Las falacias en la
"anti-Iglesia de Bergoglio"
1ª PARTE
Tal como la define el Credo, la Iglesia de Cristo es “una, santa, católica y apostólica”, es decir, una realidad sagrada, porque ha sido fundada por Jesucristo; es única pero universal a la vez, porque reúne y congrega a todos los pueblos del mundo que conservan su identidad cultural-nacional; y apostólica, porque la base corporal sobre la que esta edificada la constituyen los Apóstoles encabezados por Pedro. Pero para el actual obispo de Roma su fundador no es el Señor resucitado, sino un psicoterapeuta amable y simpático, y su Iglesia es una asamblea global, constituida como una unidad indiferenciada de gente de todo el mundo, sin identidad cultural distintiva, un albergue transitorio religioso a la medida de George Soros y de la baronesa Lynn Forester de Rothschild.
Como hemos analizado en anteriores artículos, la reciente Jornada Mundial de la Juventud llevada a cabo en Lisboa (Portugal) fue pensada originariamente como una reunión de jóvenes que se congregaban no en torno a la persona de Jesucristo resucitado, tal como fue concebida y ejecutada por san Juan Pablo II, sino para “conocerse” y “celebrar” las diferencias de los concurrentes, más allá de su fe religiosa, de sus creencias e increencias, tal como lo afirmara explícita y oficialmente el organizador del evento, monseñor Américo Manuel Alves Aguiar, obispo auxiliar de Lisboa y neo cardenal[1].
Así planificada, es indudable y evidente que esta versión 2023 de la Jornada constituyó un verdadero golpe de Estado contra el mismo fundador de la Iglesia, Nuestro Señor Jesucristo, marginado del encuentro. Un cisma a la inversa, si se me permite la expresión, ya que no son los disidentes los que se alejan de la Iglesia y de su Señor y fundador, sino que este último es el que es marginado, puesto a un costado o, como se dice actualmente, cancelado.
Una verdadera locura episcopal y cardenalicia, que tuvo el apoyo silencioso y tácito de quien se supone que es el vicario de Cristo y miembro de una Orden religiosa que en sus orígenes estuvo al servicio de Jesucristo, pero que en ningún momento desautorizó al prelado golpista, evidentemente un papagayo del pontífice, quien le hizo decir a aquél lo que él no puede o no se atreve, porque eso sí que sería terriblemente escandaloso e indefendible[2].
Pero con la inasequible y viperina astucia que lo caracteriza, el jefe máximo mencionó efectivamente el nombre del Señor y en algunas ocasiones hasta se permitió comentar algún pasaje evangélico, pero implantado sus propias ideas y delirios pro-globalistas, deformando y transformado las palabras de Jesucristo para justificar su desvarío doctrinal.
El más claro ejemplo de esta actitud falaz lo constituyó la interpretación que hizo don Jorge de la parábola narrada en el capítulo 22 del Evangelio según san Mateo (vv. 1-14). En primer lugar, se trata de una parábola[3], es decir, de una imagen que Jesucristo presenta para significar el Reino de Dios, el Reino de los Cielos al final de los tiempos, que comienza con las palabras “es semejante a…”. En definitiva, un cuento o relato, en el buen sentido de la palabra, pero como veremos en seguida, no sabemos mediante qué método critico-histórico (literario, textual, arqueológico, etc.) utilizó nuestro compatriota para tomarlo como un hecho histórico real.
En este pasaje, Jesús presenta a un rey que celebra la boda de su hijo, razón por la cual invita a través de sus sirvientes a conocidos y amigos para que le acompañen en el festejo, pero estos últimos se niegan a ir. A través de otros sirvientes reitera la invitación, pero los llamados no sólo se niegan a concurrir, sino que además matan a los enviados del rey. Airado, el rey envía a sus soldados para que maten a los criminales e incendien su ciudad.
Después de ello, el rey ordena a sus sirvientes que vayan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren. Y así la celebración nupcial se llena de comensales, pero uno de ellos se ha presentado sin el traje de boda, razón por la cual el rey ordena que sea atado de pies y manos y arrojado a las tinieblas exteriores (gehena), porque, así termina la parábola, “muchos son llamados, pero pocos son escogidos”.
Este pasaje evangélico, al igual que el resto de la Biblia, es texto sagrado porque en las Sagradas Escrituras es Dios mismo -Uno y Trino- el que habla y se revela, a través del lenguaje humano aportado por los distintos y numerosos escritores y redactores de los libros que componen la Biblia, en un periodo concreto de la historia y exclusivamente en tres idiomas: arameo, hebreo y griego.
Pero ningún lenguaje ni idioma humanos puede expresar y contener en sí mismo la Palabra de Dios, quien ha elegido expresarla a través de dos lenguas especificas: la semítica y la griega, pero con un sentido y significado que trasciende el límite temporal-espacial de la redacción textual, porque tienen vigencia eterna, “hablan” en todos las épocas y en todos los idiomas. Porque en realidad, y así lo define el Catecismo de la Iglesia Católica, los textos sagrados tienen en sí un doble sentido: literal y espiritual. El primero es lo que efectivamente dice la letra del texto -expresado en un determinado lenguaje epocal-, mientras que el segundo tiene tres manifestaciones posibles: alegórico, analógico y moral[4]. El sentido literal es la base y fundamento inconmovible de todo significado de la Sagrada Escritura: “Todos los sentidos [de la Biblia] se basan en el sentido literal” [5].
En síntesis: ninguna interpretación de la Biblia es válida si se deja de lado el sentido literal del texto, ya que se convierte en falaz o mendaz, o en el mejor de los casos, en una divagación.
Lamentablemente, en el discurso que pronunció nuestro querido obispo de Roma, don Jorge Mario Bergoglio (Francisco) en Lisboa, Portugal, el 3 de agosto ppdo. en la Ceremonia de Acogida en el Parque Eduardo VII, llevó a cabo una interpretación de la parábola del banquete nupcial que hemos mencionado anteriormente, interpretación que no tiene nada que ver con lo que el texto afirma claramente, sin equívocos ni ambigüedades ni confusiones. Es decir, lo que el pontífice argentino afirma e interpreta sobre el texto no tiene nada que ver con la letra del texto, por eso termina diciendo cosas extrañas y contrarias al mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.
En primer lugar, don Jorge usa el pasaje evangélico citado para justificar su latiguillo que en la Iglesia tienen que estar “todos, todos, todos”, porque “en la Iglesia hay espacio para todos.
Así como somos. Todos”. Y pretende justificarse diciendo que “eso Jesús lo dice claramente cuando manda a los apóstoles a llamar para ese banquete de ese señor que lo había preparado, dice: ‘Vayan y traigan a todos’, jóvenes y viejos, enfermos, justos y pecadores. ¡Todos, todos, todos! En la Iglesia hay lugar para todos”. Comparando el texto evangélico con la interpretación papal se ve a las claras que el obispo de Roma tiene problemas de lectura textual o hace afirmaciones mendaces y falsas: Jesús dice en el texto que “el Reino de los Cielos es semejante a un rey…” (v. 2), mientras que Bergoglio dice algo totalmente diferente: que “Jesús manda a los apóstoles a llamar para ese banquete de ese señor…”. Mas que un error de interpretación, parecería que estamos ante una lectura delirante, o tergiversada a sabiendas, vaya uno a saber por qué.
En segundo lugar, don Jorge Mario omite los dos rechazos de los inicialmente invitados que termina con la orden real de ajusticiarlos, por haber asesinado a los enviados del rey (vv. 3-7).
Frente a estos versículos… silencio absoluto. ¿Por qué? Gran pregunta que no es fácil responder, seguramente porque estos versículos destrozan la imagen de un papito bueno que “abraza a todos”, como repite don Jorge.
En tercer lugar, el pontífice afirma que Jesús dice: “vayan y traigan a todos”, lo cual no es cierto. En la parábola, es el rey quien dice a sus servidores “vayan a los cruces de los caminos e inviten a cuantos encuentren” (vv. 8-9). El “Jesús” fantaseado por Bergoglio ordena e impone –“traigan”- como si fuera un déspota, mientras que el rey de la parábola no impone ni ordena -“inviten”.
En cuarto lugar, don Jorge Mario concluye diciendo que en la Iglesia “hay lugar para todos”, y a continuación dice que “el Señor […] nos abraza a todos” y “nos muestra a Jesús en la cruz”. Llama muchísimo la atención la imprecisión y desorden de la argumentación: del Jesús que ordena traer a todos porque en la Iglesia hay lugar para todos salta inmediatamente al Señor que nos abraza a todos y nos muestra a Jesús en la cruz.
¿Cómo pasó del Jesús que invita a estar colgado en la cruz, dando paso al Señor abrazador? Es evidente, como sostienen algunos, aunque es omnisciente y todopoderoso, ni siquiera Dios sabe qué y cómo piensa y razona un jesuita.
En quinto lugar, para Bergoglio la parábola termina aquí, con “todos adentro”, lo cual es intelectualmente deshonesto, ya que poda las palabras del mismísimo Jesucristo. Este Jesús “imaginario” es anfitrión acogedor, no redime ni exige, es terapéutico: “Jesús nunca cierra la puerta, nunca, sino que te invita a entrar; entrá y ve. Jesús recibe, Jesús acoge. […].
Dios te ama, Dios te llama. ¡Qué lindo es esto! Dios me ama, Dios me llama. Quiere que esté cerca de Él”. Palabras muy lindas, muy edificantes y muy tiernas, pero esto no está ni siquiera insinuado en el texto evangélico, sólo existe en la imaginación de don Jorge Mario. En definitiva, un “Jesús” que no exige seguirlo, que no exhorta a cargar ninguna cruz, que no exige ser perfectos “como el Padre celestial” es perfecto (Mt 5, 48), que no envía a anunciar el Evangelio y a convertir.
Pero a pesar de la poda textual del pontífice, la parábola continúa, afirmando que el banquete nupcial se ha llenado de comensales, uno de los cuales no está vestido con el traje de bodas, razón por la cual el rey ordena que lo echen y expulsen, atado de pies y manos, y que lo arrojen a las tinieblas, “donde todo es llanto y rechinar de dientes”. Es decir, el rey de la parábola invita a todos al banquete, pero algunos son expulsados, por no estar en condiciones de participar en el banquete: “porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos” (v. 14).
El “Jesús” de Bergoglio llama a todos y los deja a todos adentro, es un “Jesús” globalista; pero el Jesús del Evangelio, el verdadero Jesús, llama y convoca, pero escoge a pocos, y a los indignos los condena al infierno, aunque a algún neo cardenal sensible le resulta duro y chocante. Y a los que escoge y acepta los envía a evangelizar y misionar, no a sentarse cómodos y sentirse “amados”.
