EL Rincón de Yanka: MANDAMIENTO

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martes, 12 de diciembre de 2023

DESDE EL CENTRO PENITENCIARIO DE TEIXEIRO, LA CORUÑA, 📩 CARTA DE UN PRESO A SU FAMILIA y 📩 CARTA A UN PRESO QUE PUEDE SER UN ALCOHÓLICO

En el comienzo de la Santa Misa, un interno del Centro Penitenciario realizó la siguiente monición de entrada:

DESDE EL CENTRO PENITENCIARIO DE TEIXEIRO, 
CARTA DE UN PRESO A SU FAMILIA

Din…Don…Din….Don. Hola mamá, hola princesas mías, vengo a deciros que estas navidades papá no estará con vosotras, físicamente, pero si, en de corazón y pensamiento, siempre estaré a vuestro lado; os amo hijas mías, mamá.
A veces, las personas cometemos errores y tenemos que pagarlos de una forma o de otra.
Estas navidades elegí pasarlas al lado de mis compañeros del módulo 7, y mis ex-compañeros de ingresos que visitaré,-si me dejan-, y compartir con ellos mis pequeñas alegrías, ya que la felicidad no es completa. La vida nos da grandes golpes…, pero es tan importante saber recibir los golpes como levantar la rodilla del suelo.

La navidad es hermosa, muy hermosa, las casas están llenas de felicidad y las ilusiones afloran, los árboles de navidad se encienden y lo más importante, el abrazo fraternal que nos damos, todos nos deseamos una feliz navidad y un próspero año nuevo. En esta casa donde estoy viviendo provisionalmente es muy grande, una casa un poco especial, pero no deja de sorprendernos todos los días de una forma positiva o negativa. Tenemos nuestros adornos, nuestro árbol de navidad, del cual cuelgan infinidad de regalos; el regalo más preciado nuestra libertad, eso es lo que pienso todas las mañanas cuando lo veo; y nuestro nacimiento, donde está el niño Jesús. Todo esto es posible gracias al trabajo de los compañeros, unos con más ganas y otros con menos, pero cada uno de nosotros aportamos nuestro grano de arena y eso se transforma en el cariño y fraternidad de unos con otros.

El niño Jesús está a punto de nacer en el portal de Belén, con su madre María y su padre Jesús, un gran día, las estrellas brillan más que nunca. Estamos ante un momento único, este niño traerá paz a la Tierra.
Niño Jesús protege y acoge en tus brazos a los que no tienen techo, dale un trozo de pan a los que no lo tienen, a los enfermos dales fuerzas seguir luchando, a ellos y a sus familias, a nosotros fuerzas para nuestra libertad. Querido Niño Jesús, te pido por toda esta gran familia, que es el centro penitenciario de Teixeiro, que familia tan especial, pero familia.
Quiero dar las gracias a la pastoral penitenciaria y a todos sus voluntarios que colaboran desinteresadamente, por su aliento y esperanza. Lucharemos por nuestros sueños de libertad, ¡si libertad! ¡el que la tiene ahorra palabras!. Feliz Navidad Familia




Un mensaje de esperanza de parte de miembros de Alcohólicos Anónimos anteriormente encarcelados, este folleto contiene historias personales que explican cómo A.A. puede ayudar a los alcohólicos a dejar de beber incluso en prisión. Incluye un cuestionario auto diagnóstico para quienes creen que pueden tener un problema con la bebida.

Alcohólicos Anónimos® es una comunidad de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo.
• El único requisito para ser miembro de A.A. es el deseo de dejar la bebida. Para ser miembro de A.A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos mantenemos con nuestras propias contribuciones.
• A.A. no está afiliada a ninguna secta, religión, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir en controversias; no respalda ni se opone a ninguna causa.
• Nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de sobriedad.
Copyright © por AA Grapevine, Inc., 
reimpreso con permiso.

Primera Parte

CÓMO ERA 

La bebida no era algo de lo que nos gustaba hablar — era algo que nos gustaba beber. Bebíamos licores finos y bebíamos matarratas — y todo lo que hubiera entremedias. Muchos de nosotros no nos dimos cuenta de que teníamos un problema hasta que fue demasiado tarde. Alcohólicos Anónimos nos dio nuestra segunda oportunidad. Muchos de nosotros hemos estado encarcelados. Y la bebida desempeñó un papel muy importante en los crímenes que cometimos — mucho más importante de lo que nos imaginamos. 

“Tengo 57 años, y llevo once años sobrio en A.A. Trabajo como ejecutivo en una empresa industrial, y tengo el respeto de mi familia. Pero no siempre fue así; de mis 57 años, 25 los pasé en prisión”. Cuando éramos más jóvenes, nos agradaba beber. Nos hacía sentir bien. Podíamos ser parte de un grupo, o estar solos, no nos importaba. Cuando bebíamos, parecía que nos sentíamos mejor. Podíamos bailar, contar chistes, o simplemente quedarnos parados en algún rincón, “siendo importantes”. Parecíamos ser más valientes, más inteligentes, e incluso más guapos al habernos tomado un par de tragos. La gente era más divertida. Podíamos ir donde siempre habíamos querido ir. Todo nos era más fácil y cómodo. Podíamos despreocupamos de nuestros problemas por un rato y relajarnos. 

“Me emborraché por primera vez cuando tenía 13 años. Pasados cuatro años me encontré sentenciado a once años en prisión”. Sin embargo, tarde o temprano, las cosas nos iban mal. Nos enfadábamos y bebíamos para mostrar a la gente que no podían fastidiarnos. A veces no podíamos ni recordar lo que habíamos hecho. Nos enojábamos con nuestras familias. Si alguien nos hacía preguntas acerca de nuestra costumbre de beber, les mentíamos. A veces nos jactábarnos de cuánto bebíamos. “Cuando fui por primera vez a prisión, me quedó únicamente una emoción — la ira”.

Empezamos a esperar que la gente nos dejara en paz. Veíamos a otras personas que parecían estar bien, y no podíamos imaginarnos cómo lograban hacerlo. Algunos de nosotros nos dábamos cuenta de que la bebida se estaba volviendo en contra nuestra, otros no. Pero ya no nos importaba. Sentimos como si alguien nos debiera algo, y empezamos a apropiarnos de lo que creíamos era nuestro. “Algunos meses después robé una farmacia. Se estaba repitiendo la misma cosa”. Vimos cómo era cuando las puertas de la prisión se cerraron detrás de nosotros. Para muchos no era esa la primera vez. Cuando todo el mundo se estaba desintegrando, creíamos necesitar la bebida. Pensábamos que era la única cosa que nos mantenía integros. El futuro nos parecía sombrío. Muchos de nosotros empezamos a preguntamos: “¿De qué nos valdría otra oportunidad?”

Segunda Parte

HABÍA UNA SOLUCIÓN

La gran mayoría de nosotros no tuvimos intención de beber tanto como para meternos en graves dificultades. Pero así acabamos. Había que cambiar algo. ¿Quizá la bebida tuviera algo que ver con los problemas? “El encargado de libertad condicional me dijo que me era obligatorio asistir a la reunión semanal de A.A., así es que fui. Sé que la ira que me envolvía hizo sentirse incómodos a los demás, pero eso no me molestó en absoluto”. Habíamos hecho grandes esfuerzos para demostrar que podíamos beber normalmente. Pero siempre nos acontecía lo mismo — nos emborrachábamos. Seguíamos creyendo que sería diferente la próxima vez — pero nunca lo era. Y las cosas no iban mejorando; empeoraban. Decidimos pararnos a pensar en cómo bebíamos. “Ingresé en el programa como un escéptico. Todavía creía que podía aguantar la bebida. No tenía la menor idea de cuánto me agradaría estar sobrio”. Nos pusimos a pensar seria y sinceramente en cómo bebíamos. Consideramos lo bueno y lo malo. Cierto que era divertido, pero teníamos que mirar también la otra cara de la moneda.

Para muchos de nosotros, esa fue la primera vez en que fuimos sinceros con nosotros mismos respecto a la bebida. Vimos que bebíamos aun cuando no queríamos beber. Que, una vez que comenzábamos a beber, no podíamos parar. Que nos habíamos escondido detrás de la botella. “Cuando se formó un grupo de A.A. en la institución en donde estaba, me burlé de él. Pero más tarde, cuando uno de mis viejos compañeros de copas se unió al grupo, empecé a asistir a las reuniones. Me gustó lo que oía y veía”. Ya nos habíamos metido en tantas dificultades que decidimos tratar de no beber. Aunque sólo fuera por un rato. Muchos de nosotros habíamos oído hablar de A.A. “Durante muchos años estuve resentido con mi primera esposa por enviarme a prisión, con la policía por haberme arrestado, y con mis amigos por no prestarme más dinero para comprar bebidas. Ahora, trato de tener conciencia de que cada uno, a su manera, me estaba haciendo un favor, empujándome hacia mi presente sobriedad”. 

Una de las primeras cosas que oímos decir en A.A. era que teníamos una alternativa. Podíamos optar por no beber. Nos era evidente que la gente de A.A. sabía de lo que hablaba — tanto del beber como del no beber. Decidimos escuchar lo que tenían que decir. Incluso si no estábamos seguros y solamente creíamos que era posible que tuviéramos un problema con la bebida, éramos bienvenidos en las reuniones de A.A. A.A. no quiso que dejáramos de beber mientras no lo quisiéramos nosotros. Nos decían que si nos sentíamos fuera de lugar, podíamos simplemente irnos y tomarnos un trago. Pero nos hacían saber que seríamos bienvenidos si quisiéramos volver. No le importaba a A.A. cuánto bebíamos, ni lo que habíamos hecho en el pasado. No importaba si bebíamos whisky o vino — cerveza o ginebra casera. Para A.A. lo único importante era si queríamos hacer algo respecto a nuestra forma de beber. “Los muros se me estaban derrumbando y no sabía qué hacer. De pronto, me encontraba esperando ansiosamente la próxima reunión de A.A.” A.A. nos estaba diciendo que teníamos una alternativa, y queríamos saber más. Lo mismo que ser sincero en cuanto a la bebida, para muchos de nosotros ésta fue la primera vez que pedimos ayuda en serio.

