EL Rincón de Yanka: LIBRO "MALDITA CIENCIA: ¿VACUNARSE O NO? LA CARRERA VERTIGINOSA POR LA VACUNA CONTRA EL COVID 19 Y LOS RIESGOS OCULTOS DE LOS QUE NADIE HABLA" 💀〰🔆〰💀

inicio














sábado, 5 de diciembre de 2020

LIBRO "MALDITA CIENCIA: ¿VACUNARSE O NO? LA CARRERA VERTIGINOSA POR LA VACUNA CONTRA EL COVID 19 Y LOS RIESGOS OCULTOS DE LOS QUE NADIE HABLA" 💀〰🔆〰💀


Maldita Ciencia: 
¿Vacunarse o no? 
La carrera vertiginosa por la vacuna contra el COVID 19 
y los riesgos ocultos de los que nadie habla.


Según la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO del año 2005, "cualquier intervención médica preventiva sólo debe realizarse con el consentimiento previo, libre e informado de la persona interesada sobre la base de información adecuada”. Es decir, a partir de este acuerdo internacional, firmado nada menos que por 193 países, nadie puede ser obligado a vacunarse bajo ningún pretexto. Pero eso no es todo; aquellos que deseen ser vacunados tienen el derecho de conocer toda la información referente a la vacuna, solicitar un informe detallado sobre los efectos secundarios, sus beneficios y sus contraindicaciones. El autor de este libro, que asegura abiertamente no ser un "anti-vacunas”, expone con lujo de detalles los peligros de una vacuna desarrollada en tiempo récord y muchos otros aspectos a considerar a la hora de tomar una decisión tan delicada.

INTRODUCCIÓN

El espíritu crítico

"Solo sé que no se nada". Como será de limitado nuestro conocimiento, que ni siquiera tenemos la certeza de que esta frase corresponda al filósofo griego Sócrates o a su discípulo Platón. De lo que sí estamos seguros es que por defender su manera de pensar, que fue considerada en su época peligrosa para los jóvenes, Sócrates fue condenado a muerte y debió beber un veneno a base de cicuta.

Otro defensor de ideas revolucionarias, fue el astrónomo, filósofo, ingeniero, matemático y físico italiano, Galileo Galilei, quien entre otras cosas, defendió la teoría heliocéntrica copernicana de modo tal, que la publicó en un libro. En dicha teoría, el sol ocupa el centro del sistema solar, lo que se oponía radicalmente a la doctrina de la Iglesia, en la que el hombre y todo lo que lo rodeaba era considerado el centro del universo. Por ello, se lo enjuició por herejía y como pena recibió un arresto domiciliario.

Como todos sabemos, posteriormente la historia reivindicó a estos dos grandes genios, pero no se puede negar que en su momento, ambos fueron vistos como verdaderos agitadores, por lo cual pagaron muy caro el hecho de haber defendido sus ideas, que para la época eran no menos que subversivas.

Tanto Sócrates como Galileo Galilei fueron verdaderos exponentes del espíritu crítico, el que principalmente se define como la motivación de un individuo a dudar de algo percibido por los demás como cierto o falso, dependiendo la circunstancia, que lo impulsa a investigar, comparando datos e informaciones de diversas fuentes, con los que luego conforma un criterio propio sobre el tema en cuestión, pudiendo o no, coincidir con la opinión de la mayoría.

Lo que nos cuentan o nos llega por los medios de difusión, lo creamos o no, puede partir de una noticia sesgada, basada en errores de interpretación o debido a intereses creados. Por lo cual, es un ejercicio sano, dudar de toda información y ponerla bajo un minucioso análisis, evitando así aceptar ciegamente lo que nos digan. Con este ejercicio, se evita principalmente una mirada única del mundo y se contribuye a la evolución del pensamiento.

Por otra parte, el espíritu crítico no debe estar contaminado con emociones, ya que de esa manera estaríamos sesgando propiamente la información, alejándonos aún más de la búsqueda de la objetividad. Por lo tanto, tenemos que ser capaces de asociarla de una determinada manera, con la que podamos hallar tanto su significado superficial, como su contenido más profundo, sin interferencias propias ni externas.

Un individuo que presume tener espíritu crítico, por sobre todo debe tener claro que puede existir otra visión sobre un determinado tema, por lo que previamente, debe aceptar que puede estar equivocado y a partir de ello, rever la información las veces que sea necesario. Una manera inteligente de hacerlo es ponerse en el lugar del que no está de acuerdo, para entender acabadamente el fondo de la discusión. No obstante, y aunque se arribe a un resultado definitivo, hay que considerar dentro de las posibilidades, que el mismo puede no ser del todo cierto, por lo cual, es necesario que la mente de una persona con espíritu crítico, sea la suficientemente abierta como flexible.