En definitiva, la “Iglesia” que imagina Bergoglio es una Iglesia “inclusiva”, donde no hay necesidad de conversión ni de redención. Por el contrario, la Iglesia de Jesucristo es selectiva y en salida, su misión es evangelizar, no ser un centro de autoayuda.
Se torna cada vez más evidente que esta deformación de la fe y de la doctrina cristiana -desplazado al Salvador del centro, deformando su enseñanza y cancelándolo- desfigura y deforma al mismo tiempo la figura de la Iglesia -que es de Cristo, no propiedad de Bergoglio- y prostituye no solo su esencia, su razón de ser, sino también su sentido y su misión evangelizadora.
Esta acción subversiva y golpista es lo que permite entender por qué el obispo de Roma se ha dedicado a borrar la tradición doctrinal de la Iglesia, ha reprimido disciplinariamente las Órdenes religiosas tradicionales, ha restringido al máximo la riqueza de la tradición litúrgica, ha condenado la conversión y la evangelización -denigrándolas como proselitismo- y pretende que los sacerdotes nuevos sean futbolistas y que “no dogmaticen en las parroquias”.
Es cada vez más claro que el sentido ultimo de toda esta predica y accionar disolventes del otro jesuita ignaciano, hoy sometido al poder de la ultra minoritaria plutocracia financiera globalista, es hacer de la Iglesia de Cristo un aguantadero y deposito humanos de la degradación religiosa, cultural, espiritual y moral que ese Poder diabólica promueve e impone, con la naturalización y aceptación de la conducta homosexual como “nuevo” derecho humano.
Una “Iglesia” que no proclame el Evangelio, que no promueva la evangelización de las culturas ni el dialogo histórico fecundo de Fe y Razón, que no haga del mundo un hogar para Dios, que no sea fuente ni cuna de civilización como lo fue después de la caída del Imperio Romano o que lleve el cristianismo al mundo extra europeo, como hizo España en la Edad Moderna. En definitiva, una “Iglesia” descristologizada y descristianizada al servicio del clan Soros y de la Casa Rothschild, patrones del Nuevo Orden Mundial anti humanista.
¿Será consciente nuestro compatriota que la paciencia de Dios tiene un límite, y que “es tremendo caer en las manos de Dios vivo” (Hb 10, 31)?
En síntesis, ¿a quién seguir? ¿A Jesucristo resucitado o al “Jesús” inventado por Bergoglio? ¿Al Jesús de los Evangelios o a los mariposones que promueve el obispo de Roma?
José Arturo Quarracino
16 de agosto de 2023
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[1] Ver Iglesia Católica: de Cuerpo de Cristo a burdel bergogliano: “Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia Católica ni nada de eso, en lo absoluto”, sino “que los jóvenes que vienen a Lisboa, a Portugal, conozcan a otros jóvenes de África, Asia, América, ricos, pobres, de Occidente, católicos, no católicos, con religión, sin religión, con fe y sin fe, y comprender primero que esta diversidad, cualquiera que sea, es una riqueza. Y después conocerse y darse a conocer. De ahí en adelante, que se cuiden, que se amen, que tengan el gusto de estar juntos”.
[2] La misma forma de proceder que don Jorge Mario llevara a cabo en sus famosas entrevistas informales con el fallecido periodista Luigi Scalfaro, quien luego de sus encuentros en Santa Marta reproducía de memoria lo que había hablado con el obispo de Roma, a veces repitiendo afirmaciones heréticas escandalosas que nunca fueron desmentidas por el Vaticano, a lo sumo calificadas como “sacadas fuera de contexto”.
[3] En griego, parábola significa “comparación, semejanza”. Ver M. A. Bailly, Abrégé du Dictionnaire Grec-Français, Libraire Hachette, Paris 1901.
[4] Catecismo de la Iglesia Católica, Primera Parte, Primera Sección, Capitulo Segundo, articulo 3, nn. 115-118
[5] Santo Tomas de Aquino, Suma Teológica, Primera Parte, Cuestión 1, articulo 10, ad. 1
Ya es evidente que Jorge Mario Bergoglio está promoviendo la asociación de la Iglesia de Cristo con el Imperialismo Internacional del Dinero y sus agencias -Foro Económico Mundial, Concejo para el Capitalismo Inclusivo, Open Society Foundations, OMS, etc.-, que pretenden apoderarse del mundo y robárselo a su Creador.
Este diabólico proyecto necesita imperiosamente destruir a la Iglesia, controlándola y prostituyéndola, sin aniquilarla, porque históricamente ha sido el baluarte que en defensa de la humanidad dio origen a los dos grandes proyectos civilizatorios de alcance mundial: la evangelización de Europa y la evangelización de América a través de la España católica.
En un artículo anterior hemos puesto en evidencia como el obispo de Roma, en su oficio de sumo pontífice, hizo una lectura falsa y antojadiza de un pasaje del Evangelio según san Mateo (22, 1 y ss.) en uno de los encuentros con jóvenes que tuvo en Lisboa, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud 2023.
Con el agravante que don Jorge Mario hizo esa lectura falseando y mutilando el texto en su literalidad, ya que no sólo convirtió una parábola sobre un rey imaginario en un suceso protagonizado por el mismo Jesús, sino que además eliminó versículos y cambió arbitrariamente las palabras pronunciadas por el Señor. Lo que parecía ser una lectura del Evangelio mateano, en realidad fue una lectura del “Evangelio” según Bergoglio, que no tuvo nada de evangélico pero sí de fake news[1].
Se podría suponer que se trato de un texto tomado ocasionalmente por el pontífice, pero en realidad se trata de un uso habitual del mismo, para justificar la postura aperturista y “todista” de Bergoglio, en el sentido de que en la Iglesia “tienen que estar todos, todos, justos y pecadores, niños y grandes, sanos y enfermos”, es decir, “todos, todos, todos”. En realidad, el pontífice NO HACE UNA LECTURA DEL TEXTO BIBLICO para arrojar luz sobre la realidad, por el contrario, lo que hace es REESCRIBIR EL TEXTO Y MODIFICARLO A SU ANTOJO, para que se acomode a su proyecto político de “meter indiscriminadamente en la Iglesia” toda la basura y miseria cultural y espiritual que produce el plutocrático proyecto globalista de reconfigurar al ser humano, para convertirlo en un híbrido fácilmente manipulable.
En este sentido, ya no es quien habla por boca de Bergoglio, es Bergoglio quien habla manipulando la imagen de Jesús, para presentar sus propias ideas mundanizantes, no la Palabra de Dios. De este modo don Jorge Mario hace que la Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica, deje de ser luz de las naciones y anunciadora del Evangelio de Jesucristo para mutar y convertirse en un albergue religioso transitorio que no evangeliza ni convierte a nadie, sino que brinda servicios de terapia reparadora y tranquilizadora.
Unos meses atrás, en una entrevista con el periodista argentino Jorge Fontevecchia, don Jorge Mario manipuló este mismo texto evangélico, pero despedazándolo y triturándolo, para dejar en pie lo que a el le interesa: el supuesto llamado universal a “todos, todos, todos”[2].
A la referencia a la parábola se llega cuando el periodista le pregunta a don Jorge “¿Cuándo llegó a la conclusión que la Iglesia debía ser comprensiva con los divorciados?”, a lo cual el pontífice, llamativamente, contesta con una mentira: “lo dice Jesús: me ganó de mano”. En los dos pasajes evangélicos en los que Jesús habla del divorcio (Mt 19, 7 y ss.; Mc 10, 4 y ss.) lo hace con palabras condenatorias.
En este caso, el obispo de Roma ha inventado y mentido. Y a continuación refuerza la mentira: “Jesús [le dice] a todos los que estaban con problemas, ‘que vengan, que vengan’”, lo cual no existe en ninguno de los cuatro evangelios canónicos, ni tampoco en las versiones apócrifas: sólo él tiene este texto esotérico.
Es en este momento de la entrevista que recurre a la parábola de los invitados a la boda del hijo del rey (Mt 22, 1-14). Según su “interpretación”, se trata de una parábola que “lo pinta a Jesús de cuerpo entero”, dando a entender que lo que define al Señor no es la Cruz sino el ejercicio del poder. Comienza entonces diciendo que “los invitados se hacen los exquisitos, se lavan las manos y no van”. Es evidente que don Jorge Mario esta leyendo un cuento, no el Evangelio mateano, ya que los invitados en un primer momento no quisieron ir, en un segundo momento se van a atender sus negocios, y finalmente mataron a los enviados del rey.
Lo del lavado de manos lo inventa él solito. Pero no se detiene y sigue inventando, ya que dice que “Jesús se presenta transfigurando a Dios” (?????) y “con rabia [sic] dice ‘vayan a los cruces de los caminos y traigan a todos, sanos, enfermos, justos, pecadores, niños, grandes, todos, todos’”: la palabra es “todos, todos, todos”, porque “el llamado de Jesús es para todos”.
Es triste decirlo, pero en este punto estamos ante una fabula inventada totalmente por don Jorge, lo cual hace pensar que nunca leyó en serio la Biblia o que tuvo pésimos profesores de exegesis bíblica, porque:
a) en ningún momento el texto dice que Jesús se transfiguró, al contrario, en todo el pasaje simplemente Jesús relata la parábola.
b) en segundo lugar, omite la orden del rey de matar a quienes mataron a los siervos que el enviara para convencer a los invitados al banquete, porque en el “Jesús” imaginado y delirado por Bergoglio no puede haber ni juicio ni condena.
c) en tercer lugar, dice que ese “Jesús transfigurado” ordena que “vayan a los cruces de los caminos y traigan a todos […]”, como si fuera un patrón de estancia o un déspota. En rigor de verdad, el texto dice claramente que las palabras del rey fueron “inviten a todos los que encuentren”. Evidentemente, estamos frente a dos textos distintos: por un lado, el real y verídico Evangelio según san Mateo, y por el otro lado, la historieta “piadosa” o cuento chino de matriz jesuítica.
d) en cuarto lugar, el obispo de Roma corta el texto y deja de lado que el rey condena y sentencia a uno de los nuevos invitados que concurrió “sin la vestimenta adecuada”. Ese final de la parábola le molesta a don Bergoglio, porque hay juicio, condena y sentencia por parte del rey, lo cual perturba su relato.
e) por último, quizás lo más preocupante teológica y doctrinalmente hablando, es que don Jorge Mario confunde el Reino de Dios celestial -que la parábola alegoriza con la imagen del banquete- con la Iglesia de Cristo. El Reino de Dios es la meta, como congregación de todos los creyentes en el banquete celestial, mientras que la Iglesia es en Cristo sacramento o signo e instrumento de la unión intima de los hombres con Dios y de todo el género humano, según la definición del Concilio Vaticano II con el que el obispo de Roma se llena la boca[3].
