EL Rincón de Yanka: SOR PATROCINIO, LA MONJA DE LAS LLAGAS QUE FUE OPRIMIDA, RECLUIDA Y DESTERRADA POR LOS ENEMIGOS DE LA IGLESIA 🙏

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viernes, 7 de mayo de 2021

SOR PATROCINIO, LA MONJA DE LAS LLAGAS QUE FUE OPRIMIDA, RECLUIDA Y DESTERRADA POR LOS ENEMIGOS DE LA IGLESIA 🙏

SOR PATROCINIO, 
LA MONJA DE LAS LLAGAS

"TODO SE PASA PERO LA ETERNIDAD SIN FIN SE ACERCA"

Existen pocas figuras de la historia de la vida religiosa en España como la de sor Patrocinio, tanto por su singularidad como por su desconocimiento hoy entre el común de los fieles. Sin embargo, en su tiempo –nació en 1811 y murió ochenta años más tarde– tuvo una cierta presencia en la vida pública de la Villa y Corte de Madrid. Una cadena ininterrumpida de sucesos extraordinarios la colocan al mismo nivel que otros místicos: entre otros fenómenos, recibió los estigmas en manos, pies, costado y cabeza; tuvo coloquios con Jesucristo y numerosos santos; padeció el acoso físico del diablo; y recibió de la misma Madre de Dios una imagen que hoy se venera como la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias.

En su peculiar figura se adentra, en "Las llagas de la monja", el catedrático de Historia Javier Paredes, que realiza una profusa labor de archivo para presentar las Apuntaciones de la abadesa de sor Patrocinio, además de varios apéndices que harán conocer mejor a esta religiosa. El libro cuenta con una introducción del profesor Eudaldo Forment, catedrático de Metafísica, que analiza los fenómenos extraordinarios de sor Patrocinio.

Esta religiosa concepcionista, amiga de Isabel II y visionaria de la Virgen, sufrió la persecución por parte de los liberales masones de entonces.
La Historia no ha hecho justicia a sor María de los Dolores y Patrocinio, conocida popularmente como sor Patrocinio (1811-1891). Los liberales de entonces mancharon su imagen con calumnias y la retrataron como «una monja embaucadora, milagrera y política, protegida por una reina casquivana», Isabel II. Una terrible imagen que ha permanecido a lo largo de los siglos, pese a que no se corresponde en absoluto con la realidad. Pero hay una persona que en su labor como historiador ha ido tejiendo la verdad en torno a esta religiosa concepcionista franciscana y que, en su faceta como católico, además, ha querido difundirla. Él es Javier Paredes, profesor de Historia Contemporánea, quien descubre que Sor Patrocinio «no es la monja politiquera que supuestamente manejaba a Isabel II, ni la religiosa que se inventó sus llagas, éxtasis y visiones para favorecer al bando carlista en un primer momento y luego a la reina». Por el contrario, sí es la bella joven que cautivó a los escritores Larra y Olózaga; la monja que fundó 18 conventos y colegios para niñas pobres, a la que se apareció la Virgen –como aprobó el Papa Gregorio XVI–, que tenía llagas, certificadas por el médico más prestigioso de la época, además de otros dones, y que, sin apenas educación, escribió novelas.

Era hija de padre gallego, Diego Quiroga y madre conquense, Dolores Capodardo del Castillo. Desde pequeña demuestra tener unas “Gracias” especiales.
Profesó en la Orden de las Concepcionistas Franciscanas, en el convento madrileño de Caballero de Gracia, el 20 de Enero de 1830 con el nombre religioso de Patrocinio de María.
Comúnmente se le llamó Sor Patrocinio. Cerrado años más tarde este convento, pasan las religiosas a ocupar el de Jesús Nazareno, donde Sor Patrocinio fue nombrada maestra de novicia (1845). Elegida Abadesa el 7 de Febrero de 1849, desempeña el cargo durante 42 años, hasta su muerte, en diversas comunidades.
A partir de 1856 inicia en Torrelaguna su obra reformadora y fundadora de nuevos conventos; a la hora de su muerte pasaban de 18 los conventos reformados o fundados, y sobre todo dedicó todos sus esfuerzos a la apertura de escuelas para niñas pobres en cada convento.