Desde ya, me considero a una distancia de años luz respecto al genio de Sócrates o Galileo Galilei, pero reconozco que algo de aquel espíritu crítico, me impulsó a indagar sobre dos temas tan controversiales como las vacunas y el COVID-19. En consecuencia, consulté toda clase de bibliografía, como también compartí el testimonio de profesionales, de varias ramas de la ciencia médica, los que a su vez, me solicitaron total reserva.

Seguramente, después de que lean este libro, me ganaré más de un enemigo, solamente por el hecho de poner en duda conceptos que para la mayoría de los mortales son indiscutibles, y a los cuales, busqué todas la maneras posibles de objetarlos, a partir de una amplia y variada información científica y periodística, con la que por supuesto, no intento que nadie haga o deje hacer nada de lo que tenía previsto antes de leer este libro, ya que es muy posible que también yo esté equivocado.

Mi principal propósito es generar al lector, al menos, una duda razonable que lo obligue a informarse y así salir de su zona de confort que le significa adherir a consensos generales sobre ciertos temas, en especial si esos consensos son mundiales, como por ejemplo las vacunas y el COVID 19.
Por otra parte, no me preocupa ser señalado como conspirador, antivacunas o negacionista del COVID 19, ya que no lo soy, aunque seguramente luego de leer este libro, más de uno tendrá esa sensación.

Que se haga o diga en todo el mundo, no quiere decir que sea la verdad o lo correcto. Por lo que les ruego, no crean nada de lo que está aquí escrito, solo les pido que abandonen un poco el sentido común, porque no hay nada más despersonalizante que lo que la manada cree, e intenten romper con preconceptos, que lo único que hacen es limitar el crecimiento personal.
Si loco es aquel que pone todo en duda, me considero un demente, porque para mí todo es mentira hasta que pueda demostrar lo contrario. Es que por sobre todo soy un odiador serial de dogmas, y de cualquier totalitarismo ideológico que nos quieran imponer, ya sea por la fuerza o con técnicas de lavajes de cerebro, que ejecutan casi quirúrgicamente los medios de comunicación.

El ser humano no llegó donde llegó justamente por ser un testigo privilegiado de la evolución, lo logró porque fue el artífice principal de su destino, y para ello tuvo que dejar de lado muchos prejuicios que lo sometían y limitaban. Para intentar salir de la comodidad de la manada hay perder el miedo, puesto que no existe peor sensación. El miedo, que en estos momentos, domina por completo a nuestra especie, gracias a que unos pocos poderosos se pusieron de acuerdo en infundirlo como nunca se ha visto en la historia de la humanidad, para transformarnos en seres temerosos de un virus gripal.
El ser humano transita toda su existencia buscando el sentido de la vida, a pesar que nunca hallará la verdad sobre aquella incógnita vital. Es que en realidad, no existe o no está a nuestro alcance, ninguna verdad absoluta, como tampoco existe ninguna mentira absoluta, ya que todo se limita a lo que nuestro nivel de raciocinio considere como verdadero o falso.
Por lo pronto, los invito a abrir sus mentes e intentar por un minuto, ponerse en el lugar de los que opinan diferente, y verán que no todo es lo que parece.

"La duda es la madre de la invención" Galileo Galilei

Capítulo 1
Los antivacunas

Los antivacunas , que a muchos les podrá parecer un movimiento activista moderno, en realidad las bases de dicho activismo, se fijaron hace más de un siglo.
Probablemente, en la historia no haya existido un país más conflictivo como el de Inglaterra, en lo que a este tipo de movimientos se refiere. En consecuencia, no debe sorprender que haya sido allí donde nació esta ideología que data de casi 150 años, y que luego se difundió por muchos países del mundo. En la actualidad y por obra de internet, no hay rincón del planeta donde no se conozca la existencia y fundamentos de los grupos antivacunas.
A fines del siglo XIX, en la ciudad de Leicester, miles de personas iniciaron una protesta en contra de la vacunación obligatoria de la viruela, tras lo cual, hubo todo tipo de inultas e incluso hasta algunos fueron enviados a la cárcel. Aquellos manifestantes, ese día hicieron público que era preferible ir presos, antes que uno de sus hijos muriera envenenado.
Esta ola antivacuna, inmediatamente se expandió a distintos lugares de Inglaterra.
Por esos tiempos, la viruela conocida también como "monstruo manchado", debido a las erupciones que causaba en la piel, ya había matado a millones de personas. Se calcula que en esa época, solo en Europa, más de 400.000 personas morían por año por esta enfermedad. En América por ejemplo, hizo desaparecer culturas nativas enteras.
Por otra parte, los que sobrevivían a la viruela, quedaban con cicatrices en todo su cuerpo, de por vida.
Entonces, ¿qué había de malo con la vacunación?

