EL TOREO LLENO DE ARTE DESDE EL PASEÍLLO
E HISTORIA DEL TRAJE DE LUCES 🐂
La fiesta de los toros ha sido una fuente de inspiración desde hace más de dos siglos. Creadores de todas las disciplinas artísticas se han dejado deslumbrar por las luces de la fiesta. Unos pocos, como Goya y Picasso, también han contribuido a inspirar o bien a enriquecer la indumentaria taurina. Además, desde las últimas décadas del siglo XX el mundo de la moda, de la mano de diseñadores como Christian Lacroix, Lorenzo Caprile, Francis Montesinos o Giorgio Armani, también ha ofrecido su particular visión del traje de torero.
El paseíllo
Quema su traca de gritos,
de grada en grada, la gente.
El viento va repartiendo
su brisa en frescos sorbetes,
pregonando en las naranjas
secretos de sol poniente.
Ya están aquí los toreros,
la flor de los redondeles,
la terna de los espadas,
las tres cuadrillas más célebres.
Y ajedrezados los rostros
en sombra y sol, los jinetes
rinden su Breda taurina
saludando, sonrientes…
Adriano del Valle
Vestirse de luces es esencialmente un acto ritual. Significa revestirse, imbuirse de un halo, una esencia, una identidad que trasciende a la persona corriente. Es el medio por el cual el hombre se transforma en torero.
De la misma forma en la que lo pudiera hacer un sacerdote, en un lugar fuera de la mirada de los devotos y ayudado por un asistente, para aparecer después ante los fieles creando un gran impacto escénico, el torero se viste en la habitación del hotel en soledad junto a su mozo de espadas -su hombre de confianza- que le va poniendo las prendas siguiendo siempre el mismo orden y repitiendo los mismos gestos.
La elección del vestido tampoco es un acto baladí; de hecho se cuida desde su encargo escogiendo a un sastre en concreto, con unos colores y unos bordados determinados; también influirán en la decisión de portar un traje u otro las sensaciones que tenga el diestro al llevarlo, la ocasión de la que se trate, los triunfos o los percances que pueda haber tenido vistiéndolo. La corrida no empieza con el toque de clarines que anuncia el comienzo del festejo, sino que se inicia en esa habitación de hotel cuando el hombre ve la figura del torero reflejada en el espejo.
El traje de luces actual es sin duda un icono mundial que identifica a su portador con su profesión. Sin embargo esto no ha sido así desde el comienzo de la historia del toreo a pie. Podemos situar ésta en el siglo XVIII, cuando con la llegada de los Borbones la nobleza abandona el hábito de practicar lances a caballo y toman el relevo de la ejecución de los festejos taurinos hombres de a pie que se irán profesionalizando a lo largo de la centuria.
En esos momentos la indumentaria de los toreros es de corte más bien defensivo, puesto que visten calzones y jubón de ante con mangas atacadas de terciopelo negro y ancho cinturón de cuero para evitar en la medida de lo posible la acción de las astas del toro, en un momento en el que las suertes aún no están definidas y la lidia se asemeja a ejercicios que tienen como fin más el zafarse airosamente de las embestidas del animal, que ahormar sus envites. Al parecer la única seña distintiva que les diferenciaba en la plaza de otros hombres comunes era una banda de tafetán de color que les era proporcionada
por los organizadores del festejo.
Existen en la actualidad tres tipologías de trajes de
torear: el de luces, el corto y el goyesco. Tal vez incluso
estemos asistiendo al nacimiento de un cuarto tipo,
el “traje picassiano”; aunque será el tiempo el que nos
diga si esta indumentaria se significará lo suficiente
para que esto ocurra. Es cuanto menos curioso comprobar
cómo el nombre de dos grandes artistas está
vinculado a la indumentaria taurina. Y es que el mundo
del arte no ha permanecido indiferente a la fiesta de
los toros. Su estética y la plasticidad de la lidia han inspirado
a poetas, escritores, músicos, escultores y pintores.
Por citar tan sólo un ejemplo, de sobra es conocida
la relación del torero Ignacio Sánchez Mejías con los miembros de la Generación del 279 y cómo su desafortunada
muerte en la plaza dio lugar a la creación de
uno de los poemas más bellos escritos por Federico
García Lorca.
Pero son las artes plásticas las que con mayor profusión
han tratado el tema taurino. Muchos son los artistas
que nos ofrecen su particular visión de la fiesta,
desde el propio Goya hasta Picasso, pasando por
Manet, Sorolla, Gutiérrez Solana, Zuloaga, Alberti, Dalí,
Iturrino, Clavé, Barjola y tantos otros que dejamos por
el camino. Sin embargo son pocos los que han trapasado
la frontera de sus pinceles para llegar al territorio de
las agujas. La forma en que lo hicieron también difiere
sustancialmente.
Esta muestra reflexiona sobre ello.
Cronológicamente el primero de los pintores que
influye de manera directa en el diseño del vestido de
luces es Ignacio Zuloaga y Zabaleta (1870-1945), ya
que diseñó, durante varias temporadas de las décadas
de 1930 y 1940, para su amigo y ahijado Rafael García
Escudero “Albaicín” una serie de chaquetillas10 que
diferían bastante de los repertorios de los bordados y
la decoración tradicional...
