“El español tiene un estereotipo
negativo del latinoamericano”
"El español que no ha estado en América,
no sabe qué es España."
Federico García Lorca
“El que no sale nunca de su tierra
está lleno de prejuicios
(y de paletismos)".
Carlo Goldoni
El historiador Pablo Pérez Herrero,
autor de un libro sobre las relaciones México-España,
habla sobre los dos países
La relación entre México y España ha sido, históricamente, tan complicada como un poliedro. Tras más de cinco siglos desde la Conquista, con periodos de separación y otros de acercamiento, los dos países han cambiado el concepto que tienen del otro pero conservan en el fondo una instantánea de la primera impresión que tuvieron al conocerse. Esos imaginarios mutuos aparecen ya difuminados pero persistentes, por lo que un grupo de historiadores celebró los avances de esta relación pero llamó a terminar con ellos de una vez.
"El reto de hoy es despejar los muchos prejuicios y estereotipos, esas fotos fijas de las que habla el libro y que siguen pesando y distorsionando con inciertos falaces e injustos las relaciones de ida y vuelta en diferentes planos.Todo para ponderar lo que nos une y no lo que nos separa".
"Son dos países que se deben mutuamente, uno no puede entender España si no es desde México, y de algún modo también hay algo de México que no se puede entender sin España".
Pedro Pérez Herrero nació hace 61 años en Madrid pero tiene “corazón mexicano”. Estudió Antropología e Historia de América en la Universidad Complutense de Madrid y dejó la España “gris” de finales del franquismo para cursar el doctorado en El Colegio de México. Eran cinco estudiantes con 25 profesores, y una capital “con un clima intelectual envidiables”. “Quedé enamorado de México”, dice Pérez Herrero, hoy director del Instituto Universitario de Investigación de Estudios Latinoamericanos, en Alcalá de Henares (Madrid) y autor junto a Agustín Sánchez Andrés del libro "Historia de las relaciones entre España y México, 1821-2014", que se ha presentado en México y en la Casa América de Madrid.
Pregunta. ¿Cómo han sido esas relaciones?
Respuesta. Es una historia compleja, de luces y sombras. La España imperial no reconoce la independencia de México en 1821, y lo triste es que en vez de plantearse una comunidad iberoamericana de naciones hay alejamiento y fragmentación. El proyecto original de los diputados americanos que vienen a las Cortes de Cádiz es ese. No quieren a Napoleón, rechazan la figura del monarca español y quieren una autonomía. España rechaza esa idea y surge el conflicto de la metrópoli contra las colonias. Es una historia parecida a la actual con Cataluña. Se les ha dicho que solo les queda la independencia si no quiere integrarse como se les dice que deben hacerlo.
P. ¿Desde España hoy se presta poca atención a México?
R. Evidentemente no se le hace mucho caso a México. En España no se tiene la idea de que una buena política exterior sería un mayor acercamiento a aquellos territorios. España sola es débil, no es competitiva económicamente, políticamente no se nos respeta porque no tenemos peso internacional, pero si nos presentáramos como la comunidad iberoamericana sería otra cosa. Las relaciones de España han sido uno a uno, con México, Argentina, Chile… el pastel se ha fragmentado y no se ha construido nada. El anterior Rey pretendió hacer la Comunidad iberoamericana de naciones, y se inventa las Cumbres iberoamericanas, pero está el Rey como la cabeza visible, y para unos países que hicieron la independencia hace 200 años, ver otra vez al Rey como líder… La frase a Chávez de “¿Por qué no te callas?” no sentó bien.
“Hay un desprecio en España hacia el latinoamericano, pero al mismo tiempo un carácter paternalista”
P. ¿Por qué las sociedades están tan alejadas?
R. Los mexicanos viajan a España y los españoles a México, pero no mucho. México tiene un problema de inseguridad. Eso hace daño.
