EL Rincón de Yanka: LIBRO "TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN": UN SALVAVIDAS DE PLOMO PARA LOS POBRES por JULIO LOREDO DE IZCUE

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miércoles, 9 de agosto de 2023

LIBRO "TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN": UN SALVAVIDAS DE PLOMO PARA LOS POBRES por JULIO LOREDO DE IZCUE


TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN

UN SALVAVIDAS DE PLOMO 
PARA LOS POBRES


Desacreditada junto a la población católica, la Teología de la Liberación (TDL) busca ahora revivir bajo nuevos ropajes —como las llamadas teologías negra, indigenista, ambientalista, de "género", etc.—, favorecida por inesperados apoyos eclesiásticos y publicitarios.
Esa reaparición vuelve actualísimo el tema de este libro, «Teología de la Liberación. Un salvavidas de plomo para los pobres». En sus páginas el lector encontrará una amplia y documentada relación de los orígenes históricos de la TDL, la secuencia de errores de los cuales se nutre, las estrategias utilizadas para posicionarse en la Iglesia, los altibajos de su trayectoria lado a lado del comunismo, y sus nefastos efectos empeorando la situación de aquellos a quienes presume «liberar», los pobres de Hispanoamérica.
Incluye el detalle de las nuevas aventuras a que la TDL se ha lanzado en nuestro siglo XXI, siempre buscando revolucionar la Iglesia y la sociedad.
Por su excepcional valor didáctico, apologético y documental esta obra será un eficaz antídoto contra el veneno de la TDL, al contribuir a precaver a los católicos contra las tentativas de hacer resurgir, metamorfoseada y camuflada, una corriente revolucionaria que tanto daño ha causado a la Santa Iglesia y a nuestras naciones hermanas de Hispanoamérica.


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SACERDOTES PECADORES DE OMISIÓN 
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El pecado de omisión es el pecado que hace condenar más sacerdotes. En el del juicio, dice san Bernardo, se levantará un grande clamoreo que dirá: Señor, somos condenados, lo conocemos, pero los sacerdotes tienen la culpa, ellos no nos avisaron, no nos corrigieron. Pero la voz más imponente, las palabras más aterradoras serán las del mismo Jesucristo, quien les dirá que no han distribuido el pan de la divina palabra, que no han vestido al desnudo con la estola nupcial de la gracia por medio de los sacramentos… ¡Cuántos sacerdotes que podrían, catequizando, predicando, confesando, misionando, socorrer las necesidades espirituales del prójimo! No lo hacen, y los dejan perecer y condenar, ¡ay de ellos!  San Antonio María Claret: SERMONES DE MISIÓN tomo I pagina 9
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PRÓLOGO

Anticipando el Juicio de la Historia

Pocos católicos son conscientes de que el surgimiento de la Teología de la Liberación (Tdl) no fue un hecho fortuito o aislado, sino la culminación de un largo proceso histórico.
Impulsado por generaciones de conspiradores, tal como lo describe este libro, dicho proceso se desarrolló inicialmente en Europa, a través de sucesivos intentos de inocular en la Iglesia una serie de errores doctrinales que, llevados a sus consecuencias últimas, implicarían en adulterar completamente la fe católica y en convertirla en otra religión. O sea, destruirla.
Tras muchas vicisitudes, en la segunda mitad del siglo XX tal proceso desembocó en la Tdl. A esas alturas su blanco prioritario pasó a ser América Latina, el continente católico, sin descartar por cierto otras áreas como América del Norte y la propia Europa, donde empero su incidencia fue menor.

Aunque el término "Teología de la Liberación" fue acuñado bien antes de que el P. Gustavo Gutiérrez publicase en Lima su li­bro con ese título, dicha publicación en el año 1971 constituyó como la premiere, el lanzamiento formal ante el público católico de la Tdl como un sistema doctrinal estructurado y coherente en todas sus partes. Por eso se considera al Perú como la cuna de ese movimiento teológico.
Desde entonces la Teología de la Liberación -que más podría calificarse de "no-teología", ya que se reduce a una justificación seudo teológica de la lucha de clases y otras acciones revoluciona­rias en el campo sociopolítico-ha servido de sustento a sucesi­vos y ruinosos gobiernos marxistas latinoamericanos.

Desde las dictaduras velasquista y posvelasquista en Perú (1968-1979) o los regímenes de Torres en Bolivia (1970-71) y Allende en Chile (1970-73) hasta el hoy agonizante gobierno del Partido de los Trabajadores en Brasil, pasando por los regímenes sandinista de Nicaragua, chavista de Venezuela, socialista de Ra­fael Correa en Ecuador, etc., todos ellos han tenido como mento­res a elementos de destaque de la Tdl.
Pero no en vano Nuestro Señor Jesucristo afirmó que "mis ove­jas oyen mi voz" (Jn 10, 27). El pueblo católico nunca reconoció en las sinuosas elucubraciones de los portavoces de la Tdl -farrago­sas, llenas de presunción y cargadas de espíritu revolucionario-­ un eco verdadero de las "palabras de vida eterna" (Jn 6, 68) del di­vino Salvador, tan sencillas y sublimes a la vez. Al contrario, la jactanciosa retórica de esos teólogos siempre le sonó en falso.

Por otro lado, teólogos de verdad y de valor fueron saliendo a campo a refutar con autoridad estas o aquellas falacias de la Tdl. Y, así, gradualmente, esta fue convirtiéndose en un fenómeno de sacristías y salones de intelectuales de la "izquierda católica", ta­ les como los que sobreviven enquistados en uno de sus últimos bastiones, la ex Pontificia Universidad Católica del Perú - PUCP, al acecho de una oportunidad para resurgir.
Y mientras aguardan su chance, no pierden ocasión para pro­ mover agitación y desmanes en el país, al igual que lo hacen en el Brasil y otras naciones hermanas de América. Teólogos de la Libe­ración estuvieron tras los bastidores del "baguazo" de 2009 o de las turbulencias antimineras del 2011-2012 en Cajamarca (sobre todo el exsacerdote Marco Arana), como las del 2011al 2015 en Arequipa, para sólo mencionar esos episodios saldados con dece­ nas de muertes. Todo lo cual muestra una Tdl reciclada, ahora con fachadas ambientalistas y, como siempre, aliada al extremismo político revolucionario.