En 1798, el médico inglés Edward Jenner, probó con éxito que al inocular con una dosis atenuada de viruela bovina, se lograba protección contra la viruela. Poco después, esta vacuna ya se estaba utilizando en toda Europa, hasta llegar en menos de diez años, a casi todo el mundo.
Inmediatamente aparecieron grupos de personas que se oponían a ella, alegando todo tipo de prejuicio, de carácter sanitario, científico y religioso. Aunque a decir verdad, lo que a la mayoría de ellos les molestaba, era el hecho de que se los obligue a vacunarse.
No obstante, el proceso era espantoso y constaba de una serie de profundos cortes en los brazos, algo que está muy alejado de las prácticas actuales.
Es que a decir verdad, en esos tiempos las vacunas no eran tan seguras, dado que muchas personas enfermaban gravemente e incluso morían, por todo tipo de infecciones, debido a que la calidad con que se las producían no era muy buena, y eso sumado a los procedimientos de vacunación, caracterizados por una total ausencia de higiene, hacía que fuera muy sencillo que se provocaren infecciones, como la hepatitis, sífilis, tuberculosis, etc.
En consecuencia, es dable reconocer que si algunos de los actuales defensores de la vacunación obligatoria, hubiera vivido en esa época, entre el método doloroso y altamente infeccioso, con que se la practicaba, más los efectos colaterales que producían dichas vacunas, dudo seriamente que aceptaran plácidamente vacunarse.

Por más de un siglo, prosiguió la batalla entre las autoridades y los que se oponían a la vacunación, quienes a menudo eran muy agresivos.
Pero cuando en Gran Bretaña, las vacunas pasaron a ser gratuitas y obligatorias, con multas e incluso penas de prisión, estallaron disturbios en algunas ciudades y allí nacieron los conocidos movimientos antivacunas.
El movimiento antivacuna de Leicester, nació en 1869, y entre otras cosas crearon en 1877 un método sanitario al que hasta el día de hoy se aferran, y al que se los llamó el método Leicester. Dicho método, nació en el hospital de esa ciudad, donde un médico forense, primero internaba a los enfermos de viruela, ponía en cuarentena a su familia y luego desinfectaba la casa y a veces, hasta quemaba sus pertenencias. Tras lo cual, los movimientos antivacunas tomaron a este método y lo erigieron corno su bandera, para oponerlo a la vacunación obligatoria.
A partir de la aparición del movimiento antivacuna, en Leicester, crecieron de manera alarmante las multas y las detenciones de los que se oponían a las vacunas, y paralelamente, descendía la tasa de vacunación.
En 1885, el movimiento antivacuna de Leicester realizó una protesta masiva, porque las autoridades rechazaron reemplazar la vacunación por su nlétodo, aunque la misma fue pacífica.
Cabe destacar, que la viruela regresó a Inglaterra entre 1892-1894 y al ser más benigna, ya que en Leicester hubo muchos menos muertos que en otras ocasiones, los defensores de dicho método, lo tomaron como una victoria propia.

En cambio, algunos especialistas discrepan, al considerar que si la ciudad hubiese sido más populosa, esa cuarentena habria fracasado por la nahlral multiplicación de casos.
La otra parte de la biblioteca, dice lo contrario, y para ello antepone cifras de ciudades como Sheffield y Warrington, donde la tasa de mortandad fue un 500% mayor que en Leicester.
Ya pasaron casi 150 años desde que apareció en Inglaterra el primer movimiento antivacunas, pero la controversia continúa hasta la actualidad y eso se verifica, en que muchas veces desciende en ese país, la tasa de vacunación de ciertas vacunas.
Pero por esos tiempos, no solo en Inglaterra existieron movimientos que se oponían a la vacunación. A partir de 1879, se gestaron en Estados Unidos tres grupos antivacunas, los que por la presión que ejercieron, consiguieron derogar leyes de vacunación obligatoria en diferentes estados, con el argumento que se violaba los derechos humanos de las personas.
En algunos países, existieron en los últimos tiempos brotes de enfermedades, donde las autoridades hicieron responsables a los movimientos antivacunas, mientras que los mismos, niegan la veracidad de las cifras de dichos contagios.
Un ejemplo fue Holanda en 1999, donde apareció un brote de sarampión en una escuela religiosa que no aceptaba la vacunación.
En Nigeria en el 2003, se registraron más de la mitad de casos mundiales de polio, como también en los países limítrofes, a pesar que estaban libres de la enfermedad y que por ello, se acusa a líderes religiosos por rechazar la medicina occidental.
En el 2005 en Indiana, Estados Unidos, se produjo un brote de sarampión, debido a que una niña que no estaba vacunada, regreso de un viaje de Rumania y se habría contagiado de otro niño que tampoco estaba vacunado. Algo similar ocurrió con esa misma enfermedad, en la ciudad de Orlando, en el 2014.
Según estadísticas oficiales, la tasa de vacunación en los Estados Unidos varía según los estados, entre un 50% y 85%, cuando lo recomendado por la OMS es el 95%.

