios Todopoderoso y la de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo”.
Como conclusión, tal y como dije, las palabras hablan por sí mismas y no dan lugar a dudas respecto a la condena total, en todas sus formas y “de vigencia perpetua” que el Magisterio hace de la Masonería. En dicha Condena Pontificia, en la Tradición y en las Sagradas Escrituras se basa la Acción Santa de la Milicia Inmaculada, la de todos y cada uno de sus miembros, y la de todos aquellos comprometidos en defender al Señor Jesucristo, su Palabra y la Herencia que ha dejado en todas las naciones de la Cristiandad, de manera muy especial en España y la Hispanidad.
Entre aquellos comprometidos en esta Defensa se encuentra El Correo de España; a ellos emplazo, Dios mediante, para la próxima semana en la que aportaré un elemento más de lucha en este Combate Antimasónico, Verdadera Cruzada hasta el Retorno de Jesucristo como Juez y Rey Eternos.
Milicia Inmaculada (II).
Alistémonos contra la Masonería bajo el Sello
de la Inmaculada. Maximiliano Kolbe
El pasado año 2017 se cumplieron tres siglos de la Fundación de la Masonería Especulativa a partir de las Constituciones Masónicas elaboradas por el Pastor Protestante Ánderson y de las técnicas usadas previamente por los masones regulares, constructores de los gremios de albañiles y artesanos, así como del paganismo gnóstico egipciano o cabalística judío.
La foto usada para el artículo, tan repugnante e ilustrativa, es de ese año 2017 (siendo frutos de esa reunión, no sólo la progresiva judaización de la Iglesia por medio de las asociaciones llamadas “amistades judeocristianas” sino el reciente “Encuentro para un Capitalismo Inclusivo” que, organizado por El Vaticano bajo las directrices de las familias Rockerfeller y Rothschild, es un paso más en la promoción del llamado Nuevo Orden Mundial o Gobierno Mundial Oligárquico-Cabalístico). Aunque “oficialmente” la foto muestra la Conmemoración de la Víctimas Judías del Holocausto, fue en realidad un Acto Pagano de Naturaleza Judeo-Masónica, donde la “Víctima”, citando al heroico Obispo Willamson: “no es Jesucristo, o el Cordero de Dios que quita el Pecado del mundo, sino la propia Judería Universal Intemporal”.
Un siglo antes, en 1917, la Masonería Festejaba su II Centenario y en Roma, las logias bajo Obediencia de la Gran Logia de Italia (Gran Logia de Inglaterra) y del Grande Oriente Italiano (Gran Oriente Francés) lo hacían usando por doquier banderas y pancartas que representaban a San Miguel Arcángel vencido y derribado por Lucifer; en la Plaza de San Pedro se escuchaba el cántico: “¡Satán tendrá que reinar en el Vaticano y el Papa formará parte de su Guardia Suiza!”.
En esas circunstancias históricas para el Mundo (el judeo-comunismo empezaba a campar a sus anchas por toda la Cristiandad Europea y muy especialmente en mi querida Rusia) al fraile franciscano Maximiliano Kolbe, de origen polaco, le hervía la sangre y “el Celo por la Casa del Padre le consumía”.
Se encontraba en Roma estudiando en la Universidad Pontificia Gregoriana y frente a las amenazadoras demostraciones contra la Iglesia se preguntaba si sería posible que nuestros enemigos desplegasen tantas actividades para dominarnos mientras nosotros nos quedamos ociosos, abocados a lo sumo a rezar sin pasar a la acción. “¿No tenemos armas más poderosas, siendo que podemos contar con el Cielo y la Inmaculada?”.
Gracias a la Meditación en las Sagradas Escrituras “Lectio Divina et Oratio” y de los Padres de la Iglesia, así como inspirándose en la Doctrina de los grandes santos marianos como San Luís María Grignion de Monfort, llegó a la siguiente conclusión: “La Virgen Inmaculada, Vencedora de todas la Herejías, no cederá el paso ante su Enemigo amenazante si encuentra servidores fieles, dóciles a su Mandato. Ella obtendrá nuevas Victorias, más grandes de las que podríamos imaginar”.