Nos explicaron que algunas personas no podían beber sin peligro. Nadie sabe por qué. Los médicos dicen que el alcoholismo es una enfermedad. De los mismos miembros de A.A., aprendimos que la fuerza de voluntad nunca funcionaba, ni el “secarse” por un rato. Tarde o temprano, estos A.A. nos dijeron, volvieron a beber. Era como una alergia, nos indicaron, y la dura experiencia les enseñó que eran alérgicos a la bebida. En A.A. nos decían que no se podía ser un poco alcohólico. Pero si podíamos admitir que teníamos un problema, había esperanza. “Una vez que estuve dispuesta a escuchar y a aceptar que no era una mala persona, que era capaz de amar y de ser amada, que podía andar con dignidad y respetarme a mí misma, en ese momenta supe que todo iría bien”. 

Muchos de nosotros lo pasamos mal bebiendo. Estábamos sin dinero, sin techo. Dormíamos en portales, mendigábamos. Vivíamos en los barrios perdidos, o peor aún, confinados repetidas veces en instituciones siquiátricas o carcelarias. Estábamos llenos de ira, violentos. Y muchos de nosotros todavía tenemos las cicatrices que lo demuestran. Sin embargo, no todos los alcohólicos tienen problemas como estos. Muchos nunca perdimos nuestros empleos, o nuestras familias. No obstante, teníamos también las cicatrices — de heridas por dentro. Teníamos el mismo problema que los demás — no podíamos beber sin peligro. En A.A. aprendimos que lo mismo que las bebidas, los alcohólicos son de varias clases. Oímos decir que lo importante no era cuánto bebía o qué bebía o por cuánto tiempo bebía. Era lo que la bebida le hace a uno. 

“Trataron de iniciarme en A.A., pero les dije, ‘¿Para qué sirve A.A. aquí adentro?’ Y además, todo eso era algo para los vagabundos que vivían a orillas de los ríos y bebían alcohol de quemar”. Durante la mayor parte de nuestra vida, siempre hemos mirado a otros diciendo, “Ese es un alcohólico”. Ahora, nos centramos en nosotros mismos y en nuestra costumbre de beber. Ya no nos importa quién bebe más o menos que nosotros. No tratamos de hacer parar de beber a nadie más que a nosotros mismos.

¿ES USTED ALCOHÓLICO?

La lista de preguntas que aparece a continuación ha ayudado a mucha gente a entender cómo les afecta la bebida. Pero, recuerde, usted es la única persona que puede decir si tiene o no un problema. Aun si le han dicho que sí, lo importante es llegar a su propia decisión. Lo único que le pedimos es sinceridad. Y después de considerar las preguntas, cualquiera que sea su decisión, le diremos algo más acerca de A.A. en la siguiente parte de este folleto. 


Tercera Parte 

CÓMO FUNCIONA 

Muchas personas tienen dudas sobre A.A. Se preguntan, “¿Por qué me quiere ayudar esta gente? ¿Qué ventajas busca?” 

NO SOMOS PROFESIONALES 

A algunas personas se les paga por el trabajo que hacen con los alcohólicos. Son médicos, consejeros, siquiatras o asistentes sociales. A nosotros los A.A., no se nos paga. Somos borrachos. Somos borrachos que hemos descubierto un método para dejar de beber que surte efecto. No pretendemos tener todas las respuestas. Pero queremos compartir con otros lo que ha funcionado para nosotros. Y lo hacemos porque nos ayuda a mantenernos sobrios. 
De hecho, nuestro objetivo primordial es mantenernos sobrios y ayudar a todo aquel que desee dejar de beber. Como comunidad, no tenemos opiniones sobre asuntos aparte de los de A.A. Pero estamos seguros de una cosa: lo que nos pone borrachos es el primer trago. Muchos de nosotros creíamos que era el tercer trago, o la última gota al fondo de la botella lo que lo hacía. En Alcohólicos Anónimos llegamos a entender que era el primer trago. Después de tomarlo, no había duda de que tomaríamos otros. No nos oponemos al uso del alcohol, y no mantenemos que A.A. es la única solución. Solamente podemos decir que funciona para nosotros. 

NO SOMOS RELIGIOSOS 

Mucha gente en A.A. habla de Dios o de un Poder Superior. Pero A.A. no está afiliada a ninguna religión. 
La única razón que muchos de nosotros tenemos para hablar de Dios es que nos ayuda hacerlo, y no esperamos que usted crea en las mismas cosas. La religión es asunto personal. No hay que creer en Dios para ser miembro de A.A. Lo único que necesita es el deseo de dejar de beber. Puede tener cualquier Poder Superior que desee, o ninguno. 

HABLAMOS DE NUESTRAS EXPERIENCIAS 

A.A. empezó con un borracho que hablaba con otro acerca de la bebida. Y todavía surte efecto. A.A. no es una terapia de grupo, ni una confesión religiosa. Aprendimos que nos hacía bien hablar con una persona que sabía por experiencia lo que estábamos sufriendo a causa de la bebida. 
Preguntamos a otros miembros de A.A. cómo ellos dejaron de beber, y escuchamos lo que nos dijeron. Descubrimos que no se tenía que acatar un sistema de normas. Pero si podíamos aprender de las experiencias de gente que ya lo habían pasado, podíamos evitarnos una pérdida de tiempo. 

LO HACEMOS POR 24 HORAS 

Cuando sentimos un fuerte deseo de beber, tratamos de aplazarlo por un día. A veces este es un plazo demasiado largo, así que lo hacemos por seis horas, o una hora, o cinco minutos. Es también de ayuda el utilizar el “Plan de 24 Horas” cuando nos desanimamos con la autocrítica. Oímos decir, “Si miras con un ojo hacia ayer, y con otro hacia mañana, te quedas bizco hoy”. No podemos cambiar el pasado enfadándonos con él, y no podemos prever el futuro preocupándonos por él. Pero sí podemos hacer algo en cuanto a cómo nos sentimos ahora. 

MANTENERSE ALEJADO 

A algunos de nosotros, nos fue fácil dejar de beber. Lo habíamos hecho repetidas veces. Lo difícil era mantenernos alejados de la bebida. Empezamos a entender lo que los A.A. decían respecto a no tomarse el primer trago. Y nos contaban lo que les pasó a los que tomaron aquel primer trago, aun después de haberse mantenido sobrios por algún tiempo. Siempre les pasó lo mismo. Se emborracharon. Comenzamos a darnos cuenta de que lo más difícil en A.A. era mantenerse alejado de la bebida. No obstante, para hacerlo se nos ofrecía la ayuda más constante, día a día. 

LOS PASOS 

Muchos miembros hablaban de “trabajar en los Pasos”, y nos llevó algún tiempo captar el sentido. Aprendimos que los Pasos son el corazón del programa de recuperación de A.A. y algunos miembros los llamaban “los pasos que dimos que nos llevaron a una nueva vida”. 

LAS TRADICIONES 

Cuanto más aprendimos acerca de A. A. — que no hay jefes en A.A., que el bienestar común tiene preferencia, por qué la segunda “A” de A.A. significa “anónimos” — más podíamos apreciar la importancia de las Tradiciones. Si los Pasos son el corazón de A.A., las Tradiciones son su espina dorsal. 

APROVECHAR EL MATERIAL DE A.A. 

Existen muchos folletos y libros de A.A., y tratamos de conseguirnos tantos como pudimos. Aun si nos pareciera que nunca los íbamos a leer, los cogimos. Casi siempre resultaban ser exactamente lo que necesitábamos. Había también muchos lemas que los miembros de A.A. utilizaban y que empezaban a tener sentido para nosotros en nuestra vida diaria. Oímos decir, “Haz lo primero primero”, y esto nos ayudó a desenredamos de muchos apuros. Y “Tómalo con calma” era un sabio consejo cuando empezamos a enfadarnos por cosas que no podíamos cambiar. Además nos sugerían que no tuviéramos demasiada hambre, que no nos enojáramos demasiado, que no nos cansáramos demasiado ni nos aisláramos. 

Estas ideas nos ayudaban a “mantenerlo sencillo”, y cuando nos cuidábamos de estas cosas, nos veíamos menos deseosos de echarnos un trago. A.A. también edita una revista en español que se titula La Viña, que sale cada dos meses, y hay parecidas revistas publicadas en español por otros países, como Compartimiento (Guatemala), Plenitud (Mexico) y El Mensaje (Colombia), y tratamos de conseguir algunos números. Leímos historias de miembros de A.A. de todas partes del mundo, y así nos formamos una idea más clara de cómo funciona el programa. Para aquellos de nosotros a quienes nos gusta escribir cartas, descubrimos que la Oficina de Servicios Generales de A.A. (O.S.G). tiene un Servicio de Correspondencia Institucional, a través del cual podíamos ponernos en contacto con miembros de A.A. “de afuera”. Muchos de nosotros escribíamos y recibíamos cartas, y esto nos parecía una forma maravillosa de compartir nuestros pensamientos y, al mismo tiempo, de aprender más acerca de A.A. 

VIVIENDO SOBRIO 

Nos dimos cuenta de que lo que estábamos aprendiendo acerca de A.A. era maravilloso. No obstante, teníamos que ponerlo en acción en nuestra vida diaria. Nadie podía hacerlo por nosotros. Llegamos finalmente al punto en que tuvimos que nadar o ahogarnos. A.A. puede ofrecer únicamente su experiencia, fortaleza y esperanza. Con gusto lo compartiremos con usted, cuandoquiera que lo desee. La decisión es suya.

