EL Rincón de Yanka: LETANÍA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE DE RUBÉN DARÍO (CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA)

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lunes, 28 de diciembre de 2020

LETANÍA DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE DE RUBÉN DARÍO (CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA)


“Letanía de Nuestro Señor Don Quijote”, 
de Rubén Darío 

Rey de los hidalgos, señor de los tristes, 
que de fuerza alientas y de ensueños vistes, 
coronado de áureo yelmo de ilusión; 
que nadie ha podido vencer todavía, 
por la adarga al brazo, toda fantasía, 
y la lanza en ristre, toda corazón. 

Noble peregrino de los peregrinos, 
que santificaste todos los caminos 
con el paso augusto de tu heroicidad, 
contra las certezas, contra las conciencias 
y contra las leyes y contra las ciencias, 
contra la mentira, contra la verdad... 

¡Caballero errante de los caballeros, 
varón de varones, príncipe de fieros, 
par entre los pares, maestro, salud! 
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes, 
entre los aplausos o entre los desdenes, 
y entre las coronas y los parabienes 
y las tonterías de la multitud! 

¡Tú, para quien pocas fueron las victorias 
antiguas y para quien clásicas glorias 
serían apenas de ley y razón, 
soportas elogios, memorias, discursos, 
resistes certámenes, tarjetas, concursos, 
y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón! 

Escucha, divino Rolando del sueño, 
a un enamorado de tu Clavileño, 
y cuyo Pegaso relincha hacia ti; 
escucha los versos de estas letanías, 
hechas con las cosas de todos los días 
y con otras que en lo misterioso vi. 

¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida, 
con el alma a tientas, con la fe perdida, 
llenos de congojas y faltos de sol, 
por advenedizas almas de manga ancha, 
que ridiculizan el ser de la Mancha, 
el ser generoso y el ser español! 

¡Ruega por nosotros, que necesitamos 
las mágicas rosas, los sublimes ramos 
de laurel Pro nobis ora, gran señor. 
¡Tiembla la floresta de laurel del mundo, 
y antes que tu hermano vago, Segismundo, 
el pálido Hamlet te ofrece una flor! 

Ruega generoso, piadoso, orgulloso; 
ruega casto, puro, celeste, animoso; 
por nos intercede, suplica por nos, 
pues casi ya estamos sin savia, sin brote, 
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote, 
sin piel y sin alas, sin Sancho y sin Dios. 

De tantas tristezas, de dolores tantos 
de los superhombres de Nietzsche, de cantos 
áfonos, recetas que firma un doctor, 
de las epidemias, de horribles blasfemias 
de las Academias, 
¡líbranos, Señor! 

De rudos malsines, 
falsos paladines, 
y espíritus finos y blandos y ruines, 
del hampa que sacia 
su canallocracia 
con burlar la gloria, la vida, el honor, 
del puñal con gracia, 
¡líbranos, Señor! 

Noble peregrino de los peregrinos, 
que santificaste todos los caminos, 
con el paso augusto de tu heroicidad, 
contra las certezas, contra las conciencias 
y contra las leyes y contra las ciencias, 
contra la mentira, contra la verdad... 

¡Ora por nosotros, señor de los tristes 
que de fuerza alientas y de ensueños vistes, 
coronado de áureo yelmo de ilusión! 
¡que nadie ha podido vencer todavía, 
por la adarga al brazo, toda fantasía, 
y la lanza en ristre, toda corazón!

Ruega por nosotros, Señor Don Quijote. Rubén Darío