La importancia de Internet para los antivacunas

En un principio, la difusión de los fundamentos de los movimientos antivacunas, era un poco compleja, de manera que por esos tiempos, solo se podía hacer de boca en boca, con panfletos publicitarios o en reuniones que permitieran congregar algo más de un centenar de personas.
Posteriormente, se utilizó a los libros, las revistas, la prensa, la radio y la televisión. Pero es con la aparición de la internet, a fines del siglo veinte, que los antivacunas consiguen su esplendor, al lograr que sus principios lleguen a cada rincón del planeta, las 24hs del día y a un muy bajo costo.
Se han realizado diferentes estudios, donde se abordó el contenido que ofrecen las páginas web de los distintos grupos antivacunas, y cuyos principales argumentos son:

Religiosos: para algunas creencias religiosas, las vacunas suponen la iuptura con el equilibrio natural de las cosas.
Filosóficos: hacen referencia a que estos grupos, consideran la obligatoriedad de vacunarse como una violación de sus derechos.
Falta de eficacia: cuestionan tanto la necesidad de vacunarse como la efectividad de las mismas, ya que sostienen que la disminución de enfermedades vacunables, es a causa de las mejoras económicas y gracias a que el contacto con los gérmenes salvajes, genera la evolución del sistema inmunológico de manera natural.
Riesgos de la vacunación: hace referencia a los efectos secundarios de las vacunas, en relación con la aparición de todo tipo de enfermedades degenerativas , en especial las neurológicas, como por ejemplo el autismo. También en algunos casos, llegan a responsabilizar a las vacunas de hacer un efecto contrario y que en realidad debilitan el sistema inmunológico.
Negocio económico: presuponen que todo se trata de un gran negocio para los fabricantes, industrias farmacéuticas, entes sanitarios, a la vez que los responsabilizan de falta de transparencia.
Otros argumentos: se refiere a las molestias que causan los pinchazos y las consecuencias de una mala técnica de aplicación.

Otro estudio determinó que el continente cuya población que más descree de las vacunas es el europeo, mientras que Asia es donde más se las defiende.
Si lo separamos por país, Francia lidera con el 41% de su población, que descree de las vacunas, a la que le siguen Bosnia-Herzegovina con 36%, Rusia con 28%, Mongolia con 27% Grecia, Japón y Ucrania con 25%. Estos números sorprenden, debido a que la media mundial alcanza al 12%.
Convengamos que esta estadística solo se centran en la opinión hacia las vacunas y no refleja su correlato en la tasa de vacunación, dado que en Francia, por ejemplo, la cobertura de vacunación alcanza al 75%, que no deja de ser baja, a pesar que en ese país como en los demás del continente europeo, muchas vacunas son obligatorias.
Vale aclarar entonces, que concebir a las vacunas como inseguras, no lo hace a uno antivacunas, por lo que para que alguien sea considerado antivacunas, primeramente debe hacerlo de hecho, evitando la vacunación tanto de su prole, como de todo aquél con el que pueda ejercer su autoridad o influencia, aunque esta solo sea psicológica.

A principios de este año, la OMS declaró a las dudas y el rechazo a las vacunas, como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial.
Buscando la palabra de alguien calificado y con el conocimiento suficiente en la materia, me pareció atinado referirme a algunos pasajes de una nota ofrecida a un medio gráfico, por la Doctora Edith Bracho Sánchez, pediatra y becaria en el programa de comunicación médica de la Universidad de Stanford, donde explica lo que es tratar con padres que se oponen a la vacunación de sus hijos.

"Un padre que elije vacunar, quiere lo mejor para su hijo, como el que no lo quiere vacunar".
"Con los padres tengo un interés común, que es la salud del niño". "A los que no quieren vacunarlos, nunca los juzgo".
A diferencia de muchos pediatras, la doctora Bracho Sánchez tiene un enfoque más amigable a la hora de tratar con padres que se oponen a vacunar a sus hijos. Por supuesto, que ella niega rotundamente que las vacunas causen efectos colaterales y mucho menos el autismo.
A la hora de explicar los componentes de las mismas, considera que no está comprobado que las vacunas tengan químicos que afecten la salud aclarando también que todo lo que nos rodea, incluyendo los alimentos, posee todo tipo de químicos.
De todas formas, muchos especialistas consideran que no es lo mismo respirar o ingerir tóxicos, que inyectarlos directamente en el torrente sanguíneo.