Cuarta Parte 

HISTORIAS PERSONALES 

Las siguientes historias fueron escritas por miembros de A.A. 

Carlos M. 

Hace casi ocho años, me desperté en la cárcel. Ya que no era la primera vez, no me preocupé mucho. Pero me pasmó descubrir que había pasado tres días allí, y no una sola noche como había creído. Entonces, me puse enseguida a tratar de tomar las medidas para ser liberado. Otra sorpresa. En vez de ser puesto en libertad, iba a ser procesado por robo a mano armada. Me encontré sentenciado a 19 años en prisión. Llegué a la prisión lleno de todos los malos sentimientos que uno se podría imaginar, especialmente el resentimiento contra el mundo y desprecio hacia todos los oficiales de la prisión. Durante un año entero estuve intratable, deprimido y resuelto a guardar mi rencor. No obstante, con el paso del tiempo, empecé a fijarme en los “forasteros” que venían a la prisión y parecían efectuar reuniones de algún tipo. Supe que eran miembros de A.A. — alcohólicos que ya no bebían. 

Creía personalmente que eran chiflados, pero ví que de vez en cuando había entre ellos una mujer. Así que comencé a asistir a las reuniones, con el único motivo de “contemplar el bello sexo”. Entretanto, mi mujer se había iniciado en A.A. afuera. Logró su sobriedad y me escribió para decirme que estaba muy contenta de que yo también estuviera en el buen camino. Para causarle buena impresión, aprendí de memoria los pasajes enteros de los libros y folletos de A.A. y los incluí en las cartas que le escribía. Desgraciadamente, ella se dio cuenta de esto prontamente, y me sugirió que dejara de engañarme y que fuera sincero conmigo mismo y con A.A. 

Mi primera reacción fue explotar de ira, pero cuando me calmé, decidí meditar seriamente sobre algunos de los pasajes que tenía memorizados. Poco tiempo después, tuve que admitir que, durante casi toda mi vida, había sido engreído, egocéntrico y egoísta. También tuve que admitir que era alcohó1ico y que necesitaba ayuda. Después de admitirlo, hice un verdadero progreso en A.A. Los cuatro años siguientes los pasé felices, aunque estaba en prisión. Tuve un buen expediente, sin acciones disciplinarias, debido a A.A., y trabé más amistades sinceras y genuinas de las que nunca antes había tenido. Mi mujer siguió apoyándome, y después de cumplir seis años de los 19 de mi sentencia, fui puesto en libertad condicional.

Mi primer contacto después de ser liberado fue con un grupo de A.A. del pueblo donde vivía. Me aceptaron como lo que era — un ser humano. El grupo sabía que acababa de ser puesto en libertad, pero los miembros me trataron de igual a igual. Pasado poco tiempo, me eligieron secretario del grupo, y después me escogieron como uno de los oradores principales para la convención estatal de A.A. Mi esposa y yo fuimos dos de los miembros más felices de A.A. del mundo. Si no fuera por A.A. en prisión, y la ayuda sincera y honesta que los grupos de afuera prestaban a nuestro grupo de reclusos, todavía estaría entre rejas. La sociedad raramente reflexiona sobre las consecuencias de enviar una persona a prisión. Pero doy gracias a Dios por los que creyeron que valía la pena tratar de salvarnos. Doy gracias a Dios por A.A. 

Lisa T. 

Tengo 25 años de edad, casi 26. Pero me siento más vieja debido a la prostitución, la bebida y la droga. He estado metida en todo eso durante unos seis o siete años. Dí a luz a dos hijas gemelas, pero tuve que darlas a adoptar. Lo he aceptado, porque quería que se criaran con más de lo que tenía yo. Todavía me atormenta, pero sé que hice lo debido. En mi corazón, siento que ellas son felices y amadas. Cuando tenía cinco años y medio mi propio padre me violó y creo que eso era algo que me consumía y emponzoñaba en mis adentros, y me causaba mucho dolor, ira y resentimiento. Después de sufrir esa experiencia, siempre me detesté a mí misma. Así que acabé metiéndome en todas las malas cosas. Sentía como si tuviera que hacer siempre lo que yo quería hacer. No quise hacer caso de los consejos de nadie. Me sorprende que mi madre y mi hermano nunca me dieron por perdida. Siempre estuvieron a mi lado. 

Cuando tenía problemas, me ayudaban si podían. Siempre me estaba enredando en problemas con los rufianes, con la policía y con todos a mi alrededor. Al principio me emborrachaba o drogaba para poder acostarme con quienquiera que fuese. Siempre me recordaban a mi padre de alguna manera, y por eso les trataba horriblemente. Dejé de tomar cocaína hace unos dos años y solamente bebía. Finalmente, la bebida Iogró dominarme. Perdí el control completamente, y luego me ví inundada de odio. Odiaba a todo — incluso la bebida, pero no podía dejar de beber. Entonces, empecé la ruta del suicidio. Durante los últimos dos años, atenté varias veces contra mi vida, y la última vez casi lo logré, y como fracasé incluso en eso, llegué a darme cuenta de que debía de haber otro destino preparado para mí.
Ahora, doy gracias a Dios y al programa de Alcohólicos Anónimos. Creo que, sin su ayuda, no estaría viva hoy. Por primera vez me estoy instruyendo en A.A. y en todo lo que supone. Me siento contenta conmigo misma por primera vez desde hace muchos años. 

Juan G. 

De jovencito robaba bicicletas para conseguir dinero y comprarme bebidas. Después, con un amigo, robaba autos; los conducíamos fuera del estado y los desmontábamos. Una vez robamos alambre de cobre por un valor de casi $20,000; lo quemamos para que pareciera usado, y lo vendimos por unos doscientos dólares. Gastamos el dinero en bebidas. Mas tarde me casé, conseguí un buen empleo en una acería y tuve tres hijitas. Pero regularmente gastaba todo mi sueldo en bebidas, hasta que mi esposa hizo que me arrestaran y me llevó a los tribunales para pedir el divorcio. El juez me ordenó que hiciera los pagos de la pensión alimenticia, pero a veces hice solamente pagos “parciales”’ y otras veces ninguno. Sabía que estaba en apuros, así que me fui del estado. Robé un auto, me emborraché y acabé estrellando el auto contra un poste telegráfico. A cambio de un par de tragos que la policía me dio, acordé firmar los documentos de extradición, y me enviaron de nuevo al estado de donde venía. Me sentenciaron a tres años en la penitenciaría estatal. Trataron de iniciarme en A.A., pero les dije: “¿Para qué sirve A.A. aquí adentro?” Además, se podía ver claramente que yo no era alcohólico. 

Todo eso de A.A. era algo para los vagabundos que vivían a orillas del río y bebían alcohol de quemar. El día en que por fin me pusieron en libertad condicional, me emborraché inmediatamente. Debía haber ido a una ciudad en donde me habían puesto bajo la custodia de un cura, pero perdí el tren. Finalmente, diez días después llegué. Asistí a las reuniones de A.A., pero no trabajaba en el programa. En una de las reuniones, conocí a una mujer que también estaba teniendo dificultades para mantenerse sobria, y empezamos a salir juntos. Poco tiempo después, nos casamos y nuestro beber fue empeorando hasta llegar al punto en que tomábamos bebidas extrañas sólo para emborracharnos. Una vez llegué a pegarle fuego a la casa. Por fin nos dimos cuenta de que éramos alcohólicos e impotentes ante el alcohol, exactamente como los A.A. decían en las reuniones. Regresamos a A.A., pero esta vez porque queríamos la sobriedad.

Veinticuatro horas a la vez, hasta este mismo momento, hemos llevado una vida buena, feliz y sobria. Mi jefe sabe que tengo antecedentes penales, pero recientemente dijo que yo era la persona de mayor confianza que tenía empleado. Sé que hay cosas con las cuales tengo que tener cuidado ahora — principalmente, el resentimiento. Durante muchos años estuve resentido con mi primera esposa por enviarme a prisión, con la policía por haberme arrestado, y con mis amigos por no prestarme más dinero para comprar bebidas. Ahora trato de tener conciencia de que cada uno, a su manera, me estaba haciendo un favor, empujándome hacia mi presente sobriedad. 

Jorge V. 

Tengo 57 años de edad, y llevo 11 años sobrio en A.A. Trabajo como ejecutivo de una empresa industrial, y tengo el respeto de mi familia. Pero no siempre fue así; de mis 57 años, 25 los pasé en prisión. Mis padres estaban bastante acomodados, y yo disfrutaba de muchas ventajas que otros jóvenes nunca conocieron. No obstante, al llegar a la edad de 20 años, ya había sido arrestado numerosas veces, por pelear, por conducir bajo los efectos del alcohol, y por otros varios delitos. Estuve casado dos veces — una vez el matrimonio fue anulado, el otro terminó con un divorcio, y mientras se alargaba la lista de mis ofensas, empecé a asociarme con contrabandistas y jugadores. No obstante, la mayoría de las veces, me las arreglé para no ir a la cárcel, pagando multas y contratando a abogados que conocían las escapatorias. Poco a poco, me fui acercando al hampa. Trabajé en varios garitos, pero perdí cada empleo a consecuencia de la bebida. Me uní a una pandilla de ladrones y una noche traté de robar en un bar a solas. Pero comencé a beberme el licor detrás de la barra y perdí el conocimiento antes de llegar a la caja. 

Me encontraron allí por la mañana dormido todavía. Me sentenciaron de cinco a quince años por esa ofensa. Siete años después, cuando me pusieron en libertad condicional, estaba resuelto a no volver a mis viejas costumbres. No obstante, pasados seis meses, después de una borrachera, destruí un coche en una colisión, y me arrestaron por conducir bajo los efectos del alcohol. Me enviaron de nuevo a prisión, por haber violado las condiciones de mi libertad, y cumplí el resto de mi sentencia. Y al cumplirla, ¿dónde fui? Directamente a un bar donde agarré una borrachera que duró seis meses y me Ilevó nuevamente a la cárcel, esta vez por allanamiento de morada.

