
Primero está la vida, después viene el hablar, la reflexión sistemática. Pero ambos actos se relacionan en lo que se ha llamado «circularidad hermenéutica». De la vida a la teoría, y de esta a la vida. Por eso el lugar teológico debería ser la realidad en la que viven los seres humanos, especialmente los excluidos.
El punto de partida de toda eclesiología es un Dios que ha hecho una historia con esta humanidad, pero no en forma individualista, sino con un pueblo, o a través de alianzas que Dios ha hecho con los distintos pueblos y naciones.
La eclesiología de la praxis pastoral tiene que ir más lejos y cuestionarse:
¿cómo hemos llegado a esta situación en la que la Iglesia goza de tan poca credibilidad? ¿Por qué permanezco en la Iglesia? ¿Por qué cada vez más estamos viviendo un cristianismo sin Iglesia? ¿Es posible un cristianismo sin Iglesia? ¿No será a causa de las divisiones internas que se viven en el seno del cristianismo?
¿cómo hemos llegado a esta situación en la que la Iglesia goza de tan poca credibilidad? ¿Por qué permanezco en la Iglesia? ¿Por qué cada vez más estamos viviendo un cristianismo sin Iglesia? ¿Es posible un cristianismo sin Iglesia? ¿No será a causa de las divisiones internas que se viven en el seno del cristianismo?
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