El Convento de San Pascual de Aranjuez es uno de los primeros que funda. En 1867 fundó en Guadalajara el convento del Carmen. La Revolución de 1868 acabó con la mayor parte de sus fundaciones, pero hizo algunas en Francia, adonde se vio obligada a huir. Regresó a España con la Restauración, a finales de 1876.
Personalmente, Sor Patrocinio fue una mujer extraordinaria, una de las personalidades más importantes de la Iglesia del siglo XIX; no solo por su belleza física y su inteligencia sino por su singular vida de santidad. Humildad y obediencia fueron sus principales virtudes. Testigos oculares de diversa categoría atestiguan en favor de sus “revelaciones”, de sus éxtasis, de sus milagros y sobre todo de sus cinco estigmas extraordinarios que le hicieron pasar a la Historia como “La Monja de Las Llagas”. Mantuvo unas estrechas y confidenciales relaciones con la reina Isabel II y su marido, sin embargo no pudo sustraerse a las críticas malignas de masones, liberales, progresistas y de todos los que, en un momento dado se sentían frustrados en sus ambiciones políticas. Sor Patrocinio era la culpable, y por tanto fue calumniada, perseguida y desterrada en varias ocasiones.


Historia de la Aparición
"Me entregó la soberana Reina esta portentísima Imagen, este encanto de los Cielos y la Tierra, y empezó en el cielo una celestial música, entonando la Salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del cielo se daban parabienes. La Santísima Trinidad la bendijo, igualmente la Santísima Virgen María y, después, todos los cortesanos del cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora Madre del Olvido..."
La madre Patrocinio, conocida hasta entonces por sor Rafaela, tuvo una visión del cielo el 13 de Agosto de 1831. Se encuentra reunida en el coro de la iglesia con sus Hermanas Concepcionistas Franciscanas de Caballero de Gracia, de Madrid, entre las cinco y seis, a la hora de la oración de la tarde.
Esta religiosa, sumida en éxtasis profundo, contempla a la Virgen María, que viene acompañada del Arcángel San Miguel y sostiene en sus manos una pequeña imagen, que representa a la Señora con el Niño Jesús sentado en el brazo derecho.
Una prolongada conversación tiene lugar entre la Virgen y la religiosa. La misma madre Patrocinio lo cuenta en los Apuntes que le mandaron escribir los superiores y su confesor. Copiamos textualmente:

“Clamaba mucho en esta ocasión por la necesidades que tanto afligen a la Santa Iglesia y el Dulce Amor se me manifestó severo, airado y como dando muestras de que quería castigarnos.
Esposo mío, ¿para cuándo son vuestras misericordias?
"Pide, esposa mía, que cuanto pidas seré liberal para concedértelo".
Pedía sin límites; entonces, mi dulce Amor me manifestó el lastimoso estado en el que se hallaba la santa Iglesia. Moría de dolor y mis angustias crecían sobre manera.

"Paloma mía, mi amor no puede verte afligida; aquí tienes a mi Madre, que será tu guía, consuelo y amparo".
Ese mismo día por la noche, durante el rezo coral de los maitines con la Comunidad, la madre Patrocinio volvió a enajenarse. Cuanto sigue pertenece a este segundo “arrobamiento”:
“Manifestóse de nuevo la Beatísima Virgen con esta preciosísima, portentísima e invectísima Imagen en sus soberanas manos.
"Hija mía, ¿por qué se contrista tú corazón, si todas las misericordias y tesoros de mi Hijo voy a poner en tus manos, por medio de esta mi soberana Imagen, para que las distribuyas en mi nombre a los mortales ,segura de que las que hicieses por mi amor a tus hermanos, esas mismas confirmamos mi Hijo y yo, que soy tu madre en el Cielo?"

Señora y Reina mía, ¿no veis la España, los males que nos afligen?

