Cuantos periodistas religiosos (Revistas o digitales), teólogos y clérigos, que en vez de ser fuente son desagüe o cloaca; en vez de ser faro, son confusión y oscuridad.
No predican La Buena Nueva sino sus repugnantes noticias, sus intereses, sus prejuicios, sus ideologías y sus resentimientos...
"Te ruego delante de Dios y de Cristo
Jesús, juez de vivos y muertos, que ha de venir y reinar, y te digo:
predica la Palabra, insiste a
tiempo y a destiempo, rebatiendo, reprendiendo o aconsejando, siempre con
paciencia y dejando una enseñanza.
Pues llegará un tiempo en
que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán maestros
según sus inclinaciones, hábiles en captar su atención; cerrarán los oídos a la verdad y se volverán hacia puros
cuentos.
Por eso debes estar
siempre alerta. Supera las dificultades, dedícate a tu trabajo de evangelizador,
cumple bien tu ministerio. En
cuanto a mí, estoy a punto de sacrificar mi vida y se acerca el momento de mi
partida. He combatido el buen
combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que me confiaron. Sólo me queda recibir la
corona de toda vida santa con la que me premiará aquel día el Señor, juez justo;
y conmigo la recibirán todos los que anhelaron su venida gloriosa". II Tim 4, 1-8
"Consiguientemente cuando dice: "predica la palabra de Dios", pónese la admonición para que insista con la doctrina, que es doble: una para todos y otra para algunos. Asimismo lo amonesta a que aplique la doctrina en general y le enseña el modo de hacerlo. Dice pues: "predica la palabra", a saber, del Evangelio (Marcos 16). Dos cosas ha de tener la predicación: anunciar la verdad y corregir las costumbres, que debe hacer el predicador (Lc 24). El modo es la insistencia sin tregua; por eso dice: "insiste con ocasión, y sin ella". -"cargan sobre mí las ocurrencias de cada día, por la solicitud de todas las iglesias" (2Co X,28). Pero dice: importunamente, y contra esto está el Eccli. XX,22: "la parábola no tiene gracia en boca del fatuo, porque la dice fuera de tiempo"; y Pr XV,23: "la palabra oportuna es de perlas". -Digamos que el predicador ha de predicar siempre oportunamente, si se ajusta a la regla de la verdad, mas no si se rige por la falsa estimación de los oyentes, que juzgarán la verdad importunidad; porque el que predica la verdad siempre es para los buenos oportuno, para los malos importuno. "Quien es de Dios escucha la palabra de Dios; por eso vosotros no la escucháis, porque no sois de Dios" (Jn 8,47).
"¡Oh, cuán sumamente áspera es la sabiduría para los hombres necios!" (Eccli. 6,21). Si el hombre tuviese que aguardar coyuntura para hablar solamente a los que quieren escuchar, aprovecharía sólo a los justos; mas es menester que a sus tiempos predique también a los malos para que se conviertan. Por eso añade: importunamente. "Clama, no ceses; haz resonar tu voz como una trompeta y declara a mi pueblo sus maldades" (Is 58, i)".
Santo Tomás de Aquino
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