Cuatro años después, me pusieron de nuevo en libertad condicional — y esta vez me encontré con una cantidad considerable de dinero, representando las entradas de uno de los “negocios” en los que me había involucrado en prisión. Pero mi dinero desapareció rápidamente y tuve que asociarme con un ladrón que conocí en el Juzgado. Algunos meses más tarde, robé una farmacia. Se estaba repitiendo la misma cosa. Comencé a beberme el surtido del jarabe para la tos y perdí el conocimiento antes de tocar un peso. Un policía haciendo su ronda vio que la puerta había sido forzada. Me sentenciaron a diez años, sin posibilidad de salir en libertad condicional. Durante los primeros siete años, el único interés que tenía en la vida era el juego, y en obtener toda la bebida que podía. 

Cuando se formó un grupo de A.A. en la institución donde estaba me burlé de él. Pero más tarde, cuando un viejo compañero de copas se unió al grupo, empecé a asistir a las reuniones. Me gustó lo que oía y veía. Llegué a la decisión de admitir que yo era alcohólico y que Alcohólicos Anónimos me podía ayudar a mantener mi sobriedad. Me puse a trabajar activamente en el grupo, y a ayudar a otros alcohólicos. Y aunque podía haber conseguido alcohol, no tomé ni una gota durante los últimos tres años de mi sentencia. Desde que salí de la prisión, me he mantenido sobrio —principalmente trabajando estrechamente con los grupos locales de A.A. y tratando de ayudar a otros alcohólicos que todavía estan en prisión. Hago lo mejor que puedo, y funciona — para mí. 

Alberto S. 

Me emborraché por primera vez cuando tenía 13 años de edad. A la edad de 17 años, me encontré cumpliendo una sentencia de 11 años. Después de ser puesto en libertad, conseguí un buen trabajo, conocí a una mujer, nos casamos y pasamos cuatro años felices. Según se iba aproximando el nacimiento de nuestro primer hijo, empezamos a tener problemas conyugales. No estaba listo para asumir la responsabilidad de la paternidad y comenzamos a reñir por pequeñas frustraciones. Una noche, me fui airado de casa para echarme unos tragos y calmarme los nervios. No volví durante cuatro meses. Mi mujer no me dejó ver al bebé, y me obligó a salir de la casa. Recurrí de nuevo al alcohol, y empecé a robar para pagar los tragos. Seguía tratando de reconciliarme con mi esposa, pero ella no podía aguantarme más, y me amenazó con llamar a la policía para hacerme arrestar. 

Mi forma de beber empeoraba, y me encontraba en una constante laguna mental. Una noche, recobré el conocimiento después de haber chocado con un coche de la policía. Uno de los policías y yo resultamos gravemente heridos. Descubrí además que había cometido otra ofensa, por la que actualmente estoy cumpliendo mi sentencia. Uno de los médicos en la prisión me preguntó si quería unirme a un grupo de A.A. que se estaba formando, y le dije que sí, principalmente para complacerle. Ingresé en el programa como un escéptico. Creía todavía que podía aguantar la bebida. No tenía la menor idea de cuánto me agradaría estar sobrio. Desde entonces, el programa de A.A. me ha enseñado mucho. Una de las cosas más importantes fue que no había llegado aún a la madurez. Pero he aprendido a vivir día a día, y a enfrentarme con mis problemas en vez de escapar de ellos. 

Además, he hecho muchísimos buenos amigos en A.A., que se quedarán conmigo durante toda mi vida. Créanme, no hay nadie que entienda a un alcohólico mejor que otro alcohólico. 

Geneva 

Cuando fui por primera vez a prisión me quedó únicamente una emoción — la ira. Era como un fuego incontenible que me estaba consumiendo el cerebro. ¿Por qué? Porque me habían encerrado, de cinco a quince años, lejos de mi más fiel amiga, la bebida. Durante los dos años siguientes, mis pensamientos estuvieron fijos en una única cosa — el próximo trago. Aun durmiendo, soñaba con los bares, con mis compañeros de tragos e incluso con las resacas. El encargado de libertad condicional me dijo que era obligatorio asistir a la reunión semanal de A.A., así es que fui. Sé que la ira que me envolvía hizo sentirse incómodos a los demás, pero eso no me molestó en absoluto. Yo era como un lanzallamas. No quería que nadie me hablara, ni me tocara, y cuando veía sonreír a aquella gente de A.A., quería pegarles. 

Por lo tanto, durante casi dos años, asistí a las reuniones sin decir nada y sin escuchar. Mi vida, como la veía yo, no tenía nada de malo, y estaba ansiosa de volver a las andadas. Para mi gran consternación, esos A.A. eran los seres más persistentes que nunca había conocido. Poco a poco, iban despojándome de mi ira, sin que yo me diera cuenta. Una noche, en mi celda después de una reunión de A.A., experimenté otra emoción que se estaba mezclando con la ira. No sabía lo que era, pero sabía que me sentía como si fuera a explotar y que no me podía permitir estar con otros. Fui a sentarme en mi cama y, de repente, me encontré de rodillas en el suelo, con la cara bañada en lágrimas. Las únicas palabras que salían a borbotones de mi boca eran: “¡Dios mío, ayúdame! No puedo más”. 

A la mañana siguiente, aún me quedaba algo de la ira, pero sentía también temor y confusión. Los muros se me estaban derrumbando, y no sabía qué hacer. De pronto, me encontraba esperando ansiosamente la próxima reunión de A.A. Aquel viernes bajé la cuesta deseando verdaderamente la reunión. Al entrar, vi parada en el pasillo a una desconocida que parecía asustada y nerviosa. Me encontré a mí misma acercándome a ella y estrechándole la mano, agradeciéndole por haber venido. Nos hicimos muy amigas. Otra cosa sucedió. Estaba sedienta del saber y del amor que nos mostraban en las reuniones, pero no había posibilidad de asistir a más de una reunión de una hora cada semana. Antes de que saliera de la prisión, estábamos celebrando cinco reuniones a la semana y teníamos otras muchas actividades en las que participaban las reclusas y sus familias. 

El día en que fui puesta en libertad, una A.A. muy atenta vino a buscarme a la puerta y, durante tres o cuatro meses, me guió por la vida. No me fue fácil adaptarme a la vida “de afuera” sin el alcohol. Pero tuve mucha ayuda. A nadie le importaba dónde había estado ni qué había hecho — se preocupaban sólo por dónde estaba yendo, y cada vez que yo tropezaba con un obstáculo, por pequeño que fuese, estaban allí a mi lado. Desde entonces, han pasado siete años. Todavía asisto a las reuniones de A.A. y sigo ayudando y apoyando a otros hombres y mujeres alcohólicos. Nada me ha sido pan comido. Pero cada día que no bebo; se me hace más fácil. Me han sucedido multitud de cosas buenas y todas se las debo a la gente persistente y cariñosa de Alcohólicos Anónimos. 

Una vez que estuve dispuesta a escuchar y aceptar que no era una mala persona, que era capaz de amar y de ser amada, que podía andar con dignidad y respetarme a mí misma, en ese momento supe que todo iría bien. Son numerosas las personas que me devolvieron mi vida, y el decir “gracias” es muy poco para darles a cambio. Por ello, primero por mí misma y por todos los que me extendieron su mano, trataré de mantenerme sobria día a día y echarles una mano a todos los que vengan.

Federico S. 

Mi última sentencia fue de tres a cinco años. He sido miembro de A.A. desde mi primera semana en prisión. He encontrado la verdadera esperanza. Al principio, no hice más que escuchar a los demás miembros. Pero, ya que los oradores nos decían: “¡Participa activamente!”, empecé a hacerlo. Estaba resuelto a ayudarme a mí mismo, y he tratado de transmitir lo que he aprendido. ¿Por qué creo que el programa funciona para mí? Bueno, cuando recientemente había cumplido el tiempo suficiente como para ser considerado apto para libertad condicional, ésta me fue denegada. Tengo esposa y cuatro hijos, por los que me preocupo mucho. 

Estar con ellos era algo que quería tanto que casi lo podía saborear. No obstante, cuando me notificaron la decisión, la acepté sin rencor, sabiendo que no podía hacer nada al respecto. “Acepta las cosas que no puedes cambiar”, les oía decir en A.A. Y descubrí que podía aceptar esa desilusión. Desde el principio se me dijo que lo único que A.A. haría por mí sería ayudarme a mantener mi sobriedad; que no es una agencia social ni de colocaciones, y que no conseguiría para ningún recluso la libertad condicional. Y sé que, cuando cumpla mi sentencia, no podré esperar que A.A. haga más que ayudarme a conservar mi sobriedad. Desde que ingresé en A.A., he conocido a muchas personas que comparten el mismo problema. Algunos dicen que no han ganado mucho con respecto a lo material; no obstante, la mayoría de ellos parecen encontrarse mejor que antes. 

Lo que me impresiona más es el hecho de que todo miembro de A.A. que he conocido que ha pertenecido a la Comunidad durante un plazo lo suficientemente largo, parece estar contento con la manera de vivir que el sencillo programa de recuperación le ofrece. En cuanto a mi propio caso, incluso bajo circunstancias que no elegí, trabajando en los Doce Pasos lo mejor que puedo, he encontrado que la vida tiene un atractivo para mí que nunca había tenido antes. No me estoy engañando. Tal vez la vida del “mundo libre” no resulte la Utopía que esperaba. No obstante, estoy seguro de que no será el caos inmanejable que fue. El mantenerme sobrio y el vivir día a día me proporciona unos beneficios adicionales: una vida alegre con una familia contenta. ¿Quién puede pedir más?