"Hija mía, los veo; pero no puede mi amor ser más benéfico para con los hombres. Ellos se olvidan de mí y retiran las misericordias; y por esto, a esta Imagen le darás el título misterioso del Olvido, para darles a entender que me han olvidado; pero yo, que soy vuestra y tierna amorosa Madre, quiero poner a vista de todos los mortales en esta imagen mía que jamás mis misericordias se apartan de ellos".
Miraba yo con gran ternura a tan divino simulacro cuando vi que mi invectísima Reina cogió un pañuelo de manos del Príncipe San Miguel y , aplicándole a la soberana llaga del costado de nuestro amante Jesús, lo empapó la divina Señora en sangre de aquel divino y deífico Corazón, y después aquel pañuelo, así empapado ,lo puso sobre esta encantadora Imagen, y después vi que la soberana Reina rociaba a este pueblo con la sangre preciosísima”.

"Hija mía, ¿me amas?"
Señora mía, vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra.
"Hija mía, ¿me amas?"
Señora mía, vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra
"Hija mía, ¿me amas?"
Señora mía, vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra

"Pues a tu solicitud y cuidado dejo el culto y veneración de esta sagrada Imagen mía con el título de Olvido, Triunfo y Misericordias. Ella será la consoladora del mundo y todo afligido encontrará en mí ,por mediación de esta Imagen ,el consuelo. Al alma que rendida a sus pies me pidiera alguna cosa, jamás se la negará mi Amor .Será el consuelo del mundo y la alegría de la Iglesia Católica y , por su medio ,mi Hijo y yo recibiremos culto. Tú, hija mía, alcanzarás victoria del poder de Satanás, y tu Comunidad, perfección en servirme".

Entregóme la soberana reina esta portentísima Imagen, este encanto de los cielos y la Tierra, y empezó en el cielo una celestial música, entonando la salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del cielo se daban parabienes. La Santísima Trinidad la bendijo, igualmente la Santísima Virgen María y, después ,todos los cortesanos del Cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora Madre del Olvido (Vida admirable, páginas 52-53)
“Terminada la santa oración-escribe ahora la madre María Isabel ,secretaria de la madre Patrocinio y demás actos de comunidad que a ella siguieron, salió mi venerada madre Patrocinio, con su prelada, al pequeño jardín del convento ,y le dijo que tenía que darle una noticia de muchísimo consuelo ,y le dijo que ya podía estar tranquila y sin cuidado alguno, pues no volvería jamás el demonio a golpearla ni asustarla, porque la Reina de los Ángeles le había sujetado, que para eso le enseñara una Imagen que tenían”.

La abadesa, madre Pilar refiere a su vez: ”Sólo yo, que lo padecí, puedo decir cuál fue mi gozo, descanso y alegría al oír tan deseada nueva, que no puedo explicar el júbilo que sintió mi corazón.”
Llevaba razón la superiora. Los malos tratos recibidos por su Patrocinio en estos años del enemigo del mal fueron extraordinarios y constantes: golpes ,amenazas, ruidos estrepitosos que aterraban a toda la Comunidad.
En cierta ocasión la condujo sobre los tejados con grave peligro de resbalar, tanto ella como otras dos religiosas que, al verla en situación semejante, sin pensárselo demasiado, con sus largos hábitos salieron a los tejados a recogerla y la introdujeron de nuevo en la clausura. Por otra parte, la persecución diabólica fue pública, declarada, intolerable y gravísima, proporcionándole heridas, contusiones, magullamientos, y toda clase de cardenales en brazos, piernas y espalda.

El médico de la Comunidad, que tuvo que auxiliarla en repetidas ocasiones, decía a la madre abadesa: ”Dejemos a Dios que obre en ella como mejor le plazca; esto se sale de mi competencia. ”Las curaciones solían ser en ella instantáneas, aunque ya se la había dado por desahuciada en dos ocasiones y recibidos los últimos auxilios espirituales, padeciendo vómitos de sangre y fiebres altísimas.
La prueba fehaciente de la liberación definitiva de los asaltos y persecución del demonio la tuvieron todas las religiosas al comprobar que desde esta fecha y hora nunca más volvió a molestarla.
La madre abadesa e hija buscaron por el convento una “imagen que tenían”. Cierta vitrina guardaba la perla escondida. Al verla, y no fue fácil el hallazgo, la hija exclamó llena de gozo: “ésta, ésta es”.

Pero la superiora nunca había visto esa imagen en aquella Casa.

