EL Rincón de Yanka

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miércoles, 28 de septiembre de 2016

COMO EL COLOR DE LA SANGRE QUE POR TI SE DERRAMÓ






Como el Color de la Sangre
Alex Campos

Si acaso ya no vuelves, tal vez.
Recuerda lo que te dije ayer
Cuando de niño yo te formé.
Tus ojos yo nunca olvidaré. 
Cuando a la luna yo te lleve
Aunque lejos te hayas ido 
Y de la tormenta yo te cuide
y se pare tu amor 

El lucero de este cielo,
Mi amor siempre incansable. 
Luchará a tu favor. 
Y si niegas mi existencia,
lo que yo siento por vos. 
Como el color de la sangre
te dirá que aquí estoy yo. 
Te dirá que soy tan cierto 
como lo es tu corazón. 

Fue por este amor que callé.
Si acaso ya no vuelves, tal vez. 
No olvides que siempre yo te amé. 
Mi vida por ti yo entregué. 
Vuélvete a mi, te esperaré. 
El reino de mi padre dejé. 
Y en busca de tu amor yo zarpé. 
No hay que temer 
Te cuidaré, Aquí estaré. 

lo que yo siento por vos. 
Aunque lejos te hayas ido 
Y se pare tu amor. 
Mi amor siempre incansable. 
Luchará a tu favor. 
Y si niegas mi existencia 
Como el color de de la sangre 
que por ti se derramó. 

El lucero de este cielo te dirá 
que aquí estoy yo. 
Te dirá que soy tan cierto 
como lo es tu corazón. 
que el silencio canto yo.
Como el amor de aquel padre 
que su hijo entregó. 
Como lo es esta canción






martes, 27 de septiembre de 2016

LIBRO "PEREGRINAR A SANTIAGO DE COMPOSTELA EN LA EDAD MEDIA"

























PEREGRINAR A COMPOSTELA 
EN LA EDAD MEDIA
Bajo el título "Peregrinar a Compostela en la Edad Media", un libro que habla sobre la historia del legendario camino jacobeo y el fenómeno de las peregrinaciones.El historiador Jaime Nuño y el ilustrador historiador Chema Román cuentan en sus páginas los motivos que impulsaban a las personas a realizar el viaje, los peligros que sorteaban, y los pormenores del día a día del caminante.  Los peregrinos de aquella época no contaban con la información que tienen los peregrinos en la actualidad. El historiador explica esa tesis con un ejemplo: “Es como si ahora mismo alguien quisiera atravesar África de norte a sur sin un mapa”.Fue editada por la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, institución que trabaja por iniciativas que promuevan el patrimonio natural, social y cultural de España.
Peregrinar a Santiago de Compostela en la Edad Media, un camino peligroso, de devoción y sin GPS.
"El peregrino podía toparse con tumultos o guerras, con barqueros codiciosos y un enjambre de oportunistas; se arriesgaba a tomar agua y alimentos a los que no estaba acostumbrado, a enfrentarse a enfermedades, accidentes o extravíos", indican los autores en el libro. También había hospitales en las diferentes rutas aunque no como se conocen hoy en día. Se trataba de edificios orientados a acoger a niños huérfanos, viudas, pobres y peregrinos. Allí, los caminantes recibían algo de pan, vino y una cama donde dormir. Una persona sana podía recorrer una media de 30 kilómetros al día -o hasta 100 si iba a caballo- y los itinerarios eran muy desiguales.

En cuanto a los motivos, el principal era la religiosidad, al igual que en la actualidad -el 47% lo siguen haciendo por esta razón exclusivamente-, aunque los peregrinos medievales eran más devotos y muchas veces se desviaban del camino para visitar santuarios cercanos en los que venerar reliquias de algunos santos esperando que les concedieran un milagro. Tal y como se puede leer en el libro, "hacer tal viaje aportaba una compensación espiritual enorme, además de un caudal de de experiencias que hacían del peregrino un auténtico héroe, modelo de valentía y virtud".

Según los últimos datos de la Oficina del Peregrino, en el mes de julio de 2016, Jubileo de la Misericordia, llegaron a Santiago 45.483 peregrinos, frente a los 42.472 del anterior Año Santo, una tendencia que se repite mes a mes. En total, en lo que va de año, han realizado el camino más de 146.500 peregrinos. Se espera que se bata el récord histórico alcanzado en el Año Santo 2010 cuando 272.135 peregrinos llegaron a la tumba del Apóstol.

