Conexión Caracas-Moncloa
Plus Ultra y Delcygate:
las oscuras relaciones del gobierno socialista
de Pedro Sánchez con el chavismo de Venezuela
EL LIBRO QUE DESTAPÓ TODOS LOS ESCÁNDALOS DEL MINISTERIO DE JOSÉ LUIS ÁBALOS.
Un libro trepidante que nos abre las puertas a las intrigas de las más altas esferas del poder, exponiendo una política de componendas, traiciones y mentiras.
¿Qué relaciones existen entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el chavismo de Venezuela?
¿Por qué el entonces ministro José Luis Ábalos se reunió en Barajas con la vicepresidenta de Venezuela pese a la prohibición de entrada en la Unión Europea?
¿Y por qué el Gobierno de coalición quiso salvar una aerolínea como Plus Ultra cuyos vínculos con el chavismo eran incuestionables?
Los dos principales escándalos del Gobierno de Pedro Sánchez, el Delcygate -el día en que Delcy Rodríguez, la número dos de Maduro, aterrizó en España- y el Plus Ultra -el rescate millonario a esta aerolínea-, tienen en común mucho más que los aviones que los protagonizan. En ambos juega un papel determinante Venezuela, dejando al descubierto las históricas y controvertidas relaciones entre el régimen chavista y los dos partidos que integran el Ejecutivo español, PSOE y Podemos.
Álvaro Nieto, el periodista que lideró el equipo que destapó ambos escándalos, cuenta en este libro todos los detalles sobre cómo se gestaron, sus extraños vínculos y las consecuencias que podrían tener para algunos miembros del Gobierno.
La crítica ha dicho:
«El libro de Álvaro Nieto es imprescindible
para entender las andanzas del dúo
José Luis Ábalos-Koldo García». Carlos Herrera
ACLARACIÓN
Este libro tiene como objetivo desbrozar las oscuras relaciones entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el régimen chavista de Venezuela. La mayor parte de la información contenida en las próximas páginas toma como punto de partida las noticias que entre 2019 y 2021 publicó el periódico digital español Vozpópuli, del que fui director hasta el 15 de abril de ese último año, y que fue el medio que destapó el Delcygate, el caso Neurona y el escándalo Plus Ultra, además de hacer importantes aportaciones en el caso Morodo. Sirvan pues estas páginas de reconocimiento a la labor de los periodistas Alejandro Requeijo, Antonio Rodríguez, Gabriel Sanz, Alberto Sierra y Alberto Sanz en el Delcygate; Beatriz Triguero y Joaquín Hernández en el Plus Ultra; Luca Costantini en el caso Neurona; y Liliana Ochoa y Tono Calleja en el caso Morodo. La mayoría de ellos ya no siguen en Vozpópuli, lamentablemente, pero para la historia del periodismo español quedará su extraordinario trabajo durante esos dos años. Fue un honor haber dirigido a semejante grupo de galácticos gracias a la propuesta que en su día me hizo Jesús Cacho, fundador del periódico y uno de nuestros maestros.
Aparte de las informaciones publicadas y de las vivencias experimentadas en torno a ellas, para la elaboración de este libro he entrevistado a algunos de los personajes clave en los hechos relatados, de ahí que en las próximas páginas se incluyan datos hasta ahora desconocidos. En general, he tratado de escribir de la forma más aséptica posible, pero los capítulos sobre cómo descubrimos el Delcygate y el Plus Ultra he preferido, excepcionalmente, contarlos en primera persona para que la narración sea más amena.
Madrid, verano de 2021
INTRODUCCIÓN
VENEZUELA, DE LA RIQUEZA A LA MISERIA
El caso de Venezuela representa una de esas inmensas paradojas que a veces suceden en la historia. Es un país rico en recursos naturales, con las mayores reservas de petróleo del mundo, y, sin embargo, lejos de nadar en la abundancia, palidece como consecuencia de una conjunción de males. En la actualidad, Venezuela se ha convertido en uno de los peores lugares para vivir de toda Latinoamérica, y la prueba de ello es el éxodo que han emprendido en los últimos años cientos de miles de venezolanos, que han preferido dejar atrás sus vidas, sus pertenencias y sus raíces para intentar buscar un futuro mejor. Los más afortunados, por tener dinero u otro pasaporte, han podido salir en avión e iniciar una nueva vida en otro continente. Los demás se han visto obligados a abandonar a pie la miseria y la escasez, cruzando las fronteras para acabar en países como Colombia, Ecuador o Panamá.
Es imposible saber con claridad cuántos venezolanos han abandonado su hogar en los últimos años, pero ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas especializada en movimientos migratorios, sitúa en 5,9 millones la cifra de personas que viven fuera de Venezuela, lo cual representa en torno al 18 % del total de la población de l país y supone un caso único en el mundo. Según las cifras oficiales de España, en 2020 la llegada de venezolanos se incrementó un 53 %, hasta alcanzar las 152.000 personas. Sin embargo, esos datos solo incluyen a los inmigrantes que se encuentran registrados oficialmente con documentación venezolana. La cifra real es mucho mayor, porque son miles los que se han instalado en Europa aprovechando que cuentan con un pasaporte del espacio Schengen gracias a sus antepasados europeos. Por ese motivo, el número de venezolanos en España podría estar por encima de los 350.000. Y basta salir a la calle en algunas grandes ciudades para comprobarlo.