Por este motivo hizo venir a las restantes monjas, para cerciorarse y hacer mas averiguaciones: nadie la conocía. Ante esta situación embarazosa, la abadesa mandó por obediencia, a sor Patrocinio, que dijera “qué significaba aquello”. Con gran humildad y no menor embarazo confesó la joven religiosa lo ocurrido en las visiones de la Virgen y sus palabras, y que de todo ello nuestros lectores están al corriente por lo trascrito anteriormente.

Para mayor esclarecimiento de los hechos y tranquilidad suya, la Abadesa requirió la presencia del Padre Guardián del convento franciscano de San Francisco el Grande, de Madrid, quien estudió el caso con seriedad e hizo exhaustivos interrogatorios entre las religiosas, pero mientras se halla en este quehacer desapareció la Imagen de la vista de todos, incluido el Padre.
Confuso el religioso y Padre Guardián, se retiró para reflexionar y redactar cartas a los restantes conventos de su provincia en demanda de “rogativas en asunto de mucha gravedad”. Era el 13 de agosto de 1831.
El día 15, fiesta de la Asunción de Nuestra señora, hacia media mañana, decidió retornar por el convento de las concepcionistas para indagar “lo de la imagen” .Nada nuevo. Pasa a la clausura y se establece en el despacho que usa la superiora, para continuar su gestión. Y “la imagen, de improviso, se coloca al lado de sor Patrocinio”, con gran sorpresa de los tres reunidos, que son el padre, la madre abadesa y sor Patrocinio. Ante esta novedad se convoca a la Comunidad, y todas las religiosas se convierten en testigos de la “nueva aparición” de esta singular imagen y “oran con alegría con acción de gracias”.

Hacemos constar que cuanto va entre comillas, en las páginas anteriores o en las que se sigan después, que son citas textuales, tomadas de “Vida admirable”, que escribió la madre María Isabel de Jesús, publicada al año 1925 y que se distingue por su total fidelidad histórica.
De todo lo sucedido se redactó un informe detallado y se remitió a la Santa Sede para su conocimiento. Consta que el santo padre tuvo especial interés por este asunto y gran devoción a la Virgen del Olvido. La respuesta desde Roma consistió en redactar una Bula, en la que se permite el culto público a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias, con la concesión de muchas gracias espirituales e indulgencias y otros privilegios singulares.

Promesas de la Virgen a la madre Patrocinio 
  1. En tus manos, voy a poner esta Sagrada Imagen y con ella, TODAS LAS MISERICORDIAS DE MI SANTISIMO HIJO.
  2. Ha vinculado al Señor en ésta portentosa IMAGEN al ALIVIO, CONSUELO Y REMEDIO de todos, y la alegría de la Iglesia Católica.
  3. AL alma, que rendida a sus pies (DE LA IMAGEN) me pidiera alguna GRACIA, jamás se le negará mi AMOR.
  4. Cualquier población que expusiese y venerase a la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias, se verá libre (Decía la Sierva de Dios) de las calamidades con que en otros puntos serían poblados, porque sería Ella como un pararrayos de la Divina Justicia, ARCA DE NOE y Refugio para librar sus devotos.


A LA VIRGEN MARÍA

Señora nuestra del Olvido, Triunfo y Misericordias que prometiste ser “EL ALIVIO CONSUELO Y REMEDIO DE TODOS y que jamás tu AMOR les negaría cuanto te pidieran rendidos a tus pies”.
Te suplico presentes a Jesús Crucificado las gracias que solicito por medio de la M. Patrocinio (pídase la gracia). No me olvides, Señora mía, y consígueme esto que te he confiado. Por Jesucristo Nuestro Señor. AMEN.


Fue una visión, fue la visión de un sueño,
rosada flor, crecida en blanca tierra,
hermosa estrella que cayó del cielo.
Fue un premio de Dios, oír tus llantos, 
la grandeza, ser oídos por tu padre,
el gozo, encontrarte, aún sin llagas.
Bendito es tu cuerpo, ¿cuántas llagas?
Oh monja de las llagas, tuve un sueño,
que un gallego decía: Soy su padre,
y he salido buscando entre la tierra
porque un bebé lloraba tiernos llantos
que heridos ascendían hacia el cielo.
Y desde el santuario, desde el cielo,
veían mucha sangre, muchas llagas,
coronas con espinas, pena, llantos,
elevada hacia Dios, amante sueño.
Elevada en tu luz, llama en la tierra,
anunciaste tus votos a Dios Padre.

