👉una reflexión de la Cultura 👈
Lo primero que define y permite una transformación es la cultura. Y la cultura es la percepción que tenemos del mundo.
Nunca quiso escucharme.
La cultura es el eje transversal de toda transformación revolucionaria. Un pueblo sin cultura solamente podrá aspirar al cemento armado y al último modelo de carro. La nueva clase media olvida pronto a quién posibilitó su ascenso y se convierte en estrella semanal del supermercado. La competencia empieza a ser la ideología de los mass media, y el vestido de marca se transforma en su piel. Dios es el mercado, el centro comercial la nueva iglesia y el cliente su esclavo fiel.
La honradez, la lealtad, la solidaridad, son lobos esteparios arruinados. El pueblo gordo de avaricia, tambaleándose en la nueva realidad, no sabe qué hacer con lo que tiene. Le han caído del cielo los hospitales, las universidades, las carreteras, el trabajo, el sueldo mensual, las pensiones. Ahora si puede carajear, ahora sí puede insultar, solazarse y manifestar su ego escondido, ahora nadie le ningunea, puede hasta dilapidar y enseñorearse y pervertirse, porque es su derecho. Nadie le quita su derecho. El Estado vigila y propone su derecho. Se le entregó el pez sin enseñarle a pescar. Analfabeto de principios y de símbolos. Su egoísmo, su individualidad, su mediocridad, su ambición, están garantizadas.
La competencia empieza a ser la ideología de los mass media, y el vestido de marca se transforma en su piel. Dios es el mercado, el centro comercial la nueva iglesia y el cliente su esclavo fiel.
Nunca quiso escucharme.
Lo primero que define y permite una transformación es la cultura. Y la cultura es la percepción que tenemos del mundo, la forma en la que accedemos al otro, la posibilidad de llenar el espíritu de una sensibilidad bondadosa, es la fuente de nuestro comportamiento y la herramienta para manejar el buen vivir en la sociedad, en la comunidad, el aprendizaje diario de la generosidad y el respeto al otro.
En la televisión denigrantes estereotipos de nosotros mismos, en el cine la manera más sofisticada de asesinar a tu padre, en la política falsos profetas, en la administración pública prestidigitadores del hurto, en la escuela el implacable ejemplo de las drogas, en la familia la violencia y el alcohol como un mueble más, en la vida cotidiana la grosería, el trato burdo, el insulto brutal. Amores eternos que terminan en la comisaría. Deseos de que a nuestros hermanos les azote otro terremoto por no pensar como uno.
Por eso hay que llegar al pueblo con humildad, por eso hay que tocar sus resortes guardados para que salte su sensibilidad, por eso hay que llenarlo de poesía y de música y de literatura y de teatro, y de la sabiduría y el ejemplo de los hombres y mujeres que construyeron la patria. Por eso hay que poner en sus manos el arte, la ética y la estética, porque, si para algo sirve la cultura es justamente para eso, para sensibilizarnos, para hacernos más comprensivos e incluyentes.
Nunca quiso escucharme.
Y ahora la ceguera de un pueblo aturdido, de un pueblo al que no se le dio la oportunidad de abrir su corazón a la cultura, da cabezazos, grita y blasfema, sintiéndose olvidado y herido. Dispuesto a sacarte los ojos.
"Sin élites somos mediocres. ¿Dónde están los Adenauer, De Gaulle, Churchill? El sistema ya no los fabrica; los hemos perdido. Es que la inteligencia molesta, porque ofende a los mediocres. Nunca ha habido tanta reacción de mediocres ofendidos. Las redes sociales son eso: un gallinero enorme de mediocres ofendidos clamando contra aquellos que destacan y reivindicándose ellos mismos en el mismo papel. Y eso es triste, nos conduce a lugares oscuros". Arturo Pérez-Reverte
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