La fe y la espiritualidad medievales constituyen la explicación de uno de los fenómenos más extendidos en el viejo continente: las peregrinaciones. La peregrinación jacobea, en su origen, tiene hondas raíces religiosas y no puede entenderse fuera de ese contexto espiritual del medievo. La tradición del Camino de Santiago, arrancó en la Alta Edad Media (s. IX-XIII) pero aún en nuestra sociedad occidental del consumo y el bienestar, llena con fuerza, un hueco espiritual importante.
En el contexto actual, se hace difícil reflexionar acerca de los motivos que iniciaron las peregrinaciones jacobeas y sobre los factores que ayudaron a su consolidación. Cuesta imaginar las dificultades que presentaba la ruta para el peregrino medieval o los servicios que éste hallaba a lo largo del camino, e incluso es difícil pensar en las motivaciones que podían llevarle a iniciar un viaje tan incierto y complicado.

El Camino de Santiago en la Edad Media
El Camino de Santiago ha significado en la historia europea uno de los primeros elementos vertebradores del viejo continente. El hallazgo del sepulcro del primer apóstol mártir en el siglo IX supuso encontrar un punto de referencia que contribuyó a la consolidación de los territorios conquistados por las emergentes monarquías cristianas, además de abrir diferentes vías de conexión con la Europa cristiana y con el mundo musulmán de Al-Andalus.
La ruta jacobea históricamente representa una importancia económica, cultural, artística, urbanística, articuladora del territorio, y otros muchos aspectos.
El mundo medieval

Hacia el año 776, un monje de Liébana, Beato, extraordinariamente importante en la vida del reino astur, redactaba unos Comentarios al Apocalipsis de san Juan, uno de los libros más leídos, copiados y difundidos de la Alta Edad Media europea, del que se poseen bastantes ejemplares fechados entre los siglos X y XIII. En él se afirma, recogiendo la tradición contenida en el Breviarium apostolorum, la predicación de Santiago en España, noticia por entonces difundida por toda la Cristiandad y, de hecho, recogida en diversos códices, desde el Sinaí y Africa a las Galias y Germania.

Tras la caída de Roma, una Europa occidental fragmentada recuperó poco a poco la unidad a través del cristianismo. La nueva creencia promovió la idea del homo viator, un hombre que viajaba incansablemente en busca del Paraíso y la vida eterna. Su cosmovisión diferenciaba un mundo conocido, el existente alrededor del Mediterráneo, de otro misterioso lleno de monstruos y seres extraños. El viajero que se aventuraba en esas tierras lejanas, con nombres de reinos bíblicos, nunca volvía. Un océano exterior rodeaba los tres continentes. La búsqueda de la salvación eterna y de nuevos mercados más allá de las tierras conocidas contribuyó a dibujar, con el paso del tiempo, el mapa del mundo que hoy conocemos.
Santiago de Compostela se convierte en centro de peregrinación cristiana con los cambios que se estaban produciendo en la Península.

Sobre el origen del camino
El origen del Camino de Santiago es difícil de precisar, unas veces por el carácter legendario de los relatos, otras por las incertidumbres de los cronistas de la época. Sin embargo, la historia del descubrimiento de la tumba fue rápidamente divulgada y aceptada por la sociedad de la Alta Edad Media.
En este ámbito se presenta una revisión de los hechos, mitad históricos, mitad legendarios, que condujeron al establecimiento de Santiago de Compostela como lugar de peregrinación. Entre estos hechos se destacan tres momentos importantes: la muerte y decapitación del apóstol en Judea, donde había regresado tras predicar en tierras hispanas; el posterior robo y traslado de su cuerpo (translatio) de Palestina a Galicia en una barca de piedra; y el descubrimiento del sepulcro (inventio) por el eremita Pelayo y el obispo de Iria Flavia Teodomiro.
La construcción del camino

Entre los siglos IX y XIII, antes de convertirse en una ruta exclusivamente religiosa, el camino servía también para intereses políticos. Los nuevos reinos cristianos vieron en el descubrimiento de la tumba de Santiago y la peregrinación una forma de consolidar los territorios reconquistados, a la vez que aseguraban su hegemonía con la unión del poder civil y el religioso.
En este ámbito, los personajes que contribuyeron decisivamente a consolidar la ruta jacobea, van desde Alfonso II, artífice de las primeras peregrinaciones, hasta los Reyes Católicos, cuyo reinado coincidió con el fin del esplendor del camino. Asimismo, se habla de la consolidación de la devoción al apóstol a través de las distintas imágenes que existen de Santiago: Santiago magister, sedente y majestuoso; Santiago peregrino, con sus atributos ?sombrero, bordón y morral; y Santiago caballero, armado sobre un caballo blanco. Existían diferentes tipos de peregrino, segun sus lugares de procedencia y los objetos más característicos que llevaban con ellos, como el morral, el bordón o la vieira.