Y como tal sacramento o signo instrumental, la Iglesia es redil, grey, arada de Dios, viña escogida, edificación de Dios, templo santo, ciudad santa, esposa inmaculada del Cordero inmaculado, cuerpo místico de Cristo[4]. Por eso no todos están llamados a “entrar” en la Iglesia, sino solamente los escogidos por el Señor, para llevar el mensaje de salvación en y por Cristo y así ser luz de Dios en medio de los pueblos. En todo caso, la Iglesia es el puente a través del cual todo creyente llega a Dios.
Pero esta confusión eclesial del obispo de Roma no es inocente, es más bien artera y consciente: con esa deformación, en vez de una Iglesia evangelizadora, bautizadora y misionera, don Jorge Mario pretende una “Iglesia” cloacal, que recoja todos las basuras y deformaciones que los impulsores de la degradación humana en todos sus niveles generan y producen con sus políticas depredadoras, depravadas y genocidas.
En otras palabras, pretende transformar a la Iglesia de Cristo en un camión atmosférico de George Soros y de la baronesa de Rothschild, sus grandes aliados para imponer la agenda cultural globalista en el seno de la Iglesia. En definitiva, una “Iglesia” que no fomente la comunión espiritual e intelectual de la Fe con la Razón, que no promueva ni lleve adelante la evangelización de las culturas, bautizando a todos los pueblos y naciones en el nombre de la Santísima Trinidad. En otras palabras, un burdel con forma de “Iglesia” que albergue mezclados el bien y el mal.
Y para cerrar el circuito, el obispo de Roma ha puesto en manos del clan Soros la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, pero ya no en su versión histórica arraigada y actualizada en la Tradición y el Magisterio eclesiásticos, sino en la promoción de los “Derechos Sociales y la Doctrina franciscana”, para asegurar la vigencia de los Derechos Económicos y Culturales, la efectivización de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU [Agenda 2030], y la condena de la evangelización española en América como “expansión imperialista europea avasalladora de los pueblos originarios”[5]. Todo ello mediante la acción de un conjunto de magistrados y jueces “panamericanos”, abortistas y anticatólicos, cuyos principales dirigentes están profundamente vinculados con la Open Society Foundations de George Soros, ahora a cargo de su hijo Alexander.
En definitiva: sacando a Nuestro Señor Jesucristo del centro de la vida eclesial (Jornada Mundial de la Juventud 2023), deformando la Revelación evangélica mediante la manipulación impía de los textos sagrados (homilías y entrevistas pontificias), cancelando y anulando la Tradición litúrgica, doctrinal y magisterial de la Iglesia, y poniendo la difusión de la Doctrina Social en manos de los enemigos de Dios, de Cristo y de la raza humana, el obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio, se ha puesto al servicio del Poder globalista, el cual pretende convertir a la Iglesia de Cristo en una institución hibrida que “asuma” la agenda depredadora, genocida y satánica de la plutocracia financiera globalista y colabore para que esta última alcance sus objetivos siniestros.
En síntesis: para apoderarse del mundo “en paz y sin resistencia”, la plutocracia globalista que se cree dueña del universo necesita controlar a la Iglesia, no destruirla, necesita controlarla prostituyéndola y neutralizándola, no aniquilarla, porque le es fundamental e imprescindible asegurarse que la Iglesia Católica no vuelva a ser fuente y forjadora de civilización como lo fue en la Edad Media y en la llegada de España a América. Lamentablemente, el obispo de Roma esta al servicio de este diabólico proyecto, mal que nos pese a los argentinos y a todos los christifidelis laici y prelados del mundo, fieles a Jesucristo.
En nuestro anterior articulo citado al comienzo, planteamos que la disyuntiva de fondo era: ¿a quién seguir? ¿A Jesucristo resucitado o al “Jesús” inventado por Bergoglio? ¿Al Jesús de los Evangelios o a los mariposones que promueve el obispo de Roma?
El mismo dilema de fondo, con mucha más profundidad, ha planteado el arzobispo Carlo Maria Viganò en uno de sus últimos artículos: “La medida está colmada y ha llegado el momento de elegir de qué lado estar.
Con Bergoglio y Spadaro, con el Sínodo sobre la Sinodalidad, con una Iglesia humana y falsa esclavizada al Nuevo Orden Mundial, o con Dios, Su Iglesia y Sus Santos. Y si miramos más de cerca, ya resulta inaudito tener que plantear la hipótesis de que los católicos –no me refiero a sacerdotes o prelados– puedan considerar posible tener una opción”[6].
José Arturo Quarracino
31 de agosto de 2023
Festividad de san Ramón Nonato
[1] Cf. Las falacias de la “Iglesia” bergogliana, en Las falacias de la….
[2] La entrevista completa puede verse en DIEZ AÑOS DE PONTIFICADO | El Papa Francisco mano a mano con Jorge Fontevecchia. El pasaje que el obispo de Roma desmenuza y reinterpreta a su modo se encuentra a partir del minuto 22.30 hasta el minuto 30:25.
[3] Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, n. 1
[4] Ibidem, nn. 7-8.
[5] Ver Copaju, Acta Constitutiva, 4 de junio de 2019; Copaju, Declaración de Roma, 4 de junio de 2019; Mensaje de Francisco a Copaju, 31 de marzo de 2023; Declaración de los participantes a laCumbre “Colonialismo, descolonización y neocolonialismo: una perspectiva de la justicia social y el bien común”, 31 de marzo de 2023; Quirógrafo del Santo Padre-Copaju como Asociación Privada Internacional de Fieles, 15 de agosto de 2023.
[6] Arzobispo Carlo Maria Viganò, Después de las palabras de Spadaro se colmó la medida. Hay que elegir de qué lado estar, en Viganò: “Después de las palabras de Spadaro se colmó la medida".
Iglesia Católica:
de Cuerpo de Cristo a burdel bergogliano.
Llama poderosamente la atención que el actual obispo de Roma, ¿ex? Vicario de Cristo, avale que Jesucristo, el Señor resucitado, sea marginado y cancelado de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se llevará a cabo en pocos días más. El problema no es que avale semejante barbaridad, él mismo promueve esa estrategia, convirtiendo un evento católico en un encuentro internacional filantrópico. ¿Será el precio que se ve obligado a pagar para ser reconocido como capellán y bufón de la Casa Rothschild y promotor religioso de la agenda anticristiana y anticatólica del Foro Económico Mundial y de la Agenda 2030?
Gracias al “sincericidio” del obispo auxiliar de Lisboa y neo-cardenal (¿o papagayo?) de la “iglesia” bergogliana, nos hemos enterado que ya no está vigente y ha sido abandonada la misión milenaria de la Iglesia Católica de anunciar el Evangelio y conducir a los pueblos y naciones del mundo a la presencia del Redentor, porque esa misión evangelizadora ha sido reseteada y ha mutado en la promoción -impulsada por el Nuevo Orden Mundial y por el Gran Reseteo de la plutocracia globalista- de la Fraternidad global, como nuevo paradigma e ideal supra-religioso al que se ha sometido la jerarquía vaticana, pretendiendo arrastrar detrás de sí a toda la Iglesia de Cristo.
CUIDADO CON ESTO.
"Más almas envía al infierno la Misericordia
que la Justicia de Dios, porque los pecadores,
confiando temerariamente en aquella,
no dejan de pecar y se pierden."
San Alfonso María de Ligorio
Para lograr este objetivo, el Pontífice “misericordiador” y sus secuaces han comenzado a cancelar y eliminar toda referencia pública explícita de Jesucristo, Supremo Rey y Salvador, Redentor del hombre y del mundo, en lo que constituye en un verdadero golpe de Estado contra Él, para promover en los próximos meses -a través del esperpento denominado “Sínodo sobre la Sinodalidad” (Es un Sínodo configurado en Concilio)- el cisma en el seno mismo del Cuerpo Místico de Cristo, no al modo de Martín Lutero yéndose de la Iglesia, sino destronando al Señor y expulsando a todos los que son fieles a Él, sentándose él mismo en el trono de Dios, como Anticristo del siglo XXI (2Tes 2, 3-9)[1].
Como hemos informado oportunamente, este proceso de descristianización en la Iglesia Católica lo comenzó el obispo de Roma en abril de 2020, al “renunciar” informalmente al titulo de Vicario de Cristo y convertirlo en una simple referencia histórica pretérita, para asumir unos meses después, el 8 de diciembre de 2020, como capellán-poeta de la Casa Rothschild londinense en el Consejo para el Capitalismo Inclusivo (creado por la baronesa Lynn Forester de Rothschild, esposa del fallecido sir Evelyn de Rothschild)[2]. Y tal como ha destacado el vaticanista Sandro Magister, después del fallecimiento de Benedicto XVI se aceleró la ofensiva bergogliana de seudo reforma anticrística de la Iglesia, como si la presencia terrenal del santo Pontífice alemán le hubiera impedido hacerlo impunemente[3].
1. Neo-Cardenal papagayo
Días pasados nos hemos encontrado con la novedad, por boca de su organizador responsable, el obispo auxiliar de Lisboa y neo-cardenal, Américo Manuel Alves Aguiar, que en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se llevará a cabo del 1 al 6 de agosto en Lisboa, el gran ausente -cancelado o no invitado- será el jefe supremo de la Iglesia Católica, nada mas y nada menos que Nuestro Señor Jesucristo.
Así lo afirmó explícitamente el mencionado prelado, tres días antes de conocerse la noticia de su designación cardenalicia: “Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia Católica ni nada de eso, en lo absoluto. Nosotros queremos que sea normal que un joven cristiano católico diga y testimonie quién es o que un joven musulmán, judío o de otra religión tampoco tenga problema en decir quién es y en testimoniarlo, y que un joven que no tiene ninguna religión se sienta bienvenido y no se sienta acaso extraño por pensar de otra manera”, porque el objetivo de las Jornadas es “que los jóvenes que vienen a Lisboa, a Portugal, conozcan a otros jóvenes de África, Asia, América, ricos, pobres, de Occidente, católicos, no católicos, con religión, sin religión, con fe y sin fe, y comprender primero que esta diversidad, cualquiera que sea, es una riqueza. Y después conocerse y darse a conocer. De ahí en adelante, que se cuiden, que se amen, que tengan el gusto de estar juntos”[4], en síntesis: una jornada de disfrute de la diversidad, para forjar la fraternidad universal, PERO SIN JESUCRISTO.