En ese mismo año 1917 se celebra en Roma otro Aniversario: La Conversión fulgurante del judío Alfonso de Ratisbonne, gracias a la eficacia de la Medalla de la Milagrosa Inmaculada, motivo por el cual Fr. Maximiliano concibe la Institución Militia Inmaculatae, que tomará como signo de adhesión y de protección la Medalla Milagrosa. Este hecho no es perdonado por la Judeo-Masonería y en plena II Guerra Mundial acaban con su vida atribuyéndole la muerte al III Reich y en concreto a los militares nacionalsocialistas que custodiaban el Campo de Concentración en el que se encontraba. La verdad fue otra bien distinta.
El 16 de octubre de 1917, en la Fiesta de la Aparición de San Miguel en el Monte Tombe, tres días después del milagro del sol en Fátima, Fr. Maximiliano, junto a seis hermanos y con el permiso de los superiores, Funda la Milicia de la Inmaculada (MI). La Ceremonia tuvo lugar en el Altar de la Inmaculada, en la Capilla del Colegio Seráfico.
La MI no es una Cofradía que tenga exclusivamente como fin la formación de una categoría de personas, sino que es un movimiento que debe conducir a las masas y arrebatarlas de Satanás. Sólo de ahí, es decir de entre las almas ya conquistadas por la Inmaculada, será posible formar a algunas para que lleguen a la cima del abandono, incluso heroico, por Causa de la Difusión del Reino de Dios. A la MI pueden pertenecer todas la Órdenes Religiosas, todas la Congregaciones y todas la Obras de la Iglesia. La pertenencia a la MI permitirá a cada miembro dar al Apostolado todo lo mejor que tiene de suyo, y unir de esta manera la Perfección Cristiana a su propio Estado o Profesión Religiosa.
Es necesario que la MI sea trascendente y no una mera organización o institución como tantas otras para que pueda penetrar en profundidad a las demás organizaciones. Hay tres grados de entrega en la MI:
Cada uno se Consagra a la Inmaculada e intenta perseguir el Objetivo de la MI en privado. Son los conocidos en Derecho Canónico como “votos privados”.
Vinculación por medio de estatutos particulares y programas, los tales, uniendo sus fuerzas, desean perseguir más rápidamente su Objetivo. Se trata de un Grupo de Oración y Acción Comprometida.
Consagración sin límites a la Inmaculada para que ella pueda hacer de nosotros lo que Ella Quiera. Somos de Ella y Ella nuestra. Vivimos y trabajamos bajo su Ayuda y Protección.
Como vemos, los grados de entrega se resumen en: acción individual, acción social y acción heroica, y el último grado comprende los anteriores.
Ser solícitos en la Conversión de los herejes, cismáticos y de manera muy especial en los masones, mediante la Virgen Inmaculada, es el Objetivo de la MI y de cada uno de sus miembros Consagrados a Ella, como instrumentos en sus manos inmaculadas virginales. La Oración:
“Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos y por cuantos a Vos no recurren, en especial los masones y aquellos que te son encomendados”.
Usar todo medio válido para la Conversión y Santificación de los hombres, según las posibilidades, los diversos estados o condiciones de vida, y según el Celo y la Prudencia de cada uno. Es recomendable portar y difundir la Medalla Milagrosa. No hay Obligación bajo, sino que el Objetivo es usar lo que esté a nuestro alcance para llevar a Jesús el mayor número posible de almas por mediación de la Inmaculada.
Respecto a las Consagraciones a María, todas participan del espíritu de la MI. Si queremos encontrar la más idónea, la búsqueda ha de ir dirigida a aquella que use las expresiones más acordes con este espíritu, es decir, las que expresen más profundamente el sentido de Sacrificio y Oblación, somos Oblatos o Donados a la Virgen Inmaculada.