La charla con Andrea y Alfredo

Luego de analizar profundamente los fundamentos de los antivacunas, decidí tener un contacto más directo, es decir cara a cara, con personas que de alguna manera se sentían damnificadas por las vacunas.
Desde un primer momento y a consecuencia de la cuarentena, me fue muy complejo lograr una entrevista, aunque sea por medio de las redes sociales, puesto que una vez que se enteraban que la intención era la de recabar información para un libro, la mayoría oponían todo tipo de excusa.
Afortunadamente, mi insistencia tuvo sus frutos y fue así que logré que una pareja de padres, aceptaran la invitación de conversar vía Skype. No sin condicionamientos previos, como el resguardo de sus identidades y la prohibición de la posterior difusión de la charla, tanto en forma de video, como de audio. Algo que me sorprendió en un principio, pero que con el correr de la conversación, pude entender con claridad. A tales efectos, decidimos que los llamaría Alfredo y Andrea respectivamente, y que al momento de referirnos a su hijo, lo haríamos con el nombre de Tomi.
En el momento de hacer contacto con ellos, tuve la hermosa sorpresa de verlos junto a Tomi. Mi primera impresión sobre el niño fue muy positiva, ya que pude ver a un hermoso pequeño de aproximadamente tres o cuatro años, cómodamente sentado sobre el regazo de su madre. El gesto de sus padres en exponerlo, me hizo comprender que con ello buscaban eliminar cualquier duda de que lo que le había sucedido a su hijo, y enseguida me relatarían, era totalmente cierto.

Luego de una pequeña charla, donde nos saludamos cordialmente, decidí ir inmediatamente al grano, pidiéndoles a ambos que explicaran paso a paso lo que había sucedido a su hijo.
Rápidamente Andrea tomó la palabra y con voz calma y pausada, inicio el relato: "Yo estaba muy a favor de las vacunas, es más, para mí todo lo que me decía el pediatra era palabra santa. Es así que le fui aplicando a Tomi todas las vacunas que me iban indicando, a los dos, cuatro, seis meses..."
Ante el momentáneo silencio de Andrea, aproveché la ocasión para preguntar si cuando comenzó a vacunar a Tomi, él ya manifestaba algún síntoma y enseguida respondió con una exclamación: "¡Sí! Cada vez que lo vacunaba Tomi tenía mucha fiebre, pero cuando se le comentaba al pediatra, él me tranquilizaba diciendo que eso era algo muy común".
Para ir al momento donde se desencadenaron los acontecimientos, le pregunté a Andrea: "¿Después de qué vacuna observó que Tomi comenzó a sentirse realmente mal?".
"Al año y medio, cuando por indicación del pediatra le hicimos aplicar la triple vírica'', respondió inmediatamente, muy segura de lo que decía.
La interrumpí y le pedí que me explicara detalladamente cuánto tiempo tardó Tomi en manifestar los primeros síntomas.

"Esa misma noche vi que él ya no se movía, tanto que no caminaba" contestó con un dejo de angustia en su rostro. Y agregó: "Recuerdo que en ese tiempo no solo caminaba, sino casi que trotaba" quedó pensativa por un segundo y con lágrimas en sus ojos agregó, "Tomi hasta estaba dejando el pañal y a partir de esa vacuna de porquería, volvió a hacerse pis con el pañal puesto".

"¿Y a todo esto, qué dijo su pediatra?'', le pregunté.

"Él se sorprendió algo, pero le restó importancia, diciendo que deje que pase el tiempo a ver que sucedía". Contestó y prosiguió: "Dejarnos pasar unos días y como nuestro hijo no mejoraba, decidimos consultar a otros pediatras y lo peor de todo es que ninguno nos sabía responder que le estaba pasando". Y señaló, nuevamente con lágrimas en su rostro: "En ese momento mi marido y yo, comenzamos a vivir un infierno, porque Tomi ya no caminaba más".
Al ver que Andrea se estaba desmoronando anímicamente, le indique que tomara unos sorbos de agua, para que mitigue un poco su angustia. Luego, al verla un poco más repuesta, continué con las preguntas: "¿y cuándo fue que comenzaron a sospechar de las vacunas?". Les pregunté a ambos para darle lugar a responder a Alfredo.
Pero Andrea, mostrando una gran fortaleza, continuó respondiendo: "Yo en ese momento ya le decía a mi marido, que lo que le pasaba a Tomi no era normal y que estaba segura que era la vacuna".
Nuevamente les hice una pregunta a ambos, esta vez para despejar toda duda: "¿y ustedes no vieron si Tomi, anteriormente se había golpeado en la cabeza o caído de alguna forma que le hubiera producido algún dafio neurológico?".