En otras palabras, ¡JESUCRISTO AFUERA, OUT! El objetivo no es que los jóvenes se reúnan y congreguen en torno al Señor Resucitado, sino “celebrar la diversidad y las diferencias”, de tal modo que cada joven pueda decir “yo pienso diferente, yo siento diferente, yo organizo mi vida de un modo diferente, pero nosotros somos hermanos y vamos juntos a construir el futuro”. Es decir, el objetivo es forjar la HERMANDAD DE LOS YOES, no una comunidad con Cristo en el centro.
Para justificar esta cancelación y expulsión de Jesucristo de la Jornada, el prelado portugués no tuvo mejor idea que recurrir a la mentira descarada, ya que ha dicho que la invitación a participar en la Jornada Mundial de la Juventud “nunca es para los católicos (...), nunca los Papas hicieron una invitación para los jóvenes católicos (a la JMJ), siempre fueron invitaciones a los jóvenes del mundo entero”[5]. Pero esto está totalmente alejado de la verdad, pues en primer lugar, quien instituyó las Jornadas Mundiales de la Juventud fue el papa San Juan Pablo II, en 1985, para que la Iglesia les presente y comunique a los jóvenes congregados la presencia y el misterio de Jesucristo: “comunicando la certeza que es Cristo, la Verdad que es Cristo, el amor que es Cristo, mediante una formación apropiada, que es forma necesaria y actualizada de evangelización”[6].
Más aun, para el inspirador y creador de estas Jornadas, el gran Papa santo, “la finalidad principal de las Jornadas es la de colocar a Jesucristo en el centro de la fe y de la vida de cada joven, para que sea el punto de referencia constante y la luz verdadera de cada iniciativa y da toda tarea educativa de las nuevas generaciones”. En este sentido, la Jornada Mundial de la Juventud, en su conjunto, aparece como “una continua y apremiante invitación a fundamentar la vida y la fe sobre la roca que es Cristo”, razón por la cual, concluye el Papa santo, “las Jornadas de la Juventud no son ritos convencionales, sino acontecimientos providenciales, ocasiones para que los jóvenes profesen y proclamen cada vez con más alegría su fe en Cristo.
Estando juntos pueden interrogarse sobre las aspiraciones más profundas, experimentar la comunión con la Iglesia, comprometerse con la urgente tarea de la nueva evangelización”[7]. Es decir, las JMJ son encuentros de jóvenes para profesar y proclamar la fe en Cristo, experimentar la comunión con la Iglesia y compromiso de evangelización.
En definitiva, don Américo Manuel Alves Aguiar es un ignorante, un mentiroso o un mercenario de la fe, o todo esto junto a la vez, indigno de la dignidad del cardenalato, cuya misión es la articular, apuntalar y sostener la vida de fe de la Iglesia, no mentir ni prostituir la verdad para agradar a sus jefecitos. ¿Pero el Vaticano de Bergoglio no se está convirtiendo cada vez más, a toda marcha y sin pausa, en una parodia de “Iglesia”, en la que un cardenal recién llegado puede expulsar a Cristo de una actividad eclesial evangelizadora u otro puede negar que la Eucaristía dominical sea el centro y fundamento de la vida de la Iglesia?[8].
2. Aval pontificio al desprecio a Cristo
¿Cómo es que puede darse tal felonía en las mas altas esferas de la Iglesia institucional? El problema es que el jefe del Colegio de Papagayos-cardenales le ha dado aval al esquema delirante que hemos descrito. El prelado portugués “no se cortó solo”, sino que en realidad tuvo y tiene el aval de la jerarquía máxima, como lo prueba el video-mensaje que hace pocos días el obispo de Roma dirigiera a los jóvenes que participarán o participarían en la adveniente Jornada[9]. Porque en el círculo de amistades de don Jorge Mario, esto solo puede hacerse con su aval.
En este mensaje, el obispo de Roma comienza hablando de las crisis que han afectado al mundo en los últimos años -pandemia, economía, guerra en Ucrania- [sin ninguna mención al genocidio abortista planetario -75 millones de niños por nacer asesinados por año-, la concentración de la riqueza en muy pocas manos, el envejecimiento poblacional mundial], exhorta a los jóvenes a celebrar un evento “joven, fresco, con vida, con fuerza, creativo”, porque para que sea exitosa la Jornada y no salga mal los jóvenes tienen que ser “poetas”. Caso contrario, “la Jornada va a salir mal”. ¿Y Jesucristo dónde está? Lamentablemente, el obispo de Roma se olvido de mencionarlo y hacerlo presente, al igual que en otros video-mensajes que envió para invitar y entusiasmar a los jóvenes[10].
En definitiva, don Jorge Mario es “fiel” a su consigna de prohibir el proselitismo, es decir, la conversión a Jesucristo producto de la acción evangelizadora, porque para él “evangelizar” es dar testimonio de Cristo e irradiarlo mediante nuestras acciones bellas, que el otro vea en mi lo bueno que soy porque tengo fe, pero aceptando y respetando en el otro su diversidad, que sea distinto a mí (¿?????). Nada de evangelizar las culturas, como decía san Juan Pablo II; nada de fomentar el dialogo entre razón y fe, para demostrar que la Verdad última de todo conocimiento y obrar moral es Dios hecho hombre en Jesucristo, en unidad con el Espíritu Santo, como ha enseñado Benedicto XVI. No, para don Jorge Mario “evangelizar” es mostrar, mientras que convertir es “proselitear”, con perdón del neologismo bárbaro que acabo de inventar, al estilo bergogliano.
Pero con este golpe de Estado contra Jesucristo nuestro querido compatriota pontífice no solo traiciona el mandato del mismo Señorque ha confiado a Su Iglesia la misión de anunciar y predicar la Buena Noticia por excelencia, el Evangelio -proclamar que Jesús es el Señor, κυριος/Dominus[11] (Rom 10, 9)-; Flp 2, 11)-, sino que además se traiciona a sí mismo, ya que en la homilía que pronuncio en la Misa que celebró al día siguiente de ser elevado al papado afirmó explícitamente, al comentar la actitud de Simón Pedro en el pasaje evangélico leído de Mt 16, 13-28: “El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Te sigo, pero no hablemos de cruz. Esto no tiene nada que ver. Te sigo de otra manera, sin la cruz.
Cuando caminamos sin la cruz, cuando edificamos sin la cruz y cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor. Quisiera que todos, después de estos días de gracia, tengamos el valor, precisamente el valor, de caminar en presencia del Señor, con la cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, derramada en la cruz; y de confesar la única gloria: Cristo crucificado. Y así la Iglesia avanzará”.
Salta a la vista que, según sus propias palabras, con su obrar actual don Jorge Mario ha mundanizado y está mundanizando cada vez la Iglesia de Cristo, que ya no esta in mundo sino que se la está transfigurando en inmunda, ya no Corpus sino porcus. Traicionándose a sí mismo, el obispo de Roma ignora el sabio consejo de Nuestro Señor Jesucristo: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mt 6, 24). La prueba esta a la vista: por servir a los Rothschild, los Biden, los Clinton, los Soros, los Draghi, las Pelosi, las Bonino, don Jorge Mario calla el nombre de Jesucristo y se lo manda callar a sus papagayos.
Judas Iscariote se arrepintió de su traición. ¿Qué hará el pontífice que construye puentes hacia afuera de la Iglesia y grietas insalvables hacia el interior de ella? Siempre pide que se rece por él. ¿Para qué?
José Arturo Quarracino
20 de julio de 2023
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[1] Se puede leer un análisis de esta maniobra y su proyección posible en la entrevista que concedió el arzobispo Carlo Maria Viganò a Aldo Maria Valli, en “Entrevista a Carlo Maria Viganò / “¿El próximo conclave? Una provocación. Bergoglio quiere crear las condiciones de un cisma. Fernández es a Bergoglio como Zelenskyj a Biden”, publicada en español en ¿El próximo concla…
[2] Para conocer en detalle este proceso, ver “Abominación de la desolación en el Vaticano”, en La “Abominación de…
[3] Ver “Francisco sin más velos. Un análisis de sus últimos nombramientos”, en Francisco sin más …
[4] En "No queremos convertir a los jóvenes a Cristo”, dice futuro Cardenal portugués sobre JMJ 2023
[5] Ibidem.
[6] “Alocución al Colegio cardenalicio, a la Curia y a la Prelatura romana por los saludos de Navidad” (20 de diciembre de 1985).
[7] San Juan Pablo II, Carta con motivo del seminario de estudios sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud (8 de mayo de 1996).
[8] Ver Monseñor Víctor Manuel Fernández: "El precepto dominical, por ejemplo, no es indispensable y es algo que podría caer"
[9] Cf. en ESCANDALO: Jornada Mundial de la Juventud – Lisboa…
[10] En JMJ 2023. Video mensaje del Papa: “Pongan esperanza” y en Papa Francisco: Jóvenes prepárense para la JMJ.
[11] Traducción al griego y al latín de Dios/Yahvé en hebreo.
RECUERDA QUE EL APÓSTOL SAN PABLO ANATEMATIZÓ A LOS QUE CAMBIAN LA FE
Mons. Joseph E. Strickland, obispo de Tyler (Texas, EE.UU) ha escrito una carta a sus fieles en la que advierte contra los errores están invadiendo la Iglesia y señala siete puntos de la fe y la moral católicas que no admiten discusión y no pueden ser cuestionados ni debatidos.
El obispo habla a sus fieles de corazón a corazón y les advierte que uno de las falsedades que se está difundiendo en la Iglesia es que Cristo es uno más entre muchos y que no es necesario que su mensaje se difunda a toda la humanidad, algo que hay que refutar las veces que sea necesario: «Debemos compartir la gozosa buena nueva de que Jesús es nuestro único Señor y que Él desea que toda la humanidad en toda época logre la salvación eterna en Él».
Mons. Strickland apela al primer capítulo de la epístola de San Pablo a los Gálatas, en la que advierte contra los que predican un evangelio distinto al verdadero, que deben ser considerados anatema.
El obispo cree necesario reafirmar una serie de puntos de la doctrina católica recordando que la Iglesia no existe para redifinir la fe sino para enseñarla al mundo. Y recalcando que se debe seguir el consejo paulino sobre los que pervierten la fe, los expone:
- Cristo estableció una Iglesia -la Iglesia Católica- y, por tanto, solo la Iglesia Católica ofrece la verdad completa de Cristo y el camino correcto a su salvación para todos.
- La Eucaristía y todos los sacramentos han sido divinamente instituidos, no desarrollados por hombres. La Eucaristía es verdaderamente el Cuerpo y la Sangre, alma y divinidad de Cristo, y recibirle en la Comunión indignamente (p.e, en estado de pecado mortal) es un devastador sacrilegio para el individuo y para la Iglesia (1 Cor 11,27-.29).
