LA CANCIÓN DEL ENFERMO
(en homenaje a todas las Madres)
— Cántame, Madre, una nana,
canta hasta que me duerma,
hasta que todas las penas
que mi cabeza quebrantan
dejen de agobiarme
y también se duerman.
— Ay, mi Hijito, Hijito,
ya se me olvidaron
todas aquellas nanas
que te cantaba de niño.
Ya ni me acuerdo
cómo se canta, Hijo.
— Cuéntame algo, Madre,
cuenta hasta que me duerma
sobre las brujas malvadas
y las encantadas princesas,
para que esta noche
yo sueñe milagros.
— Ay, mi Hijito, Hijito,
también se me olvidaron
esos mágicos cuentos
que te narraba antaño.
Es que soy vieja, muy vieja,
nada ya recuerdo.
— Dame tu mano, Madre,
deja que yo la apriete
contra mi pecho ardiente,
porque estoy enfermo.
Y no me la quites, Madre,
hasta que yo me duerma.
— Ay, mi Hijito, Hijito,
¡cuánto más yo quisiera!
curar con mis manos tus penas.
Pero… ¿no recuerdas?
que ya hace muchos años
me acogió la tierra.
MADRE, LLÉVAME A LA CAMA
Madre, llévame a la cama.
Madre, llévame a la cama,
que no me tengo de pie.
Ven, hijo, Dios te bendiga
y no te dejes caer.
No te vayas de mi lado,
cántame el cantar aquél.
Me lo cantaba mi madre;
de mocita lo olvidé,
cuando te apreté a mis pechos
contigo lo recordé.
¿Qué dice el cantar, mi madre,
qué dice el cantar aquél?
No dice, hijo mío, reza,
reza palabras de miel;
reza palabras de ensueño
que nada dicen sin él.
¿Estás aquí, madre mía?
porque no te logro ver....
Estoy aquí, con tu sueño;
duerme, hijo mío, con fe.
Miguel de Unamuno
MADRE SI TE DICEN
PALITO ORTEGA
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