Un camino de vida
El camino fue en la Edad Media una vía densamente transitada. Generó una gran diversidad de actividades e intercambios. Todo este movimiento provocó que las poblaciones por las que pasaba el camino se convirtieran en mercados de mayor o menor importancia, donde los productos locales se intercambiaban por aquellos que venían de otras tierras.
Para el éxito del Camino de Santiago no bastaba con la protección ideológica y política, hacía falta también un esfuerzo a la hora de dotarlo de las infraestructuras necesarias. La peregrinación a Santiago impulsó de forma espontánea y sin planificación la construcción de una importante red de caminos, que rápidamente fue modificada y adaptada, configurando un sistema de vías rápidas y seguras, equipadas con sus correspondientes servicios (hospitales, posadas, etc.) y también con sus peajes, pasos fronterizos y centros de control.

Sin negar la relevancia de muchos de los monumentos que se encuentran en el Camino de Santiago, la catedral compostelana merece un capítulo aparte. Estrechamente vinculada al arte del camino francés por su decoración escultórica y su arquitectura, constituye el máximo exponente de lo que ha sido definido como iglesia de peregrinación. La percepción de la catedral medieval por parte del peregrino se producía desde un monte situado en las afueras, donde por primera vez se divisaba el lugar sagrado que se iba a visitar. Este montes gaudii significaba un punto de inflexión en la ruta, ya que desde allí los peregrinos que la recorrían a caballo continuaban a pie y, en algunos casos, incluso descalzos.





lunes, 26 de septiembre de 2016

CON EL TIEMPO... ENTIENDES QUE

Con el tiempo 
Jesús Quintero

Soy el loco de la colina. Mi territorio es la noche. Mi compañía eres tú. Mi sueño un mundo limpio, sin basura, donde el ser humano sea la medida de todas las cosas. Amo todo lo que nos ayuda a crecer. Odio el odio y todo lo que nos empequeñece y nos denigra. Me gusta hablar, pero desprecio la palabrería.
Con el tiempo… entiendes que los verdaderos amigos son contados y que el que lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado de amistades falsas.

Con el tiempo… aprendes que disculpar, cualquiera lo hace, pero perdonar eso es solo cosa de almas grandes.

Con el tiempo… comprendes que si has herido a un amigo duramente muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo… te darás cuenta que, aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos a quienes dejaste ir.

Con el tiempo… te darás cuenta de que cada experiencia vivida, con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo… comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionará que al fin no sean como esperabas.

Con el tiempo… te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estás viviendo. Justo este instante. Pero, desafortunádamente, solo con el tiempo, uno aprende.
Estoy y quiero vivir como si no tuviera nada que perder, como si cada día fuera el último, como si siempre estuviera a partir la nave que nunca ha de tornar.

Quiero besar como si cada beso fuera el último.
Quiero gozar como si cada gozo fuera el último. La última copa de vino, la última noche de amor, el último paseo por las calles de Sevilla, la última canción, las últimas palabras.
Cuando a uno le da igual perderlo todo, desaparecen los miedos, las cadenas, las ataduras, los compromisos, la timidez…el miedo.
Cuando uno está dispuesto a perderlo todo empieza a estar en condiciones de ganarlo todo. 
¿Qué es todo?, el valor, la sinceridad, la autenticidad, la claridad, la libertad…el camino, la verdad y la vida… que decía mi tocayo.
Quiero vivir de acuerdo conmigo mismo, de eso es de lo que se trata, hermano.



Pasarán el paro, el hambre, la injusticia, la violencia, la carrera de armamentos, los bloques, los días y las noches de miedo y de miseria.

Pasarán la incomprensión, la intolerancia, el fanatismo, los valores eternos, los deberes, las órdenes, las leyes...

Pasarán los hombres cuyo nombre hoy es inevitable y las causas por las que se nos pide trabajar sin descanso y morir si es preciso.



Los Estados Unidos y la URSS pasarán como pasaron otros imperios, caerán como cayeron Persia, Roma o Cartago.

Pasarán las naciones y sus sagrados símbolos.
Pasarán los ejércitos, las guerras, las fronteras.
Pasarán la crisis, todas las crisis.

No hay tragedia que dure eternamente ni fiesta que no acabe.
Paciencia, hermano, sólo es cuestión de tiempo. Todo esto pasará... aunque ni tú ni nadie pueda tal vez contarlo.