- El Matrimonio fue instituido por Dios. A través de la ley natural, Dios ha establecido el matrimonio entre un hombre y una mujer fieles el uno al otro por toda la vida y abiertos a tener hijos. La Humanidad no tiene el derecho ni la capacidad real de redefinir el matrimonio.
- Toda persona humana es creada a imagen y semejanza de Dios, varón o mujer, y todas las personas deben ser ayudadas a descubrir sus verdaderas identidades como hijos de Dios y no apoyadas en intentos desordenados para rechazar su indudable identidad biológica dada por Dios.
- La actividad sexual fuera del matrimonio es siempre un pecado grave y no puede ser tolerada, bendecida o considerada permisible por ninguna autoridad dentro de la Iglesia.
- La creencia en que todos los hombres y mujeres se salvarán independientemente de cómo vivan sus vidas (idea comumente definida como universalismo) es falsa y peligrosa y contradice lo que Jesús nos dice repetidamente en el evangelio. Jesús dice que nosotros «debemos negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguirle» (Mt 16,24). Él nos ha dado el camino, por su gracia, a la victoria sobre el pecado y la muerte a través del arrepentimiento y la confesión sacramental. Es esencial que abrazemos la alegría y la esperanza, así como la libertad, que vienen del arrepentimiento y la confesión humilde de nuestros pecados. A través del arrepentimiento y la confesión, cada batalla contra la tentación y el pecado pueden ser una pequeña victoria que nos lleve a abrazar la gran victoria que Cristo ha ganado para nosotros.
- Para seguir a Cristo, debemos aceptar de buena gana tomar nuestra cruz en vez de intentar evitar la cruz y el sufrimiento que nuestro Señor nos ofrece a cada uno individualmente en nuestra vida diaria. El misterio del sufrimiento redentor -p.e, sufriendo lo que el Señor permite que experimentemos y pasemos en este mundo, ofreciéndoselo a Él de vuelta en unión con su sufirmiento- nos humilla, nos purifica y nos conduce más profundamente al gozo de una vida vivida en Cristo. Esto no signidica que debamos disfrutar o buscar el sufrimiento, pero si estamos unidos con Cristo, según experimentamos nuestros sufrimientos cada día podemos descubir la esperanza y el gozo que existe en medio de los sufrimientos y perseverar hasta el final en todos nuestros sufrimientos (2 Tim 4,6-8)
El obispo constanta que muchos de esos puntos van a ser debatidos o cuestionados en el Sínodo sobre la sinodalidad y que nuestas respuesta ha de ser permanecer firmes en la fe perenne. Y añade:
«Lamentablemente puede que algunos tilden de cismáticos a quienes no estén de acuerdo con los cambios propuestos. Tened por seguro, sin embargo, que nadie que permanezca firme en nuestra fe es un cismático»
Mis queridos hijos e hijas en Cristo:
¡Que el amor y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo esté con vosotros siempre!
En este tiempo de gran agitación en la Iglesia y en el mundo, debo hablaros con corazón de padre para advertiros de los males que nos amenazan y para aseguraros la alegría y la esperanza que siempre tenemos en nuestra Señor Jesucristo. El mensaje malvado y falso que ha invadido a la Iglesia, Esposa de Cristo, es que Jesús es sólo uno entre muchos, y que no es necesario que Su mensaje sea compartido con toda la humanidad. Esta idea debe ser evitada y refutada en todo momento. Debemos compartir la gozosa buena noticia de que Jesús es nuestro único Señor y que Él desea que toda la humanidad de todos los tiempos pueda abrazar la vida eterna en Él.
Una vez que comprendamos que Jesucristo, el Divino Hijo de Dios, es la plenitud de la revelación y el cumplimiento del plan de salvación del Padre para toda la humanidad para todos los tiempos, y lo aceptemos con todo nuestro corazón, entonces podremos abordar los otros errores que plagan nuestra Iglesia y nuestro mundo que han sido provocados por un alejamiento de la Verdad.
En la carta de San Pablo a los Gálatas, escribe: “Estoy asombrado de que tan pronto estéis abandonando al que os llamó por {la} gracia {de Cristo} por un evangelio diferente {no es que haya otro}. Pero hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero incluso si nosotros, o un ángel del cielo, os anunciamos un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! Como hemos dicho antes, y ahora lo repito, si alguno os predica un evangelio distinto del que habéis recibido, ¡sea anatema! (Gálatas 1:6-9)
Como su padre espiritual, creo que es importante reiterar las siguientes verdades básicas que la Iglesia siempre ha entendido desde tiempos inmemoriales, y enfatizar que la Iglesia existe no para redefinir las cuestiones de fe, sino para salvaguardar el Depósito de la Fe como nos ha sido transmitido por Nuestro Señor mismo a través de los apóstoles, los santos y los mártires. Nuevamente, recordando la advertencia de San Pablo a los Gálatas, cualquier intento de pervertir el verdadero mensaje del Evangelio debe ser rechazado categóricamente por ser perjudicial para la Esposa de Cristo y sus miembros individuales.
- Cristo estableció Una Iglesia—la Iglesia Católica—y, por lo tanto, sólo la Iglesia Católica proporciona la plenitud de la verdad de Cristo y el camino auténtico hacia Su salvación para todos nosotros.
- La Eucaristía y todos los sacramentos son divinamente instituidos, no desarrollados por el hombre. La Eucaristía es verdaderamente el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo, y recibirlo en la Comunión indignamente (es decir, en un estado de pecado grave e impenitente) es un sacrilegio devastador para el individuo y para la Iglesia. (1 Corintios 11:27-29).
- El Sacramento del Matrimonio es instituido por Dios. A través de la Ley Natural, Dios ha establecido el matrimonio entre un hombre y una mujer fieles el uno al otro de por vida y abiertos a los hijos. La humanidad no tiene el derecho ni la verdadera capacidad de redefinir el matrimonio.
- Cada persona humana es creada a imagen y semejanza de Dios, hombre o mujer, y se debe ayudar a todas las personas a descubrir su verdadera identidad como hijos de Dios, y no apoyarlas en un intento desordenado de rechazar su innegable identidad biológica y dada por Dios.
- La actividad sexual fuera del matrimonio es siempre un pecado grave y ninguna autoridad dentro de la Iglesia puede tolerarla, bendecirla ni considerarla permisible.
- La creencia de que todos los hombres y mujeres serán salvos independientemente de cómo vivan sus vidas (un concepto comúnmente conocido como universalismo) es falsa y peligrosa, ya que contradice lo que Jesús nos dice repetidamente en el Evangelio. Jesús dice que debemos “negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirlo”. (Mateo 16:24). Él nos ha dado el camino, a través de Su gracia, a la victoria sobre el pecado y la muerte a través del arrepentimiento y la confesión sacramental. Es esencial que abracemos el gozo y la esperanza, así como la libertad, que provienen del arrepentimiento y de la confesión humilde de nuestros pecados. A través del arrepentimiento y la confesión sacramental, cada batalla contra la tentación y el pecado puede ser una pequeña victoria que nos lleve a abrazar la gran victoria que Cristo ha ganado por nosotros.
- Para seguir a Jesucristo, debemos elegir voluntariamente tomar nuestra cruz en lugar de intentar evitar la cruz y el sufrimiento que Nuestro Señor nos ofrece a cada uno de nosotros individualmente en nuestra vida diaria. El misterio del sufrimiento redentor, es decir, el sufrimiento que Nuestro Señor nos permite experimentar y aceptar en este mundo y luego ofrecerle de nuevo en unión con Su sufrimiento, nos humilla, nos purifica y nos lleva más profundamente a la alegría de una vida vivida en Cristo. Eso no quiere decir que debamos disfrutar o buscar el sufrimiento, pero si estamos unidos a Cristo, al experimentar nuestros sufrimientos diarios podemos encontrar la esperanza y el gozo que existen en medio del sufrimiento y perseverar hasta el fin en todo nuestro sufrimiento. (cf. 2 Tim 4,6-8)
En las próximas semanas y meses, muchas de estas verdades serán examinadas como parte del Sínodo sobre la Sinodalidad. Debemos aferrarnos a estas verdades y ser cautelosos ante cualquier intento de presentar una alternativa al Evangelio de Jesucristo, o de impulsar una fe que hable de diálogo y hermandad, mientras intentamos eliminar la paternidad de Dios. Cuando buscamos innovar en lo que Dios en Su gran misericordia nos ha dado, nos encontramos en un terreno traicionero. La base más segura que podemos encontrar es permanecer firmemente en las enseñanzas perennes de la fe.
Lamentablemente, es posible que algunos tilden de cismáticos a quienes no estén de acuerdo con los cambios que se proponen. Sin embargo, tenga la seguridad de que nadie que permanezca firmemente en la plomada de nuestra fe católica es un cismático. Debemos permanecer descaradamente y verdaderamente católicos, independientemente de lo que pueda surgir. Debemos ser conscientes también de que no estamos dejando que la Iglesia se mantenga firme contra estos cambios propuestos. Como dijo San Pedro: “¿Señor a quién iremos? Tu tienes las palabras de la vida eterna." (Jn 6:68) Por lo tanto, permanecer firmes no significa que estemos buscando salir de la Iglesia. En cambio, aquellos que proponen cambios a lo que no se puede cambiar buscan apoderarse de la Iglesia de Cristo, y ellos son de hecho los verdaderos cismáticos.
Les insto, hijos e hijas míos en Cristo, a que ahora es el momento de asegurarse de mantenerse firmes en la fe católica de todos los tiempos. Todos fuimos creados para buscar el Camino, la Verdad y la Vida, y en esta era moderna de confusión, el verdadero camino es el que está iluminado por la luz de Jesucristo, porque la Verdad tiene un rostro y de hecho es Su rostro. . Tengan la seguridad de que Él no abandonará a Su Novia.
Sigo siendo tu humilde padre y servidor,
JMJ 2023:
¿El obispo de Roma es superior a Jesucristo?
En su afán de “renovar” la Iglesia, las últimas acciones del papa Bergoglio lo muestran queriendo reinterpretar o corregir las fuentes de la Revelación divina, al punto que le hace decir a Nuestro Señor Jesucristo cosas que en realidad son “palabra de Bergoglio”, no la Palabra de Dios. De esta manera, presenta a un Jesús que “acompaña, aconseja, conoce, alienta, que enseña el camino del amor”, etc., un Jesús que quiere a todos y no discrimina a nadie.
Pero este “Jesús” no es el de los Evangelios: no llama a la conversión ni a seguirle, no exige, no llama a cargar Su cruz, no juzga, no pide sacrificios ni entrega absoluta a Él. El “Jesús” del que habla el obispo de Roma es un “Jesús” reinterpretado y deformado, no es el Hijo de Dios que está presente en el Cielo, sentado a la derecha de Dios Padre, y al mismo tiempo está presente en la Hostia sagrada y que a venir a juzgar a vivos y muertos, según sus obras.