Lo que A.A. no hace 

A.A. no 

1. recluta miembros; 
2. lleva archivos ni historiales de sus miembros; 
3. hace investigaciones científicas; 
4. se afilia a agencias sociales, aunque muchos miembros cooperan con tales agencias; 
5. escudriña en la vida de sus miembros ni trata de controlarlos; 
6. hace diagnósticos o pronóstieos médicos o siquiátricos; 
7. suministra hospitalización, medicamentos o tratamiento médico o siquiátrico; 
8. se mete en ninguna controversia sobre el alcoholismo u otros asuntos; 
9. suministra alojamiento, alimento, ropa, trabajo, dinero u otros servicios similares; 
10. ofrece servicios religiosos; 
11. facilita asesoramiento matrimonial o profesional; 
12. acepta dinero por sus servicios ni contribuciones de fuentes ajenas de A.A.; 
13. suministra cartas de recomendación a las juntas de libertad condicional, los abogados, o los funcionarios de los tribunales; 
14. da a los alcohólicos la motivación inicial para recuperarse.

LOS DOCE PASOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. 
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio. 
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos. 
4. Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos. 
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos. 
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter. 
7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos. 
8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos. 
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible, el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros. 
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente. 
11. Buscamos, a través de la oración y la meditación, mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla. 
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

LAS DOCE TRADICIONES DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

1. Nuestro bienestar común debe tener la preferencia; la recuperación personal depende de la unidad de A.A. 
2. Para el propósito de nuestro grupo sólo existe una autoridad fundamental: un Dios amoroso tal como se exprese en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes no son más que servidores de confianza. No gobiernan. 
3. El único requisito para ser miembro de A.A. es querer dejar de beber. 
4. Cada grupo debe ser autónomo, excepto en asuntos que afecten a otros grupos o a A.A., considerado como un todo. 
5. Cada grupo tiene un solo objetivo primordial: llevar el mensaje al alcohólico que aún está sufriendo. 
6. Un grupo de A.A. nunca debe respaldar, financiar o prestar el nombre de A.A. a ninguna entidad allegada o empresa ajena, para evitar que los problemas de dinero, propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo primordial. 
7. Todo grupo de A.A. debe mantenerse completamente a sí mismo, negándose a recibir contribuciones de afuera. 
8. A.A. nunca tendrá carácter profesional, pero nuestros centros de servicio pueden emplear trabajadores especiales. 
9. A.A. como tal nunca debe ser organizada; pero podemos crear juntas o comités de servicio que sean directamente responsables ante aquellos a quienes sirven. 10. A.A. no tiene opinión acerca de asuntos ajenos a sus actividades; por consiguiente su nombre nunca debe mezclarse en polémicas públicas. 
11. Nuestra política de relaciones públicas se basa más bien en la atracción que en la promoción; necesitamos mantener siempre nuestro anonimato personal ante la prensa, la radio y el cine. 
12. El anonimato es la base espiritual de todas nuestras Tradiciones, recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades.

Carta De Un Preso - Nena Leal (Audio Oficial)

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lunes, 25 de septiembre de 2023

📗 "EL LIBRO NEGRO DEL ECOLOGISMO" por HORACIO GIUSTO E IGNACIO VOSSLER ⛆⛅

Análisis  del  📗
Horacio  Fernando  Giusto

Horacio Fernando Giusto Vaudagna. Docente en Lic. de Filosofía (IEX – Ecuador). Diplomatura en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino. Certificación de IEX – Ecuador, con aval de la Universidad Católica de Nueva España, en “Introducción a la Filosofía”, “filosofía medieval,” “Lógica y Pensamiento Crítico” y “Gnoseología”. Autor del libro “El conservadurismo en 10 reflexiones” y “El libro negro del ecologismo”. Conferencista internacional y ensayista. Director del medio periodístico independiente “La Resistencia Radio”.

"La batalla cultural es una batalla profundamente ideológica, donde los principales actores de la política internacional se tienen que hacer de un dogma para poder imponer su voluntad a la fuerza, aunque mientras más abracen la agenda aquellos que son esclavizados, mejor aún. Es decir, mientras más idiota el sujeto, más manipulable, y no hay mejor manipulación y esclavitud que aquella en la que el dominado abraza su castigo como fuerza liberadora. ¿Cómo lograr un cometido de esa envergadura? Por el miedo y el terror. No hay fuerza más paralizante, pero que a la vez más somete a un individuo que el miedo. Y hoy el medio toma la forma de cambio climático: “No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico. quiero que sientas el miedo que yo siento todos los días y luego quiero que actúes”, decía Greta Thunberg en un mensaje dirigido a los jóvenes y con una clara estrategia de control emocional.

Este libro de Horacio Giusto e Ignacio Vossler ofrece un gran aporte a ese otro elemento ideológico de la batalla cultural: el ecologismo como ideología de dominación. Y esto tal vez sorprenda al lector, acostumbrado a la apariencia científica del discurso del cambio climático. Vale la pena recordar que dicho movimiento no nace de la experiencia y el dato científico y de ahí se traslada al discurso político, sino que es todo lo contrario. El ecologismo se enmarca en un discurso ideológico y pseudofilosófico para luego encontrar eco en el activismo político, en la política internacional globalista y en las distintas agendas progresistas y de izquierda, todo bañado en un discurso pseudocientífico que entra en el género del “alarmismo” climático, el único aporte literario del periodista típico… ”. Pablo Muñoz Iturrieta

¿Por qué un trabajo titulado "El libro negro del Ecologismo"?

La presente obra es una continuación de aquella tradición que surge primero con “El libro negro del comunismo” y luego siguieron Agustín Laje y Nicolás Márquez con su obra “El libro negro de la nueva izquierda”. En este sentido, “El libro negro del ecologismo” expone tanto una crítica a la hegemonía progresista como al metacapitalismo que se protege políticamente bajo el poder de organismos internacionales.
Para comprender la tesis principal vale considerar a Ernesto Laclau y Chantal Mouffe en “Hegemonía y estrategia socialista”, publicada en el año 1985, que sostienen: “la nueva izquierda tiene que hegemonizar nuevos sujetos de la revolución que ya no necesariamente tengan que ver con el problema económico, pues es precisamente esta área en la cual la izquierda ha perdido terreno”. Tal como bien expone el gran pensador Pablo Muñoz Iturrieta quien prologa el Libro Negro del Ecologismo: “El ecologismo se ubica dentro de un marco ideológico que poco tiene que ver con la ciencia y mucho que ver con la renovación y recreación de la nueva izquierda, la que a su vez es usada como la mano de obra barata del poder financiero internacional, que en definitiva son quienes realmente gobiernan este mundo y en ese programa de reingeniería social buscan controlar la población, eliminar a los pobres (en vez de ofrecerles una solución y salida a su pobreza) y limitar el número de nacimientos para que en un mundo automatizado no exista ninguna persona “de más”.”
Por ello es que resultó prudente seguir con la tradición de exponer todo lo oscuro que hay en una izquierda que se ofrece al mundo como una nueva religión salvífica.

¿Dónde está la negrura de esta ideología verde?

Lo irónico es que antes de hablar de lo “negro” del libro, debería hablarse de lo “rojo”; de hecho, el libro menciona que el ecologista es similar a una sandía en tanto que verde por fuera mientras rojo por dentro. Bien se marca que el movimiento ecologista es, en esencia, un movimiento político-cultural que se consolidó en la agenda pública de los países de Primer Mundo durante la década de 1960, con autores como la bióloga marina Rachel Carson, en Estados Unidos, quien publicara en 1962 su obra culmine: “La primavera silenciosa”; el entomólogo Paul Ehrlich, cuyo best seller “The population bomb”, publicado en 1968, lo lanzara a la fama en la misma década; el ex-candidato presidencial estadounidense Barry Commoner; el profesor del MIT, Dennis Meadows; el ecólogo Garrett Hardin, o el padre de la ecología política francesa, André Gorz –sobre quienes volveremos más adelante-, entre otros.
Explicar las bases teóricas del movimiento ecologista constituye un verdadero desafío. Pues el ecologismo, como tal, no tiene una identidad propia, sino que sus nociones básicas y sus construcciones teóricas son sino premisas contra el sistema de producción capitalista y los valores de la sociedad occidental. Como lo compendia la activista climática Naomi Klein, este movimiento pone “directamente en cuestión nuestro paradigma económico dominante”, al tiempo que “los relatos sobre los que se fundamentan las culturas occidentales […] y muchas de las actividades que dan forma a nuestras identidades y definen nuestras comunidades”.

Lo negro en el ecologismo radica en la falta de claridad, donde surgen exponentes en un inicio de filiación cientificista y eugenésica, hasta pensadores místicos que sin sustento alguno vaticinan catástrofes que nunca se cumplieron. Véase dos ejemplos concretos:

A) Ökologie, término acuñado en 1869 por el naturalista alemán Ernst Haeckel a partir de las palabras griegas oikos (casa, vivienda, hogar) y logos (estudio, análisis), refiere al “estudio del hogar”. En un principio, Haeckel entendía por ecología a la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos con su ambiente. Posteriormente ampliaría esta definición al estudio de las características del medio, donde también envolvería el transporte de materia y la energía, como así también su evolución por las comunidades biológicas. José Alfredo Elías Marcos detalla en uno de sus artículos que en el libro “El enigma del Universo” de Haeckel, se proclamó que la civilización moderna evolucionó gracias a lo tecnológico y lo científico, aunque seguía careciendo de un cambio cualitativo en lo moral y lo social. Advierte “una inquieta sensación de desmembramiento y falsedad” que asolaba Europa impregnando temor a “grandes catástrofes en el mundo político y social”, dirá Haeckel: “La desmedida arrogancia del presuntuoso hombre le ha hecho creer erróneamente que es ‘la imagen de Dios’, dueño de una vida eterna… y poseedor de un ilimitado libre albedrío”. Haeckel sostuvo que la humanidad debía alejarse de las falsas ilusiones prometidas por la religión; el retorno a la naturaleza como directriz del orden parecía ser el destino buscado por el fundador de la Ecología. Dirá José Alfredo Elías Marcos al explicar el pensamiento de Haeckel:
“El nuevo hombre debía ser uno la “ecología”, ya que toda la historia humana era sólo una parte de la “historia de la rama de los vertebrados”. 
La selección natural de Haeckel está en función de la evolución, la cual corresponde a un sistema de crecimiento orgánico que impregna toda la naturaleza y que Haeckel llamó “monismo” (sistema vitalista determinista donde todas las fuerzas se desplazaban hacia una sola totalidad, incluida la comunidad humana). Esta visión monista de clara inspiración en Spinoza da muestra que el propio origen de la ecología es incompatible con el realismo filosófico tomista que sostiene la Iglesia Católica.