Es importante distinguir lo esencial de lo accesorio y, por lo tanto, tener claro que no es lo importante la organización sino la Consagración a la Inmaculada, y que el Celo y Amor a Ella Ardan de tal manera en nosotros que las almas que nos rodean lo vean y sean abrasadas por este fuego. Esta Consagración no exige que abandonemos el mundo y nos retiremos a la vida monástica o eremítica (como es mi caso) sino que, en nuestras circunstancias familiares, laborales y vocacionales Luchemos por la Fe, por el Reino de Dios y de Su Cristo, y por el Culto a Dios Padre con el Amor de la Inmaculada.
Por último, recordemos siempre que la Milicia Inmaculada es un Arma Defensiva y también Ofensiva. No nos es suficiente defender la Santa Religión, sino que, con Confianza y Fortaleza, apoyándonos en nuestra Reina, avanzamos hasta el Campo Enemigo (logias, tenidas blancas, congresos masónicos, seminarios de gnosticismo u otros foros) para cazar almas y ganarlas para la Inmaculada “cada Corazón que late debe ser propiedad de la Inmaculada”. Saber que hay almas que aún no conocen el Dulce Nombre de María Inmaculada, que no Arden por Amor a Dios y que no tienen el Corazón de Jesús no deja descansar al Soldado de la Inmaculada… Y al mismo tiempo esto es su Descanso y Reposo.
¿Podemos permanecer inactivos ante los ataques internos y externos a los que se está viendo sometida la Iglesia, Esposa de nuestro Señor Jesucristo y Madre nuestra, por la perfidia judaica inserta en algunos líderes eclesiales y políticos, por la Herejía Protestante y por la Secta Masónica que con su virus liberal, comunista y pagano corrompen la Sana Doctrina, la Tradición Eclesial y la Liturgia; basta con llorar y lamentarse? ¡¡¡No…Jamás…Siempre Militia hasta el Retorno del Rey!!!
Milicia Inmaculada (XVIII).
El Anticristo en el Templo y frente al lugar Sagrado.
En el Discurso de Nuestro Señor Jesucristo conocido como “El Pequeño Apocalipsis”, el Señor no hace referencia directa al Anticristo, pero presenta un panorama general de la Historia y de su consumación en la parte final del “Final de los Tiempos”, el Tiempo del Fin en el que nos encontramos. Veamos cómo lo describe Lucas 21,8-33:
“Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo -Yo soy-, y -el tiempo está cerca-. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato… Cuando veáis Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella porque estos son días de venganza y se cumplirá todo lo que está escrito: ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra y la cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas… porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del Hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación”.
Al leer con detenimiento, en Oración y bajo la dirección del Espíritu Santo, vemos que el Señor se mueve en múltiples niveles de lectura, pues tan pronto habla del fin del antiguo Israel, como de las persecuciones a la Iglesia, como de la consumación del fin de los tiempos.
Veamos cómo se cumplió la Profecía referente a Jerusalén y establezcamos paralelismos actuales:
En el año 66, la Ciudad Santa, Jerusalén, se levantó contra el corrupto procurador romano Gesio Floro y en breve la revuelta se extendió por toda Judea. El experimentado General Vespasiano recibió de Nerón la orden de una expedición punitiva y en tres años aplastó, una tras otra, las fortalezas de Galilea, Samaria y Perea, con la apisonadora de las legiones romanas, hasta envolver a Jerusalén en un cerco asfixiante.