1. Lamentablemente, la XXXVII Jornada Mundial de la Juventud 2023 que se esta llevando a cabo en Lisboa (Portugal) está poniendo en evidencia que el objetivo del obispo de Roma es el de mutar -más que transformar[1]- el sentido y la práctica de la actividad evangelizadora y misionera de la Iglesia Católica -Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo-, abandonando el anuncio de Jesucristo como único Salvador Redentor del hombre y del mundo, para reemplazarlo por una exhortación humanitaria, solidaria, fraternal, sinodal, dialoguista (no dialógica).
De este modo, la Iglesia “católica” pasa a ser una ONG en la que el centro y fundamento de su actividad ya no es el culto y la celebración del Señor resucitado -fuente de la que mana toda la fuerza y vida de su Iglesia y fin hacia el cual tiende-[2], sino la asamblea sinodal, el “estar y caminar juntos”, un conjunto de yoes unidos en comunidad fundamental y básicamente por el acompañamiento mutuo, por el sentimiento de compañía.
Como dijimos anteriormente, el centro de esta neo “Iglesia” ya no es Jesucristo, sino el “yo colectivizado” reunido en “asamblea”, juntitos, juntitos. El becerro de oro del Antiguo Testamento que se actualiza en la “nueva Iglesia” de don Jorge Mario Bergoglio. En realidad, un golpe de Estado contra el Fundador y Cabeza Suprema de la Iglesia: el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el Salvador y Redentor, Nuestro Señor Jesucristo.
En definitiva, lo que había anticipado semanas antes de la Jornada el neo cardenal Américo Manuel Alves Aguiar, organizador de la JMJ -Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo ni a la Iglesia Católica ni nada de eso, en lo absoluto”- comienza a ejecutarse a través de la prédica que ha hecho en estos días el obispo de Roma como pontífice, pero en forma más sutil y astuta que la expresada por el prelado portugués: algo se dice de Cristo, se lo menciona ocasionalmente, pero el centro y fundamento ya no es El, es otro: yo con los otros, diferentes y distintos.
Lo que pareció ser un “exabrupto” de don Américo en realidad fue una anticipación del contenido de la visita pastoral del obispo de Roma en Portugal, porque en el universo bergogliano nadie se corta solo, cumple férreamente con los dictados del “supremo”, casi contrario termina desterrado o cancelado.
2. Esta trama descristianizadora (o descristologizadora) de la Fe católica ha quedado expuesta en la homilía pronunciada en las Vísperas rezadas el 2 de agosto en el Monasterio de Los Jerónimos, con obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y agentes pastorales.
En su alocución dijo don Jorge que estamos viviendo un tiempo de gracia que Dios nos da para “aventurarnos en el mar de la evangelización y de la misión”, para lo cual invita a “navegar mar adentro y echar las redes al mar”, como dice en Lc 5, 4[3].
Para cumplir con esta invitación, afirma que es necesario tomar 3 decisiones: 1ª) apoyarse en la oración y la adoración, fuerza motriz para poder navegar mar adentro;
2ª) “llevar juntos la pastoral, todos juntos”, porque la Iglesia es “sinodal, es comunión, es ayuda recíproca, camino común”, una barca en la que tienen que estar “todos, todos”.
Para fundamentar esta postura, don Jorge alude a Mt 22, 1-14, la parábola del banquete nupcial, en el que un rey celebra la boda de su hijo e invita a sus conocidos para participar de la fiesta, pero ninguno acepta la invitación, con diferentes excusas. Irritado e indignado, el rey ordena a sus tropas que eliminen a quienes lo rechazaron e incendien la ciudad.
Luego dice a sus servidores que salgan a los caminos e “inviten a todos los que encuentren”, y así lo hicieron, reuniendo en el banquete a todos los que encontraron, “buenos y malos”, con lo cual se llenó la sala nupcial. Pero uno de los invitados no tenía el traje adecuado, razón por la cual el rey ordenó a sus guardias que lo sacaran de la fiesta y lo arrojaran a las tinieblas, atado de manos y pies, donde “habrá llanto y rechinar de dientes”.
En este caso, resalta con toda claridad la interpretación errónea, cuando no engañosa, que hace don Jorge Mario de este pasaje evangélico.
a) Interpretación deformante por parte del obispo de Roma.
En primer lugar, en la barca están los discípulos de Jesús, los que Le siguen, pero don Jorge dice que tienen que estar “todos, todos”. Como interpretan algunos de sus exegetas -los neocardenales Américo Manuel Alves Aguiar, Víctor Manuel Fernández, los redactores del Instrumentum Laboris del próximo sínodo sobre la sinodalidad- ese “todos” hay que entenderlo en el sentido más amplio posible: creyentes, no creyentes, comunidad LGBT+, drogadictos, asesinos, etc.
Así lo interpreta el mismo pontífice: todos adentro, buenos y malos, “después arreglamos la cosa”. El texto es claro: en la barca están los discípulos del Señor, pero según Bergoglio tienen que estar todos, además de los apóstoles. ¿Por qué? No se sabe, nuestro interprete no lo dice.
Pero si todos tienen que estar adentro, en la barca, entonces la pregunta que surge es: ¿para qué el Señor ordena que se echen las redes al mar, si ya no hay peces para pescar, ya están todos pescados?
En segundo lugar, es cierto que la Iglesia es sinodal, comunión, ayuda reciproca, camino común, etc., cosa que ha sido siempre, pero lo es fundamentalmente porque tiene en su centro a Jesucristo resucitado, no porque es una comunidad de amigos; el problema es que don Jorge formula un sofisma, una falacia: los atributos de sinodalidad, comunión, camino común, etc., no significan totalidad, universalidad absoluta, sino todos los que comparten una misma fe en el Señor. Y en tercer lugar, don Jorge poda el pasaje evangélico dolosamente, ocultando lo que dicen los últimos versículos de la parábola, porque eso contradice y hace polvo su “interpretación”: el rey juzga, sentencia y expulsa a quien no se presenta adecuada y dignamente en su presencia.
NO TODOS SON PARTE DE LA TRIPULACION DE LA BARCA, que es de Jesucristo, no del Pontífice ocasional que está al frente de la Iglesia. Además, don Jorge Mario Bergoglio dice que Jesús llama a todos, a todos. Pero los Evangelios (palabra de Dios revelada) nos dicen que de todos los llamados el Señor elige a algunos: “muchos son llamados, pero pocos son escogidos” (Mt 22, 14), porque en realidad “ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; pero ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y pocos son los que lo encuentran” (Mt 7, 13-14).
Pero llamativamente, el obispo de Roma contradice estas palabras de Jesucristo en el Evangelio, ya que, según él, no hay que convertir a la Iglesia en una aduana en la que algunos pasan y entran y otros quedan afuera: en la “Iglesia” de Bergoglio entran todos, “justos y pecadores, buenos y malos, todos, todos, todos”[4].
En definitiva, ¿a quién hay que escuchar, hacer caso y obedecer? ¿A Jesucristo resucitado o a Bergoglio? Porque la interpretación bergogliana mezcla verdad y mentira (el arma o táctica predilecta del Tentador). Jesús llama a todos, es cierto, pero para estar en la barca hay que ser discípulo suyo, hay que reunir ciertas condiciones. La interpretación bergogliana dice algo diferente a lo que dice el dueño de la barca, como si lo estuviera corrigiendo, ya que deja de lado las palabras del Señor que no se adecuan a su interpretación para decir otra cosa.
b) En realidad, el Jesús de los Evangelios (Dios revelado en Cristo) el que está presente en la Iglesia y en el mundo -aunque no lo veamos- es estricto, es exigente, en algunos momentos complicadamente exigente: exhorta a la conversión y a creer en su Buena Noticia (Mc 1, 15), exige la adhesión y la entrega a Él, cargando la cruz, perdiendo la vida para encontrarla y salvarla (Mt 10, 38)[5], es signo de contradicción y de conflicto[6], pide la adhesión incondicional y absoluta[7], reclama una perfección total[8], pide que quien se acerca y quiere estar con Él renuncie al pecado[9], y reclama exclusividad absoluta: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” por eso nadie puede llegar a Dios sino a través de Él (Jn 14, 6).
Por el contrario, da la impresión que lo que hace el obispo de Roma es deformar la figura de Nuestro Señor, ya que este Jesús “de Bergoglio” no juzga, es toda bondad, delicadeza, simpatía, consejero psicológico, que nos acepta tal cual somos, etc. Pero este Jesús “a la bergogliana” es un cuento chino, una deformación, un Cristo irreal. Mas aun, el obispo de Roma no solo deforma la figura de Jesucristo, también yerra al afirmar que “Dios nos ama como somos, nos quiere así como somos”. En rigor de verdad, Dios nos ama porque somos, no como somos: somos creación suya y nos ha donado a su Hijo para que seamos redimidos y salvados por El. Pero nos quiere perfectos, para ser sal de la tierra y luz del mundo, no para vivir como mejor nos gusta y parece o como se nos da la gana.
Por ejemplo, en el caso de la mujer adúltera, después de salvarla de la ejecución, el Señor le pide que se convierta, le dice “vete, y en adelante no peques más” (Jn 8, 11). Por el contrario, son varias las oportunidades que el obispo de Roma ha tenido encuentro con mujeres trans o con travestis que practican la prostitución, y en todos los casos les ha dicho que “Dios los quiere así como son”[10], es decir, pueden seguir prostituyéndose, o ha llegado al extremo de decirle a un homosexual: “Dios te creó así”.
Pero según la Sagrada Escritura, concretamente el libro del Genesis, dice que “Dios creo al hombre varón y mujer, macho y hembra los creó, a Su imagen y semejanza” (Gn 1, 27). De ninguna manera se deduce del texto que Dios creó al varón como homosexual (o a la mujer como lesbiana), que en todo caso define una conducta o una tendencia, no la esencia del ser humano como tal. Otra vez la pregunta: ¿Quién tiene razón: Jesucristo o Bergoglio? ¿A quién hay que creerle y obedecer?
3. En nuestro artículo anterior[11] afirmamos que lo que está aconteciendo en el interior de la Iglesia Católica, desde sus más altos niveles hasta los inferiores, es un verdadero golpe de Estado contra el Señorío de Jesucristo, fundamento y dueño de la Iglesia que es Su cuerpo.
¿En qué basamos nuestra aseveración? Tal como la define el Catecismo de la Iglesia Católica, la Revelación de Dios aconteció de una vez para siempre en la historia, desde la Creación, pasando por los acontecimientos vividos por Israel en cuanto pueblo elegido por Dios, hasta culminar en su manifestación plena, total y absoluta en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo, muerto en la Cruz y Resucitado.