Casi a coro Alfredo y Andrea exclamaron: "¡No para nada!" y replicó Andrea: "Si ni siquiera todavía iba a la guardería... De todas forn1as, buscamos a un nuevo pediatra que decidió realizarle estudios de sangre, electroencefalogramas, ton1ografías computadas , y co1no no le encontró nada, descarta1nos que lo que le sucedía fuera por algún tipo un golpe".
"¿y qué les aconsejó en ese momento ese pediatra? ". Les repregunté.
"Nada, solo puso cara de sorpresa y nos insinuó que nos teníamos que ir haciendo a la idea que nuestro hijo ya no volvería a caminar" respondió Andrea y luego estalló en un llanto.
Al ver que a Andrea las preguntas la estaban afligiendo mucho, les ofrecí volver a hablar en otro momento, no obstante, ella insistió en seguir.
Entonces preferí por un momento continuar con Alfredo, al que lo notaba más calmo y le pregunté: "¡Alfredo!... Cuando comenzaron a sospechar de las vacunas, ¿no le preguntaron al pediatra, si tenía que ver con lo que le sucedía a Tomi?".

Y él respondió: "Si, se lo preguntamos y nos dijo que podía ser, pero que debía seguir recomendándolas porque había que prevenir las enfermedades" Y con un rostro más serio continuó: "Eso me enfureció y le juro que lo hubiera agarrado a golpes". Y prosiguió lanzando una pregunta al viento: "¿Cómo puede ser que a ellos solo les preocupe que vacunes a tu hijo , y si después el niño queda postrado en una silla de ruedas , no es su problema?".
"¿Que hicieron luego de que el medico les dijo eso?'', repregunté.
"Estábamos desesperados y no sabíamos que hacer..." E interrumpió Andrea ya un poco más serena: "iSi! Pero gracias a Dios que Alfredo no se quedó quieto y comenzó a buscar por internet personas que habían sufrido lo mismo, y afortunadamente halló a un grupo antivacunas, quienes nos recomendaron ir a México, a ver a un especialista que trata problemas como el de Tomi".

Imaginado la respuesta, les pregunté: "Entonces... ¿viajaron a México?"
"Por supuesto!!". Exclamaron Andrea y Alfredo casi a coro, y ella agregó: "A pesar que no teníamos el dinero suficiente, le pedimos prestado a nuestra familia y amigos y al poco tiempo ya estábamos instalados allí". Y continuó: "Apenas llegamos, nos atendió el médico, y le contamos lo que tenía Tomi y cuando le dijimos que todo comenzó después que le aplicaron la triple vírica, el médico inmediatamente nos puso cara como que entendía de que le estábamos hablando, y nos explicó que por medio de una quelación, iba a intentar sacarle de la sangre el metal de la vacuna".
"¿Y de qué se trata la quelación?" Les pregunté muy intrigado.
"Es una terapia natural a base aminoácidos, que se aplica por suero". Respondió Alfredo, con un lenguaje más técnico.
"¿No tenían miedo que le sucediera algo a Tomi, a aplicarle eso? Les repregunté.

A lo que ella contestó: "No le voy a decir que nos fue fácil tomar la decisión, pero estábamos desesperados". Y agrega Alfredo: "También nos decidió habernos encontrado con personas que tenían a sus hijos en situaciones parecidas, y nos contaron que el tratamiento los había mejorado mucho"
Luego, a título personal, les manifesté que se notaba a primera vista que a Tomi el tratamiento lo había mejorado, ya que no se le veía dificultad alguna.
Y en ese momento Andrea interrumpió: "Si, es vedad, hoy Tomi tiene tres años y le diría que está casi recuperado, aunque si lo mira con atención, vera que está demasiado tranquilo para su edad, eso son rasgos de autismo, que todavía se lo estamos tratando". Y agrega denotando en su rostro un cierto alivio: "Pero por suerte, ya camina normalmente..." Y agrega Alfredo exclamando: "¡Es cierto!, pero al principio la pasamos muy mal con él, porque luego de terminar el tratamiento en México, Tomi volvió a caminar n1uy de a poco, pero lo más difícil fue cuando tuvo esos ataques de nervios, donde quería romper todo lo que tenía a su alcance..."Y siguió: "Según el n1édico que le hizo el tratamiento, eso se debía a que ya tenía un principio de autis1no, y por suerte esos ataques luego fueron disminuyendo...."