Por eso se hacía necesario un trabajo de buen quilate intelec­tual, que pusiese al descubierto cómo se gestó históricamente la trama para imponer la Tdl, y al mismo tiempo mostrase en una vista de conjunto la suma de errores teológicos y filosóficos que convergen en ese movimiento hasta nuestros días. Ello descalifi­caría a la Tdl como teología digna de tal nombre, y la mostraría como lo que verdaderamente es: un engendro intelectual, una mistificación ideológica al servicio de la Revolución anticristiana. Con eso, dicha corriente quedaría pulverizada en los propios ambientes donde aún osa presentarse.
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La Historia tiene sus simetrías, equilibrios y proporciones: "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rom 5, 20). Era altamente conveniente que esa refutación global de la Teología de la Liberación proviniese del mismo país que la vio nacer, el Perú. Y fue justamente un intelectual peruano, don Julio Loredo de Iz­cue, discípulo del gran líder católico brasileño Plinio Correa de Oliveira, quien asumió con competencia y acierto esa tarea reparadora.
Lo que inicialmente el autor concibiera como un estudio res­tringido del tema, para ser presentarlo ante algunos agrupamien­ tos católicos del sur de Estados Unidos, por un juego de circuns­tancias se fue convirtiendo con el paso del tiempo en un trabajo de elevada calidad documental, histórica y doctrinal, hasta cons­tituir un juicio histórico global, absolutamente concluyente e irrefutable, de la Teología de la Liberación. Un juicio que, estamos ciertos, anticipa en lo esencial el juicio de la Historia, prefigura del severo y definitivo juicio de Dios.

La primera edición de Teología de la Liberación - Un salvavidas de plomo para los pobres fue publicada en 2014 en Italia, a cargo de la prestigiosa editora Cantagalli, de Siena. Ediciones en otras lenguas están próximas a aparecer en el Brasil y otros paí­ses. Y obviamente no podía faltar una edición peruana, tarea que Tradición y Acción por un Perú mayor -de la cual Julio Loredo es miembro fundador- llamó a sí en reconocimiento al autor y al mérito intelectual de su libro.
Así, con satisfacción presentamos al público peruano e hispa­noamericano esta primera edición en lengua española. Es la tra­ducción del original italiano, convenientemente adaptada por el autor al público católico no especializado de Hispanoamérica1.

Por su notable valor documental, didáctico y apologético, esta obra servirá de indispensable fuente de consulta para todos los estudiosos del tema. Y será también un antídoto eficaz contra el veneno de la Tdl, al contribuir a precaver a los católicos contra los actuales intentos de hacer resurgir, metamorfoseada y camu­ flada, una corriente revolucionaria que tanto daño causó a la Igle­ sia, al Perú y a nuestras naciones hermanas de América Latina.
Lima, 7 de octubre de 2015 
Fiesta de Nuestra Señora del Rosario, 
Patrona del Perú

INTRODUCCION

Viejos fantasmas...

No es que crea en las brujas, pero de haberlas las hay... Este viejo dicho español me vino a la mente hojeando los periódicos italia­nos en los últimos meses. Mi incredulidad se fue trasformando paulatinamente en estupor al ver que un viejo fantasma emergía de las brumas de un pasado que yo pensaba fuese sepultado para siempre, hasta mostrarse en los titulares de los principales dia­rios, e incluso asomarse en las austeras páginas del Osservatore Romano, órgano oficioso della Santa Sede.
Me refiero a la Teología de la Liberación (Tdl), que saltaba de nuevo a la luz pública con un ciclo de conferencias realizado re­cientemente en Italia por nuestro compatriota P. Gustavo Gutié­rrez Merino -tenido por muchos como el padre de la Tdl- junto al cardenal Gerhard Ludwig Müller que, además de ser discípulo de Gutiérrez, es prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Ambos presentaron su libro «Dalla parte dei poveri. Teología della liberazione, teología della Chiesa», escrito a cuatro manos en 2004. La primera edición en español, publicada hace diez años bajo el título «Del lado de los pobres. Teología de la liberación»
(Lima: CEP-IB, 2005) pasó casi desapercibida en el Perú, y hoy ve la luz en traducción italiana buscando darle una "patente de legi­ timidad" a la Tdl, en la expresión delteólogo jesuita uruguayo Ho­ racio Bojorge2. Escribe el cardenal Müller: "La teología de la libera­ ción ha encontrado eco mundial y se cuenta, a mi parecer, entre las corrientes más significativas de la teología católica del siglo XX" 3.
En realidad, de la Tdl ya se hablaba en Roma con un nuevo tono al menos desde enero de 2011, cuando el obispo brasileño Joâo Braz de Avis, hoy cardenal, fue nombrado prefecto de la Con­gregación para los Institutos de Vida Consagrada. Su Eminencia es, de hecho, un entusiasta paladín de esa corriente4.

Por doquier se está proclamando el fin de la hostilidad entre Vaticano y la Teología de la Liberación. Pero eso no es todo. En un periodo en que, en la estela de la crisis económica mundial, se ha­bla tanto de pobres y de pobreza, no faltan quienes querrían ex­humar la Tdl, obviamente aggiornata, presentándola como una respuesta cristiana válida a supuestas situaciones de miseria y de opresión en América Latina y en otros lugares.

