EL Rincón de Yanka: LA CARTA EN LA QUE GEORGE ORWELL REVELÓ LOS ORÍGENES DE "1984" 📕👀👥

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martes, 26 de enero de 2021

LA CARTA EN LA QUE GEORGE ORWELL REVELÓ LOS ORÍGENES DE "1984" 📕👀👥


Eric Arthur Blair (25 de junio de 1903-21 de enero de 1950), conocido universalmente por el seudónimo de George Orwell, fue uno de los grandes escritores y periodistas del pasado siglo XX, pero fue, sobre todo, un excepcional analista, casi un visionario, que supo entender como pocos las raíces del totalitarismo que él plasmó de una forma magistral en sus dos obras más representativas: 1984, escrita en 1949, y Rebelión en la granja, de 1945.
Orwell, de cuya muerte se cumple hoy 71 años, fue según “The Times” el narrador británico más importante surgido en este país desde mediados de la pasada centuria. Basó su estudios y opiniones políticas en sus propias vivencias personales: las que padeció en Birmania como representante del orden colonial británico, las que experimentó en Londres y París deambulando entre las clases trabajadoras más humildes con apenas unos céntimos en el bolsillo y, finalmente, las que obtuvo de su participación en la Guerra Civil española, donde desarrolló un aversión extrema hacia los totalitarismos nazi y estalinista, exactamente por ese orden. Fino cronista, lúcido ensayista, periodista inagotable y brillante novelista, George Orwell fue el creador del concepto del “Gran Hermano” vigilante, tan utilizado y manipulado actualmente, y su apellido, convertido en el adjetivo “orweliano”, es universalmente entendido como el gran sinónimo de las distopías totalitarias.

En el año 2013 se publicó en Gran Bretaña, editadas por Peter Davison, el gran experto mundial en la vida y obra de George Orwell, un volumen con numerosas cartas escritas por el también autor de “Homenaje a Cataluña”. En este libro, se incluye una misiva enviada por Orwell en 1944 a un lector llamado Noel Willmett, que previamente le había preguntado si el totalitarismo era para él uno de los principales riesgos existentes, “ya que aparentemente éste no crece ni en Estados Unidos ni en Gran Bretaña”. En su respuesta, Orwell alumbra ya algunas de las reflexiones fundamentales que apenas unos años más tarde, en 1949, darían luz al nacimiento público de la hoy mítica 1984.

Esta es la misiva.

“Debo decir que si tomamos el mundo como un todo, el totalitarismo va en aumento. Sin duda, Hitler desaparecerá pronto, pero solo a expensas del fortalecimiento de: (a) Stalin, (b) los millonarios angloamericanos y (c) todo tipo de pequeños ‘fuhrers’ del tipo de De Gaulle. Todos los movimientos nacionales, en todos los lugares, incluso aquellos que se han originado como forma de resistencia a la dominación alemana, parecen tomar formas no democráticas, para agruparse alrededor de un ‘führer’ sobrehumano (Hitler, Stalin, Salazar, Franco, Gandhi, De Valera son ejemplos variados) que adopta la teoría de que el fin justifica los medios. En todas partes, el movimiento mundial parece dirigirse hacia el surgimiento de economías centralizadas que pueden resultar muy eficaces en un sentido económico, pero que no están organizadas democráticamente y que tienden a establecer un sistema de castas”.

(...)

“En cierto sentido, la historia ha dejado de existir. Es decir, no existe una historia de nuestro tiempo que pueda aceptarse universalmente, de hecho, hasta las ciencias exactas se cuestionan. Hitler puede decir que los judíos comenzaron la guerra, y si sobrevive, eso se convertirá en historia oficial. No puede decir que dos y dos son cinco, porque para los propósitos de, digamos, la ciencia de la balística, tienen que ser indefectiblemente cuatro. Pero si llega el tipo de mundo que yo temo, un mundo de dos o tres grandes superestados que no pueden conquistarse entre sí, dos y dos podrían convertirse en cinco si un Führer lo deseara. Y, por lo que puedo ver, esa es la dirección en la que nos estamos moviendo, aunque, por supuesto, el proceso es reversible”.

“En cuanto a la inmunidad de Gran Bretaña y de Estados Unidos, es cierto que aún no hemos sido totalitarios y que éste es un síntoma muy esperanzador. Creo muy profundamente, como ya expliqué en mi libro “El león y el unicornio”, en el pueblo inglés y en su capacidad de centralizar su economía sin destruir la libertad al hacerlo. Pero uno debe recordar que Gran Bretaña y los Estados Unidos no han sido realmente puestos a prueba, no han conocido la derrota o el sufrimiento severo, y hay algunos síntomas malos que van equilibrando los síntomas positivos de estas naciones. Para empezar, hay una indiferencia general hacia la decadencia de la democracia”.

“En segundo lugar, está el hecho de que los intelectuales tienen una visión más totalitaria que la gente común. En general, los intelectuales ingleses se han opuesto a Hitler, pero solo al precio de aceptar a Stalin. La mayoría de ellos están perfectamente preparados para los métodos dictatoriales, la policía secreta, la falsificación sistemática de la historia, etc., siempre que sientan que están del lado "nuestro". De hecho, la afirmación de que no hemos tenido un movimiento fascista en Inglaterra significa en gran medida que los jóvenes, en este momento, buscan a su ‘fuhrer’ en otra parte. Uno no puede estar seguro de que eso no cambiará, ni puede estar seguro de que la gente común no pensará en diez años como lo hacen ahora los intelectuales. Espero que no lo haga, incluso confío en que no lo hará, pero si es así, será a costa de una lucha. Si uno simplemente proclama que algo es lo mejor de un modo absoluto y no apunta a los síntomas siniestros de ese algo, simplemente está ayudando a crecer el totalitarismo”.

También me preguntas que si creo que la tendencia mundial es ir hacia el fascismo, ¿por qué apoyo la guerra? (Segunda Guerra Mundial. NdT.) Es una elección entre diversos males; creo que casi todas las guerras son eso. Sé lo suficiente del imperialismo británico como para no gustarme, pero lo apoyaría contra el nazismo o el imperialismo japonés, como un mal menor. De manera similar, apoyaría a la URSS en contra de Alemania porque creo que la URSS no puede escapar por completo de su pasado y retiene lo suficiente de las ideas originales de la Revolución para hacer de ella un fenómeno más esperanzador que la Alemania nazi. Pienso, y lo he pensado desde que comenzó la guerra, en 1936 o más o menos, que nuestra causa es la mejor, pero tenemos que seguir mejorándola, lo que implica críticas constantes”.

Tuyo sinceramente,
Geo. Orwell