B) Tal como se muestra en el presente libro, Los denominados “metales raros” son un grupo de 17 elementos -entre ellos el escandio, lantano, itrio, cerio, holmio, praseodimio, neodimio, prometio, europio, samario, gadolinio, terbio, disprosio, erbio, tulio, lutecio e iterbio- que se utilizan en gran medida en la producción de vastos sectores de la economía global, incluyendo el tecnológico, el de la energía renovable y las refinerías de petróleo, entre otros, ya que los mismos cuentan con particularidades físico-químicas que les permiten poner en funcionamiento a las “tecnologías limpias”. En relación con lo dicho, es preciso remarcar que China produce el 85% de los metales raros que utiliza el mundo, lo que le otorga una influencia decisoria en un mercado clave para el sector tecnológico. De hecho, la distribución porcentual de metales raros producidos en el año 2019 muestra a China como el líder mundial, habiendo elaborado el 61,97% de la producción total, superando abrumadoramente a Estados Unidos, segundo productor mundial, con el 12,2%, y a Birmania, con el 10,32%, al mismo tiempo que las minas del gigante asiático representan el 70% de la producción global. China no destaca principalmente por su buen desempeño ambiental.

De hecho, en su índice de desarrollo ambiental publicado en 2018, un estudio que clasifica a 180 países en base a 24 indicadores sobre diez categorías de problemas ambientales, la Universidad de Yale valoró el desempeño ambiental de China con solo 50 puntos sobre 100, siendo uno de los países que más contaminan en el mundo, ocupando el puesto 120 de 180 países . En este sentido, cabe recordar que las autoridades del gigante asiático dictaminaron en varias ciudades del país no salir de sus casas a los habitantes debido a los altos índices de contaminación durante el año 2018 . “Los índices de calidad de aire tienen los siguientes parámetros: debajo de los 50 es bueno; arriba de los 200 es altamente peligroso”. Tal como se observa el ecologismo se sostiene gracias a la alta tasa de contaminación que emana de una nación que se halla bajo el poder del Partido Comunista (allende de la persecución y esclavización de disidentes religiosos).
Tanto en lo intelectual como en lo práctico, el ecologismo es en sí un movimiento por demás antagónico a lo Verdadero y lo Bueno.

¿Cuál es, por tanto, la esencia política y filosófica de esta ideología?

El ecologismo por sí carece de esencia. De allí es que el ecologismo, transversal a la Teología de la Liberación, el Indigenismo, la Eugenesia, el Corporativismo, el Eco-Feminismo, la Revolución Cultural de la Nueva Izquierda, como tantos movimientos más, se explica según sus propios intelectuales de la siguiente manera:

Gorz, padre del ecologismo político francés, dice: “la ecología, por los nuevos parámetros que introduce en el cálculo económico, constituye virtualmente una disciplina profundamente anticapitalista y subversiva […] Ataca la producción capitalista en el nivel de su fin inmanente: el acrecentamiento continuo del capital, y de allí se pasa naturalmente a refutar la lógica capitalista en cuanto al sistema en su totalidad”.

Lowy, sociólogo ecologista y referente de América Latina, dice: “proposición radical que no solo apunta a una transformación de las relaciones de producción, a una mutación del aparato productivo y de los modelos de consumo dominantes, sino también a crear un nuevo paradigma de civilización, en ruptura de los fundamentos de la civilización capitalista / industrial occidental moderna”.
Marcuse, principal intelectual del mayo francés, dice: “la lógica ecológica es la negación pura y simple de la lógica capitalista, no se pueda salvar la Tierra en el marco del capitalismo”.

Tal como se ve y lo explica la politóloga argentina Flavia Broffoni: “Después del Mayo Frances de 1968, las revueltas populares juveniles se convirtieron en movimientos ambientalistas, feministas, culturales, libertarios o autonomistas en contra de la cultura del progreso ilimitado, consumista, jerárquico y patriarcal. El surgimiento de nuevas aspiraciones transformadoras generó fuertes expectativas de traducción política, que finalmente no tuvieron una expresión político-ideológica unificada. Ante el vacío narrativo que tradujera de forma colectiva estas ideas de transformación sistémica, nacieron y se multiplicaron las ONG ambientalistas que todes [Síc.] conocemos hoy. […] El verdadero ecologismo cree, y en consecuencia propone, un cambio profundo y radical en los patrones de consumo que rigen el modelo actual”. Esto permite concluir que el ecologismo es esencialmente un movimiento sin esencia, tan solo se expresa como mera subversión al orden establecido presentándose como proyecto negativo, es decir, como rechazo a lo que es sin aportar una sustancia para ser.

Por lo expuesto es que hace honor hablar del libro negro en tanto que el ecologismo es mera privación, como la oscuridad y la muerte que no son entes en sí sino privaciones de aquello que podría ser y ya no es; hoy el ecologismo es el ocaso de las naciones cristianas que paulatinamente mueren bajo la influencia de metacapitales protegidos políticamente por la Agenda 2030 mientras se le rinde culto pagano a falsas deidades como la Pachamama, la Gaia o la “Madre Naturaleza”.

¿Dónde radica su maldad intrínseca?

La maldad del ecologismo radica en la propia génesis de su pensamiento que considera al hombre como otro ente orgánico a la par de cualquier especie conocida. Retomando al creador del concepto de ecología, Haeckel radicaliza las posturas de Darwin.
La selección natural, la lucha a muerte por el dominio y el poder, está en función de la evolución, la cual corresponde a un sistema de crecimiento orgánico que impregna toda la naturaleza y que Haeckel llamó “monismo”. Haeckel sostuvo que la humanidad formaba parte de aquel determinismo naturalista donde todo surgía de una sustancia primera y que hacía a la totalidad del ser. Haeckel fundó la “Liga Monista” que pregonó en Alemania las ideas más profundas en orden a la selección natural y la evolución; de hecho, Haeckel focaliza ya a comienzos del Siglo XX sus investigaciones en la embriología y anatomía desde su teoría evolutiva. La evolución de la humanidad era considerada desde una unidad universal y exclusiva del estadío evolutivo más apto. Las ideas de la Eugensia paulatinamente comienzan a asentarse en el campo cultural lo que a la postre favorecería la legitimación de cualquier política pública en dicho orden.

Un personaje conocido en el pensamiento ProVida hereda esta visión. Margaret Sanger (1879-1966) fue una enfermera estadounidense encarda de fundar durante 1916, en Nueva York, la primera clínica de control de desarrollo demográfico en los Estados Unidos. Sanger era activista a favor del control del crecimiento demográfico de la raza negra en EEUU; por tal razón, en 1921, crea la “Liga Americana para el Control de la Natalidad” la cual se convertiría en en 1942 en la Federación americana para la planificación familiar (Planned Parenthood Federation of America – PPFA) que, asociándose a otros organismos internacionales, crea en la India (1952), la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF) de la que fue su presidente hasta 1959.

Válido es recordar las propias palabras de Sanger para justificar la segregación de discapacitados cuando dijo en Control de población y Salud de las mujeres (1917): “En la historia temprana de la raza, la llamada «ley natural» [es decir, la selección natural] reinaba sin interferencias. Bajo su inmisericorde regla de hierro, sólo los más fuertes, los más valientes, podían vivir y convertirse en progenitores de la raza. Los débiles, o morían tempranamente o eran muertos. Hoy, sin embargo, la civilización ha aportado la compasión, la pena, la ternura y otros sentimientos elevados y dignos, que interfieren con la ley de la selección natural. Nos encontramos en una situación en la que nuestras instituciones de beneficencia, nuestros actos de compensación, nuestras pensiones, nuestros hospitales, incluso nuestras infraestructuras básicas, tienden a mantener con vida a los enfermos y a los débiles, a los cuales se les permite que se propaguen y, así, produzcan una raza de degenerados” .

Incluso, en “Un Plan para la Paz” (1932), afirmó que se debe: “mantener cerradas las puertas para evitar la entrada de ciertos extranjeros cuya condición se sabe es perjudicial para la raza, como los débiles de mente, idiotas, retrasados, locos, sifilíticos, epilépticos, criminales, prostitutas profesionales y otros de esa clase… Apliquen una rígida política de esterilización y segregación a aquellas partes de la población cuyo progenie ya esté corrompida o cuya herencia sea tal que características perjudiciales puedan ser transmitidas a su descendencia”.