Mi pensamiento voló entonces a aquel 6 de agosto de 1974, cuando, no habiendo cumplido aún los diecinueve años, en la vieja camioneta de un amigo debí tomar precipitadamente el ás­ pero camino del exilio. No volvería a ver mi país natal, el Perú, por más de tres décadas. ¿Qué me llevó a dar aquel paso? Como miembro fundador de la asociación Tradíción y Accíón por un Perú Ma­yor, había participado en 1973 en la amplia campaña de denuncia -que por lo que me consta fue la primera- contra la Tdl, cuyo lan­zamiento oficial se diera poco antes en el mismo Perú con la pu­blicación del libro «Una Teología de la liberación, Perspectivas» del P.Gustavo Gutiérrez5.

El Perú atravesaba la fase más oscura de la dictadura marxista y filocastrista del general Juan Velasco Alvarado. Temerosos o in­ capaces de responder nuestras críticas, los alfiles de la Tdl mantu­vieron un profundo silencio. El contraataque llegó de parte de los dispositivos controlados por el dictador, al cual eran muy cerca­ nos. Un mes después del inicio de nuestra campaña, el órgano ofi­cial del régimen publicaba dos páginas enteras contra Tradicíón y Accíón6. En abril de 1974, el mismo dictador disparó contra "esos señoritos de cuello y corbata y apellído largo que, usando admínícu­los, dístribuyen su revísta en las íglesías de los barrías 'pítucos"'.

Se decidió entonces suspender prudentemente la campaña. El general Velasco Alvarado, por el contrario, no se detuvo. En un discurso televisivo a fines de julio, después de haber amenazado: "el gobíerno no tolerará ninguna contrarrevolucíón", juró hacer "caer sobre tales personajes el peso de la justicía revolucíonaría". Se había colmado la medida. En pocos días todos los miembros de la asociación debimos partir al extranjero, desde donde parecía más eficaz continuar la campaña contra el régimen marxista. El ma­yor de nosotros tenía veintidós años.
Cinco meses después, en lo que pasó a la historia come el "li­mazo", los tanques T55 de fabricación soviética sofocaban en san­gre una reacción popular de apoyo a la discriminada Policía Na­cional, dejando sobre las calles de Lima casi un centenar de muer­tos e innumerables heridos. Era la "justicia revolucionaria"...

Pasados tres años entre Colombia y Ecuador, donde no dejé de estudiar la actuación de la Tdl, me trasladé después al Brasil. En 1982, participaría en la campaña de difusión del libro escrito por el profesor Plinio Correa de Oliveira y los hermanos Gustavo y Luiz Solimeo: «Las CEBs... de las que mucho se habla y poco se co­noce -La TFP las describe tal como son»7. Se trata de un amplio es­ tudio crítico de la Tdl y de las llamadas Comunidades Eclesiales de Base (CEB) inspiradas por ella. Siete ediciones, con un total de 72 mil ejemplares, consagraron este volumen como uno de los mayores best-sellers de la historia de Brasil. Una edición popular ilustrada vendió a su vez 240 mil ejemplares. Según el testimonio de los mismos representantes de la Tdl, el golpe fue letal, mar­ cando el inicio del declive de las CEBs en Brasil y, por reflejo, en otros países latinoamericanos.

Poco después, amigos norteamericanos llamaron mi atención sobre infiltraciones de la Tdl en el sur de los Estados Unidos, especialmente entre los chícanos (mexicano-norteamericanos) en Te­xas, rogándome que escribiese un libro donde se denuncie este peligro. Ese fue el punto de partida del presente estudio. Circuns­tancias varias, entre ellas el declive de la misma corriente libera­cionista y la consecuente atenuación del peligro, hicieron que el texto, escrito en lengua inglesa, si bien concluido, permaneciera en el cajón.

Después de la instrucción Líbertatís Nuntius de la Congrega­ción para la Doctrina de la Fe de 1984 y la decadencia de la praxis histórica que le servía de vector, o sea el socialismo real, la Tdl en­tró en un largo crepúsculo. Mientras algunos de sus alfiles, como Gustavo Gutiérrez y el brasileño Clodovis Boff, hacían sutiles mea culpa, otros se reciclaban en corrientes teológicas aún más aggior­nadas. Al ruidoso dinamismo de los años 1970 y 1980, siguió un largo letargo, favorecido también por el avanzar en edad de los al­files de la Tdl.
Paralelamente, después de años de socialismo y de revolucio­nes también América Latina entró en una nueva fase histórica, con la afirmación en diversos países de sistemas económicos en neto contraste con aquellos preconizados por la Tdl. Tales siste­ mas han determinado un fuerte desarrollo económico y, en con­ secuencia, una disminución igualmente fuerte de la pobreza, per­ mitiendo a estas naciones, entre ellas el Perú, convertirse en "países emergentes".
La enorme crisis económica mundial, sin embargo, parece ha­ber cambiado las cartas enjuego.

¿Del invierno a una nueva primavera?

Tal crisis, interpretada simplísticamente como el fracaso del libre mercado, ha vuelto a dar vida a corrientes socialistas fosili­ zadas desde hacía tiempo. La izquierda ha retornado a gobernar importantes países latinoamericanos, relanzando políticas esta­ tistas que parecían ya superadas. Y, de las brumas del pasado, re­ sucita el espectro de la Tdl. En pocos meses, esta corriente revolu­ cionaria ha salido del olvido en que yacía a las páginas de Avveníre (órgano de los obispos italianos) y del Osservatore Romano, intro­duciéndose incluso en la Curia Romana.

No se trata, claro está, de la vieja Tdl marxista, truculenta, amiga de la violencia guerrillera y de los dictadores. Esta vez la Tdl no se presenta empuñando Kalashnikov, sino como "amiga de los pobres". Se afirma que, depurada de algunos aspectos del mar­xismo, podría ofrecer respuestas adecuadas a las actuales situa­ciones de crisis. Se asegura que podría inspirar una nueva con­ ciencia social después de años de neoliberalismo desenfrenado que, si por un lado habría aumentado la riqueza de algunos secto­res sociales, por otro había creado extensos bolsones de pobreza que no deben ser olvidados. "La teología de la liberación está vi­viendo una nueva primavera", proclama el brasileño Leonardo Boff, figura representativa de esta corriente8.

