EL Rincón de Yanka: Es hora de evangelizar

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jueves, 1 de noviembre de 2007

Es hora de evangelizar


Evangelizar es un acto de amor y el mejor servicio que podemos brindar a los que están a nuestro lado.
Evangelizar es dar la respuesta a tantas interrogantes; es combatir el mal con la fuerza del bien; es encender la luz en medio de las tinieblas; es señalar el camino en lugar de gritar que estamos perdidos.
Evangelizar es devolverle a la humanidad caída la fe y la esperanza. Es hacer por el hombre y la mujer de hoy lo mismo que hizo Pedro con aquel paralítico que pedía limosna cerca del templo; es tomarlos de la mano para que sepan que no están solos y con poder y autoridad decirles: "En el nombre de Jesús, levántate..."(cf Hch 3, 6).
El hombre y la mujer de hoy no necesitan limosnas, sino un encuentro personal con Jesucristo, quien los invitaría a ponerse de pie y alcanzar su plenitud, ya que, como dijeron los obispos en Santo Domingo: "En Él la humanidad tiene la medida de su dignidad y el sentido de su desarrollo"."En Cristo todo adquiere sentido. Él rompe el horizonte estrecho en el que el secularismo encierra al hombre; Él le devuelve su verdad y dignidad de Hijo de Dios y no permite que ninguna realidad temporal "ni los estado, ni la economía, ni la técnica se conviertan para los hombres en la realidad última a la que deban someterse".
Evangelizar es:
"Presentar a Jesucristo como paradigma de paradigmas ayer, hoy y siempre (ejemplo perfecto y eterno)de toda actitud personal y social, y como respuesta a los problemas que afligen a las culturas modernas: el mal, la muerte y la falta de amor". Si no evangelizamos, privamos al mundo de su única esperanza, pues sólo Jesucristo puede llenar los deseos de paz que hay en nuestro corazón.San Pablo nos lo dice así: "Predicar el Evangelio no es para mi motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio". (1 Co. 9, 16).
Encontrar las puertas
"Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: "Atenienses, veo que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad. Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: "Al Dios Desconocido". Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo a anunciar". (Hch. 17, 22-23)

San Pablo fue creativo. Supo encontrar la puerta por dónde entrar, para invitar a los atenienses al bien mayor.

No comenzó condenándolos por su idolatría, sino reconociendo su respeto por las divinidades, les habló del único Dios verdadero.Este quizá sea el reto más grande para los cristianos del Tercer Milenio:
superar nuestra tendencia de condenar. Es mejor presentar la verdad de una manera clara, serena y atractiva.Jesús nos dice: "Y Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mí". (Jn. 12, 32)

Por Salvador Gómez,
laico de la Renovación Carismática Mexicana