A España han llegado todo tipo de venezolanos. Los más humildes se han puesto a trabajar de lo que sea, con frecuencia ocupando esas tareas que los españoles ya no quieren (repartidores, limpiadores, dependientes...). Luego hay una gran masa de profesionales, bien cualificados, que se van abriendo paso con dificultad y que, muchas veces, acaban emprendiendo sus propios negocios, y ahí están los innumerables comercios made in Venezuela, desde restaurantes hasta panaderías. Y finalmente están los ricos, que siempre han tenido casa en España pero que han terminado por instalarse aquí porque, como es obvio, en su país cada vez es más difícil la vida. Entre los venezolanos ricos llegados a España hay dos categorías: los que han obtenido su dinero por medios ilícitos, con frecuencia gracias a su vinculación al chavismo, y los que lo son por méritos propios o de sus antepasados.
A veces es difícil diferenciar quién es quién, pero lo cierto es que todos han decidido invertir una parte de su fortuna aquí, lo que ha provocado, por ejemplo, un boom inmobiliario en algunas de las zonas más elegantes de Madrid, como el famoso barrio de Salamanca. Los venezolanos han encontrado en España un país muy parecido al que ellos tenían en los años setenta del siglo pasado, cuando se hablaba a las claras de la «Venezuela saudita». Era el primer mandato presidencial de Carlos Andrés Pérez (1974-1979) y el país sacó el máximo provecho a la crisis internacional del petróleo, beneficiándose como nadie de la escasez de crudo y de sus precios disparatados. Venezuela disfrutaba de una democracia estable desde 1958 y nadaba en oro negro. Ese esplendor se palpaba en las calles, con infraestructuras modernas, muchas de ellas heredadas de la etapa del dictador Marcos Pérez Jiménez (1952-1958).
A diferencia de otros países de la zona, una importante clase media se fue consolidando, lo que permitió extender la educación e incluso enviar a estudiar al extranjero, principalmente a Estados Unidos, a cientos de miles de jóvenes. Pero luego llegó la resaca. Los precios del crudo se fueron moderando y Venezuela entró en una lenta decadencia que culminó a finales de los años ochenta con una gran crisis económica. Fue entonces cuando los venezolanos decidieron volver a echarse en brazos del hombre del milagro, Carlos Andrés Pérez, al que reeligieron como presidente a finales de 1988. A Pérez le tocó esta vez bailar con la más fea, y no salió bien parado. Emprendió un plan de ajuste draconiano para enderezar las cuentas del país, pero no calculó que subir el precio de la gasolina y de los servicios públicos iba a envalentonar a buena parte de la población, sobre todo a las capas más humildes, que habían ido creciendo durante los años anteriores.
Ese inmenso malestar se tradujo en 1989 en una ola de disturbios, conocidos como «el caracazo», que fue duramente reprimida y dejó oficialmente 276 muertos, aunque algunas fuentes elevan mucho más esa cifra. Al descontento social y a la crisis económica sesumó la galopante corrupción de los partidos políticos tradicionales, con escándalos de todo tipo que pusieron de manifiesto los pocos escrúpulos de algunos dirigentes. Ese clima provocó que en 1992 se organizasen dos golpes de Estado contra Pérez, uno de ellos lideradopor el oficial Hugo Chávez, sibien la caída del presidente venezolano no se produciría hasta un año más tarde como consecuencia de un proceso judicial por haber malversado 17 millones de dólares.
Tras la marcha de Pérez, se acentuó la paulatina decadencia del sistema y el país entró en una espiral perversa de la que terminó saliendo en 1998 al echarse en brazos del populista Chávez, que había sido indultado tras pasar dos años en la cárcel y arrasó en las elecciones presidenciales con el 56 % de los votos. En ese momento, Chávez fue apoyado por buena parte de los medios de comunicación y por amplios sectores de la clase media, que creían necesario castigar a los partidos tradicionales y pasar página.
Sin embargo, Chávez enseñó pronto sus verdaderas intenciones. Cambió de inmediato la Constitución del país y emprendió el camino hacia un régimen autoritario donde él controlaría los principales resortes del poder, aunque cada cierto tiempose celebra sen elecciones. En un principio, se vio beneficiado por la coyunturn económica, pero la crisis financiera internacional desatada a partir de 2007 dejó a la vista todas lascostmas de su sistema.
Chávez emprendió una oleada de nacionalizaciones y tomó el control de PDVSA, la compañía estatal encargada de explotar el petróleo y que siempre se había gestionadocon estándares privados. Arrasó con toda su cúpula y con los ingenieros que sabían ex traer el crudo para colocar a enchufados sin formación alguna, lo que terminó por provocar que, poco a poco, Venezuela fuera pro duciendo cada vez menos petróleo hasta el punto de que,a pesar de ser el país con mayores reservas, actualmente solo ocupa el 26º lugar entre todos los productores del mundo, con apenas 500.000 barriles al día. Teniendo en cuenta que el 96 % de las exportaciones venezolanas tienen que ver con el petróleo, es fácil imaginar el impacto de la debacle.