Sin duda ha contribuido a esta primavera el nombramiento en julio del 2010 del cardenal Gerhard Müller como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Como habíamos dicho, Mons. Müller es amigo personal del padre Gutiérrez, quien lo con­venció de realizar largas experiencias pastorales en el Perú, acer­cándolo de este modo a la Tdl. El 4 de septiembre del año pasado, en ocasión del lanzamiento en Italia del libro mencionado, el Os­servatore Romano dedicó, en tono positivo y por vez primera, dos páginas enteras a la Tdl9 (8). La palabra mágica parece ser "carta de ciudadanía".

"Llega la paz entre el Vaticano y la Teología de la Liberación. Después de las condenas de la década de los ochenta, los excesos y las incomprensiones, la Tdl obtiene carta de ciudadanía plena en la Igle­sia -comentaba el vaticanista Andrea Tornielli-. Una pacificación que se da en el nuevo clima que se respira desde la elección del primer Papa latinoamericano y con la aceleración del proceso de bea­tificación del obispo mártir Óscar Arnulfo Romero"10. Por su parte, el vaticanista Sandro Magister comentaba: "Hecha la paz entre Müller y Gutiérrez (...) El juicio positivo de Müller sobre la teología de la liberación -leída a través del lente de Gutiérrez -se capta desde las primeras líneas" 11.
Y, para no quedarse atrás, también "L'Espresso" proclamaba: "Condenada por Ratzinger, la teología de la liberación es ahora rehabilitada por un papa que viene de lejos"12.

Se quiere así dar la impresión de que la condena de 1984 ha sido ya superada. Y no falta quien querría enrolar en esta insur­gencia liberacionista al mismo papa Francisco13. Muy comentada fue, por ejemplo, la audiencia privada concedida por el Pontífice a mons. Müller acompañado por Gustavo Gutiérrez el 11 de sep­ tiembre del 2013, seguida de la concelebración de la Misa junto al teólogo peruano, encuentro interpretado como un aval del Pontí­fice a la Tdl, aunque no exento de polémica14. "La Misa de la libera­ción", titulaba Gian Guido Vecchi en el "Corriere della Sera", obser­vando: "Un libro y una entrevista señalan un cambio"15.

Algunos meses después, el 18 de enero de 2014, el Pontífice recibía a otro conocido teólogo de la liberación, Arturo Paoli. Y también este gesto fue interpretado por los medios como un signo de cercanía a esta corriente. El teólogo ultraprogresista Vito Mancuso comentaba en Facebook "Me he enterado que el papa Francisco ha recibido esta tarde a Arturo Paoli, de 101 años, padre espiritual de la Teología de la Liberación. El encuentro ha durado cerca de 40 minutos y ha estado bajo el signo de la más cordial sinto­nía. ¡Quizá este naciendo un magisterio de la liberación! ¡Adelante, Francisco! "16.

Atisbando el nuevo clima, después de años de relativo letargo, más de setecientos teólogos y activistas de la liberación se reunie­ron en Sâo Leopoldo, Brasil, en el Congreso Continental de Teología, celebrado en octubre de 2012 en la universidad UNISINOS de los Padres jesuitas17. Se habló de un "nuevo comienzo ". También las comunidades eclesiales de base parecen estar reviviendo. Entre el 7 y el 11 de enero de 2014 se celebró en Juazeiro do Norte, Brasil, el 13º Encuentro Intereclesial de Comunidad es Eclesiales de Base. El papa Francisco envió un mensaje de solidaridad y de apoyo al congreso. Es la primera vez que ocurre así. "Con el papa Francisco el tiempo vuelve a ser propicio para las CEBs",comentó Alver Meta­ lli en el "Vatican Insider"18.

Y también en Europa, la Tdl parece volver a despertarse. En septiembre del 2013, con más de mil participantes, se realizó en Madrid el 33º congreso de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, punta de lanza de la Tdl en el viejo continente. El tema: "La teolo­ gía de la liberación hoy". El encuentro se abrió con un mensaje de Mons. Pedro Casaldáliga, español, obispo emérito de Sâo Félix do Araguaia, Brasil, autoproclamado "monseñor hoz y martillo". "¿Quién tiene miedo de la Teología de la Liberación- se preguntaba el prelado- Con la llegad a de Francisco el tema vuelve a ser actual"19.

La "carta de ciudadanía" a la Tdl parece haber alcanzado su cumbre en ocasión de la presentación en Roma, en febrero de 2014, del libro «Pavera per i poveri» del cardenal Gerhard Müller, publicado por la Libreria Editrice Vaticana con prefacio del papa Francesco. "La teología de la liberación posee ya ciudadanía plena ", titulaba el vaticanista Giuseppe Rusconi del "Corriere del Ticino", que cita al padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano: 
"La teología de la liberación ya ha entrado definitivamente en la norma­lidad de la vida de la Iglesia20. En el curso de la presentación, en la que se encontraban los cardenales Rodríguez Maradiaga y Müller, Gustavo Gutiérrez recibió un caluroso aplauso, como signo de de­finitiva consagración, en el corazón mismo de la Cristiandad.

Perplejidad y aprehensiones

Estimulado por estas y otras noticias, he pensado que quizá podría dar una contribución al actual debate sobre el tema, sa­ cando fuera del cajón mi estudio nunca publicado, debidamente traducido y actualizado. Una contribución que de antemano se sabe modesta y sin pretensiones. Soy un periodista y estudioso de la historia que, por muchos años, viene siguiendo de cerca la si­tuación latinoamericana, en la cual se inserta el fenómeno de la Tdl y que, además, quisiera compartir con otros mis propias expe­riencias y reflexiones. Tanto más cuando el tema no es muy conocido en Italia. Quizá ha llegado el momento de colmar este vacío, especialmente en la época de cambio que la elección del papa Ber­goglio parece haber inaugurado.