Hoy he oído cantar a los pájaros, he respirado el aroma de las flores, he paseado a mi antojo por las calles y por los parques, he sonreído y me han sonreído, he estrechado amistosas manos y me han besado. Hoy he recibido mi ración de amistad, de amor, de libertad, de poesía y de belleza. Si no soy feliz es porque pienso es porque pienso que tal vez tú no has tenido la misma suerte en el reparto. Para que no te acuestes en ayunas, me gustaría que me dejaras compartir contigo mi parte. Hoy soy rico.

Creo en la libertad todopoderosa hija de la inteligencia y de la imaginación.

Creo en la constitución que es como las grandes escrituras de los demócratas.

Creo en un mundo sin guerras, sin cárceles.

Creo en el amor y sinceramente creo que no hay límites, ni fronteras, ni códigos para dos seres que se unen en una vida o en una habitación.

Creo en la paz y creo en un mundo futuro en el que salgan claveles del tallo de los misiles y en el que los niños puedan jugar sobre sus tanques de juguete aunque sean tanques de verdad. 
Creo que todos los seres humanos del mundo tienen derecho a la paz, al pan, a la educación, sean andaluces o catalanes, negros o blancos, chinos o cheyennes.
Creo en la alegría del vino.
En la fuerza revolucionaria de la palabra y de la poesía. 
Y en la necesidad de la cultura como un camino hacia la libertad.
Y creo en otra televisión de la que te estamos dando.
Y creo que una piedra si se le habla con amor responde.
Creo que el fondo de los mares es para el coral y no para los submarinos nucleares.
Creo que la luna debe seguir siendo para los enamorados, no para bases de lanzamiento.
Creo que la Tierra debe seguir siendo el tercer planeta del Sistema Solar y no un hueco vacío en el espacio.
Por todo lo dicho...por todo lo dicho,creo que soy el loco de la colina.
Y tú que crees?



Vivir: he ahí la consigna. 
No desaprovechar ni un solo momento de la vida. 
Vivir intensamente, voluptuosamente abierto a todo. 
Vivir por los ojos, por los oídos, por la boca, por la piel... Vivir con el cerebro, con el corazón, con la imaginación, con la fantasía... 

Vivir el arte y vivir la vida. 
Vivir la realidad y los sueños. 
Amarlo todo, besarlo todo, acariciarlo todo, probarlo todo, sentirlo todo, mirarlo todo, leerlo todo, tratar de comprenderlo todo... 
Vivir: he ahí la consigna. 
Vivir, vivir, vivir, hasta morirla.


Te aseguro, te aseguro que cuando hablo de soledad, de depresión, de incomprensión, de angustia, de dolor, o de rabia… no hablo de oídas.
Por suerte o por desgracia, sé lo que estoy diciendo porque todo eso y más lo he padecido yo en mi propia carne.

No estoy con los que sufren solamente por solidaridad sino también y sobre todo por compañerismo porque pertenecen a la misma tribu que yo.
Sé por experiencia lo que es sentirse como en un desierto en una ciudad de miles o de millones de habitantes.

Sé lo que es estar solo entre la gente.
Sé lo que es esperar y desesperar.

Conozco el sabor de la traición y del desengaño, del desamor, del miedo.
Le he visto las orejas al lobo de la enfermedad y del dolor.

He vivido sin dinero.
He visto morirse amores que parecían eternos y amistades de toda la vida. Ya tú sabes.
Conozco el vicio y sus tentáculos.

Sé lo que es volver a casa con los bolsillos vacíos y conozco los demonios de la resaca y del remordimiento.
He padecido los abusos del poder.

He sido agredido y he visto el odio, el odio pintado en unos ojos que me miraban.
Conozco los aledaños de la locura, que he puesto mi coche a más de ciento ochenta kilómetros por hora en una carretera sobre el precipicio y me he asomado al balcón con intenciones negras.

Sé lo que es acurrucarse en un rincón y esperar a que llegue el fin del mundo. Sé lo que es no desear nada, no esperar nada, no creer en nada, no alegrarse ni conmoverse por nada.
Sé lo que es sentirse como un muerto.

He conocido todas las hambres y esa sed que no se sacia con el agua. No hablo de oídas...
Por suerte o por desgracia, también a mí me ha tocado mi ración de sufrimiento.
No estoy con los ojos que sufren por caridad, sino porque me considero otro más entre ellos.

Estoy contigo porque, porque te miro y te siento como un compañero, como un compañero de fatigas.