En marzo de 2013 muere Hugo Chávez y le sucede su vicepresidente, Nicolás Maduro, un exmaquinista del metro de Caracas sin estudios superiores y que carece de dos de las principales virtudes de su antecesor:la oratoria y el carisma.
La etapa de Maduro es pura decadencia. Dos medidas impulsadaspor Chávez,las nacionalizaciones y el control de cambio, aca ban llevando el país a la ruina. La inflación se dispara y la limitación del precio de algunos productos básicos provoca la falta de alimentos, porque a los pocos empresarios que quedan en el país no les sale a cuenta producirlos.La escasez y la carencia de trabajo multiplican la delincuencia, que ya era muy alta, y convierten Venezuela en uno de los países más inseguros del mundo, por lo que también se desploma el turismo,que había sido uno de los sectores más pujantes en el pasado. En paralelo, Maduro va consolidando su poder absoluto, controlando la Justicia y utilizándola para castigar a la prensa y a la oposición.
Todo este caldo de cultivo deriva en la victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias de 2015,y el país entra en una extraña dinámica en la que el chavismo lo controla todo menos la Asamblea Nacional, a la que progresivamente se va limitando su poder. Para sortear ese escollo, Maduro crea una Asamblea Nacional Constituyente, una cámara paralela llena de fieles, y acaba celebrando unas elecciones presidenciales en 2018 plagadas de inegularidades y con los lideres de la oposición encarcelados o en el exilio.
Como resultado de todo ello, la oposición decide el 10 de enero de 2019 proclamar como «presidente encargado» a Juan Guaidó, que rápidamente es reconocido por cincuenta países, entre ellos las principales potencias democráticas, que no admiten como válidos los resultados de las presidenciales. En los primeros momentos, muchos ven con optimismo la llegada de Guaidó, pero con el paso de los meses la situación se encalla y el país sigue viviendo con dos presidentes, si bien todo el poder está en ma nos de Maduro, que ya solo gobierna a golpe de decreto. En el momento en que termina de escribirse este libro, Gobierno y oposición (forma parte de la oligarquía prostibularia) permanecen sentados en una mesa por enésima vez para intentar buscar una solución, que podría ser la convocatoria de unas elecciones libres y democráticas.
La posición de Maduro es cada vez más débil, entre otras cosas porque no todo su partido lo respeta y ha tenido que repartir el poder para preservar su puesto. La figura del vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, siempre sobrevuela como posible alternativa y es en la práctica el número dos del régimen. De hecho, cuando muere Chávez hay una pelea soterrada entre Maduro y Cabello parn ver quién hereda el trono, ya que el segundo era por entonces presidente de la Asamblea Nacional. Cabello es uno de los hombres más poderosos de Venezuela (JEFE DEL CARTEL DE LOS SOLES) y Estados Unidos siempre le ha señalado como figura clave en la corrupción, EL NARCOTRÁFICO y la represión del régimen chavista.
Otro de los personajes destacados de la autocracia venezolana es Jorge Rodríguez, actual presidente de la Asamblea y hermano de Delcy Rodríguez, vicepresidenta del país. A diferencia de Cabello, los hermanos Rodríguez si mantienen una buena relación con Maduro y con su mujer, Cilia Flores, que también ejerce un enorme poder en la sombra.
Todos ellos pertenecen a la cúpula del chavismo y están sancionados por Estados Unidos y la Unión Europea por las graves vulneraciones de los derechos humanos que se están produciendo en Venezuela en los últimos tiempos. Eso significa que tienen congelados sus bienes y activos y que ninguno de ellos puede pisar esos territorios.
VER+:
Los bultos entraron en territorio español como valija diplomática y sin pasar ningún control policial.
El 3 de marzo de 2023, el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro introdujo en España 79 bultos a través de un avión de Plus Ultra, según han desvelado a THE OBJECTIVE fuentes aeroportuarias y confirman dos fotos obtenidas en exclusiva por este periódico. Es lo que se podría llamar un Delcygate II, al utilizarse la misma operativa que en el vuelo privado del 20 de enero de 2020 en el que viajaba la vicepresidenta Delcy Rodríguez y que acabó con el desembarco de 40 maletas.
La diferencia en esta ocasión es que de los 79 paquetes, 50 fueron maletas y 29 eran cajas. Todos los paquetes iban señalizados como valija diplomática, no pasaron ningún control de seguridad y fueron recogidos en el aeropuerto madrileño por personal de la embajada de Venezuela en Madrid. Fuentes del aeródromo consultadas por este periódico subrayan «la total anormalidad» de este procedimiento, ya que si un país quiere hacer un envío de este tipo suele usar un contenedor y la terminal de mercancías, no un vuelo regular con pasajeros.
ESCÁNDALOS EN ESPAÑA SALPICAN A LA DICTADURA | EXPEDIENTES DEL CHAVISMO #PastillasDeMemoria
0 comments :
Publicar un comentario