En una época histórica en la cual más que nunca hace falta claridad, el panorama se presenta, por el contrario, cada vez más ambiguo. Para quien, como fiel católico, busca discernir alguna lí­nea pastoral nítida respecto de la Teología de la Liberación, los pronunciamientos eclesiásticos de los últimos meses dejan, por el contrario, una sensación de confusión: mientras se reafirman al­gunas censuras a la Tdl, al mismo tiempo se le da "ciudadanía plena" y se hacen algunos gestos que parecen avalarla. ¿Qué ele­mentos, en concreto, permanecen censurados y cuáles, por el contrario, son "normalizados" o avalados? No está para nada claro. Tanto más que entre las declaraciones de los mismos seño­res cardenales, e incluso entre algunas del papa Francisco, no existe siempre perfecta armonía. El periodista Antonio Socci llega a hablar de "veletismo"21.

Un ejemplo típico es el uso del análisis marxista de parte de la Tdl. Mientras el entonces Prefecto de la Congregación para la Doc­trina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, lo condenaba sin tapu­ jos, afirmando que era imposible adoptar el análisis marxista sin, ipso facto, asumir la ideología22, el actual Prefecto, cardenal Ger­hard Müller, lo elogia, afirmando que: "No existe una teoría alternativa capaz de explicar mejor losfenómenos y hechos relativos a la explotación, lapobrezay la opresión"23. ¿En qué quedamos?
A veces se intenta matizar esta posición hablando de una "uti­lización parcial" del análisis marxista. La confusión, de cualquier forma, permanece: ¿cuáles elementos podríamos utilizar y cuáles, al contrario, tenemos que rechazar?

Para quien ha estudiado y hasta "vivido" en carne propia la Tdl, su exhumación despierta no pocas perplejidades e incluso aprensiones. Las perplejidades giran entorno a dos ejes:

- Se escucha decir que el problema de la Tdl sería el uso del análisis marxista. Quitado el marxismo o, por lo menos, una parte de él, en lugar de una Tdl "equivocada" se tendría una "correcta". Nada más reductivo. En realidad, como veremos en las próximas páginas, el uso del análisis marxista es casi un "pecadillo" frente a otras desviaciones teológicas y filosóficas mucho más graves. Por otra parte, ya desde los años ochenta, los mismos teólogos de la liberación habían comenzado a reci­clar el viejo marxismo, completándolo con doctrinas más en consonancia con la nueva temporada revolucionaria.

- Se escucha también decir que, en el contexto de la grave cri­ sis económica que estamos atravesando, una Tdl renovada se­ ría capaz de inspirar una nueva conciencia social que ponga a los pobres en el centro de las atenciones. Tal conciencia sería legítima, incluso deseable. El problema es si la Tdl puede ha­ cerlo. La respuesta es un rotundo No. Un análisis atento demuestra, en los hechos, cómo la Tdl no ha estado a favor de los pobres sino de la pobreza misma, obstinándose en proponer sistemas socioeconómicos que se probaron históricamente fracasados y gravemente nocivos para las clases más desfavo­ recidas, precisamente aquellas a quienes pretende ayudar. Con ironía, el teólogo jesuita Horacio Bojorge define a la Tdl como un "salvavidas de plomo" para los pobres24.

Como recuerda el Papa Emérito Benedicto XVI en una reciente entrevista, es necesario oponerse a la Tdl precisamente "por amor a los pobres y por el servicio que les es debido"25.

A tales perplejidades se suman las aprensiones por la inciden­ cia que la "normalización" de la Tdl pueda tener sobre la situación latinoamericana e, indirectamente, mundial. Una incidencia, lo reafirmamos, muchas veces fruto más de la manipulación propa­ gandística que de la realidad de los hechos. La Tdl siempre se si­tuó en la extrema izquierda del panorama político. Un eventual aval eclesiástico correría serios riesgos de ser interpretado como un apoyo político a esta izquierda. ¿Esta es la impresión que se quiere dar? Son muchos los que interpretan esto negativamente, comenzando por el cardenal Juan Luis Cipriani, Arzobispo de Lima, que atribuye los recientes faux pas eclesiásticos a la "inge­nuidad". En ocasión del lanzamiento en Italia del libro del padre Gutiérrez y del Cardenal Müller, el purpurado declaró: 
"[Mons. Müller] sabe de teología y está haciend o las obras completas de Ratzinger, es un hombre académico que ha estado unido al mund o universitario. Nadie duda de su capacid ad intelectual [ ...] Monseñor Müller es el encargado de defender la sana doctrina de la fe en la Iglesia, por tanto tiene que dejar esa ingenuidad y ser más prudente. Se lo digo con toda humild ad"26.

La ingenuidad puede llevar, por ejemplo, a olvidar la existen­ cia de una potente máquina de propaganda, que escapa al control de los eclesiásticos mismos y que ciertamente se apropiará, como ya hizo, de aquello que podemos llamar la etiqueta "Teología de la liberación", cargándola con contenidos ambiguos y difusos, pero siempre favorables a la extrema izquierda, según la conocida es­ tratagema revolucionario del "trasbordo ideológico inadvertido" denunciada por Plinio Correa de Oliveira27. Por ejemplo, la re­ciente participación de Joao Pedro Stédile, líder del Movimento dos Sem Terra (MST), de orientación marxista y subversiva, en un re­ciente congreso organizado en Roma por el Pontificio Consejo de las Ciencias Sociales y que ha sido ampliamente interpretada por la máquina de propaganda como un aval vaticano a la extrema iz­ quierda en Brasil, sin que haya llegado ninguna aclaración de las autoridades competentes.

