La grandeza de la gente sencilla
A esta película no le resulta fácil llegar al gusto de mucha gente. Primero, por ser en blanco y negro; después, porque la pareja protagonista, en nada se parece él a un galán o ella a una diva. Tampoco se verá ni una sola escena de espectaculares acciones, ni tipos requetemalos que le amarguen la vida a nadie. No tiene efectos especiales... y vestuario, escenografía e iluminación son casi neorrealistas. Es decir, fue clara y decididamente hecha como televisión para el cine, o si se quiere, cine para pasar en la televisión.
Pero bien mirado, ésta es la clase de filme que debería interesarle a muchísima gente, porque nos enseña a personas comunes como nosotros; sencillas como las que nos gustan de veras y como las que apreciamos en nuestro barrio; con problemas de socialización como algunos de los nuestros, y con serias oportunidades de mejoramiento que están dispuestas a enfrentar a la primera ocasión que se presente. La ausencia de riqueza material la suplen con una gran riqueza humana y espiritual, pues, tanto Marty como Clara, saben de solidaridad, de tolerancia y respeto como muy pocos en este mundo... ¡Y esto es ejemplar!
El guión de, Paddy Chayefsky –ganador del Oscar y del premio en Cannes- consigue extraer y dar brillo a la grandeza de lo simple; nos deja sentir cuán diáfano es aquello que fluye del corazón sin prevención ni malicia alguna; y sin reproches ni condenas, nos convida a revisar los parámetros de belleza y de valoración personal que discriminan e imponen reglas que nunca hacen justicia a la pluralidad humana.
Ernest Borgnine y Betsy Blair, resultan encantadores e inmejorables como aquel carnicero de 34 años y aquella maestra de 29 que, a punto de alcanzar la llamada edad de la soltería eterna, de pronto se encuentran en un salón de baile y sienten renacer la esperanza el uno con el otro.
Con gran tino para los detalles, el director Delbert Mann, va entremezclando sus debilidades, contradicciones y grandísimos valores... y al final deja bordada una preciosa semblanza de dos seres humanos a los que se consigue amar sin restricción alguna… y es entonces, cuando uno se da cuenta de que, en definitiva, la verdadera belleza va sensiblemente ligada al conocimiento.
Muy merecidamente, "MARTY" recibió también el premio Oscar como Mejor película; Borgnine se llevó a casa el Oscar al mejor actor; y Delbert Mann -entonces un notable debutante-, fue premiado como mejor director.
Y tú, que ya tienes 30... 35 años... ¡¿Qué esperas para casarte?!
0 comments :
Publicar un comentario