EL Rincón de Yanka: LOS GHETTOS DE LA INFORMACIÓN RELIGIOSA

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martes, 22 de mayo de 2012

LOS GHETTOS DE LA INFORMACIÓN RELIGIOSA



Estima PÍO X que la Iglesia no ha tenido peores enemigos como los progres. “Porque, en efecto, como ya se notó, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, prosigue el Papa, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia, Añádase que han aplicado la hoz no a las ramas, ni tampoco a débiles renuevos, sino a la raíz misma; esto es, a la fe y a sus fibras más profundas. Mas una vez herida esa raíz de vida inmortal, pasan a hacer circular el virus por todo el árbol y en tales proporciones que no hay parte alguna de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper.


Y MIENTRAS persiguen por mil caminos su nefasto designio, su táctica es la más insidiosa y pérfida. Amalgamando en sus personas al racionalista y al católico, lo hacen con habilidad tan refinada, que llevan fácilmente la decepción a los pocos advertidos. Por otra parte, temerarios consumados, no hay linaje de consecuencias que los hagan retroceder, o, más bien, que no sostengan con obstinación y audacia. Juntan con esto, y a propósito para engañar, una vida llena de actividad, asiduidad y ardor singulares hacia todo género de estudios aspirando a granjearse la estimación pública por sus costumbres, con frecuencia intachables. Por fin, y esto parece quitar toda esperanza de remedio, sus doctrinas les han pervertido el alma de tal suerte, que han venido a ser despreciadores de toda autoridad, impacientes de todo freno, y atrincherándose en una conciencia mentirosa, nada omiten para que se atribuya a celo sincero de la verdad lo que sólo es obra de la temeridad y del orgullo.

Chumy Chúmez, Hermano Lobo nº 29, 25-11-1972






Los ghettos de la información religiosa


Hace años que me dedico a escribir en esta casa (Religión Digital o mejor dicho Rebelión intestinal). Intento reflexionar desde el humanismo cristiano en la red sobre todos los temas. Ese es el reto. Una lleva la idea de la Iglesia construida desde su infancia por las personas con las que ha tenido relación. Cuando creces buscas, te informas, y descubres otros caminos para entender el hecho religioso. Y ahora con la explosión de la red, el cúmulo de información es brutal y se hace necesario adoptar medidas higiénicas para no caer en la dispersión informativa o en la bazofia más banal. Afortunadamente no son tantos los portales con información religiosa, en cambio sí existen muchos blogs que actúan por libre.


Cuantos periodistas religiosos (Revistas o digitales), 
teólogos y clérigos, que en vez de ser fuente
son desagüe o cloaca; en vez de ser faro,
son confusión y oscuridad.







Lo que no sabía es que hay trincheras por las que es peligroso transitar. Ahí está el fenómeno facebook en el que vas añadiendo amigos por afinidad o curiosidad. Amigos con los que compartes tu información. Pues bien, en uno de esos grupos un periodista del hecho religioso, colaborador en diferentes medios, creó y administró un grupo. Y de ese grupo fui excluida sin contemplaciones como persona “non grata”. Ese es el riesgo de la libertad, que no siempre caes en gracia por lo que cuentas o escribes. No juzgo la decisión de elegir amigos sino la hipocresía de hacerse pasar por liberal y aplicar las técnicas fascistas de suprimir al molesto.


Es una dinámica que vengo observando en la red. Los grupos que se sienten más en la frontera, más críticos con la Iglesia, menos dispuestos a amarla como madre. Vienen posicionándose como unos facinerosos en Internet. Crean artículos demoledores que publicitan en sus portales satélites, intentando manipular la opinión de la mayoría, que por ignorancia cae en la simpleza de su juego. Una vez me advirtieron de los periodistas y en mi inocencia no les creí. Hoy tengo mucha reserva hacia quienes venden su pluma, recelo de su libertad de criterio. Es muy frecuente encontrar las mismas diatribas promocionadas con autobombo en los mismos sitios.


Al principio miras con reserva lo que sucede, porque pretendes ser ecuánime. Pero el amiguismo les pierde. Y con el tiempo terminas por comprender que están ahí porque no han encontrado otro modo de vivir. No aman el oficio sino que lo utilizan para sus fines espurios, como medio de vida, o como trampolín para medrar en lo suyo. Cuando acudes a sus páginas, la mayoría no admiten comentarios. Temen la crítica, audaz o demoledora, razonada y sincera.


Lo cierto es que son satélites del pensamiento débil. Carecen de originalidad. Siguen con los mismos esquemas de hace cuarenta años, si acaso aportan algo, es el desánimo y el descontento hacia la Iglesia que les dio la fe. No encontraremos en ese periodismo religioso el pensador agudo y certero de la que esta sociedad está tan necesitada. No son capaces de presentar a la Iglesia como la catalizadora de la Verdad en mayúsculas. La única que no cede ante el relativismo hedonista de nuestra era post cristiana. La que sigue ofreciendo en su pureza el mismo mensaje salvador: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Como Palabra de Dios, como fuente de transformación humana capaz de romper moldes.


Están demasiado preocupados en los márgenes de la religión por esos discursos sobre obispos que ejerciendo su derecho a la predicación están siendo atacados por presentar la fe de todos los tiempos. No nos queda otro camino más que la oración para que cambien. Han sido abducidos por el pensamiento débil, por la ideología dominante de esta era tecnificada y deshumanizada. Porque la Verdad cuando se ama, se defiende, no se distorsiona. Y se la defiende con valentía aunque conlleve pagar peaje en las autopistas de la comunicación. Si nos rechazan por decir la Verdad, si les molesta y les hiere que dejemos sus vergüenzas al aire. No hacemos nada más que lo que debemos hacer.


La información religiosa en España va creciendo y afortunadamente lo hace con libertad. Sabiendo que hay que respetar la pluralidad sin renunciar a las propias convicciones. Cuando se elimina al contrario, cuando no se le deja expresarse, entramos en la dinámica del ghetto. Y ese no es precisamente el estilo del evangelio, que siempre intenta el diálogo, aunque en algún momento te pida que sacudas tus sandalias y transites por otros lugares.


Carmen Bellver