Y el Señor te acogió, como su padre,
Sor Patrocinio, madre, obra del cielo,
hontanar de piedad, santa en la tierra,
maravillas de Dios fueron tus llagas,
rosetas en tus manos, no es un sueño,
rosetas en tus pies, pena, no llantos.
Bellezas son tus llagas, no son llantos,
la sangre que te mana es la del Padre,
mirarlas todas juntas era un sueño,
un brillo, un cristal, un gozo, un cielo,
yo invoco tu piedad, siento tus llagas,
aparta a Satanás de mí en la tierra.
Te afligió el demonio aquí en la tierra,
Él es malo a mis ojos que echan llantos,
dame un poco de sangre de tus llagas,
la luz que de ellas mana es luz del Padre.
Elévame hacia ti, Madre, ahí en el cielo,
te escribí este poema, fue en un sueño.
Heridas en la tierra, amor sin llantos,
nubes rosas del Padre por el cielo.
Déjame ver tus llagas, tráeme un sueño.  


1. La gloria de Dios es lo que debemos desear en todo y por todo.
2. Con Dios todo se puede y todo se vence.
3. Todo es poco para Dios.
4. A Dios le debemos amar, por Dios sólo y no por lo que nos consuela.
5. La verdadera virtud consiste en la práctica de las virtudes sólidas y en una perfecta conformidad de nuestra voluntad con la que Dios, no queriendo más que sólo y precisamente aquello que Dios quiere.
6. La vida interior, que tan poco conocida es en la época presente, es la que más agrada a Dios.
7. Todo se hará llevadero, esperando que Dios proveerá en todo.
8. Las cosas exteriores poco son y de poco valen, si no van acompañadas de la vida verdaderamente interior.
9. Donde se busca a la Madre, se encuentra al Hijo, al Esposo, al Médico, al Consuelo, y al que es nuestra paz y verdadera alegría.
10. Hágase en todo la santísima, justísima y amabilísima voluntad de Dios, y en lo que permita sea su nombre bendito y glorificado.
11. Dios es todo providencia y misericordia; no hay más que confiar en Él.
12. Las dulzuras en la oración no son la mejor prueba de que el alma camina bien.
13. El camino segurísimo, no sujeto a engaños, es el de padecer, imitando al dulcísimo Jesús en su Pasión, que, siendo Dios, suspendió todo lo que como Dios podía consolarle.
14. Las cosas, por muy buenas y santas que sean, si les falta la sal de la prudencia, se echan a perder.
15. Todo, todo el corazón en Dios.
16. La gloria de la Esposa de Jesús debe estar en todo interior.
17. La paz es una de las señales. de que la oración es fructuosa para el alma, y en la que Satanás no tiene parte, porque él lejos de darla, la quita.
18. El demonio es perro atado y la licencia que le da el divino Esposo, es para probar nuestra fidelidad.
19. El mundo miente mucho, es muy injusto, y por eso Dios le humilla tanto.
20. Toda obra de Dios tiene persecuciones, tribulaciones y penas. Este es el gran sello con que su divina misericordia nos dice: Esta obra es mía.
21. Los hombres son de corazón duro y no atraen con eso más que la justicia de Dios, que pesa sobre ellos de un modo terrible.
22. Dios ve nuestros corazones, sabe lo que somos, lo que pensamos, lo que no podemos, nuestras tentaciones, los auxilios que nos comunica, la fuerzas que nos da, lo que nos protege en la tribulación, y según todo esto nos juzgará sin que pueda servir la disculpa.
23. Muy alegritas en Dios esperando que sus misericordias sobrepujarán en nosotras a todas sus obras, y nuestra Madre Inmaculada ostentará su poder con sus hijas.
24. Cuanto más aprieten los trabajos, más hay que amar al que bondadoso nos los manda.
25. Los grandes cargos de nada sirven, sino de mayor responsabilidad.
26. A trueque de que no se cierre un Templo del Dios vivo, pasaría yo todos los trabajos del mundo.
27. La justicia de Dios debe estar sumamente irritada, los pecados se aumentan cada día, y nuestro Dios se va desobligando por nuestra misma conducta.
28. Muy corto es el número de las almas que tratan de veras de desagraviar al Señor y de adorarle en espíritu y verdad.
29. No hay más que unirse cada día más al sacratísimo y pacientísimo Corazón de Jesús.
30. El que confía en Dios, por muy desgraciado que lo crea el mundo, siempre es feliz.
31. ¡Dichosos trabajos! ¡Dichosos desconsuelos! si llevados con santa resignación y amor de Dios, nos acercamos más a aquél divino Esposo que no hizo más que padecer y sufrir.
32. Ánimo, hijas mías, subamos al Calvario y desde allí, protegidas de la sombra de nuestro fidelísimo y Divino Esposo y su Virgen Madre, desafiemos al mundo, al infierno y todos sus secuaces.
33. Hagámonos dignos de que Jesús se digne guardarnos en su Santísimo Corazón.