¿Es ésta la impresión que se quiere dar? Para evitar manipula­ ciones, son necesarias claridad y definición. Claridad con la que espero que este estudio pueda contribuir.
julio Loredo 
Domingo de Ramos, 2014
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2 Cit. in Gianni VAL ENTE, Roma y la Teología de la liberación. Fin de la guerra, in "Vatican lnsider-La Stampa", 26 j unio 2013.
3 Gerhard Ludwig MÜLLER, Un'esperienza liberan/e.· lmpulsi per la teologia eu­ ropea, in Gustavo GUTIÉRREZ y Gerhard Ludwig MÜLLER, Dalla parte dei poveri. Teologia della Jiberazione, teologia della Chiesa, Edizioni Messag­gero-EMI, Padova 2013, p. 19.
4 Alessandro SPECIALE, Joao Bráz de Aviz, il teologo della liberazione che ri­ceve la berretta rossa, in "Vatican lnsider-La Stampa", 6 enero 2014.
5 Gustavo GUTIÉRREZ, Una Teología de la liberación. Perspectivas, Centro de Estudios y Publicaciones, Lima 1971. Nuestra respuesta: Teología de la liberación, ¿o marxismo para cristianos?, "Tradición y Acción", Lima, diciembre 1973.
6 La ultraderecha y sus activistas, "La Nueva Crónica", Lima, 5 enero 1974, pp. 14-15.
7 Plinio CORREA DE OLIVEIRA, Gustavo Antonio SOLIMEO, Luiz Sergio SOLIMEO, As CEBs, das quais muito se fa/a, pouco se conhece. A TFP as descreve como sao, Editora Vera Cruz, Sao Paulo 1982.
8 Cit. in Pierluigi MELE, La teologia della Jiberazione sta vivendo una nuova pri­mavera, grazie anche a Papa Francesco. La forza storica dei poveri. lntervista a Leo­nardo Boff, in "Newsit24", 20 setiembre 2013.
9 Gustavo GUTIÉRREZ, J preferiti di Dio; Gerhard Ludwig MÜLLER, Fare Ja veritá e non solo diria; Ugo SARTORIO, Una Chiesa che ha bisogno di tutti, in "Osservatore Romano",4 setiembre 2013, pp. 4-5.
10 Andrea TORNIELLI, La Chiesa sdogana la teo/ogia della liberazione, in "Va­tican lnsider-La Stampa",4 settembre 2013.
11 Sandro MAGISTER, Pace falta tra Müller e Gutiérrez. Ma Bergoglio non si sta, in "L'Espresso online", 5 setiembre 2013.
12 Wlodek GOLDKORN, Ho ispirato Bergoglio, in "L'Espresso", 27 marzo 2014, p. 88.
13 Ejemplo típico de las ganas de enrolar Papa Francisco en el campo liberacionista es la declaración de Joao Pedro Stédile, jefe en Brasil del Movimento dos Sem Terra (MST), de carácter marxista y subver­sivo. "El hecho de tener un papa latinoamericano es una victoria de los pobres de este continente - dijo Stédile en una reciente conferencia organizada por el Pontificio Consejo de las Ciencias en Roma- Finalmente sal mos de dos pontificados conservadores y retrógrados, aquellos de Juan Pablo 11 y de Benedicto XVI. Papa Francisco, en cambio, ha roto con la tradición europea, y da señales de querer cambiar /as relaciones entre Iglesia y sociedad' (Agenzia EFE, 6 febrero 2014).
14 Sandro MAGISTER, 11 Papa /Ja licevuto Gutiérrez, ma non ha dimenticato un suo sgarbo, "L'Espresso online", 13 setiembre 2013.
15 Gian Guido VECCHI, La messa della liberazione. JI Pontefice concelebra con il teologo degli ultimi, in "Corriere della Sera", 22 setiembre 2013.
16 "La Stampa", 19 enero 2014. Sobre la posición de Papa Francisco a respecto de la Tdl, mucho más matizada, cfr. por ejem plo Filippo SANTORO, La liberazione che viene dal Vangelo , in "Avvenire", 28 se­ tiembre 2013; Gian Guido VECCHI, Mons. Becciu. Parla anche a chi in­ veste in modo intelligente, in "Corriere della Sera", 28 setiembre 2013.
Sobre la "teología del pueblo" desarrollada en Argentina, cfr. E. C. BIANCHI, Pobres en este mundo, ricos en la fe . La fe vivida en el cristia­ nismopopular latinoamericano en la obra 'El cristianismo popular según las virtudes teologales' de Rafael Tello, Tesis di doctorado en Teología, Fa­ cultad de Teología, Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 2011; M. GONZÁLEZ, La reflexión teológica en la Argentina, 1962 - 2004: apuntes para un mapa de sus relaciones y desafios hacia elfuturo , Universi­ dad Católica de Córdoba, Córdoba 2005; S. POLITI, Teología del pue­blo: una propuesta argentina a la teología latinoamericana, 1967-1975, Ed. Castañeda - Ed. Guadalupe, Buenos Aires 1992.
17 AAVV, Teología de la liberación en perspectiva, Amerindia-Doble Clic Editoras, Montevideo 2012, 2 voll.
18 Alver METALLI, Vuelven las comunidades eclesiales de base, in "Vatican lnsider-La Stampa", 30 diciembre 2013. "No habían desaparecido nunca - comenta Metalli - pero en los años de Juan Pablo II y de Benedicto XVI habían atravesado un periodo oscuro. Hoy se vuelve a cabla de ellas y a re­ flexionar sobre su misión en la Iglesia del Papa latinoamericano ".
19 Juan BEDOYA, Mil teólogos piden al Papa que rehabilite a los castiga­dos por Ratzinger, in "El País", Madrid, 8 setiembre 2013.
20 "Rossoporpora", Blog de Giuseppe RUSCONI, in "Corriere del Ti­cino", 26 febrero 2014.
21 Antonio SOCCI, Francesco chiama Benedetto accanto a sé. Le tempeste si avvicinano, in "Libero", 6 marzo 2014.
22 CONGREGAZIONE PER LA DOTTRINA DELLA FEDE, Istruzione su alcuni aspeiti della Teologia della liberazione, 6 agosto 1984,VII, 6.
23 Gerhard Ludwig MÜLLER, Il dibattito sulla Teologia della liberazione, in Gustavo GUTIÉRREZ y Gerhard Ludwig MÜLLER, Dalla parte dei poveri. Teología ia della liberazione, teología ia della Chiesa, pp. 102-103.
24 Horacio BOJORGE, El pensamien io de Juan Luis Segundo en su con­ iexio. Reexamen, informe crítico, evaluación, Centro Cultural Católico "Fe y Razón", Montevideo 2011, p. 9.
25 BENEDETTO XVI,Il ricordo del Pontejice Emeriio, in Accanto a Gio­ vanni Paolo 11. Gli amici & i collaboratori raccontano, a cura di Wlodzi­ mierz REDZIOCH, Ares, Roma 2014, p. 18.
26 Andrea TORNIELLI, Teologia della liberazione, Cipriani contro Müller: Sia piu prudente, in "Vatican lnsider-La Stampa", 17 octubre 2013. A los elogios del cardenal Cipriani a la densidad intelectual del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, tenemos que sumar un caluroso aplauso por sus recientes tomas de posición en campo moral, a veces en abierta polémica con otros prelados.
27 Plinio CORREA DE OLIVEIRA, Trasbordo ideologico inavvertiio e dia­ logo, Edizioni 11 Giglio, Napoli 2013.