Sanger creía, al igual que los defensores de la Eugenesia, que existía un determinismo biológico del cual no se podía escapar porque el mismo ya está grabado en la carga genética, similar al pensamiento del precursor del ecologismo. El racismo, la desigualdad social, la competitividad, las guerras, el hambre, las enfermedades, la agresividad, las diferencias entre sexos, el libre albedrío o el altruismo, son justificados por los deterministas biológicos, esencialmente, a partir de factores heredados por los genes, los cuales a su vez se rigen por los procesos evolutivos que operan en la selección natural. Dicha selección natural justifica el ejercicio de autoridad, dominio y opresión, sobre los “naturalmente” menos favorecidos, sobre la base de una aparente escasez de recursos o al notable y progresivo crecimiento de las poblaciones, factores que en última instancia, según los deterministas biológicos, condicionan la conducta humana.
Sanger fue en Ginebra 1927 (29 de agosto – 3 de septiembre), quien dirige la publicación de las Actas en la primer conferencia internacional de control demográfico, donde expresamente se mostró la preocupación por las tasas de natalidad de los latinos y el eventual peligro sobre los recursos naturales. Así también tantos pensadores más como Piaka o Kelly bregarán por el control de natalidad en nombre del ecologismo. Esta visión va a estar presente en cada pensador ecologista sin excepción en tanto que el hombre es una especie que debe ser controlada como si de un virus se tratara.

¿Hasta qué punto es incompatible con la cosmovisión cristiana?

El ecologismo es incompatible con el cristianismo esencialmente en su filosofía de base. El libro bien explica un punto cultural a tener en cuenta. una izquierda ecologista que comienza a inmiscuirse en aquel opio del pueblo viene a plantear en el Siglo XXI que para “deconstruir” la racionalidad capitalista y dirigir la sociedad hacia un nuevo paradigma ambiental es preciso potenciar un sistema axiológico que defina los valores que guiarán a las acciones concretas. Es este ámbito idea de religiosidad (con sus respectivos rituales, veneraciones, narrativas, conocimiento de la naturaleza caída del hombre, promesa del paraíso venidero, amenaza del castigo, autoridad espiritual, profetas) se amalgama perfectamente al discurso ecológico para un profundo calado cultural. Ello permitiría que con los mítines veganos (rituales), la romantización del animalismo (veneración), las ediciones de “La Bomba Demográfica” (narrativas), los discursos ecofeministas contra el hombre capitalista (pecado original), las promesas del New Green Deal (paraíso venidero), el fatalismo de la obra “La Bomba Demográfica” (castigo divino), las cátedras de Peter Singer (autoridad espiritual), los presagios de Greta Thunberg (profeta), se genere una religión posmoderna que quiebre la cosmovisión tradicional del mundo.
Dos milenios de herencia cultural se interrumpen con la abrupta irrupción de una eco-religiosidad que comienza a germinar hace ya 3 décadas y en los últimos 2 años se consolida (véase el Sínodo de las Amazonias). El modelo de vida occidental es reemplazado por una visión de sostenibilidad que, según expertos en la materia resulta paradójicamente, insostenible; un simple ejemplo concreto y real sirve para exponer el sacrificio involuntario al que se someten millares de persona en ofrenda a la Madre Naturaleza sacra: el Acuerdo Verde.

Allende de lo expuesto, el cristianismo implica una noción realista en torno a la filosofía, mientras que todo intelectual ecologista ha sido netamente inmanentista; conforme al Principio de No Contradiccción, no se puede ser y no ser simultáneamente y en el mismo sentido.

En el caso del culto a la madre tierra, por ejemplo, se ve muy claro…

El “Sínodo para la Amazonía” es un ejemplo claro para entender un fenómeno que mantiene perplejo a muchos católicos. Aquel sínodo dejó preocupantes señales de blasfemia y declaraciones inquietantes que trascienden la Fe para inmiscuirse en las políticas culturales y económicas de cada Estado bajo premisas ecologistas. Prudentes es considerar que el devenir del desarrollo histórico presenta al ecologismo como la más acabada facción antagónica a Occidente que infiltra su pensamiento en cuanto movimiento posible sea. De allí es que resulta común y habitual escuchar a ideólogos anticapitalistas hablar del EcoFeminismo o promover el EcoTerrorismo, pero el reciente “Sínodo para la Amazonía” pone al descubierto un concepto propio de la subversión cultural: la EcoTeología.

Muchos católicos se ven desconcertados al tener que contrastar un dogma milenario con mensajes tercermundistas que unen a delincuentes como Grabois con intelectuales animalistas como Peter Singer. Basta ver como claro ejemplo de ello que, mientras la inmensa mayoría de ecologistas bregan por la reducción poblacional mediante políticas antinatalistas, parte de la jerarquía se dedicó en más de una ocasión a congraciarse con discurso de raigambre socialista antes que a interpelar enfática y denostadamente a la iglesia militante a luchar por la Vida y la Familia. Mientras miles de católicos padecen cruentas persecuciones, el líder espiritual muestra más preocupación por interferir en una selva que no es de su propiedad que por bregar por la seguridad de sus fieles. Tal como expresara el ex presidente de Brasil, cualquier iniciativa para proteger el pulmón verde “debe incluir un total respeto a la soberanía” de su país.

¿Por qué las ideologías de izquierda la han tomado como bandera?

El ecologismo apela a la bondad del discurso y la dicotomía con el disidente, donde el escéptico es tomado como un enemigo que atenta contra la naturaleza. Mientras la corrección política inclina todo el espectro cultural hacia la izquierda, los radicales promueven la degradación total del orden natural mientras tantos los tibios le son funcionales. Tal como señala el joven intelectual Ignacio Vossler, resulta preciso hacer referencia al sociólogo marxista francés Edgar Morin, pensador de los más influyentes de la literatura francesa del siglo XX, quien nos recuerda que “en el seno del marxismo y no en otra parte surgieron desde 1967 las tomas de conciencia capitales. Se comienza a comprender que la revolución no es necesariamente la abolición del capitalismo o la liquidación de la burguesía, ya que la maquinaria social reconstruye, reproduce una nueva clase dominante, una nueva estructura opresiva. Se comienza a comprender que en la raíz de la estructura […] de la sociedad hay estructuras generativas que gobiernan tanto la organización de la sociedad como la organización de la vida.

Es justamente éste el sentido profundo del término […] revolución cultural […]” ; así traza una diferencia sustancial con el viejo discurso de la revolución armada que había sido característico en las experiencias socialistas acontecidas a lo largo del planeta, al menos hasta la segunda mitad del siglo XX. Ahora se comprende que la revolución debe darse ya no desde el plano económico, pues este aspecto comienza a perderse en las distintas experiencias socialistas a escala global, sino que la revolución debe apuntar principalmente a un aspecto que antes no era tenido en cuenta: el cultural. Es decir, en un mundo en que los obreros comienzan a prescindir de las ideas del viejo marxismo, y en un escenario en que afloran nuevos puntos de conflicto social a lo largo de las democracias liberales de primer Mundo, es justamente este el marco en el que, como sintetizó el ambientalista italiano Ettore Tibaldi: “la ecología aparece como la nueva tentativa de hacer un ‘postmarxismo’ de los años 70” , en el cual “los ecologistas”, como escribió Edward Goldsmith, “est[arían] llamados a convertirse en una fuerza intelectual y política importante” con la que la izquierda habría “de contar de ahora en adelante”.

¿Por qué se ha sacralizado el ecologismo?

Cuán desafiante sería para el ecologismo sostener un absolutismo moral cuando la propia sociedad que engendró a dicha corriente verde era artífice del secularismo que le ofrecía plena libertad moral a sus ciudadanos. Generar obediencia debida implica ofrecer una visión sagrada para cada acción que legitima la norma moral; la propia cultura debía ofrecer una nueva religión que reemplace, tal como expresó Mijaíl Gorbachov (ex presidente de la Unión Soviética), quien sostuvo que “La Carta de la Tierra debe de substituir a los Diez Mandamientos y al Sermón de la Montaña”.
Paulatinamente florecen afluentes externos al político, pero cuya ética implica una forma específica de entender las relaciones humanas; la hermandad entre sí por el amor a la naturaleza permite reconocer en el ecologista ya no un activismo político que no había es saciado por René Dumont o Petra Kelly. Comienzan entrelazarse en un discurso de amor a la Madre Naturaleza los médicos y los curanderos homeopáticos, los vegetarianos y los macrobióticos, los nudistas y los montañeros; era el rejunte de toda una pléyade de visionarios, inadaptados y exotéricos que condicionan la heterogeneidad interna del movimiento ecologista, pero le dan un sentido moral a su identidad externa.
Así es que uno comienza a estudiar el paso a la sacralización del Planeta, donde el hombre renuncia a ser creador y omnipotente para volverse un engranaje más en el sistema; se abandona el lugar que el teocentrismo confería a la dignidad humana como también se abandonó la posición superlativa del antropocentrismo, pues ha emergido el biocentrismo, allí donde la creación está por sobre el Hombre mismo.

¿Qué relación tiene con la Agenda 2030, el Nuevo Orden Mundial, confinamientos?

Para comprender este punto vale considerar simplemente 2 fenómenos concretos:

A) Sobre la digitalización de la vida gracias al encierro masivo: “En el año 2015 Bill Gates fundó, junto a un grupo de 28 inversores dueños de las más grandes empresas globales, la Coalición de Energía Breakthroug. Anunciada durante la COP-21 de la ONU, y conformada por algunos de los inversionistas privados, bancos y corporaciones multinacionales más importantes del mundo, el objetivo de la misma es trabajar mediante el impulso y el financiamiento en infraestructuras de energías limpias “para lograr cero emisiones netas” de dióxido de carbono antropogénicas hacia el año 2050, impulsando la transición energética hacia una economía sin emisiones de GEI. Así es que nació BEV -por sus siglas en inglés- como un grupo de influencia dedicado a contactar a inversores e instituciones, que en 2016 ya contaba con un fondo dotado de 880 millones de euros (un billón de dólares) para “apoyar empresas innovadoras que contribuyeran a detener el cambio climático”.