LAS LLAGAS DE SOR PATROCINIO

Frente a quienes han tildado a Sor Patrocinio de impostora y la han denigrado con el titulo despectivo de “la monja de la llagas”, este libro acepta el reto y desvela la gran dimensión humana y espiritual de Sor Patrocinio y por eso se titula “las llagas de la monja”. Cuando Sor Patrocinio ingresó en el convento del Caba llero de Gracia en 1829, su abadesa fue la primera sorprendida por los acontecimientos extraordinarios de la vida de la novicia. Y por consejo de sus superiores anotó con todo sencillez y rigor lo que ella veía en una largo cuaderno. Este escrito es el que ahora se publica y se anota extensamente en este libro, enmarcando los acontecimientos en el ambiente histórico del siglo XIX. El resultado es que una vez más la verdad resulta más interesante que la ficción. El libro recoge el trabajo en archivos durante años del historiador Javier Paredes, reconocido especialista en el período de Isabel II, en el que vivió Sor Patrocinio.

Desde que el Señor dijo a San Juan en la Cruz ―Ahi tienes a tu Madre han pasado muchos siglos y a lo largo de estos años la humanidad ha experimentado la maternidad de Maria. Ella no ha dejado de manifestarse en sus múltiples apariciones. ¡Cuántos santos la han invocado, y cuántos han sido arropados por su amoroso manto para llevarles a su Hijo!
Hay una manifestación mariana en el siglo XIX en Madrid, tan bonita como desconocida.La Virgen eligió a una monja, Sor Patrocinio, Concepcionista Franciscana, para darnos un mensaje muy concreto que Nuestra Señora quiso unir a una pequeña imagen.

La vida de Sor Patrocinio está marcada, ya desde su nacimiento, por signos extraños. La figura de Sor Patrocinio, que fue enormemente conocida en la España del siglo XIX, aparece hoy desvanecida en el olvido de las gentes de nuestra generación, yno solamente se ha arrumbado su recuerdo, sino que todavía llegan a nuestros días las calumnias y persecución con que fue castigada en su existencia. Su memoria comienza a ser reivindicada desde diversos lugares y ello simplemente porque se ha profundizado en el conocimiento de su azarosa vida y en el de la injusticia del trato que le dispensó su tiempo y la historia.

El profesor Paredes describe y analiza todo el proceso de los estigmas de Sor Patrocinio, que es el único caso que se conoce que haya tenido todos los estigmas de la Pasión de Jesucristo. En 308 páginas dedicadas monográficamente a las llagas de Sor Patrocinio se cuenta toda la historia, desde el día en que fue estigmatizada, hasta la fecha de la muerte, en la que las hijas al amortajarla la besaron devotamente los estigmas que tuvo durante toda su vida.

El libro expone y analiza los testimonios de todos los testigos de las llagas, tanto de los que creían que tenían un origen milagroso como los que pensaron que se había provocado ella las llagas y que era una impostora.
Precisamente por tener las llagas el Gobierno de Mendizábal la sometió a un proceso judicial en 1835 y la condenó al destierro. Javier Paredes utiliza este acontecimiento para trazar las líneas de lo fue el sistema liberal español del siglo XIX y la persecución religiosa alentada por las logias masónicas.