Fundada en 1971 para fusionar cristianismo y marxismo, la Teología de la Liberación fue condenada por la Iglesia. Después de la caída del comunismo, se «recicla», asumiendo las nuevas ideologías ecologistas y LGBT. Y hoy en día parece haber encontrado un nuevo crédito, incluso dentro de los muros del Vaticano. Aunque Julio Loredo, en el libro recientemente dedicado a ella, la defina “un salvavidas de plomo.» En esta entrevista, explica por qué.

Leonardo Boff, de 76 años, brasileño, es un ex sacerdote franciscano que se «autoredujo» –como escribe en su blog– al estado laical antes de la inevitable intervención del Vaticano, que puntualmente llegó. Boff es un «gran hombre» de la Teología de la Liberación, que no ha dejado de cultivar, aunque condenado por la Iglesia e incluso después de arrojar la sotana. Arrojada a su manera, por supuesto. Esto es, por su propia admisión, continuando a «celebrar» bautismos, matrimonios, los sacramentos en general, aunque ya no tenga autoridad para todo eso.

Hace unos meses Boff volvió a la primera plana de la prensa italiana por haber declarado a la ANSA[1] que había enviado al papa Francisco material para su próxima encíclica, como él mismo papa le había pedido. También hace un año Boff dijo que le había escrito, siempre detrás de su solicitud, para abogar una vez más a favor de la «causa» de un Concilio Vaticano III.

Es suficiente este dato para entender cómo la Teología de la Liberación de ninguna manera está muerta. Al contrario, sus «profetas» no pierden oportunidad para difundirla por todas partes. Incluso presumiendo de crédito. El hablador Boff ha dicho a los periódicos que él considera que el Papa viene «del caldo de la Teología de la Liberación latino-americana, atribuyéndole «una verdadera revolución en los hábitos y en los comportamientos de la Iglesia», y recordando cómo el Papa quiso encontrarse con el fundador de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez, y su exponente más conocido, Arturo Paoli.

Por lo tanto, hoy en día, de la Teología de la Liberación se puede y se debe seguir hablando. Por qué sigue siendo un peligro, un riesgo, una tentación presente en la Iglesia, a pesar de todo.

«Roma locuta», pero la causa parece cualquier cosa menos «terminada». ¿Cómo es eso? Se lo preguntamos a Julio Loredo, autor del libro recientemente publicado con el título Teología de la Liberación– Un salvavidas de plomo para los pobres, publicado por Cantagalli.

La Teología de la Liberación empezó a difundirse rápidamente en 1971 con la publicación del libro homónimo de Gustavo Gutiérrez. En 1979, durante la Tercera Asamblea General de la Conferencia Episcopal de América Latina-CELAM, celebrada en México, el Papa Juan Pablo II hizo varias intervenciones que desautorizaron algunos aspectos de esta doctrina. Sin embargo, ciertos pasajes que se podían interpretar de diversas maneras, el silencio sobre ciertos aspectos del credo revolucionario y la falta de una verdadera condenación provocaron que el mensaje papal no lograra bloquear totalmente su camino.

En 1984 llegó la Instrucción ‘Libertatis Nuntius «, firmada por el cardenal Joseph Ratzinger en la cual se condenó, incluso con tonos muy fuertes, algunos puntos clave de la Teología de la Liberación, como el uso del análisis marxista, la perspectiva temporal e historicista de la religión y la práctica subversiva. Fue entonces cuando el futuro Benedicto XVI definió el comunismo una «vergüenza de nuestro tiempo.»
Mas dos años después vio la luz la Instrucción «Libertatis Conscientia», con un tono muy diferente, tanto como para enfatizar aspectos positivos de la Teología de la Liberación. El clima, sin embargo, había cambiado: el colapso del socialismo real, con el que la Teología de la Liberación estaba en simbiosis, marcó también su fin, al menos en su forma original.

Después de un cuarto de siglo, por sorpresa, aquí está, solemnemente “liberada de la aduana” (este es el término utilizado) por el mismo Vaticano.
Se habla de una «nueva primavera», favorecida también por la elección del primer Papa latino americano. Gustavo Gutiérrez fue recibido en audiencia por el Papa. Hasta el Osservatore Romano dedicó a la Teología de la Liberación dos páginas completas llenas de elogios. Se celebró en el Vaticano el Encuentro Mundial de los movimientos populares, que reunió a las siglas de la izquierda alineadas con la Teología de la Liberación. De una de sus figuras expresivas, Mons. Oscar Romero, fue aprobado el proceso de beatificación. Todo esto plantea serias preocupaciones, sobre todo por el uso instrumental que de eso se pueda hacer, en apoyo de la extrema izquierda.