A partir de esa Revelación histórica, la Revelación de Dios continúa presente hasta el fin de los tiempos en tres ámbitos: la Tradición transmitida por los Apóstoles y los Padres de la Iglesia, la Sagrada Escritura (Antiguo y Nuevo Testamento) y el Magisterio eclesial o pontificio expresado y promulgado por los Papas, en total coincidencia y concordancia, desde el primero al último de los pontífices. Es decir, Dios se reveló históricamente y a posteriori se ha revelado incesante e ininterrumpidamente en forma verbal a través de su Palabra expresada en los tres ámbitos mencionados.
Deformar, tergiversar o modificar las palabras y el sentido de las palabras pronunciadas por el Señor para decir algo distinto y contrario a lo que El afirma en los Evangelios es desplazarlo y reemplazarlo, un autentico y real golpe de Estado. Afirmar que la Sagrada Escritura no hay que tomarla en sentido literal -como ha afirmado recientemente un neo-cardenal papagayo- es denigrar, descalificar y prostituir la Revelación divina, porque en rigor de verdad de la letra de la Sagrada Escritura se extraen los sentidos y significados de lo que DIOS DICE HOY, siempre a partir de la literalidad del texto bíblico, no a pesar o más allá de ella.
Un anticipo o introito a esta ofensiva bergogliana contra las palabras de Nuestro Señor Jesucristo lo hizo el ya mencionado obispo auxiliar de Lisboa, en la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud que hoy culmina, al sostener explícitamente y documentar que en este evento no iba a estar presente ni iba a ser el centro del encuentro Cristo ni tampoco Su Iglesia.
Otro aporte al golpe contra la Palabra de Dios lo ha hecho el neo cardenal y neo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, don Víctor Manuel Fernández, quien en algunas de las entrevistas que concedió posteriormente a su designación ha dicho, palabras más palabras menos, que “hay expresiones duras en el Catecismo que afecta los sentimientos de algunos”, expresiones “que Francisco no hubiera usado”, o que “hay que corregir la redacción de la encíclica Veritatis Splendor [de san Juan Pablo II], por el mismo motivo mencionado respecto al Catecismo de la Iglesia Católica, texto que forma parte del Magisterio eclesial, al haber sido aprobado el 25 de junio de 1992 y promulgado el 11 de octubre de ese mismo año por Juan Pablo II mediante la Constitución Apostólica “Fidei Depositum”, con lo cual el Catecismo ha quedado incorporado al Magisterio oficial de la Iglesia y forma parte de este último.
En este caso, estamos en presencia de un auténtico disparate, dicho con más precisión, de una actitud infame del servil Tucho Fernández, quien sin haber asumido el cargo para el que fue designado -que por otra parte le queda inmensamente grande- pretende cuestionar, criticar y corregir el magisterio papal de Juan Pablo II, tarea que en realidad le correspondería hacerla al Pontífice, no a un subalterno. Pero el responsable último de este despropósito injuriante es el mismo obispo de Roma, quien le ha encomendado a su apreciado siervo que en los documentos que todos los Dicasterios de la Iglesia emitan de ahora en adelante deberá hacer coincidir “el rico humus de la enseñanza perenne de la Iglesia con el Magisterio reciente”, el “magisterio bergogliano”[12].
Llamativamente, con la sutileza propia de un jesuita don Jorge Mario se sube el precio: lo suyo es “Magisterio”, mientras que todo el Magisterio pontificio anterior a él es “enseñanza”; de esta enseñanza el neo prefecto debe tomar el “rico humus”, no a la misma como tal. Por primera vez en la historia de la Iglesia, un Pontífice reinante da a entender o insinúa que el Magisterio pontificio -una de las columnas de la Revelación divina- no constituye una continuidad ininterrumpida que se expresa de distintas maneras según el tiempo en el que se pronuncia, sino que el Magisterio previo al obispo de Roma -que en realidad es simplemente “enseñanza”- llegó a un techo, a partir del cual tiene que adecuarse a las “enseñanzas” bergoglianas.
¿Significa esto que en los nuevos documentos vaticanas habrá que decir que la Creación divina es la Madre Tierra o Pachamama? ¿O que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer, homosexual y trans? ¿Esa adecuación pre- y pos-Bergoglio le dará derecho al neo prefecto a corregir, modificar o reescribir el Magisterio de la Iglesia -una de las columnas de la Revelación de Dios- que contradice la verborrea del obispo de Roma, por ejemplo, la encíclica Veritatis Splendor de san Juan Pablo II, como ya ha manifestado el neo cardenal besuqueador en una reciente entrevista?[13].
4. No se puede negar que este cimbronazo que impacta en los fundamentos de la existencia y de la vida de la Iglesia, que se ha acelerado después del fallecimiento de Benedicto XVI, comenzó a gestarse a partir de la llegada de Jorge Mario Bergoglio a la Cátedra de Pedro en marzo de 2013.
No constituye una casualidad que en el mismo momento que la plutocracia financiera internacional, depredadora y antinatalista, haya iniciado su avance final para la configuración de un Nuevo Orden Mundial globalista mediante el Gran Reinicio económico y el Transhumanismo tecnológico y cultural, con la cancelación de toda la Tradición clásica, humanista y cristiana de la historia de la civilización, concentrando la riqueza mundial en dos grandes fondos de inversión, con la llegada de Francisco al Vaticano la Iglesia Católica haya sido llevada a un estado de reconfiguración interna y autorreferencial, alabada y acompañada por los poderes y las fuerzas externas históricamente enemigas del Cristianismo, asumiendo las consignas “progresistas” de esa oligarquía y callando el genocidio demográfico que emprendió hace 40 años, definido por san Juan Pablo II como “holocausto demográfico”.
La fortísima y enérgica presencia pública internacional impuesta por los pontificados de Pablo VI, san Juan Pablo II y Benedicto XVI en favor de la vida humana naciente y de la evangelización de las culturas con la savia del Evangelio fue dejada de lado por Jorge Mario Bergoglio, cuyo pontificado diluyó su impronta provida humana, para sustituirla por la defensa de la “Casa Común” o de la Pachamama (ya no Creación divina), la multiculturalidad y la pluralidad de las religiones, la aceptación del golpe de Estado mundial disfrazado de emergencia sanitaria global y la implementación de la dictadura vacunal experimental justificada como “acto de amor”, la promoción del homosexualismo en las instancias jerárquicas mas altas de la Iglesia institucional y el abandono de la Tradición doctrinal, litúrgica y teológica, caracterizada como “nostálgica y rígida”.
Configurada de este modo la Iglesia por el “papado de Francisco”, el Poder plutocrático financiero globalista ha incorporado a esta “nueva” Iglesia a su esquema de dominación mundial, invitándola a participar en las reuniones anuales del grupo Bilderberg[14] y asociándola a su promoción del Capitalismo inclusivo por medio de la Casa Rothschild[15].
En este sentido, la deformación y neutralización de la Revelación divina -relativizando la Sagrada Escritura, cancelando la Tradición y modificando el Magisterio eclesial- acompaña y apaña los planes depredadores y antihumanos del Poder más siniestro que ha conocido la historia de la humanidad -el Imperialismo Internacional del Dinero- asumiendo las consignas de esa plutocracia enemiga de Dios y de la Iglesia -capitalismo inclusivo, combate al cambio climático, Agenda 2030, la dictadura sanitaria global, el cuidado del medio ambiente, etc.-, y silenciando el genocidio demográfico prenatal que ha institucionalizado ese Poder siniestro en el planeta, asesinando anualmente 70 millones de niños antes de que nazcan.
De este plan, fundamental para poder saquear y concentrar la riqueza mundial, empobreciendo al mundo en su conjunto, el obispo de Roma nunca lo ha denunciado públicamente en forma oficial. Ni siquiera la más mínima mención en la Jornada Mundial de la Juventud que acaba de concluir, como si su “Alianza” con la Casa Rothschild y el clan Soros (ariete financiero offshore de esta Casa, surgida de su seno) se lo impidiera o se lo prohibiera.
José Arturo Quarracino
6 de agosto de 2023
[1] Transformar es modificar, hacer que algo pase a tener otra forma. Mutar es hacer que algo pase a ser completamente distinto y diferente a lo que era, aunque en algunos casos puede conservar la misma forma.
[2] Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium. Sobre la Sagrada Liturgia. La obra de la salvación realizada en Cristo se hace realidad en la Iglesia mediante la acción litúrgica, en la que Cristo resucitado se hace presente, tanto en el Sacrificio de la Misa a través del sacerdote celebrante, como en las especies eucarísticas. Esta presente también en los Sacramentos, en su palabra mediante la lectura de la Sagrada Escritura y en la oración cultual comunitaria. En este sentido, la Liturgia es el ejercicio sacerdotal de Jesucristo en la Iglesia, por eso es la acción sagrada por excelencia a la que ninguna otra acción eclesial la iguala. No es su única actividad que excluye a todas las demás, sino que es “la cumbre a la cual tiende toda la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza” (Capitulo 1, nn. 5-10).
[3] En coincidencia con el modelo trazado por san Juan Pablo II en su Carta Apostólica Novo millennio ineunte, n. 1, a partir de la misma cita evangélica: Lc, 5, 4.
[5] “Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16, 24-25).
[6] “No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los que conviven con él” (Mt 10, 34-35).
[7] “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mi” (Mt 16, 37-38), lo cual está asociado a la cruz que pide que cargue todo aquel que responde a su llamado y quiere seguirlo: “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí” (Mt 16, 37-38).
[8] “Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial” (Mt 5,48).
[9] “No peques más”(Jn 5, 14 [El paralitico curado] y Jn 8, 11 [Maria Magdalena]).
[11] “Jornada Mundial de la Juventud 2023: Traicionando a san Juan Pablo II. Ad maiorem Soros gloriam”, en Jornada Mundial de…
[12] Carta del Papa Francisco al nuevo Prefecto, 1 de julio de 2023.
[13] 'El crecimiento de la teología católica': habla el Cardenal Víctor Manuel Fernández, en el sitio web 'El crecimiento de la teología católica': habla el Cardenal Víctor Manuel Fernández.
“Veritatis Splendor es un gran documento, de potente solidez. Evidentemente, denota una preocupación particular por marcar ciertos límites. Por ello no es el texto más adecuado para alentar el desarrollo de la Teología(????). […] Hoy quizás haría falta un texto que, recogiendo todo lo valioso de Veritatis Splendor, posea otro estilo, otro talante, que al mismo tiempo permita alentar el crecimiento de la Teología católica, como me pide Francisco”.