Entre los integrantes de la misma, encontraremos a personajes como Jeff Bezos, fundador de Amazon; Richard Branson, precursor del grupo conglomerado Virgin, dedicado a diversos sectores de la sociedad de consumo; el inversionista y expresidente de Open Society, George Soros; el director ejecutivo de Alibaba, Jack Ma; el administrador de fondos de cobertura y excandidato presidencial demócrata para las elecciones de 2020, Tom Steyer; John Doerr, inversionista de riesgo y compañero de Al Gore en Silver Spring, junto a otros nombres que ya hemos mencionado: Chris Hohn, fundador de Children Investments Foundation, ONG que integra a la European Climate Foundation, que mantiene estrecho vínculo con Greta Thunberg, y Michael Bloomberg, fundador y propietario mayoritario de Bloomberg LP, que también es patrocinador de la Coalición de Energía Breakthroug; el inversor de telecomunicaciones japonés Masayoshi Son; Meg Whitman, CEO de HP y el cofundador y director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, junto a la empresa de inversiones The Engine (perteneciente al Massachusetts Institute of Technology), entre otros.

B) Sobre la militancia verde gracias al encierro masivo: La militancia ecologista ha sabido usufructuar el estancamiento económico global que trajo miseria y penuria a millones de seres humanos para reafirmar la tesis según la cual somos un “cáncer” para el planeta y que, a falta de actividad humana, el mismo se “recupera”: En este sentido, por ejemplo, el conocido medio de contenido ambiental National Geographic publicaba una nota el 18 de marzo de 2020 titulada “El planeta, el principal beneficiado por el coronavirus”. Aunque también hay quienes han sabido afirmar que, en verdad, la pandemia es culpa de la humanidad, al arrasar con la deforestación el hábitat de numerosas especies, como los murciélagos, haciendo caso omiso al relato oficial de la OMS, o quienes han afirmado que, en esencia, la pandemia por coronavirus tiene su origen en el calentamiento global. La politóloga argentina Flavia Broffoni en “Extinción: ¿Qué estás haciendo para evitar el colapso?”, afirma: “El virus Sars-coV-2 es de origen zoonótico.

Esto quiere decir que su propagación entre los humanos responde a cualquier otra enfermedad: se transmite por un salto desde una especie que no debería estar, en algunos contextos, en contacto con la otra. […] La COVID-19 nos dejó algunas enseñanzas sobre estas interfaces y sus implicancias. David Quammen exploró las razones de las pandemias en su libro de 2012 Spillover: Animal Infections and the Next Human Pandemic. Allí sostiene que una población humana enorme, sumada a una creciente población de animales industrializados, combinada con la destrucción de los hábitats naturales y los ecosistemas alterados, resulta en un combo que podría convertirse fácilmente en la venganza final de la naturaleza contra la humanidad”. Finalmente, concluye: “Más allá de las teorías sobre el origen del nuevo Coronavirus […] los virus asociados con los murciélagos surgieron debido a la pérdida de sus hábitats, a causa de la deforestación y la expansión agrícola”.

¿Por qué el calentamiento global, el cambio climático… es la mayor estafa de la historia?

Es preciso distinguir que el cambio climático existe, pero se discute la incidencia del hombre (si es antropogénico). Pare ello uno se vale de 3 científicos que se expresan al respecto:

A) Patrick Moore, ecólogo y expresidente de Greenpeace: “hace solo 2.000 años, hemos visto el Periodo de Calentamiento Romano, cuando [el planeta] estaba más caliente que hoy… Luego vinieron los Años Oscuros más fríos… Seguidos por el Medieval Caliente, cuando estuvo al menos igual que caliente que hoy… Luego tuvimos la Pequeña Edad del Hielo, que condujo a los vikingos fuera de Groenlandia [cuyo nombre, en danés: Grønland, significa Tierra Verde]. Y, más recientemente, un calentamiento gradual de 300 años hasta el día de hoy. Eso es un montón de cambios. Y, por supuesto, ninguno de ellos fue causado por humanos”.
B) Javier González Corripio, científico en las áreas de Glaciología, Meteorología y el Cambio Climático, y ha colaborado con estudios de la NASA: “El cambio climático no es nuevo, hay oscilaciones muy extremas, como las glaciaciones, y otras más suaves que han hecho oscilar la temperatura global. Por ejemplo, el glaciar de Mendenhall, en Juneau, Alaska, retrocede de una forma evidente, y bajo el hielo han aparecido troncos rotos de lo que fue un bosque hace un millar de años. Igual pasa en Patagonia, el glaciar Jorge Montt […] ha retrocedido kilómetros en los últimos años y donde antes había hielo ahora aparecen troncos de árboles bastante grandes y que son evidencia de un periodo incluso más cálido que el actual hace algunos siglos”.
C) Ivar Giaever, parte del panel original sobre Calentamiento Global y Premio Nobel: “[Lo que muchos estudios] hicieron fue hacer esta curva conocida […] [en la cual] en el eje vertical aparecen los grados en décimas de grados. Así que toda la escala vertical es aproximadamente 1 grado. En el eje horizontal [son] representa[dos] […] años desde 1860 hasta 1900 y 2000. Y como pueden ver el calentamiento se ha incrementado, pero […] la escala está completamente distorsionada.

La escala total es de 1 grado ¿Y qué es lo que mide esta curva? Mide la temperatura promedio para toda la Tierra en un año. Así que esta temperatura de toda la tierra en un año es medida en una fracción de grado. ¿Qué significa esto? Creo que probablemente nada. […] Desde 1860 hasta 2010 la temperatura ha subido desde 14.85°C a 15.65°C (288°K-288.8°), un 0.3% […] la temperatura ha sido sorprendentemente estable. Si tomo donde vivo en Albany NY, la fluctuación de T° entre invierno y verano es de -77°C en algún momento. Así que ¿creen que 0.8° en promedio hace alguna diferencia para el clima en Albany? ¿Es eso tan sensible para ustedes? […] [De acuerdo con los mapas de la NASA Goddard Institute for Space Studies] Entre los 30° y 60° hay un montón de estaciones, EEUU está cubierto por ellas. Pero si miran al Polo Sur hay sólo 8 termómetros de acuerdo a la NASA, eso es todo lo que tienen […] Así que si tuvieras 8 termómetros para poner en Alemania, ¿dónde los pondrías? ¿sabes? 8 termómetros para un continente no es nada. Y lo que pasa con el Polo Sur es que nunca antes ha estado tan frío como en este momento. Hay más hielo que nunca.

Pero no hablan de eso, hablan del Polo Norte donde hoy el clima es más tibio en el presente. Y lo otro que me molesta es ¿cuál es la T° óptima para la Tierra? ¿es la que tenemos ahora mismo? […] quizás es 2° más tibio… nadie me ha dicho cuál es la T° óptima para la Tierra. […] Tanto los alarmistas como los negacionistas […] miden la T° promedio para toda la Tierra y en todo un año a la fracción de grado y ese resultado les es significativo. Por supuesto que no lo es. Cómo es posible medir la T° de la Tierra en un año y salir con una fracción de grado. […] ¡No se puede medir la temperatura de toda la Tierra! con esa exactitud. Creo que fui en el 74 o 75, y Beijing era una villa. Con 3 o 4 autos controlábamos uno de ellos. Volví a Beijing hace unos años y ya no puedes cruzar la calle debido a la cantidad de autos. Y en todas partes había edificios de 30 o 40 pisos ¿Cómo creen que eso puede haber afectado a la T° en Virginia? Cuando se midió la T° en 1990, el termómetro se ubicó en el campo, luego en 1910 había más población alrededor. Luego el termómetro se rompió y tenemos otros nuevos.

¿Cómo se puede creer que se pueda medir en una fracción de grado? 

[En] los últimos 19 años…la temperatura no ha subido. Ha sido constante durante 19 años. […] Hubo un pico en el 98 eso es evidente. ¿Y qué es lo que la gente que mide la T° hace con esto? Bueno esta es su última medición y si miran la curva verán que ¡sube! La T° sube ¿cómo puede pasar esto si les mostré la otra curva en que aparece constante? La razón que ahora incluyen el océano. Pero por 100 años el océano no estaba incluido ¿Por qué creen que ahora lo está? ¿Por qué es más exacto o porque pueden chanchullar los datos? […] Obama dijo que el 2014 fue el año más caluroso registrado. Pero no es verdad, no es el año más caliente. […] aquí hay datos satelitales. Este es el máximo del 98 y el satélite muestra lo mismo. La T° no ha aumentado. […] Desde 1898 hasta 1998 la T° se ha elevado 0.8°K y la concentración de CO2 se ha elevado de 295 partes por millón a 367 ppm (72 ppm aprox.). En 100 años […]. Ahora, desde 1998, básicamente el año más caluroso, el CO2 se ha elevado de 367 ppm a 403 ppm aprox., 36 ppm (aprox.). Eso es la mitad del incremento anterior. Entonces ¿por qué no se ha incrementado la T° en 0.4°K?. Si eres un físico, por Dios, y aquí está el experimento, y tienes una teoría que no concuerda con el experimento, entonces debes eliminar la teoría. Estabas equivocado con tu teoría. Ese es el punto, debió haber sido, pero no es”.

Sabiendo que a uno como docente de lo filosofía le discutirían que la ciencia ya ha hablado, es que uno demuestra que no es lo mismo el científico que busca la verdad que un grupo financiado por la ONU para que se diga lo que se quiere que se diga. En todo caso cada lector es libre de buscar la verdad para refutar a los científicos que con gran pericia ponen en duda la causa antropogénica sin por ello negar que el hombre contamina y eso objetivamente es un mal.

LOS NUEVOS MANDAMIENTOS DEL GLOBALISMO
DE LA CORRECCIÓN POLÍTICA

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Presentación "EL LIBRO NEGRO DEL ECOLOGISMO"