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ARTE DE LUCES - MUSEO DEL TRAJE
EL TOREO LLENO DE ARTE DESDE EL PASEÍLLO
Vienen. Por decenas, centenares.
Siluetan talladas lucen.
De espaciosidad. Lógica quebrada.
Vienen frágiles, solemnes,
como a lomos de un suave oleaje.
Miran. En sus ojos llevan algo escrito.
Versos y enigmas, supongo, quién sabe.
Llegan, cruzan, pasan.
Vienen, críos, hombres antiguos,
anónimos artistas, genios.
Ellos son la línea del dibujo, la excepción.
Esta herencia recibida
que son mil piedras preciosas.
De todas las épocas, son. Y aquí están.
En este paseíllo que ves, imposible y maravilloso.
Vienen. Siguen llegando. Y vienen más.
Y siguen, y continúan, y resisten, y braman.
Enseñando arte cada vez.
Administrando el aire de tu respiración:
LOS TOREROS.
Dejando ser, dicen. Mirarnos torear.
Permitirnos seguir buscando este buscar.
Bien. Y no se van a acabar nunca. Bien. Bien.
Un Arco Iris de Denominaciones Insólitas.
De todas las tradiciones del mundo taurino siempre he sentido una especial atracción por explorar la original denominación de los colores de los trajes de luces. El arco iris esta formado por: verde, azul, violeta, amarillo, rojo y naranja.
2 Colores
En el mundo taurino hay 2 colores que jamás se utilizan bajo esa denominación “amarillo” y “rojo”. El amarillo esta claro que por excelencia es el color de la mala suerte, el termino amarillo ha desaparecido por completo del mundo taurino, la mala suerte que provoca se ha trasladado hasta el punto en que los espectadores no deben de vestir de amarillo dentro de la plaza y si me apuras también fuera.
La mala suerte del amarillo
La palabra amarillo ha desaparecido, pero el color amarillo en sí se utiliza con una fascinante creatividad de sinónimos: champán, crema, limón, oro viejo, paja, ocre, canario, avellana, barquillo y el torerísimo caña y oro. ¿Habéis contado? Hasta diez denominaciones distintas del innombrable amarillo.
Rojo
En el mundo de los toros el color rojo se denomina grana y es considerado el más taurino de todos los colores. Del grana se van creando una gama de colores que derivan en elegantes burdeos, el corinto que debe su nombre a las pasas de esa localidad, el color vino, carmesí, guinda, azabache, tabaco e incluso el color pimentón.
Verde que te quiero verde
Verde, es el color de buena suerte. Hasta diecisiete tonos de verde: Esmeralda, botella, manzana, lago, aceituna, oliva, pistacho, agua mar, hoja seca, esperanza, nilo, campo, bandera, claro, heliotropo, mostaza y verde gallo.
Azul: Pureza
Tampoco se queda atrás la originalidad de los críticos, diestros y banderilleros para inventar denominaciones al azul: Marino, cobalto, habana, pavo, prusia, turquesa, pastel, purísima, ultramar, celeste, azul noche, turquí, añil, azulina, azafata, rey y Marbella. Respecto al “purísima” se debe su origen por el acuerdo de la Iglesia católica que se le concedió el color litúrgico azul para la fiesta de la Inmaculada Concepción.
La gama de morados
Todos ellos relacionados con motivos religiosos de Semana Santa. De ahí los nombrados: nazareno, cardenal y obispo, sin olvidarnos de tonos más normales como lila, malva y morado.
La vida de color de rosa
Tan sutil y delicado color ha recibido una gran variedad de denominaciones, por una lado relativos a frutas de aromáticos sabores como frambuesa, fresa y grosella y por otro, denominación fluvial como salmón, sin olvidarnos del fucsia, violeta, carmín y el famoso rosa palo.
El triste gris
A mi particularmente siempre me ha parecido un color bastante nostálgico el color de las tardes grises de invierno y sin embargo es bastante utilizado por los toreros y hasta se ha convertido en el color de uno de los trajes más famosos que se ha lucido en la corrida Goyesca de Ronda. El traje en color gris plomo que diseñó Giorgio Armani para Cayetano Rivera dio la vuelta al mundo. La gama de denominaciones conocida por los grises es: gris perla, ceniza, plomo, paloma, tórtola, gris topo y mercurio.
La seriedad del negro
Negro, el gran señor de los colores, sin duda el traje más elegante que existe aunque lo recordemos como el color del luto. Pero si nos referimos al negro como sustitutivo del oro y la plaza en el vestido de luces y cuando lo luce un matador de toros deja de llamarse negro por la denominación de azabache.
Día de alternativa: el Blanco
Nada he dicho del blanco que no es sino la ausencia de color, los toreros visten de blanco como tradición y recuerdo de otras ceremonias religiosas, el bautismo o en la boda, el matador de toros que toma la alternativa elige este color porque se dice que la primera vez que es herido recibe su bautismo de sangre.
Hasta aquí ha llegado mi investigación, de la cual sólo he podido deducir lo que dice el refrán “Para gustos los colores” que cada cual se vista según su estado de ánimo y en el caso del matador de toros que el color le ayude para conseguir los trofeos deseados.
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