En su libro usted define la Teología de la Liberación un «salvavidas de plomo para los pobres»: ¿por qué?

Sus partidarios la presentan como una teología «de los pobres para los pobres», es decir la única que favorecería el bienestar para ellos, «liberándolos» de toda explotación. Esto es una mentira. Un estudio, incluso superficial, muestra que donde se han aplicado sus postulados, el resultado ha sido un aumento dramático de la pobreza y de los problemas sociales. No es, por lo tanto, una opción preferencial para los pobres cuanto para la propia pobreza. Por otra parte, habla de «libertad», pero, en los hechos, se alinea con las dictaduras, siempre que sean comunistas. Para ello, el teólogo jesuita Horacio Bojorge acuñó la frase, que yo uso en el subtítulo de mi libro, «salvavidas de plomo.» Lejos de ayudar a los pobres, la Teología de la Liberación los hunde. Se trata entonces de una corriente teológicamente herética y políticamente perjudicial.

En una época en la que la historia ha decretado claramente la derrota del comunismo, ¿cómo es posible seguir creyendo en una corriente de pensamiento, que propone «introducir el marxismo en la teología»?

Respondo en dos niveles. En primer lugar, debemos reconocer con pesar que no pocos personajes católicos, incluso prelados de la Curia, todavía hoy proponen el marxismo como método válido de análisis para satisfacer las necesidades de los pobres. Por otra parte, ya en 1989, previendo la caída del comunismo, los mismos teólogos de la liberación empezaron a deshacerse de él, sustituyéndolo con ideologías más adecuadas para la nueva era revolucionaria. De este esfuerzo nació una plétora de «nuevas» teologías de la liberación, insertas en la revolución cultural moderna: teología negra, teología feminista, teología gay, teología ecológica, teología lésbica y así sucesivamente. Es decir, entran en simbiosis con los nuevos movimientos revolucionarios, como las lobby LGBT.

Quien dijo que el comunismo y el Reino de Dios eran esencialmente lo mismo, fue Leonardo Boff, que se declaró muy cercano al Papa…

El ex fraile franciscano brasileño Leonardo Boff, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, en repetidas ocasiones ha públicamente manifestado su apoyo al Papa Francisco. La última con motivo del artículo de Vittorio Messori en el Corriere della Sera, en el cual el conocido escritor manifestó respetuosamente algunas preocupaciones acerca del actual pontificado. Ya son muchos los teólogos de la liberación, que han expresado disposiciones similares. Y eso me preocupa. Boff, que convive con su ex secretaria, una mujer casada y con seis hijos, es promotor de la Ecoteología de la liberación, de matriz panteísta. Sería realmente absurdo que sus ideas encuentren lugar en una encíclica papal. Dicho esto, Boff tiene razón al creer que el papa Francisco encaja en la versión argentina de la Teología de la Liberación, llamada «populista», y no en la marxista, representada por el mismo Boff. Esta versión argentina tiene connotaciones que la diferencian de las otras versiones en aspectos no secundarios.

En su opinión, hoy en día, ¿la Teología de la Liberación tiene algo que ofrecer a la Iglesia?

Voy a ser muy franco. Si realmente debemos ver en ella algo positivo, quizás sería su énfasis en la acción concreta, incluso política, como parte integral de la práctica de la fe, algo hoy descuidado por muchos movimientos –excelentes en otros aspectos– que quisieran ver a los católicos confinados en las sacristías o en la vida privada. Lástima que la acción propuesta por la teología de liberación, sea la antítesis de la doctrina católica. Incluso, no es una contribución original de la Teología de la Liberación. Era parte del ser católico, hasta que, a mediados del siglo pasado, se empezó a eliminar el carácter militante de la Iglesia. Hemos pasado de la militancia a los testimonios y de éstos a la presencia, que, como sabemos, es la antesala de la ausencia. ¿Podemos maravillarnos si los malos se han aprovechado de este vacío?

¿La Teología de la Liberación es el problema? O es orgánica y absorbida por la más amplia herejía sectaria del Modernismo?

En mi libro muestro cómo la Teología de la Liberación no es más que la radicalización del Modernismo (ver MODERNISMO TEOLÓGICO) a través de las versiones extremas de la llamada Nouvelle théologie. Como ya antes, el Modernismo fue una radicalización del catolicismo liberal y democrático. Estamos frente a un proceso histórico revolucionario, que conlleva consecuencias cada vez más extremas a partir de los axiomas igualitarios y liberales sobre los que se basa. Por otra parte, como lo admite el mismo Ernesto Buonaiuti, después de todo, el Modernismo se ha quedado en un círculo bastante limitado de intelectuales. Los errores modernistas y neo-modernistas, en cambio, se han difundido en la Iglesia a raíz de los cambios culturales que se produjeron en el siglo XX, contaminando grandes sectores de la Acción Católica y del laicado. El análisis de estos factores culturales en el aumento de las herejías de hoy es un punto fundamental de mi libro.

¿Considera que la Teología de la Liberación es un movimiento destinado a apagarse de forma espontánea o cree que cada católico tiene el deber de luchar contra ella?

Esperar que el mal salga espontáneamente me parece, en cualquier caso, la mejor manera de dejarle el camino libre y de renunciar a las promesas bautismales. Además debemos considerar que la Teología de la Liberación se inserta en un proceso histórico que continúa, sin que la parte católica levante barreras significativas. Este silencio ensordecedor por parte de no pocas autoridades eclesiásticas frente a la terrible revolución que se está realizando, se configura tal vez como el aspecto más apocalíptico de la situación actual.
Mauro Faverzani

Fuente: Radici Cristiane N ° 102 – marzo 2015, 
 por Mauro Faverzani
(Traducción Franca Bizzoni de Loría)


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