En ese momento Andrea comentó: "iSí! Eso fue gracias a que como lo hicimos atender de inmediato, el daño neurológico que tuvo no fue tan grave, aunque no sabemos todavía cómo va a responder cuando vaya a el colegio"
Luego les pregunté el por qué había niños que aplicándose las mismas vacunas, no les sucedía nada, a lo que ella contestó: "El que sabe mucho de eso es Alfredo, porque como estudió unos años de medicina, entiende de que se trata y fue así que se dedicó a buscar información y junto con gente que le había sucedido lo mismo, armó un grupo antivacunas" Y siguió: "Y al pobre como se la pasaba publicando todo tipo de material contra las vacunas, unos pediatras lo denunciaron en la justicia, y hasta hubo personas que lo amenazaron para que deje de publicar".

A lo que añadió Alfredo: "Por eso le pedimos que mantenga nuestra identidad bajo secreto, ya que bastante tenemos con esos problemas, como para agregarnos más"

En ese momento les agradecí a ambos, la valentía en dar la cara para ofrecerme su testimonio. Aunque por otra parte, no quise perder la oportunidad de profundizar un poco más la charla, aprovechando que en ese momento había descubierto que Alfredo integraba un movimiento antivacunas, es más, se podría decir que era su fundador. Algo que desde ya, me facilitaría mucho conseguir aún más información, que me permitiera entender un poco más, los motivos de la existencia de los movimientos antivacunas, y que para eso, nada mejor que recibirla en primera persona, de unos de sus representantes.

Sin perder más tiempo, le solicité a Alfredo que me dispensara todo el tiempo y la paciencia posible, para que me describiera las razones que lo empujaron a formar un movimiento de ese tipo. Afortunadamente accedió de muy buena manera.
Sin desviarme de la conversación en la que estábamos, le repetí nuevamente la última pregunta, que me había quedado en el tintero, sin contestar: "Entonces Alfredo. ¿Por qué a algunos niños les hacen mal las vacunas y no a otros?
"Porque todos los niños no son iguales y algunos son más susceptibles que otros al contenido de ellas, aunque la tasa de autismo en el mundo, ha subido desde el 2000 un 80%, pero por ejemplo en Estados Unidos, subió un 150%". Respondió casi con el léxico de un médico.
Reconozco que quedé estupefacto cuando Alfredo me describió las cifras de autismos, ya que no tenía idea de ello.
De todas maneras continué preguntando: "¿Eso puede suceder por los metales que le ponen a las vacunas?"

"¡Por supuesto!, las vacunas llevan componentes de mercurio como el timerosal y sal de aluminio" y continuó ya muy compenetrado en el tema: "El timerosal, sirve de conservante y la sal de aluminio, facilita que se active el sistema inmunológico del niño". Se quedó pensativo y agregó: "Le aclaro que el timerosal no se usa en los países nórdicos, ellos usan otro conservante".
"¿Está tan seguro que es por los metales de las vacunas, que los niños quedan autistas?", pregunté.
"No solo quedan Autistas, muchos quedan paralíticos y otros hasta llegan a morir". Y siguió:

"El día que a mi hijo le aplicaron la triple vírica, recibió casi 100 veces más de la dosis permitida de mercurio en seres humanos...Pero no fue esa sola vez que recibió mercurio... Hasta que cumplió un año, a Tomi le aplicaron más de 30 vacunas". En ese momento exclamó ya con un gesto de furia en su rostro: "¡imagínese la cantidad de mercurio y aluminio que le pusieron a mi pobre hijo!" E inmediatamente añadió: "Pero no solo tienen metales las vacunas, también tienen formaldehido, o sea formol, que es tan tóxico que en altas dosis, te puede llevar a la muerte".
"Cómo consiguió toda esa información?". Le pregunté sorprendido.
"¡Fácil!, de la FDA y está al alcance de cualquiera" y agrega: "La FDA es la Agencia de Medicación y Alimentos de los Estados Unidos...Ellos nos envenenan, y mientras nos explican como lo están haciendo". Respondió a la vez que hizo una acusación.
"¡Pero Alfredo!, tiene que reconocer que todos nosotros alguna vez nos vacunamos, y seguramente las vacunas no deben haber cambiado mucho desde ese tiempo" Le comenté.

A lo que responde: "No hay duda que muchos de los componentes actuales se usan hace más de 50 años, pero seguramente usted jamás habrá recibido siquiera el 20% de las 50 vacunas que hoy recibe un niño antes de los seis años..." Y agrega "Es que el problema, además de los componentes, es la cantidad de dosis que reciben los niños, y cuando se lo pregunta uno a los médicos, ninguno sabe explicar, si eso es o no perjudicial para la salud de los niños"
"iNo sabía eso! y estoy seguro no haber recibido tantas vacunas a esa edad" Le comenté asombrado.

