ANIMALISMO:
UNA ENFERMEDAD MENTAL DESCONOCIDA
El animalismo es una enfermedad mental que afecta a una gran parte de la población haciendo que confundan a los humanos con el resto de animales y viceversa; un animalista (persona que sufre de animalismo) creerá que un gato tiene más derechos que un niño y será capaz de equiparar la muerte de pollos en las granjas con la de presos en los campos de concentración. De hecho, para ellos el holocausto fue un montaje para que no se hable del genocidio animal y de las violaciones de las vacas en las granjas, las cuales son vejadas, tocando sus partes íntimas, para robarles la leche. Antes se hacía de forma manual pero, tras tanto manga en el que las mujeres son violadas por máquinas y robots, se optó por el mismo sistema para las mujeres bovinas.
Desde salud mental me dicen que si te excita la primera imagen tienes 15 años; si te excita la segunda imagen, has confundido animalismo con zoofilia; si te excita la combinación de ambas, eres Fernando Sánchez Dragó.
Hay que llevar cuidado con las diferencias entre animalista y zoofílico; el primero ama a los animales como tú quieres a tu amigo el pagafantas; el segundo los ama como tú quieres al tío que no paras de favear en twitter. La expresión “montar un pollo” fue por un animalista que no entendió muy bien a qué se refería con lo de amar a los animales… También fue el precursor de cocinar un pollo insertándolo en un palo, como vemos cuando compramos pollo asado.
Los animalistas defienden una dieta estrictamente vegana (no necesaria para curarse; para eso hay que tomar limón, que también cura el cáncer, el insomnio, la gonorrea y limpia la plata) y son capaces de ponerse muy violentos con la gente (personas humanas) si comen animales (personas no humanas); de hecho, los animalistas son conocidos por sus asaltos a las cadenas de comida rápida al grito de “Asesino, come sólo pepino”, “Haz el amor y no la hamburguesa” o “Un segundo en tu paladar toda la vida en tu conciencia”. Para ellos, la muerte de un animal como alimento es equiparable a la muerte de cualquier persona por asesinato. A pesar de ello, hasta ahora ningún animalista se ha ofrecido voluntario como comida para leones y salvar así a alguna gacela…
El animalismo es una enfermedad mental que afecta a la percepción de la realidad discriminando entre lo bonito y lo feo; para ellos, los animales (personas no humanas) que merecen ser salvados son los que tienen una apariencia bonita, mientras que cuando tienen piojos van corriendo a la farmacia a comprarse productos para eliminarlos (eufemismo de asesinarlos salvajemente) en vez de dejarlos en sus cabelleras para que tengan un hábitat cómodo; la comunidad pioja no ha tenido un hábitat confortable desde que Melendi se cortó las rastas y empezó a ducharse.
A raíz de twitter, y el resto de redes sociales, esta enfermedad mental ha tenido más publicidad provocando a su vez más contagios por culpa de la wifi (la cuál también da cáncer a no ser que plantes un limonero junto a la antena), extendiendo esta locura generalizada a otros ámbitos como los animales domésticos. Para muchos animalistas tener un animal de compañía es esclavizar a los animales (personas no humanas) y los comparan con los esclavos de las fábricas textiles, aunque a mí mi perro nunca me ha hecho un punto doble ni sabe decir “Ni hao”. De hecho, esto ha hecho que muchas mujeres solteras de más de 35 años no desarrollen la enfermedad al no poder desprenderse de su colección de gatos. También algunos hombres no se han hecho animalistas al no poder desprenderse de los cerdos que ellos llaman colegas.
Otra de las facetas donde se demuestra la enfermedad es en el tema de experimentación con animales (personas no humanas que no controlan sus propios esfínteres; no confundir con bebés). Los animalistas están en contra de utilizarlos como sujetos para experimentos y proponen que sean sustituidos por humanos (animales que sí saben usar un wc; casi todos saben…) y que sean recompensados económicamente por ello; esto es apoyado por los racistas, xenófobos y clasistas, ya que los que se presentarán como voluntarios serán personas con pocos recursos económicos (inmigrantes, indigentes, personas con adicciones caras como drogadictos, alcohólicos) y, entre los fallos y los efectos secundarios, morirán muchos. A Hitler le gustaría esto; tal vez por eso era vegano y animalista…
Los animalistas, en su lucha por salvar a los animales pero condicionados por la enfermedad mental que padecen, son capaces de sacar de su cautiverio a animales de granjas, zoos, refugios, etc, dejándolos libres; muchos de esos animales no saben desenvolverse solos y son atropellados por coches, mueren de hambre/frío, son devorados por otros animales del nuevo hábitat o eliminan ellos a otras especies para subsistir. Pasaría lo mismo si todos los padres echaran a sus hijos de casa.
Desde la OMS recomiendan los siguientes consejos si una persona de su entorno padece animalismo:
- Bloquéela en redes sociales.
- Bloquee su número de teléfono.
- Mejor cambie de número de teléfono.
- Cambie de dirección.
- Si va a comprar al mismo supermercado, disfrácese para que no le monte una historia por coger un paquete de salchichas frankfurt.
- Evite los restaurantes que sirvan tofu, seitan o cualquier otro derivado del petróleo.
- Si lo ve aparecer, corra en dirección opuesta. Su vida está en peligro.
Este artículo es fruto de la ironía y la inventiva. En caso de indignación y asociación con la realidad, consulte con su psiquiatra. Si cuando lo ha leído ha pensado, “animalismo, un huevo colgando y otro lo mismo” choque esos cinco.
*Raquel Sastre es murciana. De entre 15 y 90 años. Ojos azules. Color de pelo castaño (puede variar según el tinte). 1,75 con tacones. 120 kg de peso si no se quita el traje de buzo. Era funcionaria, pero lo dejó para empezar a trabajar. En el mismo momento en el que escribimos esto, es guionista de "La Que Se Avecina". En el momento en el que tú lo lees, puede que ya no sea así.
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4 comments :
Excelente articulo mi amigo
Gracias...
Vomito con las bobadas que dices. Y serás tan tonto que te las crees.
Uyulala, lalala... Un poco de talante democrático. No seas nazi ni fascista. Respeta para que te respeten. La verdad pica, ¿verdad?
Besitos... animalista misántropa. uhauhauauuu...
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