En el 69, Vespasiano fue proclamado emperador, y se dirigió a Roma, dejando el mando de la expedición a su hijo Tito que cercó Jerusalén en marzo del año 70. No hay duda de que los cuatro meses que siguieron fueron días de gran calamidad sobre la tierra y cólera contra este pueblo. En la ciudad sitiada, no tardaron en declararse el hambre y la peste. Los que intentaban escapar eran crucificados; los romanos llegaron a levantar tal cantidad de cruces que faltó leña en toda la región. A los que se rendían con la esperanza de salvarse, los romanos les arrancaban las vísceras buscando las monedas de oro que pudieran haberse tragado, como era habitual en ellos dada su codicia y ansia material.
La Profecía se cumplió hasta en los detalles más dolorosos: “¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días”! Tan terrible fue el hambre que los zelotes encontraron a María de Eleazar, notable por su nacimiento y riquezas, devorando a su propio hijo. El pagano Tito, horrorizado, “se declaró inocente de esta infamia delante de Dios” y juró que “cuidaría de sepultar bajo ruinas tan impío crimen… No permitiendo que el sol alumbrase sobre la faz de la tierra una ciudad en que las mujeres tomaban tal alimento”.
El historiador judío Flavio Josefo, testigo ocular de los acontecimientos, que servía de traductor al General Tito, señala en su Historia de los Judíos:
“El General exhortó varias veces a la rendición al jefe de la resistencia, Juan de Giscala, que se atrincheró con sus zelotes en el Templo: “Si estaba poseído de un criminal deseo de combatir, podía salir fuera de los muros con quien quisiese y presentar batalla, sin envolver en su ruina a la ciudad y al Templo; así dejaría de profanar el Santuario y ofender a Dios. Hasta el fin, Tito trató de respetar el Santuario, dirigiendo las máquinas de guerra contra otros puntos de las murallas”.
Finalmente, el día 6 de agosto del año 70, dio comienzo a la invasión, aunque ordenando a los soldados que no usasen el fuego, sino sólo la espada. En el momento del enfrentamiento final, sin embargo, un soldado -movido por Dios-, dice el propio Josefo, lanzó un tizón ardiente en el recinto del Santo de los Santos. Así, el Templo fue destruido por las llamas, contra la voluntad de César, pero cumpliendo la Profecía. En ese lugar, ya no estaba el Dios Verdadero, sino la Abominación.
A los sacerdotes, que ahora se rendían y pedían clemencia, Tito, enfurecido (fue la mano de Dios sobre ellos) respondió que para ellos ya había pasado el tiempo del perdón, que se estaba transformando en cenizas la única cosa por la que tendría sentido salvarlos, y que, en fin, convenía a los sacerdotes perecer junto a su Templo, y dio, por tanto, la orden de llevarlos a la muerte. Se extinguía así el Sacerdocio de Israel; y en breve se extinguiría también la Realeza, pues después de la caída de Jerusalén, el emperador Vespasiano hizo buscar y matar a todos los descendientes de la Tribu de David, “para que no quedase nadie de la estirpe real”.
El emperador Adriano, después de aplastar un segundo intento de revuelta de los judíos en el S.II, liderado por el pseudomesías Bar Cocheba, cambió el nombre de Jerusalén a Aelia Capitolina, y sobre la explanada del Templo hizo levantar estatuas a los dioses paganos.
Así desapareció Israel, privado del Sacerdocio, de la Ciudad Santa, del Templo, de la Realeza y de los sacrificios… Todo quedó Asumido en Aquél al que mataron, pisotearon y despreciaron “que su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos”, Aquél que es Piedra Angular del Templo, que es la Iglesia. Ella debe aprender de aquellos que fueron el Pueblo Escogido pero que ahora son Sinagoga de Satanás. En el próximo artículo, Dios mediante, profundizaremos en esta terrible cuestión.
* ECDE contará con una nueva pluma, que bajo el pseudónimo de San Maximiliano Kolbe, nos deleitará con la serie de artículos llamados ''Milicia de la Inmaculada'', en Homenaje al Ejército creado por Kolbe para hacer frente a la infiltración de la Masonería en la Iglesia y la Política.
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