P. ¿La política exterior la llevan sobre todo las empresas?
R. Sí, los empresarios han hecho su trabajo, hacer dinero. La sociedad no se ha beneficiado mucho de esas inversiones. Ahí la política no ha hecho su trabajo. En la Guerra Civil española expulsan a un montón de ciudadanos. En México les acogen y ese núcleo de la colonia española se inserta en México, empieza a crecer. Tras la transición española vuelven los empresarios españoles, pero no se relacionan con esa colonia, no aprovechan las redes que habían tejido. Tienen ideologías diferentes y no hay conexión.
P. ¿El español cómo ve hoy al latinoamericano?
R. La sociedad española tiene una concepción estereotipada de América Latina de gente bajita, morenita, desigual, atrasados, subdesarrollados, sudacas. Es una concepción negativa. Son los panchitos. Hay un desprecio pero al mismo tiempo hay un cierto carácter paternalista, colonialista. Son los hijos perdidos, los indios. Es diferente el panchito al mundo islámico. Prefieres contratar para que cuide a tu padre a una mujer dominicana o ecuatoriana. Pero si vas al médico y te atiende un chileno, no confías. Eso me duele muchísimo.
P. ¿Y cómo ve al mexicano?
R. Es una concepción diferente. El mexicano emigra a Estados Unidos por empleo. Entre la primera y la tercera generación hay unos 25 millones de mexicanos allí. Es el migrante latino por antonomasia. Cruza la frontera y es explotado y ninguneado. Los mexicanos que llegan a España no son esos. Son los hijos de familias bien que vienen con dinero y que en Semana Santa se van a Egipto. Y empresarios. No es el trabajador que viene a cuidar las casas y a cocinar.
“Las clases altas mexicanas siguen siendo más cercanas a España que las clases populares”
P. ¿Y al revés? ¿Qué piensa el mexicano del español?
R. Hay una concepción superficial que le han vendido en la escuela, y es que el español por definición es malo. Luego hay un cariño grande por la población española. Después del franquismo hay un reencuentro con España. El mexicano ve la transición como algo atractivo.
P. Durante mucho tiempo hubo una hispanofobia al considerar al español como el capataz, el conquistador. ¿Perdura hoy?
R. Pero no es una hispanofobia homogénea en todo México. Las clases altas se siguen sintiendo más cercanas a España que las clases populares. Son imágenes construidas porque la definición de la identidad del mexicano se hace por exclusión: somos mexicanos porque no somos españoles. Pero es una imagen creada. Cuando un mexicano ve a un español por la calle no lo quiere matar.
P. ¿El gobierno socialista español cultivó más las relaciones con México que el Partido Popular?
R. Sin duda. El Partido Popular no ha reconocido todavía que hubo una Guerra Civil y que los republicanos fueron expulsados por el dictador. Cuando van los gobiernos del Partido Popular se encuentran con herederos de los republicanos. Hay muertos al otro lado del Atlántico que el Partido Popular no ha querido reconocer. Cuando Aznar va a México después de las Azores para convencer al presidente Vicente Fox de que tenía que apoyar a Bush en la guerra, Fox le responde que no tiene que decirle qué hacer con el vecino y que su política es antibélica. Cuando va Felipe González o Zapatero, se les abren las puertas.
P. Donald Trump llama violadores y narcotraficantes a los mexicanos…
R. Donald trump no es solo Trump. Hemos estado a punto de ver una ultraderecha en Austria, pasa en Francia, Inglaterra... de momento no emerge en España. La prensa incide en que México es violento y hay muchos narcotraficantes, pero yo me muevo allí por todas partes sin problemas. Mientras, en México la imagen hoy de España es muy negativa, por la corrupción. Veían la transición como algo apetecible y se les ha venido abajo. Se enamoraron de un proceso corrompido.
P. ¿España pierde la oportunidad de ser el puente entre América y Europa?
R. España y México tendrían que liderar un proyecto de redignificación del ser humano, luchar por la equidad. Son dos países situados estratégicamente. Lo que resulta inconcebible es que España no sea el enlace entre Europa, América y el mundo islámico. Nosotros somos resultado de una historia de interconexiones con el mundo árabe, América y Europa, y no jugamos esa baza.
HISTORIA DE LAS RELACIONES ENTRE ESPAÑA Y MÉXICO 1821-2014
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