[14] El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, en la reunión anual del Club Bilderberg en 2018: The Vatican’s Parolin attends Bilderberg Meeting for the First Time - KEEP the FAITH.
[15] Ver Lady de Rothschild’s road to the Vatican y también en La “Abominación de…
Todos los compromisos con Francisco tienen malos resultados
Como se argumenta en un artículo de julio de 2022 de The Remnant, el hecho de que los católicos tradicionales no estén de acuerdo sobre si Francisco es o no realmente el Papa no debería impedirnos ponernos de acuerdo sobre un diagnóstico preciso de lo que representa para la Iglesia de hoy:
"Bergoglio es el hombre anticatólico permitido por Dios para ejercer el poder sobre el Cuerpo Místico de Cristo como Papa reputado, al servicio de Satanás y los globalistas, para avanzar en la crisis de la Iglesia mediante un calculado proceso de destrucción que hace perder muchas almas pero que, en última instancia, purificará a la Iglesia".
Incluso si declaráramos que el hombre no es el Papa, este diagnóstico no cambiaría. Como tal, nos queda tratar de discernir las mejores maneras de combatir los males que resultan de la ocupación del papado por parte de Francisco.
Al igual que con cualquier gran mal en la Iglesia o en el mundo, la respuesta católica adecuada implica necesariamente la oración y la penitencia, como Nuestro Señor nos dijo:
"Cuando entró en casa, sus discípulos le preguntaron en secreto: ¿Por qué no pudimos expulsarlo? Y Él les dijo Este no puede salir sino con oración y ayuno". (Marcos 9:27-28)
Dada la naturaleza extrema de la crisis, deberíamos oír más llamamientos de los pastores de la Iglesia para que los católicos pidan la gracia de Dios a través de la oración y la penitencia. Sin embargo, como Sor Lucía dijo al P. Agustín Fuentes en 1957, un aspecto de la crisis implica la necesidad de que los católicos fieles actúen incluso en ausencia de la guía de sus pastores:
"Padre, no debemos esperar a que venga de Roma un llamamiento al mundo por parte del Santo Padre, para hacer penitencia. Tampoco debemos esperar a que la llamada a la penitencia venga de nuestros obispos en nuestra diócesis, ni de las congregaciones religiosas. ¡No! Nuestro Señor ya ha utilizado muy a menudo estos medios y el mundo no ha prestado atención. Por eso, ahora, es necesario que cada uno de nosotros comience a reformarse espiritualmente. Cada uno no sólo debe salvar su propia alma, sino también las almas que Dios ha puesto en nuestro camino. . . El demonio hace todo lo posible para distraernos y quitarnos el amor a la oración; nos salvaremos juntos o nos condenaremos juntos" (Sor Lucía al Padre A Fuentes).
Así que debemos hacer lo que podamos a nivel espiritual aunque nuestros pastores no nos guíen; y cuanto más hagamos por intentar ser santos, más podremos combatir el mal de los enemigos de la Iglesia.
Además de luchar la batalla con las armas espirituales que Dios nos dio, debemos considerar si algo bueno puede venir de adoptar un enfoque conciliador con Francisco. Durante los primeros años de la ocupación del papado por parte de Francisco, se podría argumentar que había ciertas circunstancias en las que era mejor guardar silencio sobre sus afrentas al catolicismo, siempre y cuando no tratara de obligarnos a compartir sus creencias o a cambiar nuestras prácticas. Tal vez, por ejemplo, el párroco de una creciente parroquia de Misa en latín no quería perder el favor del obispo local denunciando Amoris Laetitia - uno podría ver espacio para un juicio prudencial de que era mejor guardar silencio en tales casos.
Pero las circunstancias han cambiado ciertamente en este punto. Ya no podemos tener ninguna duda sobre lo que Francisco y sus colaboradores intentan hacer con la Iglesia católica: ya no ocultan el hecho de que quieren eliminar la tradición católica y librar a la Iglesia de quienes se aferran a ella. Francisco ha declarado abiertamente la guerra al verdadero catolicismo de muchas maneras, desde la Traditionis Custodes y el Sínodo sobre la Sinodalidad, hasta sus frecuentes insultos a quienes se adhieren a lo que la Iglesia siempre ha enseñado. Aparentemente, quiere hacer todo lo posible para persuadir al mayor número de personas de que abandonen el camino que los santos católicos han seguido durante dos mil años.
Como tal, incluso si hay alguna medida que un pastor en particular pueda tomar para aplacar a Francisco en aras de mantener el favor, ese esfuerzo conciliador generalmente favorece los esfuerzos de Francisco para llevar a cabo su ataque general contra la Iglesia. El silencio implica consentimiento y señala a católicos y no católicos por igual una o ambas de dos mentiras desastrosas: que lo que Francisco hace es coherente con la doctrina de la Iglesia, y que no hay verdaderos católicos que se le opongan.
Además, hoy hemos llegado al punto en que el silencio tiende a imitar el ejemplo de San Pedro negando a Nuestro Señor:
"Cuando encendieron el fuego en medio de la sala y se sentaron alrededor, Pedro estaba en medio de ellos. A quien vio una criada sentada junto a la lumbre, y le contempló atentamente, y dijo: También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco. Y al poco rato, viéndole otro, dijo: Tú también eres uno de ellos.
Pero Pedro dijo: Oh hombre, no lo soy. Y al cabo de como una hora, otro hombre afirmó, diciendo: A la verdad, éste también estaba con él; porque también es galileo. Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y al instante, mientras él aún hablaba, cantó el gallo". (Lucas 22:55-60)
Guardar silencio sobre Amoris Laetitia puede no haber señalado nada a aquellos que no estaban familiarizados con la enseñanza de la Iglesia, pero guardar silencio sobre los actuales ataques de Francisco a Nuestro Señor y a Su Iglesia -que continuamente crecen en frecuencia e intensidad- le dice al mundo: ¡No lo conozco!
Podemos y debemos resistir a los tiranos globalistas, pero ellos controlan casi todo y cuentan con la ayuda de Satanás. La única grieta en la armadura de nuestro enemigo es su total incapacidad para resistir los asaltos de los verdaderos católicos que luchan como santos.
Evitar el pecado de las negaciones de Pedro no requiere, por supuesto, que hagamos tontamente más de lo que el deber exige. Como en todo ejercicio de la virtud, la prudencia debe dictar la forma en que nos oponemos a Francisco, pero parece poco probable que haya alguna excusa legítima para que los católicos (especialmente los pastores) se abstengan de exponer claramente la verdad católica no adulterada en oposición a los errores que Francisco difunde.
El obispo Strickland, por ejemplo, ha proporcionado recientemente ejemplos perfectos de resistencia caritativa y prudente a la agenda de Francisco, incluyendo su carta pastoral del 22 de agosto de 2023 a su rebaño:
"En las próximas semanas y meses, muchas de estas verdades serán examinadas como parte del Sínodo sobre la Sinodalidad. Debemos aferrarnos a estas verdades y desconfiar de cualquier intento de presentar una alternativa al Evangelio de Jesucristo, o de impulsar una fe que hable de diálogo y fraternidad, mientras se intenta eliminar la paternidad de Dios. Cuando tratamos de innovar sobre lo que Dios, en su gran misericordia, nos ha dado, nos encontramos en un terreno traicionero. La base más segura que podemos encontrar es permanecer firmes en las enseñanzas perennes de la fe".
Habla como un hombre que se da cuenta de que ningún católico tiene nada que temer por dar testimonio fiel de la verdad que Nuestro Señor confió a Su Iglesia. No importa el castigo que Francisco intente infligir al obispo Strickland, Nuestro Señor y todos aquellos que buscan seguirle verán esa persecución como una bendición:
"Bienaventurados seréis cuando os vituperen y os persigan, y digan todo mal contra vosotros, sin verdad, por mi causa: alegraos y gozaos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos. Porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros". (Mateo 5:11-12)
Es comprensible que esa persecución nos asuste. Todos somos pecadores débiles que necesitamos la misericordia infinita de Dios. Sin Él, es evidente que no podemos hacer nada de valor. Debido a la debilidad humana, a veces nos puede faltar el valor para defender la fe como deberíamos, pero no debemos engañarnos creyendo que la debilidad tiene algún parecido con la virtud. Nuestro Señor no asignó ninguna bienaventuranza a la huida temerosa de los lobos.
Incluso podemos ver que Dios misericordiosamente nos permite darnos cuenta de que luchar por la Fe Católica no adulterada es la única manera posible de vencer a nuestros enemigos hoy en día. Como Michael Matt enfatizó recientemente en su Remnant Underground, no hay solución política. Podemos y debemos resistir a los tiranos globalistas, pero ellos controlan casi todo y cuentan con la ayuda de Satanás. La única grieta en la armadura de nuestro enemigo es una completa incapacidad para resistir los asaltos de los verdaderos católicos que luchan como santos.
El papel principal (y quizás único) de Francisco en toda esta operación es disuadir a los católicos de luchar como santos. Los que le apoyan para "ganar un poco de tiempo" están, por tanto, ayudando a nuestro enemigo a ganar más terreno. No debemos temer sus insultos, ni sus censuras injustas, ni siquiera sus excomuniones - más bien, debemos temer dar a cualquiera la impresión de que estamos del lado de Francisco en su guerra contra Dios y Su Iglesia. ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!
VER+:
No se puede imponer la contradicción ni la incoherencia. La inobservancia de este tipo de normas no es desobediencia, y se convierte, según el autor, en un deber.
EL QUE OBEDECE A BERGOGLIO Y A SU AGENDA SATÁNICA 2030 DESOBEDECE A DIOS Y A LA IGLESIA.
LIBRO "EL PROCESO SINODAL": UNA CAJA DE PANDORA. 100 PREGUNTAS Y 100 RESPUESTAS
′′Aprobando esta práctica la infernal conducta
de la primera bestia, aconsejará a todos, pública y privadamente,
que se acomoden las circunstancias del tiempo
por el bien de la paz, de una falsa y maldita paz.
Jesucristo en tales casos no quiere paz,
sino guerra, y él mismo dice que nos trajo la guerra,
y que por bien de esa paz tomen en sus manos
y en su frontera la marca de la bestia, esto es,
que se declaren por ella. Así, lo harán muchos,
apostatando cobardemente, pero los fieles bien instruidos
en sus deberes impugnarán con valor y descaro′′
San Antonio María Claret
El plan de Francisco para la demolición de la Iglesia católica.
Patricio Lons y el filósofo José Quarracino analizan las medidas de Francisco que pueden provocar un cisma en la iglesia
EL PROCESO SINODAL: UNA CAJ... by Yanka
EL PROCESO SINODAL: UNA CAJA DE PANDORA
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