Y Alfredo continuó: "A parte, no creo que usted sepa que nuestro sistema inmunológico se desarrolla recién a los dos años de vida" Y añadió: "Por lo tanto, es totalmente inocuo aplicar vacunas a los niños antes de esa edad, ya que las vacunas se hicieron para enseñarle a nuestras defensas a defendernos de los virus y las bacterias que nos atacan, y si no tenemos desarrollado el sistema inmunológico, esas vacunas no tienen sentido, por lo que solo sirven para llenarles la sangre de metales a nuestros hijos"
En ese momento lo interrumpí preguntándole: "¡Pero Alfredo!, ¡No cree que si los niños no se vacunan, van a volver epidemias de enfermedades que ya estaban erradicadas? Y le agregué: "Debe mirar las estadísticas de varios rebrotes de enfermedades, como sucedió con el sarampión, por la disminución en la tasa de vacunación" Y antes que respondiera le agregué: "O sino mire lo que sucede hoy con el COVID-19".

"¡No crea en esas estadísticas!". Exclama enojado y continúa: "Esas cifras las difunde siempre la OMS y los laboratorios la tienen cooptada, por lo que se sabe que la mayoría de esas estadísticas están adulteradas, para generar pánico en la población" Y agregó: "El COVID- 19, es otro engaño y con el tiempo entenderá a que me refiero".
"¿y por qué cree que los laboratorios modifican las estadísticas?" Le repregunté.

"Simplemente para hacer un negocio" Y continuó: "Hoy los laboratorios manejan el mundo, y ellos no nos quieren sanos porque si así fuera, no los necesitaríamos y perderían razón de ser..." Y señaló: "Las vacunas son un gran negocio, ya que se venden millones y millones de dosis todos los años, y su producción es a muy bajo costo"
"Por lo tanto, usted cree que todo es por un interés económico" Le insistí. "Ese es el fin principal, no tengo dudas" Respondió.
"Pero si el timerosal es tan tóxico como dice, ¿por qué no lo cambian por otro conservante?

Le pregunté "Algunos dicen que porque es muy barato y otros que es porque lo usan para bajar la natalidad" Respondió Alfredo.
"¡No le parece muy siniestro lo de bajar la natalidad" Le insinué.
"Puede ser, pero después de ver lo que le pasó a mi hijo y a otros niños, creo que todo es posible" Me contestó.
"¿Cuál considera que sería la solución definitiva con respecto a las vacunas?" Le pregunté para ir terminando la charla.
"En primer lugar que se prohíba poner timerosal, sal de aluminio y toda otra sustancias tóxica en las vacunas, en segundo lugar, que se vacune a los niños a partir de los tres años y distanciando lo más posible las aplicaciones" Contestó.
"Y si así fuera, ¿volverías a confiar en las vacunas?" Le insistí.
"¡Desde ya que volvería a confiar!" Exclama y agrega: "Antes que nada yo nunca fui antivacunación, todo lo contrario, en realidad estoy en contra de que vacunen a nuestros niños con este tipo de vacunas"
A lo que le comenté "Me imagino que luego de averiguar todo esto, ya no vacunará más a su hijo".

"¡Por supuesto que no! Ya bastante daño le hicimos" Y continuó: "Como ya le conté antes, no se olvides que además de todos los componentes tóxicos de las vacunas, Tomi a diferencia de otros niños, ya demostró ser hipersensible a ellos y si lo volviésemos a vacunar, solo le agravaríamos su cuadro y hasta... ¿quién sabe?, podríamos matarlo" Y concluye: "Antes que eso, prefiero que se contagie de cualquier enfermedad".

"¿Qué fue lo que los motivó formar un movimiento antivacuna?" Le pregunté.
Y con gran sinceridad dijo: "No le puedo negar que en primer lugar lo que más me motivó, fue el enojo y la impotencia por lo que le había sucedido a mi hijo , en segundo lugar, para informar a los padres de todos los tratamientos que hay para recuperar a sus niños, y tercero, para concientizar a todo aquel que quiera saber, sobre el veneno que son las vacunas" Y luego agregó con una mueca de tristeza en su rostro: "Aunque debo reconocer que luego de las denuncias y las amenazas, me detuve un poco con tanta exposición, ya que hasta había salido en programas radiales y televisivos" Y finaliza: "Pero de todas maneras, sigo contestando preguntas y asesorando a los que tienen a sus hijos con problemas, por culpa de las vacunas"